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miércoles, 10 de julio de 2013

IR EN PELOTA o IR DESNUDO

Hagamos una aclaración sobre estas dos expresiones cuyo significado ha variado en nuestros tiempos:

«Ir desnudo» o «en pelota», ya desde la Edad Media, hacía referencia a la persona que llevaba unas determinadas prendas de acuerpo o íntimas. Cuando una persona no llevaba nada encima se decía que iba «en carnes»«en cueros»«in puribus».



    
H. 1280-85. Cantigas de Santa María de Alfonso X El Sabio

Según García Ramiro «ir en pelota» derivaría del vocablo pellote (prenda que iba sobre la saya o el brial durante los siglos XIII y XIV) por usarse sólo por casa. Es posible, por tanto, que quedara reducido su uso  al ámbito doméstico a mediados del siglo XIV.
Otros autores consideran que como el pellote de invierno era de piel dicha palabra degenerase en «pelota» por la afinidad entre los vocablos pelo y/o piel.

En el siglo XV ir «en pelota» o ir «desnudo», en el caso de los hombres, sería ir en calzas y jubón

Entre finales del siglo XVI e inicios del XVII era estar en camisa, y en el caso del hombre llevar el jubón y los calzoncillos (prenda, está ultima, de reciente novedad).

En la iconografía, tanto medieval como en la renacentista, a los sayones/verdugos se les representaban desnudos como una manera de ridiculizar o teatralizar su imagen (también se les ridiculizaban caricaturizando el rostro).

Es posible que en los tiempos de  Francisco de Quevedo el término pelota ya tuviera el significado de ir sin nada encima. En uno de sus romances, «Encarece la hermosura de una moza con varios ejemplos, y aventajándolas a todas», escribe sobre las tres diosas que se desnudan ante Paris para merecer la manzana de la siguiente manera:

«Paris, el cantarribera,
que en Ida juzgó a las diosas,
y dio a Venus la manzana,
viendo a Palas en pelota».

Será en el siglo XVIII cuando desnudo y «en pelota» significan tal cual lo entendemos ahora. En el Diccionario de Autoridades (1726-1739) se define «en pelota» como desnudo o en cueros.
Y así lo escribe el P. José Francisco de Isla de la Torre en 1768 en su obra  «Historia del famoso predicador Gerundio de Campazas, alias Zotes»

«que le representaban un joven desnudo, y en pelota, como su madre le parió».


Pellote de Fernando de la Cerda. 1252-1275, Monasterio de las Huelgas.

Verdugo de la derecha en jubón y calzas. La flagelación. Maestro de Játiva, entre siglo XIV-XV. Retablo mayor de la iglesia de S. Felix (ver enlace aquí: retablo)

Sayón con jubón y calzas. 1480-90, Anónimo, Iglesia Nuestra Señora de la Peña, Agreda, Soria (detalle)

Otro personaje "en pelota" Martirio de San Sebastián. 
Y en FACEBOOK


Enlace relacionado en este blog:

LOS BAÑOS ESTIVALES
Pellote


Bibliografía:

  • Bernis, Carmen: Indumentaria Medieval Española, CSIC Madrid 1956.
  • Bernis, Carmen:  El traje y los tipos sociales en El Quijote. Madrid. El Viso, 2001. (Colección nuevas referencias.
  • Descalzo, Amalia: Vestiduras Ricas, el monasterio de las Huelgas y su época 1170-1340. Patrimonio Nacional. Servicio de Publicaciones, 2005.
  • García Ramiro, José Luis: ¿Qué queremos decir cuando decimos…?”. Alianza Editorial, 2004.
  • Isla, José Francisco de: Fray gerundio de Campazas (T. 2). Editor Espasa-Calpe, s.a. Colección Nueva Austral.

domingo, 23 de junio de 2013

ET IN ARCADIA EGO : LOS BAÑOS ESTIVALES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII

O el nudismo, costumbre de ayer y de hoy.



 
Siglo XVII. El Manzanares durante la fiesta de San Juan, escuela española, colección particular, Madrid


 
Virgen de Pilar  la entrada del virrey de Aragón Juan José de Austria. Anónimo aragonés, 1669, colección particular

Baños en el Manzanares en el paraje del Molino Quemado (sería frente a la Casa de Campo, en el Camino del Pardo), Félix Castello, principios del siglo XVII, Museo de la Historia, Madrid (imagen obtenida aquí)


H. 1660. Vista de Sevilla, anónimo, Hospital de los Venerables, Sevilla (detalle) 

En estos cuadros costumbristas vemos que tanto hombres como mujeres acudían al río durante las fiestas veraniegas para disfrutar, sin tapujos, de sus aguas. Algunos bañistas lo hacían con la camisa puesta y otros no dudaban en quitarse las prendas que les estorbaban para darse un buen chapuzón. Los baños nocturnos también eran habituales, desde que se ponía el sol hasta no más tarde de las once... 

Los escritores de la época recogen esta costumbre. Por ejemplo, Francisco de Quevedo en uno de sus romances satiriza al río madrileño como sigue:


Descubre Manzanares secretos de los que en él se bañan

Manzanares, Manzanares,
arroyo aprendiz de río,
tú que gozas, tú que ves
en verano y en estío
las viejas en cueros muertos,
las mozas en cueros vivos.


Luis Vélez de Guevara, en El diablo Cojuelo (1641), escribía:

Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles y, por faltar la luna, jurisdicción y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, y en los baños de Manzanares los Adanes y las Evas de la Corte, fregados más de la arena que limpios del agua, decían el «Ite rio est»;…”


Jerónimo de Barrionuevo en sus Avisos del 31 de julio de 1655 comentaba:

Domingo día de Santiago fue apacible y templado, de mar a mar el río de coches y de hombres y mujeres en pelota, medio vestidos y desnudos, que con la diversidad entretenían… ”.


Vicente Suárez de Deza, por 1663, escribe:


Mojiganga de lo que pasa en el río de Madrid en el mes de julio


Este es el día del juicio
sin duda, puesto que veo
a tantos en cueros vivos”.
 

Y los visitantes extranjeros se sorprendían de la "Movida madrileña". Para muestra El diario del viaje del Cardenal Francesco Barberini, en 1626, que escribió Cassiano del Pozzo, donde podemos leer (y sonreír):


“…en cada fiesta el Diablo quiere su propio altar, y así, si por una parte se desarrollan adecuadamente tal y como apenas [se ha descrito], por otra el desorden no es poco ya que, por el calor que trae la estación y por hacerse la vigilia en esta noche [23 de junio], gran parte de la ciudad y sobre todo las mujeres, va a aquel río Manzanares, al puente Segobiano, y allí gentes del populacho, tanto hombres como mujeres, se lavan entremezclados con poco recato para el servicio del alma. Aquellos otros de [mejor] condición pasan la velada yendo de arriba abajo, así como entrando con las carrozas en el río para gozar de las locuras de estos [primeros]. Acostumbran la mayoría de las mujeres a acudir aquí esta noche y al amanecer [aparecen] desgreñadas, adornando las carrozas y los caballos con vegetación  y flores, que en definitiva parece una arcadia, el Siglo de Oro respecto de la libertad y de la poca vergüenza. Entre estas [mujeres] se ve también a gentiles damas que con el pretexto de creer que el fresco de aquella noche les hará bellas sus cabelleras y se las  mantendrá, descienden de sus carrozas y con el acompañamiento adecuado despeinadas caminan paseando y pavoneándose."



Y,



"Ma come che diceva il Principe di Pollonia nel passare,  che fece l’anno passato per Roma in proposito dell feste ( 24 Giugno, S.Re.Gio.Battista ) e del baccano che haveva visto qualche volta farvici, che ogni festa il diavolo ci voleva il suo altare, così in questo se per una parte si fà bene como sopra da altra ‘l scomponimento non è poco perché con occasione del caldo, che porta la stagione, del vegliarsi detta notte, gran parte della città, e massime donne vanno a quel rio Manzanares, al ponte Segobiano, e quivi di gente bassa huomini, e donna alla confusa si lavano con poc’acquisto per servitio dell’anima, gli altri poi di conditione se la passano in andar sù e giù, e entrar con le carrozze nel fiume, e goder di vista le pazzie altrui, usano gran parte della donne andar detta notte, e al far del giorno scapigliate accomodando le carrozze e cavalli con verdura, e fiori, e in somma pare un’arcadia, el secol d’oro in riguardo della libertà, e della poca notitia della vergogna".
Il diario del viaggio in Spagna del Cardinale Francesco Barberini, scritto da Cassiano del Pozzo, 1626.

Enlace relacionado en este blog:

IR EN PELOTA

Bibliografía:

  • Anselmi, Alessandra: El diario del viaje a España del Cardenal Francesco Barberini escrito por Cassiano del Pozzo, 1926. Doce Calles S.L. 2004
  • Díez Borque, José Mª., (ed.), Jerónimo de Barrionuevo, Avisos del Madrid de los Austrias y otras noticias., Madrid, editorial Castalia, 1996.
  • Luján, Néstor, Madrid de los últimos Austrias, Editores: Madrid: ONCE, Centro Bibliográfico y Cultural, 1993.
  • Pozuelo, José Mª, Antología poética, Francisco de Quevedo. Ediciones B, Libros Clásicos, 1989.
  • Suárez de Deza, Vicente, Mojiganga de lo que pasa en el río de Madrid en el mes de julio, Teatro breve (II). Edición crítica de Esther Borrego Gutiérrez, Kassel, Reichenberger, 2000
  • Vélez de Guevara, Luis, El diablo Cojuelo, Edición Ángel R. Fernández, Clásicos Castalia.

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