Mostrando las entradas con la etiqueta Discriminación. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Discriminación. Mostrar todas las entradas

lunes, 24 de agosto de 2020

La danza de la tinta II: Simplemente

Hace poco volví a ver una serie de mi niñez, “Hey Arnold”. En el capítulo “Cosas simples”, el señor Hyunh, un inquilino en la casa de huéspedes, es descubierto cantando country por el protagonista de la serie, Arnold, junto con su mejor amigo, Gerald. Ambos quedan asombrados por la voz del señor Hyunh y lo persuaden para que profesionalice su carrera musical, logrando lanzarlo al estrellato de inmediato como sus managers. En realidad, el señor Hyunh se ve comprometido por el entusiasmo de los chicos, así como por el gran voto de fe que ponen los demás huéspedes, vecinos y fans en él. En realidad, el señor Hyunh nunca quiso llevar una vida de fama, puesto que se define a sí mismo como “un hombre sencillo”, que disfruta de cantar por placer y para sus seres queridos. Y aunque su verdadero sueño es ser un gran chef, eso no significa que su talento sea desperdiciado ni que no le ponga dedicación.

La obvia moraleja de la historia es enfocarte en aquello que realmente deseas hacer y no permitir que otros decidan sobre tu vida. Sin embargo, yo veo algo más aquí. El señor Hyunh era un buen cantante antes de la fama, era un cantante nato aún en la soledad de su habitación, no necesitaba que otros le confirmaran el gran talento que posee.

¿Podríamos usar la misma analogía para cualquier oficio, así como el de escritor?. Sí, sé que estamos inmersos en una sociedad que exige de inmediato un doctorado hasta por la más ínfima línea que desees exponer sobre cualquier tema. Si no tienes un libro publicado, si no trabajas para una revista o nunca ganaste un concurso literario, significa que no eres, en realidad, un escritor. ¡Falso!. Si creas, construyes, transmites, exploras, expresas, entiendes y respiras a través de las letras, eres un escritor. La calidad es otro punto, uno importante, claro, pero no absoluto.

A veces pareciera que hay un dejo de menosprecio al etiquetar en escritores aficionados o consagrados, como si ello determinara una gran línea divisoria, cuando prácticamente la mayor diferencia desemboca en términos económicos y no de habilidades necesariamente. Todo escritor puede comprometerse con su obra y cultivar el arte de la escritura, el renombre es otra cosa, algo que puedes o no querer conseguir. El talento no depende de ello.  Ahora bien, todo buen escritor debería dedicar algo de estudio para irse perfeccionando, así sea de forma autodidacta. 
Si bien, tengo mis preferencias, gustos e intereses, los leo a todos con respeto. He leído a personas muy talentosas y preparadas, y a otras que se autoproclaman como grandes poetas (consagrados o no) que  dejan mucho que desear.  Hay de todo, obviamente.

He visto, además, que se descalifican trabajos en una suerte de competencia de bandos, un elogio al ego que no viene al caso. No subestimemos los trabajos que se compartan, independiente de la plataforma, ya que no se necesita ser parte de una editorial o tener el título de escritor aclamado para que una obra valga oro. Si escribes con ahínco, de forma dedicada y cultivas el arte de las letras, eres un escritor y punto. Aquí hay gente talentosísima, comprometida y apasionada que no necesita ser galardoneada para que se acredite su capacidad. No importa el medio en que se escriba, sino el acto de escribir.

Tengo algo publicado oficialmente en una antología, tuve menciones y he ganado en participaciones literarias; si bien, agrada saber que tu trabajo impresiona en alguna medida (y no descarto hacer algo más formal a futuro), eso no nos hace más o menos entre nosotros. 
Al igual que el señor Hyunh, no tengo ningún afán por llevar un título encima, sólo sé que simplemente quiero escribir.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Revolución


(Fotografía de Susana Hidalgo, actriz)

Estos meses han sido, como suele decirse, “una montaña rusa de emociones”, tanto a nivel personal como a nivel país. Puede que algunos no lo sepan, pero vivo en Chile, en donde se ha producido un estallido social tremendo. No pretendo hacer un resumen cronológico de lo que ha ocurrido porque abunda información por internet, y respecto a ello, estoy muy agradecida por la existencia de las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, ya que de esta forma hemos podido mantener circulando la información más cruda y real, y no maquillándola como lo han hecho descaradamente los noticieros y programas nacionales. 

Cuando todo inició me fue necesario, no sólo participar en las protestas, marchas y distintas manifestaciones en mi ciudad, sino también hacer una reflexión, por decirlo de alguna forma, “sociológica”, para poder comprender lo que estaba ocurriendo: Lo que sucede en Chile es el enfrentamiento con el inconsciente colectivo que al fin ha salido a flote. Cuando hay tanto descontento en nuestro interior y no lo atendemos más que con parches momentáneos, tarde o temprano explota de todas las formas posibles, ya creativa o destructivamente. Hay que mirar todas las capas de lo que pasa y escuchar lo que nos quiere decir su mensaje de fondo; más allá de la pérdida material y la incertidumbre, nos hablan de un pueblo frustrado, dolido y cansado. Pero ¿por qué tardamos tanto en reaccionar? Probablemente fue el miedo de las generaciones pasadas, las que vivieron la dictadura de Pinochet. Desde ahí, el Chileno promedio se acostumbró a vivir en silencio, oprimido y temeroso. Era mejor vivir de forma indigna pero conservar tu integridad. Cuando el estado no te ampara, sino que te secuestra, te tortura, te viola y te asesina, sólo cuentas contigo mismo. ¿Se dan cuenta del gran desamparado que ha soportado el país? Y esto, amigos, se repitió en pleno 2019. Ya somos uno de los países con índices más altos en cuanto a la violación de los derechos humanos. Nuestra policía y milicia, una vez más, mostró su verdadera cara, una de psicópatas.

(Fotografía de Ramón Monroy Aton)

Las barricadas, las quemas y los saqueos provocados por el pueblo, de cierta forma son "un mal necesario" para que esta sombra ignorada, de una parte de Chile, tuviese visibilidad. Evidentemente se nos fue de las manos, se mezclaron la disconformidad social con las miserias personales y los montajes de carabineros para desvalorizar el movimiento social y propagar el temor.
Es momento de replantearnos la forma en que vivimos y pedimos lo que creemos justo. Y exigir cambios, pero partiendo por nosotros mismos también. Desde la transformación de cada quien podemos traer una realidad más sana y satisfactoria a nuestro entorno. Unámonos con fuerza, con sentido común y balance para que todos obtengamos mejoras y tranquilidad.

Siento dolor, tristeza, indignación e impotencia y quisiera hacer más, por ahora la forma más creativa y amorosa con la que me siento capaz de contribuir, es con esta clase de reflexión que les comparto, además de mantener la información real circulando, por más dolorosa que sea. No podemos tapar el Sol con un dedo.
Fuerza para toda latinoamérica, especialmente para Bolivia, Ecuador, Paraguay y Colombia que también comenzaron a protestar con valentía y firmeza. No podemos parar ahora, hay que resistir hasta lograr verdaderos cambios, se lo debemos a nuestros heridos, a nuestros baleados, a nuestros detenidos desaparecidos y a nuestros muertos. ¡Por los de entonces, por los de ahora y por los de mañana! ¡Por todos!



martes, 30 de abril de 2019

Ovejunez



Hace poco leí algo como “No hay que olvidar que esa persona a la que llamas oveja negra siempre está para todos”, en un intento por reivindicar su papel. Pero admitámoslo, hay ovejas negras que justamente hacen la labor de no estar, porque no son lo que se espera, y he ahí su encanto y misión.

Hay que reconocer que todos podemos llegar a ponernos una piel ovejuna bastante oscura en alguna etapa, porque más que una forma de ser se trata de un proceso, de una rebeldía necesaria en algún punto de la vida para todos, como un llamado a despertar. 

Te lo explicaré de este modo por si en tu familia hay una oveja negra o tú lo eres: Aunque hay distintos niveles de “ovejunez” y algunas formas en las que estas personas proceden puede llegar a ser bastante cuestionable, incluso pasar de ser la valiente oveja anarquista a un astuto lobo vestido con piel de oveja, en la mayoría de los casos -por no decir que en todos- los mensajes de fondo son dos: Primero, mostrarnos nuestro lado inconsciente, entendiendo por éste, todo lo que no aceptamos ni enfrentamos de nosotros, todo lo que negamos y tenemos pendiente de resolver. Y segundo, romper estigmas socio-familiares que están obsoletos y que sólo obstaculizan la evolución; nos muestran las falencias en la incondicionalidad, la comunicación y la incapacidad de ser nosotros mismos. Además de revelar secretos familiares y sociales por medio de la conducta. Es necesario para limpiarnos de prejuicios, ya personales o ajenos. 
Por ello, la oveja negra de la familia -o de la comunidad- es un gran espejo y maestro para revelar la verdad de nuestra especie, si es que sabemos mirar y apreciar su rol. 

martes, 9 de abril de 2019

¿Qué papel juegas?



Con honestidad ¿estás satisfecho con tu rol, tu personaje y tu lugar en el mundo?, ¿cómo llegaste a ser de la forma en que eres hoy?, ¿te moldeaste a ti mismo o te ayudaron proyectándose en ti?

Es tan interesante y a la vez limitante el papel que nos fabricamos con ayuda de la familia, el contexto sociocultural, la herencia y la necesidad de sentirnos amados, protegidos y aceptados, que al final, muchas veces, tenemos que replantearnos: “¿quién soy realmente?, ¿hago lo que me hace feliz o lo que me traerá aprobación?, ¿soy yo quien decide o un sistema de patrones inconscientes?”

Aprendemos a movernos en el mundo por observación e imitación. Conforme crecemos entendemos qué comportamientos son aceptables y cuáles no, en qué momentos expresar determinadas peticiones, necesidades o acciones y el cómo nos veremos mayormente recompensados con afecto. Aprendemos a transar y a ceder. A exigir y a callar, y nos vamos adaptando a las normativas éticas y de convivencia social. Muy bueno para la subsistencia, hemos de decir, sin embargo, ¿hasta qué punto te permites ser tú mismo?

No podemos negar que nuestro entorno nos construye; nos crea traumas, inseguridades, pero también nos forja el carácter y nos da herramientas para sacar nuestro potencial, cosa que hay que agradecer. Pero hay un punto muy importante a tener en cuenta y es si estás demasiado cómodo con la estima en la que te tienen, es decir, con qué etiquetas estás relacionándote. Me explico; todo gira en torno a catalogar a las personas y en dejarnos catalogar,  poniéndonos los unos a los otros en un pedestal o al final de la lista. El problema aquí es cuando alguien se siente esclavizado y obligado a seguir con un patrón de conducta particular para que su clan no lo excluya. Cumplir las expectativas de los demás sumado a las de nosotros mismos es una carga que se puede llegar a sentir como una cadena limitante, y soltar esa atadura y miedo es vital para todo ser humano, sin embargo, cuando se rompen las visiones que tienen otros sobre uno, la cortina se cae, la ilusión revela la esencia real y todo tambalea. Ponen en duda tu juicio. 
Desafortunadamente cuesta asimilar que alguien se enfrentó al cambio y se aventuró a la libertad, porque en el fondo, no estamos acostumbrados a que el otro rompa el molde y deseamos que siga siendo como le hemos querido ver, como le hemos etiquetado, con todas nuestras proyecciones e ideales puestos en él, en vez de permitir que sea quien es en realidad, con sus errores y particularidades.
También es responsabilidad de uno mismo elegir continuar jugando con ese personaje impuesto por los demás o no.

¿Cómo saber que estás dentro de un personaje irreal? cuando estás cansado, cuando en el fondo deseas hacer algo o no hacerlo, pero te detienes y haces lo opuesto a tus propios deseos para complacer y no perder el afecto de tu entorno.

Te pongo un ejemplo: Decidiste ayudar en los quehaceres del hogar para quitarle algo de peso a tu madre, todos se maravillaron con este comportamiento y te encasillaron como un niño hacendoso, muy bueno en la organización y limpieza. Te gustaron los halagos y el orgullo que sentían hacia ti, y aunque a veces quisiste parar para jugar, distenderte y olvidar las responsabilidades, no lo hiciste para no perder la aprobación que con tanto esfuerzo ganaste. Te programaste como una persona sumisa y complaciente. Priorizarte y tener tiempo para ti es difícil, se te acusará de irresponsable y de tener mala voluntad, pues quién hará las labores que están bajo tu cuidado ahora. Sólo puedes reconocer que tú te pusiste en este rol impulsado por la necesidad de amor y aceptación, y que las etiquetas que te mantienen atado a este personaje que te creíste impuesto por otros, te bloquean, y aunque en cierta medida tengan algo de verdad, no deben ser un peso que te impida avanzar, así que es hora de quitárselas.

domingo, 18 de febrero de 2018

¿Aprender con dolor?




Es de la vieja escuela y una creencia obtusa pensar que para mejorar habemos de hacerlo bajo el yugo tirano de las opiniones negativas, tras largas noches en vela, dudando de nuestras capacidades.

Está comprobado que rinde más y da mejores frutos el trabajar en un ambiente amigable que en uno hostil. Si somos guiados con amabilidad, conocimientos e instrucciones claras y específicas da gusto y entusiasmo aprender. Señalar las áreas de oportunidad con precisión y tacto es clave para el crecimiento de una persona o de un grupo, en vez de destruir a los demás porque su trabajo no es de la calidad esperada.
Miremos la educación: ¿Quiénes aprenden más: el grupo escolar al que sobre-exigen y castigan con malos comentarios si no saben la respuesta, o el grupo escolar al que estimulan con sesiones de estudio dinámicas y que corrigen con respeto? 

Algunos me han dicho sobre el tema algo como: “Yo mejoré cuando me dijeron cosas muy feas sobre mi trabajo, eso me motivó”. Y no niego que haya quienes alzaran su vuelo más alto para mejorar a raíz de una crítica destructiva o comentario ofensivo, pero pienso, que eso debería entenderse más bien como un “detonante momentáneo” que como una motivación real. Me explico, las razones de por qué haces lo que haces o de por qué aspiras a llegar al lugar que deseas, usualmente parten del placer que te genera realizar dichas acciones, también suelen tener una raíz más profunda y más noble que el simple hecho de taparle la boca a alguien y obtener aprobación de tus detractores. Es cierto que puedes utilizar ese impulso emocional y unirlo a tus motivaciones de trasfondo, pero no es sano actuar por el orgullo herido y querer demostrar algo a alguien; puede que sientas satisfacción si lo logras, pero con el tiempo descubrirás, que eso no basta para sentirte realmente realizado y pleno...

Un ejemplo de esto lo vi hace muchos años atrás cuando estaba en la categoría de literatura y poesía en un foro. Así como el lamerse las botas entre sí y decir a todo: “¡Qué lindo, me encanta!” no es muy productivo, tampoco lo es el: “¡Pero qué horrible, no sabes escribir!”, la primera opinión te sirve para no rendirte y es agradable, pero muchas veces sólo infla el ego e ignoramos algunos errores. Gracias al segundo tipo de opinión, vi a algunas personas con potencial rendirse apenas comenzada su travesía literaria. Estamos claros que todo depende de la resiliencia de cada persona, pero no me parece justo ni propicio  orientarse por ninguna de las versiones mencionadas si alguien desea mejorar o si alguien desea ayudar.
Para ello es necesario formular una buena crítica, y con esto no me refiero a que apruebes todo, sino a que aprendamos a tener criterio y respeto por el autor, en este caso. 
Lo que yo hacía en aquel foro era decir abiertamente lo que me parecían puntos a favor y áreas de oportunidad. Si no sabes qué son, te lo explico: Área de oportunidad se entiende como él o los campos en los que puedes mejorar o pulirte. Por ejemplo: Hiciste una ilustración, cuyo tema es creativo y, el mensaje se expresa con fuerza y claridad, pero fallaste en las proporciones ¡He ahí tu área de oportunidad!. Si mejoras la técnica y la sigues uniendo a tus buenas ideas, harás una gran diferencia en tu obra. Esto significa mucha práctica e investigación, en donde podrás ir disfrutando del progreso, sin la frustración innecesaria e inseguridad personal que te generan las burlas o las señalizaciones destructivas.

De algunas personas no me gustaban su estilo ni el tema escogido, pero podía destacar la técnica y la capacidad de expresión que tenían. Algunos fallaban rotundamente en algo tan básico como la buena ortografía, pero demostraban un mundo emocional vasto y exquisito. A lo que quiero llegar es, nosotros, como observadores o críticos, tenemos el deber de ampliar nuestro campo visual e ir más allá de las primeras impresiones, no limitar al otro por un detalle que se puede arreglar. Debemos saber cómo indicar pautas de mejoramiento y resolución de problemas, sin quedarnos sólo con apuntar los errores.
A su vez, siendo nosotros los creadores, por así decir, no debemos dejarnos abatir por una simple visión ajena. Muchos no saben argumentar ni ver más allá de dicha primera impresión. También debemos dejar de creer que sólo una opinión dura y mala nos hará mejorar, porque el camino del aprendizaje no es necesariamente doloroso. No debemos darle más crédito al que tachó tu esfuerzo de: “Basura, no sabes hacer nada bien” que al que te dice: “Tienes potencial, sólo ocúpate de mejorar este detalle”.

Para complementar te invito a leer 3 artículos relacionados:


miércoles, 7 de febrero de 2018

Por la vista y los oídos




En cuestiones románticas, ¿qué tan cierta y válida es aquella creencia que dicta que a los hombres se les conquista por los ojos y a las mujeres por los oídos? No sé si es algo real a gran escala o sólo un estigma ignorante. Tampoco sé qué tan a gusto o conformes se sientan las personas con esta idea. En lo personal me parece un poco básica, limitante y obsoleta en la actualidad, les explicaré por qué: 

Intentando responder mis propias dudas empezaré hablando bajo un supuesto muy general, y diré que, al menos en apariencia, la mayoría deducimos que la premisa en cuestión, está instalada en el inconsciente colectivo dándole cierta relevancia y validez, independiente de la connotación que le demos, porque algunos pueden aprobarla y guiarse por ella, y otros tantos pueden desecharla rotundamente. 
Lamentablemente al tener esta idea tan arraigada en nuestra cultura se hace un poco difícil de obviar y no encasillar a ambos géneros, metiendo en el mismo saco a todas las personas. Puede que sea algo a nivel biológico, pero somos más que seres instintivos, somos individuos con preferencias particulares, aún perteneciendo a un grupo.

Soy de esas personas que no se sienten muy cómodas con esta frase, ya que de cierta manera se tacha a los hombres de cazadores visuales, que persiguen todo aquello que lleve una falda, y por su lado, las mujeres se transforman en presas dispuestas al engaño auditivo, siendo envueltas por frases preparadas y superficiales, creando todo un ambiente seductor, pero ilusorio, muy enfatizado desde los años 20. 

Lo decepcionante del asunto es ver al género masculino como un grupo muy básico que se guía sólo por apariencias. A la vez, es muy triste pensar en el género femenino como criaturas astutas, pero sin trasfondo, en el que sólo tienen sus encantos físicos para cautivar. Ellos mienten y exageran la realidad con piropos y frases clichés o muy creativas, para envolver a una chica bajo el sonido de una voz ronca y profunda, como si viniera desde un estéreo en AM. O son sólo ellos los intelectuales y cultos, y ellas las damitas que miran con ojos brillantes y llenos de admiración. Aunque existen y existirán casos parecidos al que describo, ya no sirve actuar así. Hay hombres que no ven a la mujer como un trofeo y aspiran a una compañera sabia, con la que puedan crecer y avanzar juntos en el camino. Hay mujeres que se cansaron de los despreocupados y sabiondos, y esperan a un hombre atractivo en todos los aspectos, capaz de debatir con ellas sin esperar que les inflen su ego varonil. 

Estamos en una era en donde aspiramos a la igualdad y camaradería entre géneros. Las mujeres si queremos tenemos el permiso y el derecho de andar despeinadas y desarregladas por el mundo, con nuestras cualidades y aptitudes a cuestas, demostrando que somos un mundo completo más que carne, y los hombres si quieren tienen el permiso y el derecho también, a demostrar lo complejos y profundos que en verdad son, y que se fijan en cosas más allá de banalidades. 

Por todo lo dicho, la creencia de que al hombre se le conquista por los ojos y a la mujer por los oídos, se me hace tan obsoleta y vacía ahora. Aunque No digo que no sea real hasta cierto punto, y, tampoco digo que no puedas usar esta pauta como guía, pero me atrevería a decir que hoy en día, más allá de una caratula atractiva, también se busca un trasfondo interesante y estimulante en partes iguales, para ambos géneros. 

Además ¿no se les hace muy emocionante ver cómo se van cayendo estos patrones, creencias y estigmas?

sábado, 19 de agosto de 2017

El peligro de ser feliz


Foto de: Robert and Shana Parkeharrison

Como preámbulo al punto principal en cuestión, debemos empezar reflexionando sobre lo más característico cuando escuchamos hablar sobre la felicidad; “¿dónde la encuentro?”. Muchas personas se entregan a la idea de tratar a la felicidad como un objeto perdido, el cual debe ser buscado sobre cielo y mar, bajo las piedras, en una relación o en un sueño por cumplir, y no digo que no pueda ser así, aunque la forma en que yo veo este asunto es un poco distinto; La felicidad no es una meta que se consigue, es un camino que se construye. Quizás podrías pensar que mi filosofía de vida se acerca a esa premisa de sabiduría popular, la cual sugiere que la felicidad está formada de emociones positivas y momentos fugaces, pero prefiero complementar la idea viéndolo más como un estado permanente o al menos prolongado, que como instancias breves de satisfacción. 
Nunca he podido definir con exactitud los grandes tópicos universales y humanos, como el amor, los ciclos de la vida y, propiamente, la felicidad, pero de forma breve podría explicar(me)la como un estado continuo de templanza interior, el cual no depende de agentes externos como circunstancias, eventos ni otros seres. Sí, dicho de esta forma parece difícil, pero se puede acceder a ello con mucha introspección y trabajo sobre ti, sabiendo que en tu completud te bastas. Yo elijo no sentirme como un ser fraccionado cuya existencia y estado interior dependa de lo que me dé otra persona o una cosa en específico. 
Esto no supone vivir con una sonrisa bobalicona todo el día o no poder experimentar todo tipo de emociones. Tampoco se trata de estar en modo inmutable, metido en tu fuero interno, mirándote el ombligo sin ser parte de lo que te rodea, y despreciar tanto la ayuda como el valor que los demás aportan a tu vida.

Ahora, ¿por qué hablo del peligro que supone ser feliz? para ello abriré una pregunta: ¿Te has sentido alguna vez cuestionado, señalizado, juzgado y desacreditado por mostrarte feliz? Es curioso y gracioso al mismo tiempo; las personas creen que tu equilibrio psico-emocional está sujeto a su juicio, que tienen el poder y el derecho de ponerlo a prueba con intentos de desbalancearte y sacarte de tu centro. Si lo logran, entonces “realmente no eres feliz”, según ellos, pero si no lo permites y manejas la situación, “te estás conteniendo con una careta”. Recuerda que esencialmente el cómo te sientes depende de ti y nadie puede dictar lo contrario. Tú eres el único amo y señor capaz de decidir cómo reaccionar ante los sucesos, aunque puedes culpabilizar al otro por hacerte enfadar, como si esa responsabilidad fuese exclusivamente suya, tal cual hacen los infelices. No digo que una injusticia no pueda dolernos, pero a veces le agregamos una carga emocional extra e innecesaria a asuntos que pueden escaparse de nuestras manos, como por ejemplo, la ineptitud o inconsciencia del otro. Una opinión ajena sobre tu persona no te redefine como individuo, un ataque personal es sólo una interpretación y no una verdad absoluta. Puede molestarte la falta de visión, pero no deberías permitir que eso nuble tu juicio ni ensucie la imagen que tienes de ti. Si no creen que eres feliz, dichoso, que estás bien y cómodo con tu persona, no es tu deber demostrar lo contrario, no requieres la validación social para disfrutar, le duela a quien le duela. Tendrás retractores infelices, pero trata de no juzgarles, tú también te has sentido alguna vez así, entiende que la desdicha puede ser agresiva, intolerante, desconfiada y celosa. Deja que vivan su proceso, que ladren y piensen como desean, porque al fin y al cabo, tú seguirás siendo tú, viviendo tu realidad. 
Cabe destacar que es obvio que aunque te consideres una persona dichosa o que está en buenos términos consigo mismo y la vida, tendrás declives, bajas de ánimo, episodios complicados, de tensión y estrés, y ello no significará que dejaste de ser alguien templado, y tampoco le concede el permiso a otro (o a ti mismo) de echártelo en cara. Aún en esas etapas podrás sentir palpitando la chispa de la felicidad en ti, pese a todo. Quizás la interpretes como esperanza, como tu Pepito grillo aconsejándote calma o una sensación de que todo saldrá bien. Quizás se burlen y digan que te crees de la new age, con visiones fantasiosas de optimismo, pero ¿sabes qué? eso da igual. Nadie está en tus zapatos. Ríete con ellos, porque quizás algo de razón halla en eso ¿y qué?. Sea como sea, lo que realmente importa es que superes los obstáculos, que asimiles el aprendizaje ganado y mantengas tu bienestar.

Para finalizar, la felicidad no es una emoción, no debe ser confundida con la alegría y mucho menos con un momento de euforia. Las emociones forman parte de la felicidad, pero no son la felicidad. Las emociones pasan, cambian, se transforman, la felicidad -en la forma en que yo la veo- estaría más sujeta a un sentimiento, el cual es más prolongado, aunque más que ello, como dije, se trata de un estado y hasta de una capacidad.

jueves, 3 de agosto de 2017

Ritmo individual


Fotógrafo: Robert Parkeharrison

El significado de las cosas cambia de cultura en cultura y de persona en persona, por ello, para poder decifrarnos a nosotros mismos no hay que dejarse llevar estrictamente por las generalidades y resultados en masa. Los testimonios y experiencias de los demás pueden ser una aproximación o a lo más una pista, pero no una verdad absoluta de nuestro ser. Aprende a discernir, ya que la realidad de otro no es necesariamente aplicable a la tuya. Puedes adaptar el conocimiento que adquieres por medio de la interacción con la gente, teniendo en cuenta que no eres esa gente.

Recordemos que estamos en una sociedad que te invita a la invasión del individuo, creyendo que para poder entablar cualquier tipo de relación no deben existir límites, opinando sobre las vivencias del otro como jueces y verdugos, cuales amos de la vida y la realidad ajena; pero a la hora de la verdad, los límites son esenciales para la salud de cualquiera, y todos queremos nuestro espacio limpio y libre de ojos acusadores y lenguas punzantes. Más que mal, a estas alturas todos somos anormales y comunes al mismo tiempo; debemos respetar la diversidad de visiones y maneras en que el resto se desenvuelve sin ensuciar su metro cuadrado.

Toda persona es un mundo, único en sí mismo; con sus eclipses, con sus desastres naturales y nuevos amaneceres. Es importante conocer nuestra galaxia interna y sacarle provecho a cada estrella.  
Cada quien tiene su propio camino hacia la autosanación, no es justo quedarse con culpas y rencores pasados, nos hayan dicho lo que nos hayan dicho o nos hayan hecho creer lo que nos hayan hecho creer. ¡Nos debemos nuestra libertad!. Nos debemos el derecho a desprendernos de los conceptos e ideas añejas e inútiles.

Cabe destacar, que hoy en día, se hace necesario realizar un trabajo de introspección profunda, para dejar de permitir que terceros decidan quiénes y cómo somos. ¡No cedas ante presiones socio-familiares ni a restricciones personales!, disfruta de tus prisas, de tus pausas y de tus vuelos. Por último, es menester reconciliarse con cada una de nuestras partes, así sean oscuras siempre nos enseñan algo de la luz...

domingo, 2 de julio de 2017

Cuando gritamos la consigna "¡#NiUnaMenos!"


 Ilustración: Cinwololo

Cuando salimos a las calles, cuando protestamos, cuando compartimos opiniones, experiencias y noticias diciendo “Ni una menos”, es por y para todas, no se trata de una consigna excluyente ni clasista, es un grito urgente exigiendo respeto y valor por la vida de todas las mujeres. Es un alto radical a los femicidios, a la violencia de género, al acoso, al maltrato doméstico y a todas las agresiones en general, que como mujeres, recibimos. 
Cuando vociferamos “¡Ni una menos! ¡Vivas nos queremos!”, es por ti, por mí, por nuestras hermanas, hijas, madres y amigas. Es por la niña, la adolescente, la joven, la mujer y la dama. Es por la millonaria y la pobre, por la delgada y la robusta, por la negra y la blanca, por la musulmana y la atea, por la empresaria y la desempleada, y aunque haya sido un movimiento que surgió en Argentina y llegó a Chile, las mujeres de todos los continentes están incluídas sin distinción. ¿Con qué derecho, entonces, deciden a qué extraviada vale la pena buscar primero?, ¿vale más la que tenía título, usaba gafas e iba cubierta de la cabeza a los pies que la que iba con mini-falda, saliendo de una fiesta?, ¿por qué estas cosas son decisivas?, ¿por qué se empeñan en juzgar a la víctima y en señalar su estilo de vida, su apariencia o sus preferencias?. ¿Qué sentido tiene querer culpar a una afectada cuando los verdaderos culpables son criminales que andan sueltos?, ¿es que porque lleves labial rojo es señal de que no mereces respeto y que tu vida no valga ni un céntimo?. Nadie quiere que vulneren sus derechos, su cuerpo ni su integridad. Nadie en su sano juicio busca que le secuestren, le torturen, le violen y le maten.
Cuando gritamos y lloramos por la consigna: “¡Ni una menos!” es por todas las mujeres a quienes atacan y quitan la vida sin compasión. A quienes le ahogan los sueños, le rajan el alma, le psiotean la dignidad, le rompen las bragas, le acribillan la vagina, humillan su cuerpo, irrespetan su espacio, agreden su lugar en el mundo y le destrozan la vida a ella, a  la de quienes les aman y de paso escupen a todo nuestro género.
Cuando apoyamos la consigna de “¡Ni una menos!” es que no toleramos más violencia, humillaciones ni asesinatos. No importa si ella tiene un estilo de vida como mojigata o liberal, es una mujer, un ser humano que merece poder vivir feliz, tranquila, sin temerle a su propia sombra. Merece poder confiar en su pareja, en un amigo o en un jefe, sabiendo que ninguno tiene derecho a agredirla sexual, física ni emocionalmente; merece encontrar apoyo en su familia y amigos, y hasta tener el resguardo de su vecindad, pero por sobre todo, merece ayuda de la justicia sin discriminación, merece ser valorada como persona por la sociedad, antes de ser criticada por nimiedades. Seamos conscientes de que culpabilizar a la víctima por ser una víctima de violencia de género o femicidio es de los errores más injustos e incongruentes que existen.

¡#NiUnaMenos! ¡protección y justicia a todas las mujeres sin discriminación!

Ilustración: Jopi

viernes, 7 de abril de 2017

Críticas III (Manejo y aceptación)



En las entradas anteriores revisamos los tipos de críticas que existen y el arte de dar una crítica bien estructurada. Hoy trataremos, lo que considero, la parte más importante en este intercambio comunicacional: El cómo aceptar y manejar una crítica.

Consideraciones preliminares:

Es relevante, por más obvio que parezca, tener siempre presente la diversidad humana en todos sus aspectos, desde lo sociocultural a gran escala, como la vastedad de contextos grupales, hasta el marco más individual según cada persona, en cuanto a su rol social e ideologías particulares. Con esto, no digo que haya que meterse en la vida privada de alguien, sólo tener en cuenta la multiplicidad de factores que nos otorgan identidad, distinción y variedad los unos de los otros, y por ello, las distintas aristas y percepciones de la realidad que expresamos. Esto permite algo de flexibilidad mental y tolerancia, lo que fomenta el respeto.

Guste o no, somos seres sociales, esto se traduce en que estamos hechos para convivir, para ello debemos comunicarnos. Así que las opiniones jamás estarán fuera de nuestra vida. Sugiero ver esto desde el área positiva, ya que interactuar con los demás abre tu campo visual, nutre tu saber y te ayuda a moverte en el mundo por medio del ejemplo, la guía y la experiencia de los otros, sacando las pertinentes conclusiones.

Manejo y aceptación

Una crítica u opinión puede ser difícil de llevar si eres una persona muy sensible, pero no te culpes, en general, no se nos enseña cómo manejar este tipo de aporte ni cómo aprovecharlo o desecharlo, según corresponda. Comprendamos que estamos inmersos en una sociedad, en donde culturalmente se le suele dar demasiada importancia a la imagen que proyectamos, al resguardo de la reputación y sobre todo “al qué dirán”, como si el otro fuese nuestro salvador o nuestro verdugo, y aunque de alguna forma se sienta así, va en cada uno cuánto valor le dará a ese otro para afectar o influir en nosotros.

Tips

1.- Preparación: Todo puede ser enjuiciable, cuestionable o criticable (recuerda el concepto de “diversidad”, por ende, de captar las cosas desde diferentes visiones). Siempre que compartas contenido, sea personal o no, sea en un contexto privado con amigos o desconocidos, las personas se darán el derecho de opinar. Es parte de la necesidad por querer comunicar nuestras ideas. Así, que si no estás seguro de exponer algo, no lo hagas. No esperes que el otro escuche o contemple en silencio, aunque sea eso lo que quieras; no se pueden controlar las acciones ajenas ¿Cómo puedes preparar tu temple, entonces? Practica el autocontrol, nutre tu autoestima, asume y acepta lo variados que somos entre nosotros y que la base para convivir es la comunicación. Con una dosis media de estos componentes, ya estás listo para iniciar tu proyecto o expresar tus ideas.

2.- De quién viene: Uno de los factores más importantes a considerar es quién está haciendo la crítica. Un familiar cercano o lejano, un amigo íntimo, un conocido, una autoridad o eminencia en la temática que planteas, un desconocido, etc. Esto te ayudará a identificar las motivaciones de fondo de esa persona para criticarte ¿Quiere que mejores, es parte de su trabajo guiarte, en realidad no le interesa tu avance, está aburrido, es una persona entrometida, etc? Así sabrás si su intervención es pertinente a la situación o un ataque personal.

 3.-  Contexto: Una vez identificado quién hace la crítica y el grado de cercanía contigo o el grado de conocimiento sobre la problemática que tratas, entramos a analizar el contexto. Una exposición estudiantil o laboral, por ejemplo, usualmente aborda temas que otros pueden entender mejor que tú o por el contrario, te toca explicar para instruir a otros. Aquí siempre habrá preguntas, señalizaciones, mandatos de modificación o determinadas acciones, para que progreses en pos a tu aprendizaje o crecimiento grupal. Vamos a otro ejemplo: Eres dueño de una página en donde muestras tus proyectos artísticos. Es posible que fascines a muchos, así como muchos otros no sólo desaprobarán tus ideas, sino que se volcarán en ataques personales y hasta ofenderán a tu gato. A la mayoría no los verás jamás en tu vida, pero eso no significa que no estén participando en esta etapa que pasas. Tú decidirás si te están dando consejos sabios, recomendaciones desinteresadas o sólo no saben apreciar un estilo diferente. Recuerda: Quién hace la crítica y el cómo la realiza, te ayudará a aceptar o rechazar sus motivaciones. Esto ayuda un montón a manejar la variedad de opiniones que puedes recibir, y a discernir si debes tomarlos en cuenta o no.

4.- No les des poder: A veces el crítico cree que su opinión es de suma relevancia, una verdad innegable. Da igual si es egocéntrico, testarudo o simplemente rudo y directo para decir las cosas.  Recuerda que todos somos personas, más allá de títulos ganados o autoimpuestos, podemos equivocarnos, ser subjetivos o cerrados a la hora de hablar. Las visiones absolutistas pueden limitar tu trabajo, así que sólo escucha, toma lo que sirva y el resto déjalo pasar. No permitas que la percepción de una persona o unos cuantos, desmeriten tu esfuerzo o comprometan tu autoestima y el apoyo que te han dado otros.

5.- Aguardar y responder: No des una respuesta inmediata cuando te sientas atacado, herido o frustrado. Actuar a la defensiva se espera de personas inseguras, volátiles, inflexibles, pesimistas y sobre todo inmaduras ¿Por qué? porque cuando uno es maduro y experimentado, es más fácil desarrollar un criterio bien formado, con la capacidad de captar distintos tipos de información y análisis, sin tomárselo tan personal. Esto habla de una persona instruída, que aprendió a estar en armonía consigo misma y el entorno. Maneja bien situaciones tensas y por ende, tomará las mejores resoluciones posibles. Además, hay que entender que la mayoría no sabe cómo dar una crítica constructiva bien estructurada para que sea recibida sin malos-entendidos, así que nuestro trabajo es discernir. Separar los datos útiles de los agregados que no aportan. Prepara tus argumentos, toma aire y luego explícate si es necesario. Así no dirás cosas de las que te arrepientas luego.  A veces importa más la forma en que decimos algo que el mensaje en sí. La experiencia te enseñará a usar hábilmente estrategias para bajar el perfil y evitar enfrentamientos indeseables cuando sea necesario. También te dirá a quién le debes una explicación, cuándo debes defenderte o simplemente ignorar el asunto. Y lo más importante, aprenderás el valor del autorespeto.

6.- Receptividad y firmeza: La crítica, por lo general, es una oportunidad de nutrirse y expandir las capacidades, incentivando el autoanálisis y posteriormente el mejoramiento. 
Ahora, si estás convencido de tu buen juicio, de tus causas nobles y el amor por lo que haces, mantén siempre la entereza y tu integridad digna. Nadie tiene derecho a arrebatarte un sueño, una meta ni la pasión. Date crédito, habitualmente nadie ve trasbambalinas, ni conoce tu historia mejor que tú. No cambies porque otro diga que lo hagas o le duelan tus triunfos, aunque mantenerse abierto a los consejos nos ayuda a progresar.

jueves, 30 de marzo de 2017

Críticas II (El arte de darlas)



Antes de entrar de lleno a este asunto, te invito a leer la entrada anterior, en donde se explican los tipos de críticas, lo que es útil de saber para diferenciar, entender, y posteriormente dar y recibir de la mejor manera una crítica, lo que trataremos en estas entregas.

Problemática

Pienso que es menester partir mencionando la problemática implícita que supone la renombrada “libertad de expresión”, pero malentendida y abusada, en donde se está manejando sin criterio y con la mentalidad de: “Yo tengo derecho a decir todo lo que se me venga en gana. Estamos en un país libre en donde los otros tienen el deber de escucharme y me da igual si al otro eso le molesta, insulta o hiere, yo digo las cosas tal y como son porque la franqueza me caracteriza”. No desacreditaremos a las personas sinceras, directas y que no se van con rodeos, pues enviar un mensaje de forma clara y precisa, es importante para captarlo rápido y actuar con la información enunciada. El problema radica cuando se cree que la libertad de expresarse implica pasar a llevar al resto, atentar contra su integridad, incurrir en comportamientos, actos y frases que lo denigren, manipulen, humillen y le falten el respeto.
Tener libertad de expresión no es relativo a vomitar todo lo que pienses y sientas sobre una situación sin considerar la postura, ideología o susceptibilidad de los demás, sin medir las correspondientes consecuencias y sin aceptar tu parte de la responsabilidad, o analizar si realmente tu visión es justa y certera, y sobre todo, si vale la pena decirla; a veces callar es la respuesta correcta. Cabe destacar que los sistemas sociales en general no giran expresamente en torno a tus necesidades particulares, sino a las de un conjunto de personas y otros sistemas (guste o no). 
Esto tampoco se trata de ser santurrones o hipócritas, pero sí de manejar un mínimo las normas básicas de convivencia, pues sabrás que ello es clave para tu tránsito por el mundo, pero la vida como ermitaño en el monte, es otra sabia opción. 

Dicho esto hablemos de cómo dar críticas.

¿Quieres mejores relaciones interpersonales, trabajadores más felices, ampliar tu vida social y amorosa, mantener buenas amistades, compañeros, vecinos y afectuosos lazos familiares? Es necesario que aprendas el arte de dar críticas constructivas.
Ya sea en un contexto personal o laboral, hay que saber manejar algunos conceptos de comunicación básica para que el mensaje se entienda, llegue al receptor y se efectúen los cambios pertinentes.

1.-Objetivo e intenciones: Como recomendación primordial, antes de hacer una crítica, debe esclarecerse de antemano y puntualizar cuál es el asunto a tratar, y cuáles son tus motivaciones o razones para hacer dicha señalización. Cuando se trabaja en grupo, por ejemplo, las correcciones deben ser relativas al trabajo que se realiza en el equipo, con el fin de mejorar la efectividad de los resultados, y no por el placer de bloquear el avance o ánimo de alguien.

2.-Planteamiento: Escoger el modo propicio de comunicar algo para cada contexto y persona según corresponda, es crucial. Aquí es cosa de discernimiento. La comunicación formal o casual, el paralenguaje, los gestos faciales, la inflexión y tono de voz, son claves para darse a entender con mayor profundidad y eficacia, evitando enfrentamientos o malos entendidos innecesarios. Recordemos que las personas tenemos formas inherentes a nosotros para ofrecer datos informativos con el lenguaje no verbal; una mirada en silencio puede decir más que una explicación extensa.

3.-Propuesta: Usualmente una crítica efectiva debería estar siempre ligada a una posible solución o invitar a la búsqueda de una respuesta consensual, en vez de tornar el asunto en un ataque personal desmotivador que estanque el progreso.

4.-Retroalimentación: Los Feedback son instancias sumamente necesarias para la mejoría y crecimiento de las personas. Indicar qué estamos haciendo bien, qué debemos modificar y cómo hacerlo, poder preguntar sin vergüenza o miedo, y tener una respuesta clara y en buena tónica, hace madurar las relaciones. Un entorno cordial y amigable da mejores resultados que uno hostil.

Como conclusión por hoy,  diremos que una buena crítica no es necesariamente alentar, aprobar y halagar, así como tampoco lo es descalificar, burlarse o rechazar. Una opinión debe apelar al avance, a la mejoría, a la apertura de nuevas propuestas, soluciones concisas y benéficas para todas las partes. Si realmente quieres hacerte escuchar, aprende a hablar con respeto, y de paso, también a escuchar y valorar las iniciativas e ideas del otro. Por último, saquen una conclusión juntos que les satisfaga en una dosis equitativa. Esto se conoce como “sana convivencia”. 

Claro está, que todos pueden reaccionar de forma muy diferente ante las críticas ajenas, lo que desembocará en el siguiente punto a tratar: Cómo manejar y aceptar una crítica.

sábado, 4 de marzo de 2017

Mujer ¡hónrate!




Ser mujer puede sentirse difícil en una civilización patriarcal, sexista y llena de cánones y exigencias socioculturales que son complicadas e insensatas de cumplir. Pedir que estemos perfectas de pies a cabeza todo el tiempo y que nos comportemos como los demás quieren es demasiado ¿verdad?, lo lindo del asunto es que no estamos obligadas realmente a seguir con esto. Las primeras que pueden romper con los constructos sociales añejos somos nosotras, aunque es bueno saber que hay hombres que nos apoyan en esta travesía. 
Esencialmente hay que aprender sobre el respeto hacia nosotras mismas como individuo primero, para posteriormente valorar nuestro género y al otro. 

Este 8 de Marzo se celebra el día internacional de la mujer, y hayas nacido como una o trabajado para serlo, te invito a reconocer tu valor, tu magia y divinidad con este escrito de Carla Lampert, así que por favor, aunque sea sólo por hoy ¡hónrate!



Oración de la mujer sagrada

Sagrada Fuerza Femenina te saludo
y siento tu presencia manifestándose en mi Ser.

A través de mis pensamientos,
palabras y acciones,
dejo que la Divina Presencia
de la Madre Cósmica
me oriente con su infinita sabiduría.

Ella está llegando,
¡siento su Danza!
Ella está hablando, 
¡escucho su canción de Amor!

Ella está dentro y fuera
en las cosas más simples
y por eso perfectas...

Y su templo sagrado
es mi cuerpo de Mujer,
su pensamiento
ahora es mi pensamiento…

y solo pienso en Amor,
sólo siento Amor
y sólo veo Amor,

El mundo que percibo
es fruto de mi percepción de Amor,
y así creo mi realidad.

Bendigo mi día y honro
mi Diosa de mil nombres
y así creo la magia
que me ilumina y protege.

Saludo la noche y honro
mi Madre Luna,
sus sagradas fases comandan
mi cuerpo de mujer,

Y así me preservo saludable
y con mis ciclos femeninos
en perfecta armonía.

Saludo a la Incognoscible,
y así honro y preservo
mi poder oculto.

Saludo las Fuerzas de la Naturaleza
para que la Madre Tierra me proteja
y me oriente en el Norte,
en el Sur, en el Este y en el Oeste.

Honro la tierra donde piso,
el agua que bebo y mi alimento,
pues sé que todo lo que haga
a esta Tierra volverá para mí
y para mis descendientes.

Y así me conecto al corazón de Gaia
y su protección maternal.

La Diosa cuida de mi cuerpo
y de mi alma
y así estoy en perfecta sincronía
con el Universo.

De mi corazón fluyen
sus enseñanzas,
sus palabras de sabiduría
y su fuerza infinita
y así realizo
mi divinidad humana.

En mi alma el Sagrado Femenino
y el Sagrado Masculino
se unieron en Amor y Éxtasis,
y así descubrí el equilibrio
donde el ser humano debe estar.

Todo el Amor que nutre mi existencia
viene de la Fuente Divina,
por eso no necesito
que ningún otro ser humano
lo haga por mí.

La Diosa bendice mi cuerpo
con sus sagrados encantos,
y así la belleza de mi Alma
se refleja en mi cuerpo femenino.

De mi mente fluyen
los pensamientos y la creatividad
que hacen especial y singular
mi existencia.

Y así realizo mi vocación mayor
preservo mi corazón limpio
y ligero como una pluma
y así me permito ser libre
y feliz para siempre.

Y que Así Sea, porque Así Es.

Saludo a la Divinidad en todo lo que vive
y rezo para que todas las mujeres
conozcan su Diosa Interior 
y así curen y liberen sus vidas
para la alegría, el Arte,
el placer, la salud y el Amor.