Me encanta el estilo, es sencillo pero muy difícil de lograr, organizado en forma de entregas dirigidas a Dios o de cartas que cruzan océanos. Es un rMe encanta el estilo, es sencillo pero muy difícil de lograr, organizado en forma de entregas dirigidas a Dios o de cartas que cruzan océanos. Es un relato demoledor en toda la miseria humana que desentierra, pero el mensaje que transmite es esperanzador y luminoso. Te da varias lecciones de vida (y filosóficas) casi sin sentir que te las están dando. Una delicia de lectura....more
Quería tan solo intentar vivir lo que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?
Hermann Hesse es un autor increíb
Quería tan solo intentar vivir lo que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?
Hermann Hesse es un autor increíble. Me hubiera encantado haberle leído durante mi adolescencia, pero las experiencias y pensamientos de Emil siguen vigentes en mi día de hoy. Creo que Hesse es uno de las pocas personalidades geniales que nunca envejecen realmente, porque todo lo que transmiten sus lecturas nunca muere realmente. Tiene un sentido de la escritura y de la vida verdaderamente universal, es un estilo que se siente joven, que se lee sencillo, pero que se asimila de una manera absoluta con la contundencia de un martillo.
-Muchacho -dijo con vehemencia-, también usted celebra misterios. Sé que tiene usted sueños de los que nada me dice. No los quiero conocer. Pero le digo una cosa: ¡vívalos todos, viva esos sueños, eríjales alteres! No es lo perfecto, pero es un camino. Ya se verá si nosotros, usted y yo y algunos más, somos capaces de renovar el mundo. Pero debemos renovarlo en nosotros mismos, día a día; si no, nada valemos. ¡Piense en ello! Usted tiene dieciocho años, Sinclair, y no corre detrás de las prostitutas; usted debe tener sueños de amor, deseos de amor. Quizá son de tal especie que le asustan. ¡No los tema! ¡Son lo mejor que posee! Créame. Yo he perdido mucho por haber amordazado mis sueños cuando tenía su edad. Eso no debe hacerse. Cuando se conoce a Abraxas, ya no se debe hacer. No hay que temer nada ni creer ilícito nada de lo que nos pide el alma.
Uno puede rodearse a sí mismo con sus propios brazos pero nunca podría abrazarse a sí mismo.
Y de pronto comprendí que lo que Pistorius había sido para mí no podía serlo para él mismo, y que tampoco podía darse a sí mismo lo que él me había dado. Me había enseñado un camino que le sobrepasaba y dejaba atrás, también a él, al guía.
Se necesita al otro. Y en esto consiste la historia. La fascinación por lo otro.
La existencia está dividida entre el mundo de lo claro y el mundo de lo oscuro, lo familiar y lo extraño, lo ejemplar y lo perverso, lo admirable y lo despreciado, lo aceptado y lo escondido. Con cada encuentro y desencuentro, con cada obstáculo y cada pena, Demian va haciendo las paces con el mundo: solo hay un mundo, que engloba tanto lo claro como lo oscuro, todo forma parte del ser humano. Cada ser humano forma parte de lo claro y de lo oscuro. Abrazar esta realidad conduce a la rendición y la liberación. Asumir la complejidad de las cosas, las vicisitudes de la vida como algo natural e inherente a la humanidad, te exime de un pecado original que no es tal.
Los hijos de Caín, la interpretación de un discurso escrito por la imperfección de la mano del hombre, la vuelta de hoja, la mentalidad abierta, la búsqueda incansable de aquello que dé sentido a todo lo que escapa a nuestro control, la sensación de estar en un limbo constante, en la pérdida del contacto con lo material y la incertidumbre de lo espiritual, lo absurdo de un todo al que muchos tratan de dar una explicación, y dicha explicación permanece inmutable a lo largo de los siglos a la espera de hallar una tierra fértil en que pueda florecer la semilla de un primer pensamiento robusto en su originalidad. El consuelo de saberse poseedor de un hipotético destino prefijado, o quizá la fuerza que habría que tener para lograr la aceptación del mismo.
-(...) Ése es mi punto débil. Porque a veces, Sinclair, sé que no debía tener esos deseos, que son un lujo y una debilidad. Sería más grande y más justo si me ofreciera al destino sin ambiciones. Pero soy incapaz; es lo único que no puedo hacer. Quizá usted pueda hacerlo un día. Es muy difícil; es lo único verdaderamente difícil que existe, muchacho. He soñado muchas veces con ello, pero no puedo, me da miedo: no puedo existir tan desnudo y solo; también yo soy un pobre perro débil que necesita un poco de calor y comida y sentir de vez en cuando la proximidad de sus semejantes. El que no tiene ningún deseo excepto su destino, ése no tiene ya semejantes, está solo en medio del universo frío que le rodea. ¿Comprende usted?, como Jesús en Getsemaní. Ha habido mártires que se han dejado crucificar a gusto; pero tampoco ellos eran héroes, no estaban liberados; también ellos deseaban algo que les resultara amable y familiar, y tenían modelos e ideales. Quien desee solamente cumplir su destino, no tiene modelo, ni ideales, nada querido y consolador. Éste es el camino que habría que seguir. La gente como usted y como yo está muy sola; pero, al fin y al cabo, nosotros tenemos nuestra amistad, tenemos la satisfacción secreta de rebelarnos, de desear lo extraordinario. También hay que renunciar a eso cuando se quiere seguir el camino consecuentemente. Tampoco se puede querer ser revolucionario, ni mártir, ni dar ejemplo. Sería inimaginable.
Sí, era inimaginable; pero se podía soñar, presentir, intuir. Algunas veces, en momentos tranquilos, sentía algo de aquello. Y concentraba la mirada en mí mismo, contemplando mi destino en los ojos abiertos y fijos. Que estuvieran llenos de sabiduría o de locura, que irradiaran amor o profunda maldad, daba lo mismo. No había posibilidad de elección o deseo. Sólo existía la posibilidad de desearse a sí mismo, de desear el propio destino.
La esperanza mata pero sin ella apenas se puede vivir. Aquí se complementa muy bien con las enseñanzas de Siddhartha. La vida es un río, y lo más difícil es fluir, dejarse llevar, con la corriente....more
Hay que reconocer el talento de Kafka para hablar y hablar y hablar sin decir nada realmente. Es todo tan dimetralmente absurdo que no puedes menos quHay que reconocer el talento de Kafka para hablar y hablar y hablar sin decir nada realmente. Es todo tan dimetralmente absurdo que no puedes menos que creértelo y 'seguir la corriente', tal como hace Josef K. con respecto a su propio proceso. Un proceso cuyos procedimientos permanecen obscuros y ambiguos y que no esclarecen la causa por la cual se le estima culpable. Porque todos somos culpables a los ojos de la sociedad, de Dios, ante nosotros mismos.
El lenguaje es tremendamente enreversado y plagado de tangencialidades y tecnicismos artificiales que solo sirven para alargar el diálogo hasta límites y insospechados. No es un hilo difícil de seguir en cuanto al vocabulario, pero si en cuanto a la sintaxis y la subordinación infinita de frases. Imagino que Kafka habrá tenido mucha experiencia en la redacción de informes burocráticos, y esta es posiblemente, su intención: dar una fachada de normativa encorsetada que riza el rizo hasta lo indecible, y de fría cortesía en una época en que la distancia personal era más que loable.
El paisaje es gris, las personas son grises, los acontecimientos tampoco brillan extraordinariamente. A decir verdad, en ningún momento se transmite una sensación real de conversación entre varios individuos, sino que se acerca más bien a una rumiación constante de pensamientos con uno mismo, a un monólogo interno estructurado en torno a ningún tema en particular, con la tentativa de darle una explicación a lo que nos rodea. Quizá se percibe un cierto delirio de perjuicio que sería la base de una psicosis clínica. No se me hace muy difícil pensar que Kafka se habrá divertido mucho escribiendo esto: parrafada tras parrafada para finalmente no llegar a ninguna conclusión aparente. Y en vez de desesperarse o de finiquitar la historia definitivamente, te mantiene en vilo con una atención parcial ante los sucesos insulsos, y otra atención parcial ante la moraleja sin definir que se hace oír por encima de todo el murmullo de voces que zarandean al protagonista en una y otra dirección.
Los personajes no parecen sostener una importancia realmente vital para el K., son como una masa amorfa de seres que se encoge de hombros ante su propia existencia y que ponen su granito en el gran teatro del mundo. Ni siquiera el propio K. parece dotado de gran personalidad, aunque tampoco tiene mucho margen de maniobra en su propia situación, ya que intentar no ser literalmente arrastrado por todo el sinsentido que le rodea es asimismo un sinsentido....more
Es lo que yo quisiera esPessoa no es alguien normal.
Primero, se da cuenta.
Segundo, puede decirlo con palabras.
Es capaz de escribir el pensamiento.
Es lo que yo quisiera escribir si tuviera el talento y la exhaustiva capacidad de penetrancia y la visión de la vida suficientes. Es lo que a mí me hubiera gustado plasmar en un papel.
Todo aquello que alguna vez he logrado acariciar con los dedos ya se me expone con una lucidez tenebrosa en la pluma de este autor. Todos los ecos de todas las Verdades que se me presentan en la Vida, están aquí explicados con una claridad tan meridiana que se torna en una ironía constante que te acaba sacando una sonrisa de complicidad: "Sí, esto era lo que yo estaba pensando, aunque aún estaba a años luz de pensarlo realmente".
Este libro no es una novela, ni un ensayo, ni siquiera un diario. Es el testamento legado a una humanidad, melancólica y demasiado despierta en su insondable intranquilidad existencial y su irremediable soledad individual, dividido en una serie de entradas atemporales y desorganizadas, como las capturas momentáneas de las elucubraciones milenarias de una mente genial....more
This was a boat wreck and I’m not talking about the Titanic.
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I haven’t seen the Titanic movie. Ever. I can’t explain why, I guess because all thThis was a boat wreck and I’m not talking about the Titanic.
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I haven’t seen the Titanic movie. Ever. I can’t explain why, I guess because all that swooning and crying of my friends at school didn’t exactly invite me join to the gang. I guess because it’s so long that every time it was on TV I never arrived soon enough to watch it since the very beginning and simply gave up. I guess because I had more interesting movies to see.
So I don’t know if this is the gay version of Titanic. I’m sorry I cannot help here.
I’ve been to Southampton, though, and I was at the Titanic exhibition (where I of course played with the kids’ devices and touched every button available). I walked along the docks and ate fish&chips. So it’s not as if I were an ignorant.
I’m talking about the fish&chips. Obviously.
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If I have to begin with something, I’d say insta-love is not my thing. But still, the problem here was more profound than that. The characters are bidimensional and their evolution is in fits and starts, if not totally absent. They both had affairs in the near past, then suddenly they leave or are forced to leave them, and they turn the page very easily at that! Ugh? Why? Weren’t they so comfortable, so invested, so in love? They overcome it with no effort and no second thoughts. Bombproof emotions, maybe? Or none at all?
There is no real depth in them, one second they are thinking about their future and the next they see a pair of green eyes and fall in love without even speaking with each other. And they basically don’t speak with each other, only daydream about how handsome that guy is and how is it possible that such a handsome man had looked at me twice! I’m so flattered!
But there is no chemistry, no thrill. I can compare them with bad actors who have forgotten the script.
There is a HEA but I wouldn’t have minded if there wasn’t one. Because I simply didn’t care for the characters. That is self-explanatory.
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The MCs are apparently so different. Andrew in first class with his fiancée and her brother, Matthew working in third class in order to pay his trip towards his dream of becoming a Texan cowboy. Still, they are so full of emptiness they are automatic robots. There is no real life in them. No fire. Nada.
The chain of scenes is confusing. Their separate paths are a series of unfortunate events, some of them really serious, and still they seem unaffected. WTH? When they meet it keeps being that way. Andrew slips into the third class deck to be with Matthew, then he comes back to the first class quarters, then he changes his mind in the process before reaching his destination and talks to Matthew again, then he leaves until dinner, then he returns, then he goes to sleep, then he decides to go for a walk again. Every trip is so similar to the one before, and all the encounters are so alike I was never sure if Andrew ever left and did something apart from walking mindlessly back and forth. He was a yo-yo, no brain involved. Sometimes he reminded me of a stalker. He spends so much time with his changes of heart and walking that it was getting on my nerves. Above all because every conversation in between is so meaningless and nonsensical they don’t serve to develop their relationship further.
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But what relationship, you moron?
They are infatuated with each other even before the relationship begins. They see each other casually, and they think, “you are so handsome I love you, I won’t leave you here because I love you, I only know you for 4 days but I want to be with you forever. Blablabla”.
The baddies are embarrassing. I have no idea how many “elbowings” and “grabbing arms” and “rubbing hands” there were but it’s irritating seeing how childish and obvious these characters were. It would take no effort to shrug them off, above all when everybody gets to see through them, their shady intentions and blatant lies. Yet they call the shots here. Bullshit! Claire, the fiancée, needs to be slapped on the face more than once. I volunteer. And William is the typical resentful man who wants the MC (Andrew) all for himself but when he refuses, he tries to hurt the MC’s loved one (Matthew) with his words or with his acts. It’s all so cartoonish I won’t even comment what I think of all of this.
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The author even got confused with himself. In the beginning Andrew/Matthew think they haven’t had the chance to said to the other one they love him, but they indeed did! They said their words and then they forget they have said them. WTF? You only have to look for “love” in the kindle to find it.
Also, we are talking about 1912. The society has changed but not that much. Andrew says several times they are in the second decade of the twentieth century, as if that meant people are so open-minded they wouldn’t make him harm because of his homosexuality. WTH? Have you heard about what had happened to Oscar Wilde barely 10 years before? And maybe this is too soon for you, but Alan Turing in the 50s wasn’t so lucky, you know? It’s ridiculous how all the MCs who get in their paths are so respectful and accepting. There are only two characters that don’t accept this reality, and that’s Andrew’s father and uncle. The rest of the family is ok with it. All the celebrities and important personalities in the Titanic (the author demonstrated he had indeed made a great research showing off name after name after name) who discover the truth are ok with it. Their saviors are ok with it. Really! Everybody is so perfect and happy with it. It’s absurd! Everybody in the Titanic is so gay-friendly, I expected some mention of the rainbow flag dancing in the wind next to the Union Jack and the American one. I can’t even!
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There are only a few things I consider positive from this book. One of them is the cover. Not the best, but it’s what drew my attention at first. The second one is that I learnt about the Titanic disaster in real motion, every chapter displaying the date and hour. The third aspect is that it’s easy to read. I guess. Or maybe having a 8-hour drive car round trip kind of helped for me to concentrate.
I’m very fond of historical m/m stories. Since I read Bonds of Earth I look for them in recommendations, listI love this period of time!
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I’m very fond of historical m/m stories. Since I read Bonds of Earth I look for them in recommendations, lists and the like. It could be because the forbidden is very attractive, isn’t it? Or maybe I like two knights in shining armour. Or it’s just, I love reading about not-tedious history!
Anyway, when I discovered this one with the cover in black and white my inner self screamed YES! I spent a lot of time reading this book because I was in exams period. I was reading so slow it ended frustrating me instead of relaxing, and that’s not a good combination with stress. But finally I finished it!
I expected a different sort of thing.
The result is ok, don’t get me wrong, it’s just that I had formed a different idea in my head.
The plot begins in 1915 and finishes in 1955. Yeah, it’s a long way. We are with Jack Abadie since the first moment, but Wyatt appears later. Jack is a young actor wannabe, so he leaves home to achieve his dreams in L.A. But things are not easy there, several years go on till he has his chance thanks to Eric, who has a position in one of the movie studios. Jack has talent, so shortly changes from being an extra to get one of the leading roles. His popularity grows running parallel to the number of movies he acts in.
Life is empty, though. And he is on and off during the whole process. When Jack is in one of his down moments, he meets Wyatt and falls in love. But I wasn’t convinced, it was too fast, and too hard, and I want evidences, not only words! Their love is huge, ok, but don’t tell me, demonstrate it to me with actions. I believed it more with the following years together but they say “I love you” a way too often. I like the MC to say that, but repeating it again and again twists it to something not that earth-shattering and emotive. And also, they’re too perfect, like the black-and-white-happy-and-perfect characters he plays.
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They’re happy, rarely upset, and if there are conflicts, they are all solved easily and with no further consecuences. I missed reality and angst.
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Furthermore, there are some parts that are a little stiff. For example, Eric. Eric helps Jack to succeed and they are friends for years. Although Jack wants more, Eric rejects him. We know Eric feels more than friendship for Jack, but he doesn’t want to lower his guard. Then Jack meets Wyatt and that could-be-but-not ends. Later in time, Eric crashes and Jack promises he will find someone for Eric to be with. In the next page he finds that person. In the next page Eric (view spoiler)[commits suicide and leaves a letter saying he’s been in love with Jack for years (hide spoiler)]. I understand Eric's motives, but I don’t like the author’s way of describing it all. It’s too fast, too forced. It felt like it was a way TOO pre-arranged.
I learnt a lot of things of the movies world. For instance, I had not idea about the moral clauses! And it didn’t even occur to me that studios threatened actors and actresses to get married or else! I know Charles Chaplin, who survived the sound era, and Buster Keaton, and, later, the Marx brothers, but that’s my whole knowledge about it all. So it was different and I like that.
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To sum up, it was a good reading, if sometimes I was looking forward to ending it. There are several points I would have wanted to be different, but all in all I enjoyed it....more
Too anodyne for me. I want a spark, something. At least it transports you to the 1910s in no time.
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Too slow, too average, too bland. I liked theToo anodyne for me. I want a spark, something. At least it transports you to the 1910s in no time.
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Too slow, too average, too bland. I liked the shop, the music, the environment, the lifestyle, the after-war theme. But details and surroundings are nothing if there are not worthy and memorable characters to focus on.
Tatiana y su familia fueron brutalmente asesinados en Tobolsk, Siberia. Sin embargo, siempre prevalecieron rumores sobre que alguna de las hijas del zTatiana y su familia fueron brutalmente asesinados en Tobolsk, Siberia. Sin embargo, siempre prevalecieron rumores sobre que alguna de las hijas del zar escapó a la matanza, y las especulaciones apuntaban a Anastasia, la menor de las hermanas. Pero se han encontrado los restos de toda la familia y los criados que les acompañaban, así que los rumores son totalmente falsos.
Esta historia, sin embargo, es contada por la gran duquesa Tatiana desde la perspectiva de su vejez, a los 93 años, casada y con hijos y nietos. Sus primeros recuerdos datan de cuando tenía seis años y el pueblo adoraba al zar llamándole “padrecito” y venerando al nuevo heredero del trono recién nacido: Alexis. Pero la zarina Alexandra portaba el gen de la hemofilia y ésta enfermedad se manifestó en él, sobre el cual pendía el peligro de muerte a cada paso que daba, y que sufría un dolor y sufrimiento inmensos por cada pequeño golpe que padecía. Así que la dinastía Romanov se tambaleaba cada vez que sucedía alguno de esos ataques. La guerra contra Japón empeoró el estado anímico de Rusia, en el pueblo comenzaron las huelgas y ataques de los cosacos contra los ciudadanos, hasta que finalmente llegó la Primera Guerra Mundial. Entonces la situación se hizo cada vez más descontrolada, desembocando en la Revolución Rusa y la instauración del poder político de los bolcheviques.
Tatiana era la segunda hija del último zar, Nicolás II. La más bella de las hermanas, y la protagonista de esta historia. Cuenta sobre su vida en palacio, sus impresiones del pueblo explotado y sus sentimientos ante sus padres y familiares. Se nos presenta un padre débil y pusilánime, que no sabe y no afronta la guerra tal como es, y a una madre de fuerte carácter pero con supersticiones y constantes enfermedades, que ve y oye a su madre muerta por los pasillos, su preocupante y ciega confianza en un stárets (hombre santo, curandero) cada vez más siniestro e influyente, Rasputín, y su rendición al efecto tranquilizante de herr Schmidt, que no es otro que el doctor Freud, que planea retenerla en un manicomio, debido al odio de la antigua zarina Minnie, madre de Nicolás, hacia la zarina Alexandra. El odio del pueblo hacia la zarina, de origen alemán, se manifiesta cada vez con más fuerza, hasta el punto de referirse a ella como “zorra alemana” y se evidencia con las viñetas obscenas de la zarina con Rasputín, del que se rumoreaba que era su amante.
El entorno que la rodea y la protección que le brinda el palacio no le impide a Tatiana ser consciente de la realidad, aunque desde la distancia, consciente del pueblo furioso que exige sangre, mucha sangre, y un futuro mejor, consciente del emperador indiferente y débil, consciente de todas las barbaridades que se suceden en su gobierno. Pero estos pensamientos entran en conflicto con los sentimientos hacia su familia, se siente avergonzada por su padre pero también le ama con locura, así que su intervención en sus actos es más bien tímida e incómoda, sobre todo porque el zar no reacciona como se espera de él.
Al llegar la guerra, la zarina y sus hijas se alistan como enfermeras voluntarias, y es allí donde conoce a Mijaíl, un soldado georgiano herido del cual se enamoraría y con el que compartiría su futuro. Esta historia es muy dulce y bonita, aunque está tratada en un segundo plano. Es más importante el carácter de la familia imperial y las complicadas relaciones entre ellos. Porque todos están emparentados a través de la zarina Alejandra, nieta de la reina Victoria y sobrina del káiser alemán Guillermo II. En resumen, el zar Nicolás II, el káiser Guillermo II y el rey Jorge V son parientes, los tres, de la reina Victoria. Las complicadas relaciones familiares y lazos de sangre y políticos son parte importante de esta novela.
Y, cuando estalla la revolución, el zar abdica y la familia es confinada en el palacio de Tsarskoie Seló, San Petersburgo, y más tarde llevados a Siberia, a la ciudad de Tobolsk, donde serían ejecutados después de unos meses de miseria y carencias en una casa destartalada y en pésimas condiciones para sobrevivir al invierno, vigilada constantemente por unos guardias que les humillan continuamente y por un hombre conocido como “el Fusil”.
Sin embargo, la autora ha querido darle un final bonito a la historia, con un giro de 180 grados para que Tatiana se salvase y se casase con el amor de su vida, Mijaíl. Ha introducido personajes que en realidad no intervienen en la Historia, como Mijaíl, Daria y demás. Es una novela con un estilo nostálgico de la familia imperial rusa, sencillo y sin artificio, lleno de intrigas, misterios, odios y pasiones. Con una buena ambientación y documentación, obviando el hecho de que es un libro de ficción, por supuesto, se mantiene fiel a la Historia y el carácter de sus personajes se ciñe bastante a la realidad. De los fallos que le encuentro es que me hubiera gustado que describiese la vida de Tatiana después de salvarse de la matanza, pues no se desarrolla ni explica cómo consigue salir del país dominado por los bolcheviques ni cómo salen adelante, y también que la historia de amor estuviera más profundizada, que ganase más protagonismo, pues es más bien una trama secundaria que la historia en sí.
Me ha resultado un libro muy bonito pero sin la fuerza que caracteriza a otras novelas. Y me refiero con esto a, que si buscáis una gran historia de amor, este no es vuestro libro, pero si buscáis una biografía de la última familia imperial rusa y de su modo de vida y de afrontar los problemas y los conflictos internos, aquí la encontraréis....more
En una época indefinida (se presume que después de las dos grandes guerras) se teje la tediosa y monótona vida de Missy Wright, junto con su tía OctavEn una época indefinida (se presume que después de las dos grandes guerras) se teje la tediosa y monótona vida de Missy Wright, junto con su tía Octavia y su madre Drusilla, en la ruinosa casa de Missalongui, a las afueras de Byron, Australia. Allí los habitantes son todos Hurlingford: los comercios están regentados por Hulingfords, las tierras son poseídas por Hurlingfords, los negocios son acordados entre Hurlingfords, los títulos los llevan los Hurlingfords, los parientes carnales son Hurlingfords y los políticos también son, en su mayoría, Hurlingfords. Se debería pensar que los lazos de sangre avivarían las llamas de la generosidad y el compañerismo. Pero en realidad, el parentesco, en vez de suavizar las diferencias entre los más acomodados y los más humildes, hace que el abismo sea aún más profundo, pues la hipocresía y la manipulación contra los ignorantes y los débiles son la ley de los más poderosos.
Missy Wirght es una solterona de 33 años que ha perdido ya toda esperanza de vivir plenamente. Encorsetada en las rígidas normas del pueblo y las cuatro paredes de una casa que se cae a pedazos, se dedica al mantenimiento de la familia y, simplemente, a existir. Su amiga Una, bibliotecaria, constituye el único solaz y placer de sus días, además de la lectura de aquellas novelas que ésta le recomienda, siempre ocultas a los ojos de su madre y su tía, por no considerarlas “libros instructivos”.
Eso era todo en su existencia vacía. Hasta que un día, en que Missy acude al pueblo para proveerse de víveres, se topa con un llamativo extranjero de bruscos modales. Se llama John Smith. Por lo ridículo del nombre, todo el mundo piensa que realmente es una identidad falsa. Eso, sumado al misterio que le rodea y el inexplicable motivo de su presencia allí, lleva a los habitantes del pueblo de cabeza al chismorreo y los rumores se extienden por toda la ciudad.
Aunque no se podría definir como romántica al uso, el amor es el tema principal. Desde el momento en que Missy cae desfallecida en sus brazos, sabe que John es el hombre de su vida, el que lleva esperando desde hace tiempo. Desde ese momento empieza a ver su existencia bajo una nueva luz. Aunque sabe que no tiene esperanza alguna con el intrépido forastero, suspira en silencio por él y trata de aprovechar cualquier fragmento de información que llegue a sus oídos.
Es entonces cuando Missy, tímida y sin carácter, se rebela contra la sociedad hipócrita y egoísta que domina el pueblo, contra todos aquellos que subyugan a los más débiles hasta sacarles todo el jugo posible. Envalentonada por su amiga Una, gana fuerzas y decisión, determinada a participar de lleno en su vida como figura principal y no simplemente a dejar pasar su existencia lacónicamente cual testigo sordo y mudo. Las ilusiones por su amor platónico le dan alas para tomar sus propias decisiones, enfrentarse a las injusticias y luchar por su independencia. Se va liberando más y más de aquello que antes la retenía, como su deseo de adaptarse a un mundo en el que nunca logró encajar, y comienza a exigir sus propios derechos, como persona y ciudadana... y como mujer.
Es un libro muy cortito, la edición que tengo en mano apenas sobrepasa las 200 páginas y además con letra grande. Se lee rápido y es muy ameno, para pasar un buen rato. Se podría calificar de novela “blanca”, no hay apenas escenas hot y son muy vagas, pero la dulzura de las páginas traspasa el papel, sobre todo a partir de la mitad del libro, cuando los sentimientos y la determinación de nuestra heroína se hacen más fuertes. Hasta se podría decir que es un libro juvenil, por su sencillez y estilo de cuento de hadas. Hay malos malísimos y buenos buenísimos, un poco de magia, una heroína soñadora y, por supuesto, el deseado príncipe azul. A mí me gustó....more
Australia a principios del s. XX. Una gran extensión, Drogueda, es el principal escenario de la historia. La dueña de esta tierra, Mary Carson, será eAustralia a principios del s. XX. Una gran extensión, Drogueda, es el principal escenario de la historia. La dueña de esta tierra, Mary Carson, será el enlace entre los dos protagonistas que da sentido a la trama. El padre Ralph de Bricassart es un joven sacerdote de 28 años que desea, ante todo, alcanzar un alto puesto en la jerarquía vaticana, cargo que, además, cree merecer por derecho propio. Meggie es la hija pequeña del matrimonio Cleary, perteneciente a una familia donde el amor le fue negado excepto por su querido hermano Frank, es una niña endurecida y seria, con una gran capacidad para soportar toda clase de dolor. La diferencia de edad entre Ralph y Meggie es abrumadora, 18 años. Aún así, nada más verla, Ralph siente una afinidad hacia la muchacha, como un vínculo de cariño y ternura. Un vínculo que, con el paso del tiempo, irá profundizándose cada vez más hasta límites dolorosos.
Meggie vivía hasta los 10 años en Nueva Zelanda, su madre, Fee, es una mujer fría perteneciente a la alta burguesía hasta que una desgracia la llevó a la más pobre de las situaciones: se casó con un esquilador, Paddy. Sin embargo, hasta más tarde no se saben los detalles de su juventud. Su amor es concentrado en el hijo mayor, Frank. Frank es un joven de 15 años que se dedica a la herrería y desea, ante todo, huir de su familia para escapar de la situación en la que se encuentra, sueña con un futuro mejor.
El libro comienza desde que Meggie tiene 4 años, para poder percibir su infancia infeliz y desdichada. Una familia fría e indiferente y la dura educación recibida por las monjas, junto a su propio carácter introvertido y estoico, contribuyen a endurecer su forma de ser. Un día, por sorpresa, Paddy recibe una carta de su hermana mayor, Mary Carson, a la que no había visto desde hacía 50 años. Su hermana necesita un heredero para su gran finca ovejera en Australia, le ofrece trabajo y protección. Paddy no se lo piensa dos veces y se prepara para marchar a Drogueda.
En la estación del pueblo cercano, Gilly, la familia es recibida por el padre Ralph, el primer momento en que las miradas de Meggie y el sacerdote se cruzan y el comienzo de la trágica historia que envolverá a tres generaciones.
Hay varios momentos en los el padre Ralph, debido a la gran diferencia de edad y su condición de sacerdote, trata de borrar las esperanzas románticas de Meggie. Se puede decir que estas son las escenas "románticas" de la historia, pues son bien escasas. A pesar de insistir en lo imposible de su relación, él mismo cae en sus propias redes, se rinde a Meggie en una maravillosa escena, y la única. La separación es durísima y definitiva, no hay marcha atrás y no hay esperanza posible para ellos.
Pero esto ocurre más adelante, Meggie está cada vez más enamorada de Ralph, con él descubre su femineidad que era tema tabú en esa época, con él descubre sus sentimientos, pero con él también conoce el rechazo y la negación.
Mary Carson intuye este enlace desde el principio, es una vieja sola y amargada que se siente atraída por el atractivo sacerdote, siente celos de la pequeña y su acción será el principal detonante de la desgracia: antes de morir, deja en manos de Ralph el destino de Drogueda y sus habitantes. Gracias a ello, consigue despegar en su ascenso en la Iglesia. Sin embargo, el precio que pagará por ello será muy alto, aunque él no sabe hasta qué punto…
Desde la marcha de Ralph, Meggie está cada vez más sola, Frank, la única luz en su gris existencia, se había marchado para lograr un futuro mejor, y su otro punto de apoyo, Ralph, también la abandona. A la madre le afecta profundamente la huida de Frank, su hijo pródigo, aunque no lo deja traslucir. Empieza a encerrarse cada vez más en sí misma, y Stuart, uno de sus hijos, comienza a cuidar de ella.
Pasan los años, pues el libro abarca desde finales de la Primera Guerra Mundial hasta más allá de la segunda. Acudimos a la depresión económica de los años 30 y la sequía que arrasa los prados de Australia. Presenciamos la Segunda Guerra Mundial a través de los gemelos, hijos de Paddy, en el norte de África y la selva asiática. Vemos madurar y sufrir a los protagonistas, a miles de kilómetros de distancia, aunque ni el tiempo ni el espacio logran que el uno olvide al otro.
Meggie conoce a Luke, un ganadero errante que se gana la vida con trabajos temporales. Por despecho y celos, se casa con él. Ya que no puede estar con su amor, al menos desea tener hijos. Pero Luke lo único que quiere es su dinero, y no duda en ponerla a trabajar y alejarse de ella para darse “la buena vida”.
Meggie tiene dos hijos: la mayor Justine, un ser frío e indiferente, sería actriz de teatro y el pequeño, Dane, compasivo y amable, tendría vocación de sacerdote. En torno a este último se inicia otra desgracia, cuyas consecuencias se extienden a todos los personajes. Ambos son muy importantes en la trama y, en definitiva, en el final. Sentí el dolor de Meggie por la condena de amar a un hombre casado con la Iglesia, y su dolor es aún mayor cuando descubre la vocación de su hijo. Sin embargo, Meggie tiene unas espaldas para aguantar de todo y deja el camino libre a su hijo para cumplir su sueño.
El libro se divide en varias partes con señas de los años que abarca cada una y con el nombre de uno de los personajes: Meggie, Ralph, Luke, Fee, Justine... mostrando de alguna manera el protagonista de esa etapa de la novela.
No es que haya muchas escenas románticas en este libro pero, sin embargo, el amor está presente en cada página, como intuyéndose entre líneas, detrás de cada frase de los protagonistas imaginas el verdadero significado de sus palabras. La autora explota el monólogo interior, vemos los pensamientos de cada personaje con una gran claridad, conocemos sus dudas, sus conflictos internos, sus angustias, su dolor… es la mejor forma de saber de ellos, pues hablan muy poco sobre sus sentimientos, sin embargo, son abrumadores cuando les oyes hablar sobre ellos.
En el caso de Ralph, vemos la agonía de descubrir el amor hacia Meggie que, en un principio lo confundió con ternura y compasión. Cuando su "niña" va madurando, él se aleja cada vez más, hasta llegar a un momento en el que él se quita la venda de los ojos y descubre la verdad. En ese momento te sorprendes de la importancia de la diferencia de edad entre los protagonistas, de alguna forma, él ha estado moldeándola a su manera y el descubrimiento le deja aturdido y culpable, sumiéndole en un profundo dolor.
Por parte de Meggie, vemos la negación y el verse rechazada por Ralph, lo que da paso a la amargura y el despecho, cada vez le odia un poco más hasta que finalmente explota y le dice unas cuantas verdades a la cara. Ese momento me encantó, por fin la hierética Meggie se libera y suelta todo lo que la carcomía. Vemos su condena como propia, sus sentimientos nos hieren y nos sorprendemos de su gran capacidad de sacrificio.
Su amor es la historia principal, pero de esta columnna se extienden otras ramas que son las subtramas de la familia. Se puede decir que es una saga familiar, ya que abarca desde la juventud de Fee en escenas retrospectivas hasta la madurez de los hijos de Meggie. Todos cobran importancia a su manera y cada uno aporta un poco a la historia. Poco a poco, Fee y Meggie se complementan y te das cuenta de que se parecen mucho más de lo que pensabas. Esto me sorprendió muchísimo. Cuando, finalmente Fee se abre y descubres todos sus secretos y sus parecidos con Meggie.
Mientras, Ralph consigue ascender cada vez un poco más, sin embargo, se convierte en un ser cada vez más atormentado, lo que no escapa a los ojos del cardenal amigo suyo. De alguna manera, te regocija saber que está sufriendo, pero por otra también le compadeces.
En muchos momentos he esperado que el padre Ralph rompiese con todas las barreras y volviese junto a Meggie para vivir su amor, pero en ningún momento eso ocurre. Este libro no es una historia feliz de un amor idílico, es una tragedia de amor que, a pesar de los deseos y las luchas, los sueños no se cumplen, es una batalla perdida de antemano, pero aún así, no pueden evitar enfrentarse a su destino, como la leyenda del pájaro espino. Por una parte Ralph es ambicioso, quiere subir y llegar a lo más alto en el Vaticano, por otra tiene verdadera devoción a Dios que, es lo único que no le perdono, supera el enorme amor hacia Meggie. Meggie lo único que desea es que Ralph le corresponda, aunque, al igual que él, sabe que es imposible.
El título me parece muy acertado, es una historia muy hermosa sobre los conflictos internos como el amor, la amargura, el odio, la culpa, el despecho, el tormento y, finalmente, la conformidad. Los protagonistas saben que con su situación, las cosas sólo pueden empeorar, pero no pueden resistirse a su destino, no son capaces de evitar la tragedia. Conocen el fin de toda la historia pero aún así, cometen los más garrafales errores, que pagan muy alto, cada uno a su manera.
De esta autora he leído ya El desafío, libro que me gustó tanto o más que éste. El pájaro espino es uno de los libros más intensos, profundos y completos que he tenido la suerte de leer. No he visto la serie de televisión que se hizo a raíz del gran éxito que tuvo el libro en su época, por lo que no puedo comparar. Es una historia que llega al corazón, sufres con los protagonistas, te enfadas con ellos, los odias en algunos momentos y en otros te dan ganas de aplaudirles y, la mayoría de las veces, les compadeces. Me encantan las historias intensas, que te influyan de manera determinante, donde, además de las palabras, los sentimientos inunden las páginas. Muchos no son sentimientos hermosos, pero al fin y al cabo es una historia de amor. Es un libro que no olvidaré nunca, aunque sólo sea por el aire trágico de la historia. No todos los sueños, las fantasías se cumplen, y este es un claro ejemplo de ello. Aquí hay sobre todo sufrimiento, negación y dolor, y también mucho amor, pero lo que no se puede, no se puede, y además es imposible....more
“La suerte no es amiga de los tibios. A la suerte hay que provocarla, conquistarla. En una palabra, hay que merecerla, lo mismo que la cruz de San Jor“La suerte no es amiga de los tibios. A la suerte hay que provocarla, conquistarla. En una palabra, hay que merecerla, lo mismo que la cruz de San Jorge en el campo de batalla. Xenia Fiódorovna Osolin no podía verse de otro modo: ella era una conquistadora.”
El libro comienza así pero las frases épicas y memorables no acaban ahí, si esa frase ya es para enmarcarla ni qué decir de lo que vendrá después, no tiene desperdicio alguno.
Esta novela no es una historia de amor propiamente dicha, pasan muchos años hasta que ambos protagonistas se encuentran, más bien parece que llevan vidas separadas, y vamos vislumbrando episodios de forma alternativa de cada uno de ellos. Sin embargo, esas páginas son importantes para comprender el desarrollo de los personajes y, sobre todo, del carácter que impregna la relación de ambos protagonistas, de todo lo que han vivido y les toca sufrir. Tenemos a Xenia por un lado, a Max por otro.
Xenia Osolin no sospecha que su vida dará un giro de 180 grados aquel día de febrero cuando cumplió quince años. La guerra se fraguaba en Europa y centenares de rusos morían al día. Pero nada de eso preocupaba a Xenia Fiodoróvna Osolin. Hasta que la Revolución Rusa entra por sus puertas y asesinan a su padre, el día que cambiaría el rumbo de un país y del mundo entero. Ella es la joven condesa, conoce a las grandes duquesas y se codea con la crème de la crème de la sociedad. Su fuerte carácter y gran belleza atraen a más de un desafortunado que no se atreve a afrontarla. La despreocupación y la opulencia inundan su vida, tiene de todo y más de lo que necesita y todo lo que tiene lo perderá: su país y gran parte de su familia, y su juventud y felicidad, robadas. Gracias a su fuerza y tenacidad consigue salir de una cruenta guerra civil embarcándose rumbo hacia lo desconocido, con sus dos hermanos menores, su madre enferma y su fiel Nianiushka como una pesada carga para cuidar. Tío Sasha queda atrás luchando con el ejército blanco, aunque consigue llegar a Francia, derrotado y desesperanzado. Pero las promesas de un futuro cómodo y seguro en París se desvanecen, rozando la miseria y la desesperación, malviven en un ático, con exceso de trabajo y más de un problema económico. Son los exiliados, los inmigrantes, aceptados con conformidad por los franceses gracias a la gran fama de la moda y alta costura rusa.
Max von Passau es un alemán con inclinaciones artísticas, fotógrafo, y vive al máximo los felices años 20, a pesar de la brutal inflación y la derrota en la guerra, él y sus amigos y disfrutan de los amores y la amistad. Es entonces cuando conoce a Sara Lindner, que trabaja para la empresa de moda de su padre, y se enamoran. Es un amor apasionado pero efímero, porque cuando Max viaja a París para una exposición, se cruza por casualidad con la loba blanca, Xenia, una mujer consumida por el peso de la existencia y desesperada por encontrar a su hermana Masha, con la que ha mantenido una de tantas discusiones y que esta vez sí que cumplió su amenaza: irse de casa y desaparecer. Se separan apenas sabiendo sus nombres en aquel café de París, el café de la Rotonde, y hasta un tiempo después no se vuelven a encontrar.
La vida empieza a sonreír a Xenia cuando un conocido modista le echa el ojo en el taller donde trabaja como costurera para Coco Channel, y entonces, empieza a desfilar en las pasarelas, llegando a ser una conocida modelo. En su visita a Berlín, sus ojos se vuelven a cruzar con los de Max, y su historia, con continuos encuentros y desencuentros, vuelve a despegar.
Es así como estas dos ciudades aparecen entrelazadas, presenciamos indistintamente la vida en París y en Berlín, dos marcos diferentes para el desarrollo de un proceso que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial. Pero no sólo les separa las diferentes nacionalidades. Xenia es una mujer fría, egoísta e intransigente, cuesta empatizar con ella desde el principio, porque su actitud es completamente contradictoria. Se enamora de Max pero le hiere continuamente, no se rinde a la evidencia de su amor porque su mayor pecado es caer en la vulnerabilidad. La vida la ha curtido a fuerza de golpes cargando con el destino de toda su familia: su madre, que murió durante la travesía, su alocada hermana Masha, el encantador Kirill y su fiel nana, desgastada y sola en el mundo. No puede permitir entregarse por completo al único hombre que ha podido conquistarla, por fuera y por dentro, por eso se aleja de él en numerosas ocasiones, pero la fuerza del destino siempre los vuelve a unir. Max, por su parte, sí que está seguro de su amor, pero la coraza de hierro de Xenia le impide llegar a ella y siempre termina herido y cada vez le cuesta más sanar y recuperarse. Es una historia, por tanto, de encuentros y desencuentros, una historia azarosa. En un momento dado ella dice no sin amargura que “es lo que mejor se les da hacer”.
Esa novela no es una historia de solamente dos personajes, pues muchos aparecen bamboleados por el capricho del tiempo y los hechos que se suceden en una Europa convulsa por los cambios bruscos y violentos, las revoluciones, la pobreza y la alta costura parisina, que aquí ocupa un lugar muy importante. Empezamos por la Revolución Rusa, pero luego presenciamos los felices años 20, la depresión de los 30, la subida de Hitler al poder y las libertades cada vez más restringidas de los judíos, hasta desembocar en una guerra en la que empezaría la pesadilla de los campos de concentración, el hambre, las armas cada vez más mortíferas y el sistema nazi, con los discursos de la “guerra total” y el miedo cada vez más exacerbado ante los rumores de la brutalidad de los comunistas que estrechan más y más el cerco a Berlín. Y lo presenciamos todo de manera muy veraz desde el punto de vista de cada uno de los diferentes personajes: Kirill, joven soldado, al recibir la noticia de la rendición de Francia, se une a la Resistencia liderada por De Gaulle, Xenia protege a los hijos judíos de Sara mientras su marido se convierte en uno de esos comprometidos colaboracionistas, deslumbrado por la eficacia del sistema de Hitler; Max representa al rebelde, el que se resiste a los ideales del nazismo y Sara Lindner y su familia, a una de tantas víctimas de los campos de concentración por su condición de judía. Marietta, la hermana de Max y esposa de uno de los grandes del nazismo, disfruta de la exuberancia y notoriedad hasta que ve el crimen que ha cometido al no proteger a su hijo de unos valores deshumanizados y unos ideales absurdos y sin sentido.
Es un libro muy completo, no sólo toca la historia de Francia y Alemania, también trata la de Rusia y de refilón se comenta la Guerra Civil Española, los conejillos de Indias de los comunistas y de Hitler para sus próximas guerras. Y entre todo este caos, Xenia Osolin pasa por pruebas muy duras, hasta descubrir su mayor error, y es allí cuando ya empezamos a sentir empatía hacia ella, cuando la comprendemos y entendemos sus motivos y sus errores más garrafales, y se convierte en la heroína absoluta al viajar a Berlín y declararle su amor y pedir perdón, humillándose, al hombre al que ama por encima de todo, mientras las bombas desfilan con perfecta sincronización sobre los tejados de Berlín. Una imagen preciosa que guardaré para el recuerdo. Siempre. “Cuando una mujer viene a decirle a un hombre que lo ama, los ángeles vigilan”.
Es una protagonista muy comprometida, pero memorable, porque es humana pero egoísta, siempre piensa en su familia pero incluso ellos la tachan de egoísta, lo hace por deber y sabe que ella es la que tiene que sacarles adelante, muy a pesar suyo y de los demás. Pero mientras se construye esa fortaleza impenetrable también impide que las emociones más puras lleguen hasta ella y no puede permitir que eso ocurra. Max es un idealista, tiene claro lo que quiere y sabe que, desde el momento en que la vio, su vida le conduciría a la perdición y que había encontrado a la mujer de su vida, sólo que ella no quería serlo. Para mucho, mucho tiempo hasta que encuentran el equilibrio, y lo consiguen varias veces, pero son instantes robados a la guerra y todo lo que les separa les impide estar juntos.
Cuando yo leo un libro, no solamente me fijo en los personajes o en la ambientación, no puedo evitar valorar al autor por el modo de narrar, describir y llevar la trama, y además de eso, el lenguaje que utiliza, que es maravilloso, esas frases épicas que le salen con sólo chasquear los dedos y esa manera de explicar constantemente verdades universales pero sin alejarse de la acción ni de la trama ni de los personajes. En fin, es una autora de primerísima calidad, una narradora nata, resulta todo de manera tan natural que apenas se puede destacar nada, pero si me quedo con un momento, uno solo, elegiría aquel en el que Xenia se declara a Max, aunque el final es perfecto también. Es un libro para disfrutar y para saborear, para sufrir y para sentir. Un libro totalmente recomendable y cuya continuación, “Todos los sueños del mundo”, colma y sobrepasa también todas mis expectativas....more