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sábado, 14 de diciembre de 2024

La nueva universidad

Por Daniel Link para Perfil

En una asamblea universitaria (a la que creo que fui convocado como “sobreviviente”) se lanzan premoniciones agoreras sobre el futuro de la universidad. La culpa de todo es de Milei, se dice.

Alguien, sentado en un silloncito de los que yo no pude disfrutar porque llegué tarde, se siente en “la primera línea de combate”.

Harto de la unánime melancolía, pido la palabra y retomo lo que alguien dijo casi al comienzo y que pasó inadvertido: el alumnado actual constituye un nuevo sujeto pedagógico.

Digo que, en efecto, habría que pensar a partir de ahí y, sobre todo, a partir de los procesos que arrojan como resultado un sujeto ya constituido, es decir, pensar la universidad como espacio constituyente de subjetividades y de relaciones intersubjetivas.

Digo que la Universidad (en todas partes) recibió dos golpes fatales (porque el cartero llama dos veces). El primero fue el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) instaurado durante la pandemia, que destruyó lo más esencial, lo más formador del universo universitario: la reunión, el pensamiento común, la discusión y precisamente, esto que estamos haciendo, una asamblea.

El tan fatigado cuerpo a cuerpo de la antigua pedagogía murió de golpe y en su lugar se impuso la “creación de contenidos” y la clase virtual. Como todos saben, esas experiencias deceptivas sobrevivieron a la pandemia y ahora se identifica la “presencialidad” pedagógica con la “sincronicidad”: basta que dos personas simulen estar conectadas al mismo servidor a la misma hora para que eso se considere una clase. Una clase muerta, habría que decir, porque la divisa que yo sostuve durante toda mi carrera universitaria (“la clase es el lugar de todos los intercambios”) no se sostiene en esas experiencias vicarias. El segundo golpe (ahora mortal) que recibió la Universidad (en todas partes) fue la masificación de las Inteligencias Artificiales Generales (el General Intellect marxiano). Independientemente de la valoración que yo haga de esas inteligencias (cuyo modelo de pensamiento, de razonamiento y de juicio me resultan, por lo general, despreciables) constituyen herramientas que interfieren y compiten con los procesos de aprendizaje tal y como los concebíamos hasta hace apenas tres años.

¿Qué enseñar, y para qué? Para quién, ya lo sabemos: es un nuevo sujeto que, como sujeto político, se constituye alrededor de las interpelaciones mileinaristas. Y como sujeto pedagógico, hereda del ASPO expectativas y resquemores que encuentran en la IA su justo destino.

Entonces, me pregunté en alta voz (mi intervención fue más tartamuda y más corta, claro), ¿estamos dispuestas a pensar nuestra propia subjetividad en este contexto en el que, en cinco años y con tres golpes netos, la Universidad perdió sus anteriores condiciones de existencia (pero no su prestigio)?

Es cierto que las nuevas derechas (en Alemania, en Argentina, etc.) recortan presupuestos en cultura. En nuestra patria, incluso, presupuestos en investigación que hasta los países más admirados por el actual ejecutivo han respetado. Ya que tanto roban de The West Wing, recuerden que allí se impugnan los fondos del NEA, National Endowement for the Arts, pero no los del NEH, National Endowement for the Humanities. No es que esté bien discutir algunos presupuestos y otros no. Es que hay espacios que nadie se atreve a impugnar, ni siquiera con la coartada de que los fondos públicos no alcanzan para todo. Incluso teniendo en cuenta esa situación (bastante falsa), las humanidades públicas reciben generoso financiamiento porque se supone que allí se analizan precisamente los cambios y las tensiones en las relaciones intersubjetivas.

Ahora bien, las nuevas ultraderechas hoy están y mañana pueden no estar. En todo caso, son también el efecto de la emergencia de nuevos sujetos.

La Universidad (cualquiera sea) tiene que establecerse como el espacio en el que se garantiza no sólo la formación de ciudadanía, sino el análisis de las nuevas subjetividades que exigen de la Universidad, sus profesores e investigadores, respuestas nuevas. No para adecuarse a una demanda, sino para mostrar los efectos de las transformaciones epistémicas, subjetivas y políticas que nos constituyen. Yo sé que muchas de nosotras estamos dispuestas a aceptar el desafío que, sin embargo, requiere de respuestas colectivas. Es decir, de más asambleas.


sábado, 10 de agosto de 2024

La imagen justa

Por Daniel Link para Perfil

La imaginación no es sólo asunto de poetas trasnochadas y de artistas ebrios. Existe algo como la “imaginación pública”, donde se juegan nuestros destinos personales y donde se cocinan los más graves acontecimientos políticos. Los dos grandes paradigmas interpretativos del siglo XX, el freudismo y el marxismo (o si se prefiere: el psicoanálisis y la teoría crítica revolucionaria) pusieron a lo imaginario en su lugar, el lugar de la conciencia falsa, el lugar de las identificaciones narcisistas.

Así, puestos a actuar, lo primero es quitar las capas de falsedad para llegar a lo real tal cual es. Es lo que está sucediendo en Venezuela, donde un régimen agónico acusa a sus enemigos de falsear la realidad (de sostener una conciencia falsa) y prepara un vasto movimiento de depuración.

Hay, además de los dos paradigmas antes mencionados, un libro capital sobre la imaginación, que contiene y supera a ambos: Lo imaginario (1940), donde Jean-Paul Sartre distingue de manera fundamental la imagen y la percepción como dos actitudes irreductibles de la conciencia: ambas se excluyen entre sí porque una conciencia imaginizadora está acompañada del anonadamiento de una conciencia perceptiva. No puedo a la vez "imaginar" y percibir. El segundo punto es que hay una "vida imaginaria" en la que me irrealizo en la convocatoria de las imágenes o en las imágenes que me sobrevienen en un "espasmo de espontaneidad". El tercer punto es que un objeto en imagen se designa como una "falta definida": una pared blanca en imagen es una pared blanca que falta en la percepción. El "no ser ahí" es su cualidad esencial, y lo irreal no es sólo el objeto sino todas las determinaciones de espacio y tiempo a las que está sometido y que participan de esa irrealidad. El cuarto punto es lo que Sartre llama "pobreza esencial" de los objetos en imagen que, a raíz de ello, pueden satisfacer dócilmente sin decepcionar jamás. Quinto punto: la imagen es una nada, condición esencial para que la conciencia pueda imaginizar, es decir, negar lo Real, plantear una tesis de irrealidad. Sexto punto: al postular la imagen, postulo también el mundo como nada, lo anonado, y esto es la posibilidad constitutiva de la libertad. Así, la nada es la materia de la superación del mundo hacia lo Imaginario. Para Sartre el verdadero problema es la libertad, y su tesis es que el hombre imagina porque es trascendentalmente libre.

Pero tal vez convenga desplazar la definición de lo imaginario del ámbito de la libertad (que se ha transformado hoy en una coartada) al ámbito de la potencia para, al mismo tiempo, devolver a la imaginación toda su fuerza presubjetiva: venimos a un mundo ya saturado de imágenes, un mundo que es él mismo una imagen y es en esas tensiones imaginarias donde los sujetos se constituyen como tales. Las imágenes, lo queramos o no, nos preceden en el mundo.

Para cualquiera llega un momento en el cual debe expresar un “Yo puedo” (actuar en relación las guerras en Oriente Medio y en Ucrania, o la descomposición venezolana, a propósito de la pérdida de capacidades lectoescritoras de la infancia argentina, en una situación familiar desesperante, lo que sea), que no refiere a alguna certeza o a una capacidad específica (el poder) sino, más precisamente, a una demanda absoluta. Más allá de todas las facultades, este “Yo puedo” no significa nada, salvo la marca de qué es, para cada uno de nosotros, quizá la más dura y desgarradora experiencia posible: yo puedo sobrevivir, yo puedo salvar, yo puedo convivir, yo puedo superar. Esa es la experiencia (imaginaria) de la potencia.
La potencia no es simplemente no-Ser todavía, simple privación, sino la presencia de una ausencia. Tener una imagen de lo posible significa que hay una privación y lo que nos constituye es tanto la privación como la imagen de lo posible que adviene en y por la privación.
La potencialidad es el modo de existir de la privación. Ser potencial (como lo son, ejemplarmente, las artes) significa ser en la propia falta, estar en relación con la propia incapacidad. La potencia y la imaginación son en si mismas inoperantes, pero puestos a hacer algo mejor es tener por delante una imagen justa y bella. El mandato sartreano que todavía no queremos o no nos atrevemos a cumplir podría sintetizarse como: Devolver a lo imaginario su potencia de futuro.



sábado, 15 de junio de 2024

Perros Héroes

por Daniel Link para Perfil 

El martes pasado, Bogotá era un hervidero. La delegación argentina que participaba de un prestigioso congreso alternaba su atención entre los paneles dedicados a imaginar los posibles futuros de América latina y las noticias que daban cuenta de la votación en el Congreso de las leyes que, precisamente, van a modelar el futuro de Argentina.

En los intervalos, se barajaban todas las posibilidades. La mía (como siempre, perdidosa) era: hay empate en el Senado 36 a 36, la Vicepresidenta tiene que desempatar y con picardía dice: “Mi voto no es positivo”. Milei renuncia y ella asume. Bueno, ya saben lo que pasó. Pero el martes pasado me dijeron que tal vez ella no pudiera votar si Milei viajaba al exterior a decir los disparates que acostumbra (“soy el mejor”, “¡comunista!, ¡comunista!”) y, en ese caso, tenía que desempatar no sé quién ni bajo qué circunstancias. Agua bajo el puente.

En todo caso, si de futuro (latinoamericano o argentino) se trata, Bogotá era un ejemplo en el cual mirarse. Una ciudad completamente militarizada, donde los edificios cuentan con seguridad privada a la altura del Pentágono (en el que ocupé, no menos de 20 monitores) y donde sólo pueden entrar aquellas personas que previamente han registrado su documento (pasaporte o DNI) en un mostrador. Sólo se admite una visita por vez.

Por supuesto, semejante dispositivo paranoico sólo se sostiene en una sociedad construida sobre una desigualdad palpable incluso en la organización urbana y en una voluntad no tanto de luchar contra ella sino de administrarla.

Décadas de luchas armadas y de narcopolíticas (en un sentido o en otro) han anestesiado a la población, que no parece ver como violación de sus derechos la total administración de la vida, ni como perversión política el ser arrojado al margen por normativas directamente fascistoides.

Sí, eso es lo que se viene. Porque para producir y sostener en el tiempo un régimen de desigualdad como el que el actual gobierno argentino promueve hará falta una fuerza de control y represión enorme. Habrá que pagarla, y de algún lado tiene que salir la plata. No hay leones, sino los emblemáticos perros héroes de Mario Bellatin, en los cuales se cifraba el futuro de América latina.

 


sábado, 24 de febrero de 2024

Todo pasa y todo queda

Por Daniel Link para Perfil

Mar del Plata cumplió años. La historia de la ciudad puede pensarse en fases, la primera de las cuales concluye con la fundación oficial por parte de Patricio Peralta Ramos el 10 de febrero de 1874, en una estancia de su propiedad, a partir de una misión jesuítica denominada Nuestra Señora del Pilar de Puelches, que más tarde recibió el nombre de “Puerto de la Laguna de los Padres”.

En 1519, Magallanes había visitado las playas de Punta Mogotes, a las que denominó “Punta de Arenas Gordas”. Francis Drake se atrevió a llamar Cape Lobos al hoy Cabo Corrientes por razones obvias y Juan de Garay habló de una “muy galana costa” cuando la visitó en 1581 (el nombre quedó coo designante de uno de los hoteles finos del balneario).

La misión jesuítica de 1746 llegó a albergar a cerca de quinientas personas, desperdigadas por los tehuelches del cacique Cangapol. En 1856 aumentó la población a causa del incremento de las relaciones comerciales con Brasil. El portugués José Coelho de Meyrelles instaló el primer saladero a orillas de la desembocadura del arroyo Las Chacras (por Punta Iglesias).

En 1877, inicio de la segunda fase, Pedro Luro se puso al frente del saladero y desarrolló la agricultura, construyó un muelle e instaló un molino harinero. En 1886 llegó el ferrocarril. Ya había hotelería, porque la oligarquía provincial acompañaba sus envíos cárnicos al saladero cada tanto, pero el turismo se generalizó a partir de entonces (de 1888 es el primer “Reglamento de Baños”). El 19 de julio de 1907 la legislatura aprobó el proyecto que declaró ciudad a Mar del Plata. Para entonces, todos los patricios tenían ya sus terrenos y sus casas. Los Mitre, los Anchorena, los Bunge, los Peralta Ramos, los Ocampo. Replicaron, sin imaginación, los nombres del tablero porteño (aunque en otro orden).

En la fase siguiente, el peronismo desembarcó con sus proyectos de turismo para todos y todas. La construcción de los hoteles sindicales domina la transformación urbana.

La fase actual ya no es ni burguesa ni obrera. Su nombre se nos escapa. Predominan los condominios y las playas privadas hacia el sur de la ciudad (en los alrededores del Faro), que se llevan bien con el estilo de vida neoliberal (posclasista). Pero hay un resto que también nos interpela.

Amancio Williams y su esposa Delfina María Teresa Gálvez Bunge formaban parte de una rama progresista de la burguesía argentina. El padre de Amancio había comprado unos terrenos forestados por Matilde de Anchorena que habían pertenecido previamente a Emilio Mitre (nótense los apellidos), con la intención de hacerse una casa fuera del eje turístico de la ciudad. Alberto Williams le encargó a su hijo un proyecto que éste, inspirado por las ideas de Le Corbusier (con quien había trabajado en la famosa Casa Curutchet de La Plata), inscribió en el más puro modernismo.

Casi todo el mundo lo sabe: la casa adopta la morfología de una casa chorizo típicamente criolla, erigida sobre un puente de hormigón sobre el arroyo Las Chacras. El conjunto ha llamado la atención de historiadores de la arquitectura y del arte por el modo en que la pureza constructiva se inscribe en un ambiente “natural” (Matilde plantó robles y no árboles nativos, por cierto). El arroyo, que hoy está entubado, será replicado artificialmente para que se recupere el efecto de Blancanieves meets Astroboy.

La casa, de proporciones exquisitas y una acústica perfecta (Alberto era músico), fue vendida y luego abandonada en 1977. Vandalizada, podía visitarse a partir del cambio de siglo como un emblema del odio que la inteligencia puede suscitar. Luego, a partir de 2018 comienzan las tareas de restauración que continuaron hasta hace unas semanas, cuando la casa fue oficialmente abierta al público como Casa Museo bajo una felicísima gestión de la Municipalidad de General Pueyrredón.

Cada quien verá lo que quiera en ese dechado de virtudes que es la Casa sobre el arroyo. Yo eligo las connotaciones acuáticas: la casa es como un barco, que atraviesa los tiempos. O también políticas: otra cosa es posible, más allá del populismo (de izquierda o de derecha) que arrastró a Mar del Plata a un desgarramiento feroz.

Hoy el barco parece a la deriva, pero la misma existencia en concreto de una idea más allá del resentimiento nos salva del pesimismo existencial. Los males pasan, la inteligencia queda.

sábado, 17 de febrero de 2024

Capitalismo y esquizofrenia

Por Daniel Link para Perfil

El problema es que nos pidan que aceptemos todo ciegamente, sin explicaciones. Sobre todo en un contexto de contradicciones agudísimas que no soportan el menor análisis. Los libertaristas, en su ignorancia, pueden aplaudir al mismo tiempo el abrazo a fuego de las ideas más individualistas y, al mismo tiempo, la identificación con la causa del Pueblo de Dios (el pueblo judío) que, como cualquier persona medianamente culta sabe, es una causa colectiva. No es posible, ni lógica ni éticamente, exaltar el mérito individual, la fortuna personal, el propio deseo, la liberación total de las energías del yo en nombre del Pueblo; y tampoco se puede identificarse con quienes dan forma a un Pueblo y lo establecen como patrón de medida de una moral en nombre de los individuos. Las religiones en general niegan la libertad individual, a la que ponen (en el mejor de los casos) como un asunto de libre albedrío, y lo hacen porque abrazan dogmas según los cuales hay pre-destinación, premios y castigos que se aplican uniformemente, es decir: colectivamente. En esos contextos mitológicos, uno puede decidir “libremente” pero debe atenerse a las consecuencias, que están ya fijadas de antemano. La exclusión es la operación principal de los pueblos (religiosos).

No se entiende la necesidad de tales cachiruladas argumentativas que no hacen sino opacar la relación con al verdad de quienes sostienen discursos públicos y terminan enredándose en laberintos de arena. La Sra. Pat(ética) Bullrich cree conveniente adaptar para Argentina el modelo de seguridad de El Salvador. Desde allá le contestan que nada que ver, son dos dimensiones muy distintas.

El Poder Ejecutivo envía al Congreso una Ley-Cachivache, que va perdiendo retazos por el camino. Luego se sabe que lo único que le importaba al Gobierno era el control de los fondos fiduciarios. ¡Haberlo dicho! ¿Quién podría negarse a una gestión transparente de esos mamarrachos presupuestarios?

Una ley sencilla que explicara claramente qué se pretende hacer con ellos habría bastado para convencer a tirios y troyanos. En vez de eso se elige la vía demente, el double bind (dos mandatos contradictorios imposibles de cumplir al mismo tiempo), y el sadismo paranoico.

sábado, 6 de enero de 2024

Las fuerzas

Por Daniel Link para Perfil

“Las fuerzas” operan, desde hace un mes, en dos dimensiones. Están “las fuerzas del cielo”, que el presidente invoca irresponsablemente y están “las fuerzas de seguridad”, que la Ministra de Represión manda imprudentemente. Entre unas y otras hay una atadura fuerte que hace desconfiar de ese cielo cada vez más ominoso. Cualquier espacio habitado por Dios y por él ordenado es de temer, por supuesto, pero Milei lo lleva a un nivel de pura destrucción y exterminio.

Ya la sola invocación de “las fuerzas” suena un poco primitivo, sobre todo porque es bien sabido que lo que importa es la potencia (“matemáticamente, la potencia es el resultado de multiplicar la fuerza por la velocidad de ejecución en un determinado movimiento. Esto significa que un mismo valor de potencia puede obtenerse desplazando muy poco peso muy rápido, o movilizando muchos kilogramos muy despacio”).

Más allá de la física, en la teoría política también hay diferencias. La fuerza es lo que produce estado de excepción y, una vez éste instaurado, produce vida desnuda o vida “sacra”, si sacer designa en primer lugar una vida que puede ser asesinada sin cometer homicidio, como las primeras deposiciones presidenciales subrayan con algarabía y que personajes sobrevivientes de regímenes caducos han anunciado al hablar de “orcos”. Esa primera separación entre humanos y los que no lo son no es una metáfora sino que designa toda una política sobre lo viviente: “gente de bien” contra “orcos”, como principio. De ahí en más, el exterminio. Aunque seamos pocos, nos asisten las “fuerzas” (represivas) del cielo.

La potencia, en cambio, se define como aquello que no tiene ninguna relación con el ser en acto. El acto, así, deja de ser el cumplimiento de una potencia. Vista de ese modo, la potencia puede alcanzar un umbral destituyente, es decir: que no se resuelva nunca en un poder constituido.

A la máquina antropológica mileinarista (que opera sobre lo viviente a partir de una división primera que define lo humano y lo ciudadano con un recorte hostil a las diferencias) debemos oponer una antropogénesis que ponga a la potencia en su horizonte. La potencia es, incluso, la posibilidad de la negación. Decir “no” a “las fuerzas” es empezar a pensar.

 

 

viernes, 5 de enero de 2024

Ingenio con pelucas, el doble estandar de Macri y los radicales ya tienen Whatsapp

por Ignacio Zuleta para Clarín

 
El desafío del Presidente por consolidar gobernabilidad. Pichetto en su rol de árbitro, Villarruel pidiendo pista y el peronismo a la captura del gabinete de Milei.


Primera misión, aferrarse al sillón

El Gobierno intentará comenzar el año con algo más que anuncios. Los primeros días de la presidencia Milei se agotan en el lanzamiento de dos exocets -el DNU y la ley ómnibus- que han rebotado en el casco del Congreso. El debate desde esta semana es filtrar las iniciativas que son necesarias para gobernar, de las que acompañan como maquillaje para honrar las consignas del cambio que se usaron durante la campaña. El primer objetivo de esta andanada es buscar gobernabilidad. Asegurarla es la principal meta de los gobiernos débiles.

Mauricio Macri, cuando hace balances de su gestión, pondera por sobre todo el haber entregado el gobierno en término después de su derrota de 2019. Cristina de Kirchner siempre creyó que el peronismo perdería las elecciones de 2023. Pero cuando le preguntaban cuál era su objetivo, confesaba: "Tenemos que llegar, porque si no llegamos, no volvemos nunca más. Si llegamos, en una de esas alguna vez volvemos".

Hay una leyenda que dice que estas marchas y contramarchas obedecen a razones programáticas. Que el peronismo limitará los impulsos reformistas de Milei, y que éste contará con el apoyo de un sector del Cambiemos macrista. Es una presunción usual en política creer que lo programático está por encima de la gobernabilidad. Los gobiernos del tipo Milei llegan por las banderas que alzan. Pero desde el momento en que se sientan en el gobierno, tienen que dedicar todos sus esfuerzos a mantenerse en gobierno, cueste lo que cueste y con el programa que sea. ¿O alguien cree que Macri quería terminar su gobierno con cepo y amarrado al mástil del FMI? Un gobierno no devalúa ni pone cepo porque quiere: se lo pone la realidad.


Todo depende del bloque bisagra

La gestión de la gobernabilidad justifica detalles de cortesía que, en otro contexto, serían fruslerías. Entre esos detalles cuenta la atención que comenzaron a prestarle desde el oficialismo al nuevo bloque de los 23 diputados que preside Miguel Pichetto. Consta, aunque sin que nadie cuente mucho más, que Mauricio Macri, Martín Menem y Guillermo Francos se ocuparon de llamarlo en las vísperas de la noche vieja para desearle las albricias del año nuevo.

El equipo que integran, entre otros, Nicolás Massot, Emilio Monzó, Maxi Ferraro (i.e. Elisa Carrió), Ricardo López Murphy, Florencio Randazzo, está en el centro del juego, porque con ese número puede hacer ganar o perder al oficialismo o a la oposición, según se vuelque para un lado o para otro.

El bloque ha adelantado que no le va a hacer la vida imposible al Gobierno, pero que pondrá todos los proyectos en una zaranda para promover la aprobación de las iniciativas de orden económico y fiscal, que son prioritarias, y diferenciarlas de frente a las de índole decorativa, como la tontería de imponerles a los jueces el uso de la toga. Esta iniciativa despierta el ingenio popular. ¿No querrá el "Peluca" -como lo llaman a Milei- que también los magistrados usen peluca?

El DNU y la ley ómnibus son una creación de ociosos talleres literarios de una universidad privada amiga del macrismo y del mileísmo, y de un grupo de estudios de abogados pagados por empresarios también amigos. Cuando se cuente esta trama se conocerá cómo el despotismo ilustrado heredado del sistema virreinal y borbónico sigue tan vivo como cuando Cristina de Kirchner se inspiraba en los mastiquines que le aportaban politólogos de la otra universidad privada.


El doble estándar de Macri

Esta bancada se diferencia expresamente del seguidismo que le pide Macri al PRO. Entiende que el futuro de él y de su partido dependen de que a Milei no le vaya mal. Tampoco le gusta a Macri la gravitación que ha tomado ese bloque de 23 con Massot y Monzó, hoy lejos de sus afectos.

Macri dice en público lo mismo que dice en privado, pero la nueva realidad de Milei lo fuerza al doble estándar. En público, alza la voz diciendo que éste no es su gobierno y que su tarea con Milei ya se agotó en el apoyo para el balotaje. Pero no lo suelta, en el afán de acercarle elencos y, discretamente, vuelve a hablar con el nuevo presidente. Este doble juego debilita más el interés que pudo tener Milei de acercarse al macrismo, cuando el peronismo le ofrece sus números en el Congreso. La relación se disuelve como un terrón de azúcar a medida que Milei acelera su acercamiento al peronismo que le captura, día a día, más cargos en el gabinete.


El poder está en el Congreso

Pichetto en este rol es uno de los árbitros que le ha salido al Gobierno, que querría descartar el debate con políticos. Juega un papel equivalente al de Juan Carlos Romero en el Senado. El ex auditor apeló al término "desdramatizar" para apaciguar el debate sobre el DNU y la ley ómnibus. Ese vocablo lo inauguró durante la transición española el entonces premier Adolfo Suárez para quitarle morbo a la legalización del Partido Comunista de España.

El bloque de las 23 estrellas le presentará al Gobierno el pliego de lo que van a aprobar, cómo y cuándo. Es una respuesta paciente a la agresividad que ha mostrado Milei ante el Congreso, al que insulta para que se le encuadre. El poder está del lado de los legisladores, que toman estos embates de Milei como gestos de debilidad buscando construir el poder que no tiene, para una gestión que todavía no comienza.

Esta semana se sentará en el cargo Omar de Marchi, el secretario de enlace entre el Ejecutivo y el Congreso. El ex diputado del PRO arma una agenda con jefes de bloque para atenderlos y escuchar los términos de una negociación sobre estos dos misiles que, en palabras de Pichetto, parecen querer derrumbar un edifico para construir una prefabricada.


Los radicales ya tienen Whatsapp

Los expertos de la Fundación Alem, cuya autoridad política ejerce el exministro Jesús Rodríguez, hacen el mismo trabajo de zaranda de proyectos para inspirar a senadores y diputados radicales. El año radical cerró el viernes con una reunión por zoom de la cúpula del partido -Martín Lousteau, Luis Naidenoff, Inés Brizuela- con los jefes de bloques -Rodrigo de Loredo y Eduardo Vischi- y cuatro de los cinco gobernadores del partido -Carlos Sadir (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Leandro Zdero (Chaco)-. Gustavo Valdés (Corrientes) estaba en otra cosa.

Esa mesa discutió sobre qué aprobarle y qué no al Gobierno. Resolvieron una metodología básica: desacoplar el juego legislativo -a cargo de los jefes de bloque- del juego de los gobernadores. Tienen intereses, fuerzas y objetivos de distinta naturaleza. Admitieron la dificultad de unificar las posiciones, para que el partido no pierda identidad ante el público.

Se esforzarán para lograrlo y el método mágico fue abrir una cuenta de whatsapp para concentrar en ese chat las inquietudes que tienen en común. Nada puede arrancar en este mundo sin antes crear un grupo de whatsapp. Contrario sensu, todo muere cuando el grupo se cierra o languidece. El radicalismo digiere el trauma de pasar de ser el eje de la oposición entre 2019 y 2023 en Diputados, a sincerarse como lo que es: una confederación de partidos provinciales que en el Congreso conforma una tercera minoría.


La fácil: sacar Boleta Única

El Gobierno le pidió al bloque de los 39 senadores que se integró para controlar la Cámara, que el próximo 11 de enero sesione para aprobar la reforma electoral que impone el uso de la Boleta Única. En Diputados el proyecto logró 132 votos, apenas 3 por encima del número necesario (mayoría especial de la mitad más uno de la cámara).

Habrá un forcejeo para tener por lo menos 37 votos sobre los 72 del Senado. Sería un triunfo, el primero, para mostrarle al público que algo funciona en la nueva gestión, más allá de las gacetillas y de las vocerías amigas y militantes al atardecer en los canales de cable.

Victoria Villarruel les pidió a los senadores de ese entendimiento de "Los 39” que este miércoles se le dé dictamen al proyecto. Sería una muestra de eficiencia -o no- y también de la capacidad de respuesta que puede tener el peronismo, que tiene 33 senadores y que fue desalojado de todos los cargos de conducción de la Cámara. Ni el cristinismo extremo llegó a tanto. En el período 2019-2023, el peronismo tuvo todas las Secretarías de la Cámara, pero le dejó a Cambiemos la Prosecretaría Parlamentaria que ejerció Juan Pedro Tunessi. Esta vez ni eso le han dejado al peronismo. No es gratis cerrarle los caminos al peronismo sin cederle nada a los 33.

Los 39 admiten que el entendimiento fue sólo para desalojar al peronismo de la casa -dejarlo sin cargos de conducción- pero que ese acuerdo va a tener que renegociarse ante cada proyecto.


Villarruel pide pista

Abrir el año encendiendo la luz en el Senado traslada la procedencia hacia Villarruel, que admite en concilios privadísimos que se entera de las ocurrencias de su gobierno después de que salen en los diarios –no es la única que se queja de eso. Le viene bien algún anabólico que le ayude a sumar algún poder. La elección del puntano Bartolomé Abdala como presidente provisional fue un calvario por escalas.

La tarea liminar de sacar al cristinismo de la casa -así bautizó a la operación uno de los fogoneros- fue la obra del senador por Salta, Juan Carlos Romero, del exsenador por el PRO Humberto Schiavoni y, en alguna medida, del correntino Carlos "Camau" Espínola. La prensa oficial atribuye este cierre al ingenio de la vicepresidenta, que fue beneficiaria más que gestora del acuerdo.

Hay interesados en alzar la gravitación de la vicepresidenta para ponerla en conflicto con Milei, casi por una tendencia física de posicionar a los vices contra sus presidentes. Este envión es responsabilidad de peces de aguas profundas -servicios de información- que retocan su retrato día a día para ponerla en el centro del escenario.

Corre la misma suerte de Karina Milei, a quien el periodismo tumbero construye como una figura esclarecida, potente y vigorosa, que controla todo. Sobredimensionan su importancia como comisaria del hermano presidente. Una fantasía que le va a costar ser perseguida, como en las películas de Hitchcock, por delitos que no cometió. Es el costo de estar todo el día en el escenario de una comedia ajena.


La tercera vuelta electoral

Los Estados Generales –un expediente de los monarcas del ancien régime francés- que pretende abrir Milei con el DNU y la ley ómnibus, incluyen una agenda que va desde la sastrería de los jueces, hasta la reforma electoral para liquidar a las minorías en la representación política. Busca lanzar centenares de proyectos que interpelan en forma transversal a todas las tribus políticas, de manera de que los protagonistas tengan una oportunidad de expresarse en apoyo o en rechazo de sus iniciativas y así construir las mayorías que no tiene.

Es lanzar una tercera vuelta electoral, que le permita construir un gobierno que aún no arrancó, y que refleje más el resultado del balotaje que el de la primera vuelta. Este intento de segundo balotaje le hace incurrir en alardes de rutina, cuando desafía -"Que me intenten voltear. Vamos a ver si la gente los deja"-. Se lo decía Néstor Kirchner en 2003 a los senadores peronistas que no querían avanzar en el juicio a la Corte Suprema. O salir al balcón para saludar con el puño en alto a una plaza vacía. Son reacciones instintivas de quien necesita, para gobernar, construir un poder que no tiene. Desordenar para volver a ordenar y salir hacia adelante.

 

viernes, 15 de diciembre de 2023

Patética Pato

No quisiera robarle a la Sra. Bullrich ninguno de los atributos (también llamados predicados) que hoy por hoy (con justicia) se le asignan. Pero estos días he estado pensando en ella y lo que mejor le cuadra es "patética". Explico por qué.

Imagino a alguien que se ha preparado a lo largo de su vida para los más altos cargos, que ha competido para ocupar el sillón soberano, el sitial desde el cual se pueden torcer los rumbos de la historia o entregarse a la tragedia propiamente política de quienes conocen la soledad del poder cada día, cuando se pone el sol, que no cambia su rumbo aunque se lo ordenen.

Pues esa es Pato. Lo que obtuvo, en cambio, es el lugar de granadera, o incluso menos (porque ni uniforme le proveen). Ella quería ser rectora, pero le dijeron: te da para celadora.

Lejos de ofenderse, ella abraza la causa y hace como si nada hubiera sucedido, como si su dignidad no valiera absolutamente nada y como si el desprecio de la gente a su candidatura no fuera a influir en su accionar futuro. Como si pudiera existir el "yo me conformo con participar" en tales cimas de ambición. 

La era del patetismo (mezclado con un poco de patoterismo) ya está entre nosotras, que abrazamos encantadas la causa de Teté Coustarot.

En el programa de Mirtha Legrand, la lideresa de nuestro movimiento dijo:

"La cultura es la alegría del pueblo" es un lema extraordinario que merece nuestra atención. Decidimos fundar la Brigada Teté Coustarot. 

"Somos la Teté".

Por supuesto, ningún movimiento o agrupación puede serlo sin acciones. Aquí va la primera que proponemos, que tiene al Patetismo como destinatario.

 


Proponemos que todas las integrantes de la Brigada Teté y sus simpatizantes viajemos SIEMPRE con palos de hockey en los subtes y trenes. Y quien no tiene palo de Hockey puede usar el bastón de su abuela en reemplazo. Venden fundas para palos de hockey que seguramente serán caras, pero es fácil disponer de una piola cualquiera para colgarse el palo o bastón de la espalda y poder seguir consultando las noticias en el celular.

He aquí el primer cántico:

 

“Somos las soldadas de Teté

(sabelo Pato)

te cortamo la calle, la ruta

porque hay libertá

(no llamés a la yuta)"







martes, 21 de noviembre de 2023

sábado, 18 de noviembre de 2023

Infancia y pensamiento

Por Daniel Link para Perfil

Nos convocan a una reunión universitaria en la que se discutirán políticas de investigación y mecanismos para estimular y fortalecer el desarrollo de proyectos. No se entiende muy bien por qué estamos en un salón con mesas modulares y sillas de colores, como de kindergarten, hasta que nos dividen en grupos de cuatro personas y nos hacen mover los módulos para crear células autónomas de razonamiento. Nos someten a una serie de preguntas estrambóticas que curiosamente, en mi equipo respondemos todos con la misma respuesta: necesitamos dinero, infraestructura, espacios (físicos y virtuales).

Cuando llega el momento de la puesta en común, el “consultor externo” contratado para la ocasión queda pasmado: en todos los grupos la respuesta ha sido la misma, para todas las preguntas. Le explicamos que los proyectos de investigación financiados por la universidad otorgan un subsidio que, al cambio de hoy, equivale a 30 (en el peor de los casos) o 90 (en el mejor) dólares anuales para todo el equipo que integra el proyecto (la inscripción a un solo congreso baratito ronda los 30 dólares).

Le contamos que en algunos centros ya nadie se presenta a esos proyectos por lo insustancial del subsidio y porque luego hay que enfrentarse con una burocracia que exige la devolución de algunas sumas porque un comprobante se perdió o estaba mal hecho.

Un geógrafo cuenta el caso de una geóloga (ah, la canción de la tierra) que, estando en el medio de una excavación, recibió un llamado pidiéndole cuentas por unos tres mil pesos (3 dólares) que no había rendido correctamente.

¿Se puede investigar sin inversión? Se nos preguntó cómo se puede aumentar la capacidad de captura de fondos. Lo sabemos perfectamente: presentándonos a convocatorias internacionales. Pero para eso también hacen falta recursos, porque cada una de esas presentaciones, que podrían traer cientos de miles de dólares o millones de euros a la universidad requieren de tiempo, precisión, talento. Agregamos a la lista de lo que hace falta: plata, espacios (físicos y virtuales), infraestructura, nombramientos.

Nos retiramos con la satisfacción de que las autoridades transmitirán al futuro gobierno nuestras necesidades, que serán escuchadas y resueltas.


sábado, 29 de julio de 2023

Baño clausurado

Por Daniel Link para Perfil

El señor Roberto García Moritán insiste en demoler el edificio del Ministerio de Desarrollo Social y Salud como parte de su programa de gobierno para la Ciudad de Buenos Aires.

"En el medio de la ciudad hay un adefesio que solo genera caos, conflicto y anarquía", ha sentenciado, revelando la relación fetichista que tiene con el edificio (muchos observadores han arriesgado que, en efecto, “tiene cara de fetichista”, hipótesis que no podemos suscribir porque conocemos la distancia abismal que se establece entre el ser y el parecer): no le basta con refuncionalizarlo, trasladando por ejemplo el Ministerio de Desarrollo Social (objeto de la protesta piquetera) a alguno de los barrios populares que necesitan de procesos de urbanización. No, no. Él supone que la demolición de ese edificio de más de ochenta años (inaugurado en 1936 como sede del entonces Ministerio de Obras Públicas), de estilo racionalista y declarado (con justicia) Monumento Histórico Nacional mejorará la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, que él identifica con “mejorar el tránsito”.

Uno podría aferrarse a la vis cómica y enumerar otros edificios fetiche que podrían entrar en su lista, pero mejor es tomárselo en serio y pensar en la pobreza imaginativa sobre la que reposa su propuesta.

La siniestra solución del marido de Pampita dice: he aquí un problema. Eliminemos el problema con explosivos plásticos. Me recordó la situación del baño del piso 4 en un edificio universitario al que voy con frecuencia. Una vez, en febrero, uno de los inodoros empezó a perder agua. Después de haber dado aviso a la oficina correspondiente (el edificio ha sido recientemente refaccionado: los baños son nuevos), hacia abril apareció un cartel que decía: “Baño clausurado”. Todavía sigue igual, sin poder usarse, porque alguien prefirió dinamitar metafóricamente el baño antes que arreglar lo que su propia torpeza había provocado previamente.

Es una posición horrible que implica reconocer que no se sabe resolver un problema más que mediante una prohibición, una clausura o, directamente, la destrucción.

Por supuesto, sorprende que el señor Moritán haya aceptado sumar a su campaña una idea seguramente susurrada por un desafortunado equipo de prensa (es cierto, pobre gente, que tienen que trabajar con lo que les dan, que seguramente es bien poco). Pero resulta más alarmante aún que no haya habido un general repudio a sus dichos entre quienes comparten su espacio político, que pueden ser arrastrados por la misma idiocia hasta nadie sabe qué umbrales.

Les parecerá que hablarse encima y encima adjuntar un video como “de acción” sostiene el nombre del candidato circulando y que eso es lo que importa.

Esto es, incluso, más penoso que lo anterior porque agrega una cuota importante de cinisimo, que parece ser lo que domina el panorama político de estos tristes tiempos sin ideas, sin vergüenza y sin imaginación.

Fetichismo, idiocia y cinismo. Por supuesto, esos rasgos pueden chequearse en varias de las candidatas a los cargos electivos que votaremos en pocos días. Teniendo en cuenta ese contexto, ¿no es lógico que, independientemente de nuestras adhesiones políticas, usemos las PASO como lo que son: internas abiertas en las cuales podemos decidir qué candidatos irán a las elecciones verdaderas?

El kirchnerismo porteño levantó su voz de protesta porque algunos peronistas declararon que votarían en las PASO para desfavorecer la candidatura del Sr. Jorge Macri. Pero es bastante sano que un sector que sabe que no va a ganar elija el candidato menos nocivo para la ciudad (y vote su lista de legisladores). Y otro tanto podría decirse para las presidenciales. ¿No convendría ponerle freno a la ambición sin fundamento de la señora Bullrich desde ahora, para no tener que aguantar su “A todo o nada” durante los meses venideros?

Sabiendo más o menos quiénes ganaran las internas en los demás espacios (de Massa no nos salva Grabois, a quien muchos habrían votado con algarabía), ¿no habría que pensar estratégicamente las internas como eso y sólo eso, y usarlas para sacarnos de encima las amenazas de destrucción, de mano dura, de privatizaciones y de modificaciones de los regímenes jubilatorios, pero sobre todo la vergüenza de que alguien crea que esos discursos son todo lo que nos espera?

Mejor que clausurar un baño, es arreglarlo.

 

viernes, 7 de julio de 2023

La Atenas del Plata

Por Daniel Link para Perfil

Profilaxis, ética, helicóptero. Énfasis, metáfora, cosmos. Poesía, dialéctica, biografía. Son tantas las palabras griegas y los helenismos con los que vivimos con naturalidad que, cuando resulta que habitamos temporalmente esa lengua sin entender más que las palabras sueltas que hemos heredado de antiguos o modernos traductores, nos sorprende la cercalejanía tan paradójica que las lenguas establecen entre sí.

Estamos en Atenas, y somos un grupo numeroso de americanos hspanohablantes que participamos de un congreso de literatura que ha comenzado con una extraordinaria presentación de Lina Meruane que satiriza los vicios académicos y literarios de encuentros como éste, organizado por el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana.

Entre los argentinos circula la palabra crisis, desde ya. Nos preguntamos cómo un tan copioso contingente ha podido reunirse en Atenas, teniendo en cuenta la situación de nuestra economía. Aquí y allá surgen los financiamientos externos que pagaron los viajes.

La noche del miércoles, una colega estadounidense pagó la cena de los becarios del Conicet que la acompañaban.

Comentamos con cierto malestar la reticencia del actual gobierno a avanzar en el proyecto de integración entre la Unión Europea y el Mercosur que, entendemos, a todas nos beneficiaría.

El canciller dice que no, y habla de asimetrías pero no explica cuáles son y, mientras tanto, juega al gato y al ratón con los Estados Unidos y con China.

Lo cierto es que podríamos evaluar con cierta competencia esas asimetrías, si se tomarán el trabajo de exponerlas para nosotras.

Sobre todo, estando en Atenas, una ciudad muy en los márgenes de Europa, cuya temporalidad, contra toda presuposición, como nos recordó el presidente del IILI, el cordobés Fernando Degiovanni, es tan parecida a la nuestra.

No hablamos, claro, de la Grecia o la Atenas clásica y escolar, sino de la política moderna (la independencia griega fue proclamada en 1822 y efectivamente establecida ocho años después). Grecia tuvo su propia anarquía, sus golpes militares, su fascismo, sus guerras con los turcos, su guerra civil, sus propias tribulaciones con el FMI.

Atenas no parece una ciudad europea, sino una ciudad americana. Si no fuera por sus desniveles, su heterogeneidad arquitectónica se confundiría con la de Buenos Aires. Otro tanto podría decirse de su vivacidad.

Atenas fue el modelo de nuestros próceres y nuestros intelectuales (¡Argirópolis!) y es claro que la analogía no tuvo tanto en cuenta al Partenón o al Banquete platónico, sino a una ciudad cuyo modelo de civilización está en tensión con el Occidente, que es más bien Romano que Griego.

Hay algo irremediablemente exótico y oriental en Atenas, que es uno de los bordes trágicos de Europa. Ya el hecho de que las palabras que amamos se escriban en un alfabeto casi ilegible nos evita la ilusión de lo homogéneo.

Tal vez nos convenga recuperar la figura mitológica de la “Atenas del Plata”, con otros contenidos políticos: el borde indio de Europa, su pesadilla.

 

sábado, 24 de junio de 2023

Crisis infinitas

Por Daniel Link para Perfil

Después de un año o más, volví al cine. No es que interesara particularmente la película que iba a ver, pero la daban en el complejo nuevo debajo de Plaza Houssay, donde no había estado. Es una cuadra que, para mí, tiene un intenso significado personal porque cuando era muy joven, durante la Dictadura cívico-militar, los policías que vigilaban la entrada a la Facultad de Ciencias Económicas cruzaron la calle y me golpearon sin razón aparente. Yo hacía tiempo con un amigo para rendir un examen. Para mi sorpresa él se fue y me dejó solo ante las fuerzas del orden. Nunca más volví a verlo.

La plaza tuvo varias intervenciones arquitectónicas. La de 1980 establecía circuitos muy rígidos de circulación que (nosotros pensábamos) eran especialmente aptos para la represión de las manifestaciones estudiantiles, que quedarían literalmente acorraladas.

La nueva versión (después de una tímida remodelación en 2007 o cosa así) mejora un poco el perfil que da a la avenida Córdoba. La barranca de pasto que baja hacia el patio de comidas y los cines le agrega un poco de desnivel a una ciudad que carece de relieve.

Los cines tienen pantalla muy chica y todo en ellos funciona automáticamente. Es raro que no haya boleterías, pero por fortuna hay empleadas muy amables y ansiosas por ayudar.

Fuimos a ver Flash que es, según mi ya desvencijada memoria, el primer episodio de Crisis en las tierras infinitas, un choque entre la Gesamtkunstwerk wagneriana y los superhéroes de la pop culture marca DC. Desde una perspectiva adorniana es abominable, pero desde mi odio inclaudicable al universo Marvell, está bien.

 

sábado, 10 de junio de 2023

Los nombres de Kafka

Por Daniel Link para Perfil

La delirante política argentina se explica, entre otros factores, por una crisis de identidad. Nadie sabe quién es quién, a quién representa, qué imagen de pueblo enarbola. Así, resulta que las dos alianzas más importantes están partidas porque interiormente cada fracción se parece más a una parte de la otra alianza que a sus propios compañeros de sufrimiento electoral.

El nombramiento de Jorge García Cuerva como arzobispo de Buenos Aires desató una persecución identitaria: es un cura villero, no es un cura villero; es amigo de Massa, se lleva mejor con Carolina Stanley; es pro LGBT (y “toda esa porquería”); es conservador, es comunista.

El mismo sacerdote impugnó el "vicio de encasillar a alguien de un lado o de otro". Ese encasillamiento es índice de una angustia identitaria (¿quién soy? ¿quién es aquél?).

Resumo una clase sobre el tema. Franz Kafka escribe en su diario el 11 de febrero de 1913: “Soy un pájaro imposible, un cuervo. Estoy perdido y así revoloteo entre los hombres. Ellos me miran con desconfianza y yo soy un ave peligrosa, un ladrón, un cuervo”. Pregunto de qué está hablando Kafka y sobreviene una catarata de interpretaciones (la paranoia de sentido).

Relaciono esas frases con el apólogo del cazador Gracchus, en el mismo Diario. Llega un barco transportando a un muerto vivo: un hombre que ha muerto en un accidente pero que sigue vivo porque cuando el barco lo llevaba a su descanso definitivo se desvió por un viento súbito y entonces quedó condenado a navegar entre ambas aguas. El alcalde de la ciudad le pregunta: “¿Y ahora piensa usted quedarse en Riva?” y Gracchus contesta: “No tengo intenciones” y después: “Estoy aquí, es lo único que sé, es lo único que puedo hacer”.

Sintetizo el juego pedagógico: Gracchus viene de graculus que quiere decir grajo, cuervo. Y Kavka, pero escrito con v y no con f (sin embargo, suenan igual) quiere decir...“cuerva”. Todo lo que se dice son variantes del propio nombre.

De modo que no habría que desesperarse demasiado por las identificaciones imaginarias (de uno o de los otros) y atribuir intenciones y sentidos (“ave peligrosa”) fundados en prejuicios. El “ser” es escurridizo, lo que importa es el “estoy aquí”. Con eso basta para empezar a hacer.

 

sábado, 22 de abril de 2023

En clave mafiosa

Por Daniel Link para Perfil

No habría ya necesidad de confrontar la política actual con investigaciones minuciosas y largas genealogías (al estilo de Horacio Verbitsky) para notar el costado mafioso que impregna la actividad del Pro, sacudido por la negativa del Sr. Rodríguez Larreta a avalar ciegamente la designación del Sr. Jorge Macri (el otro, el mismo) como candidato a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo explicar el capricho del Sr. Macri (aquel que ayer nomás decía) para que sea sólo un miembro de su famiglia quien conduzca los destinos del distrito porteño? No se entienden los estallidos de Mauricio, de la Sra. Bullrich y de dos personas que no se sabe bien en nombre de quienes hablan ni a quienes representan desde sus lugares completamente intrascendentes (la Sra. Vidal y la Sra. Michetti), sino haciendo una referencia a la lógica de la mafia calabresa. La 'Ndrangheta constituye, en la actualidad, la única organización criminal considerada de alcance global, con presencia estable en los cinco continentes, y la más rica a nivel global. A diferencia de la Cosa Nostra, recluta a sus miembros siguiendo el criterio de la relación de sangre, de lo que resulta una extraordinaria cohesión dentro del clan familiar.

¿Fueron los berrinches del Sr. Macri un ataque de pánico narcisista (la prensa de derecha no es capaz siquiera de analizar esa hipótesis) o un santo y seña mafioso?

Las contraseñas son la forma de darse a conocer, pero también de reconocer a aquellos que comparten la propia identidad. Delimitan un espacio, pero también un código de comportamientos y un conjunto de saberes. Las contraseñas tienen sentido porque hay algo misterioso o secreto que guardar del escrutinio público. Una contraseña fue el hilo de Ariadna, que le permitió a Teseo “craquear” el laberinto del Minotauro. El “ábrete sésamo” de los cuarenta ladrones fue una contraseña. Los saludos de las logias y las mafias también lo son.

Que un político someta el nombre familiar a lógica mafiosa incluso con el riesgo de perder una elección pareciera definir un espacio de intervención: o gana la famiglia o no gana nadie.

Por supuesto, esto es válido para cualquier configuración política, más allá de la parentela calabresa.

 




sábado, 8 de abril de 2023

Las hijas de Borges

por Daniel Link para Perfil

La hija más célebre de Borges es imaginaria: se llama Raula Borges, está comprometida con Miguelito Pérez Perkins, un delegado de Raúl Alfonsín en París, que quiere convencer a Nicanor Sigampa, un millonario afroargentino, para que contribuya con cuatro mil millones de dólares al pago de la deuda externa, que asfixia al gobierno.

Nicanor Sigampa urde, en cambio, una campaña para postular, en las inminentes elecciones, a un candidato propio a la presidencia, el poeta Darío Copi, el narrador de la novela La internacional argentina, de la cual Copi (Raúl Damonte) es el autor.

La novela (que hoy merecería ser revisitada para comprobar su alucinatoria capacidad de predicción) fue publicada en francés en 1988, dos años después del casamiento de Borges con la Sra. Kodama, celebrado por poder vía Asunción. Pocas semanas después, el 14 de junio, Borges murió en Ginebra.

Los diarios en general, pero en particular el diario Clarín, lloraron la desaparición de la Sra. de Borges, inexplicablemente celebrada como una guardiana fiel del legado de su marido, cuando en verdad su gestión sobre el patrimonio literario de Borges fue errático y mezquino.

La Sra. de Borges bloqueó todo proyecto de edición crítica de las obras de su difunto marido. Se dedicó a pleitear insensatamente contra todos y todas los que osaran intervenir en relación con su legado (el caso más resonante fue el de Pablo Katchadjian, pero yo mismo recibí una carta documento de sus abogados cuando trabajaba para el diario Página/12). El 4 de diciembre de 2019 rechazó la iniciativa de Alberto Fernández para crear un “Museo Borges” con manuscritos donados por el empresario Alejandro Roemmers. La Sra. de Borges afirmó (sin pruebas) que esos manuscritos habían sido robados por una empleada doméstica (la hija natural de Borges, en La internacional argentina, es hija de una empleada de limpieza de la Biblioteca Nacional, de origen portugués).

Independientemente de la pena que puede causarnos la muerte de una señora a la que le gustaban mucho los arenques, muchachos, nos volvimos a ilusionar con la posibilidad de un archivo ordenado y centralizado y unas Obras Completas en edición crítica.

Pero apareció “la banda de los sobri” (la denominación es de Martín Nicolás Kodama) y se nos fue el alma al piso.

Mientras escribimos la continuación de La internacional argentina, con nuevos personajes, esperamos que el Estado intervenga para impedir que lo poco que queda del legado de Borges salga del país y se abra al escrutinio filológico.

sábado, 14 de enero de 2023

Jueces al horno

Por Daniel Link para Perfil

Habrán notado que la sequía nos regala algo desconocido en Buenos Aires: la amplitud térmica. Aunque tengamos jornadas de calor infernal, a la noche se pone fresco como en la montaña. Corresponde aprovechar la circunstancia para encender el horno y entregarse a una degustación riesgosa.

Como todo el mundo sabe, los jueces son una especie protegida, pero sólo cuando sobreviven en integridad (en ese estado, son escasísimos). Se ha dado el caso de sibaritas inescrupulosos que han entregado un juez íntegro clandestinamente capturado a su lenta corrupción, para poder utilizarlos en festejos empresariales. Pero esto está penadísimo por las leyes y los tratados internacionales y sucede muy raramente. Lo más frecuente es que los conocedores recurran al amplísimo stock de jueces ya corruptos y dejen a los íntegros en paz. En todo caso, el juez no íntegro se consigue ya despedazado y con, por lo menos, los bordes putrefactos.

Luego, cada cual decidirá cuál es el grado de podredumbre que su paladar es capaz de tolerar sin náusea. Sucede como con el Camembert normando: a algunos les gusta más pasado, blando y hediondo y a otros con la corrupción “madurada” en lo más profundo, pero imperceptible en superficie.

Una vez elegida la pieza, se la debe dejar reposar por lo menos 24 horas bien adobada por los dos lados (que es lo que garantiza una putrefacción pareja y consistente) en algún sótano fresco de la democracia. Si uno de los lados está cubierto de sal ministerial, por ejemplo, por el otro podría recibir una buena untada multimediática.

Lo importante es que las cantidades de adobo de ambos lados se equilibren entre sí para que la podredumbre alcance su punto correcto, con ese dulzor mortuorio que le es tan característico, y luego se dore en el horno durante por lo menos cuatro horas a fuego lento.

Como acompañamiento, sugiero una ensalada tibia de brócoli y hongos coprófilos, de esos que crecen en las heces de animales patagónicos en los alrededores de Lago Escondido (yo prefiero los hongos psilocibios, que contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina y la baeocistina). Saltados con ajos y echalotes finamente picados, en un buen aceite de oliva y con cubitos de panceta desgrasada.

Una vez listo el plato principal y reunidas las invitadas alrededor de la mesa judicial, se descartan los jueces al horno, esa plaga, esa inmundicia intragable, se proponen brindis por los jueces íntegros en peligro de extinción y se comen las setas, hasta alcanzar la algarabía deseada.

 


sábado, 31 de diciembre de 2022

La gallina degollada

Por Daniel Link para Perfil

A veces, leyendo, uno descubre cosas. Yo descubrí un texto precioso, escrito por Baldassare Bonifacio en 1632, que se llama “De archivis”. Tan poderosa y límpida es la descripción de las funciones del archivo que allí se leen, que encargué una traducción del latín al español que todavía aguarda imprenta.

Según la ratio archivística, el archivo es la decantación de la actividad de una institución que, sometida a esa ficción teórica, sólo podría actuar a partir del ordenamiento de su propio sedimento, como si lo que no estuviera debidamente identificado, catalogado y guardado en un archivo no tuviera fuerza.

Desde esa perspectiva se hace depender la noción de verdad de la noción de archivo, entendido como el depósito ordenado de los documentos jurídicos públicos. Los archivos garantizan la continuidad del saber pero, sobre todo, garantizan una forma de gobierno que modifica la forma de la soberanía clásica, porque ya no se trata de obedecer la voluntad subjetiva del soberano, sino de aplicar principios de gubernamentabilidad fundados en la documentación acumulada. Baldassare (nació en una camada de trillizos, de ahí su nombre) escribe: “No hay nada más útil para instruir y enseñar a los hombres, nada más necesario para aclarar e ilustrar asuntos oscuros, nada más necesario para conservar los patrimonios y tronos, todo lo público y lo privado, que un almacén bien constituido de volúmenes y documentos y registros -mucho mejor que los astilleros navales, mucho más eficaz que las fábricas de municiones, ya que es mejor ganar por la razón en lugar de por la violencia, por el bien y no por el mal”.

Es decir que el buen gobierno no se fundará ya en la fuerza del soberano sino en el peso de la documentación, la jurisprudencia, los reglamentos y resoluciones.

El concepto de archivo rehúsa la existencia anárquica de los registros históricos o de los fondos documentales, evitando de ese modo la posibilidad de inscripciones sociales producidas sin derivar de una forma orgánica. El archivo es un organismo superior, incluso, al organismo humano, al que somete a una ley cada vez más sepultada bajo las capas de hojarasca documental.

De allí a la metáfora de la “jaula de hierro” propuesta por Max Weber y las pesadillas kafkianas hay sólo un paso. Si nos sometemos a los laberintos de la AFIP, del Registro Automotor o de las Direcciones de Tránsito (reparticiones que, justo es decirlo, funcionan mucho mejor que antes de la digitalización) es porque todo eso, que a veces nos exaspera y nos provoca sentimientos asesinos o suicidas, nos salva del capricho del monarca o el soberano que, cada vez más, es una figura decorativa, una mera garantía del funcionamiento de toda la máquina que no requiere más que necesidades ciudadanas como combustible para mantenerse en marcha para siempre.

Toda esta lógica del “buen gobierno” propuesta por Baldassare, que rechaza la voluntad caprichosa del soberano, decanta en la forma democracia, al menos tal como fue codificada en los Estados Unidos, que en Argentina los constitucionalistas copiaron puntualmente.

Por supuesto, en países donde la voluntad caudillista o el capricho soberano son todavía pensados como variables del sistema político, más allá de las burocracias partidarias y de las carreras de funcionariado público, se producen cortocircuitos un poco anacrónicos.

La más alta figura política es capaz de victimizarse y considerarse objeto de una persecución e, incluso, de considerase el emblema de lo perseguido (que es, en primer lugar, un partido sin demasiada identidad ideológica y, en último término, el Pueblo entero). Si existiera tal persecución (cosa que no puede negarse de plano) sería difícil encontrar un responsable fuera del círculo de primas donnas de ambos lados de la grieta, que han hecho de la política argentina un circo provinciano y torpe.

¿Se ganaría algo con una decapitación partidaria? Más bien todo lo contrario, porque toda esa cefaléutica no impediría que los engranajes del sistema sigan funcionando y que el común de los mortales se preocupe más por los engorros de la VTV o de las recetas electrónicas para medicamentos que por los desacuerdos entre los tres poderes del Estado. Además, como en el cuento de Horacio Quiroga, degollar a una gallina puede tener consecuencias imprevistas.

 

sábado, 11 de junio de 2022

Yo voy en tren, no en avión

Por Daniel Link para Perfil

Si bien todas las canciones de Charly me gustan, “No voy en tren, voy en avión / no necesito a nadie, a nadie alrededor” siempre me produjo un cierto malestar. Yo prefiero, cada vez que puedo, viajar en tren. Serán recuerdos de infancia, no lo sé (hice mil veces el trayecto Córdoba-Buenos Aires en camarote; incluso viví a bordo un descarrilamiento).

Recibo, pues, con algarabía, cada reapertura de un ramal ferroviario. Cuando voy a Mar del Plata en auto me produce mucha curiosidad el ramal a Pinamar, que nunca usé. Veo pasar los trencitos desde la ruta y sonrío. Me prometo alguna vez intentarlo.

Ahora volvió el trenino de Valle Hermoso a Córdoba-Mitre, lo que permite el viaje hasta Buenos Aires (con combinación en la Docta). Sumado al Tren de las Sierras, y al anuncio de que ahora el tren a Rufino continuará viaje hasta Laboulaye y Vicuña Makenna, en la provincia de Córdoba, y después hasta San Luis, la dicha me transporta.

Después habrá que rezar para que los mantenimientos permitan que esos trayectos puedan realizarse en tiempos más o menos razonables y con la seguridad del caso. Buenos Aires-Mar del Plata en seis horas no es, ciertamente, lo que nuestra memoria guarda como ideal (“cuatro horas y un ratito”, decía la antigua publicidad).

El viaje en tren es más amable no sólo ecológicamente sino también socialmente: uno está rodeado, en efecto, de sociabilidades. Y bien se dice que viajando se conoce gente.

Los aviones están bien para tramos largos y nocturnos, con una pastilla que acompañe el sueño. Pero siempre es preferible ver pasar el mundo desde una ventanilla de tren.