Danielle corrió por la plaza y la gente la veía pasar con extrañeza; uno a uno los faroles se encendieron imitando a las estrellas que comenzaban a aparacer en el cielo púrpura...si fuese necesario lo perseguiría toda la noche. Necesitaba abrazarlo, decirle lo que pensaba, necesitaba tener esa oportunidad antes de cualquier otra cosa...
Él ya había dejado de ser él, era otro, un desconocido, un extraño, un velado...
Poco a poco las calles se despejaron y solo quedaron los amos de la noche, altos y luminosos, rodeados de lobreguez y opacidad.
Él ya había dejado de ser él, era otro, un desconocido, un extraño, un velado...
Poco a poco las calles se despejaron y solo quedaron los amos de la noche, altos y luminosos, rodeados de lobreguez y opacidad.