Hacer una entrevista de trabajo no es sencillo y mucho menos superarla, pero es una prueba necesaria para lograr un empleo.
Cuando hablo de sencillez igual tendría que retomar el tema de la marca personal (pero eso será para otro día), simplemente un pequeño comentario: cada uno de nosotros somos únicos, y eso lo tenemos que descubrir y mostrar. Y lo que nos hace únicos se basa en pequeños detalles. Si somos capaces de descubrirlos y transmitirlos en una entrevista de trabajo, tendremos muchas posibilidades de ser uno de los candidatos seleccionados.
Estas diferencias que nos aportan nuestra identidad se basas en ciertas actitudes con las que contamos y comportamientos que mostramos.
Estas diferencias que nos aportan nuestra identidad se basas en ciertas actitudes con las que contamos y comportamientos que mostramos.
Ante un proceso de selección muchos perfiles o currículums parecen clones, luego ya vendrá la diferenciación, con la propia persona y como afronta el proceso de selección.
Un factor clave en todo ello es el lenguaje corporal. Este habla de nosotros, más de lo que podemos imaginarnos. Nuestra mente, emociones, pensamientos y cuerpo se relacionan
estrechamente y sin darnos cuenta nos puede jugar muy malas pasadas, incluso a veces contradecir lo que uno dice o expresa verbalmente.
Cuando llegas a una
entrevista de trabajo, antes de pronunciar una palabra, tu entrevistador ya
comienza a generar una primera impresión sobre ti marcada por los mensajes que das a través del
cuerpo. Lo que expresa tu rostro, cómo vistes, como estrechas la mano, si estabas esperando de pie o sentado, ... ofrece gran información de lo
que somos, o cómo estamos.
Si consigues transmitir confianza y seguridad a través de la comunicación verbal y no verbal, lograrás muchos puntos a tu favor.
Para mostrar seguridad hay que:
1. Conocerse a uno mismo. Y esto no es sencillo, pero si necesario. Retomamos la marca personal.
2. Identificar lo que uno quiere y o puede conseguir. Nuestra meta profesional.
3. Obtener información de la empresa.
4. Repasar el puesto de trabajo.
1. Conocerse a uno mismo. Y esto no es sencillo, pero si necesario. Retomamos la marca personal.
2. Identificar lo que uno quiere y o puede conseguir. Nuestra meta profesional.
3. Obtener información de la empresa.
4. Repasar el puesto de trabajo.
5. Preparar diferentes preguntas que nos pueden realizar.
Y en este último punto me centro hoy.
En una entrevista de trabajo, el peor enemigo son los nervios. Para relajarse, es esencial conocer las preguntas que pueden descolocar y añadir presión a un ambiente, que ya de por sí bastante tenso.