Qué raro no saber nada, nunca estar seguro
de qué es cierto o acertado o real,
y verse obligado a puntualizar O eso creo,
o Bueno, eso parece:
seguro que alguien lo sabe.
Qué raro ignorar como van las cosas:
su talento para encontrar lo que necesitan,
su sentido de la forma, su puntual diseminación
de la semilla, y su voluntad para cambiar;
si, es raro,
incluso vestir ese conocimiento -pues nuestra carne
nos rodea con sus decisiones-
y sin embargo pasar toda la vida en imprecisiones,
pues cuando empezamos a morir
no tenemos ni idea de por qué.
Philip Larkin, Las bodas de Pentecostés
[trad. de Damián Alou]
domingo, 9 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario