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viernes, 10 de febrero de 2012

« adelante »

Nada me satisfacía, nada era normal. Me encontraba entre el mundo que me acoge y el abismo que me destierra. Vuelto trizas, solo y desengañándome hasta de mi propia voz, sin la sorpresa de un encuentro, sin la esperanza de un por qué. Así, desnudo y maniatado, me enfrenté a la decisión de rematerializarme en otra persona, de concebir que el futuro pudiera ser diferente si lograba alimentarme de otra perspectiva a la que estaba acostumbrado. Aparté, a un lado de mi cabeza, quien era, suspendí cada momento de mi vida para empezar a contar, de cero, pero consciente de que existía un rodaje. Me tomó tiempo empezar a reconducirme por otras vías más ambiguas y soltar los prejuicios que llevaba a los hombros como trofeos. Empecé a bajar, a empequeñecer y a aminorar mis ambiciones, a exprimir de lo malo lo mejor, de lo simple lo exquisito y me equivoqué. Quise cambiar tanto, tan deprisa, que me fundí en una mezcla de emociones y sentimientos confusos que no habían sido propios de mí. Dejé de luchar para que lucharan por mí, dejé de reír para escuchar otras risas. Tan sólo el lamento, al llorar, me recordaba quien fui, quien siempre seré aun con máscaras volátiles. Descubrí y aborté mi intento de querer parecer menos para abultar más, eso me hizo sentir más insignificante que todo lo que había logrado aparentar. Retrocedí y volví a mi cauce. Hice honor a mi sombra. Empecé a volver a vibrar. Sin ayuda, tan solo con el impulso que me provee mi caridad, mi lástima por esa figura deforme y obsoleta que logré crear. Ahora, desde esta orilla, otra vez, se ve todo tan pequeño.

Prometo no volver a dudar de mi belleza y nadie me lo va a quitar.

martes, 27 de diciembre de 2011

« te necesito »

Necesito verte otra vez. Necesito que me llames para escuchar tu voz, yo no puedo, no me atrevo. Necesito que me digas que me deseas, que quieres volver a tenerme en tus brazos. Necesito que me digas que me has extrañado todo este tiempo. Necesito que me regales una sonrisa, que me digas que todo está bien. Necesito saber si conservas nuestros momentos. Necesito que me mires, que me beses. Necesito que pares el tiempo, que reinicies mis latidos. Necesito que estés aquí, que me pidas que me quede ahí. Necesito que me grites, que me hagas el amor. Necesito que me levantes, que me sostengas. Necesito llorar, que me seques las lágrimas.

Necesito volver a amarte, te necesito a ti. Ahora.

viernes, 21 de octubre de 2011

« llorar »

Nunca me arrepiento de llorar. Me gusta llorar y si se tratan de lágrimas diluidas en sangre, mejor. Vivo con los ojos inyectados en rojo y con los carrillos salados en carne viva. Derramarme por dentro ya no me provoca fijar mi estado de ánimo en alguno particular. Y son de todo, menos lágrimas de cocodrilo, porque yo me las creo. Torrentes de agua que me escuecen, que me liberan, que me muerden, que me arrastran, que me guían, que me matan.

Seguiré así hasta conseguir ahogarme en mi propio llanto.

miércoles, 20 de julio de 2011

« también »

Sonríe. Ha llegado la hora de alargar la piel de la cara y mostrar la alegría que sientes estirando los labios de oreja a oreja, enseñando los dientes e incluso la campanilla. Hoy tienes motivos de reír hasta llorar, de carcajear hasta que el estomago no te aguante, hasta que la punta de los carrillos, que se te inundan en la boca, se caiga a pedazos, hasta que te alcance la voz, hasta que te aguante el aire. Tal vez tú no lo sepas pero hoy es el día en que tus ganas serán mis ganas y tu cama ya no será la mía.

También puedes llorar.