Estos días de confinamiento los balcones y las ventanas de nuestros hogares se han convertido en un espacio abierto al mundo, ese que se nos ha negado y cerrado casi a cal y canto desde que toda esta pesadilla comenzó. A ellos salimos todos a diario para dar las gracias a los que nos cuidan cada día, desde sus arriesgados puestos de trabajo, y ofrecerles lo único que podemos hacer desde nuestro retiro, ese agradecimiento sencillo que todos hemos interiorizado como algo mágico que nos une y nos da las fuerzas suficientes para seguir adelante sin caer en el desánimo ↩
Esas ventanas y balcones a los que nos asomamos ahora son más que simples espacios abiertos al exterior. Ahora más que nunca son algo más que aberturas que dejan entrar la luz del sol. Son mucho más que eso. Son la conexión con el mundo exterior para los que no tienen que salir a trabajar, para los que como muchos de nosotros, nos tenemos que quedar en casa dentro de nuestras paredes esperando a que todo pase y no dar más trabajo a esos que obligatoriamente deben salir ➤
Esas ventanas y balcones intimistas que protagonizan el post de hoy nos aportan esa paz y equilibrio que tanto necesitamos estos días. Ese aporte de energía necesario para valorar lo que tenemos y no dejar pasar nada, porque cuando queremos darnos cuenta, la vida ha pasado por delante de nosotros sin habernos enterado. Ahora es el momento de sentirnos mas vivos que nunca, de aprovechar todo lo que ocurre para reflexionar, para conocernos mejor, para cambiar muchas cosas que ya estaban establecidas pero eran erróneas, para disfrutar de nuestra familia con este tiempo encapsulado del que nunca disponíamos. Para salir enriquecidos.... ❥
Estas ventanas y balcones son nuestro propio reflejo, y en ellos nos vemos cada día a las ocho de la tarde... ☺
Abuanita