Una prosa hermosa, pero es mucho más que eso. Está relatado con ese tinte épico y nostálgico de aquel quien lo ha visto todo desde su atalaya pero queUna prosa hermosa, pero es mucho más que eso. Está relatado con ese tinte épico y nostálgico de aquel quien lo ha visto todo desde su atalaya pero que también se ha manchado las manos por el camino. Nadie es inmune a las vicisitudes de una vida plena, y Adriano no iba a ser menos que el menor de los hombres. Me gusta cómo la autora se empapa de este personaje, no solo sus vivencias y sus hazañas, sino que logra meterse en su piel y se empapa de todo su ser. Le da aliento, le da vida, le da resplandor. Y no solo eso, sino que su tono arrulla como un canto de cuna, de esa forma que solo una sabiduría calmada y auténtica podría aportar, una sabiduría sosegada y llena de consuelo.
Dirigido a su hijo adoptivo, Marco Aurelio, hace un repaso por los momentos clave de su reinado, y por los instantes íntimos y significativos de su trayectoria, sin perder de vista la perspectiva de un todo, un pasado, un futuro, una visión de las cosas que trasciende su mera existencia. Es muy posible que el verdadero Adriano difiera de la imagen que se proyecta aquí, pero alivia mucho mi pesar creer que en algún punto de la historia de la humanidad hayan existido personas así en el mundo. O quizá lo que me deslumbra es que haya personas así en el mundo que hayan ideado y llevado a cabo con tanta sensibilidad y precisión un proyecto de este calibre....more