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jueves, 1 de septiembre de 2022

El amor, contado por Florenski

En El arte de educar se recoge este texto de Pavel Florenski sobre el descubrimiento del amor como lo que abre todas las perspectivas:
El amor estremece la entera estructura del hombre, y después de esta conmoción, de este «terremoto del alma», el hombre puede ya ponerse a buscar. El amor le entreabre las puertas de los mundos superiores, de donde le llega el aliento del frescor paradisíaco. El amor le muestra, «como en un sueño ligero», el reflejo luminoso de «las moradas»; durante un instante desgarra, aunque sea solo en un punto, el manto polvoriento de la criatura y descubre su belleza creada por Dios. Le hace olvidar al hombre el poder del pecado, le hace salir de sí mismo, interpone la voz de un potente «¡alto!» ante el torrente de pensamientos dudosos de la aseidad y le impulsa hacia delante: «Ve y encuentra en la vida entera lo que has entrevisto borrosamente y por un instante». Sí, sólo por un instante. Y el alma, una vez que ha vuelto en sí, siente nostalgia de la felicidad perdida, languidece por el dulce recuerdo (...) (205)

martes, 30 de agosto de 2022

El arte de educar, de Pavel Florenski

El arte de educar (lo podéis comprar aquí) es un libro precioso, aunque de título un poco limitado, porque trata de eso pero sobre todo es una antología de textos de Pavel Florenski, que abarcan muchos aspectos de su pensamiento.

La hizo en Italia Natalino Valentini y la han traducido al español, para mi deleite. Pavel Florenski siempre dice algo interesante, nunca escribe por escribir, era un sabio y un hombre de enorme inteligencia y bondad, algo casi imposible de imaginar, pero eso es lo que traslucen sus textos. Que sea mártir, algo de lo que estoy seguro, es un motivo más para quererlo y admirarlo.

Solamente recogeré hoy este consejo a una hija suya: 

trata de meditar las palabras de los mejores escritores, de penetrar en el texto, en el significado de sus palabras y en los motivos por los que las cosas se dicen de ese modo y no de otro. La filología ha sido definida como «el arte de leer lentamente». Tu objetivo es aprender a leer lentamente: cuanto más lentamente leas, mejor (141).

miércoles, 12 de mayo de 2021

Bach - Cantata Herz und Mund und Tat und Leben BWV 147

Yo voy oyendo cantatas al ritmo que las van poniendo por un lado la Nederlandse Bachvereniging y por otro la Bachstiftung.
La Cantata 147 es de las más famosas: acaba con el Jesus bleibet meine Freude, nada menos. Pero por el camino, qué de maravillas, como desde 6:11 el contratenor dialogando con el oboe o el aria en 11:30 de la soprano:

En las Solovki un día oye Florenski en la radio un concierto:
era una obra compleja y muy pura, de gran maestría, pero, en esencia, primitiva y bastante pobre. Se me ocurrió compararla con el cincelado de la plata o la talla de la madera de un notable artesano del siglo XVII.
Lo que estaba oyendo era el primer concierto de Hamburgo. Continúa: 
Bach siempre me ha parecido un artesano. No debes entender esta palabra en sentido peyorativo. Siento una gran estima y admiración por los artesanos, sobre todo los antiguos; y diré más, me gustaría ser un artesano. Pero para eso hay que tener una constitución espiritual muy particular. (...) [La de Bach es una] maestría sin arrebato ni inspiración, o, mejor dicho, sin una inspiración momentánea; un trabajo que el maestro puede comenzar e interrumpir en cualquier momento sin menoscabo de la obra.
Probablemente se trata del tipo más saludable de labor creativa, pues fluye en todo momento por cauces definidos, sin sufrimientos, sin búsquedas, sin romanticismo, sin lágrimas y sin éxtasis, con una tranquila serenidad en la propia mano, que sabe por sí misma lo que debe hacer. Es genial, pero sin el menor estremecimiento (...) Esta maestría despreocupada está infinitamente lejos del espíritu de nuestra época, donde todo se basa en la sinceridad dolorosa y el desconcierto o bien en el deseo de crear algo distinto de lo que han hecho otros; de ver, aturdir, golpear y, en medio de ese terror, poder seguir como por casualidad un camino ya trazado por otros. 
(...) Bach (....) no teme la repetición, ni en sí mismo ni en los demás. Crea su sólida mercancía, convencido de su excelente calidad, seguro de que el cliente quedará satisfecho. (...) Es el extremo opuesto de Beethoven (para hablar de grandezas más o menos parejas) (263-4).

jueves, 6 de mayo de 2021

Krasnoyarsk

En la región de Krasnoiarsk el paisaje es muy hermoso, primero muy ondulado y después montañoso y muy irregular. Hay bellos bosques y bosquecillos de abedules, de abetos blancos, de alerces, de cedros y de álamos, algunos ya rojos. Ahora el terreno se ha vuelto casi regular, aunque en la lejanía se vislumbran algunas montañas. Los abetos blancos son muy bonitos, punteagudos como los cipreses. Por la noche hace frío, pero tampoco de día hace calor, a pesar de que luce el sol; ayer cayó una gran nevada. Hay muy pocas aldeas y casi no se ve a nadie (...). Durante el camino pienso en todos vosotros y me pregunto si estáis bien y gozáis de buena salud (67).

Esto es de una carta de Pável Florenski de septiembre de 1933, hacia el Gulag (ya hablé del viaje en tren hasta el extremo Oriente). Medio año antes lo habían detenido y encerrado en la Lubianka. Krasnoyarsk está en medio de Siberia. Y todavía le quedaba camino. 

En 1937 dice, a propósito de la vida monótona de trabajo agotador constante en las islas Solovski:

Es como viajar en un tren que vuela por las llanuras infinitas de Siberia. El tiempo se arrastra monótono hasta la náusea, mientras tú recorres miles de kilómetros.

En marzo de 1934 le dice a su mujer:

Di a los niños y a mi madre que les tengo muchísimo cariño, aunque no sé cómo expresárselo. Siempre he estado dispuesto a darlo todo por vosotros, tanto antes como ahora, pero me doy cuenta de que vivir conmigo no os ha deparado alegría ni felicidad. (...) Todo este tiempo he sufrido por vosotros, deseando y pidiendo que todos los golpes recayeran sobre mí, con tal de privaros de los sinsabores (...). Si pudierais percibir cuánto os quiero, os sentiríais mejor (96).


 

miércoles, 5 de mayo de 2021

Más de Florenski en Solovki

Una luz opaca y perlada, incluso cuando luce el sol; un cielo vagamente plateado por los vapores del agua «más que un sol, un remedo de sol». Hace ya tres meses que no veo las estrellas y la luna sólo la he visto dos veces, pálida y espectral. De vez en cuando llega del mar el silbido de un vapor o el sonido de una sirena (152).

Es de julio de 1935 y en las Solovki parece noviembre. A mediados de septiembre dice Florenski:

Me preguntas si aquí hay luna. No la he visto casi en medio año, pero ahora, en los últimos tiempos, el cielo está despejado bastante a menudo, aunque por poco tiempo, y la luna brilla con fuerza y se refleja en el lago, que reluce como la plata. En algunos puntos se ven columnas y manchas de oro procedentes de los faroles. En el otro lado del cielo refulge la aurora boreal. Aquí las nubes son muy variopintas y originales. Pero han comenzado los vientos y varias veces al día se pone a llover. El lago se agita como un río caudaloso (162-3).

Tomo otra foto que nos gustó mucho de la exposición de Castro Prieto y Rafael Trapiello:


 


jueves, 19 de noviembre de 2020

Falabarato

Estuve dando una sesión en el Programa de Doctorado que compartimos con Salamanca y Valladolid. En mejores momentos habría ido a Valladolid, pero ahora me tocó hablar en vídeo desde mi habitación: eche o que te hai, se dice aquí, que traducido es: con estos bueyes hay que arar. 

Era un Seminario, así que me puse a hablar, con gran desfachatez, de mi investigación, muy dispersa, en Tradición Clásica. Para justificar esa dispersión, cité esto de Pavel Florenski*: 

¿Qué he hecho toda mi vida? Indagar el mundo como un todo, como un solo cuadro y una sola realidad, pero en cada momento dado o, mejor dicho, en cada etapa de mi vida, desde un punto de vista determinado. Examinaba las relaciones del mundo seccionándolo en una dirección particular, en un plano particular, y trataba de comprender la estructura del mundo a partir de la característica que me ocupaba en esa etapa de mi vida. Los planos cambiaban, pero en lugar de anularse, se enriquecían mutuamente, pues el cambio favorecía una continua dialéctica del pensamiento (el cambio de los planes en examen, mientras al mismo tiempo veía el mundo como un todo). 

La gracia es que Florenski fue filósofo, historiador del arte, matemático, teólogo, ingeniero electrónico, archivero, geólogo, inventor, lingüista. Yo solamente podía mostrarme picoteando por las humanidades.

*Carta a su hijo Kirill, en Cartas de la prisión y de los campos, Pamplona: Eunsa, 2020: 286-7.

martes, 20 de octubre de 2020

La importancia del contexto

Aqui hoy hace calor, cae una nieve tenue o más bien un atisbo de nieve, pero aún así resulta agradable que todo se haya cubierto un poco de blanco.

Lo que hace a este párrafo único es que lo escribe Pavel Florenski el 29 de diciembre de 1933, a su hija Olia, de 15 años, desde Svobodni, en el extremo de Siberia tocando con China, donde el récord de frío en diciembre es -47 ºC y el récord de máximas ese mes es 0 ºC (ni frío ni calor). 

Allá, en esa punta, donde el viento (helado) da la vuelta, estaba recluido y era capaz de escribir eso.

La cita, de Pavel Florenski, Carta de la prisión y de los campos, traducción e introducción [muy buenas] de Víctor Gallego, Pamplona, Eunsa, 2020, p. 82. Estoy empezando a leerlo estos días y me está gustando mucho.