miércoles, junio 11, 2025

PROGRESSIVE ROCK SIDE OF FIVE MOONS. VOLUME 5 (2025)

 

Resucitar sonidos que parecían condenados al olvido, como quien sopla el polvo de un tesoro perdido en el desván profundo del alma. Eso es lo que logra esta quinta entrega de Progressive Rock Side of Five Moons, un proyecto que más que una recopilación es una labor arqueológica del corazón, impulsada por el equipo de 5 Lunas Producciones. Desde la primera nota de Arcabuz y su “Música después de la vida”, uno se siente atrapado por una brisa andaluza que sopla desde Santa Coloma de Gramenet: atmósferas de otra era que nos recuerdan que el espíritu del progresivo español sigue muy vivo, si se sabe escuchar con el oído del espíritu.

Alms, la criatura sonora del asturiano Aitor Lucena, nos ofrece en “Avaritia” una catedral de sonidos sombríos y místicos, con resonancias que beben del sinfonismo italiano. En cambio, el navarro Adolfo Alcocer, bajo su alias Mondo Infiel, nos regala con “El ser de la necesidad” una de las joyas del álbum: una pieza extensa, bella, cargada de tensión emocional, donde las guitarras respiran como si fueran seres vivos y el folclore se funde con la psicodelia en un suspiro que trasciende las épocas. Luego llegan los catalanes Golem, veteranos del final de los ochenta, que en “Jedraque” construyen una pequeña sinfonía mediterránea de flauta vibrante, aires de RPI y una nostalgia que es todo menos triste.

Desde Andorra, Hysteriofunk nos hacen levitar con la elegancia jazz-rock de “Óscar Car”, una suite que fluye como un río que ha aprendido a improvisar su cauce. Le siguen los montañeses Zrio con su brevísima pero deliciosa “Blue frog”, juguetona y erudita, cruzando con naturalidad el jazz, la clásica y el rock. En Goio, multiinstrumentista bilbaíno, hallamos un testimonio íntimo: “Momentos” es una pequeña obra de cámara progresiva, de teclados y voces suaves, tan discreta como inolvidable, una postal musical de melancolía moderna.

Y cuando crees haberlo oído todo, llegan tres gigantes. Pi2, que con “The acid rain” desatan una tormenta majestuosa de 10 minutos donde el barroco progresivo se vuelve contemporáneo, libre y poderoso. El Tubo Elástico, herederos del virtuosismo instrumental andaluz, firman con “El Marciano” un sentido viaje cósmico de movimiento ondulante, ritmo vital y precisión melódica que parece esculpido en la atrayente ingravidez del Cosmos. El broche lo pone Gòtic, los legendarios barceloneses que en “Història d'una gota d’aigua” derraman belleza en forma de música: una pieza que no solo cierra el disco, sino que lo corona como lo que es: un monumento a la sensibilidad, a la persistencia del arte sin etiquetas, a la belleza que no caduca. Este volumen 5 no es un disco, es una carta de amor al progresivo español. Y, amigos míos, ojalá todos los discos provocaran un sentimiento igual.

Adquiérelo aquí: https://5lunas.net/producto/progressive-rock-side-of-five-moons-vol-5-cd/

viernes, mayo 23, 2025

TOM PENAGUIN: BEGINNINGS (2025)

Hay discos que te sorprenden por lo que contienen y otros por lo que insinúan, como si fueran cartas arrojadas al mar en una botella y recuperadas mucho tiempo después. Beginnings de Tom Penaguin es eso y más: un cofre rescatado de la adolescencia de un músico que, sin saberlo aún, ya respiraba la misma extraña bruma que flotaba sobre Canterbury en los años dorados. Desde los primeros compases de “Long piece n.º 1”, uno siente la presencia de una mente obstinada, encantada con la idea de construir mundos sin preocuparse de si alguien más querrá habitarlos. Y vaya si los queremos. Hay una autenticidad abrumadora en estos temas: no es música buscando impresionar, es música hecha por necesidad vital.

Cada pista parece una pequeña historia contada por un narrador omnisciente con desarrollos que podrían ser sueños recuperados de Robert Wyatt o Steve Hillage tras una tormenta de otoño cantuarense. Y así acuden a mi mente “Ominous bathtub in April” o “The tap dancing millipede grew tired” y esos desarrollos musicales que no temen serpenteos largos, pausas dramáticas ni desvíos absurdos. Y lo mejor: no hay ninguna prisa. Escucharlo ha sido encontrar una vieja grabadora con cintas olvidadas en un desván y descubrir que hay una voz allí, una que ya conocías aunque no sepas dónde la habías escuchado antes. El sonido es a veces crudo, a veces deliciosamente inacabado, pero siempre honesto, siempre movido por una convicción que no se puede fingir.

El cierre, con esos monolitos denominados “Hamburg’s heaviest pebble” y “Long piece n.º 1 five years later”, es sencillamente glorioso. No hay pretensión aquí, solo un amor profundo por el arte de moldear el tiempo con notas. Es un álbum que, afortunadamente, no se preocupa por las modas ni por la fidelidad del sonido, sino por la del alma. Uno se imagina a un impúber Penaguin componiendo estas piezas con la misma seriedad que un alquimista aficionado: esperando que algo mágico ocurra, y vaya si ocurre. Beginnings se debe considerar, irónicamente, como un final perfecto para la inocencia musical, un inicio rotundo de una carrera fascinante.

sábado, mayo 10, 2025

MEZQUITA: MADE IN SPAIN (2025)

Cuando 30 Aniversario en Directo, autoeditado, vio la luz en 2011, fue como si una desafiante corriente eléctrica recorriera la espina dorsal del rock andaluz. Mezquita con Made in Spain ahora, no sólo rescata aquel pulso, sino que lo amplifica con una calidez sonora que envuelve al oyente como un recuerdo querido. Escuchar de nuevo a los cordobeses de Mezquita es redescubrir una joya que nunca debió quedar relegada a las estanterías del culto; es reencontrarse con una España que soñaba en compases de 7/8 y guitarras que lloraban con sabor a azahar y sombra de calle blanca, fundiendo lo ancestral con lo visionario.

Esta nueva edición promovida por 5 Lunas Producciones, remezclada y masterizada con mimo y devoción, resalta la maestría instrumental del grupo como pocas veces se había logrado. Las capas y solos de teclados de Roscka, el virtuosismo a las seis cuerdas de Rafa Roso, el bajo elegante, siempre ha sido así, de Randy López y la batería precisa de Eduardo Viñolo suenan ahora, con un sonido enormemente mejorado catorce años después, resistiendo el inexorable paso del tiempo y eso, precisamente, es lo que hace de esta reedición un regalo tan conmovedor: el testimonio de una época que sigue latiendo poderosamente bajo las cenizas del olvido.

Esta producción esencial, no es solo un documento para coleccionistas; es una carta de amor devoto de una generación de músicos que se atrevió a fusionar raíces sin complejos, mezclando flamenco y sinfonismo con una audacia que todavía desafía etiquetas. Escuchar temas como “Recuerdos de mi tierra” o “El bizco de los patios” con esta limpieza sonora es como ver restaurado un fresco antiguo: los colores resplandecen, y las emociones cobran vida. Además, en su formato de doble vinilo, incluyen, en su cuarta cara, media docena de imprescindibles temas inéditos, uno en estudio y el resto en el local de ensayo, procedentes de los archivos del grupo (2 de ellos ya aparecieron en el trigésimo aniversario) lo cual, como curiosidad, supone uno más que en la edición en CD, algo efectivamente insólito.

Made in Spain no es una dócil reedición; es un acto de justicia poética. Una manera de decir que lo nuestro, cuando está hecho con verdad, tiene la misma altura que cualquier legado progresivo internacional. Mezquita no solo hizo música, hizo historia. Y este lanzamiento es una oportunidad para que nuevas generaciones se emocionen con el eco de una Córdoba que sonaba a Hammond, duende y revolución.

sábado, abril 26, 2025

EKZILO: QUANTUM PHASE TRANSITION (2025)

Hay álbumes que no se limitan a sonar; respiran, vibran, te hablan desde otro plano. Quantum Phase Transition, el último concepto de Ekzilo, es uno de ellos. Desde los primeros compases de este abrumador trabajo de estilo, uno se ve envuelto en una atmósfera que va más allá de lo musical: nos sumergimos en un universo sonoro que no busca agradar, sino conmover. En este rico lienzo cósmico lleno de matices, la banda española despliega una calidad desbordante, tejida con una sensibilidad artística que solo aparece en momentos muy contados del panorama musical actual. Pocas veces me he sentido tan sacudido, tan seducido por la música, como al recorrer este disco.

Para aquellos que buscan un significado desde el título, Quantum Phase Transition no es solo una evocación científica: es el eje simbólico que articula todo el álbum. Inspirado en ese instante invisible en que la materia cambia de estado sin previo aviso, Ekzilo traza una poderosa metáfora de nuestro tiempo. Esta obra es un relato de la complejidad del mundo y, al mismo tiempo, una intuición de lo que podría haber más allá. Desde la crudeza medieval de “Patibulum”, que evoca el tormento de un reo acusado de brujería, con esas voces guturales que no son estilo, sino expresión de rabia y desesperación de quien aún cree en algo mejor, hasta “Evolution”, un recorrido por la historia de la humanidad donde el progreso a menudo parece más una ilusión que un hecho, el disco funciona como un espejo sonoro de nuestras luces y nuestras sombras. Y, aun así, pese a tanta densidad emocional, Ekzilo lanza un mensaje de esperanza, como si la música pudiera, de algún modo, abrir un resquicio entre el caos y lo posible.

Este no es solo un álbum de rock progresivo; es un ser vivo en evolución. Cada pieza se encadena con la siguiente, construyendo una narrativa sonora guiada por unos teclados que colorean y reconfortan, y unas guitarras, de lo mejor que hay en nuestro país, que no solo interpretan: respiran, suspiran, empujan. La sección rítmica es un reloj emocional que no marca el tiempo, sino el pulso del alma. En temas como “La fábrica de barro” o “Dunas”, mi favorito personal, uno puede casi tocar con los dedos la mezcla de tradición y modernidad, ese sabor a tierra y mar que huele a península y a historia, a baile renacentista del norte o del Mediterráneo y a resurrección musical. Y entonces lo entiendes todo: no estás simplemente escuchando, estás viviendo una transición, una transición cuántica, sí, pero también espiritual, casi mística, en la que el dolor, la furia y la esperanza conviven como en la historia de ese reo condenado, “Brujería”,  que aún sueña con el mañana.

Y qué decir de “Evolution”, esa suite majestuosa que bien podría resumir la historia de nuestra especie con una claridad pasmosa: tropiezos, retrocesos, avances, y esa obstinada luz que no se apaga. Pero lo que más conmueve de este álbum no es su despliegue técnico (impecable), ni su abanico estilístico (asombroso), sino el milagro de que, a pesar de su complejidad, te deja con el corazón en calma. Quantum Phase Transition no solo ha elevado a Ekzilo a nuevas alturas; nos ha elevado también a nosotros, los oyentes. Es música que te alimenta sin pedir permiso. Y, francamente, es una bendición que aún exista Arte así.

domingo, abril 13, 2025

GROBSCHNITT: THE HISTORY OF SOLAR MUSIC 3

The History Of Solar Music 3 es una joya para los amantes del rock progresivo, ofreciendo una inmersión profunda en la evolución sonora de la banda a través de grabaciones en vivo de los años 60, 70 y 80. Este doble CD captura la esencia de "Solar Music", una pieza instrumental emblemática que, en estas versiones, se despliega con una energía y creatividad desbordantes, transportando al oyente a un viaje cósmico inolvidable.​

Los temas provienen de actuaciones en diversas localidades alemanas, como la ofrecida en el Schützenhalle de Meschede en 1981 y las del THG Gymnasium en Hagen en 1969 y 1975, reflejando la capacidad de Grobschnitt para reinventar "Solar Music" en cada presentación. La formación que da vida a estas interpretaciones incluye a Joachim Heinz Ehrig (Eroc), batería, Gerd-Otto Kühn (Lupo), guitarras, Stefan Danielak (Wildschwein), guitarra y voz, Volker Kahrs (Mist), teclados, y Milla Kapolke en el bajo, entre otros músicos que contribuyeron a la riqueza sonora del grupo.​

La recopilación de estas piezas es el resultado de una cuidadosa selección de material inédito y poco habitual, ofreciendo a los seguidores una perspectiva única de la evolución de "Solar Music" a lo largo de los años. La dedicación de la banda para brindar experiencias únicas en vivo se refleja en cada pista, haciendo de este álbum una pieza imprescindible para comprender la magnitud artística de Grobschnitt.​

Esta edición en doble CD me supuso un afortunado impacto, revelando la maestría y pasión de Grobschnitt en sus actuaciones en vivo. Es un testimonio vibrante de su legado en el rock progresivo y una invitación a redescubrir la magia de "Solar Music" en su máxima expresión. Totalmente recomendado, sin ninguna duda.

EMERSON, LAKE & PALMER: TARKUS (1971)

¿Qué es lo que no se ha dicho todavía de Tarkus, piedra angular del rock progresivo de todos los tiempos? Tal vez que no es un álbum, sino una cosmogonía. No es un conjunto de canciones, sino una visión apocalíptica que emerge en forma de armadillo mecanizado, mitad tanque, mitad oráculo. A estas alturas todos han hablado del virtuosismo, de los compases imposibles, de los sintetizadores al borde de la locura, pero nadie parece haber señalado lo más obvio: Tarkus no quiere gustarte. Quiere derrotarte. Quiere sentarte frente a sus siete movimientos y obligarte a enfrentarte a tu propia irrelevancia musical. Emerson no interpreta, exorciza. Lake no canta, seduce. Y Palmer, bueno, Palmer convierte su batería en un campo de batalla, donde cada golpe es un proyectil lanzado desde su arsenal percusivo.

Cara A: una suite de más de 20 minutos que desafía no solo la lógica narrativa, sino también nuestras propias expectativas emocionales. “Eruption” irrumpe con una intensidad telúrica, una avalancha de teclas que no pide permiso. “Stones of years” nos ofrece un remanso melancólico, una balada sumergida en un magma progresivo que arde con dulzura contenida. A medida que avanzamos hacia “Manticore”, el paisaje se ha vuelto onírico, como si estuviéramos recorriendo un relato de ciencia ficción contado por un trovador del siglo XX. La música aquí no pelea, transforma. En “Battlefield”, Greg Lake desliza una guitarra herida, con un timbre que roza lo confesional, como si intentara reconstruir algo sagrado entre los restos emocionales de lo que hemos vivido. Y cuando llega “Aquatarkus”, el cierre no resuelve, sino que transfigura: el mítico armadillo ya no es una bestia mecánica, sino una criatura fluida, cósmica, que ha aprendido a flotar. Tú también, inevitablemente, has cambiado.

Cara B: el despertar del viaje cósmico. “Jeremy Bender” aparece como un guiño inesperado, una travesura musical que disipa la solemnidad anterior con una sonrisa casi teatral. Tras esto, “Bitches crystal” y “The only way (Hymn)” se encargan de recordarte que lo sagrado y lo salvaje pueden coexistir, que hay algo profundamente humano en la mezcla de un órgano eclesiástico con la energía cruda del virtuosismo eléctrico. Escuchar “Infinite Space” y “A Time And A Place” es como presenciar una revelación sonora: las melodías no parecen compuestas, sino descubiertas, como si siempre hubieran estado ahí, esperando ser escuchadas entre los pulsos del Universo. Y al final, “Are you ready, Eddy?” llega como una carcajada cómplice, una ráfaga resplandeciente que te devuelve a la realidad con ritmo contagioso y el afecto de quien sabe que acaba de compartir contigo algo irrepetible. Todo lo anterior no fue un sueño, pero tampoco algo completamente de este mundo.

Tarkus no es un álbum para escuchar: es un álbum para sobrevivir. Es la banda sonora de una cruenta batalla entre la tradición y la tecnología, entre el exceso barroco y el minimalismo brutal. Una arcana criatura nacida del cruce entre Bach, Moog y Lord Dunsany, con William Neal pintando la portada como si supiera que nadie jamás captaría todo el mensaje. Lo hermoso, y también lo terrible, de Tarkus es que no tiene final: es un espejo progresivo que se adapta a quien lo escucha. Algunos ven un monstruo técnico. Otros, una obra maestra. Yo veo un disco que se ríe de nosotros mientras intentamos definirlo. Y esa, amigos, es exactamente la razón por la que lo seguiré escuchando, eón tras eón.

sábado, abril 12, 2025

HATFIELD AND THE NORTH (1974)

El álbum debut de Hatfield and the North, lanzado en 1974 por el sello Virgin, es una de las piedras angulares del movimiento de Canterbury, donde convergen el jazz-rock, la psicodelia y el progresivo británico con una naturalidad inquietante. Formado por músicos provenientes de bandas como Caravan, Egg o Matching Mole, el grupo construye un universo sonoro en el que la técnica se pone al servicio de la propia música, la exploración y la sensibilidad melódica. A lo largo de los quince cortes que conforman el LP, la banda evita el formato canción, apostando por una secuencia fluida de pasajes que se entrelazan como si fueran parte de un sueño continuo.

La participación de voces femeninas etéreas (las Northettes: Amanda Parsons, Barbara Gaskin y Ann Rosenthal), así como la aparición estelar de Robert Wyatt en “Calyx”, otorgan al disco una dimensión coral y vaporosa que acentúa su carácter onírico. Los títulos de las piezas, tan excéntricos como “Lobster in cleavage probe” o “Gigantic land crabs in Earth takeover bid”, revelan el humor británico y la irreverencia lúdica del grupo, sin que esto reste profundidad musical. La interpretación instrumental es impecable: las líneas de bajo de Sinclair son juguetonas pero precisas, los teclados de Stewart aportan color y misterio, y la batería de Pyle aporta una fluidez rítmica inusual, más cercana al jazz que al rock.

Grabado en The Manor y coproducido por Tom Newman, el álbum suena intemporal, como si hubiese sido compuesto al margen de modas o expectativas comerciales. Su estructura fragmentada, lejos de desorientar, invita a una escucha abierta y contemplativa. Más que un producto de estudio, se percibe como una conversación constante entre músicos que se conocen profundamente y que entienden la música como una forma de libertad compartida.

Hatfield and the North no busca impactar, sino permanecer. Es un álbum que emociona, que asombra sin necesidad de imponerse. En su aparente ligereza se esconde una de las obras más delicadas y personales del progresivo británico. Escucharlo es recordar que la música, cuando nace del juego honesto entre amigos, puede tocar lugares que ni siquiera sabíamos que teníamos dentro.

sábado, abril 05, 2025

TRIBU: QUÈ HEM DE FER? (1980)

El álbum es una obra vibrante que fusiona con maestría el jazz rock con la alegría del folclore mediterráneo. Desde los primeros compases de "Elefants", el oyente es transportado a un mundo sonoro dinámico donde la improvisación jazzística se entrelaza con ritmos festivos y melodías populares. La instrumentación es rica y variada, con la trompeta de Josep Lluis Soler y el violín de Ferrán Saló aportando un colorido singular, mientras que el piano eléctrico de Maurici Villavecchia y la percusión enérgica de Santi Arisa refuerzan el carácter efervescente del disco. Cada pieza del álbum destila una energía contagiosa que convierte la escucha en una experiencia emotiva y emocionante.

Uno de los aspectos más sorprendentes de Què Hem de Fer? es su equilibrio entre la sofisticación técnica y la accesibilidad. Canciones como "El galliner" y "Rock de la gana" ejemplifican cómo el grupo logra mantener una estructura rítmica compleja sin perder el espíritu lúdico que caracteriza su música. La inclusión de instrumentos como el acordeón y la flauta dulce, sumado a las voces festivas, refuerzan la sensación de celebración. La producción, aunque fiel a su época, deja espacio para que cada instrumento brille con claridad, demostrando la gran calidad musical de Tribu y su capacidad para reinventar las tradiciones sonoras catalanas dentro de un marco moderno e innovador.

Más allá de su riqueza musical, Què Hem de Fer? transmite un mensaje optimista y vitalista que resuena incluso décadas después de su lanzamiento. La música de Tribu no solo puede invitar a fiesta y a diversión, sino que también evoca un sentimiento de comunidad y alegría compartida. Es un recordatorio de que, incluso en tiempos de incertidumbre, la celebración y la unión pueden ser respuestas poderosas. Con este álbum, Tribu logró algo más que una fusión de géneros: creó una experiencia sonora que sigue irradiando entusiasmo y pasión por la música, dejando huella en quienes se atreven con su propuesta.