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martes, 9 de julio de 2024

MEAT BEAT MANIFIESTO. "At the center" (2005)

 


Hay un antes y un después en la carrera de Meat Beat Manifiesto, cuando apareció este "Af the center". Y es que el interesantisimo grupo de musica electrónica, que sigue en activo aun desde el año 1989, nos regaló un disco donde a parte de las coodernadas habituales de su música (tecno, industrial, dub...) incorpora el jazz como elemento catalizador de una bomba de ritmo (el comienzo con "Wild" no puede ser más incisivo). 

Jack Dangers y Mark Pistel, los genios de Meat Beat Manifiesto, contaron con la colaboración de músicos de jazz como Peter Gordon (flauta), David King (batería) y los teclados de Craig Taborn. El disco es minimal y absorvente ("Flute thang"), con música cercana a banda sonoras para películas de muchos tiros ("Murita cycles"), o pegadas certeras de hip hop galáctico ("What ads one"). 

A Peter y David, siempre les caracterizó una inquietud a prueba de aburrimiento, sus trabajos, todos, están repletos de lugares pocos trillados, y su manera de leer la electrónica es un auténtico regocijo ("Blind"). "Musica classica" es todo un puntazo y "Bohemian grove" con esos aires orientales te sumerge en un laberinto de enigmas y ensoñación. 

Todo el disco es un rico colorido de texturas siempre con el jazz como eje principal y que tiene su punto fuerte en "Shotgun! (Blast to the brain)". Para terminar "Granulation" sirve para desempolvar de tu discoteca discos tan necesarios de los MBM como "Satyricon" (2005) o "Autoimmune" (2008). Pura delicia lo suyo. 


viernes, 17 de febrero de 2023

VON SÜDENFED. "Tromatic reflexxions" (2007)

 


Qué puntazo después de años de su muerte, es adentrarse en este pedazo de disco que el inclasificable Mark E. Smith pergeñó junto con miembros de Mouse on Mars. Esto sólo lo podía hacer él. Aquí aparece su voz en medio de un galimatías de música para no parar de bailar ("Fladermaus can't get it"). 

Todo "Tromatic reflexxions" es altamente disfrutable.  Nos encontramos la forma tan peculiar que tenía Smith, hacedora de hits tan incontestables como "The Rhinohead", junto a todo una turba de sonidos houses, electrónicos, tecnos, que son un puro y divertido dislate para no aburrirse jamás (Flooded"). 

Música para la pista de baile la que generan esta unión germano-inglesa, donde aunque no sea tu estilo preferido, con Mark E. Smith, no tienen excusa para no parar de moverte, de gozar de esta ensaladera de rubores y festejos continuos ("Family Feud"). 

"Speech contamination/german fear of Österreich" participa de este jolgorio con una inusitada corriente  frenética para danzar hasta el fin de los tiempos. Se relajan algo en la minimal "The young the faceless and the codes", para volver al combate puro y duro con "Duckrog". 

Vaya vacilada onda The Fall que es "Chicken Yiamas" y como te pones cuando suena ese martillo cargado de tormentas que se llama "Jbak Lois Lane".  Lo dicho, para que nunca nos olvidemos de Mark E. Smith, oír este disco es como para volver a querer escuchar toda la discografía de The Fall.


jueves, 24 de marzo de 2022

KRAFTWERK. "Trans-Europe express" (1977)

 


Pedazo de disco éste el que fuera el sexto de la banda germana. Uno que es aficionado a las guitarras distorsionadas y a los abruptos de corazón en forma de feedback, no puede más que quitarse el sombrero y decir chapeau, cuando escucha esta maravilla en forma de electrónica embriagadora. 

Ellos fueron los culpables de la electrónica moderna, también del tecno. Jugaban con sus maquinas y producían maravillas del tipo de la inicial "Europe endless". Álbum conceptual dedicado al sistema ferroviario europeo Trans Europe Express, toda la escucha es como un viaje viendo por las ventanas el correr de los campos, de los cables de tensión, y a las vacas robóticas pacer en un mar de tornillos y avena de siderurgia. 

Una joya de esas por las que no pasa el tiempo. La minimal "The Hall of mirrors" es oscura y robótica, y "Shoroom dummies" es lo que más se acerca de todo el trabajo a la canción pop con los teclados marcando el paso. 

Les vino bien a Kraftwerk a partir de "Autobahn" (1974), la inclusión de las voces. Ganaban en recursos y tonalidades, se volvieron más atrayentes y cautivadores. Oyendo la que titula el lp, te enganchas a sus tonadas matemáticas, con una especie de sinfonía de una ciencia ficción de un futuro que ellos ya imaginaban con su música. 

Como puntazo final "Franz Schubert", la más lírica de todas, instrumental, para disfrutar de una tranquilidad que se vislumbra entre neones y sombras de vientos de acero. Kraftwerk, grupazo, banda a recuperar, sonidos que no vence la acción del tiempo. 


domingo, 6 de febrero de 2022

THE CINEMATIC ORCHESTRA. "Man with a movie camera" (2003)

 


Qué buenos que son The Cinematic Orchestra. Esa fusión que hacen tan especial entre el jazz, los scores imposibles y la música electrónica es todo un puntazo y su carrera esta repleta de hitos donde pararse. Discos Pensados se detiene en este soundtrack que es una reelaboración de trabajo "Every Day" aportando detalles, mil facetas musicales para caer rendido ante ellos. 

Si "Dawn" percute en tu cerebro, los diez minutos de "The awakening of a woman" son un pedazo de garantía para continuar con un disco que nunca baja del 8. "Real life: Evolution II" es majestuosa y el jazz de "Postlude" da paso a otra versión de "Evolulion-versao portuense" pura floritura instrumental. 

La canción que titula el cd es de cine total y en "Odessa" es el piano quien lleva la batuta, para después pasar al funk en "Theme de yoyo". Se vuelven melancólicos con "The Magician", y no cejan en su constante recreación de sus mundos de film, como comprobamos en "Yoyo waltz". 

La verdad es que la carrera de The Cinematic Orchestra está cargada de pétalos sonoros para abanicar nuestros sentidos. Este "Man with a movie camera" es otra flor en un jardín plagado de esencia musicales para entumecer cualquier calentura, para festejar el triunfo de la belleza y de las cosas bien hechas. Y si no, resístete al final que tienen con "All things". Simplemente para enmarcar. 



domingo, 23 de mayo de 2021

APHEX TWIN. "Selected Ambient works 85-92" (1992)

 


Un hito. Sin duda este disco, el primero de Richard D. James con el nombre de Aphex Twin, fue el banderín de enganche donde muchos otros se miraron para la evolución de la música electrónica actual. Y es que este disco es de esos que aunque hayan pasado los años suena fresco, natural, innovador, cautivador. 

Sólo con el inicio tranquilo y relajado de "Xtal", el cuerpo te pide más. Por que hay mucho más en "Selected Ambien works 85-92" que un compendio de reflexiones electrónicas. Aquí se encuentra el tecno en fase terminal como en "Tha" o paseos por la pista de baile como la maravillosa "Pulsewidht". Vaya pasada. 

A uno que siempre le ha tirado el sonido de las guitarras bien distorsionadas, no puede más que quitarse el sombrero cuando escucha brutalidades minimales como "Ageispolis". Y es que si ya antes que Aphen Twin grupos como The Orb o Biosphere habían puesto su granito de arena, en este primer lanzamiento de Aphex Twin se ve todo condensado, aromatizado, repleto de encanto ("Ageispolis"). 

"I" es un oasis ambient para perderse entre dunas de noches que no se acaban y "Green Calx" nos traslada a mundos donde la tecnología fría y distante recorre tu espina dorsal con sus clamores infecciosos. "Heliosphan" es otra de las piezas cumbres que se da la mano a los casi ocho minutos de "We are the music makers" pura catarsis evocadora. 

Vuelve a la furia del tecno mas intrigante en "Ptolemy", para instalarnos en "Delphium" en una caravana con destino a las innovaciones más espectaculares desde una vertiente tecnológica innovadora. Aphex Twin, sin duda un nombre para tener siempre en cuenta cuando queremos hablar de música electrónica de alta calidad. 



miércoles, 9 de septiembre de 2020

HOLY FUCK. "Latin" (2010)

 

Curiosos estos canadienses llamados Holy Fuck. En este su tercer trabajo, se decidieron comenzar por una introducción de esas para abrir aperitivo, la brumosa "MD", para a continuación atizarnos la cabeza con una especie de mezcla de funk, electrónica y mathrock, "Red lights". Vaya puntazo, como suenan. 

Ya habían antes dando la nota con su sobre todo interesante primer disco homónimo sacado en el 2005. "Latin king" es una fantasía, un combate rítmico entre Matt McQuaid al bajo y Matt Schulz a la batería. Teclados de fondo y un juego de luces atrayente y colosal. Si, la cosa funciona a las mil maravillas. 

En "Stay lit" parecen una banda de indietrónica, para volcarnos con ellos con "Silva & grimes", en la mejor de todo el disco, son su sonido espacial, krautrock futurista que suena como un cohete con sus crescendos agitados y su turbina de motor para no parar de mover los pies. En directo tienen que ser la ostia. 

Vuelven a la pista de baile con "SHT MTN", para en la traca final de "P.I.G.S." sumergirnos en un huracán de frenesí constante, tecnología repartiendo estopa, pulso al limite, la tensión que se evapora entre un martilleo que no cesa. 

Holy Fuck, un ágil experimento de nociones básicas de entretenimiento para las masas más adictivas a sediciones varias. Un puntazo. 


viernes, 6 de marzo de 2020

ULTRAMARINE. "Signals into space" (2019)


Pedazo de disco que se han marcado Ian Cooper y Paul Hammond, los jefes de este vital proyecto que se llama Ultramarine, y que desde últimos de los 80, siguen con ese crisol de ambient y música electrónica para soñar ("Elsewhere").

El label que los acogió en su día, Les Disques du Crépuscule, es el mismo que les sirve de hogar para un disco de esos que te penetra y te llena de emoción. Cuentan con la colaboración de Anna Domino, (en cuatro temas) que pone su granito de arena en esta expansión hacia mundos siderales de ensueño, como ese chute que se llama "Spark from flint to clay".

Tres años tardaron en pergeñar este disco, (su última aparición discográfica fue "This time last year" en 2013), y su escucha es una bendita especulación de calma, sosiego e intensidad. El saxofonista Iain Ballamy tambien aparece en un trabajo de larga duración tanto en tiempo como en tu retina auditiva, que percibe con sosiego cada tema como una corriente de calma que no cesa ("Breathing").

Todo "Signals into space" rebosa calidez, flujos de suave jazz de ese que te hace adormilar con cariño, como este portento llamado "Arithmetic". Qué lejanos los tiempos cuando sacaron ese poderoso artefacto que fue "Every man and woman is a star", (1990), y que cercanía sonora a aquel disco encontramos en cada surco de este hechizante cd que tienen puentes al post rock ("If not now when?") sin apenar despeinarse, mientras Anna Domino se acicala la voz en medio de un festín de elegancia sonora como vemos en "$10 heel".

El ambiet recorre cada segundo de "Du sud", llenando el aire de burbujas etéreas hacia confines de paz y silencio. Cristalinos y eficaces forjadores de lunas de reflexión sonora, Ultramarine consiguen que su música sea un bastión de delicadeza y ternura.

El saxo de Ballamy te produce un especie de encantamiento soportado por su cadencia efectiva que perfora lamentos, por su lírica que musita estetores entre un bálsamo de leves productos electrónicos. Maravillosa. Como "Cross reference" y su tecno de rubores inmediatos, para terminar con el tema que da titulo al lp, donde de nuevo Anna Domino nos ofrece su delicadeza espectral.

Un regreso el de Ultramarine, bienvenido por todo lo alto, delicioso, reflexivo, espectacular de principio a fin, de un duo que se toma la electrónica como un aperitivo de hemorragia compulsiva. Bienvenidos todos pues a este mar de secretos indonsables, a una paseo por soles transparentes. Todo un gozo.


domingo, 18 de marzo de 2018

THE SABRES OF PARADISE. "Haunted dancehall" (1994)


No te puedes dejar de resistir a ellos. Desde que suena "Bubble and side" y se acciona este engranaje de tecno minimal que se llama "Hanted dancehall", una joya insuperable, un lugar en común donde Andrew Weatherall y sus colegas, provenientes del mundo acid, decidieron que las cuchillas de afeitar, como mejor cortan es siendo rojas y peligrosas.

"Bubble and side II", son siete minutos de trance ilimitado, de sonidos buscadores de lugares donde el club no sólo sea un sitio para perder el tiempo. 1994. Ostias el tiempo como ha pasado, y como suenan de frescos The Sabres of Paradise.

La lección magistral de dub en "Duke of earlsfield", da paso a una cacofonía espectral ("Fligh part estate"), y luego, en "Planet D (Portishead remix)",  la constatación de que estamos ante uno de los discos más valientes que se ha hecho jamás en la música electrónica.

La larga duración del disco no es sinónimo en ninguna circunstancia de cansancio. Aquí todo suena fresco, natural, radiante. De nuevo el dub en "Wilmot" para en "Tow truck" trocearnos  los huesos con música para los dulces infiernos.

Weatherall y sus compinches sabían lo que hacían en el lejano 1994. Abrazaron todas las formas posibles de transgresión de la música club del momento y nos llenaron la cabeza de soniquetes para llevarlos todos bien alzados en el conjunto de nuestra dicha. "Return to planet D", es una alegoría minimal y "Ballad of Nicky McGuire" con sus ocho minutos de continuo frenesí marcial, es una invitación total a una especia de danza del descoloque.

No me extraña que este "Haunted dancehall" esté en multitud de listas como uno de los trabajos más arriesgados y atemporales que se ha construido en la música electrónica. Te pones "Jacop street 7am" o el tema que titula el lp y la verdad es que es para no detener tus espasmos de emoción.

The Sabres od Paradise, una parada segura en el confort de los ambientes espectrales, de los luceros marchitos, del universo de las máquinas saboteadas por la inflamación de la insolencia.


domingo, 10 de septiembre de 2017

UNKLE. "Psyence fiction" (1998)


Sin duda el primer disco de Unkle fue el mejor de su carrera. La  banda formada por James Lavelle y Tim Goldworthy, acompañados por Dj Shadow, dieron una vuelta de tuerca a la música electrónica, llenándola de aportes lumínicos de varios estilos para gozar de este enjambre sónico, que desde que empieza la maravillosa "Guns blazing", en plan hip hop, hace que no puedas parar de moverte.

En "Bloodstain" es Alice Temple la que se arranca en un sensual de trip hop acariciador para que en "Unreal", viajemos por espacios siderales de memoria antigua. Uno de los puntos fuertes del disco es "Lonely soul", con Richard Ashcroft aportando su granito de arena en una efervescente y radiante concatenación de electrónica y base pop.

La caña viene con la roquera "Nursery rhyme/breather", con Badly Drawn Boy, llevando la batuta, el mando de unos minutos vibrantes y eléctricos. En "Celestial annihilation" aparecen densos y oscuros para en "The knock (drums of death pt. 2)", con Mike D. de Beastie Boys, llenarnos la cabeza de nuevo de ritmos imposibles.

Otra de las piezas que perdura a través del paso de los años es "Rabbit in your headlights" con Thom Yorke en una canción que bien pudiera aparecer en cualquier trabajo de Radiohead. Para terminar, otro petardazo, "Be there", con Ian Brown. Otra excusa para recuperar este disco del baúl del señor del polvo. Disfrute para un domingo que empieza a apagarse.


miércoles, 8 de marzo de 2017

ENO & HYDE. "Someday world" (2014)


No puedo quitarme este disco de la cabeza. Llevo escuchándolo desde el sábado y no paro de ponerlo, de repetirlo. Es por el momento, el cd que más me está llenando en lo que va del año. Engancha, joder como engancha. Y más sabiendo que detras está el guru del ambient Brian Eno, acompañado por el Underwolrd Karl Hyde.

Y engancha desde que el dedo se posiciona y da al play y suena "The satellites", y su pop sofisticado en medio de un armazón electrónico, con un tratamiento y cuidado de la melodía que ya quisieran muchos.  El maestro y el aprendiz se lo pasan en grande y grandes son las canciones que nos regalan en "Someday world".

Juegan con los ritmos en "Daddy's car" y su fusión de alegría con un vendaval de formas de hacer que nos recuerdan a la forma de trabajar de los años 80. Otro (y tiene muchos este "Someday world") punto fuerte del disco es "Witness", más experimental pero con un toque pop que todo lo absorve, que es como un arco iris anunciador de colores por inventar.

Mi favorita, la que llevo tarareando a ratos en silencios necesarios, "Strip it down", minimalista, electrónica, jugando con la tecnología para servirnos un tema de esos que golpean por su intensidad, por su fragor y vehemencia, pop exquisito, lineas de tensión del corazón resueltas a estallar por los aires con una secuencia mágica de teclados para no olvidar.

Y la fiesta no para. "Mother of a dog" es otro certero disparo cercano al trip hop, que da paso a "Who rings the bells", como si The Blue Nile se hubiesen ido una noche de juerga a  un club de susurros desesperados. Para terminar, otras dos bellas sinfonías electrónicas, "When  i built this world" y "To us all", reguero de luz para iluminar oscuridades.

"Someday world" es un espasmo desbocador. De esos discos que en su dia pasó desapercibido y que ahora en este primerizo 2017 vuelve a mi para dotar a los días de sol, algarabía y brumas de entusiasmo.

miércoles, 25 de enero de 2017

RAIME. "Tooth" (2016)

Este disco del duo Raime formado por Joe Andrews y Tom Halstead es altamante hipnótico, es una gama de sonoridades que desde que inicias el viaje con "Coax", se te clavan en la psique, te persiguen por la casa mientras los cascos radian repetición y esloganes de aislacionismo.

Aquí las guitarras se mueven lentas, como un eco desollinador, confetí industrial, mientras el duo se pertrecha en silencios que siempre gustan e incomodan. Un disco instrumental repleto de surcos de malos sueños, donde se acercan al grime en "Hold your line", pero siempre con un toque extraño en la guitarra, perforadora, como en una escalera de caracol con imposible llegada, con perdida salida.

Llevo toda la semana enganchado a este colosal enfoque de la música electrónica, hasta consiguen parecer una versión minimalista de una banda de posthardcore. "Front running" es efectiva, late imprevista con su tensión, con su densidad que ralla angustia y alfileres en los oídos. Me alucinan.

Si "Quarter turns over a living die", (2014), fue bueno, este "Tooth", es mejor. Su sonido no cansa, es una anestia contra la amnesia de los tiempos, es música para un club de vampiros, es la oscuridad que se regodea de su pasión por lo negro.

Me pongo "Dialling in, falling out" y parece que me encuentro con una recreación del universo de Slint pero con un enfoque tecnológico, radiando luces amparadas en las sombras, repicando las campanas velas de terciopelo soledoso. Maravilloso.

En "Glassed", es cuando se percibe con mayor evidencia ese rasgeo de cuerdas que porque no, pudiera venir de unos Fugazi en estado de standby, en medio de un mapa musical repleto de espectros, alucinaciones barbaras, resoplidos de vaho metalizado, invierno en las entrañas, siempre invierno...

Después, para llegar al ocaso desde la desesperación, la esquelética "Cold cain" y "Stammer", con su ventolera de introversión total. Uno de esos discos para escuchar en silencio, para degustar sin ruidos, para cerrar los ojos y urdir exilios internos.


jueves, 10 de noviembre de 2016

THE XX. "Coexist" (2012)

Cuando me hice con su disco homónimo allá en el lejano 2009, caí de inmediato rendido ante el encanto de estos púberes británicos, que hacían de la anemia electrónica un todo, de lo raquítico el eje fundamental de una propuesta siempre acechada por el aliento del pop.

En "Coexist" cohabitan desde la íntima pasión por interiorizar las legañas del alma, como la inicial "Angels", hasta paseos por el baile, ("Chained"). Más lo que predomina en el cd son envoltorios donde la guitarra se mira en una invención de paisajes desolados, poblando los minutos con una flashes de tensión siempre controlada ("Fiction").

En "Reunion" se dan la mano unos punteos congelados junto con una delicada sonrisa forzada para que los diálogos del dúo dan la señal para que se abran las puertas y suene "Sunset", repleta de neones abusivos, de norias pacíficas, orfebrería pop para pistas de andar por casa.

"Missing" es la más ardua del disco, un buen pedal de lisergia íntima, un rayo de desesperanza, la bilis de los cielos antes de la calma chicha que todo lo puede. Aséptico sonido el de estos chicos, que se dejan llevar en "Unfold" por la naftalina de los ochenta y en "Swept away", se revuelcan en una encrucijada dance para insomnes.

No supera su anterior trabajo, pero "Coexist" ofrece una vena continuista donde se nos muestran encantados con servir a la ley del mínimo esfuerzo. Suspiros y antojos, luces en la frontera del ensimismamiento.

domingo, 2 de octubre de 2016

DEPECHE MODE. "Ultra" (1997)


Nunca fui seguidor de Depeche Mode. Lo reconozco. En esa época el que escribe andaba flipando con The Cure, The Chameleons, The Psychedelic Furs, The Church y otros paladines de la nocturnidad, como para seguir a este grupo que siempre me parecieron comerciales, que nunca lograron hacer que me comprase un disco suyo.

Demasiado para mi el grupo de David Gahan y Martin Gore, prefería gastar mi tiempo en Joy División antes de ver clips de una banda que siempre me vi como unos guaperas aprovechados de la ocasión para llevarse el tecno pop a sus camerinos de neón y lápiz de ojos.

Bueno, pasó el tiempo, y ahora doy una oportunidad a "Ultra", y la verdad es que me ha gustado. Me estaré haciendo mayor, pero he flipado con la hipnótica "The love thieves", con su cadencia lenta y su épica para románticos decepcionados.

No es un álbum de esos que sientan cátedra, lejos están de sus inicios, pero mis oídos no se han combustionado cuando apareció en la cadena "Home", donde David Gahan está pletórico, después de su desenganche a la heroína, libre del veneno, se lanza al vacío para hacer de la electrónica un salvaconducto para mirar atrás.

"It's not good" suena casi industrial, y en "Useless" la guitarra parece que rabia en su soliloquio personal, atravesando estepas para llegar a "Sister of night" y su ruidismo solvente. Si, la verdad que me he reconciliado con ellos. No estarán jamás a la altura de las bandas que mencioné al principio del artículo, pero este "Ultra" merece la pena para los nostálgicos de esos tiempos ya lejanos.

Me agrada escuchar cosas como "The Bottom line" con esa aire de película de suspense con final incierto o "Insight" donde se nota las ganas que tenía la banda tras 4 años de parón de subirse al carro de la creación. El tiempo pues pone las cosas en su sitio. Para mi seguirán siendo un grupo de segunda fila, pero con calidad suficiente para aparecer con agrado en estas líneas musicales siempre necesariamente torcidas.



viernes, 13 de noviembre de 2015

BLUE HAWAII. "Untogether" (2013)



La segunda canción del disco, "Try to be", me tiene enganchando. Por su sensualidad, por ese juego de voces, por esa forma de recordarme al sello 4ad. Barroquismo y pizzas de rocío. También me viene a la mente Emilie Simon.

Blue Hawaii vienen de Canada y a su favor esta la realización de un paseo por noches de luces y sombras noctámbulas. Desde el 2010 llevan la pareja formada por Raphaelle Standler-Preston y Alexander Cowan, militando en ese lugar difuso donde la indietrónica se va de baile, ("In two"), o nos encontramos con paseos de bajada de tensión sentimental como "Sweet tooth" un parabien de sintonías para agradecer al mundo su luminosidad radiante.

"Sierra lift" es una festividad de lujo singular, un haiku que te envuelve, como "Yours to keep" y su mirada traviesa a traves de un espejo dogmático de dicha y confort especial. "Daisy" es otro entramada de ritmos locos, de sugerencias electrónicas bajadas de tono especial, luminosidad radiante, pasión desaforada.

En "Flammarion", consiguen fabricar una buena ración de líneas torcidas donde bucear a gusto entre lobos y peroratas amables. "Reaction" es otra buena receta para fabricarte excusas para vivir en la tranquilidad de otros tiempos, y el final de "The other day" es otra refrescante coctelera de ritmos ínfimos, de luces que se evaporan.

Blue Hawaii, una isla de elegantes trajes de noche, una serena calma chicha, un pedaleo de lágrimas secas, la colina de los sueños.


miércoles, 3 de junio de 2015

THE CARETAKER. "An empty bliss beyond this world" (2011)


Suenan los primeros minutos de la canción que enciende el disco, "All you are going to want to do is get back there", y parece que estoy sumergido en una sala llena de humo, años 20, club de jazz donde los espias se lanzan besos entre tragos de whisky añejo.

No, no es un espejismo. "Moments of sufficient lucidity" viene a repetir las mismas coordenadas, desde unas base de electrónica aletargada, clitch que barruntan negras conmociones, mientras todo parece repetirse en una noria programada de viajes de ida y vuelta.

Después de 14 años en pleno rendimiento, la banda-colectivo que sale de la alucinada cabeza de Leyland Kirby, sabe fotografiar con su minimalismo las bases de las arterias, los toboganes de unos recuerdos de un tiempo muy lejano.

Es como imaginar el Paris de la ocupación, calles en silencio, la noche que todo lo ciega, y los camisas pardas vigilando esquinas, pasando de largo ese oscuro callejón con forma de eterno silencio, donde tras un cristal turbio y mohoso, alguien juega a las cartas con el amor y la resistencia. "Libet's delay" y bailamos mientras la orquesta ha dejado todos los trajes en la tintorería del ayer.

Mi primera inmersión en el mundo de The Caretaker no puede ser más gratificante. La que titula el cd, con su inicio de vinilo que no quiere arrancar, lleno del polvo del tiempo, pone las claves en la estructura de unos temas (por llamarlos algo) que juegan siempre al despiste a la evocación de algo aun no vivido.

"A relationship  with the sublime" es otro espectral experimento que te enjabona con sedacción, otra postal encontrada tras la batalla bajo los pies de la eterna mugre. Y "Mental caverns wihout Sunshine" es para ponertelo a todo trapo, con el violín como recurso entre el sonido de la aguja del tocadisco que parece cansada de poner siempre la misma sintonía del hastío, del dolor.

The Caretaker, hacen a la electrónica lo que en su día hicieron Codeine con el rock. Amorfinan los esquemas, se replantean los modos de elaborar un mapa sonoro desde parámetros totalmente aislacionistas, pertrechados en la voluntad de ser unos emisarios de una viaje atrás sin vuelta adelante ("Pared back to the minimal").

"Tiny gradiations of loss" y "Camaraderie at arms length" para acabar, repiten lo ya dicho desde el inicio. Añil, buceo en la decadencia y novela negra entre ramas de electrónica ausente. Una delicia que no te debes de perder. Gozar,gozar,gozar....



sábado, 28 de febrero de 2015

MUGISON. "Mugieboogie" (2008)


Nada que ver con la imagen que tenía de este combo islandés cuando los vi hace unos años juntos a los acariciadores Mum. Islandeses amantes del hielo y la templanza, para sorpresa de muchos, se destaparon en el años 2008 con la edición de este pedazo disco de blues y electro rock, llamado "Mugieboogie".

Imagino que Örn Elias Guomundsson, el capataz de Mugison queria probar otros venenos,y la enfermedad por suerte, invadió con fuerza al enfermo. Desde que suena la que titula el cd, con su trallazo de vientos y algarabía, hasta el blues lento que la continua, "The Pathetic Anthem" estamos antes una transfiguración total, piel nueva, con sonidos bien alejados de los glaciares isleños.

Mugison-Orn Elias, se acompaña de una banda (hasta 12 colegas) extensa para pintar en su paleta diferentes colores cromados en litugia eléctrica ("Jesus is a good name to mean") casi como unos Led Zeppelin tocados por la varita mágica de los sonidos independientes.

Hacen tambien un velado homenaje a los años Beatles, con "George Harrison", psicodelia de baja temperatura, y "Deep breathing" es una delicada y susurrante nana entre cuerdas valedoras de dulces sueños.

"Mugieboogie" es la obra inquiera de un compositor que quiso aplazar durante la grabacción de este largo su gusto por las melodías atmosféricas, para embarcarse en una ordalía de sonidos-gritos, "I'm alright" , y escupitajos casi industriales como "Twho thumb suck´n son of a boyo".

Mugison pues cumple con nota esta muda de piel y nos rocía durante un buen rato alta dosis de blues electrificado con gotas insana tranquilidad.

martes, 30 de septiembre de 2014

EMERALDS. "Just to feel anything" (2012)


Esperaba bastante más de Emeralds. Después de llevarnos al huerto con "Does it look like i'm here" (2010) con su manera de hacer presente las viejas sonoridades de Tangerine Dream y demás huestes de la electrónica más expansiva, más sinfónica, este "Just to feel anything" se queda en tierra de nadie.

Escucho "Adrenochrome" y parece que estuviera escuchando una versión alternativa de Mike Olfield. Lo que antes era atracción a los sonidos germanos, a las máquinas que se tragan las ciudades, se ha convertido en siete canciones que salvando excepciones (la emocional "Through & through"), vagan por una playa de varadas ballenas tecnológicas.

"Everything is inverted" es una trampa analógica, teclados y guitarra al unísono sonando a veces interesantes, a veces como un laberinto con salida segura al vacío. Tampoco mejoran las cosas cuando te pones en el reproductor "The loser keeps american clean", abstracta y abusiva programación de minutos que se quedan en una batidora de drones sin fuerzas, dejarse llevar por la apatía, sin riesgo ni pegada, sin atisbo de una corriente fria que te hiele los huesos.

La que titula el cd quiere ir de misteriosa, abrise a continentes de noches estrelladas, pero se queda en un pegote, un pie fuera de tiesto, una amalgama sincronizada de secuencias electrónicas con punteos que quieren dibujar un mapa estelar pero que se queda en un baldío horizonte sin calma.

Para acabar, "Search for me in the wasteland", una pequeña flor delicada en medio de un disco que no dice nada, que queriendo abogar por sus referentes musicales, se queda en un intento fallido, sin emoción.



lunes, 15 de septiembre de 2014

ACTRESS. "Ghettoville" (2014)


Ayer estuvimos gastando suela durante tres horas. Después de una buena comida y para acompañar los minutos de descanso, me puse a Actress. No hay nada como ponerte algo de electrónica minimal hipnótica y percutiva para llegar al reino de Morfeo.

"Ghettoville" es una maravilla para tus neuronas, una pastilla que te tomas y que dura 80 minutos, un viaje de esos planeadores comandado por Darren J. Cunningham que en éste su cuarto trabajo, nos conquista tras esta sucesiva andanadas de clitchs y sonidos embalsamadores.

Actress es una buena manera de acompañar a Burial o Aphex Twin. Escucho chuladas como "Corner" y no paro de silbar traqueteos continuos, electrónica para garantizar la expansión de los oídos a siderales campos de plutón.

Electrónica para saborear en intimidad, para compartir silencios. "Rims" parece que nunca se acaba, que es una secuencia radiada de neones que se pierden en el espacio. También tienen cabidas los sonidos industriales, opresivos momentos como "Contagius", donde puedes imaginar una debacle atómica mientras almuerzas a la luz de la luna un pedazo de cielo contaminado.

"Our" es una fundición esquelética, un leve tratado de como descomponer la electrónica en átomos sediciosos de luces y bucolismo de hierro. Y "Towers" se levanta como una enciclopedia de fuegos fatuos, de lineas siderales que conmocionan espacios.

El inglés ha pergeñado un disco soberbio, para adentrarte en la electrónica sin miedo a volverte majara. También hay tiempo para el dance, como en "Gaze" o "Skiline" propuestas que se aventuran por desiertos de robots ilusos con ganas de bailar.

Actress, interesa por su su perforación electrónica, por su mensaje aglutinador de efectos. Minimalismo para el fin de mundo o para una siesta no demasiado larga.


viernes, 7 de febrero de 2014

1 -SPEED BIKE. "Droopy butt begone!" (2000)


El sello canadiense Constellation no sólo nos llenó a últimos de los 90 de apuestas donde Godspeed you black emperor! marcaban el ritmo con sus proclamas de post-rock instrumental, agitando mapas de conciencia, esterilizando las maneras en recreaciones sonoras repletas de puños al viento.

También había sitio para propuestas como las de 1-Speed bike, donde la electrónica es el punto de partida para una colección de especulaciones metafísicas, abrazados a la tecnología para asustarnos con reflexiones de combate.

Aidan Girt, batería de Godspeed, se embarcó en este proyecto donde lo que predomina son los glitch, la electrónica sideral, instrumentación divagantes que van de Pan Sonic al tecno depurado para bailar tu sólo en una buhardilla de caos.

"The day that Mauro ran over elwy yost" es una redada de tecnología de los 80 con bases de un hiphop hipnótico y nómada. "Yuppie restaurant-goers beware because this song is for the dishwater" tiene algo de indietronica, caramelos de un letargo de risas, inflamación del sentimiento.

Misteriosa y enigmática es "Just another jive-assed white colonial theft", serpenteando entre sinuosos pasajes de rudeza paisajística, poniendo fotografía al delirio y la soflama. Esta visto que el label Constellation nos regaló una buena partida de folloneros del activimos sonoro.

"Seattle,/Washington..." tiene forma de krautrock, lineal y perveso, marcando las andanadas que explosionan en "Why are all the dogs dying of cancer", áspero avispero donde los ruidos se envuelven con celofán.
Así pues toca disfrutar con esta visión inflamada de la realidad. Puños al aire.


domingo, 1 de diciembre de 2013

RAIME. "Quarter turns over a living line"


La oscuridad es esto. Lo tenebroso es una caída sin fin hacia el abismo donde se deciden que va pasar contigo sin contar contigo. La música de Raime es como adentrarte en una depresión compuesta de abono orgánico electrónico, de pomadas para reventar sueños.

Sólo con media hora de duración, Joe Andrews y Tom Halstead han conseguido poner una banda sonora perfecta a las pesadillas, a los días negros que con un cuervo pegado al calendario pasean por el intricado mundo de las sombras.

"Passed over trail" es el inicio donde todo empieza o todo acaba, según como se mire. "The last foundry" es una apuesta galvánica de baja intensidad por el orbe de las pasiones carcomidas, de los venenos ácidos. Minimal, fría, valdría para poner en una morgue o para dejar al lado de la pistola.

La sociedad se pudre, es una infamia que llena de asko las voluntades, el progreso es para unos pocos, y las calles están llenas de cartones sabanas. "Soil and colts" clama en un pasadizo de espasmos como huracán salvaje de baja intensidad.

Cuando suena "Exist in the repeat of practique" con ese inicio tan maquinal, tan de futuro siglo XXV, puedes imaginar un mundo de robots cargados de razones para aniquilar todo lo viviente. Raime es antitecno, es una capsula de Pansonic repleta de cianuro y depresión. Silencio, se rueda. Una guillotina y una canastilla que debemos de llenar para conseguir algo de purificación. Ponemos "You cast will tire" y que empiece la fiesta. Que todos los villanos de guante blanco que nos hacen la vida imposible cojan el ticket en taquilla para este dulce viaje.

Para postre "The dimming of road and rights", una celebración más para el avance de la post-electrónica, del aislacionismo más nebuloso y catártico. Estamos de enhorabuena, los canes justicieros pululan por las calles buscando presas.