La Princesa Grace
Anne Marie Ellenrieder (1791-1863)
Grace, me recuerda a esas antiguas princesas de los olvidados cuentos de antaño. La ilusión en sus ojos al abordar el jardín y la juguetona vanidad que hace gala al bajar las escaleras. Se acaricia de largas cortinas y saluda a príncipes de piedra.
Todos los jueves Grace viene a casa a jugar, las frías paredes, los cuadros muertos, las estatuas cansadas de posar y los muebles deslavados esperan ansiosos para cobrar vida en su mágica historia de fantasía. Yo misma me desvanezco y formo parte de la decoración en su bello cuento.
Cada tarde de jueves me pregunto cuál pieza musical le apetecerá a La Princesa Grace, si gustase de un vals o prefiera una sencilla improvisación mía. Esa tarde mi violín es para ella, aunque quizá no lo sepa.
Ella es el sueño infantil, la inocencia de una historia de mítica fantasía. Donde la mujer es la figura de cristal en una esfera de nieve, el botón de una rosa envuelto en el lúdico despertar de la imaginación de una pequeña niña, mi secreta amiga, La Princesa Grace.
Clavel Rojo
APRE