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lunes, 18 de enero de 2016

¡García! #1

Después de una prolongada época de compras compulsivas y de lecturas un tanto decepcionantes que me han hecho sentir que tiro un poco el dinero, he vuelto a abrirle mis brazos a la biblioteca (que, además, la colección de cómics de la biblioteca Pompeu Fabra de Mataró es para caerse de culo). Teniendo en cuenta que ¡García! #1 salió a la venta hace apenas unos meses y que no deja de acumular críticas positivísimas en la red, cuando lo vi en la mesa de novedades no me lo pensé demasiado.


Antonia es una joven periodista en prácticas que se siente infravalorada en la redacción. Por eso, cuando recibe una misteriosa foto con unas coordenadas grabadas, no duda en ignorar la tediosa tarea que le había encargado su supervisor, y se va a investigar por su cuenta. Para su sorpresa, se encontrará con una fortaleza oculta, una emboscada de hombres enmascarados dispuestos a matarla sin preguntar primero y el hombre de la foto, cuyas habilidades se antojan imposibles. A partir de este momento toma el mando el Señor García, que se ve transportado sin comerlo ni beberlo 50 años adelante en el tiempo, a una España democrática, con el caudillo muerto, los rojos en el poder, las calles llenas de inmigrantes y homosexuales y, por si todo esto fuera poco, la líder del partido liberal ha sido secuestrada por terroristas.

¡García! ha resultado ser un tebeo de lo más completo en cuyas páginas se alternan el humor absurdo, la sátira social y política, la acción pura, el suspense, el romance e incluso la ciencia ficción, todos en uno, alternándose precipitadamente y reuniendo en un solo volumen prácticamente todos los temas principales que pueden tratarse en un cómic.


A pesar de que es García el que da título a la obra y, en gran medida, la piedra angular de la trama, la protagonista absoluta es Antonia, una chica de tan solo 24 años de lo más bruta, insensata, torpe, decidida y espontánea que rompe con el personaje femenino estereotípico de las historias de acción tradicionales. Se le llena enseguida la boca de improperios, agrede a la autoridad sin reparos y no duda antes de tirarse a un pantano abandonado. Y, aún así, vemos cómo se doblega resignada ante la autoridad, aceptando su rol como estudiante en prácticas en el periódico y como hija obediente y modélica ante su estricto padre. Es precisamente porque se tiene que tragar sus palabras y comerse su orgullo que me gusta este personaje: tan feroz por un lado pero a la vez tan consciente de su situación y sus deberes. Santiago García acaba de redondear el personaje con pequeñas escenas sin importancia, en que se muere de la vergüenza ajena o se desespera mientras pelea por teléfono con su pareja.

Se presenta una amplia plantilla de personajes, pero el único que tiene un cierto desarrollo a parte de la joven periodista es el Señor García, que se presenta como EL héroe, con habilidad y fuerza sobrehumanas, ataviado siempre con su lujoso traje e increíblemente repeinado en todo momento; irónicamente, parece un superhéroe sacado de un tebeo. Así a priori se diría que es un simplón que no le da demasiadas vueltas a las cosas, si ha llegado a agente especial en la sombra, además de por su habilidad, es porque rebosa intuición.


Pero no todo es humor y acción en este cómic, como decía, otro de los motores argumentales es el thriller con todos elementos clásicos del género: un misterio que resolver, una conspiración, hombres encapuchados, revanchas ancestrales y objetivos maléficos poco definidos. La mezcla alcanza el equilibrio perfecto con una buena dosis de crítica sociopolítica, inventando una realidad paralela suficientemente semejante a la nuestra pero con una visión radicalizada de las dos ideologías imperantes que se reducen a la herencia del franquismo. Y aquí los autores se desenvuelven con maestría, evitando un retrato bipolar del escenario para desarrollar en su lugar a personajes secundarios (aunque indispensables) que, a pesar de haber militado en movimientos antisistema, han madurado para adoptar posiciones antes odiadas que quizá no fuesen tan demoníacas como parecían y que ofrecen la plataforma idónea para generar diálogo. Valoro muy positivamente la capacidad de un autor de exponer puntos de vista opuestos sin posicionarse claramente a favor de uno u otro y en ¡García! un lector puede justificar las acciones de todas las facciones, esté o no de acuerdo con ellas.

El grafismo de Luis Bustos ya me convenció en Endurance y en ¡García! se reafirma como un excelente dibujante. Al tratarse de una historia tan heterogénea, el dibujo debe adaptarse a los distintos ritmos narrativos y la verdad es que el dibujante se defiende muy bien tanto con las escenas de acción, muy dinámicas, como con los fondos, de lo más detallados, situándonos con facilidad en la ciudad de Madrid. Mención especial se merece Manel Fontdevila, que ilustra algunas páginas a modo de interludio, emulando un estilo de cómic antiguo, para ubicarnos en esa década de los sesenta que sirve de punto de partida.


Debido a la vaga idea que me había formado de ¡García!, cogí este título de la biblioteca sin mucha convicción, pensando que aunque fuese un buen tebeo, no acabaría de encajar con mis gustos personales. Sin embargo, ha resultado toda una sorpresa, con esa mezcla tan nutrida de géneros y esa combinación de humores de la que es difícil escapar sin al menos una sonrisilla. Me quedo esperando el segundo y último volumen con muchas ganas.

domingo, 8 de febrero de 2015

Endurance

Una portada como la de esta fulgurante reedición de la legendaria expedición de Shackleton desde el punto de vista de Luis Bustos era difícil de ser ignorada. Y aun así yo me las arreglé para obviar esta publicación incluso de mi lista de la compra. Hasta que fui a dar con este tomo por 10€ en el mercat y no me pude resistir claro.


Ernest Shackleton fue un hombre probablemente tan carismático como testarudo. Tras dos expediciones previas al Polo Sur, Shackleton se las arregló para conseguir financiación tanto pública como privada al igual que el permiso del rey y del ejército británico para proceder con una tercera expedición a la Antártida en el preciso momento en que estallaba la Primera Guerra Mundial. Seleccionó a veintiséis hombres para acompañarle en una empresa que nunca antes nadie había siquiera intentado: cruzar el continente antártico de una punta a la otra.

La primera vez que oí hablar de esta epopeya fue en mi último año de carrera cuando un profesor nos puso el siguiente anuncio en una de las diapositivas de su power point:
«Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo, frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito.»
Es justa y exactamente el mismo texto que encontraréis en la contraportada del cómic, en las primeras páginas del mismo y en la edición del 29 de diciembre de 1913 del London Times. Mi profesor nos contó las aventuras y desventuras del Endurance y su tripulación como metáfora de lo que implica dedicarse a la investigación. ¿Qué creéis que pasó tras la publicación de este anuncio? Pues que Shackleton recibió miles de solicitudes para el puesto.


Las historias basadas en hechos reales, me lleguen vía cinematográfica, literaria o en su versión cómic, como ha ocurrido en esta ocasión, suelen fascinarme y horrorizarme de forma secuencial. Pero, al margen de las libertades que se tomen guionistas o autores con respecto a todos esos detalles necesarios para una buena trama pero que no siempre pueden ser fidedignos, el caso es que siempre me acaban llevando a un nuevo enlace de la wikipedia acerca de algo maravilloso que desconocía hasta entonces. Luis Bustos no se toma confianzas para hacer la historia más interesante, solo se toma licencias creativas para dinamizar la lectura de su obra y para despertar en el lector una verdadera empatía por la tripulación del Endurance. Lo cual, por supuesto, me parece una labor encomiable.

La realidad supera la ficción. Muchas veces se dice esta frase y nunca deja de ser cierta. Si este cómic que acabo de leer fuese ficción quizá habría dicho que el autor es demasiado dramático, que se regocija en la desdicha de sus personajes y que abusa del sufrimiento por el sufrimiento. Pero parece ser que lo de que las desgracias nunca vienen solas es una expresión más que quedó demostrada por Shackleton. En este sentido solo puedo alabar a esos 28 hombres que se dirigieron a un destino tan incierto y a la forma en que fueron capaces de superar la adversidad.


El trabajo artístico de Luis Bustos se ha aplaudido en numerosas ocasiones y ahora por fin entiendo por qué. Su estilo gráfico os podrá gustar más o menos en función de si estáis más o menos metidos en el mundo del cómic y de qué influencias os tiren más. Pero estoy convencida de que todos podréis apreciar lo que este señor hace con la composición de viñetas porque es una pasada. Tenéis páginas que son olas, otras que son relojes y otras que son trozos de hielo que se desprenden. Una sorpresa muy agradable.

Os recomiendo mucho la lectura de este tomo puesto que si la heroicidad de Shackleton y sus hombres per se merece la atención de una o dos de vuestras neuronas, creo que esta versión de Luis Bustos es una magnífica forma de adentrarse en ella.