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20 January, 2012

La Princesa Grace


Anne Marie Ellenrieder (1791-1863)






Os presento a Grace, la bella hija de una dama que labora en mi hogar. Sonrío, ella suele jugar en la estancia de casa, generalmente cuando yo encierro en el estudio por la tarde. Parece que no hace ruido, pero sus pecas la delatan. Ella disfraza mi presencia intentando ser de plomo y yo escucho platicarle a su muñeca en silencio. Su madre no le permite hablarme y sé que si yo le hablara sería la última vez que ella vendría a casa. La verdad es que ambas sabemos de nuestra existencia, nos acompañamos en secreto.

Grace, me recuerda a esas antiguas princesas de los olvidados cuentos de antaño. La ilusión en sus ojos al abordar el jardín y la juguetona vanidad que hace gala al bajar las escaleras. Se acaricia de largas cortinas y saluda a príncipes de piedra.
Todos los jueves Grace viene a casa a jugar, las frías paredes, los cuadros muertos, las estatuas cansadas de posar y los muebles deslavados esperan ansiosos para cobrar vida en su mágica historia de fantasía. Yo misma me desvanezco y formo parte de la decoración en su bello cuento.

Cada tarde de jueves me pregunto cuál pieza musical le apetecerá a La Princesa Grace, si gustase de un vals o prefiera una sencilla improvisación mía. Esa tarde mi violín es para ella, aunque quizá no lo sepa.

Ella es el sueño infantil, la inocencia de una historia de mítica fantasía. Donde la mujer es la figura de cristal en una esfera de nieve, el botón de una rosa envuelto en el lúdico despertar de la imaginación de una pequeña niña, mi secreta amiga, La Princesa Grace.

Clavel Rojo
APRE

18 November, 2011

Una milla de cielo



Fuimos niños como también amigos. Los años han transcurrido, y hoy al mirar su rostro me pregunto si recordará a la pequeña castaña de su infancia.
Esta melodía me gusta tanto, el sentimiento suyo lo hago mío.




Son sus ojos un par de tuercas oxidadas,
sumergidos en un yermo helero
que al mirarme son vacío, como el reflejo al piano.

Así es él, Príncipe de tierra enmohecida
por el sollozo del tiempo en la piel desvaída,
pincelada acuñada en la pupila de mi oído.

Serás tinta en la historia, una huella en mi sueño,
porque el mundo ignora,
que a una milla de cielo, fuimos enamorados.

Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.

21 June, 2010

Un amor de fantasía

A Hikaru, Umi, Furu, Guru Clef, Ascot, Paris, Zagato, Lantis, Esmeralda y la adorada Nikona... Por los viejos tiempos, por la libertad de ser infante.
Dame un amor que sueñe
como la magia de un eterno resplandor
que ofrezca en el amanecer
la inmortalidad de su corazón.

Es la fuerza de mi voluntad
que enlaza las venas de una pasión
como los racimos de una gota de vino
con la palabra descifrada bajo el candor del agua.

De pronto, si al mirarle a los ojos
en el palpitar de la tierra germinara
con el céfiro de sus labios en la ceguera de los míos,
el incendio de arrecifes, condensados en el minuta del amar.

Llueve fantasía en mi lágrima de azúcar
cuando los labios son arrinconados
y el recuerdo es dispersado en la realidad
de una niña, que suele olvidar que ya es adulta.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.

Hoy deseo compartiros una parte de mi, una significativa desde mi infancia. Todos los días a los doce años encendía el televisor a una misma hora para disfrutar de una hora de caricaturas. Ellas permanecen en mi memoria con ternura por los valores en mi representados, como el amor, el buen humor aun en contra de la adversidad, la amistad, lealtad, la fuerza de voluntad, la unión entre los seres que se aman.

Sonrío, sé que ahora soy adulta, pero en verdad os digo que aun pienso en mi infancia como si hubiese sido una página atrás que he terminado por leer y que de vez en cuando vuelvo a mirarle para recordar como era el mundo de hadas, la vida detrás del espejo, la magia de la espontaneidad, entre otros detalles... Por los buenos tiempos, por la libertad.

13 March, 2010

"De mi infancia es un mundo de lágrima que se convierte en sonrisa en el más leve roce de un recuerdo." APRE

Niñas de mármol y hálito

Había una vez un par de niñas,
una era de mármol y la otra de halito,
jugaban a ser bellas, haciendo del mundo una estrella,
con ojos de cornamenta, pícaras fresas.


Ellas se disfrazaban de cometas,
con vestidos de nube y zapatillas de agua,
bailando sobre arcoíris de seda,
con música sabor a azúcar.


Corrían por colinas de Muffins,
entre drupas y avellanas,
donde las orugas de chocolate sobre las flores descansan,
hasta convertirse en mariposas de jalea sabor frambuesa.


Nessie divertía peinando sus cabellos,
unos eran de plata y los otros de madera,
que al trenzarlos formaban inviernos
que sujetaba con libélulas de menta.


Qué pequeñas e indefensas,
era su universo tan amplio como su ingenio,
haciendo del sol una pelota
y de la luna un foco en noches oscuras.


¿Cómo extraña el recuerdo a esas niñas?
Hoy que sobre sílice se esculpió una "escultura en movimiento"
y del viento se auscultó una melodía.

Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.