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martes, 8 de agosto de 2017

Casualmente

Junto con Los Pies Vendados, otro título que cayó en el botín de la biblioteca tras la lectura de Giant Days fue Casualmente, de Fumio Obata. Desde aquel salón del cómic hace un par de años al que no pude ir porque andaba por tierras holandesas, cuando Spaceman Project todavía era Spaceman Books e invitó al autor al salón para promocionar la salida de este cómic, desde entonces recuerdo querer leer esta obra.


Hace muchos años que Yumiko decidió dejarlo todo y abandonar su Japón natal para mudarse a Londres. Desde entonces se ha ido adaptando a la vida de la metrópolis hasta tal punto que siente cierto desprecio por los turistas japoneses que se encuentra por la calle y, en general, por todo lo que caracteriza a la sociedad donde la criaron. De nuevo se prepara para hacer un corto viaje de vuelta a casa, salvo que esta vez no se trata ni de trabajo ni de vacaciones, su padre ha fallecido.

Mientras leía Casualmente no me podía quitar de la cabeza otra obra con ciertos paralelismos, El almanaque de mi padre, en que Jiro Taniguchi narra, de forma similar, el viaje solitario de un hijo a su pueblo natal tras la muerte de su padre. En ambas obras los protagonistas deben afrontar la pérdida de una persona literalmente vital en sus vidas pero a la que habían dejado de lado en cierta forma durante muchos años, una persona de otra época, con otras creencias y costumbres.


Con tintes autobiográficos, Fumio Obata cuenta el choque cultural que supone cada viaje de vuelta a Japón una vez integrados (Yumiko y Fumio) a la vida en Londres. Aborda este tema numerosas veces a lo largo de la obra aunque nunca de forma directa. Todo se resume en miradas reprobadoras y pequeños gestos: el rechazo hacia las propias costumbres y el sentimiento de superioridad por haberse alejado de esa visión retrógrada y cuadriculada de la sociedad.

Aunque no sea patente en la portada de la versión española, toma mucho protagonismo el teatro , un arte tradicional japonés que se caracteriza principalmente por las máscaras que portan todos los actores. El autor utiliza este simbolismo como metáfora para ilustras los conflictos internos de Yumiko, que quiere desligarse de todo lo que es japonés pero que se sabe tan sumisa al país nipón como lo es el actor a la máscara Nō.


Con sus virtudes, su precioso y característico estilo de dibujo, la narración tranquila y fluida, el lujo de los detalles, y un tema clásico e imperecedero como es la muerte del padre, aderezado con otro motivo frecuente, la búsqueda y aceptación de una misma, Casualmente se me antoja como una obra algo inmadura que, aunque agradable de leer, no deja mucho poso sobre el que reposar.