domingo, 30 de noviembre de 2025

La cura del Maradonismo




          Un relato, un cuento corto que me hubiese encantado escribir pero que realizó Fernando. Se los dejo para que vean que lo nuestro, el ser argentino, se compone de una bipolaridad absoluta y de un amor futbolero (y por el Diego), como pocos casos en este planeta tierra.


Por
Fernando Tranfo
en diario Página 12


     Una sola cosa no le perdono a Maradona, entre tantas, inagotables otras que le agradezco eternamente: que ‘por su culpa’ no he podido amar a Messi. No he podido. Nada, ni un poquito, ni un rato, ni una jugada. Un verdadero escándalo para alguien como yo, que se dice amante de la belleza. La monogamia y el monoteísmo me imponían con furia medieval una fidelidad que no aceptaba nada que no sea un amor exclusivo, posesivo, demandante.

      Nada. Ni poliamor, ni una cañita al aire. Ni politeísmo, ni ecumenismo. Fue retirarse Maradona e iniciar una viudez típica de mi abuela italiana, ese duelo que impedía sonreír o llorar ante todo lo que no fuera la foto o la tumba del marido ausente. No he podido ‘ver’ a Messi. Lo he intentado, procuré dejarme fluir ante la evidencia de su genio, pero no pude. Para colmo, tengo amigos que dicen amar con igual ardor a Diego y a Lío. Me emociona, realmente, ver a gente que hace la estatua de Lío sin fundir la de Diego. Me parece, de hecho, un acto de justicia poética y deportiva esa bandera con el rostro de ambos flameando en las canchas. Pero… Ah, yo ni siquiera podía, como me sugería mi joven amigo Mati Marongo, “querer a Messi, con la foto de Diego en la mesita de luz”.

      Nunca he estado cómodo con mi ceguera. La he vivido como un verdadero drama, como una especie de hemiplejia futbolera. He padecido esa obsesión, toda vez que alguien aludía a Lío, de escuchar la parásita frase: “No, pero el Diego…”. Por eso, a diferencia de casi todos los pertenecientes a la comunidad maradoniana, yo he procurado entender la devoción ‘messiánica’; he intentado, ya que no la empatía, al menos una especie de tregua racional ante los sentimientos de los fanáticos de Lionel.




     Pero… no hace tanto, en un asado... tres de la mañana, ríos de vino, risotadas desenfrenadas, párpados derrotados, abrazos yuxtapuestos… y alguno de golpe inició la detonación de un destino:

     -Y ahora que Messi levantó la copa, ¿qué vas a decir? –me interpeló uno, que no era tan amigo como para inquirirme de ese modo.

      Tomé aire, mucho aire; pero, claro, antes había tomado mucho vino. Preferí, no obstante, la reflexión conciliatoria:

     ¿Qué voy a decir? Que estoy feliz, que por fin abracé a mis hijos sin joderlos con mi melancolía ‘ochentiseisca’, que creo que Messi campeón del mundo es uno de los actos de justicia deportiva más grande de todos los tiempos…

      Entonces ese bobo al que Messi le preguntaría “¿Qué mirás?” dijo lo que jamás hay que decir cuando hay en una misma mesa maradonianos, vino y cuchillos. Es el acto de justicia más grande de todos los tiempos, porque se hizo justicia con el más grande de todos los tiempos…

     Ahora no tomé aire; tomé más vino. Mucho vino, y dije:

    Aún debajo de esa cara de mamerto que tenés, que aniquila cualquier fisonomía, se nota que rondás los cincuenta años. Y nadie, en Argentina, con tu edad, puede decir que alguien es mejor que Diego. Eso lo puede decir un nene, un adolescente o un catalán… un cincuentón como vos no lo puede decir. Bueno, ya lo dijiste, lo que quiero que quede claro es que no voy a permitir delante de mí, en un asado, en Argentina, que alguien lo diga…

      El devoto de Lío acercó su cara a la mía y escaló el conflicto:

     ¿Y quién me lo va a impedir? –preguntó, retóricamente.

     Dicen los que estaban allí que mi cara se transformó, que tomé un cuchillo, le di uno a él y, como Dahlmann, salí a la calle. Dicen que hubo bravuconadas de patio de escuela, pero con cuchillos flameando.

      Vuelto de ese oprobio, decidí tomar una decisión que venía meditando hacía un tiempo: ‘curarme’, no de mi amor a Diego, pero sí de su aspecto nocivo; el que no me permite querer al genio rosarino.

     Pensé: si terapias cognitivo-conductuales pueden torcer destinos de hierro como las adicciones o las fobias; ¿por qué no podría yo abolir ese maradonismo que me privaba de un disfrute sublime?

      Un amigo me dijo que en el barrio atendía un psiquiatra que había logrado que su tío aracnofóbico jugara con las tarántulas como si fueran un perro. Hacia él fui, pues, con la paradojal esperanza de los desesperados.

      Todo lo que las sesiones fueron revelando era de una lucidez y una eficacia que rápidamente abortó mi indómita desconfianza en las clásicas terapias freudianas. Nada buchonear a nuestra madre; primero, programación lingüística: el hombre me pidió que, toda vez que una frase viniera a alojarse en modo obsesivo en mi mente la reformulara. Así, las clásicas “No, pero el Diego…”, “En la época del Diego…”, “El gol a los ingleses…”; rápidamente fueron suplidas por “Cada época tiene su genio…”, “Los Maradona, los Messi…”. Superada esta primera barrera apareció otra, ardua, que encaré con optimismo: el doctor me pidió que evitara por un tiempo –hasta que él lo indicara- ver videos de Diego. No fue fácil la abstinencia, pero en un par de semanas superé la prueba. Entonces… uf, qué desafío: debía, cuando asistía a una discusión entre maradonianos y messiánicos, ponerme del lado de estos últimos, tratando de elaborar argumentos que fortalecieran su devoción. Examen superado.

          Los meses pasaban y hasta yo mismo me sorprendía de mis logros; una noche, de hecho… ¡soñé con Messi! Me levanté llorando de emoción. Un domingo a la tarde, estando solo, me puse a ver videos de Lío; terminé yendo al otro día a comprar unos stickers suyos y los pegué en la heladera, al lado –geométrica y simbólicamente- del de Diego en México.

      Estaba, por fin, saliendo de la peor soledad: la de quien no puede estar alegre donde todos lo están. Estaba, ya con Diego en el más allá, permitiéndome una noche de amor de viudo en plan de resetear su vida afectiva.





     Una tarde, releyendo la Divina comedia, no me indigné cuando Dante afirma la superioridad de Aristóteles sobre el resto de los filósofos, relegando a Platón. Esa noche soñé que Dante me decía: “El verdadero genio no es aquel que permite decir de él que es el mejor de todos; sino aquel que impide que se diga que puede haber alguien mejor que él”. La cura estaba, al fin, por formalizarse.

      Pero faltaba la última prueba. Anoche un grupo de fanáticos de Messi me invitó a una reunión devocional. No sólo me convocaron para que sea ‘uno de ellos’, sino que, en medio de la noche… ¡me pidieron que yo cerrara el evento dando un discurso! Tomé la palabra con una emoción que sólo me producía pensar en Diego. Superé las culpas de ultratumba y dije:

      “Como ustedes saben, hace algún tiempo decidí librar una batalla contra un aspecto de mí que me ha hecho mucho mal: ese amor a Diego que me ha llevado, injustamente, a malquerer a Lionel. Él jamás mereció esto, y tuvo que cargar, ya que del ‘messías’ se trata, con esa cruz tan dolorosa e infame. Yo formé parte de esa caravana insólita, absurda, que creyó que la única manera de amar a Diego era no amar a Lionel. Yo era, ustedes saben, ese bravucón que en un asado no deja que nadie hable bien de Messi. Es realmente maravilloso que hayan tenido este gesto conmigo, que hayan preferido que fuera yo quien hablara y no, con todo derecho, uno de ustedes; tal vez porque, sencillamente, yo ahora soy uno de ustedes.



          Por cierto, si yo fuese ahora el que era hace algunos meses estaría, ante un grupo de fieles a Lío, desplegando mis argumentos ‘anti’: que la actuación de Diego en el 86’ es incomparable, que su segundo gol a Inglaterra es el más grande acontecimiento de la historia del fútbol y de la historia argentina; que Diego brilló en equipos mediocres; que pudo ser el más grande futbolista siendo un deportista desastroso; que la belleza de su arte prescinde de la mera cantidad; que jamás lo escuché, ante un pregunta incómoda, contestar “Yo de eso prefiero no opinar”…

          Estas cosas, seguramente, hubiera dicho yo hace unos meses ante un auditorio como ustedes. Y ahora estoy acá, para decirles –de pronto vi un cartel detrás de la multitud que pontificaba: “Messi: el más grande de la historia”-… Para decirles que todo lo que acabo decir lo sigo pensando y que ustedes, si creen que Messi fue el mejor de la historia… la tienen adentro”.

 



miércoles, 12 de noviembre de 2025

Las cosas de la vida







          
La vida es un desafío, una montaña rusa variable, rica en situaciones complejas (con alguna buena para matizar), en una eterna lucha de ir superando obstáculos sin ninguna guía previa, cometiendo errores para tratar de finalmente... aprender.

          Hacerse responsable en todo sentido de lo que sucede, consecuencia de esas decisiones propias y otras externas, es un paso a dar para crecer y lograr ser la mejor versión de uno mismo. Con el apoyo de familiares y amigos y en partes iguales sufriendo, amando y viviendo.

          En eso estamos...




lunes, 13 de octubre de 2025

Paseos por la ciudad 9 / Peregrinación a Luján

 




          Creo más en un karma filosófico que religioso, ese de la causa y el efecto, que dice que nos pasa lo que nosotros mismo provocamos por conducta. Había prometido realizar la legendaria Peregrinación a la Virgen de Luján no por motivo religioso, sino como promesa de haber logrado realizar unos exámenes laborales. Una forma de recompensar al karma positivo.

          Pero sucede lo imprevisto y el viaje se convierte en una caminata de más de 13 horas en soledad para pensar sobre sucesos que cambiaron mi vida inesperadamente. Viaje interno, que durante el transcurso pasó por el dolor, la culpa, la reconciliación personal para terminar en esperanza (esto si lo asumo como la magia de la religión, cosa de mandinga).



58 kms de Liniers a Luján



         Recorrido con gente joven y alguna mayor, con mucha gente que ayuda en el camino y da aliento además de brindar agua y comida para no desfallecer (salida desde San Cayetano a las 07.30 hs de la mañana y llegada a las 21.00 hs). Cuando pensé que estaba cerca me entero que era la mitada del camino y quería morir, pero la instrospección me ayudó a realizarla en un tiempo bastante bueno y llegar entero, incluso con resto. Nada mal.

          Agradecimiento y mención especial para la gente que me acompañó en el recorrido y me dió fuerzas con sus mensajes, audios y hasta videos: mi mamá y mi hermano, mi amigo Adrián 3121 y por sobre todo, Manolo DJ, un hermano postizo que me regaló este blog y que voy a agradecer toda la vida.




                             El Diego siempre presente en todo


          Ya de noche y a solo metros de la llegada para hacerlo más épico, mi dedo meñique del pie derecho dijo basta. Luego de recomponerlo la llegada fue emotiva, aliviadora y la vuelta a casa un calvario por la cantidad de gente pero que amenicé con la charla con compañeros de fé en la larga espera de los micros.




 
        Un viaje hacia el exterior pero más hacia el interior,
 reflexivo, con sabor agridulce,
como todas las cosas buenas de la vida.


         





      Esta canción surgida de mi playlist de Spotify mientras entraba a la ciudad de Luján, fue el corolario perfecto para definir los sentimientos de esta travesía.





     Cerati, Melero - Colores Santos





miércoles, 24 de septiembre de 2025

Galería de favoritos 24 / Revista El Amante Cine

 




         La revista El Amante de Cine fue un faro para
aprender de cine y verlo de forma intensa, comprometida. El querer ver cine en el cine y acumular vistas para pertenecer a ese club de cinéfilos que se animaron a hacer una revista única cuando solo existía la radio y la tv.


         Ese fanatismo me llevo hasta ir a los cursos que dictaban sus redactores para conocerlos y darme cuenta luego, que era demasiado para mi intelecto o que necesitaba tomarlo en serio por ser una carrera de verdad y deje de ser solo un divertimento. En sus clases me hicieron descubrir a un artista que es hoy mi gran amor con tan solo un comentario del profesor: "... y sabemos que Buster Keaton es mejor que Chaplin".




          Esperar mes a mes la publicación en los kioscos, ver a que película ponían en tapa, el tratar de coincidir en los gustos, el amor/odio entre ellos y yo por la importancia de Kubrick, mi decepción porque en la separación mi ex rompió la mitad de mi colección por despecho (¿dandose cuenta de la importancia de esas revistas para mí?).

          Este mismo blog tiene los colores insignia de su revista (negro/amarillo), tomado por ellos a su vez de su revista francesa favorita: Cahiers Do Cinema. Por todo ello, una simple revista que fue más importante de lo que yo mismo presumo.




         "Era la era preinternet teníamos correo de lectores y una cifra de ventas buena, lo que nos hacía sentir que había alguien ahí afuera leyéndonos. Aun así, no pudimos mensurar el alcance del efecto que la revista tuvo en centenares y hasta miles de lectores hasta que llegaron las redes sociales, cuando El Amante era objeto de nostalgia. Sabíamos que habíamos hecho una revista importante, que había dejado una marca.
Sin embargo, que una y otra vez aparecieran personas que contaran lo importante que fue leernos en su momento genera un salto cualitativo emocional muy difícil de explicar, en donde el orgullo y el pudor se convierten en un amasijo incómodo que quiere apartar la idea de tu cabeza al mismo tiempo que pide que te repitan una y otra vez ese testimonio de cariño y lealtad".
Gustavo Noriega, director de la revista


martes, 9 de septiembre de 2025

Galería de favoritos 23 / El sol


          En invierno, busco el caminar por la vereda del sol para hacerlo más placentero. En verano, a pesar del sofoco inicial, también lo prefiero. El rey de las estrellas es una parte importante del día a día en todo el año, algo a buscar apenas salgo a la calle que me brinda calidez y un cierto placer.

          Superman, ese personaje soso que todo lo puede, se reivindica en mi mirada al saber que sus poderes y energía provienen del sol y empatizo con su ser.

         
Coincido con el verano y todo lo relacionado con él. Gracias sol. Team calor, siempre...