lunes, 17 de noviembre de 2025

Aphelion Psalm - PORTAL TO CASSIOPEIA


1. Portal to Cassiopeia (17:25)

I. Opening of the Portal
II. Ten-thousand-year Cryosleep
III. Antimatter Void Abyss
IV. At the Gates of Alpha Cassiopeia

Alguna vez, hace mucho tiempo, hice un elogio de uno de los mejores momentos que experimenta quien mantiene un blog como este: abrir el buzón y encontrarte un estupendo CD, a menudo autografiado pero siempre con la pátina de lo minoritario e interesantísimo. Todo un placer fue encotrarme con este breve álbum, un EP si nos remontamos a la época de los formatos físicos, enviado desde Nerja por el artista que se hace llamar C. Pilgrim. Supongo que Aphelion Psalm es más el nombre del proyecto que un alter ego del propio músico.

Todavía más placer se siente al sumergirse en un buen trabajo de música cósmica (la portada es en sí misma una sólida promesa) al estilo del que hacían los artistas de la denominada Escuela de Berlín. Para los nuevos en el blog, porque ya llevamos comentados por aquí un buen montón de trabajos de este subgénero de la electronic music, se trata de música generada con sintetizador que suele poner más énfasis en la atmósfera que en el colorido musical, más acento en las complejas texturas superpuestas que en las melodías. Durante los años setenta, fue precisamente en Alemania (no solamente Berlín, aunque allí estaba el epicentro) donde se desarrolló este estilo musical vanguardista, buscando una forma de posmodernidad que iba más allá del rock convencional y funcionaba en paralelo al krautrock, a veces cruzándose los caminos de ambos sin que sea fácil distinguir siempre dónde terminaba uno y comenzaba el otro. Los gurús de esta escuela, cuyos máximos exponentes son Tangerine Dream y Klaus Schulze, con permiso de algún otro, hacían las delicias de los fans de la psicodelia con conciertos en iglesias y catedrales, luces apagadas, ojos cerrados y alguna que otra sustancia por allí diluida.

El rock progresivo, otro subgénero con el que también daban lugar a híbridos, tuvo un claro declive en su popularidad durante la segunda mitad de la década de 1970, de sobra conocido por producirse en un contexto que rebasaba lo meramente musical... Pero en el caso de la música de la Escuela de Berlín no me parece tan claro que hubiese una decadencia tan marcada, un canto del cisne concreto, pese a que su edad de oro quedó enmarcada en aquellos años. Experimentó un bajón durante los años ochenta, en los que el tecnopop (pongamos a los también alemanes Kraftwerk) acaparó el protagonismo de la electrónica europea "dura", pero algunos de sus representantes más ilustres han seguido haciendo una música bastante coherente con los postulados iniciales del movimiento hasta la actualidad. Hoy en día, además, el estilo Escuela de Berlín se ha reencarnado en diversas formas de electrónica entre las que destaca por su relativa cercanía el dark ambient. No es tan común encontrar obras a la berlinesa fuera de la propia Alemania, pero haberlas haylas. Aquí mismo, en España, hay que recordar la interesantísima discografía de Neuronium y los posteriores trabajos en solitario de Michel Huygen.

 
Portal to Cassiopeia

Portal to Cassiopeia (2025), como buen álbum en su estilo, se trata de un trabajo conceptual con una narrativa muy concreta (un viaje a través de un portal a la constelación de Casiopea, en el centro de la ilustración de portada) que se desarrolla musicalmente a lo largo una única pista dividida en cuatro secciones. La primera, "Apertura del portal" es la más atmosférica y oscura, con capas de sonido entre las que destaca un afilado zumbido electrónico, en la línea de la Escuela de Berlín más primitiva, antes de que comenzase a adquirir tintes new age. Es como asomarse al abismo, literalmente. La segunda sección, "Criosueño de diez mil años", tiene una melodía indefinida, juguetona, y un ritmo más marcado. Quizá busca emular el tictac de un reloj, el mecanismo de esta maquinaria de hibernación que nos mantiene jóvenes mientras viajamos por el cosmos, o incluso el latido del corazón del durmiente, que vuelve a sonar mientras éste se aproxima a su destino. "Abismo del vacío de antimateria" retoma un planteamiento estático, menos tétrico que el del primer tramo de la suite pero también cósmico e inquietante. No habría desentonado en alguna escena de Blade Runner. Concluye el trabajo con "A las puertas de Alfa Casiopea", que hace referencia a la estrella más brillante de la constelación (la estrella Schedar, una gigante naranja) y contiene unas grandiosas notas de teclado que no se quedan muy lejos del sonido de un órgano de iglesia. Se pierden en la lejanía mientras concluye la composición.

El álbum es muy satisfactorio si se escucha en contexto, sabiendo lo que te vas a encontrar y más todavía si conoces el estilo musical aunque sea sólo un poco, aunque un melómano casual deberá hacer un ejercicio de escucha activa libre de prejuicios para entender con qué conceptos juega aquí C. Pilgrim. Por mi parte, quedo a la espera de escuchar nueva música de Aphelion Psalm y recomiendo a connoisseurs y curiosos que se acerquen a su espacio en Bandcamp, donde pueden escuchar Portal to Cassiopeia al completo y descargarlo para su escucha en un reproductor en condiciones.

martes, 11 de noviembre de 2025

The Tolkien Ensemble - AN EVENING IN RIVENDELL


1. Verse of the Rings (4:06)
2. The Old Walking Song, The Road... (4:58)
3. Tom Bombadil's Song, Hey Dol! Merry Dol! (5:40)
4. There Is an Inn, a Merry Old Inn... (4:58)
5. Song of Beren and Luthien (7:59)
6. Galadriel's Song of Eldamar, I Sang of Leaves (6:23)
7. Elven Hymn to Elbereth Gilthoniel, Snow White! Snow White! (5:31)
8. The Ent and the Ent-wife (7:45)
9. Sam's Rhyme of the Troll (5:19)
10. Galadriel's Song of Eldamar, Ai! Laurië lantar... (6:10)
11. Sam's Song in the Orc-tower (5:20)
12. The Old Walking Song, the Road... Reprise (2:41)

Uno de mis fenómenos literarios favoritos, y creo que también uno de los más queridos de la cultura popular, es el conjunto de obras del autor inglés J.R.R. Tolkien sobre la Tierra Media. Ni que decir tiene que el fenómeno de El señor de los anillos ha ido mucho más allá de lo literario a partir de la fiebre suscitada hace ya casi un cuarto de siglo por el estreno de la trilogía cinematográfica. Es un mundillo que me encanta, que me llena, y por eso intento traer por aquí de vez en cuando alguna de las numerosísimas obras musicales relacionadas con el vasto "legendarium" que constituye toda esta mitología moderna.

Lo cierto es que el universo de la Tierra Media fue durante muchos años, y para mucha gente, una afición de culto. No es que hubiese de qué avergonzarse por leer fantasía (Tolkien fue candidato al Nobel), pero todos sabemos que el seguimiento de esta clase de material se ha asociado habitualmente con la cultura friki, los juegos de rol o a la pura evasión psicodélica, por no hablar de músicas fuera del circuito de la radio comercial. Existe, de hecho, toda una constelación de grupos de rock duro (metal, sobre todo) que han tirado de la inspiración Tolkiana para su música y sus letras. Todo tan estupendo como nos quiera parecer, pero indudablemente minoritario. Aunque el propio profesor llegó a grabar en su día un disco recitando -y hasta cantando- algunos de los poemas contenidos en sus libros, nunca hubo un intento tan riguroso como el de The Tolkien Ensemble que aquí nos ocupa por grabar todos los poemas y canciones contenidos en El señor de los anillos, que no son pocos. En total, llegaron a registrar cuatro álbumes, el primero de los cuales, de 1997, es anterior incluso al inicio de la producción de las películas, momento en el que el "fandom" se volvió poco menos que universal.

 
Galadriel's Song of Eldamar

La influencia de Tolkien abarca desde Led Zeppelin hasta Enya, pasando por la música clásica académica, el jazz de vanguardia y el rock progresivo. No obstante, lo que hace tan interesante el álbum que tenemos entre manos es que está ideado para responder precisamente a lo que promete su título: un atardecer en Rivendell. Rivendell es un refugio para el pueblo de los elfos que aparece tanto en El hobbit como en El señor de los anillos. Es la residencia del sabio Elrond y su corte, una casa de exquisita arquitectura al pie de las montañas, en un valle repleto de riachuelos y cascadas. Es también un bastión de las artes, y en sus salones se compone y se interpreta música, se canta y se recitan poemas a diario. Este Ensemble nos ofrece con coherencia la clase de música que podríamos escuchar si estuviésemos de paso en Rivendell, interpretada por un pequeño conjunto que utiliza instrumentos sencillos y tradicionales. Está a caballo entre el folk y la música de cámara, sin arreglos épicos y sin recurrir gratuitamente a socorridas sonoridades new age.

 
The Tolkien Ensemble (de su web oficial)

The Tolkien Ensemble es un conjunto danés fundado en Copenhague en 1995 que tiene como líderes y compositores principales a Peter Hall (guitarra, armónica y flauta irlandesa) y a Caspar Reiff (guitarra), que había sido alumno del anterior. Destacan también la voz solista de Signe Asmussen, el acordeón de Oyvind Ougaard, el contrabajo de Katja Nielssen y el violín de Morten Ryelund Sorensen. Su debut en concierto se produjo en 1996, en el castillo de Gjorslev, tras el cual realizaron esta primera grabación suya de obras de Tolkien. En An Evening in Rivendell intervienen, además de otros músicos, varios vocalistas que hacen el papel de personajes como Aragorn, Bilbo Bolsón, Gildor y Baya de Oro, todos interpretando las mismas canciones que cantan en el libro. Cuentan con el beneplácito de las editoriales que han publicado las obras de Tolkien, así como con el visto bueno de los herederos del autor, que se han dejado ver en alguno de sus conciertos. Una aliada de lujo de este conjunto musical es la reina Margarita II de Dinamarca, que aporta la ilustración de la portada en este trabajo y que continuó aportando material de su colección personal, creado cuando era princesa heredera, para posteriores álbumes.

 
Tom Bombadil's Song

La sensación que queda al escuchar el álbum al completo es que hay dos tipos de canciones bastante diferenciadas: algunas de corte rústico, popular, con sabor a cancionero medieval; y otras con un carácter más elevado, más etéreo, en este caso un poco más propias de un contexto fantástico, y que en algún momento (por ejemplo, en el tema de Eldamar cantado por la reina élfica Galadriel) parece entrar en un campo parecido a aquel en el que se mueven algunos fragmentos de las posteriores BSOs de Howard Shore. El contraste es notable, pero el propio libro establece bien ambos tipos de canción, condicionados por el intérprete y el contexto. Y de ambos tipos se canta en Rivendell, al fin y al cabo.

Portadas alternativas

Posteriormente, saldrían a la venta A Night in Rivendell (2000), At Dawn in Rivendell (2002) y Leaving Rivendell (2005), que completan el conjunto de poemas y canciones de El señor de los anillos y que en alguna ocasión se han publicado en un solo pack. En los dos últimos discos mencionados, ya a rebufo del éxito de las películas de Peter Jackson, contaron con la intervención del actor Christopher Lee y realizaron una gira en la que reinterpretaban pasajes compuestos por Howard Shore mezclados con sus propias versiones del poemario.

martes, 4 de noviembre de 2025

Tsode - TOTUM

1. Totum (65:12)

"La música no es sólo una creación humana, sino una fuerza omnipresente que habita en cada rincón del universo. Es el murmullo del viento, el susurro del río, el latido del corazón. Es la danza de las galaxias, el crujir de la tierra al amanecer y el silencio profundo entre las notas. Es el rumor de las hojas que caen en el otoño y el rugido de las tormentas que desgarran el cielo. Es el canto de los pájaros que saludan al sol y el eco milenario de las montañas. La música es tiempo convertido en eternidad, instante convertido en infinito. Es la verdad desnuda que se revela sin palabras, una vibración sagrada que une lo visible y lo invisible. En cada instante, en cada lugar, la música está presente, recordándonos que somos parte de un todo armonioso e interconectado, un todo donde cada ser, cada molécula y cada pensamiento, bailan al compás de una sinfonía universal: TOTUM."

Los hijos de la generación del baby boom, un poco boomers también por contagio, tuvimos durante algunos años la sensación -el convencimiento, incluso- de que la Historia se había detenido en algún momento tras la caída del muro de Berlín, y que eso que tiene un nombre tan feo como la "industria del entretenimiento" se había congelado también gracias a muchos de los productos artísticos que habían tocado el techo de lo guay, de lo insuperable, en una franja de tiempo que se mueve entre los primeros años setenta y los primeros años noventa: la música, el cine y hasta los videojuegos repetían modelos que se nos antojaban inamovibles. Incluso ya metidos en el siglo 21, y teniendo en cuenta que sí pasaron cosas que nos debieron sacar del ensimismamiento (el nuevo orden mundial tras el 11-S, la implantación hegemónica de Internet, la pandemia) había un sustrato en la cultura popular que seguía bebiendo de los usos y costumbres de los setenta y ochenta, adornados si acaso por las nuevas posibilidades tecnológicas. Éramos los reyes.

Entonces, un día cualquiera, disfrutando de algunas series y películas este verano, me he dado cuenta de que se están estrenando masivamente, publicando a gran escala, cosas que ya no son para mí. No son para el niño consentido de los ochenta que pensaba que el 99% de los que crean nuevos contenidos seguirían tirando para siempre de los viejos comodines. ¿Es sólo nostalgia? No. Es algo más lo que se nos ha escapado entre la sobreabundancia salvaje del streaming y las redes sociales más epilépticas, todo girando alrededor de las puñeteras prisas por hacerlo todo rápido, desde entregar un acta inútil en la oficina hasta convertirnos en adultos si todavía somos niños. Me han cambiado los biorritmos.

Creo que la clave de muchos males está en esto mismo, en la aparente falta de tiempo que tenemos hoy para disfrutar de lo que nos gusta, y esto afecta a la manera en que se conciben muchos productos culturales. Es bien sabido que sólo una cantidad ínfima de usuarios de servicios como YouTube o Spotify escuchan las canciones hasta el final, cosa que nos hace llevarnos las manos a la cabeza a los sibaritas que en su día disfrutamos de vinilos y CDs, sentaditos en el sofá con toda nuestra atención puesta en ellos. Con esto en una mano y la opinión generalizada de que la calidad de la música popular actual es cada vez más baja en la otra, me encontré con un comentarista anónimo de Facebook que dio en el clavo: los jóvenes no demandan buena música simplemente porque la música ya no es tan importante para ellos como lo fue para nosotros. No es un elemento definitorio de su vida. Es sólo utilitaria porque así debería serlo. Y lo mismo puede aplicarse al cine, por ejemplo. No creo que las salas se estén vaciando porque la gente no tenga dinero para la entrada y prefiera ver algo en TV; creo que el cine ya no se ve como una experiencia colectiva sino como un entretenimiento más, no tan práctico, no tan rápido, sujeto a reglas sociales que no todos estamos dispuestos a aceptar.

Jesús Valenzuela (Tsode), en su Bandcamp.

El músico cordobés Jesús Valenzuela (que es de mi edad) me envió hace unos días un enlace privado para la difusión en los medios del que es su último álbum bajo el nombre de Tsode, llamado Totum. Un trabajo de algo más de una hora de duración, sin pausas, totalmente instrumental, a caballo entre lo electrónico y lo acústico y con numerosos invitados de prestigio, homenajeando quizá pero no imitando, a los queridos Jarre, Oldfield y Vangelis. Valenzuela lleva mucho tiempo creando expectación respecto a Totum en sus redes sociales, creo que más por su ilusión con esta nueva obra que por una simple cuestión de márketing, y debo disculparme por no haber sido más rápido con esta reseña. Como ya le dije, no estaba dispuesto a escuchar Totum si no era con atención total, y mucho menos (esto no se lo dije) sin haber tenido tiempo de digerirlo y organizar mentalmente mis impresiones, que es como creo que debe abordarse una obra artística tan ambiciosa como esta.

Llevo tres escuchas, contando una más mientras escribo esto, y pienso que Totum es el mejor trabajo que he escuchado de Tsode, además de una de las mejores cosas que me he encontrado en mucho tiempo. Me ha tocado la fibra.

Tsode y el elenco de Totum.

Impresiona pero todavía no sé si me gusta la idea de utilizar un introducción narrada, en este caso a cargo del actor de doblaje Claudio Serrano -la voz en castellano del Batman de Christian Bale y Ben Affleck-, y después escucho tres notas que me hacen pensar en Tubular Bells III. Falsa alarma. Totum no es un clon de Mike Oldfield, pese a que, seguramente por su abundancia de fragmentos de guitarra cristalina y por su carácter de obra-tocho sugerido por Amarok (1990), sea el de Reading el músico cuya influencia más se percibe a lo largo de toda la pieza. Tsode no es Rob Reed, y en este caso, con todo el cariño hacia el autor de los Sanctuary, el músico cordobés sale ganando con ello. Totum es la consecuencia de muchos años de aprendizaje, de experiencia acumulada por parte de Tsode: en lo tecnológico, con una producción simplemente excelsa en todos y cada uno de los 65 minutos del disco, lo mismo en un pasaje de ambiente cósmico que usando un arreglo orquestal; y en lo expresivo, en lo musical, en la capacidad de trasladar emociones genuinas al oyente y hacerlo partícipe de las mismas. Me he descubierto tarareando algunas de sus melodías, cosa que cada vez me ocurre menos.

Ya en una segunda escucha, es cuando suelo intentar ver una estructura, un programa de concierto. Ha sido difícil en este "todo" que es Totum, porque, como escribió acertadamente José Cantos en su biografía de Oldfield acerca de Amarok, las ramas no te dejan ver el bosque. Totum no es una obra caótica, picassiana y desafiante como aquel trabajo referencial, aunque sí que es muy cambiante dentro de la armonía que transmite. Necesitaré algunas escuchas más si sigo empeñado en ver el esquema completo, pero lo que sí llego a captar es una sensación de equilibrio. No es una composición tan prosaica como para alternar simplemente fragmentos épicos con otros más íntimos, pero logra no saturar en ningún momento ni con los unos ni con los otros, ni tampoco con su alternancia dentro de la disposición más o menos impredecible que se les concede a lo largo del trabajo. Hay en Totum, por explicarlo en otras palabras, una equilibrada asimetría. Totum, pero no revolutum.

 
Totum, versión en audio.

Mucho ojo: Totum no es un tributo a la nostalgia, el pataleo de un niño de los ochenta que quiere recuperar sus juguetes y compartirlos con otros cuasi-boomers como él. No es una obra realizada a despecho de la industria actual, porque Tsode ES música actual, con independencia del impacto que pueda tener en determinados medios o grupos sociales. No es un manifiesto en favor de otros tiempos "mejores" por los que andar lloriqueando, en fin, sino una obra fresca y del todo contemporánea, un intento exitoso de crear belleza pura, cuyo formato sirve, si queremos encontrarle el puntillo perverso, para añadir un agradecido elemento de riesgo e ir un poco a contrapelo. Sí que busca recuperar algunos viejos -como los llamé antes- usos y costumbres.

Sólo con lograr que unas cuantas personas lleven por primera vez a cabo el ritual de sentarse cómodamente, lejos del móvil, para escuchar una pieza musical de una hora y pico al completo, creo que Tsode ya habrá logrado buena parte de sus objetivos artísticos. Porque el mundo ha cambiado nos guste o no, y aunque seamos los mayores los que tengamos que adaptarnos a lo nuevo y no los jóvenes a lo viejo, nunca hay que arreglar lo que no está roto. La buena música, la que nos inspira y nos hace soñar, sigue mereciendo tiempo y atención. Va a seguir existiendo porque va a haber gente haciéndola, aunque quizá tengamos que hacer un esfuerzo activo para encontrarla.

Colaboran en Totum las guitarras eléctricas, clásicas y acústicas de Rubén Álvarez, Daniel Minimalia, Jaime Helios, Curro Martín, Manuel Galán, Manu Herrera, José Luis Serrano Esteban e Yhael May; los sintetizadores y pianos de Pepe Benlloch, JM Mantecón, Pablo Seque y Luis Alberto Naranjo; y también está Elvira García, que aporta varios instrumentos del folclore celta como la gaita y la flauta irlandesa.

Totum va acompañado en su versión para YouTube de un impresionante videoclip que se estrenó en pantalla de cine, en la Filmoteca de Andalucía sita en Córdoba, que prefiero no ver hasta haber interiorizado la música un poco más. Siendo Totum un trabajo efectista y lleno de recovecos hasta decir basta, supongo que debe ser una montaña rusa con subidones de los buenos. Lo pongo aquí mismo, para terminar.

 
Totum, versión película.

viernes, 3 de octubre de 2025

Klaus Doldinger - DAS BOOT


1. Das Boot (1:05)
2. Mon Gars (1:45)
3. Muss I Denn (0:45)
4. Das Boot (3:41)
5. Appell (0:50)
6. U96 (2:28)
7. Auslaufel (1:06)
8. J'attendrai (1:20)
9. Erinnerung (3:02)
10. Heimkehr (2:29)
11. Angriff (2:07)
12. Bedrohung (1:16)
13. Erinnerung (1:06)
14. Gibraltar (2:56)
15. Warten (1:08)
16. Eingeschlossen (2:21)
17. Rettung (2:13)
18. Rückzug (1:20)
19. Ende (3:20)

Una película de culto con una BSO también de culto que he querido tener por aquí desde hace tiempo es Das Boot (1981), titulada en España como El submarino y dirigida por el debutante en el largometraje y futuro director estrella Wolfgang Petersen. Pese a que esta banda sonora no es una obra especialmente conocida, y tampoco sé si muy influyente, es habitual encontrarse con el tema de Das Boot en más de una antología de bandas sonoras, por no decir que también puede encontrarse en recopilatorios de música realizada con sintetizador.

Klaus Doldinger (de la web Instrumentals Forever)

El autor de la música original de El submarino es el saxofonista de jazz Klaus Doldinger, cuya obra más conocida es La Historia Interminable, que, sin ir más lejos, fue la siguiente película que dirigió Petersen. En aquella partitura metieron mano desde la productora del film, añadiendo arreglos diferentes a los de Doldinger por parte del gurú electropop Giorgio Moroder. En la BSO que nos ocupa, seguramente por tratarse de un trabajo más discreto, Doldinger trabajó en solitario. Esto no impide que la música diegética de la película (la que los propios personajes pueden escuchar) incluya algunas piezas que no son suyas, y que están recogidas en algunas versiones del álbum oficial. La película fue un éxito enorme, lo que dio lugar a ediciones extendidas tanto de la misma como del álbum que se editó con su banda sonora, por lo que hemos decidido encabezar la entrada con la portada y el tracklist originales.

Contraportada de la primera edición.

Lo más interesante de esta BSO es el uso -en general- sutil que hace Klaus Doldinger de los elementos electrónicos en combinación con los desarrollos orquestales. En el tema principal se utiliza una base rítmica sintética que acentúa la tensión junto al sencillo crescendo de la melodía. A lo largo y ancho de la grabación se utilizó equipamiento como el Minimoog, el Prophet 5 y el Fairlight CMI, no sólo como aderezo "modernizador" de las piezas orquestales, sino también para aportar sonidos como el del sónar que escuchamos en el tema principal. No me atrevería a decir que la mezcla de orquesta y sintetizadores suponga la traslación musical del contraste entre la épica clásica de señores guerreando llenos de mugre y la alta tecnología de un submarino U96, pero igual van por ahí los tiros. 

Portadas alternativas para ediciones posteriores del disco, la segunda de ellas expandida.

El caso es que, vista la película hoy en día, podemos ponerle las mismas pegas que en su momento se pusieron -con mucho más énfasis- a aquello que hicieron Andrew Powell y Alan Parsons para Lady Halcón (1985): la música suena bonita, original e inspirada, pero para muchos críticos no termina de encajar con el tono general de la película, que quizá habría funcionado mejor con una ambientación musical más clasicista. Entre finales de los setenta y principios de los ochenta era muy común este elemento electrónico en muchas BSOs de películas de éxito (pensemos en el mencionado Giorgio Moroder o nuestro querido Vangelis), y entendemos que Das Boot buscaba estar en la misma línea.

 
Das Boot (Tema principal)

Los resultados son desiguales, al menos para mi gusto. Tanto el tema principal como los distintos arreglos del mismo que escuchamos a lo largo del filme me parecen acertados, pero en algún caso se cae en el error de imitar un sonido orquestal con sintetizadores, en especial en algunas escenas de acción tipo "zafarrancho de combate", lo que no contribuye al buen envejecimiento de la película. Con lo bien gestionada que está la orquesta de toda la vida en temas como Gibraltar... También funcionan bien los temas intimistas con guitarra (Erinnerung), y esa utilización del ritmo sintetizado para añadir dinamismo en algunas partes (que recuerda inevitablemente a los temas más aventureros de La Historia Interminable) me tiene que gustar a la fuerza, aunque a mi lado melómano le toque echar un pulso con mi lado cinéfilo.

 
Erinnerung

Resulta que en 1992 se publicó un remix del tema principal Das Boot a cargo del proyecto musical U96, un tema dance que tuvo una difusión importante en toda Europa y que reavivó en interés de algunos aficionados por la BSO que nos ocupa. Un trabajo interesante, representante de una época muy particular que merece la pena recordar.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...