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miércoles, 9 de enero de 2013

Berlín para glotones

Los bollos de cardamomo en aquella cafetería pequeña de Estocolmo, la pizza más rica del mundo en un restaurante sin nombre de Nueva York o unos profiteroles increíbles en una pastelería de Estambul... Si eres una de esas personas que recuerda los lugares que ha visitado por lo que comió allí, esta es tu entrada.

Confieso que soy una loca de las listas y los mapas de Google y hoy, todavía no sé muy bien cómo ni por qué, me dio por crear un mapa con mis sitios favoritos en Berlín. Un Berlín gastronómico, está claro, un recorrido sin pretensiones por mis sitios preferidos de la ciudad. Restaurantes, cafeterías, mercados, tiendas de cocina, una recopilación de algunas de mis direcciones favoritas relacionadas, cómo no, con el comer y el cocinar. Son todos sitios en los que he estado y me han gustado, y la lista seguirá creciendo a medida que vaya probando sitios nuevos y me acuerde de algunos más. En el menú derecho del blog he puesto también un enlace directo. No sé, quizás a alguien le sirva para algo. :)


Ir al mapa completo Berlín para glotones

viernes, 3 de junio de 2011

Serán Bratkartoffeln...

Sopa de patatas, ensalada de papas, hash browns, papa rellena, gratinado de patata, raclette, tortilla de patatas sin huevo y con Speck, patatas al horno, tartiflette, pastel de papas, puré de papas con panceta, papas asadas con panceta... papas "rissolées"... de todas las sugerencias que habéis hecho, a cada cual mejor, me da que esta última (si mis investigaciones por internet han sido precisas), es la que más se acerca al plato que preparé con los ingredientes de la entrada anterior. La solución: Bratkartoffeln o patatas salteadas (Edith, te has ganado un plato de Bratkartoffeln, papas "rissolées" o patatas salteadas la próxima vez que nos veamos, que me da que va a ser muy pronto ;-)

Las patatas salteadas son una de las guarniciones más comunes que existen por estas tierras. Yo, francamente, no sé cómo no las han ascendido ya a categoría de plato patrimonio cultural. Eso sí, al igual que las tortillas de patatas, no hay dos platos de Bratkartoffeln iguales, según quién y cómo las prepare. Yo aprendí a hacerlas de mi mozo. A ver quién adivina ahora cómo consiguió conquistarme... :-D

Bratkartoffeln

Ingredientes (para 2 personas)
5-6 patatas medianas
1 cebolla pequeña
1 trozo de panceta ahumada
1 trozo de mantequilla o manteca
medio vaso de agua
una cucharilla de mejorana

Preparación
Pelamos y cortamos las patatas en rodajas gruesas. Picamos la cebolla y la panceta. Derretimos el trozo de mantequilla o manteca, una cucharilla es suficiente (también pueden hacerse con aceite de oliva pero, qué queréis que os diga, le quita el toque centroeuropeo), y salteamos la cebolla y la panceta a fuego fuerte un par de minutos. Es importante una buena sartén antiadherente. Después añadimos las patatas y les damos varias vueltas poco a poco con una espátula de madera, con cuidado de no romperlas, hasta que empiecen a dorarse. Entonces, añadimos el vaso de agua, poca agua, justo el fondo de la sartén sin que llegue a la mitad de las patatas (aquí los puristas se echarán las manos a la cabeza pero me da lo mismo). Tapamos y dejamos hacer a fuego medio hasta que el agua se haya evaporado y las patatas estén blandas. Subimos el fuego y seguimos dando vueltas con cuidado hasta que se doren bien. Finalmente añadimos la mejorana y damos un par de vueltas más. Normalmente no es necesario añadir sal ya que la panceta lleva bastante.

Podemos servir con un huevo frito, como guarnición de algún plato de carne o como plato principal acompañadas de pepinillos encurtidos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Sopa para hibernar

Sigue haciendo frío y el cuerpo pide que le dejen hibernar. La lata es que de vez en cuando hay que alimentarse, así que he echado mano de la cocina local, que ella sabe de qué va esto, y he preparado una Kartoffelsuppe o sopa de patatas a la berlinesa. Con verduras de las que crecen para abajo, que arriba hace mucho frío, ya lo dijo Marona. Y así, a tirar hasta la primavera.

Along the Spree River IKartoffelsuppe

Ingredientes (para 4 platos)
700 g de patatas - 1 zanahoria mediana - 1 trozo de apionabo - 1 trozo de puerro - 1 cebolla - 1 diente de ajo - 100 g de panceta - 1 l de agua o caldo - una cucharada de mejorana - 2 salchichas tipo Bockwurst

Kartoffelsuppe


Elaboración
Pelamos las patatas y las cortamos en trozos gruesos. Picamos la zanahoria, el trozo de apionabo, la cebolla y el puerro. En una cazuela con un poco de aceite y ajo rehogamos la cebolla y la panceta picada en tiras finas. Vamos echando el resto de ingredientes, las patatas las últimas, y añadimos un litro de agua hirviendo, o caldo si tenemos a mano. Salpimentamos y añadimos la mejorana. Dejamos cocer a fuego lento unos 20 minutos. Retiramos y pasamos por el pasapurés.
Unos minutos antes de servir añadimos las salchichas cortadas en rodajas.

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domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Blanca Navidad o Christmas & the City?

No quería pecar de explotadora con esto del calendario y hacer trabajar a otros "rellenando" las ventanas, el truco de saber delegar trabajo, vamos. Así que el buen día que repartimos las ventanas, decidí reservarme un día para el blog. ¡A buena hora! Ahora entiendo los resentimientos de algunas cuando les tocó escribir su entrada ;-D. El caso es que el calendario ha llegado a un nivel tal, que miedo me da escribir la mía. Vale, lo confieso, esto no es más que falsa modestia, porque lo que yo quería en realidad era ser también una "chica del calendario", así que allá vamos con el Día 20.

calendario_dia_20

Poco os puedo contar de la Navidad alemana que no haya hecho ya. El año pasado hablé de personajes, de adornos, de mercados y de dulces navideños típicos de estas fechas y mi vecina Natalika ya nos ha puesto al corriente de otras tradiciones teutonas para la Nochebuena. Sí, la Navidad en Alemania es fría y es blanca, es como decían aquellos cuentos que leíamos de pequeños, y para el que no me crea aquí una muestra de esos paisajes nevados, casitas de cuento y trineos aparcados a la puerta.

Winter Scenery

El caso es que para encontrar estos paisajes hay que salir un poco de la gran ciudad porque, como en todas partes, la navidad urbana es diferente. Así que, ignorando las temperaturas glaciales, he decidido que salgamos a dar un paseo por la ciudad, que está bien bonita también.

Aunque a muchos os pueda parecer mentira, no nieva todos los días, y en la capital aún menos, por eso llegadas estas fechas se espera que los encargados de repartir los regalos en Nochebuena, el Weihnachtsmann (hombre de la Navidad) en el norte de Alemania, o el Christkind (niño Jesús) en el sur del país, traigan nieve el 24 y haya unas navidades blancas. Parece que este año nos hemos portado bien.

Charlottenburg Palace

Durante el Adviento hay infinidad de mercados navideños por todo el país. Y en la capital los encontramos para todos los gustos y colores: los "elegantes", por ejemplo, como el del Palacio de Charlottenburg (arriba en la foto), o los más "ruidosos" con sus norias, tiovivos y demás cachivaches, como el de la plaza del Ayuntamiento (abajo).

Christmas Market
Round & High

Sin embargo, todos tienen un denominador común, los puestos del famoso vino especiado y caliente, Glühwein, alrededor de los que se amontonan los visitantes. Y es que hay que llevar mucho vino encima para subirse a dar vueltas a una noria o a un tiovivo a varios grados bajo cero.

Luego están los escaparates de los comercios más importantes de la ciudad, porque mirar no cuesta dinero. Por ejemplo, los de los almacenes KaDeWe, que personalmente solo puedo recomendar por su sección de alimentos y delicatessen, allí donde acudir en busca de productos imposibles.

KaDeWe Window

Aunque si me tengo que quedar con un decorado, me quedo con las luces que todos los años iluminan el histórico paseo Unter den Linden (Bajo los tilos), con la Puerta de Brandeburgo al fondo.

Unter den Linden

¿Se os ha abierto el apetito? Vamos entonces a tomarnos algo, porque mientras investigaba un poco sobre la receta que aportar al calendario, en los libros más antiguos de cocina alemana, concretamente en aquellos que incluían todavía la región de Silesia en su índice, descubrí un postre sencillo de tradición silesia, un pudding con semillas de amapola llamado en alemán Mohnpielen y conocido en muchas otras regiones de Europa Central como Mohnkließla, en silesio, o Mákos Guba, en húngaro. La cocina berlinesa está muy marcada por la gastronomía de todos los pueblos que llegaron a la región, las influencias más importantes son las de hugonotes, bohemios y silesios.

Los Mohnpielen se preparan exclusivamente en navidades, especialmente en Nochebuena, y están hechos con pan viejo, lo que instantáneamente me hace pensar en nuestras torrijas o torrejas. Aquí dejo la receta. ¡Feliz cuarto domingo de Adviento!

Poppy Seed Pudding

Ingredientes
(para 4 copas)

125 g de semillas de amapola molidas
500 ml de leche (250 ml + 250 ml)
100 g de azúcar (50 g + 50 g)
30 g de uvas pasas
30 g de almendras picadas
250 g de pan blanco viejo

Elaboración

En una cazuela calentamos 250 ml de leche con las semillas de amapola que habremos molido justo antes en un molinillo, por ejemplo de los de café. Añadimos la mitad del azúcar (50 g), las pasas y las almendras picadas. Cuando rompa a hervir retiramos del fuego, removemos bien y dejamos reposar diez minutos. En un recipiente aparte mezclamos el resto de leche (250 ml) con el azúcar restante (50 g). Cortamos el pan en rebanadas gruesas que empapamos en la leche azucarada. Vamos llenando unas copas de cristal (también puede ser una fuente mediana) con capas de pan empapado y la mezcla de las semillas de amapola. Si vemos que el pan queda muy seco podemos regar con algo más de leche. Dejamos reposar en la nevera unas 2 horas y servimos frías.

Poppy Seed Pudding

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domingo, 15 de noviembre de 2009

En todas partes cuecen morcillas

Qué mejor que recién pasado San Martín (fecha más conocida en estas tierras por el comienzo del Carnaval) para hablar de uno de esos productos casi, casi universales, obtenidos de la matanza del cerdo: el black pudding británico, la Blutwurst germana, el boudin francés, diferentes nombres, diferentes elaboraciones pero morcillas al fin y al cabo.

Una especialidad rápida y sencilla de la gastronomía berlinesa es un plato combinado con morcilla negra o de sangre (Blutwurst), morcilla blanca de hígado (Leberwurst), chucrut y puré de patatas. Simplemente se calientan las morcillas en agua, sin que lleguen a hervir, y se sirven con la guarnición mencionada. A este plato a veces se le conoce también como "Tote Oma" (algo así como "abuela tiesa", en el sentido más coloquial del término). El origen de esta sarcástica expresión me es desconocido, por alguna parte he leído que se debe al aspecto de la comida (al cortar el embutido el relleno se desparrama por el plato y se hace una especie de puré), allá cada cual con su imaginación.

Una de las cosas que viajan conmigo en la maleta cada vez que vuelvo de algún viaje a España son las morcillas de Burgos. Sin embargo, hace poco descubrí en una charcutería del barrio, cuyo propietario ostenta además el título de Caballero de la cofradía francesa de la morcilla, Confrérie des Chevaliers du Goûte Boudin (¡toma ya!), una morcilla que, con toda seguridad, va a acompañarme en el próximo viaje, esta vez en sentido contrario. Porque en todas partes cuecen morcillas y freírlas se puede aquí y allá.

Blutwurstritter

viernes, 8 de mayo de 2009

A freír espárragos

Por esta época del año, en Alemania, quien no se ha ido a freír espárragos, pronto lo hará. Es el siguiente "evento temático" después la Pascua. Es la euforia del espárrago. Espárragos en todos los mercados y supermercados, en puestos callejeros, en restaurantes, en la tele, en la radio, espárragos y más espárragos. Y luego dicen que en España vamos como en Fuenteovejuna...

Cerca de Berlín tenemos los espárragos de Beelitz, una pequeña localidad a unos pocos kilómetros al sur de la capital, a la que ya peregriné al año pasado. Así que no podía ser de otra manera, para el tema HEMC #33 de este mes "Piensa globalmente, come localmente" propuesto por Ajonjoli, del blog La flor del calabacín, el tema estaba ya servido.

Beelitzer Spargel

La receta es de uno de mis libros favoritos sobre cocina regional, Det kleene Zille-Kochbuch, del que ya hablé aquí. La receta original eran unos espárragos envueltos y fritos en una masa de puré de patatas, pero algo se torció y no salió exactamente igual así que hubo que improvisar. La masa que, según decía la receta, había que estirar con el rodillo, quedó tan líquida que pasó a convertirse en tortitas. Never mind! El factor "patata" quedó igual de presente:

Espárragos sobre pancake de patata

Ingredientes: 500 g de espárragos frescos - 500 g de patatas - 2 huevos - 50 g de harina - 100 g de jamón cocido - 100 ml de nata - zumo de medio limón - 50 g de mantequilla - sal, pimienta, nuez moscada, perejil

Beelitzer Spargel

Preparación

Limpiamos y pelamos los espárragos hasta debajo de la punta del espárrago. Cortamos la parte más dura de la base. Los cocemos en agua con sal, una nuez de mantequilla y un poco de azúcar durante 15-20 minutos. Los puristas los cuecen en una cazuela alta donde se pueden cocer de pie con las puntas hacia arriba, sin que las yemas estén en contacto con el agua. Yo los hice sin más en una cazuela normal y quedaron muy bien, blandos y no se rompieron.

Las patatas las pelamos y las cocemos también unos 20 minutos en agua con sal. Sacamos, y aplastamos con un tenedor. Añadimos los huevos, la harina, la nuez moscada y salpimentamos. Calentamos una sartén con unas gotas de aceite y vamos haciendo tortitas con la mezcla anterior (yo puse dos cucharadas de mezcla por tortita).

Envolvemos 3-4 espárragos en una loncha de jamón cocido, pasamos por la sartén unos segundos para que el jamón se dore un poco. Hacemos una salsa derritiendo una cucharada de mantequilla en la sartén, añadimos la nata líquida, un par de cucharadas del agua de cocción de los espárragos y el zumo del limón, salpimentamos a gusto y dejamos que reduzca durante unos minutos. Servimos los espárragos sobre el pancake de patata y con la salsa por encima.

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sábado, 7 de junio de 2008

Carácter berlinés

Se dice de los berlineses que son directos, rudos, poco diplomáticos y hasta groseros. De hecho, en los primeros contactos con algún ejemplar nativo, el foráneo recién llegado no tarda en percibir alguna de estas aptitudes, ya sea con el conductor de autobús que nos da el billete refunfuñando no se sabe bien qué o con el viandante que se cruza en nuestro camino mientras masculla para sus adentros "¡a ver si miramos por donde vamos!". De igual forma tiene el berlinés fama de ser agudo y franco en sus respuetas y de tener un humor tosco, no siempre al gusto de todos, que fácilmente se malinterpreta. Todo ello expresado en un dialecto, el berlinés, que añade la nota "proletaria" al temido carácter de los habitantes de la capital y conocido en el resto de Alemania como la Berliner Schnauze (el hocico, más bien, el morro o la jeta berlinesa).

Bulette mit Kartoffelsalat

Sin embargo, si tenemos la oportunidad de conocer un poco mejor al berlinés, detrás de esta forma de expresión que a primera vista puede parecernos áspera y ordinaria, encontraremos a gentes cordiales y sencillas, con un sentido del humor que puede llegar al refinamiento, y descubriremos que detrás de ese carácter de aspecto tosco no se esconde ninguna mala intención. Es simplemente su forma de expresarse.

Creo volver a descubrir esa expresión del carácter berlinés en su cocina. En Det kleene Zille-Kochbuch, un libro con recetas de cocina berlinesa y de la región que me acaban de regalar (¡fantástico regalo!), que además incluye ilustraciones del artista berlinés Heinrich Zille, quien dejó reflejado en su obra el Berlín más proletario de principios del siglo XX, nos encontramos con una cocina sencilla y ruda, a primera vista, como sus gentes. Nada tan berlinés, a excepción de este plato ya mencionado en otra ocasión, como unas Buletten mit Kartoffelsalat (o albóndigas con ensaladilla rusa).

Bulette mit Kartoffelsalat

Los hugonotes trajeron a la capital el refinado término francés boulette, que la jerga popular con su Berliner Schnauze convirtió en Bulette. La ensalada de patatas tiene probablemente sus primeros orígenes en Rusia (su nombre en castellano lo deja patente: ensaladilla rusa) y está claro que es uno de los platos más internacionales que hay, como ya discutíamos hace poco desde el otro lado del Atlántico. Hoy, y para estrenar el libro, las dos primeras recetas:

Para la ensalada de patatas: 1 kg de patatas - unos 5 pepinillos (si son del Spreewald mejor ;-) - 1 cebolla - 3 cucharadas de aceite de girasol - 5 cuchradas de vinagre de vino - sal y pimienta - una pizca de azúcar - 1 cucharada perejil fresco picado - 1 cucharada de eneldo fresco picado - 125 g panceta ahumada

Hacer una ensaladilla con las patatas cocidas, los pepinillos cortados en rodajas finas y la cebolla muy picada. Para el aliño mezclar el aceite con el vinagre y añadir el perejil, el eneldo, el azúcar y salpimentar. Cortar la panceta en dados, freír y añadir a la ensalada previamente aliñada.

Bulette mit Kartoffelsalat

Para las albóndigas: 1 rebanada gruesa de pan viejo - 2 cebollas - 20 de mantequilla - 500 g carne picada (mezclada) - 2 huevos - sal y pimienta - nuez moscada - pan rallado

Ablandar el pan en un poco de leche. Pelar y picar las cebollas y rehogarlas en la sartén. Escurrir bien el pan y ponerlo en una fuente junto con la carne picada, la cebolla rehogada, 1 huevo, sal, pimienta y la nuez moscada. Mezclarlo todo bien con las manos y dejar reposar unos 10 minutos. Después dividir la masa en 8 partes iguales y formar albóndigas. Rebozar pasando por el huevo batido primero y el pan rallado después, y freír en la sartén a fuego medio unos 6 minutos, dándoles vuelta para que se hagan bien por todos los lados. Servir con la ensalada y un poco de mostaza.

viernes, 30 de mayo de 2008

Los pepinillos del Este

Si habéis visto la película Good Bye, Lenin!, quizás recordéis la escena en la que a la madre del protagonista, al salir del coma, se le antoja comer pepinillos del Spreewald. Los pepinillos de esta región eran ya muy populares en la antigua Alemania Oriental. El Spreewald es una región al sur de Berlín con una amplia red de canales navegables en torno al río Spree, antes de su paso por Berlín. El Spreewald o Bosque del río Spree es además un lugar mágico.

Spreewald

Esta mención en la película sirvió también para dar a conocer los pepinillos de esta región de la antigua República Democrática Alemana (RDA) en la otra Alemania, la Occidental. Aunque parezca mentira, hoy en día sigue habiendo un gran desconocimiento "del otro", que a veces llega hasta la desconfianza, entre aquéllos que vivieron en las dos Alemanias. Probablemente sea la nueva generación, la de los jóvenes que hoy tienen 18 años, la que consiga borrar esa brecha imaginaria.

Spreewald

Los pepinillos encurtidos del Spreewald son de los pocos productos de la antigua RDA que consiguieron mantener su producción después de la reunificación y obtener además la denominación de origen. Actualmente se encuentran en muchos platos de la región, en sopas, guisados o naturalmente como guarnición. Una forma popular de comerlos es así:

Spreewald Pickles

... acompañando a una rebanada de pan con manteca de cerdo (Schmalzbrot)
o con áspic de carne (Sülze)...

Spreewald Pickles

sábado, 17 de mayo de 2008

¿Especialidad berlinesa o leyenda urbana?

Si os preguntara cuál creéis que es la especialidad gastronómica berlinesa ¿qué diríais? ¿Currywurst, Boulette, Eisbein? Y ¿si os dijera que la especialidad más popular originaria de Berlín es el döner kebab? ¿Me creeríais?

Esto puede ser discutible o no, lo que está claro es que Berlín no puede concebirse ya sin esta especialidad que ostenta el récord de ventas, especialmente en comida rápida, si lo comparamos con las especialidades arriba mencionadas. Se dice que el döner kebab nació en Berlín, allá a principios de los 70, como adaptación del tradicional döner a los paladares germanos, poniendo la carne en pan y añadiendo ensalada y una salsa de yogurt.

Sea como sea, y gracias a la gran comunidad turca que hay, Berlín tiene una buena oferta de gastronomía de esta región. Hace tiempo ya descubrí Hasir, para mí, sin duda, el mejor restaurante turco de la ciudad. El sábado volvimos a probarlo. De los seis locales distribuidos por toda la ciudad, cada cual diferente (y para diferentes bolsillos), fuimos a Hasir Ocakbasi, cuya especialidad son los platos hechos en horno de carbón vegetal, donde también hacen este fantástico pan:

También puedo recomendar el restaurante del barrio de Schöneberg, especialmente en verano por su terracita y el buen ambiente de la zona con muchos bares, restaurantes, cafeterías y centro tradicional de la cultura gay berlinesa. El restaurante goza además de certificado de aprobación por la parte turca de mi familia que cuando estuvo de visita se pasó ¡la semana entera comiendo allí!

Los platos están siempre recién hechos, se puede ver cómo los cocinan en las parrillas, y el servicio es atento, amable y, sobre todo, rápido. Un aspecto este último en el que suelen encontrarse diferencias entre Alemania y España.

Buscando más información sobre la historia del döner kebab en Alemania me ha parecido curioso encontrar que el que se considera creador del döner berlinés, un trabajador turco emigrante que en 1971 hizo el primer döner kebab, sea actualmente el dueño de los restaurantes Hasir. ¿Realidad, leyenda urbana o... estrategia de marketing?