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sábado, 14 de marzo de 2020

Algunas consideraciones para el afrontamiento de la pandemia.




Parece ser que el coronavirus ha llegado para quedarse. Esto es: para expandirse sin que haya límite de tiempo previsible para su detención.
De ser así, el impacto que irá generando en lo político, económico, social será también progresivo. No sólo eso. También es de prever que habrá cambios sustanciales en las relaciones interpersonales, familiares; en lo educativo, institucional, deportivo, cultural, turístico, etc., es decir modificaciones en la percepción y por lo tanto en las conductas cotidianas.
En muy poco tiempo el mundo ha cambiado. La vertiginosidad es increíble y supera la capacidad habitual de la que disponemos para asimilarla. Cambio y vertiginosidad que, para colmo, parece, es para peor.

El miedo no es viral
Esto viene a colación de comunicadores sociales y referentes varios que sostienen que no hay que tener miedo, como si tal cosa fuera posible, descalificando tal emoción.
Por el contrario, cabe destacar que el miedo es una reacción normal frente a un peligro real y que constituye uno de los mecanismos de defensa más eficaces frente a una amenaza (el estresor). Es una de las primeras señales de que disponemos para detectarla y actuar frente a ella. Más aún, su negación (o no percepción) puede conllevar un riesgo para la sobrevivencia.
De modo que es saludable sentir miedo, y no es su presencia el problema sino lo que hacemos con el mismo (como lo procesamos). En otras palabras: lo conveniente no es desmentirlo, sino tratar “de no dejarse ganar por el mismo”, cuestión de actuar con la mayor lucidez ante la posible amenaza. Cuando el miedo “nos gana”, es cuando perdemos nuestra capacidad de adoptar las conductas adecuadas para afrontarlo.

Ansiedad
Es la inquietud psicológica correlativa a un temor no siempre determinado, y es la que suele permitir que se pongan en acción los procesos adaptativos tendientes a mantener la estabilidad. Como mencioné respecto al miedo, se torna en un problema cuando su intensidad y/o el tiempo de permanencia nos excede, tornándose en un síntoma patológico.

Pánico (*)
Se refiere a un estado sintomatológico cognitivo, emocional y corporal que se torna insostenible por el grado de sufrimiento subjetivo que implica, con dos temores predominantes: el miedo a enloquecer y el miedo a morir.

Estrés
Esta referido a un estado de tensión, a las repuestas del organismo frente a estímulos (estresantes), demandas o exigencias a los que está expuesto a los fines de mantener el equilibrio. No es un proceso lineal (a tal estímulo tal respuesta), sino que depende de numerosos factores tales como: la valoración o significado que el estresor tiene para el sujeto, los recursos de que dispone (o cree tener), la intensidad y/o persistencia en el tiempo del suceso, los factores concomitantes presentes (situación o estado previo, edad, experiencia, etc., apoyo o recursos del entorno familiar o social con los que se cuenta (continencia), entre otros. El estrés puede ser agudo o crónico según se produzca abruptamente o se instale de un modo persistente y prolongado (en este caso se desarrollan: una reacción de alarma, una etapa de resistencia y una de agotamiento). Cuando los síntomas se siguen manifestando luego de finalizado el evento, estamos ante un cuadro de estrés postraumático.

Coronavirus
Su instalación y extensión abrupta, impredecible en cuanto a percibir su contagio, la ausencia (aún) de una vacuna que lo detenga, reúne las características que movilizan nuestros miedos, nuestras ansiedades, la posibilidad de entrar en pánico.
No existe mayor peligro para el psiquismo que aquello que se vivencia (sea o no real) como amenazador, errático, incontrolable, invisible y cuyo efecto no se puede anticipar hasta que el mismo se produce. Eso de que cuando nos ocurre ya es tarde. Todo lo cual se expresa como una ansiedad persecutoria y catastrófica (dada la realidad catastrófica, reforzada por el bombardeo informativo catastrófico no siempre sustentado en un criterio científico serio).

¿Qué hacer?
Ni la minimización ni la magnificación son aconsejables.
Con lo que hay, alcanza. Y sobra.
Sí, hacer lo que se pueda. Los gobiernos, las autoridades, los funcionarios, las instituciones, los ciudadanos. A nivel individual y colectivo.
Tomar todos los recaudos posibles, con la información adecuada, de un modo realista.
Armarse de paciencia, y recurrir a la ayuda que corresponda ante la presencia de síntomas tanto físicos como psicológicos o emocionales.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico psiquiatra. Psicoterapeuta.
Comodoro Rivadavia, Marzo 12, 2020.

(*) El cuadro prototípico es la denominada Crisis de Angustia (o Ataque de Pánico) que aparece en muchos de los trastornos de ansiedad y que se caracteriza por:
        - Aparición temporal de miedo y malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, de inicio brusco y que alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

                1) palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca

                2) sudoración profusa

                3) temblores o sacudidas

                4) sensación de ahogo o falta de aliento

                5) sensación de atragantarse

                6) opresión o malestar torácico (en el pecho)

                7) náuseas o molestias abdominales

                8) inestabilidad, mareo (aturdimiento) o desmayo

                9) sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de un mismo, sentirse extraño)

                10) miedo a perder el control o volverse loco

                11) miedo a morir

                12) sensación de entumecimientos u hormigueos intenso

                13) escalofríos o sofocaciones

             

lunes, 20 de agosto de 2018

El dolor de ya no ser (*)

«La incertidumbre de todo
en la certeza de la nada.»
Drummond de Andrade.

Es imposible desmentir el inexorable período de cambio que estamos atravesando. Lo que en algún momento fue una mera información intelectual («estamos en crisis»), se ha convertido en una vivencia cotidiana. Vivencia de angustia y desamparo ante la imprevisibilidad de un futuro desconocido.
Angustia. Miedo. Pánico.
La angustia se expresa subjetivamente como un sentimiento de desazón interior vago y difuso, de incertidumbre y desvalimiento, profundamente displacentero. Irrumpe desde la intimidad y suele manifestarse con síntomas somáticos variados: ahogos, palpitaciones, opresión, espasmos gastrointestinales, náuseas, diarrea, temblores, cefaleas, vértigo, etc.
Su exteriorización indirecta se traduce en trastornos del humor con irritabilidad, intolerancia, hostilidad o agresión, dificultando las relaciones interpersonales. No son infrecuentes las perturbaciones de la alimentación, del sueño y las disfunciones sexuales. Afecta, entonces, algunas o todas las áreas de la personalidad de quien la padece, dependiendo de su grado de intensidad y de su transitoriedad o permanencia.
Se suele distinguir la angustia real o miedo -producto de la reacción ante un peligro conocido- de la angustia motivada por conflictos internos inconscientes.
El pánico es un estado de angustia que desborda las defensas y por ende, la capacidad de respuesta. Conduce a la desesperación por cuanto se vive como una amenaza de aniquilación de la identidad (con un temor a todo, fundamentalmente a la muerte o a la locura).
Angustia social.
Los factores que intervienen en la producción de un estado de angustia son de distinta índole: biológicos, psicológicos, culturales. Son inherentes a la existencia humana misma.
Uno de esos elementos, de fundamental importancia, es el socioeconómico, pues hace al lugar que cada persona ocupa en la sociedad y a sus expectativas de vida (status). Ejemplo de ello, son los dos brotes hiperinflacionarios padecidos, que condujeron a una angustia generalizada (recordar los asaltos a los supermercados).
Angustia «recesiva»
La recesión (paralización o semiparalización de las actividades productivas) es una experiencia inédita. A diferencia de la hiperinflación, «no se ve pero se siente», se instala subrepticiamente, se palpa por sus efectos. Razón por la cual genera una sensación de catástrofe, pues ocasiona una verdadera confusión mental que impide diferenciar la angustia personal (lo que es propio de cada uno) de aquello que obedece a un peligro real (el impacto recesivo). Y esta confusión acrecienta aún más el sentimiento de indefensión, al menoscabar la capacidad de evaluar la realidad y de actuar frente a ella (pues ya no sólo se trata de «no saber a dónde vamos a parar» sino de «ignorar dónde estamos parados»).
La reactivación.
Es lo que todos estamos esperando, a pesar de que es incierto que se produzca a corto plazo. En tanto, qué dudas caben: es inevitable el mentado «costo social». Este pareciera traducirse en la deshumanización del progreso en detrimento de la justicia y la solidaridad, con sus consecuencias psicológicas. En definitiva: un lamentable costo mental. La historia nos dirá si se justifica.

Miguel Angel de Boer


(*) Publicado en “Desarraigo y depresión en Comodoro Rivadavia (y otros textos). 3ra. Edición “Vela al viento. Ediciones patagónicas¨. 2011. El artículo fue publicado por primera vez en Diario Patagónico en los años 90¨.

miércoles, 23 de marzo de 2016

La noche del Golpe (*)




Recuerdo que, hace exactamente 25 años (en la ciudad de Córdoba, la noche del 23 de Marzo de 1976), viviendo en la semiclandestinidad - dado que luego de haber estado en prisión habían intentado secuestrarme tras la muerte de la que era mi querida esposa y compañera - en una pequeña habitación que compartía con uno de los tantos compañeros que exponían su vida cobijándome, llegó éste con la noticia que todos esperábamos: esa noche se iba a producir el golpe.

Luego sacó, temblando, unas pequeña hojas (facilitadas por un abogado que defendía en aquel entonces a los prisioneros políticos) donde figuraba una larga lista, en letras muy pequeñas, con los nombres de quienes – eso creímos en ese momento - iban a encarcelar.

Aún tengo presente la angustia con que la recorríamos con el temor de encontrar nuestros nombres y la desesperación de ir reconociendo a muchos de ellos.

Salimos, alrededor de las 22 horas, a avisar a todos los que pudimos para que tomaran recaudos, retornando aproximadamente a las 2 horas del día 24.

Estábamos lejos de imaginar lo que iba a acontecer. No pensábamos, pese a nuestro miedo, que iba a comenzar la etapa donde la crueldad, en su máxima expresión, caería sobre nuestro pueblo para herirlo despiadadamente.
Con el correr de los días, los meses, los años muchos de los que figuraban en esa lista fueron secuestrados, torturados, muertos o desaparecidos. Otros siguen aún vivos.

Fueron muchos los motivos por los cuales a 25 años, hoy puedo trasmitir lo que aquí relato. No sin numerosos sinsabores, dolor, y circunstancias por demás penosas, que ahora no vienen al caso mencionar.

Pero sé también que sigo viviendo debido al valor y heroísmo de quienes guardaron silencio ante las peores ferocidades.

No solo a ellos (a título personal) sino a todos aquellos que hoy no están y que se llevaron un pedazo de lo más bello del alma de nuestra historia:

a esos rebeldes, utópicos, idealistas, que creían que la Revolución era posible y que permanecerán siempre jóvenes en mi recuerdo;

a esos compañeros que en las fábricas, empresas y lugares de trabajo se sentían dignos y orgullosos de ser proletarios;

a esos vecinos que estaba convencidos que el barrio era de todos;

a esos religiosos que tenían la convicción de que Dios es amor y misericordia con los más débiles;

a esos maestros, docentes, intelectuales, profesionales, que consideraban que sus conocimientos pertenecían a todos,

en fin, a esos seres bondadosos que no se sentían del todo felices, aunque amaban la vida, en tanto hubiera injusticia, explotación, miseria, enfermedad, que soñaban con un mundo nuevo, con un Hombre Nuevo, con una sociedad donde todos tuvieran oportunidades para desarrollar sus capacidades, a ellos (a las victimas todas), a quienes nunca voy a dejar de extrañar, les brindo, ya entrado el 24, mi más cálido, profundo y emocionado homenaje.

Y lo hago extensivo, con todo mi afecto, a los que siguen estando.



Dr. Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Chubut
Argentina


(·) El título original de este relato es “A 25 años”, escrito el  24 – 03 –2001

martes, 22 de marzo de 2016

A 40 AÑOS DEL GOLPE (II) - POEMAS ( 1a. recopilación)






 RESURRECCION
( sobremuriente)
               
                El rostro se alzó,
                la claridad lo iluminó.
                Murmullos de amor
                atravesaron su corazón.
                No pudo entender,
                el diáfano brillo que su alma recorrió.

                Y así caminó,
                queriendo ceder
                las gemas más puras del ser.

                Su mente pensó.
                El cuerpo mismo recordó:
                historias de sal,
                ponzoñas de crueldad.
                Su sangre sangró,
                por vilezas sedientas de mal.

                Y se estremeció.
                Sintió que se ahogó,
                con náuseas producto de odiar.

                Su hueso crujió.
                La demencia lo atrapó.
                Bestias innombrables
                danzaron a su alrededor.
                Un feto asustado,
                abría su mano con desesperación.

                Y quiso morir,
                no desfallecer.
                (Acopio de memoria de la humanidad)

                El tiempo pasó.
                La orilla se arqueó.
                Un pecho piadoso
                por dentro advirtió.
                La leche inefable,
                al mar de la paz lo invitó.

                Entonces...murió..
                dejando de sí
                lo más puro de él

                ¡Ay! un ojo lloró,
                lágrimas sin consolación.
                La tierra se abrió,
                urgida de tanto dolor,
                buscando el cabello
                caricias de rocío le brindó.

                La vida siguió.
                Luto mutilado,
                humeando recuerdos se resistió.

                La carne clamó.
                El alba despuntó.
                La tumba invisible
                gesto su exhalación:
                astillas de esperanza
                en almas taciturnas sembró.

                Y así revivió,
                pudiendo saber,
                que su canto excelso nunca sucumbió.

                El rostro se alzó,
                la claridad lo iluminó.
                Murmullos de amor
                atravesaron su corazón.
                Y pudo entender,
                el diáfano brillo que su alma recorrió.


                                                                          

               Miguel Angel de Boer




Crecí con miedo (·)

                Miedo
                      crecí
                              con
                miedo

                Con oníricas vivencias
                de alegrías fantaseadas
                fué cierto lo que no era cierto
                la verdad escatimada

                Miedo
                       crecí
                               con
                miedo

                Busqué abrazar lo tierno
                el odio me contestaba
                mi mente buscó refugio
                en soledades doradas

                Miedo
                      crecí
                              con
                miedo

                Cómo explicar lo que siento
                no me alcanzan las palabras
                viví llorando mi muerte
                con burbujas de esperanza

                Miedo
                       crecí
                               con
                miedo

                Sé que el amor existe
                todo mi ser lo proclama
                más solo no puedo lo juro
                ni vos sin mí mi alma

                Miedo
                       crecí
                                    con
                miedo



                Ignoro el porqué de estos versos
                en esta noche de madrugada
                si es mi historia o es tu historia
                o inconscientes remembranzas

                Miedo
                       crecí
                               con
                miedo

                Miedo te tengo miedo
                como un niño a sus fantasmas
                no obstante vivo viviendo
                conjurando tus acechanzas

                Miedo
                       crecí
                               con
                miedo

                No me doy por vencido
                mi esencia aún está intacta
                puedo cantar gozando
                si una mano me acompaña

                Miedo
                      te desafío
                                     miedo
                a otra batalla.


                                                   Miguel Angel de Boer                                                                    

                (·) Blues
                (·) Música: Pablo Kusselman



EVOCACION

                Remoto el amor que alguna vez habitó
                las arenas de mi vida
                invisible me exhorta
                a contemplar fecunda
                la desnudez que añoro

                Aguarda en mi lecho
                mudo
                de secretos futuros
                las formas embriagadas de su cuerpo
                Invernando la luz
                Nutriendo un nacimiento
                Congregando dulzuras despojadas de tormentos

                Rememoro imperecedero
                mi ermitaño grito
                que no desfallece en su aliento  
                a la espera del aroma
                que aventará mis tristezas
                y los cabellos que desperezarán
                mi canto desgarrado

                Se estremece mi armadura
                asediada por el tiempo
                Silencioso y crujiente mi anhelo
                en el confín de su repliegue
                clama por el cuenco añorado
                de las lunas entreabiertas de sus pechos

                Abatido el odio
                estéril en su intento
                exiliado de mi carne sufriente
                Se hospeda en mi alma la deuda
                que discurre incorruptible
                evocando las pupilas de aquellos ojos bellos



              Miguel Angel de Boer



MADRES

Domingo de fiesta que no puede ser
otra vez
(¿cuántas veces más ?)
Arruinado el Día para siempre
(por más que el sol se empeñe en fundir el mar de oro)
Arruinada la vida para siempre
(aunque la esperanza malherida siga renaciendo)
Arruinada la muerte para siempre
(pese a que la memoria no le dé tregua)
¡Ay! ¡Ayes!
De tantas Madres arrasadas
por la desdicha del crimen incomprensible
de ese ser amado
hasta el martirio
De tantas Madres que saben que no pueden no poder
porque entonces las estrellas quedarían desamparadas
las lágrimas no sabrían adónde ir
el pan se pondría de luto
De tantas Madres que quedaron huérfanas
de hijos
 y de justicia.


Miguel Angel de Boer
Octubre, 1998


CATORCE DESTELLOS  (*)
(y uno mas)


Cuando las fauces del abominable horror
hincó su fetidez maligna
rasgando a la patria    gimiéndola 
enmudecida
espantada
indiferente
los pétalos comenzaron a olvidar su belleza
la ternura se derrumbó entristecida
                y con ella
                la alegría
                las palabras  
                los pensamientos
                los sueños

Y nos fuimos quedando solos
con feroces pesadillas 
                incansables
                indecibles
                pavorosas
                sin estrellas
                ni amaneceres
embotados de dolores indolentes
castañeando nuestras almas
disimulándonos
desmemoriándonos
insiéndonos

La vida parecía morir eternamente
y los besos extenuados
se caían
                junto a las miradas    aquellas
a pedazos

Fue entonces
que

catorce destellos
                (y uno mas)
catorce corazones
                (y uno mas)
iniciaron
con frágiles
pequeños
                tenaces  
miedovalientes
                pasos
en ronda 
el retumbo
prodigioso
invencible
de corajes
de dignidades
de justicias
de verdades
y de amor
                 DE ESE AMOR
que nos acunó
que nos acuna
que nos acunará
                por siempre.



Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Abril, 2002
Chubut . Argentina

(*) A las Madres de Plaza de Mayo, a 25 años del comienzo.



Amiga (*)

Fui a conquistarte
siendo un niño asustado
y me recibiste
      sin tenerme en cuenta

 Me hiciste crecer
      a los golpes
y porque no
      a las caricias

 Te conocí de a poco
y me conociste
      a los saltos
Conocerte fue conocerme
y me dejaste
      abandonado

Te amé con toda mi vida
Te odié con toda mi alma

Me diste tanto
y me quitaste
       todo

Yo fui vos
y vos fuiste
        yo
Y aún recuerdo tu luna
tus fríos
tu regazo

Me alentaste
      y perseguiste

Te canté
      y me cantaste

 Me hiciste hombre
      me empequeñeciste

Supe del horror
      y la esperanza

Y quise olvidarme de vos
olvidándome
de mi
      sin poder

Y en mis noches de duelo
que son también de regocijo
porque aún no muero
      (y he muerto tantas veces que ni yo lo creo)
mi corazón me dice que
      Córdoba amiga
            todavía
                  te quiero.

Miguel Angel de Boer

(*) Poema que escribí hace ya varias décadas.