La calle está imposible, y yo tengo menos ganas que nunca de hacer compras. Sin embargo, me gusta mucho callejear los días de labor, cuando soy de las pocas privilegiadas que aún estoy de vacaciones. Hoy además, T. me ha invitado a comer en el Gorbea, un restaurante relativamente nuevo que suelo mirar de reojo y con desconfianza (demasiado diseño). Y yo, que creía que nunca más iba a tener hambre, me he comido un bacalao al pil pil como una campeona. (Estaba bueno).
Entre el vino, el bacalao y lo demás, he abandonado definitivamente mis deberes como reina maga y me he venido a casa huyendo de la multitud.
En casa, por fin he probado el té negro (siyah çay) del Mar Negro que compré en Estambul. La banda sonora para la ocasión, sin embargo, me ha llevado al Mississippi.
Entre el vino, el bacalao y lo demás, he abandonado definitivamente mis deberes como reina maga y me he venido a casa huyendo de la multitud.
En casa, por fin he probado el té negro (siyah çay) del Mar Negro que compré en Estambul. La banda sonora para la ocasión, sin embargo, me ha llevado al Mississippi.
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