[Se lo he robado a Bella, pero estoy segura de que no le importa]
jueves, 31 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
Reliquias
que me encuentro en casa de mi madre.

* Recuerdo que tuve una fase muy Nino ¿Rotiana? cuando descubrí a Fellini, y un LP de sus bandas sonoras que escuché muchísimo
** Esta vez busqué sin éxito otro hit de la discoteca familiar setentera (que debe de ser el origen de mi afición por la chanson): La dramática Viens, viens, de Marie Laforet.
** Esta vez busqué sin éxito otro hit de la discoteca familiar setentera (que debe de ser el origen de mi afición por la chanson): La dramática Viens, viens, de Marie Laforet.
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Vir
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20:45
lunes, 28 de marzo de 2011
Un buen trabajo
algunos trabajos te gustan,
te inspiran un sentimiento
limpio y amable,
como el de
descargar
furgones de
pescado congelado.
el pescado llegaba embalado
en cajas con forma de ataúd
maravillosamente
pesado y tan tieso
que casi
no se podía doblar.
y llevabas manoplas gruesas
y un garfio
con el que enganchabas
aquellas malditas cosas,
las sacabas
arrastrándolas por
el suelo y las cargabas en el
camión
que estaba esperando.
y, cosa rara, no
teníamos capataz.
nos dejaban
solos,
sabían que haríamos
el trabajo.
siempre
enviábamos a algún
compañero a buscar más
botellas de
vino.
en los furgones,
muy resbaladizos,
hacía frío.
sacábamos aquellos pescados helados,
bebíamos vino
y el mal rollo
desaparecía.
estallaba
alguna pelea
pero nada realmente
violento.
yo era el que ponía
paz.
"¡venga, dejad
esa mierda!
¡vamos a sacar
este pescado de
aquí!
¡sí!"
luego nos
poníamos a reír
y a decir burradas
otra vez.
según avanzaba la tarde
nos íbamos quedando callados.
el pescado parecía
pesar más por
momentos.
nos dábamos golpes en las espinillas
y en las
rodillas
y el vino
caía pesadamente
en el
estómago.
la última
caja
la sacabas
de allí
por
cojones.
y al fichar de
salida
te pesaba
hasta la
ficha.
y luego montabas
en tu viejo coche
y volvías a
casa,
a la mujer que vivía contigo,
con la duda de
si te esperaba
un rato agradable
o
un infierno.
pero pensar
en el pescado congelado
con el que habías
estado trabajando
resultaba agradable y
tranquilizador.
y lo tenías que volver a
hacer:
enganchar y empujar
la madera.
caía la noche
y encendías
los faros del
coche
y, en aquel
instante,
el mundo estaba
bien.
Charles Bukowski, Poemas de la última noche de la Tierra
te inspiran un sentimiento
limpio y amable,
como el de
descargar
furgones de
pescado congelado.
el pescado llegaba embalado
en cajas con forma de ataúd
maravillosamente
pesado y tan tieso
que casi
no se podía doblar.
y llevabas manoplas gruesas
y un garfio
con el que enganchabas
aquellas malditas cosas,
las sacabas
arrastrándolas por
el suelo y las cargabas en el
camión
que estaba esperando.
y, cosa rara, no
teníamos capataz.
nos dejaban
solos,
sabían que haríamos
el trabajo.
siempre
enviábamos a algún
compañero a buscar más
botellas de
vino.
en los furgones,
muy resbaladizos,
hacía frío.
sacábamos aquellos pescados helados,
bebíamos vino
y el mal rollo
desaparecía.
estallaba
alguna pelea
pero nada realmente
violento.
yo era el que ponía
paz.
"¡venga, dejad
esa mierda!
¡vamos a sacar
este pescado de
aquí!
¡sí!"
luego nos
poníamos a reír
y a decir burradas
otra vez.
según avanzaba la tarde
nos íbamos quedando callados.
el pescado parecía
pesar más por
momentos.
nos dábamos golpes en las espinillas
y en las
rodillas
y el vino
caía pesadamente
en el
estómago.
la última
caja
la sacabas
de allí
por
cojones.
y al fichar de
salida
te pesaba
hasta la
ficha.
y luego montabas
en tu viejo coche
y volvías a
casa,
a la mujer que vivía contigo,
con la duda de
si te esperaba
un rato agradable
o
un infierno.
pero pensar
en el pescado congelado
con el que habías
estado trabajando
resultaba agradable y
tranquilizador.
y lo tenías que volver a
hacer:
enganchar y empujar
la madera.
caía la noche
y encendías
los faros del
coche
y, en aquel
instante,
el mundo estaba
bien.
Charles Bukowski, Poemas de la última noche de la Tierra
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21:53
domingo, 27 de marzo de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
Los Beatles
No sé por qué casi nunca escucho a los Beatles, con lo buenos que son y con lo que me gustan.
Recuerdo cuando en los 70 veía en la tele esas escenas de histerismo en los conciertos de los Beatles... yo no entendía muy bien por qué chillaban todas aquellas chicas, pero me daban envidia, intuía que allí era donde estaba la fiesta. Sin embargo tuve que esperar bastante para ir a mi primer concierto pop, que fue bien distinto. Creo recordar que días más tarde hubo otro concierto de Mike Oldfield (eran los tiempos de Moonlight shadow), pero A. y yo, que teníamos como 15 años, ya nos hacíamos las interesantes diciendo que nos parecía "demasiado comercial" (me da la risa). En realidad se trataba de que nuestra economía sólo nos daba para comprarnos el single, que todavía anda por casa.
* Por cierto, en este video los Beatles versionean una canción de Little Willie John.
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20:13
martes, 22 de marzo de 2011
Ordenar
Mi problema con las clasificaciones es que no son duraderas; apenas pongo orden, dicho orden caduca. Como todo el mundo, supongo, tengo a veces un frenesí del ordenamiento; la abundancia de cosas para ordenar, la casi imposibilidad de distribuirlas según criterios verdaderamente satisfactorios, hacen que a veces no termine nunca, que me conforme con ordenamientos provisorios y precarios, apenas más eficaces que la anarquía inicial.
El resultado de todo ello desemboca en categorías realmente extrañas, por ejemplo, una carpeta llena de papeles varios con la inscripción "PARA CLASIFICAR"; o bien una gaveta etiquetada "URGENTE 1" que no contiene nada (en la gaveta "URGENTE 2" hay unas viejas fotografías, en la gaveta "URGENTE 3", cuadernos nuevos).
En síntesis, me las arreglo.
Georges Perec, Pensar, clasificar
El resultado de todo ello desemboca en categorías realmente extrañas, por ejemplo, una carpeta llena de papeles varios con la inscripción "PARA CLASIFICAR"; o bien una gaveta etiquetada "URGENTE 1" que no contiene nada (en la gaveta "URGENTE 2" hay unas viejas fotografías, en la gaveta "URGENTE 3", cuadernos nuevos).
En síntesis, me las arreglo.
Georges Perec, Pensar, clasificar
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19:09
lunes, 21 de marzo de 2011
Larkin insomne (también)
XVI
A la una la botella está vacía
a las dos el libro al fin cerrado,
a las tres los amantes ya duermen
dándose la espalda
terminados el amor y su comercio,
y ahora las luminosas manecillas
indican que son más de las cuatro,
esa hora de la noche en la que los vientos errantes
agitan la oscuridad.
Y estoy harto de este insomnio,
tanto que casi puedo creerme
que el silencioso río que sale a chorros de la cueva,
no es poderoso ni profundo,
tan solo una imagen, una metáfora forzada.
Me acuesto y espero a que llegue la mañana, y con ella los pájaros,
y los primeros pasos que bajan por la calle sin barrer,
y las voces de muchachas protegidas con bufandas.
Philip Larkin, El barco del Norte
A la una la botella está vacía
a las dos el libro al fin cerrado,
a las tres los amantes ya duermen
dándose la espalda
terminados el amor y su comercio,
y ahora las luminosas manecillas
indican que son más de las cuatro,
esa hora de la noche en la que los vientos errantes
agitan la oscuridad.
Y estoy harto de este insomnio,
tanto que casi puedo creerme
que el silencioso río que sale a chorros de la cueva,
no es poderoso ni profundo,
tan solo una imagen, una metáfora forzada.
Me acuesto y espero a que llegue la mañana, y con ella los pájaros,
y los primeros pasos que bajan por la calle sin barrer,
y las voces de muchachas protegidas con bufandas.
Philip Larkin, El barco del Norte
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22:58
domingo, 20 de marzo de 2011
Insomnio y pan
Desde que hago pan, mis insomnios no son tan improductivos (pero estoy muy cansada). Os dejo con mi pan de ayer, y con ese otro "pain quotidien" que son las cancioncillas que me encuentro por ahí.
Como siempre, la encontré aquí.
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9:18
sábado, 19 de marzo de 2011
Buscando la luz de l'Afrique
en cualquier parte. Incluso en unos árboles burgaleses al atardecer.

(Siempre que escucho esta canción me acuerdo de Daniel y de nuestras charlas de madrugada)
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10:59
viernes, 18 de marzo de 2011
Dans Ce Monde Trouble
Que vais-je dire?
Que vais-je faire,
Où allons nous dans ce monde troublé?
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23:59
jueves, 17 de marzo de 2011
Knut, Gopal
Hace unos meses, en uno de mis ataques periódicos de desapego, me deshice de bastantes objetos de mi infancia. Algunos los tiré o regalé, otros los vendí a coleccionistas. Pero hay objetos que se van librando de las quemas sucesivas, entre ellos algunos libros.
En alguna ocasión he contado cuánto me gustaban los libros de Richard Scarry cuando aprendí a leer, y es cierto. Pero hay otra colección que tuvimos en casa, de la editorial Fher (¿alguien se acuerda?), que es para mí una auténtica máquina del tiempo. Son las historias de Djafar, Gopal y Knut, tres niños reales de países entonces remotos para mí.
En alguna ocasión he contado cuánto me gustaban los libros de Richard Scarry cuando aprendí a leer, y es cierto. Pero hay otra colección que tuvimos en casa, de la editorial Fher (¿alguien se acuerda?), que es para mí una auténtica máquina del tiempo. Son las historias de Djafar, Gopal y Knut, tres niños reales de países entonces remotos para mí.
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20:44
miércoles, 16 de marzo de 2011
La piscina de Fresnes
Cuando las observo, las figuras que están quietas o moviéndose en la piscina de Fresnes son tan difusas como las figuras quietas y en movimiento de Giacometti en una de las fotos de Marc.
Un hombre joven y alto enjabona bajo la ducha sus largas piernas. Una mujer madura se agarra al borde y mira atentamente el agua que le llega hasta la clavícula, como si fuera un libro que está leyendo. Un hombre de mi edad nada en estilo crol lentamente hacia su pasado. Una adolescente de once años camina por el borde de la piscina gozando del tesoro de sus caderas.
No hay cabida para el sexo aquí, el lugar no lo permite. Es un sitio con mucho deseo, gran cantidad de deseos, pero el sexo está de más.
Imagino al hombre joven, la mujer corpulenta, el septuagenario, la adolescente de once años que acabo de describir, volviendo a sus vidas privadas, reconocidos, recibidos por alguien con quien comparten la intimidad.
Esa belleza.
John Berger & Marc Triver, Esa belleza
Un hombre joven y alto enjabona bajo la ducha sus largas piernas. Una mujer madura se agarra al borde y mira atentamente el agua que le llega hasta la clavícula, como si fuera un libro que está leyendo. Un hombre de mi edad nada en estilo crol lentamente hacia su pasado. Una adolescente de once años camina por el borde de la piscina gozando del tesoro de sus caderas.
No hay cabida para el sexo aquí, el lugar no lo permite. Es un sitio con mucho deseo, gran cantidad de deseos, pero el sexo está de más.
Imagino al hombre joven, la mujer corpulenta, el septuagenario, la adolescente de once años que acabo de describir, volviendo a sus vidas privadas, reconocidos, recibidos por alguien con quien comparten la intimidad.
Esa belleza.
John Berger & Marc Triver, Esa belleza
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21:56
lunes, 14 de marzo de 2011
Soul monday
escuchando a Irma Thomas, la reina del soul de New Orleans. Probablemente la conocerás por aquella famosa canción, Breakaway (¿o es que nunca has escuchado Flor de Pasión?)
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18:44
domingo, 13 de marzo de 2011
viernes, 11 de marzo de 2011
Maladie d'amour
según Woody Allen
según Henri Salvador
¿Con cuál te quedas?
según Henri Salvador
¿Con cuál te quedas?
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Vir
a las
18:54
jueves, 10 de marzo de 2011
Encuentro
Estuvimos paseando a través de los campos
en un vagón al amanecer.
Una herida rosa roja en la oscuridad.
Y de pronto una liebre atravesó la carretera.
Uno de nosotros la señaló con la mano.
Eso fue hace tiempos. Hoy ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre, ni el hombre que hizo el ademán.
Oh, amor mío, dónde están ellos, a dónde han ido?
El destello de una mano, la línea de un movimiento,
el susurro de los guijarros.
Pregunto no con tristeza, sino con asombro.
Czeslaw Milosz
Versión de Rafael Díaz Borbón
[Para Ramón, cuya ausencia todavía me asombra]
en un vagón al amanecer.
Una herida rosa roja en la oscuridad.
Y de pronto una liebre atravesó la carretera.
Uno de nosotros la señaló con la mano.
Eso fue hace tiempos. Hoy ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre, ni el hombre que hizo el ademán.
Oh, amor mío, dónde están ellos, a dónde han ido?
El destello de una mano, la línea de un movimiento,
el susurro de los guijarros.
Pregunto no con tristeza, sino con asombro.
Czeslaw Milosz
Versión de Rafael Díaz Borbón
[Para Ramón, cuya ausencia todavía me asombra]
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21:54
martes, 8 de marzo de 2011
Rutinas matutinas
Espiar las rutinas matutinas de Midori, Cristina, Jan, Melanie, Asia y Stefan, Ada y Magda, fotografiadas por Nanako Koyama, me gustó y me recordó que un día, cuando sea mayor, quiero desayunar en una cocina con ventana y luz natural. Tampoco es pedir tanto...
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19:50
lunes, 7 de marzo de 2011
Peliculera
Tiene mérito ponerse peliculera un lunes, pero esta tarde Bilbao me parecía bastante parisino.
(Parisino como de barrio bien, of course; estas cosas no se veían en mi querido 20ème)





Después de cruzar el puente me he dirigido al recién inaugurado Institut Français, para curiosear. No sé si meterme otra vez en el lío, tengo todo tan olvidado...
(Parisino como de barrio bien, of course; estas cosas no se veían en mi querido 20ème)
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a las
19:26
domingo, 6 de marzo de 2011
Michael Eastman - Cuba
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11:08
sábado, 5 de marzo de 2011
miércoles, 2 de marzo de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
Autorretrato no exento de dudas
A mediodía te colma el entusiasmo,
por la tarde te falta valor
para mirar la hoja escrita.
Siempre demasiado o demasiado poco,
como en esos escritores
que más de una vez te irritan:
unos tan modestos, minimalistas
y poco instruidos
que dan ganas de gritar:
¡eh!, ¡amigo!, coraje,
la vida es bella,
el mundo, rico e histórico.
Otros, vanidosos, dándose importancia
con una increíble erudición:
señores míos, también vais a morir,
les dices (en pensamientos).
El territorio de la verdad
es claramente pequeño, estrecho
como una senda en un precipicio.
¿Puedes sostenerte
en ella?
Tal vez ya la has abandonado.
¿Oyes la risa
o la trompeta del Apocalipsis?
Tal vez una y otra,
la disonancia, un extraño chirrido:
el cuchillo que se desliza
por el vidrio y silba con alegría.
Adam Zagajewski, Antenas
por la tarde te falta valor
para mirar la hoja escrita.
Siempre demasiado o demasiado poco,
como en esos escritores
que más de una vez te irritan:
unos tan modestos, minimalistas
y poco instruidos
que dan ganas de gritar:
¡eh!, ¡amigo!, coraje,
la vida es bella,
el mundo, rico e histórico.
Otros, vanidosos, dándose importancia
con una increíble erudición:
señores míos, también vais a morir,
les dices (en pensamientos).
El territorio de la verdad
es claramente pequeño, estrecho
como una senda en un precipicio.
¿Puedes sostenerte
en ella?
Tal vez ya la has abandonado.
¿Oyes la risa
o la trompeta del Apocalipsis?
Tal vez una y otra,
la disonancia, un extraño chirrido:
el cuchillo que se desliza
por el vidrio y silba con alegría.
Adam Zagajewski, Antenas
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