El engagement ha sido un término acuñado los últimos 15 años, y
que al igual que el bullying, parece que no existía hasta que empezara a hablarse
de todos los significados que éste engloba.
No
obstante, y como comúnmente suele suceder, el uso de una palabra y sobre todo
si está en inglés, empieza a utilizarse para todo y parece que encontramos
engagement hasta en lo que siente un niño al abrir un regalo.

Aclaremos conceptos, el engagement es el lazo profesional positivo que se crea entre una
persona y la empresa u organización a la que pertenece. Según los
conocimientos teóricos del mismo, estaría compuesto por las categorías de
vigor, dedicación y absorción, categorías sugeridas por un grupo de psicólogos1
en el año 2000 mientras intentaban dar a conocer el opuesto del burnout, es
decir, el estar quemado en el trabajo, por sintetizarlo de alguna manera.
El
vigor se expresaría con la energía que irradian las personas, su buena actitud;
la dedicación, tal y como indica la
palabra, es el tiempo e implicación que muestra la persona hacia su trabajo; y
el último, y para mí el más bonito, es la absorción, la sensación en la que
perdemos la noción del tiempo y únicamente estamos concentrados en una tarea y
disfrutamos haciéndola. Estos tres factores podrían explicar el grado de
implicación que muestra la persona dentro de la empresa u organización a la
hora de tomar un compromiso o trabajar, su capacidad para sentirse parte de la
empresa y trabajar felizmente dentro de ella.
Sí, he dicho trabajar felizmente, ¿tan
difícil tiene que ser?
Nuestras vidas, por muchos jet-lag que
suframos, están organizadas en ciclos de 24 horas y dentro de esos periodos
cíclicos debemos encontrar tiempo para: dormir, comer, trabajar, disfrutar con
los amigos, disfrutar con la familia, leer, hacer deporte, viajar, aprender
idiomas, conocer gente nueva, escribir posts, escuchar música, y un sinfín de
cosas que nos hace pensar en la de tiempo que hemos desperdiciado sintiéndonos
mal, infra-valorándonos o poniéndonos límites. ¿Realmente desearía que mi trabajo fuera algo que no me aportase
también la felicidad que supone el esfuerzo bien gastado?

Son varias horas diarias las que
empleamos desarrollando nuestra actividad profesional y como decía un profesor
que tuve, la vida es un 20% de lo que te pasa y un 80% de cómo te lo tomas, por
lo que si directamente vamos a pensar que el trabajo es algo negativo, lo
convertiremos al fin en algo negativo.
Pero por la misma regla de tres, si nos
tomáramos nuestro trabajo como debiéramos de tomárnoslo, aprenderíamos que es
una parte importantísima de nuestras vidas, que además de darnos sustento, nos
otorga la capacidad de desarrollarnos como personas únicamente dependiendo de
nuestra determinación.
En mi caso he tenido suerte de estudiar
algo que me gusta, y quiero desarrollar mis capacidades en algo que pueda
ayudar a los demás y de paso ayudarme a mí, porque cada apoyo que puedo ofrecer
es una nueva oportunidad también para mí, una nueva oportunidad para ver de lo
que somos capaces y sorprendernos a nosotr@s mism@s.
Eso es lo que significa el engagement, el
compromiso de trabajar por lo que un@ quiere y de la mano de personas que
buscan lo mismo que tu, y no el de ser un sujeto pasivo que hace lo que le
dicen y se va “quemado” a casa. Citando al pintor impresionista Auguste Renoir,
Trabajar con amor es el secreto de la
felicidad.
Referencias:
1-
Salanova, M., W.B. Schaufeli,
S. Llorens, J.M. Piero and R. Grau: 2001, ‘Desde el ‘burnout’ al ‘engamement’:
una nueva perspectiva’, Revista de Psicología del Trabajo y de las
Organizaciones, 16, pp. 117–134.
http://www.researchgate.net/publication/46613438_Desde_el_%27burnout%27_al_%27engagement%27_una_nueva_perspectiva
Jon Gago - Futuro psicólogo