1) 1-5 En la época de los Jueces hubo hambre en Belén y emigró una familia a las tierras de Moab: Elimélec
con su mujer Noemí y sus dos hijos. Murió
Elimélec, y los hijos se casaron con dos mujeres
moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut.
Al cabo de unos diez años estos murieron también, sin dejar descendencia, y Noemí se quedó sola.
6-19 Noemí se dispuso a
regresar a Belén. Entonces dijo a sus dos
nueras:
— Vuélvanse, hijas mías. ¿A qué van a venir conmigo?
Ya no tendré más hijos que puedan casarse con ustedes. Vuélvanse, y márchense, que soy demasiado vieja para casarme. Y aunque pensara
que aún tengo esperanzas y me casara esta misma noche y tuviera hijos, ¿van
a aguardar ustedes hasta que sean mayores, renunciando por ellos a casarse de
nuevo? No, hijas mías.
Ellas se echaron a llorar y Orfá se despidió de su suegra, pero Rut se quedó, y le dijo:
Moriré donde mueras y allí seré
enterrada. ¡Que Dios me castigue, si nos separa otra cosa que la muerte! Y las dos prosiguieron su camino hasta Belén.
2) 1-13 Noemí tenía un pariente rico e influyente llamado Boaz. Cierto
día Rut fue por casualidad a recoger espigas a su campo y Boaz, atraído, le dijo que podía quedarse a espigar en su campo mientras vivía con su suegra.
3) 1-13 Unos días después Noemí dijo a Rut: — Hija mía, quiero buscarte un hogar donde seas
feliz. Así que, lávate,
perfúmate, arréglate bien y fíjate bien en el
lugar donde duerme Boaz; cuando se acueste, vas y le destapas los pies y te acuestas
allí, y él te dirá lo que tienes que hacer.
A medianoche el hombre sintió un escalofrío
y, al darse la vuelta, encontró una mujer acostada a sus pies, y
le preguntó: — ¿Quién eres tú?
Ella respondió: — Soy Rut, tu servidora. Cúbreme con tu manto, pues
eres mi rescatador legal.
Boaz le dijo: — ¡El Señor te bendiga, hija! Ahora bien, aunque es cierto que yo soy
tu rescatador legal, hay otro primo con más derecho que yo. Quédate
aquí esta noche y mañana, si el otro quiere responder por ti, que lo haga; y si
no quiere, te juro que yo responderé.
4) 8-16 Antiguamente existía en
Israel esta costumbre: cuando se trataba del derecho de rescate o de
intercambios, uno se quitaba su sandalia y se la daba al otro para cerrar el
trato. Y así se daba fe.
El rescatador con más derecho dijo a Boaz: — Compra tú la parcela.
Luego se quitó la sandalia y se la dio. Entonces
Boaz dijo a los ancianos y a todos los presentes: — Ustedes son hoy testigos de que adquiero todas las
posesiones de Elimélec y
de que también tomo como esposa a Rut, la moabita.
Entonces Boaz se unió a ella y el Señor hizo que concibiera y
diera a luz un hijo al que llamaron Obed. Fue el padre de Jesé y el
abuelo de quien sería el Rey David.