En el Parque das Aves de Foz de Iguaçú entramos a un recinto de picaflores y mariposas.
Al ver las fotos de vuelta a casa descubrimos la miniaturez de las patitas del picaflor.
Los loros y guacamayos, por otra parte, eran muy hábiles usando sus patas, aunque éstas no fueran tan lindas.
Y la pata de esta iguana parece mentira, como me suelen parecer siempre las pieles de los reptiles.
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Se solía decir que el pavo real bajaba avergonzado su magnífica cola cuando miraba al piso y recordaba lo feos que eran sus pies. Por eso servía como ejemplo de la soberbia arrepentida o de los soberbios que debían bajar sus humos... Con esa intención en El coloquio de los perros Cipión le dice a Berganza a modo de reto:
Mírate a los pies y desharás la rueda, Berganza; quiero decir que mires que eres un animal que carece de razón, y si ahora muestras tener alguna, ya hemos averiguado entre los dos ser cosa sobrenatural y jamás vista.
La emblemática está llena de pavos reales con su mensaje en contra de la vanidad mundana, como éste de Francisco de Villava
Enpresas espirituales y morales, Baeza 1613. II parte, empresa 27. |
"Deformes oblita pedes" ["Ha olvidado sus pies deformes"]
Haze la rueda con gallarda pompa
La ave de Juno, y en soberbia se arde
Y qual quien oye belicosa trompa,
De su bello plumaje haze alarde.
Mas mírese a los pies y el hilo rompa
Deshaga el cerco y su altivez retarde,
Para que ansí se humille quien se ufana
Viendo el remate de la vida humana.
¿Habrá que avergonzarse siempre de los propios pies? Seguramente no. No parece lo mejor seguir esa mirada culpógena tan propia del Barroco. Pero sirve recordar cómo, dónde y con qué uno está parado en este mundo.