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martes, 19 de julio de 2011

« mientras dormía »

¿Alguna vez te has despertado con la sensación de haber escuchado tu propio ronquido mientras dormías? A mi sí y anoche fue la última vez. No me acuerdo qué soñaba ni con quién, tal vez con tu mirada de ayer por la tarde o con los problemas que me atormentan del trabajo. Desperté de espaldas a ti, tu posición también era contraria a mí, y escuché tus lamentos, oí como tu nariz aspiraba las lágrimas que se te escapaban por dentro. No me gusta verte llorar, por consiguiente tampoco oírte. Anoche fue cruel, no fui capaz de preguntarte el motivo.

Sé que no eres feliz. Yo tampoco lo soy, lo descubrí en cuanto me dormí.

jueves, 5 de mayo de 2011

« myolastán 50 mg »

Son casi las doce menos cuarto de la madrugada y ya te has dormido, como cada noche, después de caer agitado en la cama. Comienzo así, dejando antes unos minutos que permitan que caigas en un sueño profundo, lo que se ha convertido en el ritual que defino como mi mejor momento del día. Me encanta acariciarte la espalda, con delicadeza, mientras observo la zona repleta de lunares. Te mantienes en posición fetal toda la noche, lo que facilita que se dibuje, con tu figura, una silueta perfecta. La oscuridad de algunas partes no me permite saber hasta que lugar de tu cadera abarco con mis labios. El desvelo termina cuando me duermo antes de llegar a tus rodillas y me pierdo el deleite de entre tus pies.