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sábado, 22 de septiembre de 2012

« mi vida »

¿Cuántos tienen la oportunidad de saberlo? Todo el mundo al que se le inunde la boca de saliva al mirarlo, aquel al que, con sólo tocarlo, no pueda dejar de parpadear hasta soltarlo. Corriente infinita de placer, lágrimas que unen los recuerdos a los besos de dos almas pares. Un momento en el que únicamente existen dos estrellas que bailan y seducen a la carne en silencio. Es posible, es real y está aquí. Podría soltarlo, olvidarlo y pisotearlo. Podría querer que no me volviera a pasar. Y es tan gratificante que quisiera que formara parte de mí toda la vida, durante su piel y la mía, para su deleite y mis ganas. No dejaría de sonreír a sus pies hasta que éstos quisieran acariciar mi espalda. Su espalda.

Es mentira. Sólo aquellos, que decidan jugar, podrán probar y tener la ocasión de conocerlo y disfrutarlo. Yo lo conozco y ahora es mío. Para siempre, le dije. No lo sé, me dijo. Yo sí lo sé, le repliqué. Luego nuestros labios cortaron el aire.

miércoles, 1 de febrero de 2012

« antares »

Recuerdo que cada día hacías una inspección, inventariando cada lunar de mi piel y sabías identificar cuales habías creado tú, con tu toque, desde que te pertenecía mi cuerpo. Yo aceptaba, sumiso, la idea de que todos los que cargaba eran para ti y tus suaves yemas, de que se inventaron para tu regodeo y para que tus babas los inundaran cada noche. Estallaban de amor por ti, eran tu vía láctea humana y crecían si el volumen de afecto rebozaba por los poros.

Un día, de repente, el silencio se adueñó de mi cuerpo y junto a tu ausencia regresó el caos. Desapareció todo lo que habíamos construido, se fueron tus dedos, se fueron tus labios, se desvaneció quién fui. Se me resbaló cada centímetro de lo que admiraba de ti y se convirtió en carne y pernil. Lo que latía se secó, lo que estaba secó se pudrió. Y lo recuerdo. Lo tengo presente porque no he podido borrar las marcas que fabricaste para mí. Esas que se reproducían cada vez que me hacías el amor. Esas que aún se reproducen cuando las miro.

No me digas que no escuchas sus lamentos. Dime que sabrás volver. Tus lunares están aquí para guiarte.

miércoles, 29 de junio de 2011

« menospreciado »

Cúbrete la espalda antes de que la actitud del que viene destruya el poco amor que aún sientes por mí, y que ya malamente se atisba. No lo hagas por aventajar mis sentimientos contigo, hazlo porque sabes que sin mí no ganarás nada de lo que pierdas al marcharte. Piensa en ti y no te vayas. Quédate para poder irme yo.

martes, 14 de junio de 2011

« como el agua »

Lindo follaje te cubre la espalda, mojada, que el sol alumbra con su esplendor. Las gotas del rocío de tu frente, se resbalan desde tu cuello hasta, pasando por los huecos, tus nalgas. Tu tronco reposa sobre el musgo de la roca y tu cabeza se torna a la derecha cada vez que, con tus dedos, peinas el remolino de tu cabello. Tus hombros con poros como espinas buscan el calor de tus manos, que a la vez, te cubren el pecho con los codos.

Quisiera fundirme, con la lengua, entre tu piel y sangre, y que mi saliva recorra, despacio, las formas de tu figura. Así, como el agua.