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lunes, 17 de noviembre de 2025

Aphelion Psalm - PORTAL TO CASSIOPEIA


1. Portal to Cassiopeia (17:25)

I. Opening of the Portal
II. Ten-thousand-year Cryosleep
III. Antimatter Void Abyss
IV. At the Gates of Alpha Cassiopeia

Alguna vez, hace mucho tiempo, hice un elogio de uno de los mejores momentos que experimenta quien mantiene un blog como este: abrir el buzón y encontrarte un estupendo CD, a menudo autografiado pero siempre con la pátina de lo minoritario e interesantísimo. Todo un placer fue encotrarme con este breve álbum, un EP si nos remontamos a la época de los formatos físicos, enviado desde Nerja por el artista que se hace llamar C. Pilgrim. Supongo que Aphelion Psalm es más el nombre del proyecto que un alter ego del propio músico.

Todavía más placer se siente al sumergirse en un buen trabajo de música cósmica (la portada es en sí misma una sólida promesa) al estilo del que hacían los artistas de la denominada Escuela de Berlín. Para los nuevos en el blog, porque ya llevamos comentados por aquí un buen montón de trabajos de este subgénero de la electronic music, se trata de música generada con sintetizador que suele poner más énfasis en la atmósfera que en el colorido musical, más acento en las complejas texturas superpuestas que en las melodías. Durante los años setenta, fue precisamente en Alemania (no solamente Berlín, aunque allí estaba el epicentro) donde se desarrolló este estilo musical vanguardista, buscando una forma de posmodernidad que iba más allá del rock convencional y funcionaba en paralelo al krautrock, a veces cruzándose los caminos de ambos sin que sea fácil distinguir siempre dónde terminaba uno y comenzaba el otro. Los gurús de esta escuela, cuyos máximos exponentes son Tangerine Dream y Klaus Schulze, con permiso de algún otro, hacían las delicias de los fans de la psicodelia con conciertos en iglesias y catedrales, luces apagadas, ojos cerrados y alguna que otra sustancia por allí diluida.

El rock progresivo, otro subgénero con el que también daban lugar a híbridos, tuvo un claro declive en su popularidad durante la segunda mitad de la década de 1970, de sobra conocido por producirse en un contexto que rebasaba lo meramente musical... Pero en el caso de la música de la Escuela de Berlín no me parece tan claro que hubiese una decadencia tan marcada, un canto del cisne concreto, pese a que su edad de oro quedó enmarcada en aquellos años. Experimentó un bajón durante los años ochenta, en los que el tecnopop (pongamos a los también alemanes Kraftwerk) acaparó el protagonismo de la electrónica europea "dura", pero algunos de sus representantes más ilustres han seguido haciendo una música bastante coherente con los postulados iniciales del movimiento hasta la actualidad. Hoy en día, además, el estilo Escuela de Berlín se ha reencarnado en diversas formas de electrónica entre las que destaca por su relativa cercanía el dark ambient. No es tan común encontrar obras a la berlinesa fuera de la propia Alemania, pero haberlas haylas. Aquí mismo, en España, hay que recordar la interesantísima discografía de Neuronium y los posteriores trabajos en solitario de Michel Huygen.

 
Portal to Cassiopeia

Portal to Cassiopeia (2025), como buen álbum en su estilo, se trata de un trabajo conceptual con una narrativa muy concreta (un viaje a través de un portal a la constelación de Casiopea, en el centro de la ilustración de portada) que se desarrolla musicalmente a lo largo una única pista dividida en cuatro secciones. La primera, "Apertura del portal" es la más atmosférica y oscura, con capas de sonido entre las que destaca un afilado zumbido electrónico, en la línea de la Escuela de Berlín más primitiva, antes de que comenzase a adquirir tintes new age. Es como asomarse al abismo, literalmente. La segunda sección, "Criosueño de diez mil años", tiene una melodía indefinida, juguetona, y un ritmo más marcado. Quizá busca emular el tictac de un reloj, el mecanismo de esta maquinaria de hibernación que nos mantiene jóvenes mientras viajamos por el cosmos, o incluso el latido del corazón del durmiente, que vuelve a sonar mientras éste se aproxima a su destino. "Abismo del vacío de antimateria" retoma un planteamiento estático, menos tétrico que el del primer tramo de la suite pero también cósmico e inquietante. No habría desentonado en alguna escena de Blade Runner. Concluye el trabajo con "A las puertas de Alfa Casiopea", que hace referencia a la estrella más brillante de la constelación (la estrella Schedar, una gigante naranja) y contiene unas grandiosas notas de teclado que no se quedan muy lejos del sonido de un órgano de iglesia. Se pierden en la lejanía mientras concluye la composición.

El álbum es muy satisfactorio si se escucha en contexto, sabiendo lo que te vas a encontrar y más todavía si conoces el estilo musical aunque sea sólo un poco, aunque un melómano casual deberá hacer un ejercicio de escucha activa libre de prejuicios para entender con qué conceptos juega aquí C. Pilgrim. Por mi parte, quedo a la espera de escuchar nueva música de Aphelion Psalm y recomiendo a connoisseurs y curiosos que se acerquen a su espacio en Bandcamp, donde pueden escuchar Portal to Cassiopeia al completo y descargarlo para su escucha en un reproductor en condiciones.

martes, 4 de noviembre de 2025

Tsode - TOTUM

1. Totum (65:12)

"La música no es sólo una creación humana, sino una fuerza omnipresente que habita en cada rincón del universo. Es el murmullo del viento, el susurro del río, el latido del corazón. Es la danza de las galaxias, el crujir de la tierra al amanecer y el silencio profundo entre las notas. Es el rumor de las hojas que caen en el otoño y el rugido de las tormentas que desgarran el cielo. Es el canto de los pájaros que saludan al sol y el eco milenario de las montañas. La música es tiempo convertido en eternidad, instante convertido en infinito. Es la verdad desnuda que se revela sin palabras, una vibración sagrada que une lo visible y lo invisible. En cada instante, en cada lugar, la música está presente, recordándonos que somos parte de un todo armonioso e interconectado, un todo donde cada ser, cada molécula y cada pensamiento, bailan al compás de una sinfonía universal: TOTUM."

Los hijos de la generación del baby boom, un poco boomers también por contagio, tuvimos durante algunos años la sensación -el convencimiento, incluso- de que la Historia se había detenido en algún momento tras la caída del muro de Berlín, y que eso que tiene un nombre tan feo como la "industria del entretenimiento" se había congelado también gracias a muchos de los productos artísticos que habían tocado el techo de lo guay, de lo insuperable, en una franja de tiempo que se mueve entre los primeros años setenta y los primeros años noventa: la música, el cine y hasta los videojuegos repetían modelos que se nos antojaban inamovibles. Incluso ya metidos en el siglo 21, y teniendo en cuenta que sí pasaron cosas que nos debieron sacar del ensimismamiento (el nuevo orden mundial tras el 11-S, la implantación hegemónica de Internet, la pandemia) había un sustrato en la cultura popular que seguía bebiendo de los usos y costumbres de los setenta y ochenta, adornados si acaso por las nuevas posibilidades tecnológicas. Éramos los reyes.

Entonces, un día cualquiera, disfrutando de algunas series y películas este verano, me he dado cuenta de que se están estrenando masivamente, publicando a gran escala, cosas que ya no son para mí. No son para el niño consentido de los ochenta que pensaba que el 99% de los que crean nuevos contenidos seguirían tirando para siempre de los viejos comodines. ¿Es sólo nostalgia? No. Es algo más lo que se nos ha escapado entre la sobreabundancia salvaje del streaming y las redes sociales más epilépticas, todo girando alrededor de las puñeteras prisas por hacerlo todo rápido, desde entregar un acta inútil en la oficina hasta convertirnos en adultos si todavía somos niños. Me han cambiado los biorritmos.

Creo que la clave de muchos males está en esto mismo, en la aparente falta de tiempo que tenemos hoy para disfrutar de lo que nos gusta, y esto afecta a la manera en que se conciben muchos productos culturales. Es bien sabido que sólo una cantidad ínfima de usuarios de servicios como YouTube o Spotify escuchan las canciones hasta el final, cosa que nos hace llevarnos las manos a la cabeza a los sibaritas que en su día disfrutamos de vinilos y CDs, sentaditos en el sofá con toda nuestra atención puesta en ellos. Con esto en una mano y la opinión generalizada de que la calidad de la música popular actual es cada vez más baja en la otra, me encontré con un comentarista anónimo de Facebook que dio en el clavo: los jóvenes no demandan buena música simplemente porque la música ya no es tan importante para ellos como lo fue para nosotros. No es un elemento definitorio de su vida. Es sólo utilitaria porque así debería serlo. Y lo mismo puede aplicarse al cine, por ejemplo. No creo que las salas se estén vaciando porque la gente no tenga dinero para la entrada y prefiera ver algo en TV; creo que el cine ya no se ve como una experiencia colectiva sino como un entretenimiento más, no tan práctico, no tan rápido, sujeto a reglas sociales que no todos estamos dispuestos a aceptar.

Jesús Valenzuela (Tsode), en su Bandcamp.

El músico cordobés Jesús Valenzuela (que es de mi edad) me envió hace unos días un enlace privado para la difusión en los medios del que es su último álbum bajo el nombre de Tsode, llamado Totum. Un trabajo de algo más de una hora de duración, sin pausas, totalmente instrumental, a caballo entre lo electrónico y lo acústico y con numerosos invitados de prestigio, homenajeando quizá pero no imitando, a los queridos Jarre, Oldfield y Vangelis. Valenzuela lleva mucho tiempo creando expectación respecto a Totum en sus redes sociales, creo que más por su ilusión con esta nueva obra que por una simple cuestión de márketing, y debo disculparme por no haber sido más rápido con esta reseña. Como ya le dije, no estaba dispuesto a escuchar Totum si no era con atención total, y mucho menos (esto no se lo dije) sin haber tenido tiempo de digerirlo y organizar mentalmente mis impresiones, que es como creo que debe abordarse una obra artística tan ambiciosa como esta.

Llevo tres escuchas, contando una más mientras escribo esto, y pienso que Totum es el mejor trabajo que he escuchado de Tsode, además de una de las mejores cosas que me he encontrado en mucho tiempo. Me ha tocado la fibra.

Tsode y el elenco de Totum.

Impresiona pero todavía no sé si me gusta la idea de utilizar un introducción narrada, en este caso a cargo del actor de doblaje Claudio Serrano -la voz en castellano del Batman de Christian Bale y Ben Affleck-, y después escucho tres notas que me hacen pensar en Tubular Bells III. Falsa alarma. Totum no es un clon de Mike Oldfield, pese a que, seguramente por su abundancia de fragmentos de guitarra cristalina y por su carácter de obra-tocho sugerido por Amarok (1990), sea el de Reading el músico cuya influencia más se percibe a lo largo de toda la pieza. Tsode no es Rob Reed, y en este caso, con todo el cariño hacia el autor de los Sanctuary, el músico cordobés sale ganando con ello. Totum es la consecuencia de muchos años de aprendizaje, de experiencia acumulada por parte de Tsode: en lo tecnológico, con una producción simplemente excelsa en todos y cada uno de los 65 minutos del disco, lo mismo en un pasaje de ambiente cósmico que usando un arreglo orquestal; y en lo expresivo, en lo musical, en la capacidad de trasladar emociones genuinas al oyente y hacerlo partícipe de las mismas. Me he descubierto tarareando algunas de sus melodías, cosa que cada vez me ocurre menos.

Ya en una segunda escucha, es cuando suelo intentar ver una estructura, un programa de concierto. Ha sido difícil en este "todo" que es Totum, porque, como escribió acertadamente José Cantos en su biografía de Oldfield acerca de Amarok, las ramas no te dejan ver el bosque. Totum no es una obra caótica, picassiana y desafiante como aquel trabajo referencial, aunque sí que es muy cambiante dentro de la armonía que transmite. Necesitaré algunas escuchas más si sigo empeñado en ver el esquema completo, pero lo que sí llego a captar es una sensación de equilibrio. No es una composición tan prosaica como para alternar simplemente fragmentos épicos con otros más íntimos, pero logra no saturar en ningún momento ni con los unos ni con los otros, ni tampoco con su alternancia dentro de la disposición más o menos impredecible que se les concede a lo largo del trabajo. Hay en Totum, por explicarlo en otras palabras, una equilibrada asimetría. Totum, pero no revolutum.

 
Totum, versión en audio.

Mucho ojo: Totum no es un tributo a la nostalgia, el pataleo de un niño de los ochenta que quiere recuperar sus juguetes y compartirlos con otros cuasi-boomers como él. No es una obra realizada a despecho de la industria actual, porque Tsode ES música actual, con independencia del impacto que pueda tener en determinados medios o grupos sociales. No es un manifiesto en favor de otros tiempos "mejores" por los que andar lloriqueando, en fin, sino una obra fresca y del todo contemporánea, un intento exitoso de crear belleza pura, cuyo formato sirve, si queremos encontrarle el puntillo perverso, para añadir un agradecido elemento de riesgo e ir un poco a contrapelo. Sí que busca recuperar algunos viejos -como los llamé antes- usos y costumbres.

Sólo con lograr que unas cuantas personas lleven por primera vez a cabo el ritual de sentarse cómodamente, lejos del móvil, para escuchar una pieza musical de una hora y pico al completo, creo que Tsode ya habrá logrado buena parte de sus objetivos artísticos. Porque el mundo ha cambiado nos guste o no, y aunque seamos los mayores los que tengamos que adaptarnos a lo nuevo y no los jóvenes a lo viejo, nunca hay que arreglar lo que no está roto. La buena música, la que nos inspira y nos hace soñar, sigue mereciendo tiempo y atención. Va a seguir existiendo porque va a haber gente haciéndola, aunque quizá tengamos que hacer un esfuerzo activo para encontrarla.

Colaboran en Totum las guitarras eléctricas, clásicas y acústicas de Rubén Álvarez, Daniel Minimalia, Jaime Helios, Curro Martín, Manuel Galán, Manu Herrera, José Luis Serrano Esteban e Yhael May; los sintetizadores y pianos de Pepe Benlloch, JM Mantecón, Pablo Seque y Luis Alberto Naranjo; y también está Elvira García, que aporta varios instrumentos del folclore celta como la gaita y la flauta irlandesa.

Totum va acompañado en su versión para YouTube de un impresionante videoclip que se estrenó en pantalla de cine, en la Filmoteca de Andalucía sita en Córdoba, que prefiero no ver hasta haber interiorizado la música un poco más. Siendo Totum un trabajo efectista y lleno de recovecos hasta decir basta, supongo que debe ser una montaña rusa con subidones de los buenos. Lo pongo aquí mismo, para terminar.

 
Totum, versión película.

lunes, 30 de junio de 2025

Jean Michel Jarre - HONG KONG

CD 1

1. Countdown (1:37)
2. Chronologie 2 (6:37)
3. Chronologie 3 (5:46)
4. How Old Are You? (1:17)
5. Equinoxe 4 (4:46)
6. Souvenir of China (4:43)
7. Que'st-ce-que l'amour? (0:52)
8. Chronologie 6 (5:10)
9. Chronologie 8 (4:49)
10. Where Are You Going? (0:52)
11. Oxygène 4 (4:32)

CD 2

1. Hong Kong Hostess (0:35)
2. Fishing Junks at Sunset - Part 1 (6:09)
3. Fishing Junks at Sunset - Part 2 (5:31)
4. Sale of the Century (1:18)
5. Digi Sequencer (6:07)
6. Magnetic Fields 2 (6:31)
7. Band in the Rain (Unplugged) (2:26)
8. Rendez-Vous 4 (6:23)
9. Chronologie 4 (6:35)

Ni siquiera tenían que poner el nombre completo en la portada; te plantaban un JARRE bien grande, unas letras chinas potentes y unos rayos láser rojos y ya sentías un hormigueo en el escroto. Hong Kong (1994) es de cuando Jean-Michel Jarre era sinónimo de buena música y espectáculo garantizado, un álbum que, si bien no era el colmo de la innovación dentro de la trayectoria de su autor, querías tener en tu colección sí o sí.

 
Jean Michel Jarre en el libretillo del CD desplegado, a modo de póster.

Y el caso es que ya desde el título te estaban engañando, porque la inmensa mayoría del doble CD corresponde a música que ni siquiera se grabó en dicha ciudad. El evento que inspira el título al álbum fue la inauguración del Estadio de Hong Kong en 11 de marzo de 1994, para la que Jarre fue invitado a ofrecer uno de sus shows megalómanos. No obstante, aquellos fastos estuvieron enmarcados en las numerosas celebraciones mediáticas que señalaban el inminente traspaso de poderes de las autoridades británicas hongkonesas a las de la República Popular de China en 1997, dejando atrás la ciudad su régimen especial -más democrático, más cosmopolita- dentro del aparato económico y político del régimen fundado por Mao. Imagino que gran parte de la población no estaría por la labor de celebrarlo, pero si Jarre venía a tocar a tu ciudad había que ir a verlo. Las entradas se agotaron en menos de 48 horas.

Despliegue del libreto tipo póster, por el otro lado.

En la elección del título del álbum, seguramente se quiso jugar con el hecho de que los conciertos en China de 1981 formaban ya parte de la mitología de la música electrónica, y alguien supuso que un álbum que sugería el regreso de Jarre a China debía vender un trillón de ejemplares. La verdad desnuda es que casi todos los temas que componen el doble trabajo se grabaron durante la gira Europe in Concert, la primera de Jean-Michel en toda su carrera. Uno de los conciertos, el de Barcelona, fue editado para su venta en VHS, y quizá por no repetir título se acudió al evento de China, en el que el repertorio fue parecido, para editar el que, a fin de cuentas, fue el álbum que reflejó aquella gira.

Portada del VHS de la gira, con el diseño del póster original.

Europe in Concert, que comenzó con un espectacular concierto en el Mont Saint Michel de la costa francesa, recorrió Europa -creo que no pasó por los países escandinavos- con el reciente éxito del álbum Chronologie (1993) como columna vertebral de los espectáculos de luz y sonido que todos habremos visto alguna vez. Hasta entonces, Jarre había ofrecido muchos conciertos en lugares emblemáticos, normalmente para celebrar efemérides puntuales, y esta fue la primera vez que adoptó un modelo "portátil", repetible de ciudad en ciudad. Creo que el formato de los shows se diseñó con buen criterio, ya que la espectacularidad de la gira fue evidente.

 
Rendez-Vous 4, en Barcelona.

Por supuesto, este álbum recoge, estando el concepto centrado en China, una estupenda versión del clásico Fishing Junks at Sunset que sí se grabó en Hong Kong, y otra de Souvenir of China también registrada allí, pero que se mezcla con grabaciones del mismo tema en el concierto de Paris-La Défense de 1990. Lo demás es todo de la gira europea, incluyendo un único tema que no ha aparecido en ningún disco de estudio, Digi Sequencer. El álbum contiene varios cortes con voces y efectos sonoros, supongo que del evento de Hong Kong, aunque es difícil considerarlos como verdaderas piezas musicales. El orden de las pistas en el disco no se corresponde ni con el repertorio de la gira ni con el del concierto hongkonés en particular, por lo que entendemos que se buscó la experiencia musical doméstica más que la fidelidad a los conciertos.

 
Digi Sequencer

Sobre la calidad del sonido hay poco que objetar: es excelente, bastante mejor que la del -en comparación- modesto Destination Docklands (1989), su anterior obra en directo. Y la selección de temas convierte Hong Kong en prácticamente un recopilatorio de lo más popular de Jarre hasta aquel momento. Por eso mismo es difícil destacar qué temas me gustan más, porque hay muchísimo donde elegir. Me quedaría, por no eludir la cuestión, con la versión de Rendez-Vous 4, por su tratamiento rítmico muy pop en el mejor sentido de la expresión, y porque la aportación que hace aquí a la guitarra eléctrica Patrick Rondat es estupenda. De hecho, Rondat añade un elemento nuevo, fresco, a gran parte de los temas sin resultar invasivo, subrayando sólo los momentos que tiene que subrayar (fijémonos por ejemplo en el tramo final de Chronologie 2) y sin que la esencia electrónica y cósmica del Jarre clásico quede adulterada. También hay un magnífico trabajo de percusiones en la intro expandida de Chronologie 4, un fin de fiesta por todo lo alto con el último gran éxito de Jarre.

 
Chronologie 4

La especulación sobre qué temas son un puro playback o cuáles interpretó allí de verdad (en Hong Kong o donde fuese) me temo que es café para los muy cafeteros. Si alguien lo sabe con certeza, que lo ponga en los comentarios y lo añado con gusto a esta reseña para que quede constancia. Después de haberlo escuchado últimamente, creo que las melodías principales de los temas -casi todas, al menos- sí que se interpretaron en directo de verdad, como lo fueron por supuesto la mencionada guitarra eléctrica, el bajo, las percusiones acústicas y las voces corales. Junto a Jarre, intervienen en los temas otros tres teclistas (incluyendo el habitual Francis Rimbert), por lo que no debió ser necesario tirar de pregrabaciones. Pero quién sabe.

 
Contraportada del CD doble.

El álbum doble original fue publicado nuevamente en 1997 en un solo CD, recortando el Fishing Junks at Sunset y alguno de los temas de transición, y por ahora creo que es el único disco oficial de Jarre que no ha sido objeto de reedición en los últimos años. Tanto la edición en 1 CD como en 2 CDs son fáciles de encontrar en eBay y similares, normalmente de segunda mano, pero no los busques en tiendas normales.

martes, 11 de marzo de 2025

The Cosmic Jokers - THE COSMIC JOKERS


1. Galactic Joke (22:38)
2. Cosmic Joy (19:24)

El álbum The Cosmic Jokers ("Los chistosos cósmicos") forma parte del anecdotario más curioso de la kosmische musik alemana. Parece que todo empezó con el fundador del sello especializado Ohr, Rolf-Ulrich Kaiser, que buscaba dar prestigio a los productos que publicaba en aquellos años de efervescencia de la música cósmica a comienzos de los setenta y realizó varias reuniones, o tal vez fiestas, en el estudio del músico e ingeniero de sonido Dieter Dierks

Muchos quisiéramos ver a los grandes artistas del género como jóvenes talentosos y soñadores en busca de una aventura creativa, cuando en realidad eran más bien sujetos un tanto autodestructivos para los que la creación musical era una forma de canalizar sus pelotazos a base de alucinógenos, sobre todo LSD. Estas quedadas a las que acudían, según apuntan varias fuentes más sutiles de lo que yo pretendo ser, eran un auténtico contubernio de iluminados orientalistas, gurús de las terapias y vividores pseudointelectuales de toda calaña reunidos para consumir drogas hasta caer rendidos. Algunos de ellos grababan trabajos de los que Kaiser estaba publicando en la época.

Imagen del artwork del álbum con fotos de los miembros involuntarios del grupo.

En teoría, los músicos estaban allí para amenizar los guateques a base de largas sesiones de improvisación en vivo. Entre otros, acudieron Klaus Schulze (teclados), Manuel Göttsching (guitarras), el mencionado Dieter Dierks (teclado, bajo), Harald Grosskopf (batería) y el hoy conocido como crítico gastronómico Jürgen Dollase (teclados), que se ponían morados de lo suyo y daban rienda suelta a los espacios más galácticos del krautrock para deleite de los popes de las pseudociencias new age allí presentes. Göttsching y Grosskopf estuvieron en algún momento en Ash Ra Tempel / Ashra, y el segundo de ambos, aparte de colaborar en álbumes de Klaus Schulze, estuvo con Dollase en la banda Wallenstein. Era un mundillo muy pequeño.

Rolf-Ulrich Kaiser grabó estas sesiones sin permiso, o al menos varias de ellas, y las montó junto a Dierks en secreto, publicando el álbum que nos ocupa, The Cosmic Jokers, con una filosofía que podríamos llamar "toma el dinero y corre". Se dio la situación absurda de que entrase en una tienda berlinesa Manuel Göttsching y descubriese un sonido genial en la megafonía para averiguar al instante, por boca del dependiente, de que era él mismo el que tocaba allí la guitarra. A Klaus Schulze le sentó especialmente mal la jugada, ya que no sentía que aquella música estuviese al nivel que él quería ofrecer. "Toma el dinero y corre" significa que, a poco que Kaiser fuese consciente de lo que había hecho, debía saber que se le venía encima una denuncia, un juicio y la retirada del álbum de las tiendas. La retirada de todos los álbumes de los Jokers, en realidad, ya que Kaiser publicó hasta cinco vinilos en el mismo año 1974 con el material que les había birlado. Algunos tenían un planteamiento bastante cutre, por cierto.

Portadas de los otros discos montados a base de las mismas sesiones

Hasta del país se tuvo que ir este personaje, y ni siquiera cuando una década más tarde se legalizó el disco con permiso y pago de royalties a sus autores pudo sacarle más tajada. Porque los músicos cósmicos eran un poco drogatas pero se ganaban la vida con su trabajo.

Para la posteridad quedó The Cosmic Jokers como el gran supergrupo del movimiento cósmico alemán, y debo decir que este primer álbum homónimo -hoy, repetimos, plenamente legal y oficial- es realmente notable. La calidad de la grabación, previa a las remasterizaciones pertinentes, no es precisamente de 10, pero se disfruta como un ejercicio magnífico de lo mejor que ofrece el género. La primera mitad, Galactic Joke ("Chiste galáctico"), tiene todo el nervio y la estructura épico-textural que tanto nos gusta, además de un toque de rock que no era tan frecuente. El protagonismo se lo lleva la guitarra eléctrica de Göttsching, supongo que porque el suyo es el sonido más reconocible, pero es un tema sobresaliente en todos sus elementos. 

 Galactic Joke

La segunda cara del vinilo se llama Cosmic Joy ("Gozo cósmico"). Siendo más ambiental, experimental y oscurantista, no baja el nivel. Sobresale aquí, para mi gusto al menos, la combinación de los teclados y las percusiones para crear un espacio sonoro de estos en los que te puedes perder con la imaginación. 

 Cosmic Joy

Un trabajo, en resumen, tan curioso como interesante que merece la pena conocer por parte de los aficionados a la electrónica primitiva y el rock cósmico-progresivo y psicodélico. Lo que no es incompatible con llevar una vida sana y ordenada.

(Agradecimientos al blog Shakin' Street, en el que he averiguado algunos detalles que desconocía.)

martes, 20 de agosto de 2024

Jon and Vangelis - PAGE OF LIFE


1. Wisdom Chain (5:22)
2. Page of Life (3:16)
3. Money (3:07)
4. Jazzy Box (3:14)
5. Garden of Senses (6:24)
6. Is It Love (4:27)
7. Anyone Can Light a Candle (3:44)
8. Be a Good Friend of Mine (4:13)
9. Shine for Me (4:10)
10. Genevieve (3:48)
11. Journey to Itxlan (5:50)
12. Little Guitar (1:43)
 
A veces pasa que a un disco le coges un poco de manía y tienes un mal recuerdo de él incluso cuando sabes que no lo has escuchado lo suficiente como para hacerte una opinión más meditada. A mí me ha pasado esto con Page of Life (1991), el cuarto trabajo del dúo que formaron para regocijo nuestro el cantante y letrista Jon Anderson y el teclista, percusionista y compositor Vangelis Papathanassiou.
 
 
Jon Anderson y Vangelis
 
Por una parte está el hecho objetivo de que se trata de un álbum tardío (8 años después del anterior), en el que se aprecia un cambio importante en el sonido de los instrumentos, la producción y los arreglos del griego. A mediados de los ochenta se deshizo de su estudio Nemo londinense y -creo- estuvo viviendo a caballo entre Atenas y Roma, renovando de paso su arsenal electrónico y dejando atrás el sonido inconfundible de Chariots of Fire, Blade Runner y los primeros álbumes con Anderson. Vinieron los tiempos de Direct (1988), y aunque Page of Life es posterior a The City (1990), todavía no había dado Vangelis el salto de estilo definitivo hacia su versión musical más duradera, la que certificaría con el éxito de Conquest of Paradise y que seguiría perfeccionando, si acaso con sutiles variaciones, hasta el final de su vida. Page of Life es un álbum fresco y agradable de principio a fin, pero este sonido "de transición" de Vangelis no logra ser totalmente reconocible.
 
El single en CD de Wisdom Chain.

Por otra parte, lo maravilloso que es el previo Private Collection (1983) y su tema final Horizon tenían que pesar como una losa sobre cualquier trabajo posterior. Parte de esa perfección -y he escuchado tantas veces Private Collection que podría escribir una tesis- radica en que hay un equilibrio magnífico entre lo que aporta Jon Anderson y lo que aporta Vangelis. Page of Life, por ese sonido de la parte instrumental un poco indefinido, seguramente sea un álbum más disfrutón para los seguidores de Anderson que para los de Vangelis.
 
Wisdom Chain, en la versión larga con intro de 1998.

Page of Life es una colección de canciones variadas, con muchos estilos y temáticas diversas. Desprende un colorido muy especial, y aunque (para mi gusto) no contiene ninguno de esos temazos que hacen trascender a los clásicos, su evidente vocación comercial bien encauzada -muy dulce, muy pop, muy new age, dice alguien que con un puntillo de jazz- sí que nos deja unas cuantas melodías para el recuerdo. Me falla un poco el tema inicial Wisdom Chain, algo machacón, y tampoco me entusiasman otros como Money o Anyone Can Light a Candle, pero me encantan el tema homónimo Page of Life,  Garden of Senses, Is it Love, Genevieve y Shine for Me. Esta última, en versión instrumental, había sonado antes en la prestigiosa película Francesco (Liliana Cavani, 1989), con Mickey Rourke como San Francisco de Asís. Es otra de las BSOs oficialmente inéditas de Vangelis.

Shine for Me

Lo que no sé si en algún momento ha quedado documentado es el porqué de la extraña decisión de no publicar Page of Life en Estados Unidos y abrir así la puerta para que Jon Anderson "cocinase" su propia versión yanqui del disco. Eliminó cuatro temas, remezcló o cambió los arreglos de otras tantos, les alteró el orden y añadió uno más, Change We Must, suponemos que descartado de la edición antigua e inspirado por el libro del mismo título de la gurú new age hawaiiana Nana Veary. A Jon Anderson siempre le han gustado el rollo espiritual y la autoayuda. Por cierto, leo por ahí que la vocalista que hace los coros en Change We Must es Mary Hopkin, que canta también en Rachel's Song de Blade Runner.

 
La edición estadounidense de 1998.

Curiosamente, hay quien dice que esta versión americana de 1998 es la mezcla original, primigenia, del álbum, entre otras cosas porque contiene un largo fragmento instrumental en Wisdom Chain que habría sido recortado en 1991, y porque tres de los cuatro temas suprimidos en 1998 sólo aparecían en el formato CD -y no en el vinilo- en 1991, quién sabe si a modo de "relleno". Nunca pareció querer volcarse del todo en el proyecto, hasta el punto de que en algún tema se recurrió a músicos de sesión, pero Vangelis no dio su visto bueno a este segundo lanzamiento y muchas fuentes apuntan a que ese pudiera ser el motivo por el que nunca más hubo -ni habrá, lógicamente- un nuevo trabajo de Jon and Vangelis en el mercado.  

 Portada de la reedición de 2013.

No sabemos si se pelearon o si sólo fue el final natural de un experimento agotado, pero me consta que al menos Jon Anderson siempre ha tenido palabras de cariño y agradecimiento hacia el añorado Vangelis, al que sigue reconociendo como su mentor. Terminamos con Sing with Your Eyes, tema contenido en el CD single Wisdom Chain que no se recuperó para el álbum oficial hasta su edición remasterizada de 2013.
 
Sing with Your Eyes

lunes, 27 de mayo de 2024

Synergy - ELECTRONIC REALIZATIONS FOR ROCK ORCHESTRA


1. Legacy (10:10)
2. Slaughter on Tenth Avenue (11:46)
3. Synergy (5:26)
4. Relay Breakdown (6:18)
5. Warriors (12:54)

Con el extraño y ambiguo título de "Realizaciones electrónicas para orquesta de rock" debutó en 1975 el pionero de la electrónica Larry Fast. No es que Synergy fuese su banda, sino que más bien era un seudónimo o un nombre para su proyecto musical, que en este primer álbum fue obra de un solo hombre pero que en el futuro, preveía él, podría contar con colaboradores. Tenía Fast sólo 23 años y fue este disco uno de esos debuts sorprendentes que se daban en aquellos años, un "tour de force" propio de alguien con la cabeza llena de ideas que se topaba de pronto con el material necesario para darles forma. Se grabó en la ciudad natal de Fast, Nueva Jersey, y se editó en Nueva York.

Larry Fast en una imagen no muy posterior (fotografía de Anne Albright, 1977).

Este material consistía principalmente en los sintetizadores analógicos Minimoog, Oberheim y Mellotron, con los que un desbocado Larry Fast compuso una especie de sinfonía electrónica con la que hacer la clase de música que le gustaba, y que no era necesariamente la que estaban haciendo otros gurús del teclado de su época. Sí que busca una ambientación futurista, pero no está sino ocasionalmente en la vena cósmica de Tomita o Tangerine Dream, y menos todavía en la del pop épico del todavía "verde" Jean-Michel Jarre. De algún modo, Electronic Realizations for Rock Orchestra es como un álbum de rock progresivo en el que se ha sustituido la banda completa por el sonido del sintetizador. Música casi urbana, más propia de una ópera para robots que de un viaje interestelar. Se percibe en las estructuras el toque sinfónico, muy melódico del prog, aunque se sabe que Fast se inspiró en el sonido clásico de los musicales de Broadway, y me atrevería a decir que algunas partes tienen un saborcillo a Gershwin en Rhapsody in Blue.

Trasera del CD.

Sin restar méritos al álbum, es de justicia decir que se trata de un trabajo lastrado, demasiado diría yo, por las limitaciones técnicas de la época y por la relativa economía de medios con que contaba su autor. Escuchamos una gran variedad de sonidos y la cantidad de melodías que despliega Fast es apabullante, pero hoy percibimos que toda la paleta sonora sale más o menos de la misma molienda y el disco se hace un poco largo. No comparte el carácter profundo y evocador de la electrónica cósmica, pero sí que sufre de la pomposidad de algunos trabajos prog de aquellos años.

Legacy

El tema Legacy ("Legado") es el más conocido del álbum, sobre todo porque algún extracto del mismo fue incluido en la serie Cosmos de Carl Sagan. Su inicio sí que es más o menos "cósmico", pero el resto suena a himno de rock sinfónico. Slaughter on Tenth Avenue ("Matanza en la Décima Avenida") es la versión confesa de una pieza del musical de los años treinta On Your Toes y destaca por una zona media muy vodevilesca. Synergy ("Sinergia"), potente por su base rítmica secuencial, podría haberse escapado de algún álbum del estilo del Spiral de Vangelis. Está conectada con la siguiente pieza, Relay Breakdown ("Avería en el relé"), muy clasicista, formando una dupla bastante interesante, quizá lo más fresco del álbum junto al tema inicial.

Relay Breakdown
 
La larga suite Warriors ("Guerreros"), con la que concluye este trabajo, tiene un comienzo casi eclesiástico e introduce algunos sonidos que quieren parecerse a la voz humana más que en piezas anteriores. Se trata de un tema con un sonido solemne, casi como si fuese la atrevida banda sonora electrónica de una película de fantasía medieval. Sólo cuando se ha escuchado el álbum completo se llega a apreciar la sutil diferencia de tono entre las distintas piezas, y ésta sale muy bien parada en una segunda escucha.

Warriors

Aunque este disco tuvo su repercusión y le animó a continuar con una sólida carrera musical, lo cierto es que Larry Fast nunca ha llegado a lograr la fama desorbitada de otros contemporáneos, y gran parte de sus esfuerzos se ha encaminado a la producción y al trabajo en estudio como músico de sesión, por ejemplo en los trabajos clásicos de Peter Gabriel. Desde luego, después de escuchar este primer álbum, apetece volver a comentar algo suyo por aquí más adelante.

Agradecimientos a la excelsa página Audionautas por aportarme algún detalle importante que no conocía.

domingo, 7 de abril de 2024

Jean-Michel Jarre - LIVE VERSAILLES 400


1. Le Château (2:27)
2. Epica Oxygene (3:15)
3. The Opening (3:43)
4. Oxygene 2 (6:41)
5. Equinoxe 4 (5:21)
6. Equinoxe 7 (3:33)
7. Industrial Revolution, Part 2 (2:59)
8. Chronology (5:49)
9. The Architect (3:34)
10. Oxygene 19 (3:13)
11. Zero Gravity (4:54)
12. Falling Down (3:27)
13. Stardust (4:42)

Este señor puede estar contento de que todavía se acuerden de él en algunas grandes ocasiones, y no porque haya hecho nada para dejar de merecerlo, sino porque a menudo parece que las autoridades que organizan determinados eventos prefieren tirar de juventud aunque sólo sea por atraer la atención de los medios. Mucho de lo que viene haciendo Jean-Michel Jarre desde el cambio de siglo -ya un poco lejano- suscita polémica entre muchos de sus seguidores, pero hay que admitir que el prestigio de sus conciertos apenas parece haberse resentido. Versailles 400, además, creo que es un trabajo que puede gustar a todos sus fans, ya que no renuncia al sonido bailable de disc-jockey de los últimos años y al mismo tiempo reivindica su toque clásico con unos cuantos temazos de los de siempre.

Diseño publicitario del evento.

Al igual que en aquella nochevieja de 2020 a 2021 en la que Jarre realizó un concierto virtual desde la catedral de Notre-Dame, en esta ocasión han llamado al de Lyon para celebrar los 400 años del palacio de Versalles, antigua residencia oficial de los reyes de Francia. Fue el 25 de diciembre pasado (día de Navidad), y no sabemos si el álbum, que está disponible sólo en formato digital desde el 23 de febrero, se editará en físico como ocurrió con el anterior concierto en la catedral, que dio lugar al CD y bluray Welcome to the Other Side unos meses después. Este último que menciono es uno de los álbumes de Jarre que me niego a adquirir por una cuestión de amor propio (ni siquiera he conseguido escuchar más de dos o tres temas en YouTube, de tan espantoso como me resulta), pero el de Versalles sí podría acabar en mi estantería.

Jarre en Versalles con las gafas VR. De su propio Facebook.

Tampoco es que este nuevo álbum sea la repera, pero se diría que Jarre ha querido dar aquí la de cal donde antes dio la de arena. Creo que comienza de la mejor manera posible, haciendo que nos preguntemos qué obras exquisitas podría brindarnos este señor si le diese por experimentar un poco más. Versailles 400 se abre con Le Château, una estupenda revisión electrónica-retro de un tema del ballet cómico Le burgeois gentilhomme (1670), que sirve como divertida y elegante antesala, muy a lo Wendy Carlos en La naranja mecánica. Temazo.

Le Château

No es que Epica Oxygene sea gran cosa -típico remix años 90 que sólo reutiliza unas notas repetidas del Oxygene 4 original-, pero no funciona mal. Después suenan The Opening (tema de Equinoxe Infinity que también se recuerda por la participación de Jarre en el festival de Coachella), ortodoxos remixes de Oxygene 2 y Equinoxe 4 al estilo de los escuchados en el recopilatorio A.E.R.O. (2004), una acertada remezcla modernizada de Equinoxe 7, y los temas Industrial Revolution, Part 2Chronologie 6 tal como los recordamos de los álbumes originales. Este último aparece como Chronology, a secas.

Equinoxe 7

En la recta final escuchamos varias piezas de publicación más reciente, como The Architect, una remezcla de Zero Gravity, Falling Down, y Stardust, todos del proyecto Electronica (2016), y entre ellos se cuela también Oxygene 19. No todos estos últimos temas son los mejores que podían escogerse de estos últimos años (¿Por qué no algún tema más de Equinoxe Infinity?), pero tampoco son los peores si se busca un espectáculo en vivo un poco cañero. Lo dicho: Versailles 400 no es ni por asomo una obra imprescindible, pero oye, contiene unos cuantos buenos momentos de los que agradecemos los fans de largo recorrido. 

Ahora nos queda hacernos una interesante pregunta: ¿Participará Jarre en la inauguración/clausura de los Juegos Olímpicos de París el próximo verano? Ojalá.

El concierto no pudo emitirse en directo por YouTube, pero sí que se subió al completo.

jueves, 21 de marzo de 2024

Hans Zimmer - LIVE

CD 1

1. Dune: House Atreides (3:46)
2. Inception: Mombasa (4:55)
3. Wonder Woman Suite 1 (3:18)
4. Wonder Woman Suite 2 (2:21)
5. Wonder Woman Suite 3 (4:06)
6. Man of Steel Suite 1: 
What Are You Going to Do When You Are Not Saving the World? (4:42)
7. Man of Steel Suite 2 (3:53)
8. Gladiator Suite 1 (3:47)
9. Gladiator Suite 2 (3:48)
10. Gladiator Suite 3 (5:30)
11. Gladiator Suite 4 (1:53)
12. Pirates of the Caribbean Suite 1: Jack Sparrow (4:11)
13. Pirates of the Caribbean Suite 2 (4:59)
14. Pirates of the Caribbean Suite 3 (4:45)
15. Absurdities 1 (5:00)
16. Absurdities 2 (4:27)

 CD 2

1. The Last Samurai Suite 1 (2:56)
2. The Last Samurai Suite 2 (3:34)
3. The Last Samurai Suite 3 (5:38)
4. The Dark Knight Suite 1 (4:08)
5. The Dark Knight Suite 2 (4:04)
6. Dark Phoenix Suite (5:17)
7. Dunkirk: Supermarine (2:26)
8. Dune: Paul's Dream (5:28)
9. Interstellar Suite 1 (5:58)
10. Interstellar Suite 2 (5:34)
11. The Lion King Suite 1: He Lives in You (3:59)
12. The Lion King Suite 2 (5:24)
13. The Lion King Suite 3 (3:02)
14. No Time to Die Suite (5:50)
15. Inception: Time (4:37)

El doble álbum Live (2023) es un trabajo bastante interesante dentro de la discografía de Hans Zimmer y dentro del panorama de la música de cine actual, en general. No solo porque Zimmer es uno de los compositores con más peso en la industria actual, sino sobre todo por el hecho de que su versión en concierto tiene poco que ver con lo que se suele estilar en la música de cine de corte clásico.

 
Hans Zimmer en faena.

Grabado durante el paso por Europa en la primavera de 2022 de la misma gira en la que Hans Zimmer se encuentra embarcado actualmente, Live presenta una selección de algunas de sus BSOs más emblemáticas (no todas especialmente recientes) como si de espectáculos del mundo del rock se tratase. Sus músicos de acompañamiento, que en muchos casos han colaborado antes con él y reciben el nombre de The Disruptive Collective ("El colectivo disruptivo"), llevan vestuario de diseño, él mismo se recrea con una guitarra eléctrica y gran parte del show consiste en un futurista juego de luces. Participan también la orquesta y coro de la Ópera de Odessa. Parece que Zimmer y su productor Stephen Lipson seleccionaron cuidadosamente las mejores interpretaciones de una buena cantidad de conciertos para confeccionar el álbum.

Contraportada del estuche de los CDs.

En lo estrictamente musical, Live es una propuesta bastante compleja que va más allá de interpretar una serie de grandes éxitos. De cada película o saga se realiza más bien una especie de suite (dividida en varios cortes en la versión en CD) que suena distinta de la escuchada en el álbum original, sobre todo por las lógicas diferencias en la instrumentación, y de ahí su valor como relativa novedad. Creo que estas suites están realizadas con acierto, tanto a la hora de representar los elementos esenciales de las partituras como al ofrecer piezas con un buen equilibrio entre la acción y los pasajes más sosegados. Los temas recogidos en Live guardan entre sí una sutil coherencia que favorece tanto al conjunto como a cada movimiento en particular.

The Last Samurai

Aparte de las suites de Wonder Woman, El hombre de acero, Gladiator, Piratas del Caribe, El último samurai, El caballero oscuro, Interstellar y El rey león (primer Oscar de Zimmer), hay varias piezas sueltas que sirven para "engrasar" la maquinaria. Están sacadas de Dune (segundo Oscar) e Inception, y también hay algunos cortes aislados de X-Men Dark Phoenix, Dunkerque y Sin tiempo para morir. El primer CD termina con dos piezas llamadas Absurdities ("absurdeces"), que según he rastreado en Google parece ser una mezcla de temas de Sherlock Holmes, Rango y algo más. Seguramente cada cual echará de menos alguna otra cosa que habría merecido formar parte del disco, pero todo lo que hay funciona bastante bien. Para mi alivio, incluso parece que Zimmer deja a un lado su material más genérico, con la excepción de la horrorosa fanfarria de la primera película de Jack Sparrow que firmó el subalterno Klaus Badelt. Pongo la "buena", la que compuso Hans Zimmer para El cofre del hombre muerto:

Jack Sparrow

Lamentando lo que se ha quedado fuera, siempre podemos subrayar lo que más nos gusta de lo que sí está. Me gusta mucho la épica luminosa de Wonder Woman y Man of Steel, la voz madura de la invitada de honor Lisa Gerrard en Gladiator, el sinfonismo de las mejores partes de Pirates of the Caribbean y sus instrumentos tradicionales, la profundidad dramática de The Last Samurai y el cántico inicial de The Lion King, con el que no contaba. Me gusta cada vez más el tema del Superman de Zack Snyder, aunque aquella no fuese una BSO memorable.

Man of Steel

Un buen álbum con un sonido nítido y fresco que aporta arreglos novedosos de temas que para la actual generación de cinéfilos -y cinéfagos- son míticos, que además mantiene un valor constante como experiencia para disfrutar de una sentada, y que invita a la buena costumbre de acercarnos a los auditorios a escuchar, siempre que tengamos la oportunidad, buena música que se salga del sota-caballo-y-rey de todos los días. Aunque Hans Zimmer no siempre sea nuestro músico favorito, lo que está realmente bien hecho merece nuestro más sincero aplauso. Pasará por España este 2024.

Muchas imágenes y vídeos de los conciertos en https://www.hanszimmerlive.com/

viernes, 16 de febrero de 2024

Air - MOON SAFARI


1. La femme d'argent (7:08)
2. Sexy Boy (4:57)
3. All I Need (4:28)
4. Kelly Watch the Stars (3:44)
5. Talisman (4:16)
6. Remember (2:34)
7. You Make It Easy (4:00)
8. Ce matin-là (3:38)
9. New Star in the Sky (5:38)
10. Le voyage de Pénélope (3:10)

Se celebra el 25 aniversario de Moon Safari, álbum de debut de Air, el dúo francés de música electrónica que no lleva cascos de robots. Y me sorprende un poco, porque se supone que se publicó en 1998 y en realidad ahora cumple 26 años. Se avecina una edición especial del álbum que nos ocupa, con material inédito y extras en varios formatos.

Un diseño promocional.

Moon Safari es un disco de lo que en aquella época habrían situado en la órbita del "chill out", aunque más bien es un trabajo de pop electrónico diverso y colorista con chucherías al gusto de cada paladar. Creo que este subgénero se conoce como downtempo ("por debajo del tempo"), pero seguramente Jean-Benoît Dunckel y Nicholas Godin no estaban pensando en etiquetas cuando lo concibieron, más allá del clima de modernidad que desprende la música contenida en él. Personalmente, después de haber escuchado muchas veces los recopilatorios Cosmic Machine 1 y 2, noto que Moon Safari es descendiente directísimo de lo que se hacía en el mundillo electrónico-psicodélico galo de tres décadas antes.

Contraportada del CD.

Equilibran bien su actualidad con los recursos "retro" que emplean aquí y allá: melodías como de películas antiguas de marcianos (La femme d'argent), arreglos orquestales de cuerda (Talisman) y trompetas a lo Burt Bacharach (Ce matin-là), voces sexys a lo Gainsbourg-Birkin (Sexy Boy), rollito soul (All I Need), uso del vocoder (Remember) e incluso fugas de aire (Kelly Watch the Stars)... haciéndome pensar, de paso, que nuestro amigo Jarre se inspiró claramente en algunos conceptos aquí manejados para el que iba a ser su álbum inmediatamente posterior, Metamorphoses (1999). Sin rencores, porque a su vez algún detalle (ese fondo de percusión electrónica de You Make It Easy, por ejemplo) está poco menos que robado de Oxygène 6.

La femme d'argent, en una versión de 2008.

Hay una tendencia a lo instrumental en Moon Safari, un ritmo sostenido que no empalaga, un exotismo no muy definido pero agradable, fondos complejos, muy trabajados, y notas de teclado juguetonas, pero sobre todo destaca una atmósfera onírica peculiar, en una línea de música alternativa al gusto internacional y mainstream que busca gustar a los chavales aficionados a la electrónica pero sin llegar a dar el paso definitivo hacia la arena de la rave.

Ce matin-là

Dunckel y Godin lo tocan casi todo, especialmente sintetizadores Moog y Korg, aunque se cuelan también alguna guitarra, bajo y percusiones no sintéticas. Además de ellos, destacan la voz solista femenina de la norteamericana Beth Hirsch y la labor de diseño del también director de cine Mike Mills, uno de los cerebros en la sombra tras el éxito del álbum, me atrevo a decir. Poco después de Moon Safari, Air se consagraría sobre todo gracias a la BSO de la película indie de culto Las vírgenes suicidas (Sofia Coppola, 1999), y desde entonces seguiría publicando varios álbumes interesantes que quizá comentemos más adelante. Tengo que escuchar sin falta la música que compusieron en 2012 para una versión restaurada del clásico Viaje a la luna, del pionero del cine Georges Méliès.

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