Mostrando las entradas con la etiqueta lamentos. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta lamentos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 22 de octubre de 2008

Escenas de alcoba

Me abandono a la ensoñación,
duermo más de lo debido,
siento el filo de tu lengua aquella tarde.
Un café corto y negro, un cigarrillo fumado entre penachos azules,
y un poco de esa charla tuya y mía entre la porcelana.
por eso lo sé, yo tensa de cara a la ventana,
te diré
con el puñal tenue de mi voz:
"No, no es eso lo que quiero decir, en absoluto"

jueves, 10 de enero de 2008

"ellos" y "¿nosotros?"

Y sí.
Son ellos.
Los que están ahí.
Dentro de sí mismos.
Tras los muros.
No pudieron resistir el desamor,
la desconfianza,
la traición...
Porque ellos no aprendieron a desconfiar.
No podían transar,
porque las tripas
se les revolvían
dentro.
Querían otro mundo...
No. Otra gente.
No. Otra forma de ser gente,
de decirse,
de amarse,
de contarse...
Y no pudieron resistir
la soledad inmensa
que dejan los contactos fugaces,
las palabras vacías de sentido,
los oídos que no escuchan,
las palabras que no se quieren escuchar.
Y nosotros, los que estamos "de este lado", y lo podemos resistir... o decimos que lo podemos resistir... ¿estamos menos locos? Estamos locos, si. Cuando nos bancamos que mueran personas casi a nuestro lado sin prestar casi la mínima atención. Cuando permitimos los suicidios cotidianos (nuestros y silenciosos) de los que se quedaron sin sueños. Los que se suceden minuto a minuto, alargando los dolores, haciendo pergaminos de las pieles, y del corazón, rocas. Día tras día. Hasta que, agotados, se rinden y ya no sienten más. Cuando no le tememos a esa muerte cotidiana y rutinaria. A la idiotez de la vida pasando entre móviles, semáforos interminables y noches de humo y alcohol... Cuando no discriminams que se destruye más cuando no podemos (o nos olvidamos cómo es) dar, recibir, pedir. Cuando nos queremos salvar solos. Cuando nos habituamos a agredir ("civilizadamente") Y nos agredimos con modelos sin contenido. Cuando soportamos sobremorir a torear cada amanecer. Y así, nos arrojamos al vacío.... Cuando no sabemos encontrarnos en los ojos del otro. Del amor de una mirada tierna. Una caricia dulce, de una espera certera. Hablo del amor al sol y de las manos abiertas, y limpias. ¿Casi maternal? Y a veces tan carnal!!! Hablo del sereno respirar de dos dormires. Del despertar acompañado. De ventilar al sol la tolerancia al no tan semejante. De no dejar escapar día a día las delicias y deberes que nos ofrece el banquete de la vida. Cuando no comprendemos que no se trata de vivir. Sino de habitar poéticamente la existencia. siempre estoy en http://lugaressecretos.blogspot.com

lunes, 31 de diciembre de 2007

"perdón por la tristeza"

Lo siento. De veras lo siento.
Es todo lo que tengo...

martes, 7 de agosto de 2007

NO SOY UNA PRINCESA.

Hoy siento que no tengo más fuerzas,que no doy más.Que averigüé tarifas aéreas para algunos destinos(ni yo sé dónde quiero ir),porque no resisto un minuto más.
Me detiene mi gato, y saber que vaya donde vaya, toda mi valija irá conmigo.
Me alienta salir un poco de este encierro infernal, ver otra geografía, descansar de ésta, mi eterna lucha.
No sé si mañana pensaré distinto. No lo sé.
Pero quizá con esto resultará más fácil entender mis "razones", y comprender quién soy hoy: el resultado de lo que me tocó y/o elegí vivir + lo que pude hacer con todo eso.
(Pido perdón por mi pasado. Es el único que tengo hoy para contar)
NO TUVE NI TENGO UNA VIDA DE "PRINCESA"
(más allá de lo que los imbéciles puedan creerse de mí)
#cuando era muy chica, una tía italiana, Angelita, me bautizó "stellina d´oro", supongo que por lo alegre, vivaz, movediza, payasa..
#pero a los ocho años, una catástrofe marcó mi vida para siempre. Viví, a esa edad, una guerra, de la que no entendí nada, y mi sol se apagó. Me sentí muy sola y abandonada, sin poder entender porqué. Fue la época del Proceso, cuando Mirtha se alistó en el E.R.P. (mi tía, único refugio cálido por esos días, desapareció)
#viví buena parte de mi infancia con mi madre enferma. El asma. Ella no podía respirar. Yo tampoco: no había tiempo para club, o para estar con mis amigas compartiendo las cosas de alguien de mi edad. La cuidaba y ayudaba más de lo que podía. ¿Mi padre?Trabajaba toda la semana, y los sábados y domingos se iba al campo.
#pasé otra parte de mi infancia en la parte de atrás de un auto, viendo pasar postes y alambrados por la ventanilla, en la búsqueda de buenos campos para comprar... Mis tardes de domingo seguían sin jugar.
#fui a colegio católico, elegido por ellos, claro, contradiciendo sus propias creencias y prácticas religiosas (ateísmo y una ausencia de convicción, respectivamente).Sufría por eso. En esa época, hacía "sacrificios" personales y secretos para evitarles el infierno que les esperaría.
#estudié ocho años piano, tomando clases particulares, me apasionaba la música, pero no hubo piano para mí. Había otras "prioridades". Mi hermano sí tuvo su moto, su vela para practicar surf...
#quise jugar voley, y de hecho lo hacía bien, pero no me permitieron ir a los campeonatos, para protegerme, y, finalmente, dejé de practicar.
#me volqué al hockey, buscando otra opción. Tampoco tuve permiso.
#cuando no era posible seguir la carrera de mis sueños, elegí otra, alternativa, que mi padre calificó "para frustradas". Fuí abanderada en esa carrera.
#el haber tenido relaciones sexuales con mi primer novio después de cinco años de noviazgo, generó una presión familiar, que me condujo al altar, por culpa y por vergüenza. Una vez casada, me enfermé de depresión.
#fui yo misma quien decidió separarse, buscando un poco de salud, mis padres no estaban de acuerdo, pero me mudé a 700 km. para liberarlos del bochorno social.
#cuando, un año después volví, y elegí por mí misma, mi carrera tanto tiempo esperada, me encontré con mil dificultades para estudiar dignamente: sin departamento, viajando 80 km. todos los días, saliendo al alba y regresando tarde a la noche, para cursar las materias, rendir... y trabajando a la par que estudiaba, a pesar de que mi hermano sí tenía departamento cerca de su facultad. Pero claro, él había elegido la profesión de mi papá... No traía problemas.
Aún así, me recibí, sin honores familiares, por supuesto. Y pude trabajar, a pesar de que no lo registran.
#una vez, perdidamente enamorada de un verdadero canalla, que me propuso tener un hijo, quedé embarazada, mientras buscábamos un lugar dónde vivir. Pero cuando tuvo el resultado del análisis en la mano, dijo que "no era el momento", que él debía atender sus empresas en Argentina y en Italia. Me dió la "opción" de abortar y seguir nuestra relación. No quise darle ese padre a mi hijo. No podía condenarlo a vivir con ese moustruo. Opté por abortar (más allá de mis principios y mis límites), cortando definitivamente todo contacto con él. A esa herida la tengo cicatrizada. Cuando miro ese trozo de mi piel, veo claramente las rugosidades que dejó su huella.
#después de eso,pasé por situaciones difíciles: internación psiquiátrica, intentos de suicidio... Si bien, según dicen "yo me la busqué", también siempre puse la cabeza y me sometí a cuanto tratamiento había a mi alcance para superarlo.
#cuando pinté óleos, regalos para cada una de mis sobrinas, fueron ellos confiscados por la ex de mi hermano...Estuvieron buen tiempo debajo de una cama, y cuando él se separó, prometiendo ubicarlos en su nuevo departamento, los "guardó" en el garage de la casa de mis padres. Y supongo que ya se olvidó, porque siguen durmiendo allí. No sé porqué tengo la sensación que nadie les dio su valor, o no tuvieron el coraje para dárselo.
#todo esto viene salpimentado con un carácter "difícil" (así lo llaman) de mi padre -desde que tengo uso de razón-, y que no pretendo cambiar ya. A esa empresa la abandoné. Sumado a la sumisión de mi madre, mujer freezer, qué se yo! Pero esas "agresiones" (verbales, gestuales, etc.) me calaron hondo. Me siguen doliendo. Y nadie parece haberlo registrado. Que en realidad, lo único que necesito es un poco de comprensión, amor, que se calcen mis zapatos (no creo que duren más de cinco minutos con ellos puestos). No es lindo, no es fértil, no siento "amor", cuando todo está pregnado de tanta mala onda, y más cuando ésta se vuelve maltrato moral, psíquico, y hasta físico. Decir "nosotros te queremos mucho", "lo hacemos/hicimos por tu bien", sinceramente, no me sirve.
por otra parte:
*nunca, mientras pude, dejé de trabajar. En mis vacaciones de verano, a los 16 años; en escuelas, más tarde; en el negocio de mi madre, mientras estudiaba mi segunda carrera; en mi profesión, más tarde.
*puse mucho de mí para no "hacer daño" con mis problemas. Y lo sigo haciendo. Sé que logré mucho. Con mucho esfuerzo. Enfentándome a mí misma. Y reconociendo mi responsabilidad en las cosas que elegí. No soy una víctima. Pero nada parece alcanzar en ciertos momentos.
*nunca mentí en cosas importantes. Al contrario, siempre lo que consideré la verdad, a pesar de las consecuencias que eso pudiera traerme, hasta si eso me dejaba mal parada. Y eso incluye mis opiniones. No recibí la verdad sin tapujos,
a cambio. En varias oportunidades, escuché "verdades disfrazadas", porque yo "no estaba en condiciones".
*quise, quiero y haré lo posible para no repetir la triste historia de mi viejo con sus hermanos: desapego, desencuentros, desconfianza, desamor. Me cuesta. Soy yo la que siempre empuja este carro y la actitud de mis padres me lo hacen más difícil.
*siento que no me conocen: jamás mantuve a ningún hombre, económicamente (no está en mi código genético). Tampoco permití que opinaran sobre mi familia, en ningún sentido. Nadie ha influído en mis decisiones más que yo misma. Por más enamorada locamente que haya estado. Sin embargo, en ocasiones, me he visto perjudicada por no ser considerada "confiable" en ese sentido.
Yo sé perdonar. Lo que no puedo es olvidar. Y menos cuando la herida se reaviva casi cotidianamente.
Lamento, muy profundamente, y me entristece hasta las muelas, que los que más quiero, no me conozcan.
Lamento, también, que no puedan sentirse orgullosos de mí. Y eso por mí, que aunque yo sí estoy orgullosa, me gustaría al menos sentir ese reconocimiento; y por ellos, que, en definitiva, con todos estos inconvenientes, me han criado.
No soy autosuficiente. Todos necesitamos, en algún momento, ese reconocimiento del otro, especialmente de nuestros padres. Que al no ser reyes, no engendraron a ninguna princesa.

domingo, 1 de julio de 2007

mi niño

así quería
que jugaras,
hijo mío.
a la tarde,
en la plaza
un día de junio.
así quería que rieras,
hijo mío.
olvidándote
si había sol o estaba turbio.
así quería que
cantaras,
hijo mío.
sin tener
mucha idea
de las letras, ni los tonos,
los acordes...
así quería quererte,
mimarte,
dormirte,
observarte,
sonreírme
con tus ocurrencias.
quería tener miedo.
no asfixiarte.
sí abrigarte,
sin presiones,
ni prisiones.
escucharte,
desde mis ojos.
quería
saberte felíz,
y
dejarte llorar.
no quería preocuparme
(sí ocuparme)
de tus pasos,
acompañarte.
y
soltarte,
para que
vivieras,
rieras,
y
caminaras
en paz.
así te soñé
mi niño.
no pudo ser.
yo,
¿puedo caminar en paz?