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sábado, 9 de octubre de 2010

SIN PERDON (Unforgiven)


Perteneciente al subgénero de western crepuscular, está considerado como la mejor del género de los últimos 25 años junto con quizás, bailando con lobos. Aunque Sin perdón deja un sabor más cercano al salvaje oeste.El título original era "Unforgiven".
Hai imágenes tan poderosas que crea el cine, que ya no se diluyen.Quien no ha visto a Eastwood enfadado, acordaros de la analogía que hacia de Gran torino y Unforgiven, en la que una mueca incendiada, llena de odio y sed de justicia, nos mira apuntándonos con un rifle. Eastwood siempre tiene ese enlazar escenas de una película a otra, de hecho nunca ha inventado nada nuevo, es como si viviese de revisiones de lo anteriormente visto con Sergio Leone y Don Siegel. Pero si cabe pone de relevancia la importancia de la revisitación de los géneros, ya que, mejora muy mucho el Spaguetti western, no me refiero a "Hasta que llegó su hora", que por supuesto es una obra maestra de Leone, si no a su trilogía de los dólares y demás Spaguettis.



Este western destaca por su madurez, separándose de todo lo anteriormente hecho por este. Los personajes son desgajos que va moldeando el tiempo y el infortunio, heridos por fuera y humillados por dentro, abocados a reverlarse contra la violencia engendrando esa misma violencia. Un círculo furioso y nauseabundo envuelto en una pesadumbre, una gravedad y un peso, poco frecuente. Tratandose de un western se puede decir que traspasa con creces la psicología de sus protagonistas, para dotarlos de sentimientos contradictorios y fallos inconfesables.
Esta atmósfera negra que crea el director y se cierne sobre los protagonistas, a quien los ahoga, no deja que se desarrolle su lógica, que disparen sin preguntar, no aquí tienen que pensar y elegir la opción menos mala. No hay lugar para lamentos, todos funcionan por el principio de acción reacción. Los valores que posee en protagonista distan mucho de los del héroe, más bien es una sombra del pasado que vuelve a saldar su cuenta con la justicia o con aquello que siempre ha vilipendiado.



Se trata de la vida y obra de William Munny, un expistolero retirado que se dedeca a cuidar de los cerdos y sus hijos, y que se miente cuando da por enterrada su época negra. Se trata de la desmitificación del pistolero, y por extensión del Western, a los que se le añade temas y una profundida filosófoca que nunca antes había obstentado.
Los personajes están descritos con caracteres duros y recios, la acción sucede en una región desolada, como en muchas partes de la película impregna a sus personajes. No hay lugar para la vacilación, la brutalidad de Hackman es inenarrable y conduce a todos los personajes a situaciones límites. Confluye todo en la escena donde entra Eastwood, con el rifle en manoy calado el sombrero,  lleno de ira y sed de venganza. La voz de Constantino Romero hace el resto.Una realización maestra.



FRASES

  CLINT EASTWOOD "Bien, ahora voy a salir. No dudaré en matar a quién vea fuera y si alguien se atreve a dispararme, además de matarle a él, mataré a su esposa, a sus amigos y quemaré su maldita casa. Estais avisados".
ALICE "El que permitamos que idiotas malolientes nos monten como caballos no significa que permitamos que nos marquen como caballos. Es posible que solo seamos unas putas pero por dios no somos caballos."

martes, 7 de septiembre de 2010

LOS MEJORES DIRECTORES_PARTE_4




CLINT EASTWOOD… CONTINUACIÓN.

Perdonad que los post de directores sean como entregas de novelas policiacas, sé que es un fastidio, pero pido un poco de comprensión porque para mí, escribir en este blog supone un hobbie, y no puedo dedicarle todo el tiempo que quisiese. Como podeis comprobar, estos post son de naturaleza más amplia, con lo que me cuesta un poquito más el dedicarme a ellos. Quise hacerlos casi seguidos, los de Clint Eastwood, pero como vi que no llegaba puse unas cuantas pelis por medio. Además como veo en el contador de visitas, ya sois unos cuantos los que leéis el blog, eso ya es motivación suficiente como para continuar.

Gracias a todos y espero que os continue gustando.

Como iba diciendo en el anterior post, la crítica feroz de Paulin Kael, del “New yorker” causó tanta impresión en Clint Eastwood, que hizo leer el texto entero a un psicoanalista para que le pudiese ayudar. Yo no sé si el psicoanalista le ayudó o no, lo cierto es que a partir de esta época Eastwood tomará las riendas de su destino, emprenderá una cruzada con mayor o menor suerte en pos de cambiar esa imagen e intentar por todos los medios que lo valoren por su talento artístico.

 DETRÁS DE LAS CÁMARAS Y EN LOS DESPACHOS.

Una de las primeras iniciativas sería meter baza en el guión de “Harry, el fuerte”, segunda película de la saga del policia. Como en la primera película, el inspector Callaham, un tipo duro sin demasiados escrúpulos, lucha contra el crimen pero a su manera, y digamos que no era una forma muy limpia de erradicar el crimen. En esta segunda, Callaham se distancia del justiciero rabioso y se diferencia de los criminales con lo que podríamos denominar como un código que va humanizando al personaje. Se lo podía permitir porque él era el alma de la producción, esa aurea de duro le sirvió para conseguir el papel, hasta entonces no le fue mal, pero era hora de cambiar y Harry era la clavija. John Wayne desechó el papel antes de que se lo ofreciesen a Eastwood, luego se arrepintió, pues Harry creó escuela, otras cintas imitarán su estilo, “Arma letal”, aunque ninguna guarde ese toque rebelde como Harry. Luego John Wayne quiso enmendar el roto fabricando ese bodrio de “Brannigan”.


Parece que el paso de tomar las riendas le gustó a Eastwood, había formado anteriormente una sociedad de producción llamada “Malpaso”, seguro que la conoceis porque se conserva hasta nuestros días, aún las películas de Eastwood como “Gran Torino” llevan la factura de esta sociedad de producción. La sociedad viene funcionando desde 1967, vamos que lleva casi 45 años haciendo cine, ahí es nada.
Las cosas empiezan a cambiar, pero aún es reconocido por facha, y tiene fama de misógino y machista a raíz de las pelis de Leone. No era verdad, pero a Eastwood todo esto le encabronaba. No sé si siempre tomó la opción más inteligente, porque cada proyecto que emprendía, era como la reacción o la respuesta a una critica infundada. Por todo ello dije antes que lo que estaba haciendo era emprender una cruzada. Eastwood comenzó proyectos entonces incorporando a sus producciones género femenino, que además cobraba un protagonimo inusitado para el cine de aquella época, por ejemplo: Shirley Maclaine en “Dos mulas y una mujer”, hasta en el título se rebaja Eastwood, o en otra cinta con su amigo Don Siegel, “El seductor” con Geraldine Page, debe escaparse de una cárcel de mujeres, donde ellas dictan sus normas y donde él no se siente seguro. Blanco y en botella. Estoy seguro que por la forma de actuar de Eastwood, si en aquella época lo llamas niño rebotado, no sabría el final de su siguiente película, pero estoy seguro que sabría de que versaría.
En esos años Clint, conocería a Sondra Locke, mujer con la que compartiría trece años de su vida y protagonizaría poco más de una docena de películas.
Vuelve a rodar con Don Siegel su última película juntos, “Fuga de Alcatraz”, donde Clint resume lo que ha sido su lucha en estos últimos años por hacer su trabajo sin condicionaminetos. A partir de esto Eastwood comienza su carrera como director, ya había aprendido la labor de productor invirtiendo y haciendo sus proyectos y dirigió varias escenas de Harry bajo la atenta mirada de Don Siegel, que para él fue un mentor y un amigo.
Paradójicamente, su primer largometraje es “Escalofrio en la noche” en donde vemos a un director alejado de la imagen que sostuvo de actor, y junto a “Primavera en Otoño” podemos apreciar a un Eastwood sentimental, más cercano ya a los “Puentes de Madison”, pero ese mismo año, en 1973 dirige su primer western “Infierno de cobardes”, un poco rústico comparado con lo que haría posteriormente, y muy apegado con el estilo de Leone. Eastwood estaba convencido de que era una fórmula que funcionaría como había funcionado antes. Poco después hace una cinta de espías poco afortunada en taquilla “Licencia para matar”. El hechaba la culpa al departamento de publicidad de la Universal, porque pensaba que también anteriormente en “El seductor”, la productora no apostó todo lo que tenía que apostar por una película atípica que de otra manera se vería condenada al ostracismo. Cansado de todo esto, cuando comienza el proyecto de “El fuera de la ley”, coge los bártulos y se va de la Universal Picture a la Warner BROS. La Warner por aquel momento intentaba ayudar a jóvenes creadores, se arriesgaron mucho por tener a gente creativa y fuerea de lo normal, mirar casos como Stanley Kubrick o Martin Scorsese. Clint Eastwood podría tener más control sobre su trabajo y demostrar sus capacidades. Muestra de ello es esta película, “El fuera de la ley” en la que echa a Philip kaufman después de apenas dos semanas de trabajo. El toma las riendas y el control en las producciones en las que participa. No es la primera vez que pasa esto, ya os comenté en relación a otro post, que Marlon Brando hecho del plató a Stanley Kubrick en “El rostro impenetrable”. Benditos años en los que todo podía pasar. A propósito de esto os recomiendo un libro de cine hecho por Peter Biskind, “Moteros tranquilos, toros salvajes” la generación que cambió Hollywood.






En los siguientes años Eastwood protagonarizaría algunas cintas de calidad más bien pobre, pero la warner quería aprovechar el filón de taquilla que proporcionaba Eastwood, por ejemplo, “Duro de pelar”, repartiendo tortazos con un mono, le valió la segunda recaudación del año en estados unidos solo superado por Superman, quedando delante de apuestas seguras como Rocky II, Alien, o la excepcional película de Michael Cimino, El cazador. Eastwood ya era una estrella, poco importaba ya que hiciese bodrios, la gente pagaba en el cine por ver a Eastwood, por este motivo a Clint no le importó rodar dos años después una especie de secuela de Duro de pelar, “La gran pelea”. Todo esto calmó un poquito a Eastwood que ya se sentía un poco liberado para hacer sus propias cosas.
Con “Bronco Billy” se cierra una carpa y se abre otra, es como un cambio espectacular, aparece un Eastwood renacido de sus cenizas. Se ha puesto en la tesitura el patriotismo americano  post-Vietnam, un patriotismo idealizado y enfermo que no reconoce los valores de la variedad, más aún cuando la raíz de los Estados Unidos de América, es un mezcolanza, igual, es la amalgama de razas más grande del mundo. Eastwood quiso representar la cerrazón del puritanimo americano cuando cambiaron en una escena, una carpa por otra hecha de banderas de los Estados Unidos.
Por esos años, Eastwood emprende un camino que le lleva por títulos más comerciales, que buenas películas en si. A principios de los ochenta, aún andaba por ahí Pauline Kael dando estopa cuanta podía, cierto es que se convirtió en una de las más férreas detractoras del cineasta. Y la verdad, la naturaleza de las películas en las que participaba, más que sumar en su favor, animaban la pluma de la periodista.



Eastwood ya era una estrella interpretativa y llenaba los cines, lo que le faltaba era despegar más en su faceta de director, pero como siempre la libertad en los estudios hay que pagarla, si bien no con dinero, con prestigio y buen hacer. El director se limitó a salir en productos que prometían taquilla, bien para contentar a los estudios y a los productores, y de paso embolsar dinero para producciones más personales. (“Firefox”, “El aventurero de medianoche”, “Impacto súbito” (Otra de la saga Harry Callaham), “El jinete pálido”, “El sargento de hierro”) Como comprobaréis, menos alguna contada excepción son todos títulos más bien menores en su carrera, pero por el contrario, grándes éxitos comerciales.
Llegamos a 1988, año en el que ya podemos decir que despega de forma estelar la carrera del cineasta, pues consigue aunar crítica y público con un proyecto muy personal, la vida de su amigo Charlie Parker “Bird”. Esta es la muestra de un biopic atípico, no muestra la recurrente línea argumental de ascenso a la fama y caida a los infiernos, más bien, mediante la aplicación atemporal que da Eastwood, todo se mezcla en un conjunto de momentos dulces y amargos, casi sin separación entre ellos, como si el fracaso estuviera implicito en la gloria y viceversa.
Como actor, en estos años no brilló tanto pues siguió participando en películas que estéticamente no lograron un estándar merecedor de Eastwood. “La lista negra”, última entrega de Callaham, más bien para olvidar, pues la rabia y la pasión de Harry se estaba consumiendo con el hastío de los años. “El cadillac rosa”, “En la línea de fuego”, “El principiante”. Habría que destacar “Cazador blanco, corazón negro”, en la que interpreta y dirige una especie de biopic no reconocido de John Houston. La verdad que no estaba reconocido por las excentricidades del John, que lógicamente no iba a reconocer. La historia trata de las aficiones enfermizas que rodean en África al director cuando se encuentra grabando la película “La reina de África”, sobre todo la caza de elefantes y rinocerontes. Hoy en día sería una práctica repudiada por la mayoría, pero en el hollywood clásico todo este tipo de actividades exóticas y piezas de caza era común.

REALIZADOR DE CULTO.

Llegamos a 1992, año culmen en la carrera del cineasta, pues estrenaba “Sin Perdón”, western crepuscular que le valió el premio de la academia.



Su extraña búsqueda de la violencia tiene su sentido y su contexto. La violencia es inherente a la sociedad americana, no es por meterme con ningún norteamericano… su historia se escribe a sangre y fuego, desde arrebatar o litigar tierras a naciones europeas hasta su conocida expansión por el Oeste americano, a base de violencia y caza de los pueblos indios. Siguiendo con la guerra de secesión. Está clara la influencia de Sergio Leone en Eastwood. Sergio quería hacer una trilogía, contando la violencia que ha envuelto la historia de Norteamérica. Empezó por “Hasta que llegó su hora” en la que expuso la temática del salvaje Oeste, a la que le siguió “Érase una vez América” que versaba en la violencia que ejercían los gangsters. No pudo completar su trilogía, porque falleció. Eastwood será el aprendiz de esta gran doctrina, que pocos directores en Norteamérica se planteaban exponer. Nadie expondría la brutalidad de Hackman como Scheriff y esa sed de venganza del personaje de Eastwood, digo desde el punto de vista de vendeta, no de justicia armónica. Eastwood desea vengarse, pero no sólo por saciar su sed de justicia, si no que en el proceso experimenta un goce con ello, lo que llega a cargar al personaje con una carga de sadismo que en ninguna otra película del género anteriorment se había visto.
Quizás, otro director que representaba esa vena anti-maniqueo del western era Kevin Costner, que curiosamente había ganado el premio de la academia el año anterior por “Bailando con lobos”, también otro western crepuscular. Otro dato más curioso aún es que los dos directores coincidieron al año siguiente a las órdenes de Eastwood, Costner actuó en “Un mundo perfecto”.



Otro modelo interesante de interpretar la violencia en un mundo que creemos perfecto, un mundo en que creemos realizarnos, que anelamos, que sufrimos, esperamos, amamos. Un mundo de cuentas pendientes, de familias rotas, de criminales sin infancia y niños sin padres, de hombres que buscan su última fuga y niños que anhelan su primera aventura, que buscan un padre aunque sea un convicto acusado de asesinato. Si bien el flashback nos sugiere que es fútil buscar este mundo perfecto, nos intenta explicar que la violencia se presenta inexorable en nuestra vida, no cabe más que aceptarla y seguir caminando, porque cuando nos revelamos ante esa violencia, en un mundo perfecto en teoría, cuando nos redimimos, obtenemos el pago de Costner, la violencia. Es la realidad que subyace, no podemos escapar. Costner era un criminal, en el mundo de los demás. Su mundo, en el que era redimido como padre y como hijo, no era más que el verdadero paréntesis entre violencia y violencia, un mundo aparte, un mundo perfecto.
En 1995 Eastwood realiza una película atípica en él, de género romántico, “Los puentes de Madison”, no nos equivoquemos, es 100% Clint Eastwood, pero en ella se hace metáforas de sus temas más profundos. Establece un paralelismo entre él y como él Meryll Streep, y otra de las señoras que es vilipendiada por el pueblo mediante chismorreos, de tal manera que los criterios de la mayoría se convierten en un mal que hay que extirpar, que a la gente hay que juzgarla en todo su valor, no en sus defectos. Digamos que es un pequeño regalito para Pauline Kael.



La violencia es un tema que sigue persistiendo, la violencia que crean los perjuicios, que nos envilecen, o nos acobardan para dar razón de nuestro verdadero amor. De nuevo hace esa diferenciación de un mundo perfecto más íntimo, más en el subconsciente de los protagonista, porque como se ve, en el consciente si que tienen en cuenta los mismos perjuicios que el resto del mundo. Creo que con esta película se congració completamente con el público, pues daba a entender que era un verdadero orfebre, no necesitaba escenificar todos esos recursos de los que le acusaban, además en los últimos años se Viene apreciando en él, en la faceta de actor, su mejoría, su presencia y su manera tan orgánica de actuar, sin florituras ni adornos estúpidos, siempre en su medida justa.
Diez años después de “Sin perdón”, llega “Mystic River” con la que forma un trilogía con “Un mundo perfecto”, pero esta “Mystic River”, es más oscura si cabe, pues la violencia es implacable, se ceba en los amigos de la infancia. Uno de ellos, Dave, es violado por un hombre vestido de policía. A otro le asesinan a la hija y todos los indicios nos llevan a que Dave la mató, pero no. Sean Penn mata a Tim Robbins y comete doble injusticia.



Million Dollar Baby, que ganó cuatro estatuillas, no pasó por ser la película más espectacular del 2oo4, pero la sobriedad con la que fue dirigida, y el tratamiento redentor que aplicó a sus tres personajes, sin ser maniquista y presentando una realidad dura. Porque al final, aunque el violento destino se cerniese sobre esta mujer, había vivido amando y haciendo lo que quería.
Luego vendría  “Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo jima”, vista la desesperanza de la segunda guerra mundial, tanto por parte de los norteamericanos como los Nipones. La violencia es algo que nos exhorta, que nos mueve desde afuera, nos fuerza a hacer cosas o haciones que no nos gusta. Así, los soldados norteamericanos sienten la violencia de suplantar a sus malogrados compañeros para poner en funcionamiento la maquinaria propagandística y política de Estados Unidos. En Cartas desde Iwo Jima, deja entrever la alienación de la violencia como agente externo, pero dota a los personajes de la libertad necesaria para que en determinados momento sean libres para elegir entre ejercerla o no. Es decir, el honor exigia a los soldados que a pesar de quedar aislados sin refuerzos, pereciesen defendiendo la isla. El general Kuribayashi, en un último acto salva al soldado Saigo, como símbolo de derrota de la violencia.


Hasta aquí llego, porque “Gran Torino”, “El intercambio”, “Invictus” son películas con muy poco recorrido aún y hay que dejarlas asentar. Para los fans de Clint Eastwood, os voy a dar un dato, sobre su próxima pelícual “Hereafter”,(está en producción en este 2010  y aún está  pendiente de título en español, apuntádlo en la agenda todos aquellos fans de Eastwood, según mis fuentes será estrenada en Estados Unidos a finales del mes que viene y en España tendremos que esperar hasta enero del 2011).
Versará de tres personas que han tenido que ver con la muerte, un en un Tsunami, otra una drogodependiente que pierde a un hijo y el último será un medium.


miércoles, 26 de mayo de 2010

LOS MEJORES DIRECTORES_PARTE_3



CLINT EASTWOOD

Introducción

Clint Eastwood renace de sus cenizas cual ave Fénix para demostrar su valía y su enorme talento ahora en su etapa madura, y no lo digo por que justo coincida el estado de madurez con la madurez artística, que por lo demás es lógico y natural, si no porque aunque ya lleva manifestando su capacidad desde hace unas cuantas décadas, es ahora donde confluye crítica y público.
Pues sí, personajes como Eastwood, hoy adorado por todos los críticos y cinéfilos del mundo, ha tenido sus más y sus menos, pues los que ahora le suben a un pedestal en otro tiempo lo defenestraban hacia los abismos.
Este dato es importante, puesto que primero, mucho neófito no conoce muchas de sus películas y segundo, es una forma de hacer justicia a una carrera y trayectoria inmensa, conjugando todas las labores de productor, actor y director, y nos da la talla real de este verdadero artesano del cine.



 Él siempre ha sido consciente de esa diferencia que existía entre lo que mostraba como actor o persona de lo que el público luego le entregaba en forma de feedback. Simpre ha sido una persona consciente de su trabajo y de sus limitaciones, aunque de alguna manera, intentó e intenta por todos los medios satisfacer a todos los públicos. Desde el principio de su carrera se le achacó el hecho de ser una estrella falsa, es decir, emerger de la nada, tan sólo por aparecer en una trilogía de western de cariz rústico y violento que incluso muchos de los ciudadanos americanos detestaban, pues significaba la muerte del western noble que habían diseñado, los buenos contra los indios, o los buenos contra unos indeseables bastardos que acometían vilezas de muy baja calaña. No estaban preparados para la bofetada que supondría el Spaghetti Western. La fórmula del Spaghetti, ya no contemplaba la honrra, las buenas maneras, la justicia, etc… Lo que hacía era presentar a unos cuantos perros sarnosos que se mataban entre sí por un puñado de dinero, sin principios, sin ambajes, sin pelos en la lengua. Todo esto simbolizaba para la sociedad puritana de Estados Unidos (por aquel entonces la parte del Este, la que tenía más dinero y “pensamientos más elevados”), una buena manera de pasar el tiempo, pero no le otorgaban ningún valor artístico. En el medio Oeste, también eran puritanos, o incluso más purtitanos, pero eran más campechanos y menos educados, por lo que el contexto violento no fue un gran escollo. El hecho es que las películas de la trilogía del dólar, (“Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”) fueron un éxito de taquilla rotundo en todo el mundo, pero aún así, Clint Eastwood segía siendo para la crítca especializada un simple actor (no tenía por qué ser bueno) que ha dado con un filón cinematográfico, pero que ni mucho menos se le puede considerar un buen actor o un artista. Eastwood, comprendía este roll, pero no se conformó, y luchó y aún está luchando por quitarselo de encima, porque si es verdad, que Clint Eastwood, ya es una marca registrada, es un icono del Western. Hoy día a un niño o un joven, le hablas de Eastwood y te dirán: Rubio, sombrero, alto, cigarros a la mitad, escupir y punto, perdón, y poncho.
Es curioso, pero en una entrevista que ofreció Eastwood a la revista Playboy, diez años después de su marcha a Italia para rodar la trilogía de Sergio Leone, relata como de la nada y la improvisación, nace toda una mitología. La entrevista dice lo siguiente:
“Fui a Mattson, una tienda en Hollywood Boulevard, compré unos Levi´s negros y los metí en lejía. Las botas, las espuelas, las cartucheras vienen de (Rawshire). El sombrero es de Santa Mónica y los cigarrillos negros los compré en Beverly Hills. En cuanto al Poncho, lo compré en España”



Es verdaderamente difícil superar todas esas imágenes, no todas halagüeñas, no encasillarse y caminar hacia delante, hasta conocer el éxito en los días presentes. Veremos a continuación la vida y obra de Eastwood, me voy a parar más en su vida que en sus películas porque en la otra entrada de directores está Kubrick, que tiene pocas películas, la filmografía de Eastwood, entre actor y director es muy extensa, y lógicamente no acabaría hasta el 2011.



PRIMEROS PASOS.

Clint Eastwood nació el 31 de Mayo de 1930 en San Francisco, California, en medio del periodo cáustico del crack de la bolsa de Nueva York del año anterior. De ascendencia inglesa por parte de padre y holandesa por parte de madre, no pasó muchos problemas, o por lo menos no se vio echado a los caminos como muchos agricultores en esa época.
En la adolescencia se presentaba como un joven alto, espigado, y muy tímido, introvertido, cosas de la vida, un poco alejado de su imagen como actor. Lo cierto es que de joven, Eastwood no mostró una fiebre por el mundo del arte dramático, sí, había actuado en algunas de las obras del instituto, pero profesaba más pasión por la música country, y por el Jazz. De hecho, se enamoró de Charlie Parker, cuando lo vión entre muchos otros en un concierto. No es casualidad que años después hiciese el biopic “The Bird”, sobre nombre con el que apodaban a Charlie Parker.



He aquí que su vida se quería orientar por los caminos de la música, pero no sé si la providencia, como siempre, le hacer rectificar y le da una bofetada que lo aparta de su propósito inicial. El quería estudiar música, la idea era ir a Seattle, pero la guerra de Corea arruinó todos sus proyectos, pues tenía que hacer la instrucción militar.
Dentro del ejercito coincidiría con muchos actores que viendo su porte y estilo le recomendaron que se encaminase por el arte dramático, por que en el starsistem de Hollywood de la época, sólo tenías que ser un guapo galán con alguna que otra noción de interpretación. Por otra parte, así comenzaron los grandes galanes, actuando y recibiendo clase de interpretación. Casos famosos: Gary grant y Marilyn Monroe.
En 1954 hace unos screen test (pruebas de pantalla) para la Universal, de las que queda horrorizado y todo se le viene encima. El muy cazurro andaba haciendo giños de ojos, cosas raras y demás tonterías de la época, que cuando se vio en pantalla como es lógico y normal, más que un galán seductor parecía un galán cómico haciendo el gilipollas. La experiencia lo avergonzó tanto y más con su carácter tímido, que en lo sucesivo actuará de forma minimalista.
La prueba no fue de todo un fracaso, el estudio de la Universal lo contrató por poco más de un año. No consideraban que tuviera mimbres de buen actor, sin embargo tenía percha y servía para adornar películas. Además Clint estaba contento porque recibía dinero y entraba en un proyecto para quitar nuevos talentos en el que tenía clase todos los días, ejercicios y deporte.
Su contrato le permitió aparecer en algunas películas y foguearse, pero más bien los roles que tenían eran pequeños y muchas veces, hasta deprimentes. Imaginaos como eran los papeles que hasta llegó a ser la réplica de “La mula Francis”(La mula que hablaba). No obstante, no todo fue deplorable, tuvo la oportunidad de pasearse por los estudios, ver los métodos de acción de los directores y los diferentes actores, además, Eastwood siempre fue muy curioso y un trabajador incansable, con lo que también le exprimió su jugo positivo a esta situación. Sí, amigos, los comienzos siempre fueron difíciles, hasta para Clint Eastwood.




CONSOLIDACIÓN.

Está claro que no era la percha con la que los estudios querían colgar sus trajes más glamorosos. Por tanto, decide abrirse camino en el mundo de la televisión.
Se le ofrece un papel en la serie de televisión Rawhide, donde se consolidó como actor. La serie fue cogiendo pulo y el bueno de Clint, cogiendo experiencia pues la televisión es un medio que te exige todos los días. Fue algo controvertido, pues los estudios no veían aún lo peligroso que resultaba la televisión, y es que la enorme oferta que ofrecía, llevaría a muchos de los profesionales que hacían cine a pasarse a la televisión, pues en Hollywood eran tratados como simples asalariados sin tener en cuenta sus inquietudes artísticas, es más, algunos solo verían su trabajo en el estreno de la película en cines.
La televisión fue para Eastwood una especie de salvación, cada vez más, la caja tonta era una especie de escuela de cine, además de aquella, las series se gravaban con negativo. Lo mejor para Eastwood es que en las series cada episodio tiene su director, por lo que tenía donde fijarse.



El personaje que encarna en “Rawhire” es el de un cowboy llamado “Rowdy Yates” un joven guapo, obediente, dispuesto, etcétera. Las primeras fans llama a Eastwood “El cowboy más guapo del mundo”, la verdad es que Clint había elegido para su personaje un nombre más jocoso, que traducido biene significando: “El criado de las praderas” o “El idiota de las llanuras”
Visto lo visto, no es de extrañar, que cuando le llega la oferta de Sergio Leone “Por un puñado de dólares”, en el que tendría que interpretar el personaje opuesto del odioso y hostiable Yates de Rawhire, Eastwood no se lo pensó dos veces. Se embarcó en la aventura italiana solamente por lo mucho que lo había seducido interpretar a un pistolero, silencioso, introvertido, de malas pulgas, juerguista y violento como él solo. Parecia una piruleta a la salida de un colegio y una vía para sacar la rabia que tenía acumulada Eastwood.




LA TRILOGÍA DEL ÉXITO Y EL DINERO

El comienzo de la trilogía no fue fácil, no por la compenetración de Leone con Eastwood, que era perfecta incluso si añadimos que en los principios, Leone no tenía ni idea de inglés.
Leone y Clint, promovieron un Western adelantado a su tiempo, una ruptura con todo aquello que hacía Hollywood, significó una patada en la mesa cargada de irreverencia por los modos y maneras de rodar películas del Oeste.
Es más, yo diría que con su innovadora fórmula derogaron el viejo Oeste para construir un Oeste justiciero, implacable. Muchos de los críticos de la época no querían ver este exceso de violencia, lo valoraban como carnaza para el público de encefalograma plano. Parecían aquello viejos lamentándose porque el mundo acababa con ellos, no quedaba nada del western puro que habían defendido siempre.
Un dato curioso, para estos críticos aguareros es que “Por un puñado de dólares” era un remake no autorizado de la película “Yojimbo” de Akira Kurosawa, la misma película que estos aguareros veneraban, pero, casualidades de la vida, los productores nipones litigaron con Leone y recibieron un 15% de la película, ahora es cuando viene la sorpresa. Fijaos la recaudación de la película de Leone, cuando Kurosawa ganó más dinero con el 15% del remake, que con todo lo recaudado con su propia película.




A Eastwood, le va a valer toda la vida, el callo que coge con Leone en la interpretación, sobre todo si tenemos en cuenta que el buscaba la expresión minimalista en el gesto, para mejorar aquel casting que lo marcó. Pues si quería economía de gestos, con Leone, se encontró con la persona perfecta, pues en su filmografía da una importancia capital a los primeros planos y las reacciones de sus personajes. Ejercía este tipo de planos, porque decía él que era una forma bastante eficaz de que una cámara hablase por sí sola. Parece que no, pero si establecemos una línea temporal – visual, desde la trilogía de los dólares, pasando por “Sin perdón”, y por último terminamos en “Gran Torino”, nos damos cuenta como coge y hace suya esa expresión narrativa del primer plano. En “Sin perdón”, cuando entra en aquel saloon, dispuesto a vengarse de la muerte de su amigo y persiguiendo al violento scheriff Hackaman, la cámara hace un traveling hacia atrás, pero el plano se va cerrando hasta que queda encuadrada su cara y el rifle. Su cara expresa una sensación de rabia a punto de estallar, que en el primer plano, queda plausible y además nos deja mucha información. En “Gran Torino”, pasa lo mismo cuando ve que la banda de chinos van a por Tao, y entran en su jardín, todo el plano confluye en la cara de Eastwood, …y también esta vez tiene un rifle con el que amenaza al joven chino de la banda.




HACIENDO AMIGOS

No contento con la imagen de violento que había conseguido en las películas con Leone, Eastwood trabajó con Victtorio de Sica en “Una tarde como las otras” con el afán de desprenderse de esa fama de violento. Con una comedia como la que le proponía de Sica, podría lograrlo, pero la verdad es que fue una película que pasó un tanto desapercibida, y la trilogía de los dólares, pesa a ser calificada de basura amoral, por la crítica estadounidense, hizo taquilla como churros. La participación con Victtorio de Sica había sido muy buena idea, pero la fama es la fama, y lo que es peor, el dinero es el dinero, y si te falta haces lo que sea por conseguirlo. O más o menos eso es lo que pienso yo que pasó para que Eastwood se metiera en un proyecto como “Harry el sucio” (Dirty Harry). Se metió a mi modo de ver en la boca del lobo, pues fue de Guatemala a Guatepeor. Ya que la imagen que se proyectó con el inspector Harry Callaham, le granjeó no pocos problemas, hasta el punto de acusarlo de Nazi o Fascista. Se le comparó como figura panfletaria de la administración Nixxon, un inspector justiciero que no hacía ascos a utilizar unos métodos un tanto peculiares, y llevar siempre cenída al cuerpo una Mágnum del calibre 44.



A su modo fue una película rabiosa, que tenía otra cara con la que tratar el crimen. Hay que tener en cuenta que es la década post código Hays, con lo que la veda de los temas quedaba abierta y la manera de tratarlos, no era libre, pero bueno, el maniqueo de Hollywood con el que narraba las historias y personajes quedaba enterrada, nacia una nueva sensibilidad, es la década de Vietnam, hippies, dos años antes se había estrenado “Easy rider” de Dennis Hopper, el hecho de todos estos movimientos sociales acabaron por desencadenar en una contracultura de la que es fiel reflejo la película.
La periodista Pauline Kaen, “The New Yorker” hace una crítica desoladora y cruel hasta decir basta, comparando a la figura del inspector Harry con un justiciero sanguinario, signo de la intención de crear un instrumento de propaganda de la administración Nixxon para crear un cuerpo de policía para-legal, que nos pudiera salvar de la política del miedo vertida por el gobierno. Y acaba por soltar esta bomba: “Harry el sucio, es una película profundamente inmoral”. Que cosas, hoy todos nos reimos de aquello, pero en la época y en la coyuntura sociopolítica, no le sentó muy bien a Eastwood que decidió ir al psicólogo.
Seguiremos en otra ocasión, si no, también tendré que ir yo al psicólogo.