El poder de dar...

   Vi este vídeo el otro día porque alguien lo puso en Twitter, y me impactó muchísimo. Que yo sepa es ficción, pero refleja muchas historias reales, y es que cuando das, el universo te lo devuelve (creo firmemente en el karma y baso mi vida en ello). Está subtitulado en inglés, pero se entiende bastante bien. Espero que os guste y os emocione: 

¡Feliz año nuevo!

   No, no me he vuelto loca, o al menos no más que de costumbre. Una vez más, es el curso escolar el que marca el cambio de año, tras el mes de vacaciones, la vuelta al cole; y esa sensación de empezar de nuevo que yo, desde hace tiempo, tengo en septiembre y no en enero. 

   Este año, además, viene con un cambio añadido, recuperar la situación de soltera, tras cuatro años de vida en pareja. ¿Por qué? Pues porque a veces la vida es así, porque a veces construyes algo sobre cimientos agrietados y al intentar levantar un piso más... todo se viene abajo. Así que este septiembre tengo un nuevo principio en muchos sentidos. 

   Y como lo de quedarme encerrada en casa llorando no me va nada, este nuevo año vengo cargada de nuevos proyectos y propósitos. Empezar a estudiar otra carrera. Hacer cursos en  SEDIC para mejorar mi CV. Quitarme el miedo que me da conducir y comprarme un coche. Organizar tertulias literarias en el Café Gijón. Viajar, viajar, viajar. Recuperar el contacto con gente con la que se ha ido perdiendo y conocer gente nueva. Hacerme por fin el tatuaje que llevo años postergando (por falta de dinero, más que de ganas). 

   Como veis, planes no faltan, lo que me pregunto es si tendré tiempo para todo, o si seré capaz de organizarme. Al menos espero divertirme intentándolo. 

   Este verano no he parado, sin ir más lejos. Un mes de vacaciones, 4 destinos diferentes, mucha gente a la que visitar, gente nueva que he conocido y que me han aportado muchísimo... Y despedirme de una etapa de mi vida que sí, que tuvo muchas cosas buenas, pero que tiene que quedar atrás. Mi último destino ha sido el más simbólico precisamente debido a esto, un sitio al que no volveré en una larga temporada porque tengo ganas de descubrir nuevos lugares. 

   Como os podéis imaginar, las series que pensaba ver este verano ahí siguen. Me quedé a medias con Hannibal, y ahora estoy poniéndome al día con Dexter... Poco a poco iré recuperando el ritmo, que no tengo prisa ninguna. 

   Y poco más... con esto retorno al blog, una vez más... Esperando ser un poco más constante en este cajón de sastre y contaros qué tal van todos esos planes. 

Lo dicho... 

¡¡FELIZ AÑO NUEVO!! 

Off-line

   Últimamente siento que paso demasiado tiempo atendiendo cosas en la nube. Que si e-mails, que si whatsapp, twitter, facebook, gtalk… Paso muchas, demasiadas horas al día pendiente o bien del ordenador o bien del móvil. 

   Un móvil con acceso a internet es un arma de doble filo. Te mantiene en contacto con la gente que está lejos, pero también te esclaviza, te hace estar pendiente del móvil cada 5 minutos y termina creando adicción. 

   Por eso, he decidido darme un respiro. A fin de cuentas, no necesito recibir correos en el móvil por ningún motivo obligatorio, así que he desincronizado las cuentas de e-mail (sí, en plural) de la blackberry. Ahora sólo las miraré en el ordenador, con la esperanza de ir reduciendo la cantidad de veces al día que las consulto. 

   Paralelamente, he creado una cuenta nueva en gmail, la tercera. Sólo para VIPs, para gente con la que habitualmente me mando e-mails y para absolutamente nada más. Intento evitar así que se me llene de spam, de correos de publicidad de webs a las que estoy suscrita y poder consultar el correo sólo para ver si alguien me escribe. Esto se debe a lo que os he contado, pero también en parte al cambio de Hotmail a Outlook, cuyo funcionamiento deja bastante que desear. Poco a poco, iré migrando las cuentas que tengo en Hotmail (3) a las de gmail, y mantendré 3 cuentas en la plataforma de google para poder tener todo perfectamente organizado. Pero eso es algo que irá con el tiempo. 

   Me estoy planteando también eliminarme twitter del móvil, aunque de momento no entra en mis planes más inmediatos. Sí lo hace twittear menos, estar menos pendiente del pajarito azul y arañar esos minutos que me roba al día para emplearlos en cosas que me apetezca más hacer. 

   Vivir por mi cuenta tiene sus ventajas y desventajas, y entre las segundas, está la falta de tiempo. Hacer la compra, la comida, poner lavadoras y demás tareas domésticas de las que me ocupo (pocas más, la verdad) roban mucho tiempo, y quiero disponer del máximo que pueda sacar para organizarme mejor, para leer mucho más y mejor, para poder hacer esos cursos que tengo en mente. 

   No se puede vivir tan pendiente de internet. Hay vida más allá de la pantalla.

Un pequeño gesto

   Vi este vídeo el otro día y me encantó. Sobre todo porque mi vida es así, me baso en la filosofía de los pequeños gestos, algo que no cuesta nada pero puede significar mucho para la otra persona. Ayudo a la gente que va con carritos de bebé a subirlos o bajarlos en las escaleras del metro (o al autobús), cedo mi asiento a alguien que lo necesita más, corro detrás de alguien para devolverle algo que se le ha caído... y sobre todo, saludo, digo por favor y doy las gracias. Esto último puede parecer una tontería, pero trabajando cara al público os aseguro que se agradece. Eso, y las sonrisas, claro, que muy mal tengo que tener el día para que no esté sonriendo a todo el mundo. 

   Creo que los pequeños gestos mueven el mundo. 

Cambio de look

   Ya ha pasado el ciclo de terror, aunque aún me quedan algunas películas por comentar, pero la experiencia ha sido satisfactoria. Sobre todo porque ninguna película me ha asustado (más allá de algún bote en el sillón), así que puedo volver a ver este tipo de cine sin miedo. Absurdo, lo sé, pero lo pasaba tan mal después de verlas, que abandoné estas películas... 

   Como la temática del blog giraba en torno al terror, también le cambié la estética. Algo oscura, pero nada muy desagradable. 

No podía salir todo lo que me gusta

   Ahora, vuelvo a ser "yo", lo que implica un mix de muchas cosas, que es lo que he querido reflejar, tanto con el fondo (predeterminado de blogger, pero me ha parecido precioso) como con la cabecera. Que sí, la he hecho yo, y se nota porque no tengo ni idea de manejar programas de retoques, así que es un poco de andar por casa... pero oye, que no ha quedado tan mal... 

   No refleja todo lo que me gusta, claro, eso es imposible, pero sí que me siento bastante identificada con lo que sale. 

   Espero que os guste, y que no la juzguéis muy severamente. 

   Por lo pronto, lo próximo que os quiero traer en este blog son las críticas de las tres primeras películas de Paranormal Activity, Cougar Town, y algunos cortos bastante buenos. Ya se me irán ocurriendo más cosas. 

¡Nos leemos!

Maldito año bisiesto

   Hago un pequeño parón en las críticas de películas de terror para volver a una entrada más personal y dolorosa. No voy a hablar en concreto de nada porque nunca me ha gustado contar demasiado de mí a través de Internet pero necesito hacer esta entrada. 

   Estoy viviendo con toda probabilidad uno de los años más duros de mi vida. Tanto por mí, como por gente que me rodea, no paran de ocurrir cosas malas y llega un momento en que te planteas por qué. Por qué tantas muertes tan seguidas, en un mismo entorno. Por qué tantos desastres. Por qué este año parece que ha salido torcido. 

   Obvio la situación social y política que estamos viviendo, pero también ayuda a considerar 2012 uno de los peores años que he vivido, no creáis. Y es que parece que las desgracias nunca vienen solas, que se atraen unas a otras, y cuando crees que tu herida está cicatrizando, ocurre algo que la abre. Y así no hay quien avance. 

  Así que en lo que queda de 2012 pienso mirar hacia delante, sin más objetivo que el 1 de Enero de 2013. Quiero que acabe ya este año, que además de ser par es bisiesto y ya tuve una mala experiencia (aunque ni de lejos tan terrible) el último año bisiesto. Es como si ese día “de más” trajese muchísimas desgracias. 

   Harta de este año, de todo lo que está pasando y con ganas de meterme bajo el edredón durante el próximo mes y medio. Harta porque a veces necesitas darle un abrazo a alguien, estar a su lado apoyándole en situaciones difíciles, y no puedes, y lo único que puedes ofrecer desde la distancia son palabras que suenan vacías y sin sentido. 

   Lo único que pido para lo que queda de año es que no pase nada más.

Tratar a los demás

    Mi vida se rige por la máxima “haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti”. Procuro ser amable, aunque no siempre lo consiga, sonrío a la gente que me atiende en supermercados, pido las cosas por favor y digo gracias… Gestos que, creo, no cuestan absolutamente nada y pueden hacerle más llevadero el día a otra persona.

    Por eso no entiendo a la gente que va por la vida con cara de acelga, que no sonríe a los extraños o que no saluda. Además de parecerme una falta de respeto brutal lo de pasar al lado de alguien y ni siquiera dignarte a saludar, creo que hace que tu vida sea más feliz. Ir de amargado y de maleducado no sirven para nada más que para amargarte más. 

   Ya os hablé de una mala experiencia con unos compañeros. Al final, con el tiempo, resulta que es sólo una, que pasa de contarme detalles de su vida íntima (demasiados detalles) a no hablarme en absoluto. Ni saludarme. Todo ello en el plazo de un fin de semana. Precisamente esta persona pasa por delante de mí varias veces al día, y ni me mira. Yo ya tampoco la saludo, evidentemente, pero habiendo empezado ella, no considero que yo deba ser la imbécil que trata bien a la bruja mala del cuento. Que una es buena, pero hasta cierto punto y si recordáis esta entrada, sabréis que no me sale ser falsa.  

   Trabajo en una biblioteca, de cara al público, y esta semana han empezado las clases. Los alumnos de primero están un poco asustadillos, y ayer una chica lo pasó muy mal porque no la dejaron pasar a clase al ir tarde. Vino a la biblioteca con una compañera, que si por favor podía hacerles la presentación (a la que tampoco habían asistido), y se puso a llorar. Me dio tanta pena, que estuve un rato con ella, hablando simplemente, hasta que se le pasó. Después, les expliqué cosas de la biblioteca, de forma tranquila y sosegada.

   Tengo muchísimo trabajo en la biblioteca, pero parte de él son los usuarios, sin los cuales, ésta no tiene sentido. Por eso trato a los alumnos como me gustaría que me trataran a mí en las bibliotecas, sobre todo cuando van muy perdidos. Claro que también me toca regañarles y mandarles callar muchas veces, pero en mí siempre van a encontrar una persona que les ayude.

   Soy la que sonríe a los desconocidos, la que pide las cosas por favor y la que se preocupa por los demás, les conozca o no. Y sí, eso me hace sentir mejor persona, así que creo que saco un beneficio de ello, mi karma está limpio o algo similar. Desde luego, yo soy más feliz así.  

Tener pareja

   Últimamente me ha dado por pensar en la cantidad de gente que pierde esfuerzo, tiempo y energía en lamentar no tener pareja. Gente que es incapaz de estar sola y que se lamenta simplemente porque le falta “esa persona”. Y me pregunto, ¿acaso es tan malo ser soltero?

   Ahora mismo tengo novio, pero no ha sido siempre así y he disfrutado de buenos momentos estando soltera. Realmente, no entiendo a esa gente que se frustra y pone todo su empeño en que le salga una media naranja.

   Tampoco entiendo a quienes se planifican su vida en torno a eso, cuyo mayor objetivo es casarse y tener hijos. ¿Realmente se sienten realizados con eso? Hablo de gente a la que se les rompen los planes de vida por perder a ese amor que creían de por vida y ponen un empeño enorme en recuperarle o encontrar un sustituto. Gente que, pienso, más que enamorarse, buscan unos requisitos y les vale cualquiera que los cumpla. Me parece triste, porque mis objetivos en la vida no van condicionados al matrimonio y a los bebés. Son cosas que sí, bueno, no estaría mal tenerlas, pero no me parece terrible vivir sin ellas.

   Es especialmente triste cuando hablamos de personas (habitualmente mujeres, pero también hay hombres) que se marcan fechas. A tal edad me tengo que ir de casa, a tal edad me caso y a tal tengo hijos. ¿Se piensan que la vida se puede planificar con una agenda? La vida se vive, no se pasa tanto tiempo pensando en ella: se disfruta, se conoce gente, se encuentra el amor, y, si la fortuna te sonríe y ambos queréis, se tienen hijos. Lo peor es que como se les tuerzan los planes ya no saben qué hacer.

    Se puede ser muy feliz siendo soltero. Se puede ser muy feliz teniendo pareja. Pero la gente que tiene pareja por conveniencia, porque creen que no pueden encontrar algo mejor, o porque “toca sentar la cabeza”, creo que en el fondo son muy tristes.

   Así que, en este campo y en todos, lo realmente importante es ser feliz. Da igual cuantas personas te pregunten por qué no te echas novio, si tú eres feliz así, estupendo. Como colofón, decir que es terrible que una mujer esté soltera a cierta edad pero con un hombre no pasa nada. Como no, siempre atrasados en la igualdad.

   ¿Qué opináis? ¿Habéis conocido a alguien que planifique su vida?

Propósitos de Nuevo Curso

   Habitualmente, con el inicio de nuevo año, la gente se hace buenos propósitos. Hacer deporte y perder peso suelen ser los grandes favoritos, sobre todo tras las opulentes comidas festivas. No obstante, cualquier cosa puede ser un buen propósito, siempre que sea algo positivo y que no hagas habitualmente.

   Desde hace unos años, primero como estudiante y ahora como bibliotecaria de una universidad, mis “nuevos años” empiezan siempre en septiembre. Nunca me lo había planteado hasta hace muy poco, pero realmente es así. Tras el mes de vacaciones, el inicio del nuevo curso marca un nuevo comienzo en mi vida mucho más significativo que el cambio de año.

   Por eso, este año, los propósitos me los hago ahora, después de un verano de desparrame y de no pensar en consecuencias (o casi) toca ponerse a dieta… Entre tantas otras cosas.

   Por supuesto, además del consabido “ponerme en forma y perder peso” que arrastro año tras año por vaguería pura y dura, tengo unos cuantos propósitos que espero cumplir, de aquí a julio.

   Entre ellos, no coger prestados libros de bibliotecas hasta que baje considerablemente el volumen de libros sin leer que tengo en casa. Y es que acumulo y acumulo y luego no me los leo, por la manía de pasar por las bibliotecas y traerme siempre 3 libros. Y no puede ser, que lo que tengo, es por algo, porque en un momento quise leerlo y lo compré o me lo regalaron. También dentro del ámbito lector, están los propósitos de terminar las sagas que tengo empezadas, leerme todos los Pratchetts y releerme toda la saga de Harry Potter. Siempre estoy leyendo libros que no he leído y novedades, me apetece muchísimo volver a disfrutar de la saga del mago de la cicatriz por octava vez, y lo incluyo porque quiero obligarme un poco a cumplirlo. 

   Y en el ámbito académico… Terminar el dichoso Trabajo Fin de Máster. Lo llevo arrastrando mucho tiempo, me da hasta vergüenza decir el número de años, y en octubre, por fin, termina la fecha límite en la que puedo presentarlo. Un gran tic tac tic tac resuena en mi cabeza, porque después de ese mes, se acaba el plazo y no hay más prórrogas, al extinguirse mi Máster. Es algo que tengo que hacer sí o sí, y tacharlo de mi lista hará que el resto de propósitos sepan a gloria.

   Un propósito que casi no hace falta ni que ponga por escrito en la lista (sí, hay una lista, me encantan las listas) es pasar menos tiempo delante del ordenador. Con la excusa del blog, al final paso ahí las horas muertas y quiero ponerme unos “horarios”. Sobre todo para desconectar, que me ha venido estupendamente este verano, y he disfrutado mucho más del tiempo libre. Algo que quiero tomarme como norma es no conectarme a internet los fines de semana. 

   Tengo algún buen propósito más, pero no es plan de ponerlos todos, hay que mantener el misterio. Especialmente con uno, que es algo que me he propuesto a mí misma y que espero cumplir, pero que me abruma un poco sólo de pensarlo.

   ¿Vosotros hacéis propósitos en año nuevo? ¿Los soléis cumplir?

Fingir o no fingir, that's the question

   Hace unos días, de improviso, me crucé con una persona que me hizo muchísimo daño en el pasado. Se metió donde no debía, sin ningún tipo de argumentación, tratando de romper mi relación con mi novio. ¿Por qué? Aún no lo sé, este supuesto amigo de mi novio tendría sus motivos para hacer lo que hizo pero yo ni los sé ni tengo intención de averiguarlos. 

   El caso es que yo no lo conocía, no tuve ocasión antes de que metiera cizalla por medio, y después, simplemente no quise. Vivimos en ciudades diferentes y es sólo cuando  vengo aquí de vacaciones cuando podría encontrármelo, justamente como pasó el otro día. 

   Estaba con mi novio y un par de amigos suyos, en una tienda, y de repente apareció él. Yo nunca he sabido cómo iba a reaccionar al verle, lo que sí he tenido siempre claro es que a ese personaje no le saludo, ni le doy dos besos ni le sonrío. Me pilló un día muy flojo tanto anímica (fue justo una de estas fechas horríblemente señaladas) como físicamente, y mi reacción instintiva fue  irme de allí, lo más discretamente posible. Ni monté un pollo ni dije nada, sólo me fui. Vale que no es la mejor reacción del mundo, pero me salió del alma. 

   El caso es que este individuo le mandó esa noche un e-mail a mi novio en el que decía que yo estaba muy mal, que tengo un problema muy gordo y que he hecho un mundo de una tontería. Ah, y también que monté un numerito al irme. 

   Y aquí viene lo que yo me pregunto. ¿Es mejor quedarme y aguantar a una persona que quiso romper mi relación, que le dijo a mi novio que me dejara sin ningún tipo de motivo? ¿Es mejor ser falsa y aparentar que me cae bien alguien a quien no me importaría no ver jamás en mi vida? Sé de buena tinta que no soy la única persona con la que este personaje ha tenido jaleo, bronca o ha hecho tal tontería que le han dejado de hablar. Pero también sé que él nunca va a ver sus fallos y se piensa que todo lo hace bien. 

   Sé perfectamente que huir no es la mejor reacción del mundo, pero a mi no me sale ser falsa, fingir que alguien me cae bien cuando no es así. Y que cada uno somos a nuestra manera, y reaccionaré como me salga de ahí mismo. Él no es nadie para decirme si lo que hice el otro día estuvo bien o mal, porque precisamente él se metió en medio de una relación, casi provocando una ruptura, sin ningún motivo para ello. Así que, ¿quién obró mal entonces? Y en ningún momento, jamás, le pidió perdón a mi novio. Siempre tiene una explicación, siempre lo hace todo bien. 

  No quiero gente negativa, influencias malignas cerca de mí, y en este caso, afortunadamente, puedo elegir que él no forme parte de mi vida. Y se lo ha ganado a pulso. 

La chispa adecuada

   Como dijo una Gran Sabia y Eminente, sólo necesitamos la chispa adecuada para que todo prenda. Actualmente estamos viviendo una época convulsa y yo, personalmente, tengo la sensación de que se están poniendo las bases de un cambio gordo. De una revolución en toda regla. Nos han quitado la Seguridad Social, reformado la ley laboral para que favorezca a los empresarios, nos van a subir el IVA y un largo etc., que no me apetece repetir aquí. Dejan que se quemen nuestros bosques sin hacer nada al respecto, y nosotros lo aguantamos. Pero llegará un momento en que no, en que nos daremos cuenta del potencial que tenemos como pueblo, de que ellos están arriba porque nosotros se lo permitimos... y todo estallará. Estoy convencida de ello, porque esto por las buenas no va a mejorar. Lo único que cabe preguntarse es cuál será la chispa que lo provocará.

   Estoy muy rojilla últimamente, no lo puedo evitar, pero es que estoy convencida de lo que digo en esta entrada. Al igual que sé que no va a ser cosa de dos días ni de dos años. Pero la Revolución Francesa tampoco lo fue.

Esperando un resplandor

   Ojalá fuera tan fácil echar de nuestras vidas a todas esas malas influencias. Esas malas personas que nos tratan mal por puro placer, que disfrutan haciéndonos sufrir y que no hacen otra cosa que ponernos la zancadilla emocional una y otra vez. Pero a veces no basta con dejar de hablar, con evitar a esa mala persona. A veces tienes que verla a diario, y, por desgracia, es demasiado habitual no poder dejar de lado a esa gente. 

   Creo profundamente en el karma, así que espero que a todos esos malvados, retorcidos y desquiciantes hijos de puta seres humanos, les llegue el día en el que paguen por todas esas malignidades que llevan a cabo. 

   Mientras, yo, ensayo para llevar máscara, para responder a desplantes con sonrisas y para hacerme fuerte contra el enemigo. 

Si necesitas algo ya sabes dónde estoy

   Hace tres meses sufrí una pérdida importante. Un familiar muy cercano falleció y el palo ha sido tan tremendo que aún me estoy recuperando. Me va a costar mucho tiempo, lo sé, y mucho más querer hablar públicamente de ello, pero hay una parte de todo el asunto que sí me apetecía comentar. 

   Desde ese día, la frase que todo el mundo ha repetido más, aparte de "lo siento" es la que encabeza este post. Mucha gente lo dice de corazón y sin malicia pero, ¿cuántos están realmente dispuestos a cumplirlo? ¿Cuántas personas estarían dispuestas a aguantar mis lágrimas y ofrecerme un consuelo real? Creo que menos de la mitad de las que lo dicen. 

   Ahora mismo estoy pasando un mal momento con algunas personas del trabajo. Personas que yo creía que eran amigas además de compañeras y ha resultado que no, y además no creo que alberguen mucha bondad dentro de ellas. Esas personas, hace tres meses, pronunciaron esa misma frase, ¿y dónde queda ahora? ¿Dónde quedan esas palabras? Se las lleva el viento, os lo digo yo. 

   Yo nunca digo ese tipo de frases si no las siento de verdad. Jamás pido perdón si no es verdad. Nunca digo "tenemos que quedar" o "a ver si nos vemos" si realmente no me apetece. En ese sentido soy más directa que la mayoría. 

   También detesto a la gente que pregunta "qué tal estás", como si no fuera evidente. Esa frase, en un buen día, duele. En uno malo, hace que me derrumbe. Entiendo que la gente es cotilla, pero hay veces que uno se tiene que guardar dentro su afán de saber, y mirar primero por el bienestar de los demás. 

   Y lo peor de todo es que ahora, en el trabajo, me toca llevar máscara. Fingir que todo está bien, que no me importa que esas personas que tanto apoyo me dieron ahora ni me dirijan la palabra. Pero no estoy dispuesta a dejar un trabajo que me gusta y con el que estoy satisfecha por cuatro idiotas que no tienen otra cosa mejor que hacer que amargarme la existencia. Y aunque me va a costar, empezaré tragándome las lágrimas por esos cerdos que no me merecen y terminaré por no derramarlas.

¡Déjame en paz!

 

Dedicado a todos esos que lo único que hacen es dejarnos su influencia negativa. ¡Basta ya! No necesito tus caras largas ni tus miradas condescendientes. 

La vida, el universo y todo lo demás

   En 1979, Douglas Adams escribió La guía del autoestopista galáctico, en el que creaban un superordenador para plantearle la pregunta definitiva: ¿cuál es el sentido de la vida, el universo y todo lo demás? Con esta frase rondándome la cabeza, surgió la idea de hacer este blog, para dar cabida a todo lo que no tiene que ver con literatura y así paliar mis ganas de compartir, de escribir y de mostrar. 

   Espero que me acompañéis en este caótico viaje, en el que no habrá rumbo fijo, pero seguro que nos divertiremos por el camino. No os olvidéis la toalla y, sobre todo

 DON'T PANIC

He cogido una imagen de la película La guía del autoestopista galáctico para la cabecera, y las menciones al libro expuestas en esta entrada, serán explicadas en su momento. Si tenéis prisa, os recomiendo que acudáis a la novela o, en su defecto, a la película. Ambas muy recomendables.