sábado, 2 de abril de 2022
ARIZONA BABY
Cuando Sam Raimi decidió apuntarse a un cine un poco más "serio", más "de personajes", lo hizo con una película nada desdeñable, "Un plan sencillo". Inevitablemente, por su condición de thriller, sus poso dramático y su ambientación nevada, recordaba un poco bastante a "Fargo". Sí. Es posible. Y pronto cayeron acusaciones de "copia" o "imitación". Lo que nadie parece ver, o querer ver, es que años antes los Coen se habían inspirado en el cine de su amigo, concretamente con "Arizona Baby". Así pues, el caso de "Un plan sencillo" estaba perfectamente justificado.
Que después de una peli tan "indie", tan "arty", reposada y relajada como "Sangre Fácil", Joel y Ethan Coen dieran el salto a cierto cine mainstream con una comedia desmadrada, loca y excéntrica como es "Arizona Baby", seguro les valió muchos palos de cierta crítica sesuda. No me extrañaría que incluso llovieran acusaciones de "vendidos". Todo es posible. Obviamente, vista hoy, está claro que "Arizona Baby" poco tiene de convencional. A pesar incluso de su mensaje "conservador" (la familia es lo primero) y su "happy end". Suerte que los Coen son los Coen, y abordan todo ello con cierta ironía.
H.i. es un delincuente de baja estofa que no para de entrar y salir de la cárcel. Hasta que un día se enamora de una policía. Deciden casarse y formar una familia. Pero ella no puede tener hijos, así que, ante el desespero, le mangan el bebé a un magnate que ha tenido nada menos que cinco... con el consiguiente y consecuente lío.
Está asumido y demostrado que el fuerte de los Coen es el thriller, porque cuando se meten en una abiertamente de risas les suelen salir irregulares, ninguna terriblemente mala, pero con distintos niveles de inspiración. Afortunadamente, "Arizona Baby" pertenece al grupo de las más acertadas. Como decía, destaca el dinamismo y la velocidad que gasta, con unas maneras de "cartoon" (el personaje de Nicolas Cage es casi la versión carne y hueso del Pájaro Loco. También están esas llamaradas de fuego en plan Coyote & Correcaminos que deja la moto del caza recompensas ... entre otras ideas) y, pues eso, los ya citados préstamos del cine de Sam Raimi, como los frenéticos steadycams (hay quien los cita como directo homenaje a "Posesión Infernal"... no se yo), la cámara subjetiva, planos aberrantes, bizarros y forzados, etc.
Añadan al caldo las clásicas "set pieces" de comedia puramente visual que los Coen hacen tan bien (y que abundaban generosamente en "El gran salto", siendo lo mejor de la misma). La parte intermedia del atraco al supermercado es de órdago. Pero hay más. Todas estupendas, muy conseguidas, y que le dan a la película un aire muy fresco, muy vivo, enormemente agradecido. Incluso los diálogos tienen un chorro de chispa, y hay chascarrillos que se te quedan grabados, como ese "Pues entonces, adelante!".
El reparto está cojonudo, del primero al último. Un Nicolas Cage casi irreconocible. Una guapísima, pero guapísima, Holly Hunter (aún fresca de su paso por "La quema"), haciendo de mujer inquisidora y agotadora en su deseo de tener prole. Un sensacional John Goodman (puede que sea lo mejor de la peli), acompañado de un pizpireto William Forshyte. La inevitable Frances McDormand como maruja insufrible y M. Emmet Walsh, repitiendo ambos con los Coen tras "Sangre Fácil", o Randall 'Tex' Cobb en su impagable parodia de un guerrero de la carretera propio de "Mad Max 2" (detalle que cobra todo el sentido cuando vemos a los hermanos, en una entrevista publicada en la revista "Fangoria", referirse a aquella como su película favorita de todos los tiempos. Ahí es nada)
Si algo saben hacer bien Joel y Ethan Coen es elegir canciones para la banda sonora. Lo han demostrado de sobras con "Sangre Fácil", "A propósito de Llewyn Davis" u "O brother!". Y aquí ocurre otra vez. El tema central, a base de banjo, aullidos y silbidos, es una delicia.
Como dato alternativo, señalar la posterior, curiosa y "exploitable" -al menos para el mercado nacional- aparición de una oscurilla película que llegó a nuestros estantes videocluberos con el muy evidente título -y una no menos parecida caratula- de "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.) En su época la ignoré. Y así ha sido durante décadas hasta que hace poco, y de modo totalmente accidental, descubrí que venía producida por Sam Raimi, Robert Tapert + Bruce Campbell y coguionizada por el hermano Ivan Raimi (hay quien sitúa a Sam también como responsable del liberto pero, a menos que se oculte tras seudónimo, en los créditos no figura como tal)
Lo dicho, "Arizona Baby" es una estupenda película, y una no menos estupenda comedia, muy recomendable.
martes, 26 de febrero de 2013
SANGRE FÁCIL
Pero centrémonos en "Sangre Fácil". La historia que cuenta es tan sencilla como efectiva, y bebe muy descaradamente de los clásicos de la novela negra. La esposa del dueño de un bar de carretera decide ponerle los cuernos con uno de sus empleados. Naturalmente, el hombre se entera gracias a las labores de un sarnoso detective y le da una rabieta tan grande, que ataca a su mujer, llevándose de regalo una patada en la entrepierna que duele solo verla. Herido en su orgullo (y en más sitios), acude al mismo detective para que se cargue a la pareja. El problema es que este tiene menos palabra que una fémina y decide traicionarle, iniciando así un continuo y constante carrusel de equívocos, destinado a terminar del modo más trágico.
Consecuente con lo que por aquellos tiempos significaba el cine independiente yanki, "Sangre Fácil" es una peli que se toma su tiempo para todo. Es lenta, con sus silencios y sus personajes introspectivos, algo que, con 15 o 20 años te parecerá un coñazo, pero que, con la edad, le pillas el gusto, pues contribuye muy mucho a la creación de una atmósfera inquietante, tensa y malsana. De hecho, aún perteneciendo inevitablemente al thriller, tiene algunos momentos que la emparentan totalmente con el terror, como cuando el prota lleva un cadáver en la parte trasera de su coche, conduciendo de noche por la carretera y con un siniestro programa de radio de fondo que termina acojonándole. O la pesadilla que la mujer tiene hacia el final. Y ya puestos, también funciona en ese sentido el enfrentamiento de esta con el detective en plan homicida, dando pie a muchas de las secuencias de lucimiento para los Coen, aspecto que abunda generosamente a lo largo de la peli y que fue blanco de críticas en su época, acusándola de artificiosa. Hay muchos momentos destacados... como el de la cámara elevándose únicamente para esquivar en su camino a un borrachuzo adormilado, varios movimientos de los que Joel Coen seguramente tomó buena nota mientras montaba "Evil Dead" (con la cámara parapetándose tras las aspas del ventilador del techo, o el corto steadycam en la agresión del cornudo hacia su esposa) y detallitos de montaje y fotografía bien cucos y efectivos. Vamos, que a mi me molan... y en general me mola la puta peli entera, creo que funciona muy bien, logra interesar, inquietar e incluso fascinar.
A los hermanos cineastas/guionistas les acompañan en tareas de interpretación la luego más famosa, y esposa de Joel, Frances McDormand, el sosaina John Getz, el entrañable Dan Hedaya (el malo de "Commando") y el carismático M. Emmet Walsh. Barry Sonnenfeld, hoy día responsable de la saga "Men in black" al completo, debutaba junto a los Coen haciendo la que fue su primera ocupación a los inicios de su carrera, dirigir la fotografía.
Como colofón no podemos pasar por alto el abuso que se hace de la canción "It's the Same Old Song" de los "Four Tops" (grupo en el que militaba Levi Stubbs, es decir, la voz de "Audrey" en "La tienda de los horrores") que, aunque llega a sonar hasta tres veces, no molesta por lo buenísima que es... como la peli misma, oye.
sábado, 31 de agosto de 2024
EL GRAN SALTO
No era la primera vez que la gentuza de los dineros confiaba plenamente en ellos. Ocurrió ya en los noventa, cuando, estando ambos de moda, el mega productor de "actioners" tan míticos como "Commando", "Arma Letal" o "Jungla de cristal", Joel Silver, les apadrinó para que dieran su (gran) salto al cine más "comercial". Y el proyecto elegido nos retrotrae a otra historia de la que ya he hablado antes, la fascinante amistad humana y colaborativa de los Coen con Sam Raimi.
Según el libro de Ian Nathan, esas supuestas deudas de "Arizona Baby" con "Posesión Infernal", a las que aludía en mi reseña, no son delirios de un anormal -que diría Ze-. Existen. Motivado por el éxito de su debut, Raimi se instaló un tiempo en Los Ángeles, a la búsqueda de fama y fortuna. En eso que los Coen pasaron por allí, esperando dar con un distribuidor para la entonces recién terminada "Sangre Fácil". Decidieron acampar en el cuchitril de su amigo y, por aquello de combatir el aburrimiento, juntos y revueltos se sentaban frente a la máquina de escribir, pariendo de este modo un guion a pachas. Uno basado, hasta cierto punto, en la misma aventura angelina de Raimi. El paletillo "de pueblo" que va a la gran ciudad en busca de una oportunidad. Con este metido en el ajo, les salio una cosa muy ambiciosa, difícil de producir en aquel momento, siendo novatillos desconocidos. Pero ahí quedó, en el congelador, a la espera de que algún día alguien soltara el montante. Por supuesto, estamos hablando de la futura "El gran salto", título españolo algo absurdo para "The Hudsucker Proxy" y "Hudsucker" era un gag recurrente en el universo Coenraiminiano. Lo habíamos oído en la mentada "Arizona Baby" y también en "Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas)" cuyo libreto, les recuerdo, iba igualmente firmado a seis manos por los chavales.
Es un dato bien conocido que aquel intento de Joel & Ethan por integrarse en el mainstream se saldó con un hostiaco de los gordos. Fracasó estrepitosamente en su paso por salas, de ahí que el libro que ando leyendo le dedique cuatro únicas páginas (y, muy extrañamente, apenas mente la citada "Crimewave"). Pero no fue en balde. De rebote, los brothers regresaron a su terreno natural, pariendo el film que les acabó de catapultar, funcionó de mil maravillas en todos los aspectos y les valió un Oscar (como guionistas) Además, resultaría ser su mayor logro y una de las dos que poseo en formato doméstico, "Fargo" (por si les pica la curiosidad, la otra es "Arizona Baby").
Pero centrémonos en "El gran salto", fechada el año 1994. Como decía, cuenta la historia de un pobre diablo, más tonto que una almeja (interpretado por un muy adecuado Tim Robbins, sacándole máximo rendimiento a esa cara de bobo. Según el libro, primeramente se pensó en Tom Cruise), al que una gran corporación comandada por un malvado gerifalte (un genial Paul Newman. Según el libro, de entrada se pensó en Clint Eastwood... joder, ¡habría molado!) utiliza a su antojo. La compañía pretende devaluar sus acciones, para poder comprarlas después a precio irrisorio, y necesitan un tonto que pague el pato. Solo que este sorprenderá a propios y extraños pariendo un producto de éxito -el Hula-Hoop-. En medio, como no, habrá una chavala con la que nacerá el amor (Jennifer Jason Leigh. Según el libro, papel destinado a Winona Ryder) y al tonto se le subirán los humos, ascendiendo a cretino. Luego caerá hacia lo más bajo, aprendiendo una lección en el camino.
Acompañan a los tres astros mencionados rostros tan familiares -y agradables de ver- como los de Charles Durning, Bill Cobbs, Joe Grifasi, Roy Brocksmith, Peter Gallagher, Steve Buscemi o Jon Polito. Por ahí anda John Goodman en plan cameo. Y la neumática y malograda Anna Nicole Smith (ese mismo año interpretó a una grotesca mujer fatal en el tercer "Agárralo como puedas") La gran sorpresa viene dada por la presencia, bastante destacada, de Bruce Campbell, demostrando más que nunca sus limitaciones interpretativas. Recordemos que había intervenido en el pre-trailer de "Sangre Fácil", parido para engatusar a posibles inversores, y volvería a tener escasas y muy breves apariciones en "Fargo", "Crueldad Intolerable", "¡Ave, César!" o la entretenidísima "Ladykillers", sin embargo, me sorprende que, dadas las amistades comunes, los Coen no hayan contado con él para nada más sucoso. Obviamente, Sam Raimi también se marca un papelillo, pero esta vez mediante sombras chinescas. Le acompaña en tal función John Cameron, otro de los integrantes del clan Raimi que abandonaría el barco para quedarse exclusivamente con los hermanos.
Vi "El gran salto" en una sala considerada "de arte y ensayo", lugar de peregrinaje para los fracasados escarceos con el mainstream de cineastas, hasta entonces, considerados minoritarios (ocurrió también con Kevin Smith y su "Mallrats"). Lo comento por el par de anécdotas conjuntas. El "tío de la puerta" resultó ser un viejo compañero de EGB. Así que me dejó entrar gratis. Mientras charlaba con él, apareció un ya entonces reputado crítico de cine,"gurú" de la cultura popular, habitual de las páginas de "Fotogramas". Le conocía personalmente por senda ocasión pasada y creyó que andaba camelando al responsable del cine para entrar por la pati. Terminado el film, volvimos a encontrarnos (digo el crítico y yo). Preguntó que qué me había parecido. "Psé" esputé yo. "A ti es que no te gusta nada" contestó. Entonces me escaseó el ingenio, pero lo suyo habría sido contraatacar con: "Pues a tenor de tu trabajo, ¡a ti te gusta todo!".
Sí, "El gran salto" no me convenció en su momento. La encontré demasiado convencional, dentro de lo que es, y medianamente previsible, considerando lo poco que eso suele darse en el cine Coeaniano (una de sus mayores virtudes, añado con admiración). Son las secuencias a base de pura narrativa visual, dinamismo e inventiva chorreante, las que se quedan grabadas en la retina. Me vienen a la mente la del "ataque de risa conjunto" y, sobre todo, la del hula-hoop. Decir que -nuevamente según el libro- fue Sam Raimi quien se encargó de dirigir esta última, en plan segunda unidad.
Consumida hace escasos días, "El gran salto" me resultó muy buenrollera y agradable, aunque sí es cierto que, a ratos, su estultismo deliberado cargaba un poco las tintas en plan "no, no es tan gracioso". Pero, ¡ei!, tampoco diré nada malo. Si buscas evasión saludable, sobra y basta.
Epílogo: Gracias al libro, me he reconciliado con algunas de mis menos favoritas películas de los hermanos, caso de "Crueldad Intolerable" (de "imposible de terminar" ha pasado a amena y dinámica) o "Quemar después de leer", y también ha sido útil para redescubrir tantas otras ("El hombre que nunca estuvo allí", "A propósito de Llewyn Davis"...). Por todo ello, Joel y Ethan han ascendido unos cuantos puestos en mi actual lista de cineastas favoritos.
sábado, 7 de septiembre de 2024
QUEMAR DESPUÉS DE LEER
Pasaron los años, cayó en mis manos el ya mentado libro de Ian Nathan sobre Joel y Ethan Coen y, en fin, me animé a revisar algunas, incluidas aquellas sobre las que no tenía buen concepto. "Quemar después de leer" fue la primera y ¿saben qué? me gustó. Los años transcurridos pudieron influir, no lo niego. Pero hubo algo más. Comprendí a qué se debió mi negativísima primigenia reacción.
Antes, la sinopsis.
"Quemar después de leer" vendría a ser, esencialmente, una comedia de enredos. Claro que, menudos son. La cosa va de espionaje. Un agente de la CIA es obligado a retirarse. Cabreado, y aburrido, decide escribir unas memorias, contándolo todo. Aquello que, accidentalmente, el disquete con el material termina extraviado en un gimnasio, donde es recogido por un par de palurdos decididos a usarlo para chantajear a su responsable y sacarle unos dineros. La cosa dará pie a un montón de equívocos y algunas muertes.
Bien, digámoslo ya: "Quemar después de leer" puede que sea la película más misántropa que he visto en mi vida. Ya suele ser un signo habitual en la producción Coeniana, pero aquí estalla a lo bestia. No hay ni un solo personaje positivo, o que merezca ser salvado de la quema. Todos, y digo todos, son patéticos, estúpidos y rastreros. El agente amargado siempre de mala hostia. Su mujer, que se acuesta con un tipejo igualmente incapaz de mantener la bragueta cerrada. Los paletos del gimnasio, ella obsesionada con hacerse la cirugía estética. En fin, y la lista sigue y sigue. Añadan una fotografía poco glamourosa, que incrementa la fealdad del conjunto. Elección totalmente deliberada por parte de los Coen, quienes pretendían darle al film un adecuado aire a película conspiranóica de los setenta. Todo eso, mezclado y rejuntado, más algunas crueles muertes accidentales, o la presencia de patéticas almas solitarias en busca de amor a través de internet, fue lo que provocó en mí aquel radical rechazo. Ni una mala calidad, un pésimo guion o una dirección desenfocada. Para nada. Mi problema fue puramente moral o, mejor, anímico. Diría incluso que, al cabreo resultante, se sumó una sensación tirando a deprimente.
Vista del modo correcto, y sin dejarse llevar por emociones primarias (algo inmaduras, témome), "Quemar después de leer" se convierte en un entretenimiento total. Dinámico incluso. Hasta cierto punto parece que los hermanos pretendan repetir un poco la fórmula "Fargo", la del thriller repleto de comedia negrísima trufado de personajes feos, estúpidos y miserables. La diferencia es que en aquella sí había uno medianamente positivo. O dos. En esta, es una especie ya extinguida.
Y el reparto, pues a la altura. George Clooney parodiando su imagen de seductor. Un sorprendente Brad Pitt disfrutando como un mono en el papel de imbécil redomado. La inevitable, pero siempre eficiente, Frances McDormand. John Malkovich. Tilda Swinton. Richard Jenkins. J.K.Simmons y la gran sorpresa, mi querido David "Sledge Hammer" Rasche. Todos estupendos.
viernes, 7 de agosto de 2015
EVERLY
viernes, 2 de marzo de 2012
EL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ (1983)
Ayer noche la volví a ver. Por segunda vez en mi vida. Y de nuevo la lógica se imponía: Sí, no hacía falta ser muy listo (ni muy tonto) para comprender por qué "El hombre que nunca estuvo allí" (no confundir con la posterior película de los Hermanos Coen de idéntico título) hace aguas por todas partes.
Concebida cual comedia con toques de thriller y ciencia ficción bajo mínimos, la cosa va de un pavo que el día de su boda presencia el asesinato de un hombre invisible, con tan mala pata que los testigos le creen a él culpable. Así que huye, no sin antes recoger de manos del cadáver una pócima... la misma que le vuelve a uno invisible, of course. En medio de este paripé, aparecen varios personajes de distintas potencias mundiales obsesionados en hacerse con el mágico líquido, así como la amiga de la novia que está secretamente enamorada del prota. Este se valdrá de su nuevo poder para escapar de los malos y resolver el entuerto. El final es de órdago (por malo) y muy oportuno en lo referente a solventar las dudas amorosas de Guttenberg.
En fin, ¿qué puedo decir?, que "El hombre que nunca estuvo allí" es tirando a torpe y aburridilla. Digamos que como comedia alcanza niveles de chorrismo excesivamente hirientes (y poco divertidos), como peli de acción o thriller anda más bien escasa de material espectacular y que el tema de la invisibilidad lo tocan demasiado poco... y mal. Los efectos especiales son muy horribles, sobre todo cuando se valen del efecto croma, que es casi siempre. Probablemente parte de la culpa la tenga el hecho de que en su momento este film llegó a los cines luciendo efecto 3D (del de antes, del que dolía a la vista), y todos los trucajes de las pelis en relieve de la época, al ser desprovistos de sus colores rojo y azul, cantan más que una almeja maloliente.
Al final lo realmente diver de la experiencia es ir reconociendo a los numerosos rostros más o menos populares que pululan por la peli, y que son unos cuantos. Destaco los siguientes: un William Forsythe muy jovencito haciendo de punki malo maloso. Don Calfa, el Ernie Kaltenbrunner de "El regreso de los muertos vivientes", al que casi ni ves... aunque el que se lleva la palma es Miguel Ferrer, el ejecutivo hijoputa de "Robocop", en un rol de camarero que, si pestañeas, te perderás. Completan el cuadro dos gloriosas "scream queens" de la década, Brinke Stevens y Michelle Bauer, haciendo lo que mejor saben: enseñar teta en una escena de ducha.
Y hablando de tetas, sorprende bastante lo mucho que las luce la chica protagonista, Lisa Langlois (la punka mala de "Curso 1984"). De hecho, protagoniza una escena de sexo que, imagino, en su época se pretendía chocante, original y bizarra, durante la que la moza se morrea y fornica pues, bueno, con nadie... con un hombre invisible. Y la verdad es que lo hace jodidamente mal, totalmente anti-natural, pero verla ahí con la boca abierta y la lengua fuera dando un morreo al aire, tiene su morbo. Y pa morbo, el momento fugaz en el que "Mahoney" ¡¡enseña la pilila!!. Tomen nota.
El director del estropicio, Bruce Malmuth, es un personaje bastante interesante. Un año antes había dirigido a Sylvester Stallone en "Los halcones de la noche" y unos después trataría cara a cara con Steven Seagal en "Difícil de matar" y Dolph Lundgren en "Pentathlon". Además el tio era actor y sale en los dos primeros "Karate Kid". Hoy anda más muerto y enterrado que mi bisabuelo.
En fin, "El hombre que nunca estuvo allí" (versión 1983) es una comedia super-mediocre que solo recomendaría a muy nostálgicos y fans de Steve Guttenberg... si es que existe tal cosa.
sábado, 30 de noviembre de 2019
LOS MUERTOS NO MUEREN
Aquí la gran incógnita consistía en saber si "Los muertos no mueren" iba a ser una peli muy Jarmuschiana o no. Con sus habituales ritmos reposados, su estética elemental pero elegante y esos diálogos a medio gas tan característicos. ¿Habría gore, habrían imágenes de zombies devorando entrañas?. El trailer no aclaraba mucho la situación y echaba más leña al fuego, especialmente viendo a una Tilda Swinton vestida de samurai dispuesta a recortar extremidades de muertos vivientes. Todo muy muy loco. Me moría de ganas de saciar mi curiosidad.
"Los muertos no mueren" cuenta la historia de un pueblecito asediado por una horda de cadáveres resurrectos. Se han levantado de sus tumbas porque el eje de la tierra se ha desplazado. Veremos como los diferentes y peculiares habitantes, desde el sheriff al racista de turno, pasando por un "fricazo" fan del cine de terror, afrontan tan apocalíptica situación.
¿Por dónde empezar? Sí, Jim Jarmusch se mantiene fiel a sus preceptos. Aunque de un modo más ligero, no tan extremo. Tal y como he leído por ahí, puede que sea su película más accesible. Y es cierto. Pero también que sigue habiendo mucho del cineasta en ella. En esencia es una comedia, rara, como lo eran algunas de sus pelis precedentes, solo que en este caso el humor es increíblemente tonto. Chorra incluso. Con gags elementales, casi infantiles. Completan la tarta unas pocas coñas de metacine y gotitas de ciencia-ficción.
Pero la verdad es que todo ello mola. Funciona. No aburre, lo que en una obra Jarmuschiana ya es mucho. Y dispone de algunos momentos muy inspirados, y divertidos, como la secuencia en la que los policías descubren unos cadáveres en la cafetería. Puro Jarmusch. O los pasajes truculentos, que los hay y no son moco de pavo, aunque cuando los zombies mueren no sueltan sangre, sino polvos negros.
Sorprenden también los guiños "friquis". Desde posters en paredes, a citas directas. La más llamativa es que Adam Driver tenga como llavero una nave imperial de "Star Wars". Más propia de Kevin Smith que de Jarmusch. Aparece Selena Gomez interpretando a lo que uno de los personajes tilda de "hipster", irónico "palo" viniendo de un cineasta que en su época era un "hipster" puro cuyo cine atraía, esencialmente, a los "hipsters" del momento.
Tal vez lo peor sea el extremadamente evidente, básico y previsible elemento crítico contra la sociedad consumista. No sabemos si es parte de la guasa como guiño al cine zombie de George A. Romero o algo genuino que Jarmusch pretende expresar. Pero se perdona, porque, al final, resulta que "Los muertos no mueren" está un rato bien. Te entretiene, te hace reír, goza de un excelente desenlace y, en definitiva, disfrutas semejante marcianada que, no por saciada la curiosidad, deja de ser un perro verde en la filmografía de su director.
sábado, 19 de junio de 2021
LUNÁTICOS
Hank es un tipo raro. Vive encerrado en su apartamento porque, cada vez que intenta asomar un pie al exterior, sufre alucinaciones en las que ve arañas que quieren devorarle el cerebro o siniestros médicos encabezonados en operarle. De mientras, conocemos a Nancy, otra rarita sin demasiada suerte que, huyendo de un intento de violación, recala en los aposentos de Hank. Resulta que tienen en común su pasión por la poesía, así que se enciende una chispa... una que se verá alterada cuando la locura transitoria de uno y la "gafez" de la otra, propicie un momento violento y la huida de Nancy. Hank, megacolado como está, decidirá salir a la calle a recuperarla, aunque para ello deba enfrentarse a todos sus monstruos. Por supuesto, la peli termina en boda.
En un antiguo número de "Film Threat Video Guide", Josh Becker narraba lo mal que lo pasó el día que, asistiendo a un festival, antes de su película proyectaron un corto de tirón transgresor con un padre violando analmente a su hijo. La mitad del público salió corriendo, cosa que horrorizó al cineasta, entre otras razones porque, opinaba, el corto y su peli no casaban nada, siendo lo suyo algo mucho más ligero, inocente y alegre, calificándolo sin despeinarse de comedia romántica. Y sí, puede que eso sea "Lunáticos" (no olvidemos que en los USA lleva como subtítulo "A love story"), solo que un poco rara. Los dos protagonistas están lejos de ser galanes, en realidad se trata de la historia de unos inadaptados que se cruzan y conocen el amor. A ello hay que añadir todas las secuencias de efectos especiales a base de maquetas y un encantador stop-motion. Tampoco el elemento comedia es exagerado, pero está presente, sobre todo con las tendencias "slapstick" de Ted Raimi, y sirve para compensar los momentos más abiertamente dramáticos, que tampoco faltan. Con todo, y sin ser nada deslumbrante, la película funciona. Un pasatiempo limpio y amable con el que matar una tarde tontuna. Me gustó más de lo que recordaba... pero tampoco como para hacerme con el DVD (si existiera).
Sin embargo, a pesar de los logros del director y guionista Becker, la sombra de Sam Raimi sigue siendo muy alargada. Por ahí leí que alguien consideraba el film como la quintaesencia del cine del creador de "Evil Dead", apartando totalmente al autor real de la ecuación. ¡Injusto!. Da la sensación que con "Lunáticos", Josh Becker podría haber dado el salto a un cine un poco más estándar. Su peli, dentro de la modestia, no queda demasiado lejos de ciertos títulos "indies" más reputados. Pero no, no funcionó. Y el pobre hombre, desde entonces, se ha dedicado pues a rodar aquello que le dejaran, desde encargos ("Alien Apocalypse" telefilm con Campbell de protagonista), a productos casi de arte y ensayo ("Running Time", thriller en blanco y negro, recuperado y lanzado en Blu-Ray recientemente, desarrollado en una sola toma y, sí, con Campbell de prota otra vez) y cositas tan minúsculas que no han tenido repercusión (y en las que no vemos a ninguno de sus viejos camaradas. ¿Tal vez acabaron mosqueados? A veces me lo pregunto, de toda esta pandi, ¿quienes serían los que caerían mal y de los que el resto rajarían en privado?).
Además de los mentados, otros integrantes del clan Raimi que aparecen en "Lunáticos" son el compositor Joseph LoDuca y el hombre-para-todo John Cameron (que interpreta a Edgar Allan Poe, nada menos), uno de los menos conocidos pero activo desde los tiempos de los cortos de Super 8 pasando por, obviamente, la misma "Posesión Infernal", para la que abandonó sus estudios de cine en la Universidad de Nueva York donde, suponemos, conoció a los hermanos Coen. Tal vez ello motivara que Joel participara en el montaje del clásico de Raimi, e influyera en la carrera de Cameron, que tras sus escarceos con el grupito de Sam, se lió en serio con los hermanos judíos, co-produciendo algunos de sus títulos de mayor relumbrón.
sábado, 13 de enero de 2024
QUÉ ASCO DE VIDA
Lo que cuenta tampoco es muy original. Dos ricachos compiten por hacerse con un barrio degradado, lleno de vagabundos. Hacen una apuesta. Si uno de ellos -Brooks, por supuesto- consigue pasar 30 días viviendo como un pordiosero más, sin dinero, sin nada de nada, ganará y se hará con el lugar. Sobra decir que la experiencia le cambiará a mejor, humanizándolo y tal. Y que sus ex socios se la jugarán con intención de que no recupere su antigua vida. Pero tranquilos, que hay final feliz, por supuesto. La cosa termina en boda, porque también tenemos historieta de amor y, como decía, sus gotitas de drama lacrimógeno (creo que por primera vez -y última- en la carrera del cineasta)
La deuda con Preston Sturges (especialmente "Los viajes de Sullivan") o Frank Capra, y su cine de buenos sentimientos, es cantosa. A pesar de algunos momentos más cafres y, sobre todo, del alto contenido crítico con la sociedad estadounidense, los ricachos, la sanidad (esta especialmente salvaje) y demás, "Qué asco de vida" es una película muy blanca, muy buenrollera, muy limpia (aunque incluya mucha mugre), incluso inocente. Tal vez demasiado para 1991. Así pues, no me sorprende el batacazo consecuente.
Tiene sus buenos momentos, sin duda. Te ríes. No a carcajadas, pero funcionan. Por ejemplo, la escena en la que Brooks imita a un niño negro que, bailando y cantando, consigue limosna. Obviamente, a él no le sale tan bien. Esto, y solo esto según recuerdo, era el trailer completo de la película. Llegué a verlo en algún cine y el público se reía de lo lindo. También es muy gracioso el encontronazo con el vagabundo que dice ser más rico que él, interpretado además por su viejo amigo y socio Rudy De Luca (a la vez, co-guionista de "Qué asco de vida"). La ristra de tortas graciosas es generosa e imitan -reconocido por el propio Brooks- las viejas maneras de los "Three Stooges". Y, así mismo, llama la atención que el viejo zorro logre colar en medio de la trama un inesperado número musical, de baile, esos que tanto le gustan con sus focos y colores, puro Hollywood clásico.
Tal vez el clímax final flojee, pero compensa que el resto entretiene, es agradable, medianamente divertido y emotivo. No comprendo cómo se le mete tanta caña en la red. Hay quien dice que es la segunda peor película de Brooks tras "El misterio de las doce sillas". ¡¿Han visto estos señores las de "Robin Hood" y "Drácula"?!. "Que asco de vida" cumple como bonita escapada de 92 minutos. ¿Qué más quieres?
El jugosito reparto incluye a una algo histriónica -como siempre, vamos- Lesley Ann Warren, al gran Jeffrey Tambor (sus entradas están entre lo más hilarante del film), Stuart Pankin, Howard Morris (le vimos también en "Máxima Ansiedad" y "La loca historia del mundo" de Brooks y, por consiguiente, en "Transylvania Twist" de Jim Wynorski), Michael ("Los cazafantasmas") Ensign, el mítico Billy Barty (protagonizando un gag muy parecido a otro visto en "La última locura" de don Mel), el bueno de Brian Thompson (qué carrera más colorida tuvo este hombre. Hace poco lo vi también en "¡Tres Amigos!" y su última intervención hasta la fecha ha sido, nada menos, que en "La tragedia de Macbeth", rodeado de actores de primera y dirigido por uno de los hermanos Coen), el eterno loco Raymond O'Connor, Robert (el Coronel de "Boogie Nights") Ridgely, papelito para Stanley Brock -busquen en Google y lo reconocerán al instante, esta fue su última película-, James Van Patten, de ilustre familia, marcándose un micro-rol como enfermero -lo que no deja de ser llamativo cuando siete años antes había protagonizado su propio vehículo de lucimiento, "Jóvenes Guerreros"- y, finalmente, otro habitual de Brooks, Ronny Graham, prestando la voz.
Una peli maja.
sábado, 15 de septiembre de 2007
SPLATTER FARM
Su ambición les llevó, siendo aún muy jóvenes, a pisar Hollywood en busca de una oportunidad que nunca llegaría. Frustrados, pero no desmotivados, volvieron a su ciudad natal y decidieron sumarse al entonces emergente “boom” del cine de horror facturado directamente en formato magnetoscópico que puso en activo el exitazo de la aburridísima "Blood Cult" (lo que los yankees llaman SOV, es decir, "shoot on video"). Tras varios intentos fallidos se decidieron por la enésima variación de "La matanza de Texas", haciendo especial hincapié en aquello que no mostraba el film de Tobe Hooper, gore. Un gore enfocado desde un punto de vista muy sexual (a esa edad las hormonas no perdonan) e ingenuamente transgresor, aspecto este que, según los brothers, se hizo buscando única y exclusivamente llamar la atención (y ni así...).
El resultado a sus esfuerzos, "Splatter Farm", tuvo el "éxito" lógico dado que era el momento más propicio para este tipo de material, aunque no tanto como para librarlos de seguir llevando su carrera cinematográfica (o videográfica) como un hobby al que poder dedicar únicamente el tiempo libre. Aún así, estos dos sujetos de aspecto indiscutiblemente "nerd" (gafotas, bigotillo tardo adolescente, dentones...) han visto varias de sus numerosas obras editadas en dvd y, poco a poco, su apellido se va haciendo más y más popular. Tienen fans acérrimos (incluso ronda un foro por internet dedicado únicamente a informar sobre sus hazañas, ya que, por raro que suene, no disponen de página web propia) y detractores sin escrúpulos (de esos que usan la red para insultar cobardemente, ocultos tras un seudónimo o protegidos por la distancia). Entre sus últimas joyas tenemos historias de pirañas asesinas ("Razorteeth"), monstruos de lagunas no necesariamente negras ("Splatter Beach"), bigfoots de tendencias criminales ("Among Us", su return al celuloide, concretamente los 16mm) y espíritus mal carados dispuestos a jorobar a unos soldados en plena batalla en lo que es su proyecto más ambicioso hasta la fecha, "Dead Knight", un "film" que cuenta con numerosos extras, vestuario de época e incluso decorados, características estas que los aleja, muy sutilmente, de sus habituales equipos reducidos y eminentemente familiares.
Ahora la compañía especializada en "backyard horror" ochentero, "Camp Motion Pictures", saca al mercado digital "Splatter Farm" con la bendición del gurú del cine exploitation, Frank Henenlotter, y varios extras tan jugosos como los "slashers" superocheros que los Polonia rodaron durante el insti o un "Making Of" la mar de simpático en el que hacen gala de esa ingenuidad tardía que tanto irrita a sus enemigos, pues los hermanos tienden a tomarse demasiado en serio sus trabajos videográficos que, al fin y al cabo, no dejan de ser mierdecillas.
La peli cuenta con una virtud que, a la larga, termina convertida en su peor defecto y es que, a pesar del rimbombante título y las engañosas estampas publicitarias, es de lo más seria y -pretendidamente- malrollista, situándose bien lejos de la habitual chirigota sanguinolenta de esta clase de productos. Pero claro, es que los Polonios contaron solo para su realización con su misma presencia, la abuela de no se quién y un par de amigotes, uno de ellos dispuesto a actuar mucho y filmar más, y con tan pocos elementos, la cosa da más bien para poco... para poco gore (y yo, ustedes perdonen, en el “backyard horror” busco, única y exclusivamente, excesos hemoglobiníacos, ya que no mucho más se puede esperar de el) y poca chicha en general. Resumiendo, que la peli aburre... está repleta de buenas intenciones, tanto a nivel atmosférico como visual (y no lo hacen tan mal sus autores teniendo en cuenta su por entonces corta edad) pero el caso es que acabé dándole inevitablemente al avance rápido, y eso significa algo.
Añadir que el tono seriote y comedido se va al traste con la exageradamente burra e inverosímil muerte del personaje de la tía (familiarmente hablando) y que la repetición de planos explícitos que hay a final, así como los créditos a cámara lenta, poco hacen por acercar el "film" a la duración standard de un largometraje, quedándose en una escasísima hora y diez.
NOTA: La edición que presenta "Camp Motion Pictures" no es la original de la época, sino una remasterización hecha por los Polonia adultos lo que, para mi, y para muchos críticos especializados, es un error. Quizás, si sus autores hubiesen mantenido la baja calidad del montaje de video a video, la ausencia de música y los créditos hechos con cartulinas, no solo se hubiese conservado intacto su encanto sino también la gracia própia de las "backyard movies" de la década que tanto reivindica el sello que las edita... una vez más, la molesta ingenuidad de los brothers (convencidos están de que se trata de un "cult classic"), se vuelve contra ellos.
sábado, 6 de abril de 2024
CRIMEWAVE (OLA DE CRÍMENES... OLA DE RISAS!!) + UNA REFLEXIÓN
Obviamente, estoy hablando de "Ola de crímenes... ola de risas!!" ("Crimewave" en v.o.), pero semejante mala suerte no le ha acompañado únicamente cuando se ha sentado en la silla del director. Con "The Nutt House" (alocada bufonada del año 92 con Traci Lords en el reparto) le pasó tres cuartos de lo mismo, solo que en esa ocasión se limitaba a las funciones de guionista, junto a sus colegas Robert Tapert, Bruce Campbell, Ivan Raimi y Scott "Intruso en la noche" Spiegel, que se encargaba de dirigir. Serios problemas con el productor, empujaron a la sustitución de Spiegel y a que Raimi y cía se parapetaran tras un seudónimo al comprobar que el resultado final les avergonzaba. O la enigmática "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.), con el director de "Darkman" produciendo una de risas que apenas tuvo distribución (y acá se lanzó únicamente en vídeo y como supuesto exploit de "Arizona Baby").
Sam Raimi reniega de "Ola de crímenes... ola de risas!!", su segundo largometraje tras la maravillosa "Posesión Infernal". Dice que los productores se la cambiaron, que a nadie le gusta y no la considera suya, a pesar de contar con los prestigiosos hermanos Coen como co-guionistas (quienes se marcan un cameo disfrazados de periodistas). Era su primer rodaje realmente profesional, y por lo visto fue una pesadilla para él y sus amigos / colaboradores. Muerto de curiosidad, releí el respectivo capítulo en las memorias de Bruce Campbell, donde lo cuenta todo, pero no me aportó prácticamente nada. La clásica historia del estudio presionando al joven equipo de inexpertos, con un director subido a la parra tomándose más tiempo del deseado para sus complicados planos y, por tanto, doblando el presupuesto original. Finalmente, el estudio montó la película y, a tenor de lo consumido, tal vez no fue tan mala idea, porque a mí me gusta. ¿Cómo hubiese sido la versión de Raimi? ¿Necesariamente mejor?.
Tuve la fortuna de verla en el cine, siendo chaval y acompañado por mi padre. Entonces ya andaba yo enamorado de "Posesión Infernal" y, en cuanto vi el -minúsculo- cartel en la prensa diaria, reconocí el nombre de Sam Raimi. Aquí se estrenó un poco de tapadillo, sin hacer mucho ruido. Y pasó por una sala de mi barrio ya extinta. La percepción que me dejó fue la de una comedia extraña y extravagante, cruel incluso, con momentos muy delirantes de esos que no se olvidan nunca. En una palabra: Rara, y muy coherente respecto al film precedente de su director (por lo visto fue algo que no gustó a los productores, quienes le acusaron de haber hecho otro "Evil Dead"). Y es que, claro, en aquellos entonces todo resultaba nuevo y excitante, Sam Raimi era un "secreto" al que solo podíamos acceder unos pocos y... en fin, que molaba, y molaba encontrarse de nuevo a Bruce Campbell, recién salido de su noche demoníaca (¡conservando el flequillo!), quien tendría que haber sido protagonista, pero quedó relegado a secundario por imposición de los que tenían el dinero.
Si lo miras detenidamente, verás que "Ola de crímenes..." era un producto genuinamente original en su época. No había nada como ella, una de risas demasiado normal para ser un "spoof", demasiado "spoof" para ser convencional. En tierra de nadie. Gira en torno a un empresario que quiere deshacerse de su socio, este se entera y contrata a dos asesinos profesionales para que se lo carguen. Ni que decir que todo irá mal y por medio acabará liado el prota, un panoli enamorado de una chica imposible a la que los asesinos secuestrarán.
"Ola de crímenes... ola de risas!!" es tremendamente tontuna. Lo pretende y está orgullosa de ello. Tiene un aire a "slapstick", a vieja escuela, solo que bañado en una pátina de modernidad y el inconmensurable ingenio visual de un Raimi enamorado de la cámara. Las secuencias para el recuerdo son muchas, pero casi todas tienen como eje central a los asesinos, muy conseguidos en aspecto y personalidad (ahí conocí yo a Brion James, cuyo parecido a una rata es explotado a conciencia). El acoso que uno de ellos (tremendo Paul Smith, al que también has visto en "Mil gritos tiene la noche") somete a la mujer de uno de los empresarios (Louise Lasser), el tenedor clavado en su nariz, la alfombra arrancada de cuajo cual maremoto y la famosa secuencia de las puertas de colores que caen en efecto dominó. El tipo que se lanza desde una ventana y se estrella... sin morir (¿gracias a la espuma que lleva en la cara?), el concurso de baile que termina en la cocina con los platos sucios, un tremendo Bruce Campbell dando forma a una sugerente silueta femenina con el humo de su cigarrillo y etc, etc... una lista interminable de momentos totalmente brillantes (aunque sea a nivel únicamente visual) en los que el director comenzaba a experimentar, y mucho, con la estética, los colores (muchos rojos y azules) y el ritmo del "cartoon", algo del todo asentado en su siguiente película ("Evil Dead 2", por supuesto).
Vale, recientemente la sometí a un revisionado y pude comprobar que, tal vez, al final le pesa un poco el culo. Se alarga en exceso. Y, justo, sobre eso quería yo vomitar la siguiente reflexión...
Resulta chocante ver el salto de "Posesión Infernal" a "Ola de crímenes..." y maravillarse asumiendo que Raimi seguía siendo un veinteañero cuando la facturó, porque es un film cargado hasta las trancas de escenas complicadísimas de ejecutar, rodar y planificar, con explosiones, persecuciones, coches volando por los aires, intrincadas "set-pieces" humorísticas (muy Coen, las desarrollarían igual luego en "Arizona Baby" o "El gran salto". Por cierto, ambas incorporan en sus tramas el nombre "Hudsucker", bien presente en "Ola de crímenes...". Un chiste recurrente), hasta números de baile.... es la leche, ¿cómo el chaval que a finales de los setenta se puso a rodar esa pequeña peliculita casera de terror, con sus colegas, una cámara de 16 mm prestada, cuatro dólares y una vieja cabaña, pudo pasar en cuestión de tres años a algo como "Ola de crímenes..." (sin contar aquí el corto superochero que hizo justo en medio, por aquello de desquitarse, "The Sappy Sap" -con protagonismo de Scott Spiegel-)? ¿de dónde sacó la capacidad para arramblar con todo aquello, tirarlo palante y estrenarlo? ¿tal vez, justamente, de ahí la polémica, que Raimi aún estaba demasiado verde para un producto de semejante envergadura, obligando a los mecenas a intervenir?.
Si algo denotan "Ola de crímenes...", y "Terroríficamente muertos", y "Darkman", y "El ejército de las tinieblas" y todo lo que vino después, es que Sam Raimi era ambicioso y apuntaba alto (¡sambicioso!). Con una visión enorme de las cosas. Hay que estar muy seguro de uno mismo para eso. Como a muchos de los de su quinta, y tantos otros que vinieron después (¡hola James Wan!) le pierde el exceso por el exceso, un mal muy de Hollywood. ¿Por qué todas las películas de género hechas allí han de cargar tanto las tintas en el desenlace? a mi gusto, lo estropean un poco bastante. Ahora con el CGI se ha desmadrado, alcanzándose cotas de delirio pornográfico aturdidoras, especialmente gracias al imparable bombardeo de emociones extremas y manipulantes que nos sacuden sin descanso hasta, casi, la náusea. Justamente, el final de "Terroríficamente muertos" nunca me ha gustado. Es aturdidor. Todo el rollo del monstruo cabezón, las ramas destruyendo la cabaña a golpes, las continuas luces estroboscópicas, el torbellino, la fanfarria de un desatado Joe Lo Duca a la batuta... ¿por qué? Sin embargo, el caso de la primera, la original, es un pelo distinto.
El joven Raimi aplicó su visión grandilocuente al desenlace. Y sí, es lo que contribuyó a separarla del montonazo de basuras zetoides operativas entonces dentro del cine de terror independiente, obteniendo unos resultados demenciales, delirantes, con toda esa orgía de stop-motion, plastilina y yogur verde absolutamente maravillosa. En su época se veía cutre, y se sigue viendo cutre, pero molaba muchísimo, por lo excesivo y el encanto de las técnicas empleadas. Ahí las limitaciones propias de la época -y el presupuesto- jugaron en su favor, obligando a cierta contención y, casi accidentalmente, logrando un equilibrio muy beneficioso para ese "grand finale" y la película resultante.
Al contar el director con más medios en "Ola de crímenes... ola de risas!!", perdió los papeles y pasó lo que pasó. Un desenlace agotador. Es estupendo que una película vaya a toda hostia, evitando desesperadamente aburrir a su audiencia (y ya sabemos lo extremadamente condicionado a la misma que está Raimi), pero, ocasionalmente, puede darse el caso inverso. Amuermar por abuso de ritmo desbocado. Creo que es bueno detenerse unos minutos, dejar respirar al público y, luego, ¡pam! presionar el acelerador otra vez. El jovenzuelo Sam no lo sabía aún y, en fin... lo dicho.
Con todo, tampoco comprendo la mala fama que gasta el largometraje. No es redondo, pero sí muy simpático y generoso en momentos irrepetibles. Así pues, si no lo has visto y echas de menos al buen Sam Raimi, ni lo dudes.
miércoles, 10 de mayo de 2023
TROMA EN "ARKANSAS"
En un momento dado, algunos de sus personajes deciden ponerse a ver películas. Y la elegida no es otra que "El vengador Tóxico", de la que se muestran breves extractos en un televisor. La excentricidad terminaría aquí si no fuese porque se insiste en ello, tanto como para que lleguemos a ver un puñado de cintas de vídeo apelotonadas junto a un reproductor (la escena está ambientada en 1985, si no me falla la memoria) y sean todo productos Troma. Ahí va una captura demostrativa...
Si damos un rápido vistazo, estos son los títulos que reconocemos: La misma "El vengador tóxico", "Chillers" -calzando una sospechosa funda mayor que su caratula-, "Zombie Island Massacre", "I married a vampire", "Stuff Stephanie in the Incinerator" y, al fondo de todo, "Class of Nuke´Em High" (gracias don Israel Mula por el dato).
En cualquier caso, llama la atención que se incluyan cuatro películas POSTERIORES al supuesto año en el que se desarrolla la acción ("Class of..." es del 86, "I married a vampire" y "Chillers" son del 87 y "Stuff Stephanie in the Incinerator" del 89). El que tuvo la ocurrencia no hizo bien los deberes. Un caso aplicable a la siguiente escena de consumo de basura magnetoscópica, donde aparcan Troma y tiran por otra clase de roña, subproductos ochenteros de acción macarra, con altas dosis de hostias karatekas, decantándose aquí por "Kick Fighter" del 89, lucimiento para la infra-estrella Richard Norton, acompañado por otro que tal bailaba, Benny Urquidez. Una co-producción entre USA y Filipinas dirigida por Anthony Maharaj, asistente eventual de Cirio H. Santiago y producida por otro astro del cine "trash" como David Heavener. Distribuye el sello "Action International Pictures" del que eran propietarios dos monstruos del subproducto de acción: David Winters y David A. Prior. Mítico. Ahí va captura...
sábado, 4 de enero de 2025
ESOS LOCOS CUATREROS
¿¿Qué ocurriría si cogiéramos a un cowboy de la vieja escuela, un auténtico buen chico, heroico, noble y puro, típico de las rancias películas del oeste producidas en los años cuarenta, y lo trasladáramos a un entorno más "realista" y salvaje, menos romántico, de tan significativa época y género?? Justo, es con ese contraste con el que juega, durante los agradecidos 82 minutos que dura la función, el guionista y también director, Hugh Wilson, quien experimentaba su momento de mayor esplendor tras haber estrenado un año antes el super-hit "Loca academia de policía". Supongo que, por ello, la "major" de turno confió en él para que hiciera lo que le saliera del choto. Y lo hizo. Pero fracasó. De ahí que su carrera, a pesar de algún título intermedio medianamente llamativo ("La ratera", "Tess y su guardaespaldas"...), no volviese a relucir igual. Murió en 2018. Descanse en paz.
Rex O'Herlihan se define a sí mismo como el vaquero cantante. Viste de pulcro blanco. Es prodigiosamente rápido con el revólver (eso sí, jamás mata, su especialidad consiste en disparar a las manos de sus contrincantes). Canta como los pájaros y, por supuesto, es bondadoso y guapo. Las mujeres se pirran por él. ¡AH! y rechaza cualquier clase de bebida alcohólica, lo suyo es la leche. Literalmente. Además, tiene otra cualidad, se sabe de memoria todos los clichés adscritos al western. Todas las fórmulas narrativas y recurrentes por lo que, como dice él, puede ver el futuro. Así las cosas, aplicará sus talentos para ayudar a unos granjeros que viven atormentados por el villano de turno y sus lerdos secuaces.
"Esos locos cuatreros" llamó bastante la atención en nuestras tierras porque, justo, fue aquí donde se rodó. No resulta muy complicado deducir que el escenario exterior elegido fue el de tantos y tantos espagueti westerns, Almería y sus alrededores (para los interiores se recurrió a los "Estudios Bronston" sitados en Madrid). De ahí que la revista "Fotogramas" (conocida también como "Fotogrumos") visitara el plató y se sacara de la manga un completo reportaje que tuve el inconmensurable detalle de escanear y compartir con todos ustedes, por si gustan aquí disponen de la primera página, y aquí de la segunda y última. Es lógico pues que, a lo largo del film, pululen muchos rostros autóctonos, como los de Fernando Rey encarnando a otro de los villanos (considerando su culto bagaje previo, debió fliparlo colores al soltar todas esas frases tan absurdas), Emilio Linder, Charly Bravo y muchos otros que sabrán reconocer aquellos más puestos que yo. También ello se extiende al personal detrás de las cámaras, con José Luis Alcaine dedicándose a la dirección fotográfica, Gil Parrondo a la artística, Julián Mateos a los decorados o Francisco Lara Polop como... er... "production manager", que no se qué cojones implica ello. De productor asociado tenemos a Hervé Hachuel, ¿franchute? de lustrosa carrera todavía activa afincado en nuestras tierras y perfectamente reivindicable (hizo algo de ruido en 1986 dirigiendo "Banter" y en 1991 con "Besos en la oscuridad", producción de un Roger Corman experimentando con las españas como posible país colaborador, aunque la cosa no prosperó).
Por supuesto, y sin salirnos de nuestras fronteras, el título patrio no tiene ninguna relación con el original. La película nació como "Rustlers' Rhapsody" (el que la muy posterior "The Ballad of Buster Scruggs" de los hermanos Coen guarde algunos puntos de conexión en su título, y su arranque parodiando la misma temática con varios elementos parecidos, pensaba que era delirio mío... no obstante, no soy el único que se ha dado cuenta), pero por entonces, como bien sabemos, los distribuidores españoles vivían convencidos de que cualquier comedia con tintes más o menos modernos se vendería mejor si llevaba la palabra loco o loca en el título -precisamente gracias al super éxito con la academia de maderos del mismo Hugh Wilson, lo que justifica especialmente su utilización en el caso que nos ocupa-, táctica de la que existen mil ejemplos y se llegó a estirar cual chicle.
Efectivamente, "Esos locos cuatreros" es ochentera de pies a cabeza. Ya no se hacen "de risas" como esta. Combina un tipo de humor más terrenal con gotas de "slapstick" (no falta el trompazo directo a la entrepierna) y algo de agradecido "spoof" (aunque sin llegar a los dulces excesos de unos ZAZ), sobre todo por la ristra de gags de puro meta-cine, como la ya reseñada continua alusión a los tópicos narrativos del western (incluida una graciosa cita a aquellos de producción italiana) No obstante, y a diferencia de mucha de la comedia de entonces, el nivel de mal gusto es bajo. Muy bajo. Casi parece diseñada para ser consumida por toda clase de audiencias. De ahí que la violencia esté muy suavizada y los clásicos chistes de drogas (las raíces que come el prota y le ponen contento) u homofóbicos tan propios del momento tengan presencia, pero sin abrumar. A colación de esto último, se juega muchísimo con la idea de que Rex O'Herlihan no sea lo suficientemente macho y dude de su hombría. Justamente, una de las ocurrencias más inspiradas consiste en que, tras asumir los villanos que no hay manera humana de acabar con él, buscan a otro cowboy cantante e igualmente buen chico para hacerle frente, lo que iniciará un conflicto a la hora del inevitable duelo: Perderá aquel cuyo curriculum sea menos moralmente intachable. Si encima nos buscamos al mismísimo hijo del mismísimo John Wayne para encarnar a dicha némesis, pues todos contentos.
El reparto principal (equipo hispanoparlante aparte) no podía ser más llamativo. Un joven y guapo Tom Berenger. El gran G.W. Bailey como borrachín del pueblo. Así de primeras puede que no les suene, pero si digo que dio vida al "Teniente Harris" en las academias, seguro que saben de quien hablo. Justo, su segunda entrega se rodó a la par que el film reseñado, de ahí la presencia casi anecdótica del actor en aquella. Marilu Henner, la pechugona -cualidad muy explotada a lo largo de su carrera- protagonista femenina de la serie "Taxi" y que venía de asomar sus encantos en otro "spoof" fallido comercialmente hablando pero -en mi opinión- superior, "Johnny Peligroso". El super televisivo Andy Griffith (volvería a verse inmerso en la comedia paródica once años después con "Espía como puedas"). Y, hablando de ello, no perderse la escueta pero antológica intervención de Jim Carter en plan pistolero malcarado... ¿quién? el inmortal y bigotudo "Déjà Vu" de ese clásico imperecedero del "spoof" titulado "Top Secret". Lo complementan Sela Ward, Brant von Hoffman (otro habitual cadete de la academia loca y el cine de Hugh Wilson), Christopher Malcolm (tiene una carrera fascinante, aunque los más enfermos le reconocerán como uno de los pilotos rebeldes de "El imperio contraataca") o Billy J. Mitchell (el manager de "Nick Rivers" en... sí, tu otra vez, "Top Secret").
Lo crean o no, entre los productores yankis de "Esos locos cuatreros" localizamos nada menos que a Walter Hill... ¿cómo se quedan?.