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sábado, 15 de octubre de 2011

El día que no existí

Si la programación de la entrada ha funcionado correctamente, hoy deberíamos estar a 15 de octubre de 2011. Pues bien, este día para mí no va a existir. Salí de Vancouver ayer, 14 de octubre, al mediodía, y llegaré mañana, 16 de octubre, después de 26 horas de viaje (y eso sumando vuelos y horas de transbordo). ¿Adónde se fue el 15 de octubre?
Según parece esto es normal para ciertos trayectos. Al cruzar el Pacífico en dirección Oeste se cruza la línea internacional del cambio de fecha.

Preparando el viaje leí a alguien que bromeaba sobre la posibilidad de que las compañías aéreas incluyeran en sus billetes la anotación: "Se advierte a los pasajeros de que en algunos trayectos puede producirse una pérdida de existencia de 24 horas". Yo me niego a no existir, así que he pensado en una forma de evitarlo y es dejar constancia de mi existencia en este blog. Y ya que hablamos de existencia, hablemos de comida. Concretamente dos que han pasado a la lista de comidas memorables en Vancouver.

La primera, una hamburguesa 777 en un diner clásico, The Templeton.

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Y la segunda, un perrito caliente "a la japonesa" en Japa Dog, uno de los puestos callejeros más visitados de la ciudad.

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Por cierto, parece que Vancouver se ha especializado en puestos de comida en la calle, a cada cual más variado y diferente, si os interesa, echadle un vistazo al mapa con las localizaciones y los tipos. Por mi parte, prometo volver a existir y mandaros más postales desde el nuevo destino. Un abrazo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Postal a casa

Querida familia y amigos:
Llegué hace una semana a Vancouver y se me hace que llevo un mes. No es que el tiempo se me esté haciendo largo, no, que va, es que me siento como en casa. Creo que en esto de llegar de nueva a una ciudad y empezar a orientarse se puede llegar a coger práctica. El caso es que creo que cada vez me instalo más rápido. Aunque sospecho que en Vancouver hay otra razón por la que al llegar me he sentido como en casa, y es que cuando hoy digo "en casa" me estoy refiriendo a Santander, mi ciudad natal. Vaya comparación, diréis, pero mirad, guardando las distancias, las dos ciudades tienen muchas cosas en común: las dos son ciudades costeras a orillas de un mar con carácter, las dos tienen una bahía espectacular, un clima muy, pero que muy similar, y unas grandiosas montañas de fondo.

Vancouver Skyline
Salish Sea

Como ya os conté en la última postal desde Montreal, el primer día en Vancouver tenía además una cita especial. Afortunadas casualidades del destino hicieron que mi llegada a Vancouver coincidiera con la de Ajonjoli y D., del blog La flor del calabacín. ¡Quién iba a decirnos cuando empezamos con los blogs, allá por la misma época, que un día íbamos a conocernos al otro lado del planeta! Fue muy divertido encontrarnos en el mercado de Granville Island para comer (cómo no) y patearnos juntos después la ciudad durante todo el fin de semana.

Después, el lunes, me volví a quedar medio huérfana (estos intensos encuentros durante este viaje van a acabar con mi salud emocional, a eso parece que no acabo de acostumbrarme ;-), pero tocaba ir probando algunas cosas de la lista que traía preparada, así que ¡al trabajo! A ver si antes de seguir el viaje me da tiempo a poner alguna otra cosa rica más. Vancouver está lleno de ellas. Un abrazo desde la Costa Oeste.

Fish & Chips
Go Fish

Fish & Chips en Go Fish cerca de la entrada de Granville Island, justo al lado, según reza la placa, de donde partió la primera acción de Greenpeace.

Greenpeace

viernes, 30 de septiembre de 2011

Antes de seguir...

Son tantas cosas, tantas fotos, tanta gente y tantas comidas que no alcanzo a contar todo lo que quisiera contar. Estuve en la ciudad de Québec y lo conté aquí. En el mercado Jean-Talon y en el mercado Atwater. En Little Italy, en el Barrio Chino. Comí perritos, sopas ramen, bocadillos de carne ahumada, cannoli, experimentos crudiveganos y bagels, muchos bagels.

Pero sé que los recuerdos que más grabados se van a quedar son las cenas y los paseos con los amigos que dejo en Montreal. Como la excursión que hice con Arantza y monsieur M. para recoger manzanas.

Beignes aux Pommes

Con penilla de irme pero ganas de seguir hoy continúo el viaje hacia el oeste, hasta el Pacífico. Además de la ilusión de un nuevo destino estoy muy emocionada porque mañana mismo tengo una cita en Vancouver que me hace mucha ilusión. La próxima entrada desde allí.

Confesiones

Confesiones, sí, dos para ser más exacta. La primera es que nunca hasta ahora había comido sola en un restaurante, bueno, corrijo, nunca me había atrevido a hacerlo. Me daba corte. Tonterías diréis, pero así es. La cuestión es que viajando sola una lo lleva claro si no se atreve a realizar esta común actividad, así que lo he hecho, repetidas veces además. El hambre pudo con la vergüenza, totalmente infundada naturalmente.

La segunda confesión es que me zampé (yo sola) una poutine: patatas fritas con tropezones de queso derretido por encima y bañado todo ello con salsa gravy. Eso sí, en el sitio con las poutines más famosas de Montreal, La Banquise. Que de hacer las cosas, hacerlas bien.

La Banquise Poutine

lunes, 26 de septiembre de 2011

Bonjour-Hi

Prometí volver a hablar de la calle Le Main, el nombre popular por el que se conoce al bulevar St-Laurent, así que lo voy a hacer. Seguro que os acordáis mejor si os digo que es la calle en la que está Schwartz's, el restaurante que sirve sándwiches de carne ahumada, ahora sí, ¿no? Pues bien, el bulevar St-Laurent no sólo divide la ciudad en dos partes prácticamente iguales, sino que también traza (más o menos) una línea lingüística que separa el Montreal francófono del anglófono. Como todos sabéis, Canadá es un estado oficialmente bilingüe, sin embargo, no todo el mundo habla los dos idiomas. Nacionalismos aparte (que lamentablemente dan lugar a situaciones bastantes absurdas), no se me ocurre ningún otro sitio mejor al que viajar para aprender y practicar al mismo tiempo francés e inglés.

Farine Five Roses

Una cosa que me encanta y que se da por esta situación lingüística, especialmente en Montreal, es el saludo combinado que se utiliza en muchos establecimientos, es el "Bonjour-Hi" con el que se ofrece al cliente la elección del idioma con el que seguir. También me gusta pero, confieso que, suele desconcertarme un poco, esa amabilidad en el servicio a la que no estamos acostumbrados en Europa (ojo que no estoy juzgando, digamos que se expresa de otra forma). Me desconcierta porque una llega a caja concentrada en formar mentalmente una frase gramaticalmente correcta con la que pedir lo que quiere y cuando te llega el turno la persona que te atiende te saluda preguntando: ¡Buenos días, ¿qué tal se encuentra usted hoy?! ¿¿¿Ehhh??? Sé que es una frase hecha y que no quiere decir más, pero siempre me pilla desprevenida y se me olvida lo que iba a decir.

En fin, solo me quedan unos días aquí antes de continuar mi viaje, y todavía muchas cosas en el tintero. Poco a poco. Con ganas de seguir y penilla de irme, además ahora que la ciudad empieza a sacar sus mejores colores. Cachis.

Fall again!

viernes, 16 de septiembre de 2011

Una ocasión para celebrar

Por qué no aprovechar la ocasión para celebrar el primer mes (y primer tercio) de este viaje, el año más que hace un par de semanas añadí a la maleta y, ya dejando a un lado el egocentrismo (habría quedado más elegante empezar por ahí), la pasada cosecha del maíz.

Party

En fin, la ocasión la celebramos con una épluchette de blé d'Inde, que aunque os suene a chino no es otra cosa que una reunión de amigos para comer maíz, o choclo, o elote... ¿alguien lo conoce por otro nombre diferente? Eso sí, hay que trabajar un poco porque las mazorcas se compran enteras, sin pelar, y son los invitados los que tienen que hacerlo. Luego se cuecen en agua salada y se comen tal cual, untadas con mantequilla y sal. ¡Qué sabor tan reconfortante tiene el maíz fresco!

Ouvert 9 à 18 h
Mais
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Estas mazorcas las compramos en carretera aprovechando la visita a los Cantones del Este, esa región con pueblecitos de porches, jardines y buzones angustiosamente perfectos. Después de la excursión entiendo mejor por qué los misterios de la autora quebequesa Louise Penny tienen lugar aquí.

Adirondack Chairs

jueves, 8 de septiembre de 2011

Postal a casa

Querida familia y amigos:
Durante mi estancia en Montreal, no podía dejar pasar la oportunidad de acercarme hasta la capital de Canadá, que está a solo dos horas y media por carretera. Así que aquí estoy, pasando unos días en la capi, visitando a una parte de la familia que no veía ¡desde hace tantos años! y aprovechando el tiempo que pasamos juntos para ponernos al día con historias familiares, que a este lado del Atlántico van acompañadas de un trozo de tarta de limón y merengue.

Picasso y Limon Meringe Pie

Ottawa me está gustando mucho. Es una ciudad no muy grande que invita a pasearla. Los edificios del Parlamento, puentes, canales, museos...

Parliament Hill
Union St Bridge
Rideau Canal

...y cosas ricas como las colas de castor en el bullicioso mercado ByWard. Las colas de castor son unas tortas de masa frita con diferentes cosas por encima (canela y azúcar, chocolate, etc.), cuya forma recuerda a la extremidad de este animal, de ahí el nombre, no vayáis a pensar... pero, juzgad vosotros mismos en la postal que os envío :-)

Beaver Tails

Ya he decidido que tengo que volver un invierno. Ya tengo ganas de probar las colas de castor, calientes como las sirven, en uno de los puestos del canal Rideau mientras lo patino de arriba abajo :-)

¡Un saludo desde la capital de Canadá!