Cuando lo cotidiano requiere un termino nuevo, aparece China Mieville y desmiente todas las fronteras. Sus verbos "desver" y "desoír", junto con el concepto de "la brecha" como una especie de fuga espiritual me están acompañando a diario, desde que leí la semana pasada "La ciudad y la ciudad".
Los que todavía os oponéis, os recomiendo animadamente su lectura que oscila entre lo noir y lo fantástico. Desplegará ante vuestros ojos y mentes todo un puzzle lingüístico y os dará todo un nuevo panorama geográfico por asimilar.
La portada, lectores míos...
Habrá dos. Para ver y desver.