martes, 1 de abril de 2014
“Dieter Lumpen”, de Rubén Pellejero y Jorge Zentner.
miércoles, 13 de junio de 2012
“El Silencio de Malka”, de Rubén Pellejero y Jorge Zentner.
miércoles, 1 de junio de 2011
“El Vals del Gulag”, de Rubén Pellejero y Denis Lapière.
No sé si Rubén Pellejero y Denis Lapière tenían en mente la novela de Pasternak o la posterior peli de Lean de “Doctor Zhivago” en la cabeza cuando ideaban “El Vals del Gulag”, pero a mí cada vez que releo esta hermosa historia de amor no puedo más que recordar aquellas obras y oír resonar en mi cabeza la melodía de Jarre. A pesar de ello, "El vals del Gulag" es una excelente obra por derecho propio.
A pesar que leáis por ahí sobre que “El Vals del Gulag” es un cómic que denuncia las crueldades de las purgas estalinistas (que también algo de eso hay), en realidad es ante todo una de esas románticas historias de amor “más grandes que la vida” que tanto gustaban a nuestras madres. La historia de Kalia, la protagonista, quién dedica su vida entera a intentar reunirse con su querido Vítor, primero superando la negativa paternal y, más tarde, la II Guerra Mundial y las Purgas Estalinistas que llevaron al bueno de Vítor al destierro en un campo de trabajo en Siberia. Siguiendo sus pasos durante años, Kalia descubriendo las inhumanas condiciones en que vivieron los prisioneros en esos campos, convirtiéndose el vals del gulag en la prueba definitiva a su inquebrantable amor de tantos años. ¿Que qué es el “vals del Gulag”? Tendréis que leeros el cómic para saberlo.
Denis Lapière escribe una hermosa historia en la que pone de manifiesto su maña para este tipo de tramas en las que mezcla el romanticismo arrebatado en contextos históricos especialmente complejos. Lo hizo anteriormente con Pellejero en “Un poco de humo azul” y lo volvió a repetir posteriormente con el mismo autor en“Un verano insolente” pero es quizás en esta obra donde el resultado es más logrado e intenso logrando mantener el interés de la historia evitando caer en todo caso en la sensiblería.
Buena culpa de ello la tiene un Rubén Pellejero que logra uno de sus mejores trabajos desplegando todo su buen hacer para que la historia mantenga intacto su interés hasta un cuidado final abierto que será del agrado de cualquier lector. Pellejero cuida con mimo todos los detalles para mantener la tensión de la historia sin que esta se desborde hacia el melodrama facilón, adoptando un enfoque narrativo alejado de la historia, muy al estilo de autores como Cosey, sacando buen partido a su estilo de trazo grueso y feísta, pero enormemente expresivo y detallista, que dota de mayor realismo y humanidad a las localizaciones y los personajes al tiempo que refuerza la atmósfera oscura y triste del relato, logrando con sus sabios encuadres y el elaborado tratamiento del color, llevar la historia a unas cotas que de otro modo el buen argumento de Lapiére no alcanzaría por sí solo. Pellejero logra quizás en este álbum su madurez como narrador centrándose siempre en lo esencial de la historia y prescindiendo de elementos y artificios superfluos para llegar al lector mostrando únicamente lo esencial de la historia que le lleva incluso a prescindir de cualquier tipo de texto.
En ese sentido, el análisis del tratamiento del color de “El Vals del Gulag” debería ser de estudio obligatorio en las escuelas de dibujo para que los futuros dibujantes de cómic aprendieran todas las posibilidades no solo descriptivas sino también narrativas que el color tiene y como su correcto uso puede influir en la percepción de la obra del lector. A través del uso de tonos fríos y neutros, Pellejero logra da cohesión a toda la obra, dotándola de una crudeza triste y melancólica que se transmite al lector, al tiempo que utiliza la preponderancia y el contraste de unos y otros colores para establecer cortes entre los diferentes lapsos temporales en la prolongada línea temporal en que se desarrolla la trama y dotar cada episodio de una identidad propia dentro de la historia, cuidando especialmente la luminosidad y el desarrollo de distintas atmósferas tanto exteriores como interiores. Lo cierto es que a pesar de su aparente sencillez resultaría apasionante analizar cada una de las viñetas del álbum, ya que se nota el cuidado especial que ha puesto en ellas el dibujante.
martes, 5 de abril de 2011
“Un verano insolente”, de Rubén Pellejero y Denis Lapière.
lunes, 21 de marzo de 2011
Sobre Pellejero y los formatos.
Pellejero: A mi me ha gustado. Se echa en falta si ya has visto la portada del segundo tomo en francés, pero desde ese punto de vista también se podría haber puesto una ilustración de las que también se editaron en francés en la edición de tiraje limitado como regalo. Astiberri ha seguido la misma línea que con "En carne viva". Puestos a encontrar un "pero" hubiera preferido que se publicara sin corte de página en blanco o sea toda la historia de continuo. Pero, bueno, tampoco estoy muy encima de la editorial. Yo recibo los archivos con el color y los textos, doy mi repaso y visto bueno y ya está. Con Astiberri (los tiempos han cambiado mucho por supuesto) puedo al menos ver las pruebas de impresión cosa que en las anteriores editoriales no veía ni eso. Claro que eran otros tiempos y la comunicación vía internet no existía como ahora.
Pregunta: - Tus dos últimas obras han sido editadas en nuestro mercado a distinto tamaño que la edición para el mercado franco-belga. Va destinada a un público distinto?
Pellejero: Yo publico en Francia en primer lugar y después se edita aquí. Aquí en formato "novela gráfica" ya que ha sido interés y la línea del editor. Yo no hablaría de destinada a un publico distinto sino que diría más bien destinada a un formato distinto. Yo no dibujo mis álbumes (al menos hasta el momento) pensando en el formato "novela gráfica". Sí hiciese una historia inicialmente para el mercado español, lógicamente esto lo tendría en cuenta. El público de aquí puede leer del mismo modo que el francés las historias que dibujo ya que los temas acostumbran a ser perfectamente exportables de un país a otro. Otra cosa distinta sería, si yo dibujase una historia para el lector de aquí y con una temática muy nuestra, eso quizás no interesaría tanto al publico francés.
(Angux ha realizado una estupenda entrevista a uno de nuestros más talentosos y prestigiosos autores Rubén Pellejero los detalles de su última obra publicada en España, “Un verano insolente”. Me llaman especialmente la atención las respuestas del autor en torno al interés del editor por publicar la obra en formato “novela gráfica”, reducido respecto al tamaño de la edición francesa. ¿A qué obedece ese interés?¿Por qué narices tanta obscecación por calzar realizadas en un formato en otro?¿Aun contando con la supervisión del autor, como en este caso, no resultará a la larga pernicioso para la consideración artística del Cómic y sus autores el primar el formato y los intereses de las editoriales por encima de las obras? ¿Ahora va a resultar que después de darle tantas vueltas al concepto "novela gráfica" simplemente va a resultar que se va a reducir todo a un formato libro? Son preguntas para las que no tengo respuesta pero me gustaría conocer vuestras opiniones. Eso sí, no dejéis de leer la fantástica entrevista a Pellejero aquí acerca de un tebeo que no pienso dejar de leer).
viernes, 4 de febrero de 2011
“Tabú”, de Rubén Pellejero y Jorge Zentner.
“Tabú” empieza planteado como un polar que evoca a Manchette o Malet en la presentación de los misteriosos asesinatos, aparentemente sin conexión, que están sucediendo por toda la ciudad con un único elemento común la aparición junto a las víctimas de una misteriosa cita del “Fausto” de Goethe que lleva al inspector encargado del caso a pensar que es el mismísimo diablo su autor. Un nuevo elemento entra en juego con la aparición de Maria, camarera del club Tabú, a quién la enigmática y sofisticada Princesa la ofrece devolverla su antigua vida de artista.
El misterio y la magia son los dos grandes elementos sobre los que Jorge Zentner asienta una historia de tramas paralelas que solo al final acaban congeniando en un discurso único por el que el argentino recibió el premio al Mejor Guión del Salón de Barcelona 2001. Si la historia parte de un planteamiento cercano al género negro francés en su costumbrismo y la aparición de una subtrama humorística referente a la vida sentimental del inspector encargado del caso, se ve enriquecida por la aparición de la trama mágica protagonizada por Maria y Princesa y la narración del pasado de aquella con lo que Zentner elabora un complejo artificio de tramas solapadas que recuerda a las babushkas rusas introduciendo historias dentro de la historia que se complementan y enriquecen sin que importe tanto la conclusión de la misma en su abrupto final siendo en este caso la historia una mera excusa para plantear la historia recordando en ocasiones a otro grande como Jorge Sampayo y sus obras con José Muñoz..
Todo el artificio planteado por Zentner no se sostendría sin la habilidad de un Rubén Pellejero que se muestra como un dominador absoluto de la mancha y el contraste entre blanco y negro. Si en las primeras páginas del álbum podemos pensar que estamos ante un prototardi pronto Pellejero obvia esa referencia para incidir en la fuerza evocadora de su dibujo para convertir a la ciudad y sus personajes en el fin del álbum y no sólo en meros actores de una historia que es una mera excusa para mostrar su habilidad. Pellejero da un curso del manejo de la élipsis para reforzar la irrealidad de la historia y utiliza de los tonos grises para introducir la narración del pasado de Maria. Cada viñeta de Pellejero supone una nueva invitación al lector para demorarse en el descubrimiento de un nuevo detalle, una nueva perspectiva, un desafío constante que enriquece enormemente la (re)lectura.
“Tabú” es una pequeña joyita del cómic patrio y no debería faltar en ninguna tebeoteca que se precie, una delicatessen para todos los públicos en la que demorarse.
miércoles, 19 de enero de 2011
El Cartel del 29 Salón de Barcelona made in Rubén Pellejero.
El cartel es bonito pero soso. Para ser obra de Rubén Pellejero me ha dejado un poco frío la verdad.
Aquí tenéis toda la información sobre el Salón actualizada.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Rubén Pellejero, innovando con causa.
martes, 13 de abril de 2010
“En carne viva”, de Frank Giroud, Florent Germaine y Rubén Pellejero.
En los últimos días de la Comuna de París, un joven oficial salva la vida de una pareja de revolucionarios ante el pelotón de ejecución. Un acontecimiento que marcará tanto la vida de los afectados como la de Tristán Paulin, un joven y talentoso pintor que durante la mayor parte de su vida padece una malformación que le impide hablar y le obliga a llevar la mitad inferior de su cara continuamente embozada. Paulin intenta abrirse camino como pintor en el París bohemio y artista mientras ayuda a sus padres carniceros y padece las consecuencias de su tara, sintiéndose siempre el centro de un secreto que se le escapa. Cuando sus padres aparecen brutalmente asesinados, Tristán irá tirando del hilo del insospechado secreto que le rodea, un secreto del que será víctima y cómplice y marcará toda su vida. Si quieren saber más, ya saben, a leer el tebeo.
“En carne viva” se encuadra dentro de “Sécrets”, el proyecto más ambicioso del guionista Frank Giroud, conocido básicamente en España por “El Decálogo”, en el que, colaborando en cada ciclo con distintos dibujantes, propone historias independientes entre sí cuyo único denominador común es la existencia de un secreto familiar. De las distintas historias que hasta el momento componen “Sécrets” seguramente esta es la más interesante y atractiva tanto por el momento y el lugar en que se encuadra la historia – el París de finales del XIX y principios del XX- como por la lograda caracterización de los personajes en una trama que atrapa al lector desde el primer momento.
Giroud y Germaine logran un justo equilibrio entre el folletín decimonónico a lo Sue y el relato constumbrista a lo Maupassant manteniendo al lector atrapado en la intriga de un secreto que no acaba de desvelarse definitivamente hasta el final del tebeo (a pesar de las pistas que los guionistas van sembrando a lo largo de la historia). En ese sentido, es de destacar que no hayan optado por enfocar la historia en la línea manida de venganzas que hubiera resultado probablemente más comercial y haya planteado un tratamiento más maduro, adulto y ambiguo de los distintos personajes.
Si el guión es destacable, no se queda para nada atrás la labor de un Rubén Pellejero que derrocha sabiduría en cada viñeta y muestra su enorme calidad narrativa y técnica en cada viñeta, reforzando una historia que en manos menos expertas no hubiera alcanzado este nivel de desarrollo. Pellejero aporta claridadpara no perderse en una historia de parentescos que se desarrolla a lo largo de ochenta años a través de una estructura compleja, dejando buena muestra de una excelente labor de documentación en el tratamiento de las localizaciones en las que se desarrolla la historia.
Pellejero logra dotar de una personalidad definida a los distintos personajes que campan por sus páginas algo especialmente complejo en el caso del protagonista, Tristán, que es reflejando constantemente medio embozado. A pesar de contar con esta dificultad, el dibujante logra reflejar a través de la mirada del personaje sus distintas reacciones midiendo hábilmente la incorporación del texto escrito a través del diario y las notas que Tristán utiliza para comunicarse más como un elemento narrativo que como medio para acabar de definir a un personaje muy logrado.
Pellejero, se muestra, como es ya habitual, como un experto en el manejo del color y la perspectiva como elementos narrativos sobre los que sustentar distintos momentos de la historia pero, además, sus acuarelas sobre todo en la reproducción de las pinturas de Tristán como en los fondos de las localizaciones exteriores se vuelve más impresionista quizás en lo que es un homenaje a ese movimiento pictórico. Además, Pellejero utiliza la composición de página como un medio más para reforzar y describir tanto las reacciones de los personajes como para reproducir la sensación de movimiento a través de elegantes recursos.
En definitiva, “En carne viva” es un álbum que nadie debería perderse en el que queda en evidencia la importancia de la labor del dibujante para conseguir que una historia pase de ser un mero entretenimiento a convertirse en toda una obra de arte plagada de recursos. Yo no me la perdería.
Aquí pueden visitar el blog que Pellejero ha abierto dedicado a esta obra.
lunes, 22 de marzo de 2010
Desvergonzado Pellejero.
R: Son muchas cosas. De entrada… es todo. Son parte de las 24 horas del día. A veces te vas pensando a la cama en la página que tienes a medio entintar. Nos ocurre a todos los que dibujamos. Son muchas cosas. No quiero hablar de lo que es la historieta en sí como medio de expresión. Para mí ha sido un arte con el cual he tenido la suerte de ganarme la vida, es un factor a tener en cuenta. Y pienso que hay que decirlo sin ninguna vergüenza, me gano la vida haciendo cómics. Que no sea un factor de menosprecio o vergüenza. Qué pasará cuando vayas a la Universidad o trabajes en algún sitio. Yo trabajo haciendo comics, al que no le guste pues lo siento. Este es un medio importante, en Francia y en el mercado francés esto lo tienen muy claro. Dibujante de comics es una profesión. Dentro de esta profesión hay muchos niveles. Hay el señor que dibuja y dibuja toda la vida lo mismo, hay comic alternativo… Pero todo es como una gran familia que va unida. Y en el público lo ves. Ves un aprecio, una naturalidad cuando se acercan al autor que dista mucho de ser el público que es ya de por sí fan del cómic. El público tiene muchos campos, por ejemplo, la mujer que está comprando en el mercado de al lado de un festival de cómic, se acerca a ver los cómics. Pienso que esto es lo bonito, lo interesante. Esta normalidad de que el cómic sea valorado como un arte. Como las demás artes.
(Extracto de una completa entrevista realizada a Rubén Pellejero en los I Encuentros de Cómic de Ávila celebrados en 2007 y publicada íntegra en EntreCómics. Pellejero es uno de los dibujantes españoles más interesantes y personales siendo toda su obra altamente recomendable y creo que tiene mucha razón en estas declaraciones. Muchas veces para que los demás valoren tu propio trabajo hay que reivindicarlo y no sentirse acomplejado, cosa que, al menos, en otros tiempos parecía que ocurría con los autores de cómics en España. La caricatura es de Paco Nájera).