Mostrando entradas con la etiqueta Semana Pulp. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Semana Pulp. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de diciembre de 2008

“La Sombra: Luces y Sombras” de Helfer y Sienkiewicz

Tras la buena aceptación general que tuvo por el público la nueva versión de “La Sombra” adaptada al gusto del lector moderno por Howard Chaykin en la miniserie “Sangre y Justicia”, de la que ya hablamos por aquí, en DC decidieron iniciar una colección regular en la que explotar a la modernizada Sombra. Sin embargo, el editor encargado al principio del proyecto, Mike Gold, se encontró con un problema al rechazar el culo inquieto de Chaykin hacerse cargo de la misma, ocupado por aquel entonces en revitalizar otro personaje clásico “Blackhawk”. Gold que no quería aparcar la serie, decidió confiar en otro equipo creativo que continuase la labor de Chaykin, el formado por el guionista Andy Helfer y el dibujante Bill Sienkiewicz y el resultado de su colaboración fue el primer arco de la colección de “La Sombra” que en España Ediciones Zinco publicó como serie limitada hace ya casi veinte años.

En los seis números que se mantuvo el tándem, Helfer realizó uno de sus mejores trabajos respetando no sólo las premisas y el nuevo espíritu que Chaykin había insuflado al personaje, limando parte del cinismo tan propio de Chaykin pero manteniendo y aumentado los guiños humorísticos de la serie y su tono irónico y mordaz a través de la incorporación de nuevos personajes, como el bufo comisario Medina, y nuevos ayudantes de La Sombra a los que ya conocíamos, en una historia en la que La Sombra se enfrenta a algunos de sus viejos enemigos del pasado como Shiwan Khan, convertido en un poderoso hombre de negocios, o el corrompido Príncipe del Crimen Benedick Stark, quienes se disputan un aparato que les permite controlar a la gente al tiempo que investiga el final del clon de Lamont Cranston, una de las identidades de La Sombra, y la misteriosa secta del persuasivo Reverendo Luz. El guionista dosifica perfectamente la información para ir incorporando y manteniendo el interés en una serie de tramas que van superponiéndose hasta el salvaje final de una historia en la que La Sombra vuelve hacer una vez más gala de su ambigüedad moral. Helfer introduce en la historia hábiles críticas a la influencia de las grandes multinacionales y las sectas en una historia que más de veinte años después, sigue manteniendo el mismo interés que en el momento de su publicación. Pero si bueno es el trabajo de Helfer de excelente se puede calificar la labor gráfica de un valiente y arriesgado siempre Bill Sienkiewicz en el mejor momento de su carrera, tras terminar “Elektra: Assasin”. Sienkiewicz, sin abandonar la influencia expresionista, tan evidente a lo largo de toda su carrera, potencia en esta serie el carácter narrativo de su dibujo llevando el peso de una historia compleja de narrar gráficamente para incorporar constantes guiños humorísticos al trasfondo oscuro y abiertamente pulp de los personajes y hechos que narra. El dibujante juega sabiamente con el diseño de página en excelentes planos y contraplanos, la composición y tamaño de las viñetas para conseguir todo tipo de efectos, y manejando con auténtica maestría todos los recursos narrativos que debe dominar un dibujante, trascendiéndolos con inmejorables resultados, especialmente en lo referente al uso de las onomatopeyas que se incorporan a la acción como elementos compositivos con los que atrapar y guiar la atención del lector incorporando nuevos y múltiples significados al meramente descriptivo en una constante y palpable demostración de la potencialidad que encierra la narración gráfica. Uno de los mejores trabajos de Sienkiewicz.

Tras el abandono de la serie por parte de Sienkiewicz, Helfer se mantuvo en la colección con Kyle Baker en los lápices. Sin embargo, la nueva pareja a pesar de algunos números meritorios no pudo mantener el alto nivel de calidad alcanzado por los artistas anteriores degenerando hacia historias cada vez más extravagantes, que provocarían la cancelación de la serieen su número 19 para iniciarse una nueva serie, “The Shadow strikes” con Gerard Jones a los guiones y dibujantes como Eduardo Barreto, Mark Badger y Rod Whigham. En esta nueva colección, Jones recuperó la versión clásica del personaje, con nuevas aventuras ambientadas en los años cuarenta en una serie que para muchos es las que mejor ha mantenido la esencia de los pulps clásicos. Esta serie se mantuvo hasta 1992 alcanzando los 31 episodios y fue cancelada cuando DC perdió los derechos del personaje a favor de Dark Horse. Tanto la serie de Jones como la etapa de Helfer-Baker se mantienen inéditas en España por lo que sería interesante que Planeta recuperase todos estos tebeos de excelente calidad en una cuidada edición. “La Sombra” y su historia lo merecen.

domingo, 30 de noviembre de 2008

“El buen salvaje” y el pulp en el tebeo (2): Tor y Ka Zar.




En realidad, este post estaba pensado para ser publicado el jueves pasado, día de San Primitivo pero entre unas cosas y otras al final no fue posible. Así que ahí va.
Si el otro día veíamos como la sombra del modelo tarzanesco era alargada y tuvo bastante influencia en el cómic español de posguerra no podemos pasar por alto su influencia en los propios Estados Unidos donde tuvo acogida con dispar fortuna en las editoriales norteamericanas a través de varios personajes que aparte de las características propias de los buenos salvajes heredadas del personaje de Rice Burroughs ven sus peripecias trasladadas más allá de las selvas tropicales que a estas alturas de la fiesta se encontraban colonizadas y han perdido sus misterios a localizaciones más remotas y míticas situadas en los confines de la imaginación de los lectores como la Prehistoria inventada, influida directamente por películas como “Hace un Millón de Años” en su primera versión de 1940 en el caso de "Tor" o el mundo prehistórico superviviente entre los hielos antárticos que entronca directamente con la fantástica “El Mundo Perdido” de Conan Doyle en el caso de "Ka-Zar". Ambos personajes comparten ciertas similitudes en cuanto a su carácter marginal y sobreviviente dentro de la historia del cómic alejada su creación de los mejores tiempos del pulp y compartir cierto carácter experimental en sus orígenes ya que Tor fue uno de los primeros comics books en 3D mientras que Ka Zar junto a “Los Micronautas” y “Caballero Lunar” fue una de las primeras colecciones que Marvel distribuyó exclusivamente para su venta directa en librerías especializadas.

Tras su experiencia en el ejército en Alemania Joe Kubert se dio cuenta de las posibilidades que podían tener los tebeos 3-D tras ver allí revistas con fotos 3-D así que a su vuelta a los Estados Unidos junto a Norman y Jenny Maurer le vendió la idea a Archer St. John , de St. John Publishing donde se empezaron a editar los primeros tebeos en 3-D (el primero fue "Super Ratón") con jugosos beneficios en sus inicios que permitieron a Kubert hacerse con su primera casa en propiedad. Kubert, que había creado a Tor junto a Norman Maurer en Septiembre de 1953 para “1000000 B.C.” en seguida lo incorporó al nuevo proyecto protagonizando varias historias en el siguiente número de “3-D Cómics” y haciéndose con la cabecera de la colección aunque mantuviera curiosamente la numeración a partir del número tres, dibujada y escrita completamente por Joe Kubert. La serie se mantuvo solamente dos números más para caer posteriormente en el olvido a pesar de los esfuerzos de Kubert, que se hizo con los derechos del personaje, e intentó retomarlo en varias ocasiones a lo largo de los años. Así, tras intentar adaptarlo al formato de tira de prensa sin éxito junto a Carmine Infantino en 1959 y un proyecto de colección para DC que no cuajó, las historias existentes fueron reeditadas tanto en formato 3-D como 2-D por la editorial Eclipse, apareciendo esporádicamente nuevas historias del personaje en la revista "Sojourn" y en una miniserie de cuatro episodios que Kubert escribió para el sello Epic de Marvel en 1993.




La historia de Tor tiene un desarrollo clásico, obligado a abandonar su tribu el noble salvaje acompañado únicamente por su mono Chi Chi deambula por una Prehistoria imaginada en la que se enfrenta no sólo a terribles y feroces dinosaurios sino también a sus congéneres en una Edad de Piedra donde Kubert deja siempre patente que los peores miedos no son los que se pueden solucionar con un buen garrotazo sino la soledad y lo desconocido. A nivel gráfico, el autor realiza una vez más un excelente trabajo y da buena cuenta de la persistencia del personaje y el cariño que Kubert siente por él que en este 2008 ha empezado a publicarse una nueva serie limitada por DC de seis números. Esperemos que sea el espaldarazo definitivo para el hombre de hace un millón de años.

"Ka-Zar" es un personaje que ha tenido varias versiones a lo largo de los años entroncadas todas con el modelo del buen salvaje aunque con los años ha ido evolucionando para adaptarse a los gustos cambiantes del público.



La primera versión de Ka Zar no nace en el cómic sino como la novela pulp con “Ka Zar el Grande” (Octubre, 1936) de Bob Byrd, editada por Manvis Publishing, compañía propiedad de Martin Goodman quién visto el éxito que tenía el nuevo formato Cómic Book, encargó al dibujante Ben Thompson la adaptación al cómic de la primera de las tres novelas escritas por Byrd, “King of Fang and Claw” (que si entienden inglés pueden leer aquí) apareciendo en el número uno de “Marvel Comics” el primer comic book publicado por Timely Comics, la editorial que, con los años, acabaría convirtiéndose en Marvel. Este primer Ka-Zar respondía al nombre de David Rand y apareció continuadamente en los números 2 a 27 de la serie “Marvel Mistery Comics”. David Rand había sufrido junto a sus padres un accidente de avión cayendo en las inhóspitas selvas del Congo, manteniéndose alejado de la civilización y siendo educado por su padre junto a Zar su león amaestrado, del que toma su nombre (Ka-Zar siginifica “Hermano del Leónr”). Este primer Ka-Zar en el cómic se enfrentó, como casi todos los personajes editados por Timely Comics, durante la II Guerra Mundial a los nazis aunque su némesis fue el asesino de su padre, Paul de Krafft. El personaje para adaptarlo al gusto de la época adquiriría en ocasiones una fuerza y resistencias extraordinarias ingiriendo una poción y tuvo su última aparición en “Human Torch Comics” sin que nada más volviese a saberse de él durante décadas, siendo obviada durante años esta versión del personaje hasta que se incorporó de nuevo al Universo Marvel en 2006.

En los años sesenta, Jack Kirby y Stan Lee se dedicaron a recuperar a los héroes de la Edad Dorada de Timely para integrarlos al universo superheroico que estaban creando en Marvel. Así a Namor, Capitán América o la Antorcha Humana se unió en el número 10 de “X-Men” un nuevo Ka-Zar. El nuevo Ka-Zar era descubierto por los miembros de la Patrulla X original en la mítica Tierra Salvaje, un mundo perdido donde sobreviven dinosaurios y otras especias extintas. Como se aprecía el nuevo Ka-Zar, mezcla en su origen elementos de las obras de Doyle y Rice Burroughs, y sólo mantiene respecto a su marginada versión anterior la compañía de un enorme felino, en este caso Zabu, el último de los dientes de sable. El nuevo Ka-Zar aunque ha disfrutado de varias colecciones y miniseries a lo largo de los años a ninguna la ha acompañado la continuidad (la de mayor éxito fue “Ka-Zar, The Savage” en los años ochenta que apenas pasó de la treintena de números) a pesar de contar con grandes artistas como John Buscema o Andy Kubert convirtiéndose en uno de los secundarios con más solera dentro del Universo Marvel
Aquí pueden ver las portadas de la serie "Ka-Zar, The Savage".

Dentro de unos días la última entrega de los buenos salvajes en el cómic con “Thun’da, rey del Congo” de Frank Franzzetta y los clones de Tarzan de “Jungle Comics”.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El buen salvaje y el pulp en el tebeo español:, “Purk el hombre de piedra” y “Pantera Negra”.

El buen salvaje -ya saben ese ingenuo y rousseaniano concepto por el que el hombre desarrollado en la Naturaleza y desconectado de la sociedad es depositario de las más altas cualidades morales frente a las miserias y maldades que esconde la civilización- decayó como fruta madura en las teorías filosófícas y políticas del XIX para encontrar en el siglo XX acomodo dentro del imaginario popular gracias a su materialización en la inmortal creación de Edgard Rice Burroughs, “Tarzan, el rey de los Monos”, dando lugar a más de una veintena de novelas de mayor o menor fortuna y una exitosa serie de adaptaciones al cine que ayudaron a fortalecer el icono, así como de una serie de adaptaciones al cómic que son historia del medio y de las que se trata con mayor conocimiento del que yo pueda aportar aquí y aquí.

Sin embargo, aunque Tarzan es el modelo de buen salvaje original que eclipsa todos los demás, ha habido otros a tener en cuenta. En España, donde este tipo de personaje tuvo una aceptación importante en los olvidados años dorados del cómic nacional de la década de los cincuenta en personajes como “Purk, el hombre de piedra” de Manuel Gago o “Pantera Negra” de Pedro Quesada y José Ortiz, donde contaron con un notable seguimiento, o, de vuelta a los Estados Unidos, en personajes como el Tor de Joe Kubert y el Ka Zar de Jack Kirby. Personajes todos ellos afluentes de un mismo río -la obra de Burroughs y Doyle en la literatura y la de Hal Foster y Russ Manning en el cómic), salvajes sui generis todos ellos que ambientaban sus aventuras en territorios inexplorados y fantásticos, mundos perdidos tanto geográfica como temporalmente.

En 1950, empezó a publicarse en España por Editorial ValencianaPurk el hombre de Piedra”, la serie más original de la enorme producción de Manuel Gago, quién ya se había convertido desde hacia años en un superventas con “El Guerrero del Antífaz”. A lo largo de 210 episodios el dibujo limitado en el trazo pero enormemente efectivo en la narración de Gago se vio enriquecido por los guiones de su hermano Pablo inventándose entre ambos una Edad de Piedra a la medida poblada por todo tipo de prehistóricos monstruos imaginados, tribus híbridas (las combinaciones de humano con casi cualquier animal fueron exploradas y explotadas hasta limites insospechados) o seres mitológicos, una prehistoria en la que el atlético Purk junto a su hermosa esposa Lila y el joven Sandar se encargaban de poner orden e impartir justicia.

En 1956, aparece editada por la editorial Maga la interesantísima “Pantera Negra” serie desarrollada con bastante éxito por Pedro Quesada y José Ortiz quién pronto sería sustituido por el hermano del dibujante, Miguel. La serie se ajusta bastante bien a las características propias del icono tarzanesco adaptado a los gustos de los españolitos y los censores, personaje huérfano criado en la selva donde desface todo tipo de entuertos, ayudado de su mascota, la pantera negra Isabelita (no es coña) y la consabida terna de secundarios impenitente en el cómic patrio de la época, la esposa del Pantera, Susana, y su hijo, el pequeño pantera, Jorge, quién a partir del número 55, en un curioso giro de la trama toma el protagonismo de la serie, provocando primero un cambio del título de la cabecera por “El pequeño Pantera Negra” protagonizando historias más fantásticas si cabe, poblándose los tebeos de todo tipo de misterios desde un reino perdido de romanos dispuestos a conquistar el mundo montados en platillos volantes hasta vampiros, aumentando con ello el éxito de la coleccióna pesar del abandono de la serie en 1961 de Pedro Quesada por Jesús Herrero. En “El pequeño Pantera Negra” se mantuvo bastante bien la continuidad entre las dos series de una manera original, separando a Jorgito de sus padres mediante un cataclismo y dotando a este de unos compañeros a su medida con la amazona Gacela y el gorila Juanito, aparte de la consabida pantera Isabelita que no le abandonó. La serie se mantuvo con otro cambio de dibujante Miguel Roselló, alcanzando la colección 329 números.


Como les imagino cansados ante tanta sobredosis de selvática testosterona tebeil, en la próxima entrega cruzaré el charco para comentarles sobre Tor y Ka Zar.
El abuelito ha colgado en su desván una estupenda muestra de las geniales portadas de Gago para "Purk" que pueden ver aquí y Manuel Bayona ha realizado una enorme labor de recuperación de "Pantera Negra" que pueden empezar a visitar aquí.

martes, 18 de noviembre de 2008

Pulp en España: El capitán Misterio de Emilio Freixas.


Si ha habido un momento en España que su historieta ha dado obras abiertamente pulp, ese no ha sido otro que el período de posguerra en el que la historieta se convirtió en una de las pocas evasiones de una población que pocas satisfacciones más podía permitirse en un país que sufría grandes carencias como consecuencia de la Guerra Civil, el aislamiento internacional y la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, 1944 es un año crucial para la historieta con la aparición de dos personajes llamados a hacer macro y micro historia dentro del panorama nacional. El primero de ellos fue el “Guerrero del Antifaz” de Manuel Gago, conocido por todos y sobre el que no me voy a extender porque aquí el que nos interesa es el segundo, un héroe pulp por antonomasia, el capitán Misterio.

Emilio Freixas, discípulo del pintor Emilio Casals , considerado por algunos como uno de los mejores dibujantes del siglo XX y de marcado estilo raymondiano, se había iniciado en el cómic en 1935 tras haberse hecho un nombre en el terreno de la ilustración. Junto al también dibujante Ángel Puigmiquel, Freixas creó al Capitán Misterio, un justiciero encapuchado y hercúleo torso desnudo cuya identidad nunca fue revelada a sus lectores y aparecía acompañado en sus aventuras por la consabida pareja de amigos –se repite en este caso la consabida triada tan habitual en los cómics españoles de la época- en la que el papel de fortachón es encarnado por el mulato Pancho y el de joven adolescente avispado por el rubio Balín, viviendo exóticas aventuras selváticas.

En principio, Freixas ideó el personaje para su propio proyecto editorial, la Editorial Mosquito, pero problemas de distribución dieron al traste con la empresa y la serie continuó en la revista “Chicos” para la que trabajaba Freixas, publicándose cuatro aventuras del personaje en total. A pesar de la aceptación alcanzada por el personaje (sus aventuras se llegaron a publicar en Argentina cambiándole el nombre al personaje por el de Capitán Esfinge), el abandono del cómic por parte de Freixas quién a partir de la década de los cuarenta se dedicó de nuevo a la ilustración y a la enseñanza del dibujo, volviendo al cómic sólo esporádicamente, le relegó al olvido privándonos del que otro modo probablemente hubiera ocupado posteriormente un lugar equiparable al de la obra de Gago, sino superior al ser Freixas un dibujante más dotado.

domingo, 16 de noviembre de 2008

“La Sombra: Sangre y Justicia” de Howard Chaykin.

La sombra lo sabe” era la frase que escuchaban miles de estadounidenses pegados a sus radios en los años treinta y anunciaba el inicio del programa “La hora del detective de Street&Smith” con el que los editores de la revista de detectives pretendían promocionar su producto, adaptándolo sus historias a la radio. Sin embargo, los editores pronto notaron que la espectral voz del presentador que introducía las historias causaba más efecto que estas entre el público y para asegurarse los derechos sobre el mismo encargaron al joven mago y periodista Walter Gibson que desarrollase las historias de ese personaje en el papel. A partir de ese momento, este escritor fue el que se encargó de popularizar al personaje, escribiendo a lo largo de su carrera 283 novelas sobre el personaje otorgándole sus características principales: un justiciero tenebroso e implacable que embutido en su capa y armado con un par de 45 era capaz, ayudado por un grupo de fieles ayudantes de enfrentarse a las más peligrosas amenazas. Gibson otorgó al personaje un “alter ego”, el millonario Lamont Craston y fue descubriendo a través de los años los orígenes del personaje hasta que en una vuelta de tuerca genial descubrió al público que en realidad la identidad de Craston no había sido sino otro disfraz de La Sombra y este en realidad era Kent Allard, un famoso aviador internacional. Aparte de Gibson, también otros escritores como Theodore Tinsley y Bruce Elliott escribieron novelas inspiradas en el personaje llegando estas hasta la nada desdeñable cifra de 325 novelas en total.

Aprovechando el tirón del personaje, pronto se hicieron nuevas versiones para la radio en las que llegó a participar Orson Welles, el cine (con distintos largos el último de los cuáles es de 1994 y un serial que llegó a los quince episodios) y el cómic donde el personaje ha contado con una importante trayectoria, desde una serie regular de 1940 a 1949, para la que el mismo Gibson escribía los guiones y que contó con autores de la talla de Vernon Greene y Charles Coll. Además, durante dos años de 1940 a 1942, Gibson y Green desarrollaron una tira de prensa adaptando las novelas del primero. En la década de los setenta, DC intentó retomar al personaje con una serie regular que contó con doce episodios firmados la mayoría por Denny O’Neill y dibujados en su totalidad por Mike Kaluta, pareja que volvió a colaborar en un par de novelas gráficas sobre el personaje “El astrólogo de Hitler” y “Los archivos secretos de La Sombra”.

Llegados a este punto, ustedes ya se habrán dado cuenta que estamos hablando de un personaje señero de la cultura popular norteamericana y en 1986 era un papelón el intentar relanzarlo y actualizarlo en una nueva versión para el cómic. Sin embargo, el por entonces editor de DC, Dick Giordano, encargó el proyecto a Chaykin, quien ya había alcanzado reconocimiento en el mundillo del cómic gracias a sus series para First, American Flagg” y “Time 2”. Así nació “Sangre y Justicia”, una miniserie de cuatro números en la que Chaykin redefine el personaje en una impactante y violenta historia, modernizándolo y aclarando con sencillez buena parte de los puntos oscuros que el personaje había ido generando a lo largo de sus cincuenta años de existencia, sin dejar de ser coherente con su esencia.

La historia se inicia en los años ochenta cuando los antiguos ayudantes de La Sombra van siendo asesinados por un grupo de punkies. Estos actúan siguiendo las instrucciones de Preston Mayrock, un antiguo enemigo de Allard, un implacable millonario, quién intenta que La Sombra reaparezca para hacerle una proposición: si La Sombra le lleva junto a su hijo a la ciudad perdida de Shambala para que sus avanzados médicos implanten su cerebro en su hijo no lanzará un misil nuclear sobre Nueva York. Para evitarlo, La Sombra quién no ha envejecido en todo ese tiempo acude a Nueva York junto a sus hijos para detener a Mayrock y reencontrarse con los ayudantes a los que abandonó.

Chaykin en “Sangre y Justicia” actualiza el personaje, desarrollando una trama compleja y trepidante, actualizándolo al gusto del lector de cómics moderno aunque probablemente los seguidores más ortodoxos del personaje no quedaron plenamente satisfechos. A nivel gráfico, Chaykin desarrolla una composición de página única apabullando al lector de información y rompiendo constantemente el hilo de la narración aparentemente para mantener el desconcierto del lector con una composición oscura, dura y cargada de erotismo, como es habitual en sus cómics, en la que resulta difícil entrar pero que, conforme va desarrollándose el autor va dejando todo bien atado. Esa rupturista composición (para la época) se contrapone con un estilo de dibujo clásico en el que pueden notarse los elementos “retros” característicos de Chaykin y la influencia de grandes autores como Bob Peak y Alex Toth, del que Chaykin se declara discípulo.


En definitiva, “Sangre y Justicia” es un cómic excelente que no ha envejecido nada mal, que sólo cuenta con una edición en España, la de Ediciones Zinco en el ya lejano 1987 en grapa, siendo posteriormente el conjunto de la miniserie reunida en un retapado. Cada uno de los números, incluía varios artículos aportando información adicional sobre el personaje, su historia y el autor. Aunque Planeta ha anunciado en varias ocasiones la publicación de esta obra hasta la fecha esta no se ha producido. ¿Cuándo se reeditará este cómic? Sólo la Sombra lo sabe.

Próximo monográfico sobre Howard Chaykin en El lector impaciente.



Aprovechando la presencia en España de Howard Chaykin las próximas semanas invitado por el Expocómic de Madrid me parece un buen momento para acercarnos a la obra de uno de los autores más personales, polémicos e influyentes del panorama norteamericano en los últimos treinta años. Un autor que desde sus inicios ha despertado filias y fobias por igual pero que si algo ha logrado a lo largo de su carrera es no dejar a nadie indiferente con una producción interesante que les iré comentando a lo largo de las próximas dos semanas..

Aprovechando la casualidad de la celebración de la Semana Pulp en algunos blogs, adelantaré el inicio del monográfico para coincidir con este evento escribiendo sobre la miniserie de cuatro números que Chaykin publicó sobre “La Sombra”, el personaje pulp creado por Walter Gibson. Permanezcan atentos.

Y para los chicos de la semana Pulp no se quejen, les voy dejando algo que escribí hace tiempo sobre "Xenozoic Tales" para complementar el post de Osukaru.


Ya me irán contando que les parecen.