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07 junio 2021

Lo del pino



Como ir a las juntas de vecinos de mi edificio no es lo bastante emocionante, hace poco he estado en la junta de vecinos del edificio de la Tita del Puerto.
El administrador de la comunidad nos había dicho que se iba a hablar de un tema importante "y lo del pino". Yo no tenía ni idea de qué era "lo del pino", y me daba miedo preguntar por si era algo como lo del teto o la piragua, que es lo mismo pero en el agua. 
Vaya por delante que ese día me había levantado muy temprano y había dedicado toda la mañana a hacer gestiones y toda la tarde a hacer las mismas gestiones otra vez porque la burocracia es así. Me dolían los pies, me dolían las piernas, me dolía la espalda y además hacía levante, que yo es una cosa que no entiendo pero a los lugareños les parece súper importante y para entonces yo ya estaba a tope de integrada.
El edificio tiene unas 150 viviendas y además se iba hablar de algo importante y lo del pino, así que la asistencia fue masiva a pesar de que hacía levante, que yo seguía sin notar nada especial pero cada vecino que llegaba decía: "Qué levantazo" y yo les decía que sí con total convicción.
El tema importante era que presuntamente la constructora decidió ahorrarse unos eurillos en el aislamiento de la fachada y ahora cuando llueve entra agua hasta el sótano. Y digo presuntamente porque la pobre constructora seguro que lo hizo con toda la buena intención, lo que pasa es que la gente es muy mala y siempre piensa lo peor.
-Lo que tenemos que hacer es demandar a la constructora -dijo uno de los vecinos.
-Si ya la demandamos en su día -explicó el presidente.
-¿Y qué pasó?
-Que se anuló el juicio por un defecto de forma de nuestro abogado.
-¿En serio? ¿Qué abogado?
Ahí me tuve que morder los dos puñitos con fuerza para no contestar "el que llevo aquí colgado". Si eso no es madurar yo ya no sé.
-El que teníamos entonces... que era el mismo que el de la constructora.
-Eso quizá fue un error por parte de la comunidad. 
-Sí, lo que pasa es que el administrador de entonces tenía muy buena relación con la constructora...
A mí me daba la impresión de que era una relación epistolar, ya sabéis, con sobres de por medio, pero el administrador decidió que era el momento de volver a encarrilar la reunión.
-Lo importante ahora es que hay que arreglar la fachada.
-Pues no me parece bien que se arregle la fachada -dijo uno de los vecinos- cuando todavía está sin arreglar lo del portón. 
-¿Qué le pasa al portón? -le pregunté a la vecina más cercana, así por lo bajini porque no quería parecer  tonta. O sea, que ya tendrán tiempo para descubrirlo y eso.
-Pues que mira cómo está.
Yo miré el portón y me pareció el mismo portón de siempre con absolutamente nada fuera de lo normal en él.
-Ah, sí, claro -le dije, porque el otro día vi un meme en twitter que decía que si no entiendes el problema es porque eres parte de él y pensé que lo mejor era disimular.
-Que no podemos arreglar ahora el portón, que cuesta mucho dinero y tenemos lo de la fachada.
-¡Pues no se arregla la fachada!
-Pero cómo no se va a arreglar la fachada, que tenemos el sótano que parece el Aquopolis.
-Lo que podíamos hacer mientras tanto es pintar el portón.
Todos los vecinos estuvieron de acuerdo y yo estuve a punto de cerrar los ojos y pedir un deseo porque que haya unanimidad en una junta de vecinos es más raro que ver una estrella fugaz.
Pero no me dio tiempo.
-¿De qué color?
-Negro.
-Blanco.
-Verde.
-Si ya está verde. 
-Pues otro verde.
-Para pintarlo de verde lo dejamos así.
-Lo que habría que hacer es cambiarlo.
-¡Que hay que reparar la fachada!
-Lo que tendríamos que hacer es demandar a la constructora.
-...un blanco roto, o un blanco huevo...
-Y LO DEL PINO QUÉ -preguntó de pronto una de las vecinas, me atrevo a decir que afectada por el asunto del pino.
Se hizo un silencio sepulcral.
-Ah, sí, lo del pino -dijo el administrador, que parecía aliviado por el cambio de tema.
-¿Qué le pasa al pino? -le pregunté a la vecina más cercana. Ya ni por lo bajini ni nada. Mejor parecer tonta y que no te pregunten de qué color quieres pintar el portón.
-Pues que mira cómo está.
Yo mire al pino y me pareció un pino normal de los de toda la vida.
-El pino está muy cerca de la fachada -explicaba el administrador en ese momento-, y algunos vecinos se quejan de que les quita la luz, les da alergia y afecta a su salud mental.
El administrador dijo lo último como si el pino también estuviera afectando a su salud mental a pesar de no vivir ni remotamente cerca.
-Pues lo talamos y ya está -sugirió otro vecino.
-Medio ambiente no nos deja talar el pino.
-¿Pero cómo no nos va a dejar talar el pino?
-Pues que es una especie protegida, estamos al lado de un pinar protegido y no nos dejan y se acabó.
-¡Pero cómo no nos van a dejar talar el pino si lo planté yo!
-¿Y tú por qué plantaste un pino?
-Porque la constructora se había comprometido a plantar árboles y no lo hizo.
-¡Habría que demandar a la constructora!
-¡Y cambiar el portón!
-Una capita de pintura blanca y...
-Pues yo que sé, el que me vendió el plantón me dijo que no crecería.
-¿CÓMO NO VA A CRECER UN PINO?
-Yo qué sé, no soy experta en pinos.
-...verde clarito, naranjita claro...
-QUE VIVIMOS ENFRENTE DE UN PINAR.
-Ahora será culpa mía que la constructora no pusiera árboles.
-Lo que habría que hacer -terció un señor con mucha calma, consiguiendo que todos se callaran- es demandar a la constructora.
El administrador suspiró.
Yo suspiré.
El resto de vecinos suspiraron.
-A ver -dijo otro-: yo solo digo que el portón no se puede quedar así.
-Volviendo al pino... -empezó el administrador, que espero que cobre un buen sueldo.
-Eso, volviendo al pino -dijo otra vecina-, vale que no lo podemos talar, pero ¿no podría sufrir un accidente?
-¿PERO CÓMO VA A SUFRIR UN PINO UN ACCIDENTE? ¿QUÉ VA A HACER, CAERSE POR LAS ESCALERAS?
-No sé, pero a lo mejor cuando arreglemos la fachada...
-¿Y el portón qué?
-...un color beige o crema...
-La fachada...
Yo estaba absolutamente ojiplática con aquello. Por suerte, un mensaje de Hermano Mediano me sacó de mi trance.
"Oye, ya que estás allí ¿puedes sacar copia de las llaves?"
Lo que me faltaba, con el dolor de pies, de piernas y de espalda que tenía y el levante que hacía ese día. Que yo seguía sin notarlo pero seguro que es importantísimo.
"¿Del piso?"
"Bueno, de todo"
"¿Del portón también?"
"Eh... ¿sí?"
"¿PERO TÚ HAS VISTO CÓMO ESTÁ EL PORTÓN?"




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Venirse a Lektu, tenemos cosas.


23 noviembre 2020

Jinmu

Pues parece que he perdido una tía pero he ganado un gato. 


La cosa fue así: 
La Tita tiene dos gatos. Tenía. O sea, los gatos siguen, la que no está es la Tita. 
Su último y único deseo fue que sus minonis no acabaran en un refugio, así que mi madre dijo:
-No te preocupes que yo me los quedo.
Mi madre ya tenía dos gatos y un piso pequeño, pero no pasa nada porque mi madre es una optimista de la vida y además nadie se interesó por heredar esa parte concreta de las pertenencias de la Tita, qué cosas. 
Así que cogió a los dos gatos, los metió en el coche sin endrogar, porque el veterinario les dijo que no era recomendable dados los problemas de salud que tienen (los gatos, no mi madre) y se hizo 700 kilómetros en coche con mi padre, dos gatos y la rana croando debajo del agua. 
Lo normal que hace uno un lunes durante una pandemia mundial.
Volviendo a los cuatro gatos, yo ahí vi una ventana de oportunidad que aquello no era ventana, era un ventanal, un escaparate, un rosetón gótico.
-Ay -le dije a ZaraJota-, mi pobre madre ahora, en ese piso tan pequeño, con cuatro gatos.
-Sí -respondió ZaraJota, porque él es así como parco en palabras y eso. 
-Pero claro, el refugio ni se plantea -insistí.
-Por supuesto: tu madre no cabe en las jaulas.
-Y Hermano Mediano ya tiene gatos.
-Claro, claro.
-Y Hermano Pequeño ya tiene gatos.
-Claro, claro.
-Los único que no tenemos gatos somos nosotros.
Dicho esto, ZaraJota tuvo un microinfarto cerebral asistólico con ictus de parranda y dengue parayá.
-Lorz...
-¡Es una buena obra! ¡Piensa en mi madre!
-¡Precisamente de ella me estoy acordando ahora, sí!
-¡Sólo sería uno! 
-¿Uno?
-Uno chiquitiiito, chiquitiiito...
ZaraJota, que ya se había visto con dos gatos, de pronto la idea de que sólo fuera uno no le parecía ni tan mal.
-¿Cuál?
-Bueno, obviamente no vamos a separar a los minonis de la Tita, porque ya han tenido bastantes cambios en su vida y eso. Tendría que ser uno de los de mi madre.
-¿CUÁL?
Durante los tres meses que vivimos con mis padres el año pasado, ZaraJota tuvo ocasión de conocer a los dos gatos de mi madre. Íntimamente. 
-Bueno, ya sabes cómo es Niobe, que se asusta de todo. Si la sacamos de su ambiente le puede dar un patatús. Así que...
-No...
-Sólo puede ser Jinmu, claro. 
-NO. JINMU NO.
-Pero...
-Mira, Lorz: acepté tener una cobaya; acepté tener un hámster; acepto tener UN gato, dadas las circunstancias... ¿Pero tiene que ser justo el gato de quince kilos que se pasa el día encima de mí tirándose pedos?
No respondas, Lorz, que es una pregunta con trampa...


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Os recuerdo que todos mis libros en papel están en La Sombra.
Pedidlos ahora, que luego viene la navidad y todo son prisas.

















08 abril 2019

La Madre Naturaleza

Voy a meterme un poco también con mi madre que si no se me pone pelusona.

Como ya sabéis y ZaraJota no para de echarme en cara, estamos pasando una temporada en casa de mis padres por motivos que NO tienen nada que ver con que "alguien" haya quemado la cocina.
A lo largo de las tres últimas semanas hemos probado varias configuraciones nocturnas, hasta que hemos optado por la más cómoda (es un decir): ZaraJota en una cama de ochenta con un niño, y yo en otra cama de ochenta con el otro. Los niños en cuestión nos los vamos turnando porque las patadas voladoras de Nena-chan no son algo que se pueda aguantar muchas noches seguidas.
El caso es que entre unas cosas y otras vamos un poco escasos de sueño y a las nueve estamos que nos caemos por las esquinas y nos retiramos cada uno a nuestros aposentos con el niño que le haya tocado en suerte y el objetivo de estar durmiendo lo antes posible.
Además, así dejamos a mi madre que vea la tele tranquila un rato, se quede gladiator en el sofá o llame a la Tita del Puerto por teléfono.
La Tita del Puerto y mi madre hablan por teléfono casi todas las noches, que es algo que siempre me ha sorprendido porque, con lo alto que hablan las dos, con sacar la cabeza por la ventana tendrían bastante y se ahorrarían pagar la línea.
El caso es que una de estas noches mi madre, muy prudentemente, cerró la puerta del salón para no despertarnos y se puso a hablar con la Tita a gritos.
–HOLA, QUE NO TE HE LLAMADO ANTES PORQUE ESTABA ESPERANDO QUE LOS NIÑOS SE FUERAN A DORMIR.
[–¿YA ESTÁN DURMIENDO?]
Lo pongo entre corchetes porque la respuesta de mi tía no se oía tan bien.
–SÍ, ESTÁN MUY CANSADOS, LOS POBRES.
[–BUENO, PUES HABLA BAJITO.]
–SÍ, SÍ, HE CERRADO LA PUERTA Y TODO.
Llevaban un rato cuando mi padre, que también estaba intentando dormir, decidió hacer una intervención urgente.
–Oye, que me han llamado de la Línea de la Concepción: que repitas lo último que has dicho, que no lo han entendido bien.
–YO NO ESTOY GRITANDO. LO QUE PASA ES QUE TENGO UN TONO DE VOZ ALTO.
–LO QUE TIENES ES UN TORRENTE DE VOZ QUE HAS HECHO SALTAR TRES SISMÓGRAFOS.
–BUENO, PUES YO NO PUEDO HABLAR MÁS BAJO.
–PUES LOS NIÑOS ESTÁN DURMIENDO.
Los c*j*n*s, durmiendo.
–BUENO, PUES CUELGO YA.
–PUES VALE.
–PUES BUENO.
–PUES NADA.
Mis padres se fueron a la cama, todavía rezongándose en tono alto.
Respiré. Los niños no se habían despertado y ya no había peligro de que se despertaran.
–GATITOOO... VEEEEEEEN, BONITOOOO... GATITO...
Mi madre estaba llamando al gato para que se fuera con ella a la cama, que se pasan la vida protestando porque duerme encima de ellos pero claro, es que si no duerme encima de ellos no pueden protestar.
–VEEEEN, GATITO...
El gatito estaba pasando como de comer m**rd*. Ay, no, que es un gato. El gatito estaba pasando mucho.
Venga, gatito, le dije telepáticamente. Ve de una p*t* vez, que tengo un sueño que me caigo.
Pero el gatito no iba.
Entonces me acordé de que mi madre me había dicho que al gato se le forman tapones de cera en los oídos y lo tienen que llevar al veterinario para que se los quiten, pero se le vuelven a formar.
Es curioso, pensé.
A mi hermano también se le forman tapones de los oídos.
A los dos se les forman tapones en los oídos, los dos son los que más tiempo han vivido con mis padres.
Entonces vi la luz, como la vio Darwin el día que se pasó de parada de metro y acabó en las Galápagos.
¿Y si los tapones de cera de los oídos no son un problema, sino una estrategia evolutiva para adaptarse al ambiente sonoro?
¿Y si mi madre le estaba quitando los tapones al gato (mi hermano se los quita solo) y al hacerlo está interponiéndose en los designios inescrutables de la Madre Naturaleza?
De pronto me sentía muy inquieta y no podía dormir.
O sea, que interponerse en los designios inescrutables de la Madre Naturaleza es una cosa muy seria.
Sobre todo si uno tiene el tono de voz alto, que las placas tectónicas son muy sensibles para lo suyo.
A la mañana siguiente yo estaba hecha m**rd*.
Me levanto con el ojo pegao y me encuentro con mi padre que como siempre se ha levantado como si madrugar fuera lo mejor que le ha pasado en la vida.
–Holahijaquiereszumotehagounzumonoquiereszumopuesyomevoyatomarmizumodesdeluegoyoaquícomprandonaranjasparaqueahoranoquierasesquedesdeluego...
–Mátame.
–¿Qué te pasa?
–He dormido muy poco.
–¿Y eso por qué?
–Porque lo he estado pensando mucho... y creo que la Madre Naturaleza ha sido más generosa con el gato que conmigo.

08 octubre 2018

Lo del wifi, 6

Previously in Lorz...
Libando rocío con las hadas.


Para tranquilidad de Necio Hutopo lo primero que os voy a decir es que Hermano Mediano estaba en casa tan tranquilo, tirado en el sofá y jugando con la Nintendo Switch.
En su defensa diré que está muy lesionado de varias partes de su cuerpo, que necesita una especie de tobillera para andar, que con la tormenta se le había mojado y que después de quitársela estaba rabiando de dolor y sin poder ponerse de pie.
Hermano Pequeño y yo fuimos a comprarle una tobillera de urgencia en cuanto solucionamos el resto de la papeleta.
Y había mucha papeleta que solucionar.
El carrito tenía como cinco centímetros de agua dentro.
Niños y adultos estábamos ensopados.
Toda la ropa, la merienda, las toallas, los millones de juguetes, todo, estaba chorreando agua.
Parecíamos supervivientes del Titanic.
Y encima mi padre no paraba de hacer preguntas estúpidas.
-Pero ¿por qué no me habéis llamado para que os fuera a recoger con el coche?
Vale, a lo mejor la pregunta no era tan estúpida.
-No se nos ocurrió. 
Puede, PUEDE, que cuando empezara a llover me viera en mitad del campo con dos niños pequeños y entrara en pánico sin tener en cuenta que me rodeaban cuatro adultos más, y que mi padre estaba en casa con el coche perfectamente aparcado y las sillas de los niños puestas.
Puede que Hermano Pequeño también entrara en pánico debido a un razonamiento similar y saliera corriendo con el carrito sin pararse a pensar en nada.
Puede que mi madre llegara a las mismas conclusiones y saliera corriendo también.
Puede que los tres hiciéramos el camino gritando, corriendo y agitando los bracitos mientras la Tita del Puerto y Hermano Mediano nos seguían sin entender qué mosca nos había picado de pronto.
Puede.
Lo importante era que ya estábamos en casa.
Mi madre se puso a bañar a los niños y yo me puse a achicar agua del carro, a tender toallas, a buscar ropa seca, qué se yo.
En algún momento me di cuenta de que estaba tiritando, pero solo pensaba en que los niños no pillaran frío, así que me quité el bañador para no coger lo que mi abuela llama "una infersión en el chichi" y seguí con el vestido mojado en plan comando para arriba y para abajo.
Ya había parado de llover, los niños estaban limpios, secos y tomando leche calentita, y pensé en llevarme el carro a la fuente para limpiarle el barro que tenía por todas partes. Lo arrastré hasta la fuente y lo miré por todas partes: parecía que lo mejor era ponerlo bocabajo y echarle cubos de agua a saco. Me agaché para volcarlo y entonces sentí una brisilla en cierto sitio.
M**rd*.
Cuando volví a casa con el carro limpio me encontré a mi madre en el pasillo.
-Madre -le dije-: no llevo bragas.
-Filla: preferiría no saberlo.
-Creo que los vecinos también, pero no les he dejado elección.



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01 octubre 2018

Lo del wifi, 5

Previously in Lorz...
Llevas un router en el bolsillo os es que te alegras de verme.

Pues al día siguiente decidimos irnos todos en comandita a la piscina.
Bueno, todos no.
-Lo he mirado en internet -dijo mi padre, que no dejaba pasar ocasión de presumir de que el sí tenía conexión- y hay un 10% de posibilidades de lluvia.
A nosotros nos entró la risa floja porque somos de Córdoba, o sea, un 10% de posibilidades de lluvia es como cuando haces un examen y te ponen un 1 por poner el nombre.
Lo que viene siendo el premio de consolación.
Así que mi madre, la Tita, Hermano Mediano, Hermano Pequeño, Nena-chan, el artista antes conocido como Bebé-kun y yo nos fuimos a la piscina, y mi padre se quedó rumiando que él no iba porque seguro que llovía y él no iba.
La piscina está a una distancia razonable: según google maps, un kilómetro y medio.


Lo que no te dice google maps es que a la vuelta es un kilómetro y medio cuesta arriba.
Sí, a la vuelta. Cuando ya vas cansado y empapado y cargando con todas las toallas mojadas y uno o dos niños dormidos.
Pensando en esa circunstancia, nos habíamos hecho con un vehículo de tracción animal, siendo normalmente el animal ZaraJota.

Por desgracia, en cuanto apareció mi familia ZaraJota recordó que tenía un compromiso urgente en Madrid, así que tuvimos que probar otras alternativas, algunas de ellas no muy acordes con la Declaración Universal de los Derechos de los Niños.

O sea, que el animal acabé siendo yo. 
Total que aquel día llegamos a la piscina, instalamos el chiringuito: aparcamos el carro, extendimos las toallas, sacamos la merienda, nos quedamos en bañador, nos pusimos los zapatos de bañarse en el río sin sufrir lesiones permanentes, hinchamos los manguitos... y empezó a chispear. 
Miramos alrededor: los nativos ni se alteran. 
Luego nos dimos cuenta de que los nativos van a la piscina en coche y si de pronto se desatan las furias del infierno no tienen más que subir al coche y en tres minutos están en casa. 
Pero en aquel momento solo vimos que ellos no se movían, y que nosotros no íbamos a ser menos. 
Entonces empezó a tronar. 
Ahí ya no empezamos a poner nerviosos porque una cosa es mojarse y otra cosa electrocutarse.
Pero los nativos seguían sin moverse. 
Por suerte en aquel momento el artista entonces conocido como Bebé-kun empezó a amoratarse y temblar y pensamos: Nos vamos, pero por el niño, pobrecito, que está helado. 

No tenemos miedo, nos vamos porque queremos.

Total, que empezamos a subir la cuesta con el carrito, los niños, la impedimenta, mi madre que está fatal de lo suyo, la Tita que está fatal de lo suyo, Hermano Mediano que está fatal de lo suyo, Hermano Pequeño que está fatal de lo suyo... y como a mitad de camino empieza a diluviar
Y mi madre, que no ve una m**rd* dicho sea de paso, otea el horizonte y dice: 
-¡Refugiémonos debajo de aquel árbol! 
A lo que Hermano Mediano, que habitualmente es puro zen pero todo en la vida tiene un límite, le contesta: 
-CLARO QUE SÍ, MADRE, EN MITAD DE UNA TORMENTA ELÉCTRICA, SUBIDOS A UN CERRO Y DEBAJO DEL ÚNICO ÁRBOL, A VER SI SALIMOS EN LAS NOTICIAS. 
A mí lo de salir en las noticias me parecía bien, pero se ve que mi familia es tímida y decidieron seguir adelante, que total estábamos empapados, qué más daba ya. 
Una señora que estaba en la puerta de su chalet observando el apocalipsis nos ofreció refugio hasta que pasara la tormenta, pero muy dignamente le dijimos que no.  
-¿Tormenta? ¿Qué tormenta? No habíamos notado nada. 
Entonces fue cuando empezó a granizar. A LO BESTIA. Unos granizos como cerezas, que se note que estamos en el valle del Jerte. 
Los granizos rebotaban y se colaban dentro del carrito, que ya tenía como dos dedos de agua en el fondo. 
Quizá fue ese el momento en el que entramos en pánico. 
Hermano Pequeño, que en esa ocasión se había ofrecido amablemente a tirar del carrito, empezó a CORRER. 
Pero a CORRER A SACO. 
Yo iba como a 100 metros detrás suya, gritándole que parara, pero no me hacía ni caso. Qué velocidad. Luego se queja de que se le cargan las piernas. 
Le alcanzo como a diez metros del pueblo. Hay que cruzar la calle, pero no hay calle: solo hay agua, como a treinta centímetros de altura. 
-¿Qué hacemos? -pregunta. 
-Cruzamos, pero deja que te ay...
Hermano Pequeño sale disparado tirando del carrito, lo hunde en el agua, cruza la calle y lo sube a empujones por el otro lado. 
-Uy -dice. 
-¿Los niños están bien? ¿Qué pasa?
-Nada, creo que se te ha roto el carrito. 


Ahora será culpa mía.
Estamos mirando la rueda con cara de pasmo mientras nos chorrea agua por la cara cuando nos ofrecen refugio otra vez. Una pareja nos deja pasar a su portal, nos da toallas, nos arregla la rueda...
-Podéis quedaros aquí hasta que pare de llover -nos dicen.
Entonces se me acerca Hermano Mediano.
-Oye, ¿estás bien? ¿Los niños están bien?
-Sí, sí. Están un poco asustados pero bien.
-Vale, pues yo me piro que mi sudadera es impermeable.
-¿QUÉ?
Pero Hermano Mediano ya no me oía. Iba calle adelante, con su sudadera impermeable. El muy c*br*n.
Bueno. Una tormenta tan intensa no podía durar mucho, así que poco a poco empezó a escampar.
Nos despedimos de la amable familia y recorrimos los escasos cien metros que nos quedaban. En la puerta de la casa, perfectamente sequito y con una sonrisa de oreja a oreja, nos estaba esperando mi padre.
-¿Qué, os ha pillado la tormenta?
-No, es que hemos estado libando rocío con las hadas, no te j*d*.



Continuará...








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24 septiembre 2018

Lo del wifi, 4

Previously in Lorz...
El amor está muy bien, pero el wifi es el wifi.


Mi padre llegó al pueblo con mi madre, la Tita del Puerto, Hermano Mediano, Hermano Pequeño y la rana croando debajo del agua.
Y el router inalámbrico.
-La contraseña está dentro -me dijo, dándome el cacharrito-, pero como no hay dios que lo abra te la apunto aquí.
-Sí, sí -le dije, sin escuchar realmente porque estaba muy ocupada acariciando el router.
Además, en ese momento la situación era totalmente caótica porque las casas en el pueblo tienden a ser muy estrechas y a crecer acumulando pisos hacia arriba, verigracia:

Esta NO es la casa de mi abuela, 
por favor no llaméis al timbre preguntando por "Lorza"
 que lo mismo se lo toman a mal. 

Y allí se habían dejado caer de pronto cinco personas, más las cuatro que ya había, con todo su equipaje, y de pronto había gente, maletas, bolsas, gafas de sol y botas de trekking por todas partes, y ni un solo centímetro libre para hacer cosas tan locas como moverse de un lado para el otro, así que me puse a recoger cosas, esta maleta al dormitorio, este bolso al perchero, ese papelito con unos números misteriosos a la basura y todo así.
Tuvimos un día de locura total, y por la noche, cuando me tumbé en la cama, me di cuenta de que no había tenido ni un minuto para conectarme al dichoso wifi.
Entonces agarré el móvil y me dije, allá vamos.
Le di a conectar y me pidió la contraseña y entonces me di cuenta de que no tenía la contraseña.
-M**rd*****.
Recordaba vagamente que mi padre la había apuntado en alguna parte, pero ¿dónde?
Me levanté y de puntillas empecé a recorrer las habitaciones buscando un papel o algo donde mi padre pudiera haber anotado la contraseña, pero no había nada porque como ya os he dicho el desorden me pone muy nerviosa y me había dedicado a ir poniendo todo en su sitio: esta maleta al dormitorio, este bolso al perchero, ese papelito con unos números misteriosos a la basu...
M**RD*.
Bajé a la cocina y miré dentro del cubo de la basura. El sobre misterioso asomaba por debajo de una cosa viscosa de color naranja fosforito que deduje procedía de una lata de mejillones.
M**rd*.
Pensé en cogerlo pero tengo mis principios y no estaba dispuesta a hurgar en la basura solo para conectarme a internet.



Vale, lo cierto es que saqué el sobre de la basura y los números no se leían bien.
No me juzquéis, llevaba cinco días sin internet, vosotros habríais hecho lo mismo.
Muy bien, Lorz, no pasa nada.
La contraseña está apuntada DENTRO del router.
Solo tengo que abrir el router.
Subí a la salita, que era el último lugar donde se había visto con vida al susodicho.
En la salita había un Hermano Mediano durmiendo en un sofá y un Hermano Pequeño durmiendo en un colchón en el suelo pero ningún router.
M**rd*.
Encendí la luz y empecé a mirar por debajo de la mesa, por debajo del sofá, por debajo de mis hermanos.
-¡LORZ! -me gritó Hermano Mediano, que ahora que sale el tema ya le vale ponerse a gritar, o sea, que en esa casa había gente durmiendo-. ¿SE PUEDE SABER QUÉ HACES?
-Estoy buscando el router.
-Es que son las dos de la mañana y estamos intentando dormir.
-Ah, pues por mí no paréis, que no me molestáis para nada.
Hermano Mediano me dijo ciertas cosas que no se le deberían decir a una pobre chica inocente como yo y no me quedó más remedio que irme.
Sin el router.
De todas formas, no parecía que estuviera allí.
Bueno, tenía varias opciones.
La primera era volverme a la cama y dormir, pero todo este asunto de no tener internet me había puesto muy nerviosa y no creía que pudiera conciliar el sueño.
La segunda era volverme a Madrid, dónde internet, simplemente, ESTÁ. Pero como no tenía internet no podía mirar los horarios de los autobuses. O sea, podía ir a la parada y mirar los horarios pero tenía que andar como doscientos metros para eso. Impensable.
La tercera era preguntarle a mi padre por la ubicación exacta del router. El problema es que mi padre estaba durmiendo en el sobrao, que da un miedo que no veas.



El sobrao, de día. 
No tengo fotos de noche porque de noche no subo ahí ni loca.

Además está el asunto de que el tejado está hecho polvo, pero hecho polvo en plan se ve el cielo, y diréis, qué bonito y qué romántico para dormir debajo de las estrellas. Y yo os diré: MURCIÉLAGOS. COLÁNDOSE POR AHÍ. TODA LA P*T* NOCHE.  


El agujero en el tejado. 


Y luego está la parte en la que se oyen pisaditas, gañiditos y bufiditos misteriosos. 
No tengo foto de la zona que tiene la instalación eléctrica mal 
y si le das al interruptor de la luz la bombilla empieza a encenderse y a apagarse sola 
hasta que estalla.  
O sea, el sobrao de noche es un no-no.


Así que hice de tripas corazón y me volví a la cama. Sin internet. Imaginaos mi lamentable estado. O sea, con esto Dickens te escribe tres novelas. 
Bueno, pues a la mañana siguiente le pregunté a mi padre amablemente DÓNDE C*Ñ* ESTABA EL ROUTER. 
-Ah -dijo, como si fuera lo más normal del mundo-. Lo llevo siempre en el bolsillo. 
Nota mental: ponerme guantes para tocar el router.
-¿Por qué nadie en su sano juicio llevaría siempre el router en el bolsillo? 
Dicho sea desde el respeto y sin acritud, ¿vale?
-Pues porque en esta casa las paredes son muy gordas. 
Me parece a mí que llevar el router tan cerca le está empezando a afectar el celebro. 


Continuará...


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PD. Aprovecho para pediros que os suscribáis al blog, que es gratis y os manda un mail avisando de que he actualizado, así no tenéis que pensar mucho, que es una cosa como muy cansada.

17 septiembre 2018

Lo del wifi, 3

Previoulsy in Lorz...
¿Por qué las tuberías revientan a mi paso?


Pues ZaraJota, los niños y yo estuvimos en el pueblo estupendamente unos días, pero había una nube en el horizonte de nuestra felicidad: no teníamos wifi.
Mientras estaba tumbada al sol en el césped, escuchando el suave susurro del agua del río correr y los menos suaves berridos de los niños al jugar, con un refresco en una mano y algo ligerito para picar, yo qué sé, cochinillo o morcilla o churrasco en la otra, pensaba en el wifi y unos gruesos lagrimones resbalaban por mis mejillas.
-Se fuerte, Lorz -me decía a mí misma-. Tú puedes aguantar sin wifi.
Pero cuando ya llevaba tres o cuatro días la situación se hizo insoportable y ZaraJota llamó a mi familia.
-¡La he pillado subiéndose al tejado para lamer la parabólica del vecino! ¡LA PARABÓLICA! ¿Pero de dónde se ha sacado esta g*l*p*ll*s la idea de que puede pillar señal chupando una parabólica?
-Parecía una paellera -me defendí.
-¿Y DE DÓNDE HAS SACADO LA IDEA DE QUE SE PUEDE PILLAR SEÑAL DE INTERNET CHUPANDO UNA PAELLERA?
ZaraJota es que es así: siempre está cuestionando el método científico.
Total, que mis padres decidieron intervenir.
-Mañana mismo voy -me dijo mi padre- y te llevo el router portátil.
-Vale.
-Me llevaré a tu madre, claro. No me gusta conducir solo.
-Claro, a ver con quién discutes si no.
-Ahora que lo pienso, está aquí la Tita del Puerto. No podemos dejarla en Madrid, ya que ha venido a vernos.
-Claro, claro, que se venga.
-Y tendremos que llevarnos también a Hermano Mediano. Tiene 36 años y hace dos que no vive en casa, pero no vamos a dejarlo aquí solito, pobre.
-Claro, claro, lo que sea.
-Y a Hermano Pequeño. Tiene 33 años y hace casi diez que no vive en casa. De hecho ni siquiera quiere venir. Pero se viene.
-Claro, claro.
-Y bueno, ya que estamos allí no vamos a volvernos en el día. Estamos pensando en quedarnos una semana o así.
-LO QUE SEA PERO TRÁEME EL ROUTER YA.
Por desgracia, ZaraJota no era exactamente de la misma opinión.
-Lorz, si crees que voy a quedarme una semana en la casa de Norman Bates con toda tu familia estás muy equivocada.
-Pero...
-No me gusta tener que ponerte en esta situación, pero esta vez vas a tener que elegir: o tu familia o yo.
-ZaraJota -le dije con los ojos anegados en lágrimas-: sabes que yo siempre te elegiría a ti por encima de cualquiera, incluso de mi familia.
-Gracias.
-Pero es que ellos tienen wifi, así que arreando.

Continuará...







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18 septiembre 2017

Vacaciones en el pueblo, 3

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La gente, que es muy guarra.


A los cuatro días o así de estar en el pueblo ZaraJota dijo que se iba a por tabaco y ya no lo volvimos a ver, que no es que me importe, es que se llevó el coche y en ese pueblo es todo cuesta arriba.
Casualmente, el mismo día que ZaraJota se fue apareció Hermano Mediano, que como especialista en el Camino de Santiago y en el contrabando de latas de fabada Asturiana a China tiene soluciones para todo.
-Conozco una ruta facilísima para ir andando a la piscina.
-¿Con los niños?
-Sí, sí, es facilísima.
-Vale. ¿Me llevo el carrito?
-Sí, sin problema.
-¿De verdad? Puedo llevar al niño en la mochila.
-De verdad, es totalmente niño-friendly, podemos ir con el carrito.
Y eso hicimos.
Al principio todo fue bien: el camino era un poco tosco, pero transitable, corría el agua, había moras, vimos caballos y vaquitas...
Hasta que de pronto, no sé ni cómo, estábamos en mitad del las zarzas, trepando por un pedregal, yo con Bebé-kun en brazos, Hermano Mediano con el carrito a cuestas, y Nena-chan tan pichi porque su tío le había prestado un palo de senderismo ROSA.
Ojalá me hubieran prestado a mí media docena.
Con todo, íbamos considerablemente felices.
-Mira, Nena-chan, ¡esto es una AVENTURA! -le dije.
-¡Sí!
-¡Vamos por el bosque!
-¡Como Caperusita!
-Sí... y escucha un momento... oigo pasitos... creo que... ¡nos sigue un conejito!
-¡Como el de Alisia en el País de Ramavillas!
-¿Rama...? Vale, sí, como el de Alicia, ¿lo oyes?
-Sí, ¡está supercerca!
-No grites, ¿vale? Que lo vas a asustar. Vamos a hablar bajito a ver si se acerca...
Mientras tanto, Hermano Mediano no decía nada. Pensé que se estaba concentrando en orientarse con las estrellas o en buscar agua potable o a punto de reventar o yo qué sé.
No comentó nada del conejo hasta que no llegamos a la dichosa piscina y los niños estuvieron chapoteando alegremente en el agua.
-Lorz, ¿te acuerdas del conejo que has oído antes?
-Sí.
-Pues era un jabalí.
Definitivamente esa no es la versión de Alicia que yo recuerdo.


¿Continuará?

23 abril 2017

Eurodisney, parte 3

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Eh jodío de ehplicar.

Voy a decir una cosa que me va a traer muchos problemas, pero no puedo ocultaros la verdad ni un minuto más:

soy la más normal de mi familia.

Ya está. Ya lo he dicho.

Mi familia tiene puñetitas de todos los modelos, pero la puñetita más general y compartida es la manía de la puntualidad.
Bueno, puntualidad. 
Ser puntual es llegar a la hora que toca.
Para mi familia ser puntual es llegar un cuarto de hora antes, media hora antes para ir con un poco de margen. De hecho, si vas una hora antes, mejor, que siempre te puede surgir cualquier imprevisto.
Cuando estamos por separado todavía somos capaces de disimular la tarita, pero cuando estamos juntos nos retroalimentamos y alcanzamos dimensiones épicas.
Por suerte, casi nunca estamos todos juntos.
Pero claro...


FLASHBACK...

-Todos, Lorz. Nos vamos a Eurodisney TODOS.

FLASHFORWARD...

La neurosis colectiva empezó varias semanas antes de la hora prevista de embarque, pero os voy ahorrar los detalles para que no tengáis pruebas contra nosotros el día que decidan internarnos en un centro especial. 
El vuelo salía a las 8:45 de la fruta mañana de un fruto sábado, y calculé que con salir de casa a las 6:00 era más que suficiente. Vaya, que el aeropuerto está a escasos 20 minutos de casa, y a esas horas ni hay tráfico ni nada, pero bueno, mi idea era llegar, pasar el control, y sentarme a dar tetica tranquilamente frente a la puerta de embarque.
Pero la víspera mi familia alcanzó el punto crítico.
Antes de nada, un poco de contexto.
Me había levando a las 6:00, había llevado a los niños al colegio y me había ido a trabajar. Llevaba toda la tarde intentando encajar el equipaje de cuatro personas (peor: de tres personas y un bebé) en una única maleta (spoiler: no lo conseguí), planchando cositas de última hora, intentando recordar si llevaba todo lo que necesitaba o no. Eran las nueve de la noche, no habíamos cenado, y los niños estaban que se subían por las paredes.
Y entonces mi madre llamó por teléfono.
-Filla -me dijo-, que llevo ya un rato sentada en el sofá con el abrigo puesto.
-¿Vas a montar una granja de pollos?
-No, es para irme ya al aeropuerto.
Jo. Me gustan los pollos.
-¿YA?
-Sí, es que tu hermano dice que deberíamos estar allí a las 6. Y claro, para estar allí a las 6 hay que salir de casa por lo menos a las 4, y para salir a las 4 yo tengo que levantarme por lo menos a la 1, y he pensado que mira, que ni me acuesto.
-Vale, ¿por qué llevas el abrigo puesto?
Que estamos a treinta grados, por el amor de dios.
-Porque he mirado la previsión del tiempo para los próximo diez días, y el martes va a refrescar.
-Claro. Bueno, rebobinemos un poco: ¿que mi hermano ha dicho QUÉ?
Hermano Mediano ha estado en Finlandia, Islandia, Japón y China, en esta última varias veces. Cualquiera diría que a estas alturas ya se habría acostumbrado a todo el tema de los horarios y los aeropuertos.
Sí, cualquiera lo diría.
Pero yo no.
-Que tenemos que estar allí por los menos dos horas antes del vuelo, y como el vuelo sale a las 8...
-¡El vuelo sale a las 8:45!
-Pero la hora de embarque es a las 8:15, así que tenemos que estar allí como mínimo a las 6 y claro, ¡es que es prácticamente hora de salir ya!
Lo primero que pensé es que mi madre se había vuelto loca de pronto. Luego me lo replanteé y me dije que bueno, igual tan de pronto no era.
Pero no se trataba de eso. A mí me daba pánico pensar que iba a pasar tres horas en el aeropuerto, con todo cerrado, nada que hacer, dos niños pequeños, mis padres, mis hermanos y ZaraJota drogado (esa historia para otro día...). Tenía que encontrar la forma de poner un poco de sensatez pero claro, la sensatez no es mi fuerte.
Por eso recurrí a una autoridad superior.
-Pero vamos a ver... ¿padre qué opina de todo esto?
-¿Tu padre? ¡Hace una semana que salió para el aeropuerto!

Estamos apañados.

continuará...

13 febrero 2016

Japón. Qué lejos que está Japón.

Hermano Mediano se ha ido de vacaciones a Japón.
También.
Últimamente, toda la gente de mi entorno se va a Japón. En serio. ¿Qué os pasa? ¿Regalan billetes de avión con los phoskitos o qué?
ZaraJota, de hecho, tiene una teoría:
-Es lo más lejos de ti que se pueden ir.
-No es cierto. Nueva Zelanda está más lejos.
-Y por eso sería el primer lugar en el que mirarías.
Anda, pues es verdad.
El cabrón de Hermano Mediano así se le atragante el sushi estaba muy contento con su viaje porque es un egoísta de mierda y le da igual que YO lo necesite aquí para enseñarme a usar snapchat.
Es una historia muy larga, ya os la cuento otro día si eso.
Yo estaba menos contenta con el muy capullo, pero como además de egoísta es muy listo rápidamente urdió una treta para manipularme y ponerme a su favor.
-Bueno -me dijo-, ¿qué quieres que te traiga de Japón?
Ahí, atacando mi punto débil.
-Pues no sé, algo que mole.
Hermano Mediano se lo pensó.
-Pues te voy a traer un rollo de plástico de cocina, que me han dicho que allí venden uno buenísimo.
Anda, vete.
Y más te vale que la estancia sea larga.

21 enero 2016

La venganza de los Reyes Majos

Me imagino que a estas alturas estáis ya todos hasta el potorro de oírme hablar de los biberones de Bebé-kun. 
Yo también.

Como he dicho millones de veces, en mi casa los Reyes Majos vienen el 31 de diciembre. 
Bien pensado, no es mi casa, sino la casa de mis padres. 
Desde que nació Nena-chan he estado intentando convencer a los dichosos Reyes de que traigan los regalos el día que corresponde, pero no hay manera. 
-Es que el 31 de diciembre es el único día que estamos todos -repite mi madre-. Bueno, salvo tu tía, que se va, tu primo, que no viene, tu padre, que al día siguiente madruga, tus hermanos, que salen tarde de trabajar...
El uso que hace mi madre de la palabra "todos" es ocasionalmente preocupante. 
Al final he aceptado caballerosamente la derrota, y he llegado a un acuerdo amistoso: 
dejo a mi familia que reparta sus regalos de reyes cuando le salga de la punta el nabo, y, pase lo que pase, el día 5 me voy con los niños a la cabalgata y a la vuelta, plof, los reyes han dejado en casa alguna cosita para ellos. 
Es como magia. 
Este año, una vez más, los regalos se repartieron en casa de los abuelos el día 31. 
-Creí que iba a ser el día 5 -me dijo Hermano Pequeño-. Me he pedido la tarde libre y todo. 
-Bueno, pues te vienes a la cabalgata con nosotros. 
-Ah -me dijo mi madre-, si Hermano Pequeño va a la cabalgata yo también voy.
-Bueno -le dije a ZaraJota-, si van a venir mi madre y mi hermano más me vale invitar al otro hermano y a mi padre también.
Invitados todos y asistencias confirmadas, me di cuenta de que tenía que avisar a los Reyes Majos de que tenían que traer cositas para más gente. Rápidamente me puse en contacto con ellos por internet, y más rápidamente aún tuve la respuesta por correo electrónico: 

Gracias por realizar su pedido. 
Ha elegido usted entrega urgente 24 horas. 
Fecha estimada de entrega: 26 de enero - 1 de marzo. 

¿Que QUÉ?
¿Más de un mes para recibir los regalos?
¿Es que los traen en camello o qué?
Para entonces Nena-chan ya estaba muy ilusionada con los Reyes Majos, y me daba mucha pena que descubriera que son unos vagos de mierda, así que pensé... por favor, no me juzguéis, que lo hice con muy buena intención... pensé que yo... ay, qué vergüenza... pensé que yo podía comprar los regalos de mi familia y ponerlos bajo el árbol como si los hubieran traído los Reyes. 
Ya está, ya lo he dicho. 
El problema era que los niños ya no tenían colegio ni guardería y, fuera dónde fuera, tenía que ir con ellos. Entonces me acordé de una mamá del colegio. Bueno, y de la guarde. Qué más da, ella ya sabe quién es (¡Hola!). Esta mamá me contó que se había encontrado en una situación parecida, y se había ido de compras con los niños, y que lo hizo tan bien y con tal disimulo que los niños no se enteraron de nada. 
Y pensé que si ella había podido, yo también. ← Quedaos con esta frase, que ha ganado el Premio Internacional a Soy Tontalculo 2016.
Me fui con los niños al centro y compré cuatro chorraditas para mis padres y mis hermanos, y efectivamente los niños no se pisparon de nada en ningún momento. Bueno. No se pisparon de nada hasta fui a salir de la tienda y saltó la alarma, y un amable guardia de seguridad me vació las bolsas una por una delante de los niños. 
Ay. 
No pasa nada, me dije. Son regalos-rollo de adulto. Nena-chan ni se ha fijado. 
Nos fuimos a casa, los empaqueté, los escondí...
El día 5 nos fuimos a la cabalgata de reyes y cuando volvimos... no os lo vais a creer: había un montón de regalos debajo del árbol de navidad. Estaban ahí hasta los que yo había comprado, que si eso no es un milagro navideño ya me dirás.
Yo estaba supernerviosa, y no paraba de mirar a Nena-chan por si ataba cabos, pero no. Habiendo por medio tantos juguetes, ¿para qué iba a fijarse en los regalos-rollo de los adultos?
Efectivamente, la niña no hizo ningún comentario, al menos ese día. Ni al siguiente. Ni al siguiente. Ni al siguiente. De hecho, ya habían pasado dos semanas el día que nos subimos al autobús y un señor saludó a Nena-chan. 
-Hola, bonita, ¿cómo te llamas?
Y entonces, sin mediar provocación alguna, fue Nena-chan y le soltó: 
-Los Reyes Magos me traen muchos guegalos para mí porque yo me porto bien mucho pero a la buela le traen una caja de galletas que compra mamá. 
Mira, niña, si crees que la abuela no se ha portado bien este año dilo claramente. 




17 septiembre 2015

Operación Timey Wimey, 4

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Lo del culo.

El equipo médico al completo me había dejado claro que lo mejor que podía hacer para acelerar el parto era relajarme y disfrutar. Me dieron incluso una explicación médica, pero como no me acuerdo he pensado que mejor me invento una:
Resulta que si el embarazo empieza exactamente como comenzó, te dan puntos de feng shui y luego puedes cambiarlos por un ipad.
Por ejemplo.
Para garantizar que nadie venía a aturdirnos con su amor, ZaraJota y yo pusimos en marcha la Operación Timey Wimey, que se basaba en tres puntos:

1. NEGACIÓN PAUSIBLE
En realidad, más que negación pausible era negación sin pausa.
-¿Cuánto tiempo estarás ingresada? -me preguntaban.
-No lo sé.
-¿Cuándo podrás recibir visitas?
-No nos lo han dicho.
-¿Van a provocarte el parto?
-No nos han informado.
-¿Estás tonta o qué?
-No tenemos confirmación.
Y todo así.
-Pues vaya con la seguridad social -me dijo mi madre por teléfono al segundo día de ingreso-, que no te dan explicaciones de nada.
Entonces empezó a preocuparme que mi madre se plantara en el hospital, con los brazos en jarras y los dientes apretaos, a montar el pollo porque no nos daban explicaciones, y cambiamos de táctica: en lugar de negación pausible optamos por "según evolución".
-¿Cuánto tiempo estarás ingresada? -me preguntaban.
-Según evolución.
-¿Cuándo podrás recibir visitas?
-Según evolución.
-¿Van a provocarte el parto?
-Según evolución.
-¿Estás tonta o qué?
-Según evolución.

2. CORTINA DE HUMO
El personal me dejó llevarme el teléfono móvil a todas partes, incluido el paritorio, y lo pude seguir usando hasta que necesité las dos manos libres (la matrona, que se empeñó en que arrancara una barra de la cama, dios sabrá para qué).
Así pude estar pendiente de Bebé-chan, contestar mensajes, y twittear con mucho cuidado para que nadie sospechara.



Bueno, más o menos.

3. ESCÓNDETE DETRÁS DEL MORENO
Cuando fuimos a urgencias pensábamos que seguramente no sería nada y que nos mandarían de vuelta a casa, así que en vez de ir al hospital que teníamos previsto, nos fuimos al que nos pillaba más cerca, que casualmente es un hospital militar. Eso nos vino muy bien porque cada vez que alguien detectaba algún agujero en nuestra historia, simplemente decíamos "es que es un hospital militar".
Y a todo el mundo le parecía de lo más razonable. Gracias, Expediente X, por convencer a la humanidad de que los militares son raros.

En fin.
A pesar de que ZaraJota miente de p*t* pena, la Operación Timey Wimey funcionó perfectamente:
durante dos días, nuestras familias estuvieron convencidas de que estábamos en el hospital "en observación", por "una cuestión de puro procedimiento" y porque "los militares son así". Y no era mentira: estaba de lo más observada y procedimentada.

El primer día me pusieron la dichosa prostaglandina y no me hizo nada, así que el segundo día directamente me llevaron a la sala de dilatación y me pusieron un gotero con oxitocina que, por lo que he oído, es algo así como polvos pica-pica para el piticlín.
-Y ahora, a esperar -dijo la matrona.
Como teníamos mucho tiempo por delante, ZaraJota y yo nos dedicamos mirar los piquitos de las contracciones en el monitor. Nos habíamos inventado un juego, "adivina cuánto duele": ZaraJota intentaba adivinar, solo mirándome a la cara, a que número de la gráfica llegaríamos. Se le daba muy bien hasta que llegamos al ocho y empecé a poner la misma cara en todas (más tarde descubriría, con gran felicidad, que a partir del doce saco la lengua).
Estábamos en esas cuando mi madre envió un mensaje al GRUPO FAMILIA.
"Bebé-chan no tiene camisetas de manga corta"
Dejé de mirar el monitor para contestar.
"Tiene que haber, metí dos mudas completas en su mochila"
"Pues no hay. y es que hemos pensado ir al parque, y justo hoy hace calor, y solo hay camisetas de manga larga, y se va a cocer"
Esperé a un hueco entre contracciones y la llamé.
-¿Qué pasa?
-Que estoy mirando la maleta de la niña, y solo tiene camisetas de manga larga.
-No puede ser, metí dos mudas completas, mira a ver...
-No, no hay.
-A ver, dime lo que hay.
-¡Viene otra! -me avisó ZaraJota, que parecía creer que si no me avisaba no me iba a dar cuenta o algo-. Esta va a ser un ocho, por lo menos.
-Hay unos leggins, una camiseta de Frozen de manga larga, ¿ves? Es de manga larga.
-¿Y... no hay... una blanca de manga corta?
-No.
-¿No?
-Ah, sí, aquí está.
-Pues... ponle... esa -por dios, ponle esa, ponle un saco, ponle un tanga de leopardo, me importa un pedo de gamba.
-Es que es interior.
-No... es... interior -es una p*t* camiseta blanca, es interior, es exterior, es lo que te dé la gana.
-Es que no lleva dibujo, Y tú siempre le pones camisetas con dibujo.
-La cami... seta de Frozen se transparenta... por eso debajo... le pongo camiseta... sin... dibujo -maldita sea la camiseta de Frozen, maldita sea Frozen, maldita sea la madre del guionista de Frozen por toda la eternidad.
-Ah, pues le pongo esta.
-Eso... -esa, otra, la de más allá, no me importa, de verdad, si no me voy a enterar, y si no, en vez de ir al parque te quedas en casa y le soplas en la cara para que parezca que le da el aire.
-Es que la he visto y como tú siempre le pones camisetas con dibujo pues he pensado, esta va a ser interior, y la otra era de manga larga, y he pensado, esto va a ser que hizo la maleta esos días que refrescó, ¿te acuerdas la semana pasada que refrescó?, y luego se ha olvidado de meter cosas así como más de veranito, y es que hoy hace mucho calor, y queremos ir al parque y he pensado que como le ponga la camiseta de manga larga se va a cocer, pobrecita mía, con esa piel que tiene, y claro, como solo había camisetas de manga larga y la otra no tenía dibujo y yo creía que era interior...
-Uy, que cara estás poniendo -me dijo ZaraJota-. Eso es que va a ser un nueve por los menos.
-BUENO MAMÁ PUES NADA RESUELTO YA SI ESO HABLAMOS LUEGO.
Al rato recibí otro mensaje de mi madre.




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Aprovecho para hacer un inciso:
Dios, si existes y de verdad te gusta mandar gente al infierno, hazme el favor: no envíes a los homosexuales, que no le han hecho nunca nada malo a nadie. Envía en su lugar al hijo de la gran p*t* que inventó los grupos de whatsapp. Anda. Hazlo por mí.
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Y el mensaje de mi madre decía:
"Vamos para el hospital a recoger los justificantes para el trabajo"
Como yo estaba ingresada, mi madre se había cogido tres días por "ingreso hospitalario de familiar en primer grado" para quedarse con Bebé-chan.
"¿Y lo necesitas YA-YA-YA?", pregunté. O sea, que estoy pariendo y tal.
"Yo no, pero tu padre sí"
"Creía que había ido a trabajar"
"Y ha ido"
Me rindo. Prefiero no saberlo. Venid a por el p*t* justificante si os hace tan felices.
"Vale, avisad cuando lleguéis para que salga ZaraJota a ver a Bebé-chan"
Y entonces miré a ZaraJota y por primera vez me fijé en su camiseta.
-¿Esa no es la misma camiseta que llevabas ayer? -le pregunté.
-Sí, es la que me puse para venir al hospital.
-¡Hace dos días de eso!
-Ya, es que no me acordé de coger una muda para mí.
-¡Pero estuviste en casa recogiendo cosas! ¡Dos veces!
-Ya, es que se me olvidó coger otra camiseta.
-POR LOS CLAVOS DE MI BILLY, ¿QUÉ COJONES OS PASA HOY A TODOS CON LAS CAMISETAS?
Bueno. Pensé. Vamos a calmarnos. Ya que mis padres van a venir al hospital podían traerle una camiseta limpia. Hermano Mediano, que vive con ellos, tiene millones de camisetas, y no sería la primera vez que le presta alguna a ZaraJota. Así que mandé un mensaje al GRUPO FAMILIA.
"Ya que vais a venir, ¿podéis traerle a ZaraJota una camiseta?"
Mi madre, siempre solícita, no tardó en contestar.
"Claro, ¿cuál?"
Miré a ZaraJota con desesperación. ¿Cómo que cual?
"Una camiseta, la que sea. La que quiera prestarle Hermano Mediano"
"Ok", contestó, "¿de manga larga o de manga corta?"
¿Sabéis lo que os digo? Que os metáis la camiseta por el culo.

Continuará...




07 noviembre 2014

[una ordinariez]

En cuanto Bebé-chan empezó a hablar (más o menos) todo el mundo nos advirtió.
-Tened cuidado con lo que decís en casa,  que los niños lo repiten todo.
Mi padre estaba especialmente ilusionado con la idea.
-Sí, sí, porque yo me sé de UNA -UNA soy yo, por si os habéis perdido en la sutileza del argumento-, que un día entró en casa de los abuelos y les soltó "mi papá llama a mi mamá [una ordinariez]".
A mi padre le encanta esa anécdota, porque la tiene catalogada como "Anécdota Humillante de la Infancia de Lorz" (o de UNA, para que no os confundáis).
Yo le digo que la anécdota es humillante, eso seguro, pero que no está tan claro para quién.
-¿Llamabas a mamá [una ordinariez]? -le pregunté.
-Sí.
-Tu padre es que siempre ha sido muy romántico -dijo mi madre.
-¿Y tú le dejabas?
-¿Qué iba a hacer?
-No sé, si Zarajota me llamara [una ordinariez] a mí le partiría la cara así con el canto la mano.
Generalmente no soy partidaria de la violencia conyugal, pero todos tenemos nuestros límites.
-Claro, claro. Como si Zarajota no te llamara cosas a ti.
-¡No es lo mismo!
En los momentos de intimidad en los que se deja llevar por el romanticismo, Zarajota me llama cieliamor.
Sin duda es sonrojante, pero si un día Bebé-chan llega a la guardería y dice a voz en grito:
-¡¡¡MI PAPÁ LLAMA A MI MAMÁ CIELIAMOR!!!
Pensarán que somos unos cursis, no que hay que llamar a los servicios sociales.
Creo.
-Además, padre no te lo decía en los momentos de intimidad: te lo decía delante de tus tres hijos.
-No, no, mujer, eso era antes de que Hermano Pequeño naciera -se ve que después se le quitaron las ganas de [una ordinariez]-. Erais muy pequeñitos.
-¡Peor me lo pones!
-Los niños de esa edad no se enteran.
A ver, en qué quedamos: ¿se enteran o no se enteran?
Una tarde dejamos a Bebé-chan con los abuelos. Y cuando fuimos a por ella, le pregunté:
-¿Te lo has pasado bien con los abuelos?
-¡TIIII!
-¿Qué habéis hecho?
-BUELA DICE "¡CALLA!". BUELO DICE "¡CALLA TÚ!"
Hay que ver cómo ha evolucionado [una ordinariez] en treinta y cinco años de matrimonio.

















Ch*ch*loco.


Lo siento, papá, se me ha vuelto a escapar.
Es como un tic nervioso que tengo.

24 junio 2014

Dinópolis

-Estoy pensando en irme un fin de semana a Londres a ver The Book of Mormon -dijo Hermano Mediano.
Cuando Hermano Mediano era adolescente mi madre estaba preocupada porque salía poco. Desde que nos mudamos a Madrid mi hermano ha estado, si no recuerdo mal, en Finlandia, Fráncfurt, Londres y China, aparte de hacer el camino de Santiago en todas las direcciones posibles, siempre buscándose la vida y por su cuenta. A estas alturas mi madre ya ha debido darse cuenta de que lo que a Hermano Mediano no es que no le gustara salir, es que lo que quería era salir del pueblo.
-Pues yo me apunto -dijo Hermano Pequeño.
-¡Anda! ¡Yo también quiero! -dije yo-. Podíamos ir un fin de semana los cuatro.
-¿A Bebé-chan le gustan los musicales?
-Eh, no. Bebé-chan tendría que quedarse aquí. Estaba pensando en que viniera ZaraJota™.
-Ah.
Solo había un pequeño problema: a ZaraJota™ le da pánico volar. Yo, en cambio, soy mucho más lista: a mí lo que me da pánico es estrellarme. El problema no es que nos muramos y tal, aunque sería un inconveniente; lo que nos preocupa es qué pasaría entonces con Bebé-chan.
-Pues que se quedaría con mis padres -le digo a ZaraJota™.
-¡Eso, tú empeóralo!
-Oye, que me han criado a mí. Tan malo no puede ser. ¿Verdad? ¿Verdad? ¿VERDAD?
En el fondo ambos sabemos que Bebé-chan estaría muy bien con mis padres:
Mi madre adora a Bebé-chan.
Bebé-chan adora a mi madre.
Mi padre adora a Bebé-chan.
Bebé-chan le perdona la vida a mi padre porque sabe que puede manipularlo a voluntad y convertirlo en un mero juguete en sus manos.
Y todo así.
Supongo que lo que nos pasa es una forma extraña, morbosa y enfermiza de celos con anticipación: si algo nos pasa, no seremos nosotros quienes cuidemos de Bebé-chan. Y como la queremos mucho, la idea nos toca los güevos a dos manos.
Volviendo a ZaraJota™, pensé que lo mejor para evitarle meses de angustia era que no supiera donde íbamos hasta el último minuto. Pero tenía que contarle algo. Y, como cuando miento me da la risa floja, tenía que ser lo bastante absurdo como para que la risa floja estuviera justificada, ¿me seguís?
-Mis hermanos están planeando un Viaje de Hermanos Marca Registrada -le dije.
-Estupendo, que lo paséis bien.
-No, hombre, tú también vienes...
-Qué rápido se troca en la vida del hombre el gozo en pesar.
ZaraJota™, es así, le dan como prontos poéticos que no vienen a cuento.
-Hemos pensado en ir un fin de semana a Teruel -informé.
-Anda ya. ¡Si en Teruel no hay nada que ver!
-Ya sabes cómo son mis hermanos: les encanta el camino de Santiago.
-¡Pero Teruel está en la otra punta!
-Tanto como en la otra punta... Lo he mirado en mapa y está como a cinco centímetros o así. Además, podemos ir a Dinópolis.
-...
-Ya sabes cómo son mis hermanos: les encantan los dinosaurios.
-Bueno -suspitó ZaraJota™-, al menos Bebé-chan se lo pasará bien.
-No, no, la nena no viene, se queda con mis padres.
 -Bueno -suspiró ZaraJota™-, entonces al menos podremos aprovechar que estamos solitos en una habitación de hotel para jugar al parchís.
-Estoooo...
Creo que no lo he dicho todavía: nuestro presupuesto era muy limitado, y teníamos que alojarnos en un albergue.
Concretamente, en una habitación compartida con mis hermanos.
-Ya sabes cómo son mis hermanos -le dije a ZaraJota™-. Están siempre pelados.
-...
-Podemos hacer edredoning -sugerí.
Pero ZaraJota™ no estaba por la labor.
-Bueno -suspiró-, al menos podremos descansar.
-Estoooo...
Como he dicho, nuestro presupuesto era limitado. Por eso teníamos que volar con Ryanair. Concretamente, en el vuelo de las 6:30.
-Tenemos que levantarnos a las 4.
-¿A las cuatrooo?
-Para coger el autobús.
-¿Es que no hay más autobuses?
-Ya sabes cómo son mis hermanos: quieren estar en la puerta de Dinópolis antes de que abran.
-Bueno -suspiró ZaraJota™-, al menos saldrá barato.
-Sí, sí. Eso sí. Solo son 300 euros por cabeza.
-¿600 EUROS? ¿POR UN FIN DE SEMANA EN TERUEL? ¿EN AUTOBÚS? ¿COMPARTIENDO HABITACIÓN? ¿LEVANTÁNDONOS A LAS 4 DE LA MAÑANA? ¿Y SIN SEXO? ¿PARA VER EL P*T* DINÓPOLIS?
-Ya sabes cómo son mis hermanos...
-¡IMBÉCILES! ¡TODOS IMBÉCILES!
Bueno, sí, eso también.









No digo que continuará porque tengo que coger un avión y no quiero ser gafe.