Mostrando entradas con la etiqueta justicia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta justicia. Mostrar todas las entradas

31 jul 2012

¿Jueces? ¿Para qué?

Que en un estado de derecho que se dice democrático y con división de poderes existan prerrogativas que permitan a determinados cargos políticos del Gobierno la injerencia en asuntos que deberían ser competencia única y exclusiva de la Justicia da una idea del atroz nivel de bellaquía que asola a nuestros legisladores. Pero que además un gobierno recién elegido se afane en indultar a quienes han sido condenados por delitos tan deleznables como meter la mano en la caja común, lo cual es equivalente a robarle la cartera a todos y cada uno de los españoles, hace que el nivel de repugnancia roce cotas inimaginables.

10 may 2012

El poder de mentir

Un agente de la Guardia Civil es una persona cuya palabra tiene carácter probatorio (como la de un policía, un juez, o un notario). Esto significa que en un proceso judicial, su palabra no es un mero testimonio, como el de un periodista, o un camarero, sino una prueba. Esto, como es fácil adivinar, es un gran poder. Y como le dijo el tío Ben a Peter Parker, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". O debería conllevarla...

7 feb 2010

Las siete diferencias: Políticos vs. jueces

Viendo la reciente noticia del rechazo por parte de la Audiencia Nacional a que el Estado se haga responsable subsidiario de los males provocados por Afinsa y Fórum Filatélico. Para desesperación de los afectados, claro, que han puesto el grito en el cielo y a caldo a los magistrados, por rechazar que papá Estado se haga cargo de los ahorros que unos mangantes les birlaron. No es que no me solidarice con los inversores de Afinsa y demás. Desde luego gozan de toda mi solidaridad. Pero no de mi dinero. Porque si quieres que el Estado responda de tus ahorros, invierte en Bonos del Tesoro, Obligaciones o Pagarés, que para eso están. Ya está bien del cachondeo de privatizar beneficios y nacionalizar pérdidas, como parece que quiere todo dios cuando le tocan el parné. Justo lo que pasó con AIr Comet.

Analicemos: En ambos casos, ciudadanos particulares se vieron afectados negativamente por la quiebra de una empresa privada, ajena a la intervención del Estado. Sin embargo en el caso de Air Comet, el Gobierno no dudó en gastarse los millones que fueran necesarios en contentar a todo aquel que llore un poco. Y no sólo en el caso de Air Comet, sino que algo parecido sucedió en el caso del Alakrana, del Playa de Bakio, de los cooperantes secuestrados en Mauritania, y la lista podría ser eterna…

¿Vivimos una perversión de la democracia en la que los gobernantes son esclavos de los votos? ¿No es acaso eso una tiranía? ¿Pretenden los políticos comprar nuestros votos a base de resolver a golpe de talonario todos y cada uno de los desmanes de que sean víctimas los ciudadanos? ¿No se dan cuenta de que gastarse el dinero de muchos para contentar a unos pocos, sólo consigue los votos de esos pocos en detrimento de los votos de esos muchos? ¿O es que pretenden comprarnos a todos mediante aquello de que “muchos pocos hacen un mucho”?

Evidentemente la diferencia está en quién aplica la medida. Un juez tiene que hacer su carrera de derecho, y luego estudiar como un cabrón para aprobar unas oposiciones tan duras como la jeta de nuestros políticos. Si además de juez, llegan a magistrado (como los de la Audiencia Nacional de la que empezaba a hablar), tienen que haberse ganado el puesto por ascenso o por concurso. Evidentemente, cuando una persona llega a ese nivel, me quito el sombrero. Y quien siga esta tribuna sabe que doy leña a los jueces cuando me parecen absurdas sus decisiones, pero de la misma manera sé reconocer la valía.

En el otro platillo de la balanza (píllese el doble sentido), tenemos a un señor que puede haber salir de recoger alcachofas (con todos mis respetos a los hortelanos), y lamiendo cuatro culos y presentándose a un par de elecciones, zas. Ministro. No digo que los hombres del campo no puedan ser ministros. En absoluto. Los hay que yo lo sé, que desde luego mejor nos iría a todos si tuvieran una cartera de esas con letras doradas en vez de alguno de los encorbatados que se sientan en las poltronas azules de la Carrera de San Jerónimo. Lo que quiero decir es que el día en que para que alguien dirija los designios de un país se le exija una prueba de honestidad, conocimientos, sentido común e integridad como la que se exige a un juez, otro gallo nos cantará. Y así no tendremos politicuchos (de uno u otro color) tocapelotas, cantamañanas y soplagaitas que se dediquen a despilfarrar el dinero público con tal de quedar bien de cara a la galería.

7 nov 2009

Dispara primero, pregunta después

Yo ya me lo veía venir. Tenía alguna (poca) esperanza en el Parlamento Europeo, pero me he dado cuenta de que nos ha dejado en bragas. Según leo en El País, nuestros europarlamentarios han apretado el culo y se han lavado las manos como Poncio Pilatos, dejando que sea cada Estado miembro quien regule el corte del acceso a Internet sin previa decisión judicial. Y yo me pregunto. Para dejar en manos de cada Estado estas cosas, ¿para qué demonios necesitamos europarlamentarios y a sus eurosueldos?

Eso sí, nos dejan que reclamemos después de actuar. Más o menos viene a ser análogo a que a uno le metieran en la cárcel de buenas a primeras, sólo porque una entidad privada, pongamos El Corte Inglés, sospechase que estábamos robando en la sección de droguería, y cuando pidiésemos amparo a un juez, entonces sí, el juez nos sacaría de la cárcel. Curiosa inversión de la labor judicial. Ya no se encargarían de condenar al culpable sino de salvar al inocente de la condena by default. Primero disparan, luego preguntan. Qué deferencia. Qué defensa del ciudadano. Adiós a la presunción de inocencia. Adiós al poder judicial. El Gran Hermano te vigila. ¿Qué pensarán los jueces de esto? ¿Y el Tribunal Constitucional?

13 jun 2009

¿Es legal el Partido Popular?

La verdad es que aborrezco la Ley de Partidos (Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos), porque me parece inconstitucional y antidemocrática, pero es una ley vigente, y por tanto de obligado cumplimiento. Y si se aplica a algunos partidos (Batasuna y derivados) debería ser de aplicación a todos los demás.

Así que yo me planteo: Según el Artículo 6 de la citada ley, en el que se dice que «los partidos políticos se ajustarán en su organización, funcionamiento y actividad a los principios democráticos y a lo dispuesto en la Constitución y en las leyes», ¿no es igual de antidemocrático y anticonstitucional la no-condena de un acto terrorista, que la no-condena de un régimen dictatorial y antidemocrático como el franquista? Y dada la escandalosa renuencia del Partido Popular a no condenar un régimen antidemocrático, e incluso tildarlo de "periodo de extraordinaria placidez" que incluso podría tacharse de apología de la dictadura, ¿no debería aplicársele al Partido Popular la Ley Orgánica de Partidos Políticos antes citada, y proceder a su ilegalización? Porque aquí, o jugamos todos, o se rompe la baraja. ¿O quizá es que todos somos iguales ante la Ley, pero unos somos más iguales que otros?

1 oct 2008

Pedir peras al olmo

El sistema penal español es uno de los más modernos del mundo. Se basa esencialmente, como no podría ser de otro modo y aunque siga sorprendiendo a algunos, en la reinserción. Esto quiere decir que cuando un delincuente da con sus huesos en el talego, su estancia allí no tiene como objetivo apartarlo de la sociedad, (filosofía rancia y de siglos pasados), sino hacer de ese enfermo social, un elemento asimilable por la sociedad. Si no se persiguiese esta meta, bastaría con encerrar de por vida a aquellos elementos subversivos.

Por supuesto esto es la teoría, y aunque sobre el papel esto sea así, no siempre se cuenta con los medios humanos, económicos o materiales para llevar a cabo esta misión, de modo que muchos algunos de los internos no consiguen reinsertarse. En esos casos es el sistema el que falla, ya que no consigue cumplir el objetivo que se había marcado. Dado nuestro sistema, lo ideal sería poder "reconducir" a los estraviados lo antes posible. Y si creyésemos en las novelas de ficción científica, bastaría con apretar un botón para que un ciudadano criminal se convirtiese A quien sorprenda este hecho y se escandalice de que aún existiendo ese "milagro", el criminal no se pudriese en la cárcel, significa que no ha comprendido la naturaleza de un sistema penal del siglo XXI. Porque es muy importante separar por completo la justicia de la venganza.

Sin embargo sería un necio si negase que las condenas tanto civiles como penales que impone la administración de justicia tienen otro cometido. El disuasorio. Cuando un señor se plantea atracar una joyería, valora si "le merece la pena" el posible beneficio con el riesgo de pasar una temporada a la sombra. De este modo, si un determinado delito se da con mayor frecuencia, parece claro que aumentar las penas asociadas a dicho delito, harán a los potenciales delincuentes pensárselo dos veces antes de cometerlo. Esto es lo que nos dice la lógica. Pero es una lógica simplista. ¿Por qué? Porque existen modificadores de conducta.

Hay determinados hechos que son compulsivos. La compulsión, en psicología, es un impulso ajeno al control del individuo que hace que los actos realizados sean, si bien conscientes, inevitables. El acto realizado con compulsión puede ser algo que el sujeto sepa perfectamente que no debe hacer (como comer, para un enfermo de bulimia nerviosa), pero no puede evitarlo. La pasión es una perturbación del juicio que provoca trastornos en el comportamiento. Un enajenado puede cometer acciones bajo su estado alterado de conciencia, que en circunstancias normales, y con premeditación no haría. Hay determinados trastornos psicológicos que inducen a las personas a actuar de forma desordenada. Por supuesto, un crimen pasional no es menos crimen que uno "ordinario", pero la forma de tratar tanto al criminal como al código jurídico, han de ser bien diferentes.

Ayer, los padres de Mari Luz solicitaron al presidente del Gobierno el aumento de las penas por pederastia. Hace unos meses, en Austria se emprendió un proceso similar tras salir a la luz el caso de Natascha Kampusch. Y el problema de todo esto, es que no es más que un engaño. Realmente ninguna de estas medidas hará que determinados elementos de la sociedad tengan perturbados los mecanismos de apetencia sexual. Ninguna pena de cárcel, por estrastosférica que sea, hará que un trastornado deje de desear sexualmente a un niño o una niña. Ninguna condena, ni ningún millón de firmas, ni ninguna presión social, policial ni judicial impedirá que un señor enajenado mate a su pareja o ex-pareja porque en ese momento asume que ha de hacerlo. De la misma manera que no hay forma judicial de evitar que un chaval coja una pistola y mate a la mitad de sus compañeros en un instituto. ¿Y por qué? Porque ninguno de esos individuos son conscientes de sus actos, ni calibran las consecuencias de los mismos, ni se plantean si compensa o no, de la forma en que lo hace el ladrón de la joyería. Los trastornos mentales son así. La única forma de evitar este tipo de sucesos es mediante una educación integral de respeto por los semejantes. Evitando traumas, o enseñando a gestionar los inevitables, de forma que no desencadenen la tragedia. Pero lo más espeluznante de todo, es que ni siquiera eso nos garantizará que de cuando en cuando no emerja desde las profundidades de la psique humana un monstruo social que atente contra sus semejantes. Y esta idea nos aterra porque en el fondo sabemos que todos somos humanos, y que ese asesino, ese pederasta o ese perturbado, al fin y al cabo está hecho de la misma carne que cualquiera de nosotros.

Mientras no miremos este tipo de crímenes desde una perspectiva puramente psicológica, dejando en un segundo plano el aspecto penal, jamás podremos, como sociedad, atajar ni un milímetro este tipo de acciones. Mientras no logremos la madurez de juicio necesaria (aunque no suficiente) para comprender los mecanismos de actuación de estos individuos, jamás servirán de nada las medidas propagandísticas que con mejor o peor fortuna se planteen ante jueces o presidentes de Gobierno.

6 jun 2007

Jueces que viven en Marte (o más lejos)

Es una triste gracia encontrarse que cuando alguien no quiere hacer algo bien, simplemente señala con el dedo a otro diciendo "ellos lo hacen igual de mal". Eso es lo que he pensado al leer esta noticia. En ella podemos ver que el Tribunal de Defensa de la Competencia justifica el canon por el —en mi opinión— débil argumento de que en los países de nuestro entorno se hace igual. Es decir. Como a nuestro alrededor se hace mal, ¿pa' qué vamos a hacerlo bien?
Pero lo que sí es para caerse de culo es que los jueces afirmen que el canon es beneficioso para los usuarios. O_O O sea que según estos señores del Tribunal de la Competencia, pagar de más, es beneficioso para el que paga. Tócate los cojones. Así se construye España. Otro argumento de peso que arguyen los jueces es que esto emana de la Ley de Propiedad Intelectual de 1987. Y claro, todos sabemos que los últimos hits siguen vendiéndose en musicassete y en L.P. por lo que la gestión de los derechos de autor del 87 sigue siendo válida. Creo siguiendo la misma lógica podríamos traer a nuestros días el Derecho de pernada, que es aún más antiguo.

3 ene 2007

Muertes, horcas y bombas. Feliz año

Los últimos días del año que acaba de terminar he presenciado una serie de acontecimientos luctuosos que han removido ciertos sentimientos que en alguna ocasión he expresado aquí. Ya traté hace casi un año de la delgada línea roja que separa los conceptos de justicia y venganza, línea roja que mucha gente (demasiada) parece no ver, o no querer ver. Lo cierto es que esos tres hechos han sucedido prácticamente a la par, para despedir el año con alegría y buen rollito. Por orden cronológico:

Se nos murió Augusto Pinochet y tuve que volver a escuchar las mismas sandeces inconscientes que ya escuché cuando murió Milosevic. No quiero volver a tratar un tema prácticamente idéntico a aquel, pero yo no me alegré de que se muriese Pinochet porque, por encima de su condición de dictador, malnacido y genocida, estaba su condición de ser humano, de la que nadie puede despojarle (para desgracia de algunos, parece ser) y que adquirió el mismo día en que vio la luz. Me parece lamentable que nadie se alegre por la muerte de otro, y me parece un aberrante ejercicio de hipocresía farisaica que eso lo haga una persona que se dice librepensadora, progresista, de izquierdas, amiga de la democracia y de la libertad.

Luego pasaron dos cosas casi a la vez. Por un lado, unas cuantas personas, escandalizadas por las penas de muerte dictadas por Saddam Husein, le han condenado a él a aquello que tanto les escandaliza: La pena de muerte. Y han cumplido la sentencia, claro. Saddam Husein ha sido ahorcado. Yo, los días previos me he hartado de discutir con muchos supuestos demócratas sobre la conveniencia o no de dicha sentencia. Es curiosa la cantidad de gente que es partidaria de la pena de muerte a la ligera escudándose simplemente en que “él hizo lo mismo”. Y claro, como dice el refrán, “ojo por ojo y de aquí a poco todos tuertos” (como poco).

El tercer suceso trágico ha sido el atentado cometido por una pandilla de desgraciados que, si quieren crear un estado con esas maneras, pobres de quienes fuesen sus hipotéticos ciudadanos. ETA despidió a la par el año y la tregua colocando una furgoneta bomba en el principal aeropuerto de Madrid, y (en estos momentos casi con toda seguridad) matando a dos personas por primera vez desde hace más de tres años. Y aún podemos respirar aliviados, ya que la masacre pudo ser mucho peor. Afortunadamente la moderna construcción de la T4 permitió una rápida evacuación de la misma. ETA había iniciado un camino había dejado de matar el 30 de mayo de 2003 con el asesinato de dos policías nacionales en Navarra. Desde entonces, parecía que había “suavizado” su postura “limitándose” a daños materiales, extorsión, quema de autobuses, etc. todo lo cual, por irónico que parezca, ya era todo un logro respecto a la pérdida de vidas humanas. Sin embargo la salvajada del aeropuerto de Barajas ha devuelto a ETA a sus peores años, a su radicalidad más absoluta, y quizá este sea el momento decisivo en el que, como hizo en su día el Sinn Féin tras el atentado de Omagh perpetrado por el “IRA Auténtico”, Batasuna se desmarque rechazando el atentado y la violencia, y pueda al fin defender los intereses de sus electores y simpatizantes que tienen, claro que sí, derecho a ser escuchados con palabras, no con explosiones ni tiros.

Tampoco a lugar despotricar más sobre esta gentuza. Baste decir que son eso: Gentuza. Pobres desgraciados que, como los gañanes, cuando no saben dialogar te espetan “a que te arranco la cabeza”. Quien recurre a la violencia es porque tiene demasiadas pocas luces como para defender sus argumentos con palabras. Y eso vale tanto para Bush como para ETA.

Pero lo grave es lo que ha sobrevenido después. La AVT y su presidente, Francisco José Alcaraz, convocaron una manifestación en la que aquellos que piden que no se haga un uso partidista de la violencia, hicieron un uso partidista de la violencia. Lo verdaderamente lamentable es que aquella manifestación parecía más dirigida contra el Gobierno que contra ETA. Aún no he encontrado respuesta a la pregunta del millón: ¿Tiene la culpa el Gobierno de que ETA rompa una tregua?

Sin embargo, cualquier intento de hacer entrar en razón tanto al cabecilla de la AVT como a sus aborregados miembros acaba chocándose frontalmente con la defensa de que los que no hemos pasado por lo que pasaron ellos, no podemos opinar. Lo que viene a decir que a su modo de ver la justicia deja de ser ciega, y que sólo pueden juzgar aquellos que son lo suficientemente subjetivos para hacerlo. Lo dicho, para qué queremos justicia si podemos tener venganza.

13 mar 2006

La justicia es un plato que se sirve frío

Ayer domingo me desayuné con una noticia: Milosevic había muerto en La Haya, mientras esperaba a que continuase el jucio que dura más que la obra de El Escorial, contra su persona y por crímenes de guerra y contra la Humanidad. Aún no se sabe a ciencia cierta si se ha suicidado o ha sido una indigestión de gambas, pero eso es lo que menos me preocupa. El motivo de que escriba hoy han sido las palabras de la fiscal del caso Milosevic, Carla del Ponte:
"[...] la muerte de Milosevic priva a sus víctimas de justicia."
Esta mañana, Carles Francino soltaba en la SER, a propósito de Milosevic:
"[...] ha muerto sin que se haga justicia."
Ahí queda eso. Lo verdaderamente triste es que personas de tan elevado cargo y responsabilidad como Carla del Ponte o de la responsabilidad de Francino (por lo abultado de su audiencia) caigan en un detalle de falta de consciencia tan grave, gravedad que se acentúa en el caso de ella por dedicarse además a la carrera judicial. Y es que Carla y Carles, como casi todos los seres humanos de casi cualquier condición, olvidan que un juicio no es una venganza, y que el acusado es juzgado por él mismo y sus actos, no por sus víctimas. A sus víctimas jamás podrá deshacérseles el mal realizado. Si acaso ser compensado de uno u otro modo económicamente (y eso que valorar económicamente un crimen me parece de un mal gusto extremo), pero jamás podrán ser retrocedidas en su mal. Las víctimas de cualquier crimen lo son aún después de que el criminal haya cumplido toda la condena, y lo siguen siendo siempre. El problema es que la mayoría de la gente, por desgracia considera a la Adminsitración de Justicia como el Ministerio de la Venganza, de tal modo que como no pueden vengarse por su propia mano, entienden que es el Estado o las instituciones y estamentos competentes (en este caso el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia) quienes han de llevar a cabo lícitamente esa venganza. Y es que la venganza no se puede llevar a cabo porque la venganza no es lícita en ninguna medida y en ningún caso.

Esto es un concepto difícil de comprender a priori, ya que es tremendamente fácil asociar un proceso judicial al clamor de venganza de las víctimas, que suelen justificar su postura pidiendo "que se haga justicia", cuando realmente lo que quieren es que "alguien les vengue". Es comprensible, y es que la Justicia nació de la mano de la Venganza, precisamente como una forma de aplicar la venganza de forma controladamente. El primer código de justicia conocido es el Código de Hammurabi, redactado en Babilonia y, aun concluyendo que la pena de muerte es algo así como la purga de Benito, ya que es aplicable a casi cualquier infracción, dio, ya entonces (fue redactado en 1692 a.C.), un paso importantísimo en la administración de justicia, pues establece límites para la aplicación de la venganza. Cuando un ciudadano agraviaba a otro ciudadano, se consideraba lícito y correcto que el agraviado se tomase la justicia por su mano y agraviase al agraviador (parece un trabalenguas) en "justa" venganza. El problema era que en caliente, muchos agraviados se iban de la mano. Al que te pisaba un callo, le sacabas un ojo, él en venganza te cortaba una mano, tú le dejabas cojo y él acababa matándote. Más o menos. Hammurabi, consciente de que este tipo de espirales de "justicia" habías de ser frenadas, elaboró un conjunto de leyes, que para otorgarle mayor credibilidad entre los suyos, afirmó habían sido dictadas por Marduk, deidad babilónica. Este código presenta el increíble avance humanista, (aunque suene a cachondeo, en su época fue revolucionario), de artículos como el siguiente:
"Si un hombre ha reventado el ojo de un hombre libre, se le reventará un ojo."
Lo cual implicaba que el agraviado podía vengarse única y exclusivamente en la misma medida en que él había sido agraviado. Lógicamente, de todo esto hace casi cuatro mil años. Ya no hay hombres libres ni no-libres porque todos lo son (en teoría) y además la Sociedad ha evolucionado un poco. Hemos eliminado ciertas prácticas como segar una vida incluso aunque esa persona haya matado a una o muchas más aboliendo la pena de muerte (no en todos los sitios, aunque en ello estamos). Precisamente porque hace ya unos cuantos cientos de años aprendimos que hacer venganza no es exactamente lo mismo que hacer justicia.

Pero sin embargo, para la mayoría de la gente cualquier proceso judicial todavía supone la manera "correcta" de hacer venganza (mal entendida y mal llamada justicia), y por ello precisamente, para la mayoría de la gente (incluída la fiscal del Ponte y Carles Francino), el hecho de que el acusado fallezca antes de ser dictada la sentencia supone una contrariedad difícilmente asumible ya que en esa misma línea de la Administración de Venganza, se impide que sus víctimas (las que sobrevivieron, claro), puedan saborear la venganza de ver cómo el criminal da con sus huesos en la cárcel. Se da la paradoja de que mucha gente que clama por la pena de muerte y demanda que Milosevic sea ejecutado, se lamenta de que haya muerto ¡! ¡Increíble! Sí, claro, porque se ha muerto solo, en vez de achicharrado en la silla eléctrica. Luego, ¿esa supuesta justicia es el fin que se persigue? Si así fuera daría igual de qué modo muriese Milosevic, ahorcado o por un ataque de diarrea. No, claro que no. La justicia no es el fin. Es simplemente el medio. Y es que encubiertamente, el verdadero fin que se ve en este proceso no es otro que la venganza, y precisamente por ello no puede morirse él solo. Tiene que ser matado.

Toda esa gente no comprende que la finalidad de la Justicia, por sorprendente que parezca, no es dar satisfacción a las víctimas de crímenes para que puedan disfrutar viendo cómo se putea de un modo u otro al criminal (ya sea pudriéndose en la cárcel o muriendo más rápidamente de lo que a ellos les gustaría, desde luego), ya que no se les permite a ellos mismos hacerlo (putearle) en persona, cosa que les produciría un gozo infinitamente superior. Y esto es lo que hace que en ocasiones AVT parezcan las siglas de "Asociación de Vengativos por el Terrorismo" más que ninguna otra cosa.

El día que desterremos la Venganza de nuestro repertorio espiritual habremos alcanzado una condición más pura y más humana. El día que, no uno a uno, no sólo yo, sino toda la Sociedad en su conjunto, aprendamos a vislumbrar la tenue y delicada línea que separa Justicia de Venganza, entonces habremos dado un paso de gigante en el camino hacia la iluminación. Es un camino que hay que recorrer. Hace ochocientos años se ahorcaba a alguien por robar dos gallinas. Ahora eso nos parece aberrante. Algo hemos avanzado, pero aún nos queda. Manos a la obra.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...