¿Y por qué soy yo el que se
siente, ahora, como el perro del hortelano? Odio los mensajes que no son subliminales,
odio enterarme de las cosas que no me gustan y que todas las piezas encajen.
Estoy celoso, nervioso y muerto de miedo. Tan solo quiero cerrar los ojos y
esperar a que mañana el peligro de intrusión haya acabado.
¡Mierda..!