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lunes, 8 de mayo de 2017

Comunicado en repudio al 2x1

Expresamos nuestro mas firme repudio y condena ante el escandaloso y vergonzoso fallo que beneficia a represores y genocidas con la Ley del 2x1.
Denunciamos que esta nueva medida es un paso más que busca restaurar la impunidad, contra la cual grandes sectores sociales venimos luchando desde hace más de 30 años.

Fragmentación de las causas judiciales, continuas postergaciones en el desarrollo de los juicios, otorgamiento de prisiones domiciliarias "humanitarias" y, a partir de hoy, la reducción de las condenas a la mitad son algunos de las prerrogativas de las que gozan quienes son los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos contra nuestro pueblo.

Alertamos sobre las gravísimas consecuencias psicológicas que este tipo medidas produce en las personas que han sido afectadas directamente por el Terrorismo de Estado, con secuestro, desaparición, tortura, represión, robos de bebés y de la identidad, como así también el impacto psicosocial de la impunidad que lesiona profundamente los códigos que regulan el funcionamiento social.

Fue Genocidio!
Son 30.000!

Capítulo de Salud Mental, Derechos Humanos y Emergencias Sociales de APSA (Asociación de Psiquiatras Argentinos)
3 de mayo de 2017.

sábado, 3 de agosto de 2013

Mary, el mantel, la libreta y unas pocas cosas más


 
Hace ya más de un año que mi querida amiga Roberta Bacic, quien actualmente vive en Irlanda, me comentó que estaba preparando una exposición de “arpilleras”(1) para presentar en el Parque de la Memoria en Buenos Aires (2), entre la cuales tenía la intención de confeccionar una en homenaje a los desaparecidos y luchadores en Argentina y que para ello había pensado en mi compañera Mary, María Haydée Rabuñal, la Flaquita (3). La idea está basada en el poema que yo le dediqué –“Me dejaron tu pulóver verde”-  e inspiró a la artista textil Deborah Stockdale para concretarla. Con tal motivo no tuvieron mejor idea que preguntarme si yo no tenía el pulóver o alguna prenda de Mary para incorporarla a la arpillera. Fue cuando me di cuenta que no tenía absolutamente ninguna prenda u objeto de Mary, solo algunas fotos y cartas que nos escribimos durante nuestro noviazgo – que aún no logro entender cómo es que se encuentran en mis manos-, cosa que les informé. Me pidieron entonces que seleccionara alguna carta que les resultaría muy útil y significativo poder integrarla a la obra.
A partir de entonces no pude evitar ponerme a averiguar si lograba encontrar alguna prenda de la Flaqui recurriendo a quienes estuvieron cerca de nosotros en aquella época en  Córdoba. Fue así que hace aproximadamente un mes recibí un mantel que es uno de los que usábamos con ella y que nunca más volví a ver desde el día en que dejamos la última casa en que vivíamos, la cual debimos abandonar a raíz de una serie de vicisitudes que ocurrieron después de que fuimos encarcelados.
Después de salir en libertad ella decidió ir a Buenos Aires por un tiempo, en tanto yo permanecí en Córdoba con la intención de continuar estudiando para recibirme de médico. Había tomado la decisión de alejarme de la militancia - e intenté, infructuosamente, que ella hiciera lo mismo-, por considerar que íbamos a una derrota segura, aunque nunca me imaginé la terrible pesadilla que se nos venía encima.
Así transcurrieron los meses hasta que un día en que me encontraba en un bar de Barrio San Martín, en una mesa que daba a la vereda, y por esas coincidencias que tiene esta bendita vida, pasó un compañero (*) del Hospital de Niños (en donde habíamos sido practicantes, él de hemoterapia – quien al devenir la democracia fue un destacado actor en el campo de salud pública- y yo de anestesia) quien al verme, sorprendido,  me preguntó si todavía seguíamos viviendo en la misma dirección. Al confirmárselo, me comentó, muy angustiado, que acababa de enterarse que la pareja que había vivido allí antes que nosotros – y a quienes también conocíamos- habían caído presos.  Dicho lo cual nos quedamos perplejos y en silencio, tanto él como el compañero con el que estábamos tomando un café y  que también había dejado la militancia. Porque además de la impresión por la caída, rápidamente hicimos la deducción  de que seguramente los estarían torturando y que, además, era muy posible que no hubieran hecho el cambio de dirección en sus documentos (4).
Lo que no sabía el que me avisó era que en ese preciso momento se encontraba circunstancialmente en casa otro compañero que estaba de paso (y que, él sí, seguía en la militancia activa), por lo que las posibilidades de que lo atraparan en caso de que fueran a allanar eran muy altas. Pero por suerte para mí, además de la increíble casualidad de que ese día no me había quedado,  y también porque era común en la práctica entonces, habíamos convenido una cita de control, con dos recambios, antes de regresar a la casa (que en realidad era un departamento ubicado en un patio, escaleras arriba), dado que  él tenía pensado salir más tarde. Fue así que, al no concurrir al tercer recambio, dimos por sentado que lo habían encontrado y que seguramente ya estaría siendo interrogando, por lo que decidimos avisar a la familia – que era de Córdoba- y a la facultad donde estudiaba, a los fines de hacer la denuncia correspondiente.
Yo, por mi parte, me quedé a la espera de que viajara algún responsable de la organización para ver que hacer, pues si bien, como mencioné, ya no pertenecía a la estructura, si tenía interés en recuperar mis cosas y, por sobre todo, mi libreta universitaria, sin la cual no iba a poder rendir las materias, pues conseguir un duplicado y más en las condiciones que me iba a encontrar (prácticamente prófugo) a partir de ese momento, sería poco menos que imposible.
Así las cosas, llegó el responsable desde Buenos Aires (5), con quien decidimos ir a ver qué había ocurrido en el departamento. Hicimos un minucioso chequeo por el barrio a los fines de no caer en una “ratonera” y cuando consideramos que ya no corríamos riesgos, nos dispusimos a entrar. Luego de un cabildeo para ver quien lo hacía primero, subí por la escalera mientras él me cubría y de una patada – los años de karate no habían sido en vano - derribé la puerta, encontrándome con una escena que aún hoy recuerdo casi con nitidez. El lugar estaba “reventado”. Con todo revuelto, desparramado. La ventana que daba a un patio interno, abierta. Mi gatito estaba caminando sobre la mesa, llorando, desorientado y seguramente con hambre. En el baño, que estaba a la izquierda de la entrada, la bañadera estaba casi hasta el tope de agua con sangre entremezclada, producto del “submarino” que le habían realizado al compañero (6),  luego de descubrir que allí vivíamos nosotros, en el intento de ganar tiempo para que hablara. Pese al impacto por lo que estábamos presenciando, rápidamente busqué la libreta y el guardapolvo, lamentándome de que se hubieran robado el tensiómetro y el estetoscopio, pues sabía que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera comprar unos nuevos, cosa que recién concreté luego de recibirme.
Cuestión que salimos espantados aunque yo contento con mi libreta sintiendo que – pese a todo- los había jodido.
Después supimos lo mal que la había pasado el compañero puesto que – otra coincidencia - los que lo apresaron fueron los mismos del Departamento de Informaciones que me habían “interrogado” en el Pasaje Santa Catalina, cuando caímos presos con la Flaqui. Entre los más desaforados estaba el despiadado “Sérpico” (7) (“¿ adonde está el médico, adonde está el médico?” le preguntó hasta el cansancio, creyendo que yo ya lo era), que se quedó con la sangre en el ojo porque logramos salir en libertad y tiempo después “me le escapé”  de entre las manos, en oportunidad que intentaron atraparme en pleno centro de Córdoba (8). Esta era la tercera vez que estuvo a punto de atraparme. Después vendría una cuarta, también fallida.
Lo cierto es que yo seguí estudiando medicina hasta recibirme. De cómo lo hice será motivo, tal vez, de otro relato, porque mucho más se complicaron las cosas cuando aconteció lo que paso a relatar.
Como al departamento ya no podía volver, mis queridos amigos Juan y Juana (el inolvidable Juan falleció hace muy poco), que no tenían nada que ver con la militancia pero cuya amistad fue, y siguió siendo, inquebrantable, me pidieron ir a ocuparlo. Yo no quise saber nada pero insistieron tanto que finalmente se mudaron con sus hijos (hace unos meses me enteré que la hija menor nació viviendo ellos allí). A partir de entonces, cada tanto los iba a visitar o a buscar algo que necesitaba, pues dada mi situación no tenía domicilio fijo. Vivía en constante movimiento en casas de compañeros y amigos que por solidaridad me recibían arriesgando su libertad y su vida, y por los cuales tengo una gratitud infinita.
Una mañana, en que me encontraba en la casa de un matrimonio amigo de dos extraordinarias personas, con una generosidad que en ellos era casi innata pues me cobijaban con todo su afecto (ambos son actualmente médicos destacados y tienen una bellísima y numerosa familia), leí un titular en La Voz del Interior que mencionaba la “muerte de subversivos en un enfrentamiento”, pero eran tantos las muertes en ese momento que casi no le di importancia, por lo que no me detuve a leer la noticia. Al atardecer del mismo día fui a visitar a Juan y familia y cuando abrieron la puerta él con el rostro desencajado me dijo: “Petiso ¿no te enteraste?”,¨¿qué?¨, le respondí, ¨la Flaquita…..” me dijo, ya con las lágrimas rodando por sus mejillas…, y ahí supe, en uno de los instantes más dolorosos de mi vida - al que correspondí con un grito de “¡Noooo!” que reiteré hasta el agotamiento -  que lo peor que podía ocurrir había ocurrido. A Mary la habían matado. Se habían enterado por el diario.
Fue entonces, ahora sí,  que tuve que pasar a la clandestinidad, pese a lo cual, con mi libreta (9), mi guardapolvo y mi dolor a cuestas, me terminé recibiendo ya instalada la dictadura. El Delegado Militar me entregó el diploma.
            Nunca más regresé al departamento hasta este año, donde gracias a la gentileza de una persona que vivía en el lugar, pude sacar algunas fotos. Fui recuperando algunas cosas, como las cartas mencionadas, de a poco, pues en la clandestinidad había que andar “con lo puesto”. No obstante me quedaron libros, discos y alguna que otra cosa. Pero nada que fuera de uso común con la Flaqui y muchos menos de uso personal de ella.
Hasta ahora que me llegó el mantel (10), como un increíble testimonio de nuestra historia
Que es como constatar, que pese a todo lo ocurrido, lo que valió la pena fue verdaderamente cierto.
Que la vida sigue y sigue.
Que, como dice Víctor y me lo recordó hace poco mi amigo César:
¡Todavía, cantamos!

Miguel Angel de Boer
Agosto 3, 2013



(2)     Exposición que se va a realizar el 28 de Septiembre de este año en dicho lugar. http://cain.ulst.ac.uk/quilts/exhibit/followup.html#buenosaires280913
(3)     Hoy 3 de Agosto, su cumple un nuevo aniversario de su muerte.
(4)     Esta era una medida de “seguridad” que se solía hacer con frecuencia en aquel entonces. Es decir: se alquilaba una casa fijando el domicilio en el documento de identidad, para luego alquilar otra sin asentar el cambio, justamente con la idea de que si se "caía" con esos  documentos, los que hicieran el allanamiento irían al lugar "equivocado", lo que daba tiempo (resistiendo la tortura, claro) para "limpiar" la que se estaba usando, o sea: para sacar  todos los elementos comprometedores o alertar a quienes pudieran encontrarse en al misma.
(5)     Quien es actualmente uno de los escasos sobrevivientes vivos escapados de un campo de concentración.  Luego de su fuga (con las manos y rostro ensangrentados por  la tortura a la que fue sometido) partió al exilio hasta que regresó a nuestro país. Lo volví a ver años después de haber terminado la dictadura. Actualmente sigue escribiendo y haciendo importantes aportes a la comprensión y el esclarecimiento de nuestra historia, aunque de su profesión se ha jubilado. Tengo el inmenso gusto de tenerlo entre uno de mis mejores  y más queridos amigos.
(6)     También sigue vivo. Lo volví a ver una vez al llegar a una esquina en Córdoba, todavía en plena dictadura, en donde casi nos desmayamos de la impresión, pues algo fortuito. También estuvo exiliado. Aún recuerdo que en una oportunidad me llegó, en forma anónima, un libro escrito por él – publicado en Europa- donde había algunos poemas dedicados a la Flaqui y a mí creyendo que estábamos muertos. Finalmente se radicó en un país de aquel continente instalando un restorán,  y no hace mucho me enteré que regresó a nuestro país debido a la crisis económica imperante (por lo que deduje que sigue con buenos reflejos de sobrevivencia) y sé que hace poco fue abuelo por primera vez. Lo que  no sé es si está jubilado.
(7)     José Raúl Buceta, fallecido. Junto con el Comisario  Raúl Pedro Telleldín  (que también participó de mi interrogatorio), de quien han habido dudas de si no fraguó su muerte, conformaron parte del Comando Libertadores de América, la Triple A cordobesa. Ambos figuran en numerosos testimonios como feroces torturadores y asesinos.
(8)     Increíblemente años después el mismo “Sérpico” y la misma patota apresaron y torturaron al compañero que se encontraba conmigo en el bar de Barrio San Martin, quien también logró sobrevivir. También está jubilado, también es escritor y también es uno de mis más queridos amigos.
(9)     ¡Que todavía conservo! Junto con el carnet de la biblioteca de la universidad y el de Bienestar Estudiantil
(10) Que me envió…Juana, y que ya se encuentra en Irlanda
(*)  Años después de haber escrito el presente pude recordar que era Carlos María Nouzeret a quien tuve el gusto de encontrar en una red. También formaban parte del equipo de hemoterapia el querido amigo y compañero  "Titi" Rocchietti, entre otros.






sábado, 18 de mayo de 2013

Seres humanos (*)


               
                Quienes presenciamos la confesión del ex-oficial de la Armada Adolfo Scilingo a través de los distintos medios, no hemos podido escapar a la perplejidad y al impacto emocional que generaron sus revelaciones.
                Re-velación en todo el sentido del término, en tanto descubrimiento de lo previamente velado, de lo que se ha ocultado.
                Porque si bien los hechos relatados por Scilingo han sido fehacientemente comprobados con anterioridad, es ésta la primera vez que los mismos son reconocidos por parte de un ejecutor, de boca de uno de los victimarios de las desapariciones (esto es: la muerte negada) -  previa tortura  - de miles de personas, de miles de seres humanos. 
                Mucho se ha hecho en el campo de la psiquiatría y psicología en cuanto a las consecuencias que padecen las víctimas de los más crueles y aberrantes actos lesivos a la condición humana. Numerosos estudios, investigaciones y una vasta experiencia (y aquí la palabra "vasta" no es un mero eufemismo) en la atención a sobrevivientes de los tantos genocidios y / o guerras "sucias" que han asolado a la humanidad, posibilitaron la comprensión y el abordaje de las múltiples secuelas que deben sobrellevar y afrontar quienes vivieron el espanto en carne propia.
                Pero poco es lo que se ha hecho en cuanto al esclarecimiento de los motivos que posibilitaron la organización y planificación racional de la destructividad de parte de los seres humanos hacia sus semejantes y el modo de evitar la reiteración de situaciones similares.
                "Somos seres humanos y los que tirábamos eran seres humanos", dice Scilingo en la entrevista con Mariano Grondona.
                Ni extraterrestres, ni monstruos, ni animales: seres humanos son los que han cometido y cometen las más siniestras vejaciones a sus semejantes.
                Seres humanos muy singulares, sin lugar a duda.
                Los Psicópatas ( a los que no se debe confundir con los psicóticos ) son individuos que padecen un severo trastorno de la personalidad.
                Entre sus principales características se pueden señalar: la intolerancia a la frustración y a la angustia, la tendencia a la acción como sustituto de la incapacidad de pensar, la anestesia afectiva y emocional encubiertas por la racionalización, la ausencia de sentimientos de culpa y por lo tanto de la capacidad de arrepentimiento, la subyacente extrema dependencia (detrás de la aparente autoseguridad y omnipotencia) hacia los demás - en tanto objetos concretos de sus necesidades y fantasías más perversas quienes son manipulados según sus conveniencias, la incapacidad de amar debido a la agresividad destructiva que contienen (sadismo), entre otras.
                Imposibilitados de asumir sus propios conflictos, se relacionan persecutoriamente con la realidad, a la cual no discriminan objetivamente.
                "Locos lúcidos" o "inmorales sociales" según la terminología con que intentaba definirlos la psiquiatría clásica, las personalidades psicopáticas son concientes - y esto los diferencia de los psicóticos - de sus actos, es decir que comprenden la naturaleza de los mismos, por lo que son imputables desde el punto de vista jurídico. Dicho en otras palabras: saben que están haciendo daño, que están cometiendo una maldad, motivo por el cual necesitan sustentar sus conductas en "razones" de distinta índole (ideológicas, políticas, religiosas, etc.) que les sirva de justificación.
                Hacen lo que hacen "porque no queda otro remedio", "obligados por las circunstancias", "porque alguien tiene que hacerlo", encontrando el terreno fértil para canalizar su patología en el campo de la delincuencia, en las guerras o en cualquier situación que les brinde una cobertura para prestar sus "desinteresados servicios". En definitiva: siempre se ven obligados a "actuar" (en el "fondo" son buenas personas)
                Todo lo hacen por el "bien" de los demás: de sus esposas, de sus alumnos, de sus pacientes, de sus ciudadanos, de su Patria, en nombre de Dios o de Alah, del orden o de la justicia. Lo hacen por "amor" (Videla dixit).
                Cuando no se cumplen sus objetivos, sea por falta de posibilidades o porque los argumentos que justifican sus actos se diluyen, caen en severos desequilibrios que intentan controlar mediante conductas adictivas - alcohol u otras sustancias depresoras -, o bien buscando nuevas situaciones que les permita seguir "en acción". Caso contrario, corren el riesgo de derrumbarse psicológicamente.
                Pero son las acciones psicopáticas social e institucionalmente organizadas y justificadas las que más dolor han infligido a la humanidad.
                Aquellas que periódicamente se hacen presentes en la historia, como para constatar la evidencia de cuanto queda por hacer para transformar a ésta en una sociedad más sana.
                Tal vez parte de la solución estribe en hacer todo lo posible para impedir que este tipo de seres humanos detenten el destino de los pueblos, o al menos de que ocupen funciones de poder, por el cual tienen una particular apetencia.
                O en todo caso, como seres humanos que son,  que sepan que les cabe la responsabilidad de sus actos, el castigo de la justicia, el repudio de la comunidad y de la historia.
                Y a los que los promueven, justifican o son cómplices de que estos seres humanos lleven a cabo tan deleznables atrocidades, también.

Dr. Miguel Angel de Boer

(*) Marzo, 15/03/95 , publicado en diversos medios gráficos

lunes, 10 de diciembre de 2012

Entrevista de Roberta Bacic al Dr. Miguel Angel de Boer (*)



  Miguel, tengo entendido que Ud. ha trabajado, en su calidad de medico siquiatra, con torturados por la represión política en su pais, Argentina.

1. Cual es el impacto que esta experiencia tiene en la vida individual de
las personas que lo han vivido y sus familiares/amigos cercanos?

2. Como relaciona su trabajo de 'sanador de almas y cuerpos' con la lucha
contra la impunidad?

3. Cuales son los efectos/impacto de la falta de justicia en el proyecto
social de las personas?

4.  Como ha vivido Ud., como persona, la impunidad?

5. Como podemos avanzar? Para donde?


1. No solo como profesional sino por haber padecido personalmente tal siniestra experiencia, puedo dar testimonio de que la tortura es sin duda uno de los acontecimientos traumáticos mas severos que puede padecer un ser humano. Sus efectos inmediatos y a largo alcance son muy vastos tanto a nivel intrapsíquico, interpersonal (vincular)como social (institucional y comunitario), puesto que tal es el objetivo desvastador que se propone quien la ejerce: la destrucción física y mental de sus víctimas y la irrupción de su impacto en el tejido social a partir de su atravesamiento por el terror, esto es: la traumatización de la sociedad en su conjunto.
En quienes la padecen directamente, las consecuencias conllevan una variada sintomatología que devienen de la experiencia (inédita por lo catastrófica, por cuanto el horror se torna real)de dolor,que no se restringe a lo corporal,a manos de un semejante - si cabe tal término - como asimismo del demoledor ataque a su integridad, su identidad y su subjetividad, donde las vivencias de despersonalización, desrealización, desubjetivación, desorganizantes y desestructurantes del psiquismo pueden manifestarse en las mas diversas patologías (estrés postraumático, depresiones,psicosis, trastornos somáticos, adicciones, fobias, auto y heteroagesividad, etc.) dependiendo su intensidad y gravedad de múltiples factores que pueden o no favorecer el apuntalamiento y sostén de las víctima. Sintomatología que también puede expresarse en el entorno inmediato como la familia y mas aún transgeneracionalmente, de no mediar no solo un tratamiento adecuado sino, lo que es mas importante, la reparación social(simbólica) que deviene de la sanción del delito basado en el ejercicio pleno de la verdad y la justicia y su inscripción ejemplificadora y normativizadora en la memoria colectiva.

2. La posibilidad de brindar ayuda a mis pacientes a lo largo de ya mas de veinticinco años, parte de los cuales ejercí en situaciones muy dificultosas bajo el asedio de la dictadura con el riesgo cotidiano de perder la libertad y/o la vida, me han permitido compartir mancomunada y solidariamente penosos sufrimientos, terribles secuelas, arbitrariedades estigmatizantes, amputaciones y pérdidas, todo lo cual fecundó espíritus y mentes, desarrollando mi trabajo en el convencimiento que si bien toda sintomatología es también una forma de resistencia, la salud mental promueve seres humanos cuya plasticidad creativa mas plena no es concebida sino en el ejercicio de la libertad, el respeto a las diferencias,la justicia,la equidad y la defensa de los derechos inalienables a la condición humana.

3. La impunidad y el olvido son factores retraumatizantes para las víctimas directas e indirectas, a la vez que actúan induciendo la aparición de crímenes similares al quedar  legitimados (por no castigados) los delitos. Toda transgresión exculpada se naturaliza, por lo que la ausencia de un ejercicio pleno de la justicia sume al conjunto de la sociedad en un estado de anomia, desamparo, vulnerabilidad, inseguridad y orfandad que atenta contra la cohesión de los lazos sociales, los sentimientos de pertenencia, reeditando - inconscientemente - el terror, sumiendo al sujeto en la impotencia,la desesperanza, el escepticismo, por cuanto sin justicia se produce una pérdida de referencias (valores, modelos, ideales)y de garantías con la amenaza a la existencia (y su significación) que tal situación determina. Efecto desocializador y deshistorizador que posilita el ejercicio abusivo del/los poderes dominantes.

4. En consonancia con lo antes mencionado, debo transmitir que he vivido y vivo la impunidad imperante en mi país con gran indignación, tristeza, bronca, rechazo, humillación por un lado, y con el mas firme propósito de resistencia y lucha en pos de su quiebre por el otro. Correlativamente fueron momentos de intensa angustia y zozobra tanto la promulgación de las aberrantes leyes de Obediencia Debida y Punto Final bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, como los decretos de Indultos a los genocidas expedidos por Carlos Menem, donde la mayoría de los responsables de torturas, desaparición de personas, expropiación de menores y otros delitos de lesa humanidad fueron liberados. Asimismo los aún no esclarecidos atentados a la Embajada de Israel y la AMIA y los numerosos episodios de corrupción económica y política que se produjeron y se siguen produciendo, evidencian la fragilidad de la justicia o lo que es lo mismo de todo lo que queda por realizar en la construcción de una democracia auténtica. Impunidad funcional al neoliberalismo económico imperante que ha sumido a la mitad de nuestra población por debajo de la línea de pobreza, con todo lo que ello trae aparejado: desocupación,retroceso de los derechos laborales, violencia social, deterioro en la salud y la educación, represión, por mencionar solo algunas de sus consecuencias.

5. No obstante se han ido logrado importantes avances pese a todo lo que queda aún por hacer. En ese sentido la lucha de los organismos de DDHH, donde se destaca la emprendida por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; la distintas formas de movilización, resistencia y por el esclarecimiento,la justicia y el castigo a los culpables; la ubicación y recuperación de numerosos hijos de desaparecidos apropiados forzadamente por sus verdugos; la derogación de las leyes mencionadas (de Obediencia Debida y Punto Final); el reencarcelamiento de genocidas que estaban en libertad por delitos imprescriptibles; la sanción moral a los torturadores (y también a los políticos y funcionarios corruptos)que no pueden circular "libremente" por el riesgo de ser
"escrachados";el impedimento de muchos de los mismos para salir fuera del país por la posibilidad de que puedan ser juzgados extraterritorialmente; la recuperación de la memoria de los desaparecidos y su lucha; el conocimiento y difusión de los verdaderos motivos e intereses que condujeron a la implementación del Terrorismo de Estado; en fin, la conciencia que se va gestando socialmente en pos del "Nunca Mas", son algunos de los jalones que revitalizan las esperanzas por un mundo y una sociedad distinta. Luego del exterminio mas aberrante que haya ocurrido en la historia argentina y en una de las etapas mas difíciles, complejas e injustas para la mayoría de nuestro pueblo, en beneficio de una minoría, lo logros mencionados son los pilares que indican el sendero a recorrer para enfrentar tanta injusticia, tanto dolor, no solo para resistir sino para transformar y ser artífices activos de una nueva cultura.


Dr.Miguel Angel de Boer

Especialista en Psiquiatría - Psicoterapeuta
Presidente Honorario del Capítulo: Salud Mental, DDHH y Tortura de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA)

Residente en Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina


(*) Entrevista que me realizó Roberta Bacic, miembro de la WRI(Internacional de Resistentes a la Guerra -IRG, y que salió publicada en su revista internacional Peace News, con motivo de la Conferencia Trienal Internacional realizado en Dublin del 3 al 10 de Agosto de 2002.



domingo, 24 de junio de 2012

Visita a la ex D2

Hace algunos días tuve la oportunidad de regresar –esta vez de visita– luego de mas de 35 años, al que fuera el Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba, luego conocido como D2, uno de los mas siniestros Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio de la dictadura genocida que asaltó el poder en 1976 en la Argentina.


Sede ahora de la Comisión y Archivo Provincial de la Memoria (www.apm.gov.ar) , recorrí nuevamente los lugares donde fui detenido y apaleado (también fue apresada mi esposa y compañera, María Haydée Rabuñal, la Flaquita) a manos de torturadores como Raúl “Sérpico” Bucetta, quien recién comenzaba su despiadada “carrera” como feroz genocida (algún día relataré los pormenores de mi encuentro con este pusilánime) y el entonces Comisario Raúl Pedro Telleldín (y también miembro del Comando Libertadores de América, versión cordobesa de las AAA, Alianza Anticomunista Argentina, y que posteriormente quedaría a cargo del Centro)

Eran los días del Navarrazo, cuando el Jefe de Policía Antonio Navarro depuso al Gobernador Obregón Cano y al vice-gobernador Atilio Lòpez (luego asesinado por la AAA o Triple A) con la participación de grupos civiles, burócratas sindicales y la anuencia del entonces Presidente de la Nación General Juan Domingo Perón.

No voy a entrar en los pormenores de lo que viví en el Cabildo (o en el Pasaje, pues se encuentra ubicado en el Pasaje Santa Catalina, que lo separa de la Catedral ) como le decíamos entonces, porque me importa ahora compartir lo que experimenté en esta ocasión.

Ya en dos oportunidades había “pasado” por este lugar. Una cuando todavía estaba instalada la dictadura y la segunda cuando ya había advenido la democracia, pero donde aún seguía funcionando la dependencia policial.

Esta vez pude entrar y, como dije, recorrer el lugar. Fui atendido por una joven, cuyo nombre no recuerdo, el primer día, donde pude permanecer solo algunos minutos, y por el joven Gonzalo Parodi, miembro del Área Investigación, el segundo día, a quien le agradezco el respeto y la contención que me brindó, a más de la información que intercambiamos y datos que encontró de nuestra detención en aquel entonces.

Es muy difícil transmitir lo que sentí al ver los lugares donde fui torturado – como la cocina y el patio de atrás que aún conserva la pintura verde, descarada, que tenía entonces. Los pasillos, la escalera de madera por la que intenté fugarme (seguramente también algún día será motivo de un relato). Lugares y vivencias que fueron fuente de pesadillas que me acosaron durante años buscando atenuar su efecto traumático en mi vida. Mucho mas la emoción sabiendo todo lo que acontenció después, donde cientos de personas fueron masacradas sistemáticamente del modo mas cruel.

Me pareció increíble haber estado allí. Por eso creo que necesité ir mas de una vez. Y, aunque parezca mas increíble todavía, tomé plena conciencia cuando Gustavo me mostró en carpeta manuscrita de la època con mi nombre y el de la Flaquita, bajo el rótulo de “Registro de Extremistas” (la palabra subversión todavía no se había impuesto), donde también figuran el de muchos amigos y compañeros conocidos, varios de ellos muertos o desaparecidos.

En circunstancias como ésta, uno recorre la existencia toda, pero principalmente la que tiene que ver con los hechos vinculados a tan tremenda experiencia.

Recordé mi niñez, mi adolescencia, mis años de juventud estudiando medicina. Las luchas de entonces, el Cordobazo, las tomas del Clínicas, la alegría de emprender el cambio junto “a la clase obrera y el pueblo”. Tosco, Sitrac y Sitram, la Revolución y el Che. El Hombre Nuevo. Utopías a las que apostábamos y nos jugábamos de cuerpo entero. Cuando las palabras honestidad y compromiso nos ensalzaban como seres humanos, y todo lo que nos importaba era ser mejores cada día para hacer de ésta una sociedad mas justa. Claro que me acordé de la Flaqui (ahí allí una foto de ella). Claro que brindé por ella y por los compañeros, tantos, de ruta. Y también por mis viejos, mis hijos, mi familia, mis seres queridos. Por todos.

Y sentí que seguimos vivos.

Y mi corazón se hinchó de emoción y alegría.



Miguel Angel de Boer



Junio 2012





Nota: en las fotos de las copias donde figuran mi nombre y el de Mary, han sido borradas las de las otras personas, por un criterio de resguardo de información de la Comisión.