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domingo, 17 de mayo de 2009

- Su cara me suena... - Pues se equivoca usted

Entre las estanterías llenas de productos desconocidos y etiquetas indescifrables de mi supermercado asiático habitual, descubro una marca que al momento me es familiar.

Cerveza San Miguel

El efecto del país de origen funciona inmediatamente y compro una botella. Un gran efecto teniendo en cuenta que no soy gran bebedora de cerveza (y esto es ya exagerar). Entonces descubro la inscripción en la botella.

Cerveza San Miguel

Cerveza San Miguel de Filipinas, nacida en 1890 en el barrio San Miguel de Manila, donde sigue produciéndose desde entonces con gran éxito para toda Asia, y madre de la cerveza del mismo nombre comercializada en España. Increíble todo lo que se puede aprender en el supermercado.

lunes, 5 de enero de 2009

¡Allá vamos!

Como los Reyes por aquí no pasan (aunque yo les voy a hacer pasar), se acabó lo que se daba y ya ha tocado volver al ritmo cotidiano.

No soy especialmente supersticiosa, sin embargo para el comienzo del año no han faltado talismanes y rituales varios. Después de las uvas, que este año por fin hemos conseguido comer a ritmo de campanada (gracias a San Internet), tocaba fundir plomo para tratar de leer el porvenir en las freudianas figuras que se forman cuando el metal fundido entra en contacto con el agua.

Bleigießen

Tampoco faltó otro de los talismanes más populares en el país de las salchichas y el embutido: el cerdo (o chon en mi tierra ;-). "Schwein gehabt!" (¡he tenido cerdo!) se dice para expresar que la suerte ha estado de nuestra parte. Esta vez de mazapán.

Talismán

Ni el esperado deshollinador, profesión que en Alemania sigue practicándose con un particular e inconfundible atuendo, y que trae suerte especialmente los primeros días del año. Y, si en vez de a un tejado, está encaramado a un bambú de la suerte, ¿valdrá por dos?

Sea como fuere (y con unos días de retraso), os deseo

¡Mucho cerdo para el 2009!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los deberes

Cuando una lleva haciendo lo mismo durante mucho tiempo, acaba perdiendo la perspectiva. Confieso que alguna vez he sido injusta con mis pobres estudiantes de español (adultos hechos y derechos que corren a clase de español después de una larga jornada de trabajo) cuando se equivocaban al utilizar estructuras gramaticales que en realidad son idénticas en su idioma. "¡Por qué narices no ven que es igual!" pensaba cabreada. O les he echado alguna que otra reprimenda porque no habían hecho los deberes.

Hace tiempo me apunté a clases de chino y... ¡heme ahí! metiendo la pata sin cesar, y hasta la saciedad, en cosas que son igual en la gramática castellana o malhaciendo los deberes, en el mejor de los casos, cinco minutos antes de la clase. No hay nada como ver las cosas desde la otra orilla. Chino no sé si aprenderé, pero creo que desde entonces mis estudiantes son más felices, vuelvo a comprenderlos.

Este mes he sido buena y vengo con los deberes hechos a tiempo. Los que nos puso Ivana de My little things y que presento para la propuesta del HEMC #27 de este mes.

Canelones al vapor

Cannelloni

Ingredientes
300 g de carne magra picada (cordero o ternera)
1 cucharada de arroz
1 cebolla mediana
1 cucharada de piñones
1 cucharada de mezcla de especias (yo usé pimienta, canela, clavo molido y cúrcuma)
pasta de canelones

Preparación
Salpimentamos bien la carne picada y añadimos la mezcla de especias. En una sartén a fuego medio freímos, sin que llegue a dorarse, la cebolla que antes hemos picado muy fina. Antes de sacarla añadimos los piñones y los salteamos dos minutos con la cebolla que vamos a mezclar después con la carne picada. Finalmente añadimos la cuchara de arroz. Yo preparé la carne picada el día anterior para que se impregnara bien de las especias. Cuando tengamos la carne lista, rellenamos con cuidado los canelones que colocamos después en un recipiente preparado para cocción al vapor. Hervimos una media hora (controlamos que la pasta esté hecha) y sacamos con cuidado de que no se rompan.

Podemos servirlos con una ensalada y aliñar todo con aceto balsámico. Al cocer al vapor, la carne suelta la grasa que lleva y queda en el agua de cocción. El arroz crece y evita en parte que el relleno se reduzca mucho y no "llene" los canelones.

Receta para imprimir

lunes, 3 de noviembre de 2008

Al pan, pan...

Si hay una especialidad gastronómica de la que los alemanes están orgullosos, esa es el pan. Se jactan, y no sin razón, de tener más de 300 tipos diferentes de panes. Un extranjero no instruido en el tema (léase servidora) necesita una eternidad para diferenciar los tipos de panes según las clases de harinas y los cereales empleados, o las diferentes temperaturas de cocción que lleva cada pan.

La segunda dificultad a la que se enfrenta el extranjero es la de aprenderse todos esos nombres para pedir correctamente el pan correspondiente, nombres que muchas veces guardan poca o ninguna relación con lo que podría ser su elaboración, como por ejemplo, el panecillo "campeón del mundo" (Weltmeister) o el "aprendiz de zapatero" (Schusterjunge). Sin mencionar las variantes regionales para el simple panecillo o Brötchen, que en Berlín es Schrippe, en el sur, Semmel, etc.

Pumpernickel
Pumpernickel

Recién llegada a estas tierras y en busca del famoso pan negro fui a dar con el Pumpernickel, que por entonces yo consideré como el "más alemán" por ser, quizás, el de aspecto más diferente a los que conocía. Y fue así que me dispuse a probarlo acompañando la comida, según mi por entonces entendimiento del pan (para mojar, vamos). ¡GRAN ERROR! Este tipo de panes contundentes, como diría alguno, no están hechos para mojar, para este fin, la cocina alemana tiene otras cosas ricas como los Knödel o los Klösse. Y de ahí que las comidas, rara vez se acompañen con pan.

Muchos de los panes tienen demasiada personalidad para ser empapados con otros sabores, necesitan ser el protagonista de la comida, por eso algunas de las comidas del día son sencillamente eso "pan con... (queso, embutidos)" y tienen denominaciones tan estupendas como Pausenbrot ("pan del recreo", almuerzo de los niños en el colegio), Abendbrot ("pan de la tarde", sinónimo de cena), o Brotzeit en Austria ("la hora del pan").

La diferencia es una cuestión de uso y no de formas. Como ejemplo curioso el uso, a mi parecer sólo funcional, del pan como soporte para la salchicha.

Bratwurst

Si no fuera porque lleva kétchup o mostaza, y porque quema, creo que se ahorrarían el pan. De hecho, es común ver a niños pequeños en cochecitos rechupeteando una salchicha tipo Frankfurt que las madres llevan en tuppers, sin pan.

En fin, tras todas estas filosóficas y profundas divagaciones de hoy, ¡a ver quién adivina qué suelen echar en falta los alemanes cuando viven en el extranjero!

lunes, 13 de octubre de 2008

Hace eso de un año...

Allá a principios del otoño pasado se me ocurrió empezar a escribir un blog. El primer problemilla con el que me topé fue ¿y sobre qué **** escribo yo?... ¡Ah! Podría por fin poner todas mis recetas online, esas que tengo apuntadas en trozos de papel y que acaban perdidas entre libros y estantes. Superada esta insignificante duda sobre el qué escribir me puse manos a la obra. Y llegó el segundo obstáculo: ¿Qué nombre desea ponerle a su blog? ¡Hm! ¿Nombre? Vamos a ver... va de recetas, o sea que algo de cocina, pero queda muy soso... ¿y algo intercultural? Al fin y al cabo es a lo que me dedico y ... todavía mejor, la palabrita está muy de moda y queda la mar de bien. Y así fue como tras profundas divagaciones, este bloguillo comenzó su andanza... que como bien dijo el poeta, camino se hace al andar. Y en el camino he conocido a gente maravillosa, entablado nuevas amistades y aprendido un montón.

Hoy, y para celebrar ese primer aniversario de andanza, hemos hecho limpieza en casa y estrenado nuevas galas. Espero que nos sigamos encontrando por el camino.

¡GRACIAS POR ESTAR AHÍ!

domingo, 7 de septiembre de 2008

El viaje

Llevábamos mucho tiempo planeando el viaje. Habíamos preparado algunas cosas, leído libros, experimentado la cocina. Habíamos incluso empezado a aprender algunos vocablos, expresiones y gramática para intentar acercarnos y comprender mejor ese mundo exótico. Pero ese viaje se ha ido sin esperarnos. En su lugar nos hemos encontrado subidos a un tren que no esperábamos. Ha llegado de sorpresa, sin planes, sin preparación, sin preguntarnos... ese viaje nos ha llevado más lejos de lo que hubiéramos querido, es un tren que llega sin aviso, da la vuelta al mundo... y te da la vuelta a la vida. Como en todo viaje son muchas las cosas nuevas por ver y, como toda experiencia, nos hará crecer, aunque la próxima parada todavía no esté determinada.

Con el caos he estado algo ausente de estas páginas y de mis visitas a las vuestras. Pero allá vamos otra vez, a levantarnos después del tropezón. En medio de todo el revuelo llegó una postal con mucho cariño transatlántico, y junto a la postal un montón de cosas deliciosas y bonitas...

Artisanats du Quebec

... de las que ya he probado los "gránulos" de azúcar de arce para endulzar, por ejemplo, unas copas de yogur con frambuesas.

Yoghurt, Raspberries & Maple Flakes

viernes, 15 de agosto de 2008

Muffins con cariño - A Noemi

Creo que cuando se vive en un país que no es el propio, establecer amistad con personas del mismo país de origen que uno es mucho más fácil que hacerlo si estuviéramos en ese país de origen. La condición de foráneos es un fuerte vínculo que une. Las primeras experiencias e impresiones suelen ser similares y reconforta contar con alguien en quien apoyarse cuando la desorientación nos desborda. Estoy además convencida de que se le da menos relevancia a las pequeñas diferencias personales y surgen relaciones que en otro contexto quizás (sólo quizás) no hubieran funcionado.

Si el tiempo decide que nuestra estancia, en un principio pasajera, va a dejar de serlo, que el país extranjero se va a ir convirtiendo en nuestro hogar, y el tiempo pasa, entonces puede suceder que vayamos perdiendo muchas de esas amistades cuando el destino decide llevarlas a otro lugar. Y cada partida hace que una se sienta un poco huérfana en el extraño país (que en realidad ha dejado hace tiempo de ser extraño).

picnic

A mi amiga Noemi el amor la trajo un día a Berlín, aunque fuera por entonces en forma de desamor, y es ahora el amor de verdad, a la inversa, quien vuelve a llevársela y, aunque estoy contenta por ella, vuelvo a quedarme otra vez un poco huérfana.

El sábado nos invitó a un picnic de despedida y nos pidió que lleváramos la parte dulce. Así que ésta es la excusa para poner la siguiente receta.

Muffins de arroz y grosellas rojas

Rice Muffins

Receta que he sacado de aquí.

Ingredientes
(para unos 12 muffins)

1 tallo de hierba limón - 1 vaina de vainilla - 120 g mantequilla - 120 g azúcar glasé - 120 g almendras molidas - 100 g harina de arroz* - 1/2 cucharilla de levadura - una pizca de sal - 4 claras de huevo - 1 cucharada de semillas de amapola - 80 g grosellas rojas

* Según la receta original también puede utilizarse harina de trigo (aunque dejaría de ser sin gluten).

Preparación

Precalentar el horno a 180º C. Derretir la mantequilla. En un recipiente, tamizar la harina de arroz, las almendras molidas y el azúcar glasé con una pizca de sal y la levadura. Hacer un corte longitudinal a la vainilla y sacar el extracto que añadiremos a la mezcla anterior. Hacer un hoyo en el centro y poner las claras de huevo ligeramente batidas. Mezclar bien. Finalmente añadir las semillas de amapola y las grosellas y distribuir la mezcla en los moldes. Hornear unos 30 minutos, sacar, dejar enfriar un momento y desmoldar.

viernes, 11 de julio de 2008

¡Tan lejos, tan cerca!

La mayoría de las veces estamos más ocupados en buscar lo que nos diferencia de los demás en lugar de concentrarnos en lo que nos une. Por ejemplo, creo sinceramente que los chinos y nosotros nos parecemos mucho más de lo que imaginamos. Hace poco aprendí que en chino, cuando saludas a alguien, puedes utilizar la pregunta literal "¿Has comido ya?" con el significado de "¿Qué tal?". Si has comido ya, entonces puedo suponer que te encuentras a gusto y bien. En España, cuando saludamos a alguien, dependiendo del momento del día diremos ¡Buenos días! o ¡Buenas tardes! pero... ¿en qué nos basamos para elegir una u otra opción? ¿A qué hora cambiamos el buenos días por el buenas tardes? ¿A las 12 del mediodía, a la 1, a las 2? ¿O más bien dependiendo de si hemos comido o no? De ahí que a veces se den situaciones en las que como respuesta a un buenas tardes, mi interlocutor contesta con un buenos días y entonces se suele comentar en tono de broma ¡vaya! ¿es que no ha comido usted todavía?

Este tipo de modismos en el lenguaje nos dan una información valiosísima a la hora de comprender mejor al otro, ya que reflejan los intereses, gustos o preocupaciones de un pueblo. Está claro que los chinos tienen el mismo interés, preocupación y fascinación por la comida que nosotros.

Cuanto más leo sobre la cocina china, más me fascina. En la preparación de los platos están presentes el concepto del yin y el yang (alimentos oscuros/claros, suaves/duros, húmedos/secos y fríos/cálidos); las cuatro energías (caliente, templado, frío y fresco); los cinco elementos trasladados a los cinco sabores (picante, amargo, agrio, dulce y salado), y todo ello combinado en una compleja interrelación que garantice la armonía, tan importante en las culturas orientales. De ahí que la separación en salados, para los primeros platos, y dulces, para los postres, según la entendemos en Occidente, se interprete de manera diferente en la cocina china.

Ojeando un libro de cocina china me saltó a la vista esta receta. El relleno original es pasta anko (hóngdòushā o pasta de judías dulces azuki), muy utilizada también en Japón. Como no tenía lo he hecho con alubias rojas endulzadas. Me ha encantado la textura cremosa, y dulzona de por sí, de la alubia roja para rellenos de postres y platos dulces.

Crepes dulces de alubia roja

Red Bean Pancakes

Ingredientes
(para 4 crepes)

1 huevo - 250 ml agua - 75 g harina - 3 cucharadas maicena - 2 cucharadas aceite vegetal - 1 lata (175 g) de alubias rojas cocidas - 2 cucharadas de azúcar - 1 cucharada miel

Preparación

Lavar las alubias ya cocidas y escurrirlas bien. Poner en una cazuela a fuego lento con el azúcar, la miel y un poco de agua, lo justo hasta que las cubra. Cocer a fuego lento unos 10 minutos. Antes de retirarlas del fuego, aplastarlas con un tenedor hasta obtener la textura que queramos. Esto ya a gusto personal, yo dejé más o menos la mitad de las alubias enteras, pero si se quiere una crema más fina se puede triturar completamente hasta obtener un puré. Retirar del fuego y dejar colando para que la pasta suelte el líquido sobrante.

Batir el huevo en el agua y añadir poco a poco la harina, la maicena y dos cucharadas de aceite vegetal. La mezcla es mucho más líquida que la de los crepes tradicionales. Dejar reposar 10 minutos. Mientras tanto poner una sartén a calentar a fuego medio. Cuando esté caliente poner unas gotas de aceite y echar un cuarto de la mezcla anterior. Mover la sartén cuidadosamente para que la mezcla quede bien repartida y dejar a fuego medio unos 30 segundos. Poner en el centro una cucharada de la crema de alubias y repartir a lo largo. Doblar cuidadosamente los lados de la tortita y presionar suavemente para que la pasta se reparta bien. Dar la vuelta y dejar que se dore por el otro lado. Sacar y colocar sobre una tabla de cortar. Cuando tengamos todas las tortitas, las cortamos en trozos pequeños y las servimos espolvoreadas con un poco de azúcar glasé.

Receta para imprimir

Red Bean Pancakes

lunes, 2 de junio de 2008

¡Hablemos del tiempo y otros prejuicios!

Estoy acostumbrada a explicar, aquí en Alemania, y cuando me preguntan de donde vengo, que del Norte de España, poniéndo acento especial en la palabra Norte. No lo hago por pretender diferenciarme de otras latitudes peninsulares sino por motivos puramente prácticos. Al principio sólo decía que de España, teniendo que explicar después que no era ni Málaga ni Mallorca (léase Malorca). Luego, al decir del Norte de España también tenía que explicar que tampoco es Barcelona (que geográficamente puede que esté al norte de las anteriores pero que creo que ninguno de nosotros considedaría Norte de España), así que ahora a la retahíla de información añado, si estoy de humor, la explicación "del Norte de España, en el Atlántico, una ciudad pequeña llamada Santander, que encontramos pasando el País Vasco y antes de llegar a Asturias", llegada esta explicación el interlocutor suele acabar aburrido y perder todo interés. Sin embargo, no quiero ser injusta, si a mí me hubieran preguntado hace tiempo donde está Lübeck o Friedrichshafen tampoco lo hubiera sabido, como tampoco sabría hoy localizar con exactitud a la mayoría de los países participantes en el Festival de Eurovisión de este año, lo confieso. Como siempre, todo es relativo y esta situación se da también en otras partes del mundo como nos contó en cierta ocasión esta Seniorita desde Laufen. Por cierto, ¿alguien sabe por dónde queda Laufen?

Luego está esta otra situación, que se repite una y otra vez por esta época del año cuando vuelve a llegar una ola de calor como la que tenemos ahora. ¡Sí, sí, ola de calor! Y cuando digo ola de calor hablo de temperaturas diarias de 30-35 ºC y noches pegajosas sin poder dormir. Bueno, pues llegada esta época aparece otro de los prejuicios más extendidos por estas latitudes. El diálogo suele repetirse uno y otro año:

Servidora - ¡Uf, qué calor hace!
Interlocutor - Pero... si eres española, ¡¿deberías estar acostumbrada?!
Servidora - Ya, pero es que soy del Norte de España
Interlocutor - ¡Ah! del Norte de España... ¿Barcelona?

... [y volvemos a empezar]

El caso es que yo tampoco me hubiera imaginado antes que en Alemania iba a sufrir las temperaturas más calurosas de mi vida (y mira que en la época de exámenes en Salamanca pasábamos calor). Así que cuando llegué aquí me di de morros con uno de los prejuicios que traía en la maleta.

Balcony Strawberries

Sea como fuere, con este calor, la pequeña maceta de fresas, que para mi sorpresa ha soportado el frío invierno berlinés (sorpresa causada, ¡otra vez!, por la falta de conocimientos, esta vez horticultores) me ha regalado este racimo de fresas que ha dado para hacer una foto y un refrescante postre con yogur para lucir en el blog. Por cierto, la temporada de fresas empieza ahora aquí y hay puestos exclusivamente de fresas por toda la ciudad.

Además de las fresas, la receta de hoy tenía que ser algo adecuado para las temperaturas, así que aquí va el Pastel de pescado del fin de semana.

Pastel de pescado

Ingredientes

400 g de pescado variado
(he utilizado congelados de salmón y merluza)
50 g gambas peladas
5 huevos
100 ml leche desnatada
2 ó 3 pimientos de piquillo asados
1 cebolla mediana
1 diente de ajo
sal y eneldo

Preparación

Desmenuzar el pescado con las manos. Calentar un poco de aceite de oliva y dorar los ajos. Añadir las cebollas y rehogarlas hasta que estén blandas pero sin que se doren. Añadir el pescado desmenuzado y las gambas y freír brevemente a fuego fuerte. Sazonar y añadir el eneldo. Retirar del fuego y añadir los pimientos picados. Remover bien e ir añadiendo los huevos y la leche. Se puede pasar la mezcla por la trituradora hasta que quede un pure si se prefiere hacer un pastel de textura más suave. Yo pasé sólo la mitad de la mezcla, de esta forma quedaron enteros algunos trozos de pescado y gambas. Verter en una fuente de horno engrasada e introducir en el horno previamente calentado a 200 ºC durante aprox. 45 minutos. Sacar, dejar enfriar completamente y servir. Lo mejor es hacerlo la víspera o con unas horas de antelación para tener tiempo de que enfríe bien en la nevera.

Pastel de pescado

miércoles, 14 de mayo de 2008

Bárbara verdura el ruibarbo

El ruibarbo y yo empezamos con mal pie y hemos procurado evitarnos desde entonces. Pero estas cosas son así y no pueden planearse, así que hemos vuelto a encontrarnos muchas veces y, casi por obligación, decidimos darnos otra oportunidad.


Empezamos mal porque los tallos de ruibarbo común, la única parte comestible de esta planta, son demasiado ácidos para mis papilas gustativas. Hay un dicho popular alemán que dice Sauer macht lustig (algo así como el ácido te pone jocoso), no sé, será por la cara de vinagre que se te pone, y jocoso pone más bien a los que están a tu alrededor, diría yo.

El caso es que leyendo un poco sobre esta planta he descubierto un montón de cosas interesantes, una de las que más me han gustado ha sido su etimología, al parecer las palabras 'ruibarbo' y 'bárbaro' tienen el mismo origen, la palabra griega "barbaros" o extranjero, lo que ha despertado en mí un sentimiento de empatía por la planta. Primer paso en nuestra reconciliación.

Este año, al volver a empezar la temporada de esta bárbara verdura, decidí hacer algo para ver si nuestro desafortunado inicio tenía salvación. Alguien me recomendó hacerle muchos mimos y ponerle mucho azuquitar y, leyendo y leyendo para tener más información... (el siguente paso) descubrí algún que otro consejo más: si pelamos los tallos, los cortamos y los escaldamos inmediatamente perderán bastante acidez (aunque también el bonito color rosado que los caracteriza) pero no las vitaminas y si, además, al hervirlos lo hacemos en zumo de naranja o de piña, tomarán el azúcar de la fruta sin necesidad de añadir más azúcar. Espero que el pobre no me lo tome a mal porque el resultado ha sido realmente sorprendente. Para celebrarlo decidí probar suerte con unos pies o tartaletas de ruibarbo.

Ingredientes

Para la compota del relleno:
750 g ruibarbo
125 ml zumo de naranja o piña
una cucharada de azúcar de palma o panela

Para la masa:
250 g harina
150 g mantequilla fría
2 cucharadas de azúcar
1 pizca de sal

Opcional: crema pastelera, natillas o alguna crema con leche.

Elaboración

Compota de ruibarbo: Pelar los tallos de ruibarbo, cortar y escaldar pasándolos después por agua muy fría con hielo. Tirar el agua y dejar escurrir. Poner a calentar el zumo de naranja o de piña (lo ideal es zumo recién exprimido) y añadir los tallos de ruibarbo y el azúcar de palma o panela. Dejar que haga chop-chop unos 10 minutos o hasta que los tallos estén tiernos (realmente se hacen muy rápido), retirar del fuego y dejar enfriar.


Tartaletas de ruibarbo: Preparar una masa quebrada con la harina, el azúcar y la mantequilla fría cortada en trozos. Amasar bien hasta que quede uniforme, cubrir y meter en la nevera durante al menos una hora. Transcurrido este tiempo extender con el rodillo y forrar los moldes para las tartaletas. Pinchar la base con un tenedor y rellenar a gusto con la comporta de ruibarbo y, si se quiere, con crema pastelera. Yo hice dos diferentes, la mitad de las tartaletas sólo con ruibarbo y la otra mitad con crema (utilicé una lata de custard que tenía por casa) y la compota de ruibarbo por encima.

El resultado me ha convencido ya que apenas llevaba azúcar añadido y no estaba tan ácido como había probado otras veces, sin embargo, y voy a ser muy sincera, ¡sigue sin gustarme el ruibarbo!

La cuestión que me tiene ahora a mí preocupada es si, en un intento de entendernos (más bien de que me guste a mí), ¿no habré yo manipulado mucho al pobre ruibarbo, y con eso de que es bárbaro me he creído yo en superioridad para "civilizarlo" y poder de esta forma integrarlo a la fuerza en mi receta? En fin, al menos creo que ahora estamos de acuerdo en una cosa y es: que no estamos de acuerdo. También es un logro, ¿no?

domingo, 20 de abril de 2008

Caramelizando con palmera

Cuando voy a las tiendas asiáticas procuro ir con muuucho tiempo. Me fascina pasearme por las estanterías como en un museo intentando descubir qué será todo eso, observando con calma las fotos que pocas veces me ayudan a comprender el contenido y las etiquetas escritas en su mayoría en sistemas no latinos. Es una sensación de desorientación que me gusta experimentar, te ayuda a ver el mundo de otra forma cuando vuelves al tuyo, al que conoces y forma parte de tu normalidad, te hace cuestionarte esa normalidad a la que tanto nos aferramos.

Y es así que tras repetir este miniexperimento muchas veces todo empieza a estar ordenado, a tener un sentido, las cosas ya no son extrañas y hasta te atreves a probar. Pierdes el miedo a lo desconocido y las cosas pueden llegar a formar parte de tu normalidad. Y entonces empiezas a ver más allá, cosas que no habías percibido hasta ahora, y por tanto, no existían para ti. En definitiva, has ampliado un poco más tu horizonte.

Hoy he probado el azúcar de palma que nunca había utilizado antes. El azúcar de palma es, digamos, la panela de la palmera. He leído algo sobre la miel de palma que se elabora en la Isla de La Gomera y, según el proceso descrito, ésta sería un paso anterior al azúcar. El azúcar de palma es menos dulce que el azúcar moreno. Desprende un aroma muy fuerte, a caramelo. La textura es muy parecida a la panela, y al igual que ésta, hay que rallarla justo antes de consumir ya que se vuelve a compactar muy rápido.

El azúcar de palma se utiliza mucho en la cocina tailandesa, malaya y camboyana, entre otras, especialmente con pescados y carnes. Yo he querido darle más protagonismo en la receta y he hecho unas manzanas fritas caramelizadas con el azúcar de palma.

Ingredientes

350 g manzanas
100 g maicena
60 g azúcar de palma o azúcar moreno
2-3 cucharadas de agua
aceite para freír
semillas de sésamo

Elaboración

Pelar y cortar las manzanas en trozos pequeños. Rebozarlas uniformemente en maicena. Calentar el aceite a temperatura media en una sartén y freír las manzanas durante unos 3 minutos dándoles la vuelta para que se doren por todos los lados. Sacar y colocar en un plato con papel de cocina para que escurra el aceite. En una sartén a fuego mediano echar el azúcar de palma rallado y unas 2-3 cucharadas de agua y calentar removiendo continuamente hasta que se caramelice. Colocar las manzanas en boles y rociar con el caramelo. Finalmente adornar con semillas de sésamo.

viernes, 18 de abril de 2008

Llueve y la vida es bella

Hay días que se cruzan. Ayer fue uno de ellos: te levantas, como siempre de buen humor, a pesar de que vuelve a llover (y ¡ojo! me gusta la lluvia, pero a raciones, no durante meses). Te pones a trabajar afanadamente, y acabas esa traducción que tanto te está costando. Y justo antes de que te dé tiempo de hacer una copia de seguridad, va tu ordenador y hace ¡PUF! y se va... así, sin despedirse. ¡Esas no son formas, hombre!

Entonces llaman a tu puerta y el cartero te dice que tiene algo para ti. ¿No espero nada? ¿Qué será?

Nada menos que un rayo de sol que ha venido volando desde Barcelona en forma de hogaza. Y no es una hogaza cualquiera sino una hecha con mucho cariño por un duendecillo que ha pensado en ti. Y es en ese momento cuando piensas lo bonito que es este mundo y te das cuenta de que a veces nos preocupamos por cosas que no tienen la menor importancia. ¡Gracias, Ibán!

Sobre la hogaza ¡¿qué puedo decir?! Sí, ha estado unos días de viaje pero el sabor (y el cariño) están ahí. O comprobadlo sino con vuestros propios ojos...

...está llena de vida, mirad las burbujas que recorren la corteza

Así que, en un día TAN BONITO, lo mejor es dejarlo todo para disfrutar de unas sopas de pan con chocolate al estilo de la abuela y gozar de la lluvia que no cesa mientras escuchamos algo como esto:


La Unión - Berlín