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lunes, 26 de mayo de 2014

“Fatale 2: Los trabajos del diablo”, de Ed Brubaker y Sean Phillips.



Panini Comics  retoma la publicación de “Fatale”, el thriller lovecraftiano creado por Ed Brubaker y Sean Phillips para Image, con el segundo volumen que recoge “Los trabajos del diablo”, un nuevo arco argumental que se corresponde con los números 6 a 10 de la serie regular.
Mientras el tullido Nick Lash sigue su infructuosa búsqueda de la misteriosa Josephine, conoceremos un nuevo episodio de la vida de esta fatídica devorahombres cuando en el corrupto Hollywood de los años setenta entró en contacto con Miles, un actor fracasado al que llevará a la perdición, cuando su camino vuelve a cruzarse con Hansel y sus satánicos sabuesos.
Brubaker sigue sin prisa desentrañando el pasado de Josephine, ideal de la mujer maldita que lleva a todos los hombres con los que se relaciona a la perdición en torno al que ha construido este thriller de terror sobrenatural, usando al personaje principal como vehículo para demorarse en la descripción de los momentos históricos de la Historia de Estados Unidos que le interesan.
Si realmente en este arco argumental la historia avanza poco, aunque Brubaker sabiamente se preocupe por sembrar un par de perlas que dejarán en ascuas al lector, el principal aliciente en este nuevo capítulo estriba en  la recreación que realiza el guionista de los bajos fondos del decadente Hollywood de los años setenta utilizando todos los mitos en torno al mismo – las pelis snuff, las orgías o los aquelarres satánicos- para potenciar una trama sencilla pero efectiva. A partir de ese abono fértil a cualquier historia, Bru construye una trama  que no se aparta demasiado de lo que ya nos mostró en anteriores entregas y resuelve con el oficio habitual.  Brubaker demuestra su oficio a la hora de manejar el tempo de la historia que se desarrolla en diversos lapsos temporales para dosificar la información disponible al lector para que se sitúe un paso por delante del perdido protagonista masculino sin desvelarle tampoco demasiado en un sutil y efectivo doble juego que deja de nuevo constancia del talento de este escritor y su dominio de los géneros.
Por otro lado, Sean Phillips realiza un trabajo aseado, en su línea habitual. Sin grandes estridencias y con ese estilo clásico y sobrio que le caracteriza, Phillips demuestra que su sinergia con Bru y Dave Stewart son totales y la sinergia entre ellos no decae sin que ningún elemento desentone.

Esta segunda entrega de “Fatale” acaba con un cliffhanger que promete emociones fuertes en el futuro inmediato de una serie a la que es de esperar Panini dé más vidilla  teniendo en cuenta que hay material acumulado de sobra para agilizar su publicación. Ojalá sea así.

jueves, 14 de noviembre de 2013

“El Soldado de Invierno 2: La caza de la viuda negra“, de Ed Brubaker, Butch Guice, Jason Latour y Nic Klein

Panini publica su segundo recopilatorio 100% de “El Soldado de Invierno”, reuniendo los números 10 a 19,  con un Brubaker que pone el colofón final a su colaboración en la serie  y sorprende la compenetración alcanzada con Guice en este tomo en la aventura titulada “La caza de la viuda negra” con el mejor arco de la serie y la historia guionizada por Jason Latour y dibujada por Nic Klein con la que esta concluyó.

El Soldado de Invierno se embarca en la búsqueda de su amada Natasha Romanoff, la Viuda Negra, manipulada mentalmente por su reverso oscuro, el vengativo Leonid Novokov para olvidar su relación con Barnes y su pasado superheroico, recordando solo su vida como agente soviética. Con la ayuda del Capitán América, Ojo de Halcón y Lobezno, un desesperado Bucky siempre va un paso por detrás del maquiavélico plan orquestado por Leonid. En el segundo arco, Furia pide a un atormentado Barnes que contacte con un antiguo agente de Shield infiltrado en Hydra, lo que le llevará a enfrentarse con las consecuencias derivadas de su pasado como Soldado de Invierno al servicio de la URSS.

Brubaker y Guice nos han reservado el mejor arco argumental para el final, retomando el hilo de lo publicado en el primer volumen en una estupenda historia de acción en la que torturan un poco más a su creación favorita y en la que participan de modo coral todos los superhéroes con los que ha tenido una relación estrecha la Viuda Negra a lo largo de su trayectoria superheroica. Brubaker maneja los hilos con primor para construir una entretenida trama en la que destila toda la sabiduría adquirida a lo largo de estos años en “Capitán América”, pero el que realmente está estupendo es un implicadísimo Butch Guice que en mi opinión realiza uno de sus mejores trabajos, manejando a la perfección la ambientación climática para reflejar la tormenta exterior con la interna del protagonista en la estela del mejor Colan y ofreciendo una versión de los personajes, especialmente de su Lobezno, brillante.
Tras el subidón de la despedida de Brubaker y Guice, el bajón que supone el segundo arco es demasiado abrupto porque el relevo de los bienintencionados Latour y Klein sufre en la comparación, desarrollando una confusa historia con muchos elementos interesantes pero que no acaban de apuntillar. Latour no es capaz de organizar el batiburrillo de subtramas cruzadas que orquesta y Klein hace lo que puede, jugando con  su estilo para plantear una puesta en escena moderna y experimental en la que se notan diversas influencias desde Steranko y Aja hasta Sienkiewicz.

En fin, ahora sí que sí, se ha acabado la etapa de Brubaker en Marvel por ahora y la cancelación de la serie de “El Soldado de Invierno”, dejándonos con la sensación que lo deja en el momento adecuado para que sea recordado como una de las más notables y coherentes de un guionista en la Casa de las Ideas en los últimos tiempos. Seguro que en sus nuevos proyectos independientes seguirá deparándonos buenas lecturas.

lunes, 20 de mayo de 2013

“Fatale 1: La muerte me persigue “, de Ed Brubaker y Sean Phillips.


 
Esperaba con muchas ganas la edición de Panini de "Fatale",la primera obra publicada por el equipo formado por Ed Brubaker y Sean Phillips en el sello Image tras la desvinculación del guionista de la Casa de las Ideas. Y es que el tándem Brubaker/Phillips desde ya la lejana “Sleeper” es sinónimo de calidad,  refrendada además en trabajos posteriores como Incógnito” o “Criminal”. Y lo cierto es que la espera ha merecido la espera. 
 
Nick Lash se convierte en el albacea del legado de Dominic Raines, un excéntrico y solitario escritor de novelas de detectives amigo de su padre. En el funeral de Raines conoce a Jo, una atractiva y misteriosa mujer por la que se siente inmediatamente atraído. Mientras revisa los papeles de Raines, Lash descubre un manuscrito que podría suponer el bien preciado que este le legara pero antes de poder revisarlo unos siniestros gorilas fuerzan la entrada en la casa. Ayudado por Jo, Lash escapa pero en la persecución perderá una pierna. Tras su rehabilitación y con la única pista del manuscrito de Raines, Lash se embarcará en la búsqueda de la esquiva Jo y una endemoniada historia de terror, violencia y fatalidad que se remonta al San Francisco de los años Cincuenta.
Si algo ha demostrado Ed Brubaker a lo largo de sus múltiples trabajos junto a Sean Phillips es que es un maestro del hard-boiled incorporando a sus tramas diversos elementos sabiamente dosificados que robustecen y aportan originalidad a sus obras. Así lo hemos podido comprobar en la ortodoxa “Criminal” o en “Sleeper” e “Incógnito” en las que al entramado de intriga incorporaba unos mesurados elementos superheroicos. Cuando podría pensarse que poco más podría aportar a este género sin caer en la repetición, Brubaker vuelve a sorprendernos descolgándose con otro hard boiled igualmente intenso e hipnótico que en esta ocasión introduce como novedad elementos de puro terror lovecraftianos que hasta el momento Brubaker no había incorporado en obras anteriores.
En estos primeros cinco números recogidos en este primer recopilatorio de Panini, Brubaker deja muestras de su buen hacer y sus ganas a través de una historia intensa y compleja que se desarrolla en dos momentos temporales distintos, los años cincuenta y la actualidad, dos historias en paralelo enlazadas por la ubicua y escurridiza Jo, una femme fatale escurridiza y misteriosa de armas tomar que se torna en el primer personaje femenino protagonista en la carrera de Brubaker -exceptuando su excelente "Catwoman", claro- destinada a llevar a su perdición, a veces a su pesar,  a los hombres que se cruzan en su camino.Un tema que de un modo u otro ya aparecía planteado en anteriores obras del duo pero que en "Fatale" parece erigirse como elemento nuclear sobre el que girará la historia.
Brubaker da con la tecla para encontrar el punto justo entre el hard boiled sucio de tintes ellroinianos e insertar los elementos demoniacos justos en una localización ideal como San Francisco en la que el thriller y el terror han situado algunas de sus obras maestras. Más allá de esta novedad terrorífica que da un lavado de cara a la trama, Brubaker tira de repertorio para volver a encandilarnos con sus personajes sólidos y sus estupendos diálogos insertados en una cuidada historia en la que deja abiertos más interrogantes a responder en futuras entregas que revelaciones desvela en este excelente primer arco. 
En el aspecto gráfico, Sean Phillips vuelve a responder con su cuidado y elegante estilo noir y su característica sobriedad. Phillips se encuentra muy a gusto en las historias ideadas por Brubaker que permiten perfectamente su lucimiento y añade a su habitual solvencia a la hora de desarrollar el thriller, evocando a recursos e imágenes a las que nos hemos familiarizado de otras obras, su facilidad para introducir elementos de terror sin caer en el ridículo ni en la truculencia para darle una patina de realismo que refuerza la credibilidad de la historia.
En “Fatale”, Brubaker lo vuelve a hacer y consigue encandilarnos con los misterios que su Jo nos propone. Esperemos que Panini se ponga las pilas y veamos pronto la continuación de una serie que deslumbra en sus primeras entregas.

lunes, 15 de abril de 2013

“El inmortal puño de hierro”, de Matt Fraction, Ed Brubaker y David Aja.



Para matar el gusanillo a la inminente publicación de “Ojo de Halcón” de David Aja y Matt Fraction, he estado releyendo estos días los tres primeros tomos de la edición española de Panini de “El Inmortal Puño de Hierro”, la colección que convirtió a David Aja en un dibujante hot al que tener muy en cuenta dentro de la Marvel actual.

En esta colección, y en concreto, en las aventuras recogidas en estos tres primeros tomos Ed Brubaker, junto a Fraction, redefinió al personaje clásico de los años setenta poniéndolo al día, al igual que hiciera anteriormente con éxito con “Daredevil” y “Capitán América”, a lo largo de una serie de entretenidas tramas en las que respetando la esencia e historia del personaje introducía nuevos elementos que lo hacían más complejo e interesante.

 Brubaker una vez más supo jugar sus bazas y convirtió a Danny Rand, un multimillonario campeón místico de Kung Fú de una mística ciudad perdida tibetana, en la última encarnación de una larga tradición de campeones previos, contextualizándolo en una trama de acción, que incorporaba al personaje a un campeonato entre ciudades celestiales que referenciados a mitos de los adolescentes de los noventa como la serie “Dragon Ball” o el videjojuego de lucha “Tekken”, e intriga, en torno al anterior Puño de Hierro y el padre del actual que emparentaba directamente con los clásicos pulp con lo que haría la la delicia de los autores más veteranos. En fin, "El inmortal puño de hierro" tenía todos los elementos para ser un bombazo y lo fue.

Y es que si la labor de los guionistas es encomiable –no sé hasta qué punto cuáles eran las ideas de Brubaker y cuáles las de Fraction y quizás sea mejor que no se llegue a saber- donde la serie realmente destaca es en el apartado gráfico con el magnífico trabajo del español David Aja, dibujante que le dotó a la serie de una impronta característica merced a su cuidado trabajo gráfico, muy superior a lo que se llevaba en la época en el mainstream e incluso algo contracorriente, ya que si la apuesta predominante es por cómics espectaculares pero más sencillos de leer, la narrativa de Aja es compleja y estudiada pero sin perder por ello ni un ápice de la espectacularidad demandada.

En estos números, Aja deja huella palpable de su calidad con un dibujo de trazo fino, figuras angulosas y cuidadas composiciones en las que muestra cómo ha sabido entender e incorporar a su estilo el trabajo de grandes autores como Howard Chaykin, Paul Gulacy, David Mazzuchelli y, sobre todo, Jim Steranko a la hora de desarrollar un estilo propio logrando un trabajo evocador de los clásicos mencinados pero al mismo tiempo moderno y  fácilmente identificable. Por otro lado, también es de agradecer que lejos de acudir a modelos y recursos de dibujante familiares para el lector conocedor del género, Aja busca dotar a sus páginas y dibujos de soluciones sorprendentes, buscando composiciones dinámicas y perspectivas atrevidas, jugando continuamente con el ritmo de la secuenciación de las viñetas a la hora de reflejar las escenas de acción para desarrollar trucos cercanos al lenguaje cinematográfico pero eminentemente propios del Cómic.

Además, Aja juega espectacularmente con el color del tebeo para buscar los fuertes contrastes para dotar a su estilo de una profundidad y resaltar la atención del lector sobre determinados elementos importantes en la trama, logrando además un detalle hiperrealista acabadísimo sin que sus personajes pierdan por ello expresividad ni armonía. En su expresivo y cuidado uso del color recuerda al trabajo de otros dibujantes afines a Brubaker como los Michael Lark o Sean Phillips. Además, desde los tiempos del legendario Gene Colan no he visto un dibujante que incorporase tan bien los elementos climáticos y atmosféricos a la ambientación de sus historias.

La impronta de Aja en la serie sobresale incluso por encima de todos los demás dibujantes que colaboran a lo largo de estos números en distintas funciones no logrando ninguno la atmósfera intensa y personalidad que Aja logra convirtiéndose su labor en meros complementos más o menos mejor acabados aun cuando entre estos colaboradores se incluyan nombres de la categoría de Howard Chaykin o John Severin y dibujantes modernos tan interesantes como Kano o Travel Foreman.

En fin, a pesar de los años transcurridos (tampoco tantos), “El inmortal puño de hierro” de Aja, Brubaker y Fraction es un ejemplo inequívoco de una fórmula para hacer cómics de superhéroes perdurables y de calidad que, haciendo honor en este caso a su título, acaben convertidos en inmortales. Y si no, al tiempo. 

lunes, 25 de marzo de 2013

“Los Vengadores vs. La Patrulla X”, de VVAA.




A falta de la publicación del epílogo , ha concluido ya la publicación por parte de Panini del penúltimo macroevento de la otrora brillante Casa de las Ideasesta serie limitada de  "Los Vengadores vs. La Patrulla X", que si bien me ha gustado más que el mediocre  Asedio y el prescindible "Miedo Encarnado" no me ha parecido ni de lejos tan brillante como se le está considerando en otros foros. Os cuento mis impresiones.

La Fuerza Fénix regresa a la Tierra y los vapuleados mutantes liderados por Cíclope se aprestan a recibirla considerándola como la gran esperanza para la revitalización de su especie a través de la mesiánica Hope. Sin embargo, los Vengadores liderados por el Capitán América creen que los peligros que conlleva una fuerza tan peligrosa como el Fénix no compensan el riesgo y están decididos a detener a Hope, desviar el Fénix y desbaratar los planes de Cíclope y sus seguidores. Ello conllevará un enfrentamiento entre unos y otros que modificará el Universo Marvel (de nuevo).
No debieron quedar muy satisfechos los popes de Marvel y Disney con los anteriores megaeventos porque para este han decidido aplicar lo de los experimentos con gaseosa y acogerse a una formula comercialmente tan vieja casi como el mismo Universo Marvel que señala que si se enfrenta a los superhéroes entre sí las ventas se incrementan. De este modo se ha decidido actualizar un enfrentamiento clásico entre los dos grandes supergrupos del Universo Marvel, los ortodoxos y formalitos Vengadores y los rebeldes y heteródoxos mutantes, algo que ya leímos los más viejos del lugar en el  “Marvel Heroes” de Forum en el que se publicó la original serie limitada que enfrentó a ambos grupos cortesía de Roger Stern y Marc Silvestri en la que enjuiciaban a Magneto y que aparte de resultar igual de espectacular añadía además el contar una historia.

 Analizada la jugada y la referencia, no quiero decir con ello que el equipo de creativos que ha sacado adelante este macroevento no haya cumplido con los objetivos marcados por la editorial, sin embargo, la historia que es lo que realmente debería contar para el lector escrita a varias manos por los Bendis, Aaron, Brubaker, Hickman y Fraction resulta muy pobre y obedece simplemente a cubrir el expediente ofreciendo simplemente un espectáculo con mucha figura pero esquemático y pobre en su desarrollo, esbozando en el mejor de los casos solo algunos de los conflictos que conlleva forzar las cosas entre dos grupos cuyos miembros están tan entremezclados e interrelacionados.

De este modo, deja la sensación la miniserie que lo que menos importaba era la historia a contar para simplemente dejar esbozados los grandes rasgos a desarrollar – o no- en el futuro en esta esquemática historia. La cosa tiene visos de ser tan poco seria que ni siquiera la enésima muerte de uno de los personajes emblemáticos de Marvel reviste ninguna épica, seguros unos y otros que más pronto que tarde será resucitado.

En el aspecto gráfico, la serie limitada ha sido desarrollada por la santísima trinadad formada por John Romita Jr., Olivier Coipel y Adam Kubert para aplicar la fórmula de máxima espectacularidad por mínima narración con lo que abunda el abuso de grandes viñetas y splash pages, personajes planos y figurantes que pasaban por allí sin aportar realmente  nada a la historia. Los tres dibujantes consiguen un producto bastante homogéneo sin que ninguno destaque excesivamente por encima de los demás.
En fin, “Los Vengadores VS. La Patrulla X” cumplirá sobradamente con los objetivos editoriales impuestos y seguramente sea un éxito de ventas, mercadotecnia y demás pero no deja de resultar triste que por el camino se hayan dejado por el camino una historia con los suficientes mimbres como para haber sido tan redonda, dramática y épica como se publicita.

martes, 26 de febrero de 2013

“El Soldado de Invierno: El Invierno más largo”, de Ed Brubaker, Butch Guice y Michael Lark,



Si un personaje ha impactado dentro del género de superhéroes y ha ilusionado a los aficionados en los últimos tiempos ese ha sido El Soldado de Invierno, creado por Ed Brubaker y Steve Epting en las páginas de “Capitán América”. Un personaje que inteligentemente incorpora lo mejor que ha dado el género superheroico en sus diferentes edades lo que le otorgaba un potencial enorme que Brubaker ha mimado especialmente hasta el punto de robar el protagonismo al mismísimo Steve Rogers durante buena parte de su larga etapa en la colección del Capi.

 “El Soldado de Invierno” llevaba años reclamando una cabecera propia en la que se desarrollasen todas sus posibilidades y desgraciadamente esta ha llegado poco antes de la marcha de Brubaker de Marvel. Panini acaba de publicar “El invierno más largo”, un apañado tomo, que reune los primeros nueve números de la serie regular, en el que se desarrollan los dos primeros arcos de la nueva serie, guionizados por Brubaker y dibujados por Butch Guice y Michael Lark respectivamente.

Tras haber sido dado por muerto por todos, Bucky Barnes, El Soldado de Invierno, ayudado por su amante la Viuda Negra y las vastas capacidades de SHIELD cuenta con mano libre para intentar acabar con las últimas rémoras de su pasado como agente soviético durante la Guerra Fría. Investigando la llamada Operación Céfiro, Bucky descubrirá que los tres letales asesinos durmientes que entrenó y quedaron en animación suspendida en Estados Unidos han sido despertados y sus nuevos amos tienen letales planes para ellos.

Está claro que Ed Brubaker tenía muy claro lo que quería que fuese esta serie y como punto de partida desarrolla una estupenda historia de intriga y espionaje autoreferenciada a sus trabajos en series como Sleeper” e “Incógnito a los que añade supervillanos de tronio como el Dr. Muerte o el Fantasma Rojo de esos que siempre garantizan ventas. Una vez más, Brubaker demuestra que cuando quiere - o le dejan -es todo un maestro en adaptar las convenciones del género de intriga y espionaje a las fórmulas superheroicas y El Soldado de Invierno es un personaje con el rodaje hecho así que la historia que desarrolla funciona perfectamente manteniendo la atención del lector de principio a fin.

Es en el apartado gráfico donde la serie se torna más irregular consecuencia del abismo que existe entre la capacidad narrativa de Butch Guice, el dibujante del  primer arco de cinco números, y Michael Lark, quién se encarga del segundo arco desarrollado en los cuatro últimos. En mi opinión, Guice más allá de su espectacularidad hueca es un dibujante narrativamente bastante limitado lo que redunda en que en algunos momentos la historia ideada por Brubaker pueda tornarse algo confusa y si no ocurre así es debido al cuidado puesto por Brubaker en el desarrollo de esta historia. En cambio, todo lo que es oscurantismo y ambigüedad en el arco de Guice se torna claridad expositiva y eficacia en el arco dibujado por un Michael Lark que se compenetra como nadie con Brubaker realizando como es habitual una magnífica labor.
En definitiva, esta primera entrega de “El Soldado de Invierno” no decepcionará a los que vinieran siguiendo las aventuras de estos personajes desde “Capitán América” y la encontrarán a la altura de las expectativas generadas, siendo, en mi opinión, de lo mejorcito que Brubaker ha realizado para Marvel en los últimos años. Habrá que esperar a la próxima entrega de Panini para despedirle y asistir a la conclusión de esta larga histora y descubrir lo que su relevo, el poco conocido Jason Latour, puede dar de sí.

lunes, 4 de febrero de 2013

“Capitán América: Nuevos Órdenes Mundiales”, de Ed Brubaker, Cullen Bunn, Scot Eaton y Steve Epting


 
Este mes llega el anunciado final del largo ciclo de Ed Brubaker al frente de la serie del “Capitán América” a nuestras librerías. Y no deja de ser una decepción que un guionista que tan buenos momentos nos ha hecho pasar en el último arco argumental ponga tan triste final a su labor con un arco tan olvidable como este  “Nuevos Órdenes Mundiales” publicado  en los números 23 a 25 de la numeración de Panini.

El Capitán América y sus aliados han de hacer frente a la aparición de los Discordantes, unos poderosos y misteriosos villanos cuyo único interés es sembrar el caos por todo Estados Unidos. Sometido a una intensa campaña de desprestigio desde un programa de televisión por el polemista Reed Braxton, el cada vez más cuestionado Capitán América y sus aliados han de descubrir quién está detrás de los Discordantes y desbaratar sus planes antes que las masas enfurecidas de ciudadanos tomen las calles

Puede que Ed Brubaker haya urdido en líneas generales la trama de “Nuevos órdenes mundiales” pero estoy seguro comparando su trayectoria anterior y el burdo desarrollo de esta trama que no ha sido él quién la ha desarrollado sino que tal desatino ha debido ser obra de Cullen Bunn, encargado de cerrar abruptamente las tramas que Brubaker venía desarrollando. Todo el arco está desarrollado con precipitación y pocas de las soluciones y situaciones descritas se sostienen con un mínimo de lógica interna, siendo la historia en resumen un despropósito tras otro y los marginales Discordantes una burda imitación de los Manhunters de la competencia. Claro que tampoco ayuda demasiado el dibujo de un limitado Scot Eaton, incapaz de dotar de un mínimo de fluidez y credibilidad a sus hiperbólicos y huecos personajes, limitándose su narración plana la mayor parte del tiempo a concatenar viñetas y viñetas deshilvanadas

Tras perpetrar el cierre en falso de las tramas pendientes, Brubaker  cierra su paso por la serie con “Culminación”,  un epílogo en el que se reúne con Steve Epting y Frank D' armata, el mismo equipo con el que inició su etapa al frente de la serie cinco años antes, para relatar una historia de confidencias que reúne al Capitán América con su sustituto de los Años Cincuenta. Más allá de la carga simbólica y sentimental que pueda tener reunirse al equipo original lo cierto es que la historia que los es tan intrascendente y anecdótica que se queda en un gesto vacío que francamente nos podrían haber ahorrado.

En fin, los últimos números de Brubaker al frente del “Capitán América” no han estado a la altura de su trayectoria anterior y ponen de manifiesto el desgaste de un guionista desmotivado y con ganas de pasar página cuánto antes. El tiempo será el que coloque en su sitio esta etapa que de la brillantez inicial fue progresivamente tornándose más mediocre conforme el guionista fue dispersándose en otros proyectos.  Esperemos que un motivado Brubaker en sus nuevas aventuras vuelva a darnos lo mejor de sí. Sería bueno para él y para nosotros.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

“Capitán América y Bucky”, de Ed Brubaker, James Asmus, Marc Andreyko, Chris Samnee y Francesco Francavilla.




Dispuestos siempre a exprimir al máximo al personal mediante las más rocambolescas fórmulas de marketing, resulta que los editores Marvel decidieron dar dos tazas hace unos años a los seguidores del Capi reiniciando la numeración de la serie regular a raíz del horror de “Miedo Encarnado” cuando apenas unos meses antes habían recuperado la numeración original para poder celebrar el redondo número 600 que salía de la suma de todos los volúmenes anteriormente publicados. Esta vez, no contentos con reiniciar la serie, paralelamente continuaron con la numeración original por este lado con estos  ocho números – del 620 al 628, numerados por si alguien todavía le interesa eso de la numeración-  que acaba de publicar Panini en un apañado volumen.
El primer arco argumental de seis números guionizado por Brubaker junto a Marc Andreyko es el que quizás tenga más interés para los seguidores hardcore del Capi ya que en esta historia Brubaker ofrece más detalles en torno a los orígenes de Bucky antes de convertirse en el compañero del Capi. De este modo, Brubaker da a conocer a la familia de Bucky antes de quedarse huérfano y señala la existencia de una hermana. El conjunto de la historia ideada por Brubaker y Andreyko es bastante convencional y se aviene a fórmulas que Bru ha usado en múltiples ocasiones construyendo la autobiografía del personaje pero está resuelta con eficacia y la gracia de ser el propio Bucky  el que desgrana sus recuerdos durante la II Guerra Mundial y sus primeros pasos como Soldado de Invierno. A la entretenida historia, un eficacísimo Chris Samnee le saca todo el partido demostrando ser un excelente dibujante retro con un estilo que recuerda a los Lark y Epting con los que tan a gusto se siente Bru.

El segundo arco en el que Brubaker se apoya en el desarrollo del guión en James Asmus, a pesar de su ambición resulta bastante errada y confusa. Partiendo de una idea de Brubaker, Asmus construye una trama que gira en torno al poco (re) conocido Bucky de los años cincuenta quién ya envejecido y débil ha de aliarse con el Capi (Steve Rogers) y la Antorcha Humana Original para detener a un villano de su época en mallas. La historia podría haber dado bastante más de sí con un desarrollo menos errático y confuso como el que imprime Asmus al que se le nota bastante perdido en la colaboración con Brubaker y al no ser capaz de dar el tratamiento adecuado a los personajes que maneja, especialmente a Fred Davis, el Bucky de los años cincuenta ni desarrollar con claridad una trama llena de lagunas. Tampoco ayuda demasiado el trabajo gráfico de Francesco Francavilla, un dibujante con un estilo minimalista y elegante  poco adecuado para el género superheroico que usa una gama de colores chillones bastante desagradable a la vista y da la sensación de estar tan perdido como Asmus con este encargo.

En fin “Capitán América y Bucky” es un tomo que da claramente una de cal y una de arena, sin demasiado interés salvo que se sea un incondicional a las andanzas del Capitán América. Avisados quedáis.