LA COLECCIÓN DE FIERAS
¡Hola, raros!
Hoy os traemos una figura de tiranosaurio de la compañía alemana Schleich, que se caracteriza por el extremo realismo anatómico de todas sus líneas de animales. Schleich emplea datos oficiales sobre el peso, volumen, forma y textura de la piel de los animales para dar a sus figuras un aspecto y postura lo más realista posible.
Los materiales que emplean son de excelente calidad y las figuras se pintan a mano. La consecuencia de tanta precisión es un coste que no todo el mundo se puede permitir. Dentro del mundo de las figuras de plástico de animales, esta marca es el equivalente a artículos de lujo. Todas las figuras que tenemos de esta compañía son compras de mercadillo, porque en el mercadillo sus precios se igualan con el de las imitaciones chinas.
Ya hemos visto por aquí otras figuras de tiranosaurios, algunas muy bien hechas, pero la atención al detalle que tiene esta (en particular su cabeza) es excelente. La cabeza del tiranosaurio ya era de por si una obra maestra de brutalismo natural y funcionalidad evolutiva. Su forma triangular y maciza, con una base ancha que se estrechaba hacia el hocico, le confería una silueta imponente y adaptada para la caza. Los dientes, curvados y con bordes serrados con unos veinticinco centímetros de longitud en promedio, sobresalían incluso con la boca cerrada.
Esta dentadura estaba respaldada por una mandíbula de fuerza descomunal. Para ponerlo en perspectiva, la fuerza de mordida de un humano ronda los quinientos newtons. La de un león, cuatro mil quinientos. La de un hipopótamo es de ocho mil, y la del gran tiburón blanco, de dieciocho mil. Se calcula que la potencia de mordida de un tiranosaurio adulto superaba los sesenta mil newtons, suficiente para partir por la mitad de un solo bocado un coche moderno… además de al humano, el león, el hipopótamo y tal vez hasta el tiburón del ejemplo anterior.
Pero eso no es todo. La forma de cuña de su cabeza le permitía atacar con ella incluso si tenía la mandíbula ocupada transportando una presa. En caso de necesitarlo, podía simplemente golpear con el hocico con una potencia terrible, suficiente para derribar otros dinosaurios de su tamaño o más pequeños e incluso fracturarles las vértebras del cuello, más frágiles que otros huesos. Todo el cráneo era notable en realidad. Estaba compuesto por placas óseas densas, no lo bastante para soportar impactos repetitivos y atacar a cabezazos (a eso, un carnero común le gana) pero sí para proteger debidamente el cerebro.
Este cráneo estaba recubierto por una piel dura y escamosa en la que se formaban crestas y rugosidades endurecidas que cercaban los diminutos ojos para protegerlos de zarpazos y mordiscos.
Hay mucho debate ahora sobre si en realidad, antes de extinguirse, llegaron hasta el punto en que sus escamas evolucionaron en proto-plumas o incluso plumas, y ya hay algunas figuras que reflejan esto. Todavía no está claro si criaturas como los tiranosaurios llegaron a lucir vistosos y carnavalescos atuendos de plumas, pero si lo hicieron fue en la etapa más tardía de su existencia. El color de la piel, como siempre, es una suposición, y se les suele representar verdes o marrones porque son los colores más habituales entre los reptiles.
Y si estáis empezando a sospechar
que en realidad el mostraros esta figura ha sido una excusa para ponerme a
escribir algo sobre dinosaurios... tenéis razón. Hacia tiempo que no escribía nada
sobre dinosaurios, y soy de los que piensan que todo momento dedicado a
escribir, leer, pensar o jugar con dinosaurios es momento bien empleado. Confesado Aclarado esto, solo queda decir que la figura mide 14 cm de alto y 27 de longitud, y cuenta con un punto de articulación, la mandíbula.
Puedes ver más figuras de tiranosaurios pulsando aquí.
Tyranosaurius Rex. Schleich. Presentado suelto. Un punto de articulación. 2021.