Me desvelas en un Silencio quedo
acariciando hasta la más pequeña grieta que queda en mi Alma.
Pensamiento mudo que grita.
Ecos plenos de arrullos tácitos.
Sin piel.
Jaculatorias invocadas por impulsos armados de Entrega.
Tú, mi Óbolo,
mi amparo, mi auxilio.
Yo, viso de Tu Corazón.
Devoción
al callado vivo de Tus Ojos,
al plenilunio de Tu Carne,
al Ósculo radiante que cose Tu Boca a mis labios.
Rezo
al susurro que se enhebra en mi pecho
cuando, silente, me veo Tu Obra, enaltecida y honrada
porque, Mi Señor, es Mi Ser,
tallado libre, plegaria a Ti
según Tu Voluntad.