Mostrando entradas con la etiqueta se deja leer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta se deja leer. Mostrar todas las entradas

miércoles, 22 de octubre de 2025

VV.AA.: Bolsilibros Yeray 06

Idioma original: Español
Año de publicación: 2023
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

La sexta entrega de la colección de bolsilibros de Yeray Ediciones está centrada, al igual que la segunda, en el género de terror. Su nivel medio me ha parecido inferior al de su predecesora; aun así, las dos novelas cortas y el relato que agrupa dan lo que prometen (es decir, literatura popular tan simple y modesta como disfrutable).

Grimorio, de Carlos Díaz Maroto, sigue los pasos de Cristina Echevarría, la dueña de una librería de viejo que se topa con un volumen que alberga conocimientos prohibidos. En general, su argumento fluye e incluso toma derroteros que, sin ser excesivamente creativos, resultan interesantes. Por otra parte, la evolución de su protagonista, aunque hubiera podido plasmarse de manera más orgánica, resulta creíble. Y dos de sus escenas son bastante divertidas (desde el punto de vista de un lector amante de la casquería, claro).

El ladrón de novelas, de Cameron Crane, describe la lucha entre un escritor y un compañero de profesión que se dedica a plagiar a otros mediante un artefacto hebreo nutrido con alquimia. Esta historia debe ser abordada como la alocada aventura "pulp" sin grandes pretensiones que es. De otro modo, pueden chirriarnos algunas de sus decisiones (el estilo un tanto pedante, teniendo en cuenta lo que está narrando, o determinadas justificaciones argumentales, que a mí me rompieron la inmersión por rocambolescas o innecesarias).

"El secreto de Angus Wheeler", de Miguel Ángel Naharro, trata sobre cómo el nuevo vigilante de un cementerio descubre la existencia de los gules. Fuertemente inspirado por H. P. Lovecraft, no aporta nada a la mitología concebida por este escritor, pero tiene algún pasaje grotesco que hará las delicias a los incondicionales del Soñador de Providence.

Por todo lo dicho, la sexta entrega de la colección Bolsilibros Yeray mantiene el loable afán de resucitar el formato bolsilibro y reivindicar la literatura popular. Lamentablemente no alcanza, al menos a mi juicio, el nivel de la segunda, la cual, pese a las limitaciones y humildad intrínsecas de esta clase de apuestas editoriales, contenía textos que exhibían mayor solvencia y arriesgaban un pelín más. 

lunes, 13 de octubre de 2025

2x1: Strange Houses y Strange Pictures de Uketsu

Idioma original: japonés

Título original: 変な家 (Henna ie)

Año de publicación: 2021

Traducción: Sandra Ruiz Morilla

Valoración: Se deja leer (a duras penas)

¿Conoce alguien a un famoso youtuber que esconde su identidad tras una sudadera negra y una máscara blanca? No, no me refiero al soplagaitas aquél que se hace o hacía llamar Un Tío Blanco Hetero (a decir verdad, no sé si aún sigue con sus patochadas sacando vídeos), sino a un "creador de contenido" japonés conocido por Uketsu, de quien no se sabe la identidad y que se dedica a contar historias de misterio, con un toque weird e incluso de terror (bueno, ya os adelante que tampoco mucho). Por lo visto su video más visto en internet fue uno (este) sobre una casa cuyo extraño plano le movía a hacer ciertas indagaciones que desvelaban el terrible secreto que ocultaba. Como buen youtuber, adalid de los medios digitales, Uketsu enseguida escribió un libro -así, a la antigua, de papel con sus tapitas, etc.-, Strange Houses, que es uno de los que se reseñan hoy en este blog y cuyo éxito llevó luego a que se hiciese una no menos exitosa película en Japón. Movido por la curiosidad ante esta supuesto hit del terror psicológico, según diversos y entusiasmados medios que reflejaron su publicación en España, este mismo año (quiero pensar que de forma desinteresada y profesional) y movido por mi vocación de servicio a los seguidores y seguidoras de este vuestro blog que confían en nosotros para una prescripción acertada de lecturas, me puse a ello y le dedique al libro unas cuantas horas de mi vida que no recuperaré jamás...

Os resumo brevemente: el narrador -se supone que es el propio Uketsu- recibe la petición de consejo por parte de un amigo que está pensando en comprar cierta casa, pero hay algo que le parece raro. El narrador, a su vez, pide ayuda a un tercer amigo, que es arquitecto y, por lo que se ve, el más espabilado de los tres. Bueno, espabilado y fantasioso, porque a partir del análisis del plano de la casa saca unas deducciones totalmente gratuitas sobre circunstancias y sucesos luctuosos que pueden haber sucedido allí. Pero fijaos que ojo tiene el tipo, de nombre Kurihara -y que también aparece en la segunda novela que reseño hoy-, que en cuanto se le ocurre una hipótesis, por disparatada que sea, ésta pasa a ser automáticamente cierta, sin que nadie plantee posibilidades alternativas ni se intente comprobar por medio de algún tipo de pruebas... el método hipotético-deductivo más riguroso, vaya. es decir, más riguroso para programas tipo Cuarto Milenio, donde si sale un locatis diciendo que los chemtrails se deben a que nos fumigan con nanobots desde aviones o que la Tierra es plana y si te arrimas mucho al borde te caes, se da por buena la teoría y santas pascuas. Pues aquí lo mismo... Para que luego el asunto acabe siendo un culebrón familiar truculento, desestimando la novela, por desgracia, algunas posibilidades más inquietantes pero también más interesantes que parecían plantearse al principio. Una lástima, aunque ya os lo digo: eso no es lo peor...

Lo peor es que el libro parece haber sido escrito por y para lectores retr... bisoños. pero que muy bisoños... (es de suponer que el público mayoritario del canal de YouTube de Uketsu sean adolescentes, pero, coño, los adolescentes no tienen por qué ser tontos del culo y menos aún los que leen). Está escrito con una prosa supersencillita -los diálogos, incluso como si se tratara del guion de una película u obra de teatro-, sin el menor intento de utilizar recursos literarios que no sean los más básicos, una repetición constante de ideas (como en los programas de true crime, para entendernos, de los que supongo que Uketsu también tiene bastante influencia) y con muchas, muchas ilustraciones de los planos de las casas de las que se habla y que se supone ocultan la clave de un terrible secreto (terrible y totalmente inverosímil, os adelanto), con todo lo que se cuenta en el texto bien señaladito no sea que los lectores y lectoras, más acostumbrados, supongo, al lenguaje audiovisual, se pierdan con tanta palabrería... La ventaja de esta poca exigencia es que la novela se lee bastante rápido y el bochorno (quizás exagero; digamos la incomodidad) dura poco.

En fin, que si buscáis una historia de misterio con su punto de horror que os vuele la cabeza o incluso una novelilla de crímenes para pasar el rato... hacedlo en otro sitio, hacedme caso, porque con este libro vais a perder, si no el dinero (yo lo he sacado de la biblio, qué os creíais), al menos seguro que el tiempo...

Nota casi final: al parecer, hay una continuación o ampliación de este libro, aún no traducido al español (por fortuna), con once planos, nada menos, de strange houses de éstas... Vamos, no lo toco ni con un palo.


               Idioma original: japonés

               Título original: 変な絵 (Henna e)

               Año de publicación: 2022

               Traducción: Sandra Ruiz Morilla

               Valoración: Un poco mejor que el otro


Pues entonces, os preguntaréis y no sin razón: ¿a qué viene que hayas leído también Strange Pictures, la segunda novela del tal Uketsu? Os debo una explicación y esa explicación que os debo os la voy a dar... Debido a tres motivos fundamentales, a saber:

    1. Que soy más bueno que las pesetas y pensé que el amigo Uketsu, que parece buen chaval detrás de su máscara de asesino de slasher, merecía que le diera otra oportunidad, a ver si había mejorado como escritor.
    2. Que soy más bueno que el arroz con leche y pensé que los lectores/as de este blog merecen que haga el sacrificio de leer libros de dudosa calidad para poder advertirles de qué deben mantenerse alejados/as, por su bien.
    3. Que soy más bueno que... vale, que también lo había sacado de la biblioteca y ya, total, de perdidos al río... Así que me puse a leer esta otra novela perpetrada por el mismo youtuber misterioso, etc. y, mira por dónde, resulta que no está tan mal. O, en todo caso, está mejor que la anterior (tampoco era difícil). Parece que Uketsu habrá asistido a las clases de algún taller literario (o contratado un ghostwriter más competente) porque el resultado, sin ser tampoco para dedicarle una mascletà fallera, se lee con bastante más interés y hasta agrado que en el caso anterior.
En esta ocasión la cosa no va de hacer deducciones peregrinas a partir de planos de casas con truco, sino de hacer deducciones peregrinas a partir de dibujos que ha realizado alguno de los personajes de la novela. Entiéndaseme: las deducciones son igual de gratuitas y traídas por los pelos, por más que alguna de ellas pretenda basarse en las teorías psicológicas al respecto, pero aceptada la premisa de que Uketsu no se come mucho el tarro deductivo y menos aún busca una verosimilitud (que sus seguidores, además, seguro que ya le han otorgado de entrada), al menos ha sido capaz de componer una trama igualmente truculenta que en la novela anterior pero más creíble, aunque sea un tanto propia de película de sobremesa dominguera de Antena 3. Pero se le puede perdonar porque no da tanta vergüenza ajena como en Strange Houses. además, la estructura de la narración tiene cierto interés: en principio la novela está compuesta de cuatro capítulos  que parecen corresponder a relatos independientes unos de otros; a partir de un momento de la verdad, aunque determinado, sin embargo, queda claro que son cuatro partes o vertientes de la misma historia y componen en conjunto una novela de crímenes, drama(s) familiar(es) mediante... de esta forma, se logra mantener la atención del lector sin necesidad de cliffhangers forzados ni demás trucos bestselleros. La cosa no le sale mal del todo, a decir verdad.

Por lo demás, ya digo que el estilo literario ha mejorado bastante con respecto a la novela anterior y sin denotar una prosa preciosista, sino simplemente eficaz, se lee con bastante más alivio por ahorrarnos la spanish shame. Los personajes están más trabajados (tampoco era difícil), incluso con cierta profundidad psicológica, en algún caso. La trama detectivesca tiene también interés, aunque las pistas a través de los dibujos -también repetidos a lo largo del libro una y otra vez, con diagramas explicativos, además, para que nadie se pierda- están bastante traídas por los pelos, pero, en fin, también lo estaban las de las novelas de Sherlock Holmes. Aunque el maestro de Uketsu en esto de la novela policiaca es su compatriota Edogawa Rampo... y por lo que he leído en las reseñas del compañero Oriol, se nota.

En todo caso, mi consejo está claro: si alguien está interesado/a en leer alguna cosa de este autor que se esconde en las sombras interneteras, mejor decidirse por la novela de los dibujitos que por la de las casas (ya puestos, ¿por qué los títulos de la edición española son en inglés, si en el original están en japonés? Mí no entender...). O pasad directamente a su canal de YouTube, que, como también es en japonés, no os enteraréis de mucho (bueno, nuestro Alain sí) e igual hasta salís ganando...

viernes, 10 de octubre de 2025

Roberto Moso: Puto boomer

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2024

Valoración: Se deja leer


Roberto Moso, periodista, es más conocido (a nivel País Vasco, fuera de ahí casi nada) por haber sido el creador y frontman del grupo Zarama, uno de los precursores del llamado Rock Radikal vasco, aunque su música en realidad apenas podría calificarse como power pop. Pero en su momento tuvieron un cierto tirón entre los jóvenes que valoraban sonidos de cierta potencia interpretados en lengua vernácula, porque a decir verdad en ese terreno tampoco había mucho donde elegir. Sobre aquella aventura ya escribió en su día Moso un libro (Flores en la basura, 2004), y ahora se descuelga con este Puto boomer en el que se supone que nos hablará también de su trayectoria desde aquellos tiempos heroicos, su experiencia posterior o su perspectiva de pureta que ya ha rebasado con generosidad los sesenta. 

Cuando algo se desplaza de lo que es una autobiografía hacia ese tipo de literatura nostálgica que quiere ser simpática, con un punto humorístico y otro tanto de melancólico, un poquito autoreivindicativa y con un barniz crítico pero condescendiente, cuando eso ocurre, digo, leer es como caminar sobre la arena ardiente hasta que consigues salir de la playa: te vas a quemar seguro. Quienes hemos tenido la pésima idea de leer Yo fui a E.G.B. sabemos a lo que uno se expone, recuerdos y más recuerdos con una lagrimilla asomando, que se intenta disimular (o hacer más patente, según) al envolverlos en una sonrisa complaciente. Las cenas de Navidad con los abuelos, marcas comerciales de la época, juegos en el descampado, el transistor con funda, y todo eso que nos puede venir a la cabeza.

En el caso de Roberto, dado el momento y el entorno, aparte del mundo edulcorado de la infancia tiene su espacio algo del clásico repertorio urbano (los bares y los colegas, la heroína solo un pelín) y del específicamente vasco (las manifas, policía irrumpiendo en conciertos, detenciones). Como el libro no lleva un desarrollo cronológico del todo lineal, estas cuestiones, aunque tratadas con el mismo tono amistoso, sirven al menos de asidero para mantener el libro abierto. Hay también algunos pasajes de cierto interés en el campo musical, tanto respecto de Zarama como de algunos otros grupos locales de la época (RIP y Eskorbuto, claro está), y en relación a algunos de los favoritos del autor (Ramones, Lou Reed…) 

Esto, junto con algún otro apartado con algo más de entidad (la mili y el suicidio de un recluta, lo más destacable), a duras penas consigue evitar la decepción total, porque se hace difícil mantener el tipo con el tono blandito y un poco bienqueda que utiliza Moso, aunque a veces diga follar, como pasando de puntillas o ignorando del todo los asuntos más espinosos (el azote de la droga, que seguramente conoció bien en su entorno, el fanatismo político que igualmente debió ver a su alrededor, el paro galopante, la desindustrialización y la falta de oportunidades)

Los equilibrios no son generalmente fáciles. Hay quien cuenta su vida y lo hace bien, y es interesante o puede llegar a serlo. Pero hay también quien vomita autobiografías para vengarse de otros, y hay quien lo hace solo para vender. En el mundo de la música el género está especialmente maltratado, tal vez porque no abunda el talento literario, o porque las intenciones son casi siempre espurias. No creo que Roberto Moso haya tenido malas intenciones, simplemente ha querido contar cosas que quizá le son muy queridas o le parecen interesantes, y ha buscado ese equilibrio entre lo informativo, lo trascendente y lo simpático. No creo que se pueda decir que lo ha encontrado, aunque como casi siempre algo podremos encontrar entre sus páginas… poquito.


sábado, 27 de septiembre de 2025

Ralph Barby: Alguien pintó el mal

Idioma original: Español
Año de publicación: 1981
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Alguien pintó el mal es el bolsilibro número 425 de la mítica Selección Terror de Bruguera. Lo escribió Ralph Barby (pseudónimo de Rafael Barberán Domínguez), prolífico autor de literatura popular que tiene en su haber la friolera de un millar de obras de todo tipo de géneros.

El argumento de Alguien pintó el mal es el siguiente: el ya jubilado juez Cunning se lleva clandestinamente a Dorothy Ambross, una médium internada en un manicomio, al único caserón situado en una pequeña isla rodeada de un río. El juez quiere emplear los poderes de Ambross, así como la magia que permea el lugar, para contactar con Natalie Norton, una mujer que fue asesinada hace dos años. Laura Berner, la enfermera que cuida a Ambross, y Aldo Wassermann, sobrino de la propietaria del caserón, asisten a la sesión de espiritismo oficiada por Cunning. Pronto se preguntan si lo sobrenatural existe realmente y si el juez no está dispuesto a todo con tal de conseguir su objetivo.

Si bien Alguien pintó el mal es una novela corta simple e incluso algo rudimentaria, cumple holgadamente su cometido (es decir, entretener) e incluso funciona sorprendentemente bien, al menos para los estándares de los bolsilibros. A fin de cuentas, te mantiene enganchado a lo largo de sus 96 páginas, su nivel de planificación es razonablemente alto y logra erigir un par de escenas particularmente siniestras. 

Por supuesto, Alguien pintó el mal hubiera podido pulirse, ya que presenta erratas, una prosa pedestre, clichés del género, personajes y escenarios superficialmente descritos, un final precipitado (aunque no necesariamente anticlimático) y un morbo y erotismo que pecan de ingenuos para lectores contemporáneos. No obstante, todas estas carencias son fácilmente perdonables en una ficción sin pretensiones, cuyo autor escribía libros sin descanso. Incluso le dan ese simpático toque casposillo y cutre al conjunto, propio de libros de terror "pulp", que los fanáticos tanto apreciamos.

sábado, 30 de agosto de 2025

Aristófanes: Las aves

Idioma original: griego clásico

Título originalὌρνιθες (Ornithes) 

Año de publicación (representación): 414 a.C.

Valoración: Se deja leer 


Creo que alguna vez he llegado a decir aquí que leer a los clásicos griegos no es en absoluto tan intimidante como la gente cree. De hecho, aunque algunos textos resulten a veces no muy digeribles, hay otros, en mi opinión la mayoría y sobre todo los de los grandes dramaturgos, llenos de vivacidad, relatos épicos, tragedias brutales, historias eternas y a veces cuajadas de humor, que pueden leerse sin la menor dificultad y resultan muy gratificantes. Esto es así muchas veces, pero llegados a este punto hay que reconocer que no siempre.

Aristófanes, autor sobre todo de comedias, propone en Las aves una cosa bastante loca: un par de personajes, Pistetero y Evélpides, consiguen entrar en contacto con Tereo, un rey que de alguna manera fue transformado en una abubilla y en su nueva condición parece que ejerce cierto ascendiente sobre el mundo de las aves. Los recién llegados huyen de Atenas, donde es posible que estuviesen envueltos en algún pleito, e intentan convencer a la abubilla para que las aves creen una ciudad en los cielos desde la cual gobiernen el mundo, desbancando a los dioses del Olimpo. Todo esto, claro está, entre un despliegue de retórica disparatada, disfraces y algunas situaciones más o menos cómicas.

Tras haber logrado estos individuos en parte su objetivo, se desarrollan las escenas más divertidas cuando una serie de personajes van apareciendo en escena intentando apuntarse a lo que consideran el nuevo poder emergente. Poetas, negociantes y matemáticos se arriman a lo que consideran caballo ganador, siendo despachados sin contemplaciones por los nuevos dirigentes. También se aproximarán varios dioses con intención de conocer la situación, e incluso de negociar. El nuevo orden, aunque todavía embrionario, tiene un buen número de personajes arrodillados para hacerse hueco, una estampa que igual nos es un poco familiar en los tiempos actuales.

La cosa es tan chusca que por momentos se siente uno sumergido en el ambiente de algunas obras teatrales deudoras del surrealismo o de la literatura del absurdo, de manera que si estuviéramos leyendo algo del siglo XX nos pondríamos quizá a buscarle significados, mensajes encriptados o estereotipos bajo el disfraz. En ese intento de análisis de fondo, seguramente el texto podría darnos claves interesantes en manos de algún entendido en la época: el reflejo del conservadurismo de Aristófanes, la crítica a la recientemente nacida democracia ateniense, ecos de la geopolítica del momento, cosas así que he podido ver por ahí y que sin duda aportarían datos para una lectura más rica.

Por mi parte, a lo sumo se me ocurre que eso de abogar por una ciudad edificada en el cielo y un mundo gobernado por las aves puede tener algo de metafórico, un punto de idealismo lanzado por quien reniega de alguna situación política o social, y un mensaje que se quiere hacer llegar, envuelto en el humor, a los espectadores que por su parte solo esperan reírse y pasar un buen rato. Pero, claro, todo esto leído a pelo veinticinco siglos después no funciona nada bien, a diferencia de esos otros autores a los que me refería al principio, clásicos, estos sí, en el más profundo sentido de quienes hablan sobre cosas más allá del momento y el lugar, que tocan al ser humano con carácter universal e intemporal. 

Por lo demás, digamos que el librito por sí mismo puede resultar a lo sumo entretenido y hasta provocarnos alguna sonrisa, nada mucho más allá, pero a fin de cuentas es otro título que llevarnos a la mochila, porque en definitiva en materia de lecturas (casi) todo suma.

Otras obras de Aristófanes reseñadas en ULADLisístrataPluto


viernes, 29 de agosto de 2025

José Luis Garci: Gun Moll (A Hollywood Story)

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Gun Moll (A Hollywood Story) es una especie de bolsilibro contemporáneo. Así lo indican tanto el tamaño del libro, que mide 9,5x13cm, como la extensión, temática e influencia norteamericana del relato que contiene.

Sigue a dos mujeres que atraviesan el desierto de Arizona en un Chevrolet para llegar a la frontera mexicana. Llevan mucho dinero en efectivo y un cadáver en el maletero. Una de ellas tiene una herida de bala en el hombro. Follan a menudo, ya sea en plena carretera bajo la canícula de julio o en moteles sin aire acondicionado. 

La historia narrada en Gun Moll (A Hollywood Story) no es nada del otro mundo. De hecho, podríamos considerarla esteriotipada, pues su argumento y personajes ya los hemos visto cientos de veces en el género negro. Sin embargo, la dignifican un pelín su prosa, que sin ser excepcionalmente artística rebasa lo meramente funcional, y su manera de ir dosificando la información al lector.

A estos dos elementos que elevan lo que de otra manera sería un texto bastante sencillito, incluso dentro de los parámetros "pulp" a los que podríamos adscribirlo, hay que sumar la atractiva edición con que Reino de Cordelia lo envuelve: tapa dura, cubierta de textura verjurada y catorce ilustraciones de Miguel Navia, que realzan el alto voltaje erótico (por no decir pornográfico, dada su explicitud y gratuidad) de la obra. 

En fin, que estamos ante un bolsilibro contemporáneo que, además de condensar todo lo bueno de este tipo de literatura en su contenido (falta de pretensiones, entretenimiento, arquetipos, dosis de violencia y sexo...), va acompañado por un continente de lujo.

martes, 29 de julio de 2025

Javier Tapia: Mitología japonesa

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2022

Valoración: Se deja leer


Tener en el blog a un experto en lo que sea es genial, claro, pero tiene sus riesgos, porque si uno se decide a aproximarse a esas materias corre el riesgo de quedar en ridículo, no ya ante algún lector anónimo, sino ante el propio colega, que es algo un poco más humillante. Hablando de Japón, tenemos aquí a Alain, que en estas cosas entiendo que está muy puesto, así que, contando con su benevolencia, me permitiré comentar este libro en torno a la cultura japonesa, que es el campo que se trata, más allá del título. 

La verdad es que si hubiera investigado un poco con anterioridad y hubiese visto la respetable lista de títulos firmados por el tal Javier Tapia, seguramente hubiera desistido: solo hay que echar un vistazo para contemplar libros, seguro que parecidos a este, sobre mitología hindú, maya, griega, vikinga o celta, sin olvidar alguno que otro sobre vampiros, sobre Lovecraft o en torno a algún esoterismo. Demasiada amplitud, demasiado aspecto de cadena de montaje. Pero en fin.

Como hubiera sido de esperar para un lector mejor informado, el libro tiene efectivamente un tono divulgativo digamos relajado, dirigido a quien le parezca suficiente con unas pinceladas sobre esa cultura japonesa de la que quizá conoce algo sobre las geishas, los samuráis, la foto del templo sobre el monte Fuji o algún anime popular. Es esa la perspectiva correcta porque es exactamente lo que el libro ofrece.

Digamos que hay una parte inicial que se ajusta más a lo que promete el título, presentando a la pareja de dioses más poderosos, no sé si primigenios o primus inter pares, Izanagi e Izanami, masculino el primero, de aire más triunfador, femenina la segunda, condenada al inframundo a causa de alguna traición que no recuerdo. Con ellos, la diosa del sol Amaterasu, creo que hija de Izanagi, es la tercera deidad de un enorme panteón lleno de divinidades menores casi de todo tipo. Pero por lo visto la característica más definitoria de la mitología japonesa es precisamente esa multiplicidad de entes o espíritus que de alguna manera lo pueblan todo, los kami, poco menos que infinitos, y los yokai, más bien demonios, algunos de ellos juguetones y puñeteros. De ahí a pensar en personajes tan frecuentes en los mangas solo hay un paso.

La penetración del sintoísmo con su carácter sincrético tiene seguramente mucho que ver con la adopción de entes sobrenaturales asimilados de distintas culturas y credos lo que, desde otro punto de vista, convierte la mitología en una especie de panteísmo estrechamente ligado a la naturaleza. Y todo ello a su vez se funde con aspectos propiamente culturales que a veces tienes raíces históricas remotas y que han sobrevivido gracias al aislamiento del país hasta épocas bastante recientes. Así, el libro hace sitio a figuras de origen no muy claro, como los samuráis o los ninja, a la yakuza o al teatro kabuki, cosas que pueden sonar más al lector occidental y cuya aparición va dejando clara la voluntad divulgadora del texto.

Aunque adornado con unos poquitos detalles históricos y algunos breves cuentos tradicionales (algunos francamente bonitos, hay que reconocerlo), el libro no puede, ni siquiera seguramente quiere, disimular su naturaleza de producto rápido, incluso poco esmerado en su redacción y estéticamente cutre, en un punto muy bajo de esa posible escala que va desde la erudición y el trabajo académico puro hasta la divulgación como simple pretexto para editar un volumen de lo que sea y pasar cuanto antes al siguiente para hacer caja.

A pesar de todo, y aunque a veces nos sorprenda o hasta dé un poco de rabia admitirlo, casi de cualquier libro se aprende siempre algo. Y tengo que reconocer que también de este.

P.S.: Cuál no sería mi sorpresa cuando hace muy poquito, dando un paseo por el monte, me encuentro escrito en una valla de madera el nombre de Amaterasu. No hay muchas opciones: o mi cultura en torno a lo japonés es muy inferior a la media, o alguien se acaba de leer el mismo libro que yo, o tal vez hay por ejemplo algún grupo musical que ha adoptado tan venerable denominación.


miércoles, 23 de julio de 2025

Eiji Uchida: Midnight swan

Idioma originalJaponés

Título original: Middonaito  suwan (ミッドナイトスワン)

Traducción: Asuka Ozumi (al portugués)

Año de publicación: 2020

Valoración: Se deja leer

Sé perfectamente que este blog está dedicado principalmente a la literatura escrita en (o traducida al) español, aunque también se han reseñado obras escritas en otros idiomas hablados en España o sus alrededores, incluso sin traducción al castellano. Espero no estar estirando demasiado la liga con esta reseña. Sin embargo, con el auge reciente de la literatura asiática traducida al español (espero sinceramente que no sea solo resultado del uso indiscriminado de la inteligencia artificial), estoy seguro de que pronto encontrarán este libro en las estanterías de su librería favorita, en un perfecto castellano castizo (y espero también que la portada no recurra a algún cliché japonés, como un hombre vestido con kimono y maquillado como geisha). De cualquier forma, pueden ver la película en Netflix.

Midnight Swan cuenta la historia de dos marginadas: Ichika, una estudiante de secundaria, víctima de abuso y con una madre alcohólica; y Nagisa, una mujer transgénero que trabaja en un club nocturno. Debido a los problemas de su madre, Ichika tiene que mudarse temporalmente al diminuto apartamento de su tía (que desde su perspectiva es su tío) en Tokio, complicando aún más la ya precaria situación de Nagisa, quien sobrevive con dificultades económicas, gastos por medicamentos y deudas. La trama no es especialmente original: ambas deben luchar contra su precariedad para lograr algo más que sobrevivir. Ichika encuentra refugio en el ballet, típicamente reservado a clases altas, mientras que Nagisa, inicialmente renuente, desarrolla sentimientos que podrían considerarse maternales hacia Ichika. Este nuevo vínculo, cuidar a Ichika y ayudarla a superar el abandono de su madre, otorga un sentido renovado a su vida.

El problema con el libro (y aún más con la película) es que ninguno de los personajes protagonistas es desarrollado hasta sus últimas consecuencias. Considerando que una de ellas es transgénero, hubiese sido enriquecedor profundizar en las dificultades específicas que enfrenta esta comunidad, especialmente como trabajadoras del entretenimiento para adultos en una sociedad donde aún es tabú (la película incluso roza peligrosamente la caricaturización). Otros temas sensibles como la incursión de adolescentes en el entretenimiento adulto, el maltrato infantil y las adicciones también son tratados superficialmente. Sin embargo, debo reconocer que, a pesar de esta superficialidad generalizada, los atisbos del mundo de los llamados new-half (término utilizado para referirse a las mujeres transgénero en la industria del entretenimiento para adultos) son suficientes para justificar la lectura.

Por último, un comentario breve sobre la adaptación cinematográfica: es pésima. Las actuaciones son exageradas y sobreactuadas (¿por qué tantas películas japonesas y coreanas caen en esto?). Algunas locaciones resultan interesantes, como los departamentos empobrecidos en pleno centro de la metrópoli o el interior de los clubes nocturnos. No obstante, las escenas de baile carecen de originalidad. En general, resulta una adaptación bastante mediocre.

viernes, 4 de julio de 2025

ZOOM: Retratos: de Cézanne a Picasso, de Ambroise Vollard

Idioma original: francés
Traducción y selección: Paul Châtenois
Año de publicación: Libro completo: 1936 Extracto: 2014
Valoración: Se deja leer


Como seguramente sabrán los lectores del blog, utilizamos eso de Zoom cuando se trata de un libro muy breve, o que de alguna manera es un extracto de otro más extenso, algo inconcluso, un suelto o cosas por el estilo. En este caso casi podríamos llamarlo mini-Zoom, porque llega justito a las sesenta páginas, incluido un (obviamente) pequeño prólogo y una docena de ilustraciones. Pero, además de escueto, me parece insuficiente.

Ambroise Vollard fue un marchante de arte que adquirió gran relevancia en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX. Su éxito despegó con la adquisición, un poco por casualidad y otro tanto por su buen ojo, de ciento cincuenta obras de Cézanne cuando este era todavía un pintor casi desconocido, rechazado por los Salones oficiales. Vollard fue en buena parte responsable de su proyección, y mantuvo estrecha relación con los demás artistas de la época, especialmente con los impresionistas, aunque también con Derain, Vlaminck o Picasso, entre otros muchos. 

Escribe Vollard una voluminosa autobiografía llamada Memoria de un vendedor de cuadros, que era mi lectura prevista, pero me dejé seducir por este opúsculo, quizá como aperitivo, y ha resultado ser una especie de selección de aquella obra mayor, un pequeño extracto que pone el foco en los retratos. No sé si de forma deliberada o casual, la idea de retrato tiene en este caso, o así lo quiero ver, una doble perspectiva: de una parte, como reproducción pictórica que algunos de estos grandes artistas hicieron del propio Vollard (quizá un tanto egocéntrico el hombre), y por otra, como semblanza muy rápida de aquellos pintores. 

Efectivamente, el autor describe casi siempre cómo fue a veces el encargo y otras la ocurrencia de hacerse retratar. No hay sin embargo muchas explicaciones, con la única excepción de Cézanne, que tiene el honor de ocupar buena parte de las pocas páginas del libro. Le define Vollard, generalmente con gracia y buena mano, como un tipo bastante obsesivo, capaz de destrozar unas cuantas obras en un arrebato de cólera, despedir a sus modelos, o tiranizarlos (incluido su propio marchante) obligándoles a posar durante horas en completo silencio y sin mover un músculo si el artista consideraba que la luz del momento era la adecuada. El pasaje concreto es entretenido e interesante, claramente por encima de los demás, que apenas aportan unas pocas pinceladas, nunca mejor dicho, en relación al resto de pintores de la época.

De manera que esta especie de abstract puede tener cierto interés para los aficionados al tema, da la impresión de que Vollard puede ser un buen narrador, pero estas páginas dan tan poquito de sí que personalmente no me saca de dudas sobre si merece la pena despachar la autobiografía completa. Y además, es que las selecciones (de textos más amplios, me refiero) no me gustan, quizá porque en mi tierna juventud me tragué unos cuantos ejemplares del Reader´s Digest y eso seguramente ha dejado alguna huella.

sábado, 21 de junio de 2025

Vincenzo Latronico: Las perfecciones

Idioma original: italiano

Título original: Le perfezioni

Traducción: Carmen García-Beamud

Año de publicación: 2022

Valoración: Se deja leer (como mucho)


Qué bien empieza Las perfecciones, con el sello inconfundible de Perec, una de cuyas citas tiene el honor de abrir el libro. Solo por la descripción de los objetos de ese apartamento berlinés ya tenemos una idea bastante exacta sobre sus moradores, Anna y Tom. Y solo con esos mismos objetos algo desordenados por el uso empezamos a percibir que la vida va dejando huella en la decoración perfecta y con ello adivinamos no sé si un deterioro pero sí un ligero declinar, cómo el simple pasar de los días va moldeando las formas. 

Este arranque fascinante dura un par de capítulos, apenas doce o quince páginas. Uno quisiera que esto siguiese por el mismo camino, pero Latronico tiene otros planes. Nos cuenta ahora cosas acerca de estos dos jóvenes, parece que italianos, que son creativos de internet, diseñadores gráficos o alguna de esa larga lista de profesiones con sus inevitables denominaciones inglesas. Son fruto de nuestro tiempo, no sé si generación Z, o millennials o cosa parecida, profesionales de cierto éxito que casi siempre teletrabajan y que han emigrado a la capital alemana como epítome del cosmopolitismo y el estilo de vida que corresponde a su estatus.

Sorprende que el autor les nombra siempre al mismo tiempo, Tom y Anna, Anna y Tom, y por lo visto los dos hacen lo mismo, se mueven igual, piensan muy parecido. Algo que quizá es envidiable en una pareja, no sé, pero si hablamos de literatura, que para eso estamos aquí, el tono y la omnipresente tercera persona del plural del pretérito imperfecto hacen que el relato se asemeje a una redacción escolar no muy trabajada. El efecto es tan llamativo como pobretón, pero en fin, quizá intente ser algún tipo de figura literaria con un objetivo desconocido. Pero asumimos el estilo y seguimos.

Estos chicos trabajan en lo que les gusta, viven en la ciudad que han elegido y pueden permitirse pagar alquiler de zona tensionada, aunque cuando pueden subarriendan la casa para uso turístico, que eso también es muy moderno. Además, se dejan ver en exposiciones de arte (aunque más por promoción y vida social que por verdadero interés en la materia), y son, ellos y sus amigos, foodies que prueban alimentos de semillas, conocen más o menos el tueste del café, y se pirran por las infusiones. Hasta se atreven con alguna pequeña excentricidad sexual más bien en modo amago, y por supuesto visitas esporádicas a Berghain, Kit-Kat y sitios así de imprescindibles. A una fiesta llevan como obsequio ‘una bandeja de samosas ecológicas y un inhalador electrónico de CBD’.

Todo es tan cool que casi dan ganas de que les ocurra algo malo. O al menos de que les ocurra algo de algún tipo.

No se percibe ironía, parece un relato totalmente objetivo. Nuestros amigos siguen buscando nuevas emociones y nuevos lugares, siempre en modo tándem, y uno se pregunta dónde está la ficción, porque esto más parece una autobiografía exprés de alguien que, o bien encuentra su vida muy interesante, o bien, si nos ponemos un poco más profundos, está buscando el sentido de lo que hace. Por ahí quizá podrían ir los tiros, porque se deja ver un cierto hastío, el aburrimiento del nativo digital que empieza a descubrir que aquello ya no da más de sí, que lo que era un trabajo guay, fácil, divertido y bien remunerado termina, como tantos otros, aplastado por la rutina y la monotonía o, peor aún, acechado por nuevas hornadas de gente más joven que ellos, quizá más atrevida, y que seguramente dominan incluso mejor los secretos del medio, probablemente a precios más baratos para sus clientes. 

El futuro más revolucionario que son capaces de concebir es la paridad de género en los consejos de administración, los coches eléctricos, el vegetarianismo. Anna y Tom envidian no solo a 'quienes habían podido luchar por un mundo radicalmente distinto, sino incluso a quienes habían sido capaces de imaginarlo'.

Si párrafos como este nos resultan esclarecedores y valoramos la carga crítica que pueden llevar, la lectura habrá merecido la pena. Porque si lo tomamos desde el punto de vista literario, con todo lo que ello pueda representar para cada uno, el resultado es más bien tirando a pobre.

lunes, 16 de junio de 2025

Mieko Kawakami: Pechos y huevos

Idioma original: Japonés

Título original: Natsu monogatari (夏物語)

Traducción: Lourdes Porta Fuentes

Año de publicación: 2019

Valoración: Se deja leer

De acuerdo con datos de la World Population Review¹, los países con mayor tasa de cirugías estéticas son, en orden descendente, Corea, Argentina, Brasil, Colombia y Grecia. Al igual que los estándares de belleza varían según la geografía y la cultura, el tipo de cirugía predominante en cada país también es diverso y emblemático de cada región: en Corea, la cirugía de párpados; en Brasil, el Brazilian Butt Lift, y en Colombia, el aumento de pecho, reflejado incluso en títulos de célebres producciones como Sin tetas no hay paraíso. Comienzo la reseña con estos datos para subrayar que esta novela jamás podría haber sido escrita en, por ejemplo, Brasil o Colombia.

Natsuko, la protagonista, aloja temporalmente en su pequeño (y muy pobre) departamento de Tokio a su hermana mayor, Makiko, y a su sobrina. Aunque las hermanas crecieron juntas y compartieron muchas experiencias, poseen caracteres completamente distintos y formas muy diferentes de entender la vida. Estas diferencias quedan en evidencia ante la situación central de la trama: Makiko viaja a Tokio para realizarse una cirugía de aumento de mamas, un procedimiento relativamente poco frecuente en Japón, en comparación con las operaciones de párpados o los liftings faciales. 

Makiko se nos presenta como una mujer superficial, inculta, y obsesionada con el paso del tiempo y los efectos del envejecimiento. En contraste, Natsuko, aunque ingenua, es propensa a la reflexión (por no decir rumiación) de todo lo que ocurre en su entorno. Como cereza del pastel de este drama de la condición humana, tenemos a la sobrina, Midoriko, una adolescente en plena pubertad cuyo cuerpo en florecimiento contrasta visiblemente con la marchita figura de Makiko. Como no podía ser de otra forma, Midoriko es sumamente introvertida, al grado del mutismo, por lo que tiene que hacer uso de una libreta para comunicarse con su madre y tía. Sus reflexiones se nos presentan intercaladas en la novela a manera de entradas de diario, permitiéndonos asomarnos al caos existencial que atraviesa.

El libro tiene sus momentos interesantes, pero lamentablemente, si tuviera que definirlo con una sola palabra, sería esta: aburrido. La novela cuenta con alrededor de 500 páginas que, con una buena edición, podrían haberse reducido fácilmente a unas 200 (culpo completamente al editor; aunque no estoy del todo seguro, parece que se trata de una reedición motivada por la falta de impacto inicial). A riesgo de molestar a los defensores del slow pace, esta obra se extiende demasiado en descripciones superfluas que, en mi opinión, no aportan verdadera profundidad ni relevancia narrativa.

Asimismo, la sobrina con mutismo selectivo parece más un pretexto para introducir otro punto de vista narrativo que una verdadera oportunidad para generar contrastes o diálogos internos convincentes. Finalmente, el eje central de la novela, la cirugía de aumento de mamas, termina siendo un arma de doble filo: puede ser una invitación a reconsiderar desde una perspectiva distinta un acto aparentemente banal, o bien, ser un tema trivial si se lee desde países donde dicha intervención es algo cotidiano. Sin embargo, en un mundo donde podemos enterarnos fácilmente de lo que ocurre en otras culturas desde nuestras pantallas, siento que el intento quedó en mera intención.

A pesar de estos aspectos negativos, es justo reconocer que Pechos y huevos tiene el mérito de abordar temas sensibles sobre el cuerpo femenino, la presión social y el paso del tiempo. Eso sí, desde una perspectiva claramente japonesa. Su estilo intimista, aunque en ocasiones excesivamente pausado, logra transmitir las inseguridades cotidianas de sus personajes. Aunque la obra no alcanza plenamente su potencial, creo que consigue momentos que invitan a la reflexión sobre lo que implica ser mujer en sociedades obsesionadas con la belleza y la juventud.

1. https://worldpopulationreview.com/country-rankings/plastic-surgery-by-country

domingo, 27 de abril de 2025

Yukiko Motoya: Mi marido es de otra especie

Idioma original: Japonés

Título originalIrui konin tan (異類婚姻譚)

TraducciónJordi Fiblia y Keiko Takahashi

Año de publicación2016

Valoración: Se deja leer

Yukiko Motoya es una figura interesante en el panorama literario japonés contemporáneo. No solo ha ganado múltiples premios literarios, incluido el Akutagawa, sino que también fundó su propia compañía teatral, donde ejerce como dramaturga y directora. Si entran a su sitio web (http://www.motoyayukiko.com/), con solo ver los carteles de las obras que ha montado, pueden darse cuenta de que los temas que aborda no son para nada convencionales. Además, suelen estar representados de una manera, digamos, exótica. Sin embargo, no encontré nada de esa excentricidad en los cuentos incluidos en este libro.

El cuento más largo, Mi marido es de otra especie, es el más interesante. La premisa es prometedora: una mujer se percata de que su marido se parece cada vez más a ella. No solo en los hábitos o expresiones (algo normal en una pareja que lleva muchos años casada), sino también físicamente, como si se tratara de una especie de mimetización reptiliana. La gradual metamorfosis del marido parece servir a una manipulación subconsciente, en la que la protagonista, ahora sí, pierde la voluntad y actúa emulando el comportamiento de su esposo.

El cuento da para pensar sobre diversos temas, desde la mitología y el folclore, hasta cuestiones de viva actualidad como la hiperindividualización de la sociedad, la inercia de la rutina, la falta de confrontación, la inmadurez o la evasión de responsabilidades propias de la vida adulta. Claro está, estas son interpretaciones personales: todo esto se encuentra enterrado bajo varias capas de situaciones absurdas y fantásticas. Sin hacer spoiler, el final no fue lo que esperaba. La propuesta que encontraba tan estimulante quedó tan diluida que terminé el cuento como lo había empezado, sin mayor consecuencia. Me pareció un experimento, si acaso entretenido, fallido.

Los otros cuentos, mucho más cortos, tienen a su vez elementos fantásticos y/o paranormales con un aire blackmirroresco. Si bien presentan situaciones inquietantes o perturbadoras (cualquier emoción provocada por la lectura es más que bienvenida), la falta de clímax y los finales abiertos me dejaron un tanto frustrado.

Motoya escribe de una manera que mantiene el interés, con un estilo que equilibra lo extraño y lo cotidiano. Aunque no siempre logre cerrar con fuerza las ideas que plantea, su propuesta literaria me resultó un tanto refrescante. 'Mi marido es de otra especie' tal vez no deslumbre, pero sí deja entrever una voz singular, lo cual, en estos tiempos, ya es bastante.



lunes, 7 de abril de 2025

Henry James: La muerte del león

Idioma original: inglés

Título original: The Death of the Lion

Traducción: Eduardo Lago

Año de publicación: 1894

Valoración: Se deja leer


Supongo que mis colegas del blog estarán de acuerdo, pero quizá es algo que a nuestros lectores se les puede escapar: a veces no apetece reseñar un libro. Ocurre, o al menos me ocurre a mí, cuando el libro es ni fu ni fa, no despreciable pero tampoco ha dejado una huella importante (ahí encajaría a la perfección una expresión tan usual como ‘poco reseñable’), o cuando uno, por alguna razón, no encuentra demasiadas cosas que contar aparte de hacer una vulgar sinopsis. Pero esta especie de ligero malestar se me hace más patente cuando leo a un autor considerado más o menos clásico, que está en los cánones y por tanto debería aportarme cosas interesantes, pero al que no termino de encontrarle el punto atractivo. Todo esto podría muy bien ser la conclusión de la reseña, pero es obligado contar algo más, y a ver si así termino descubriendo el porqué de mi tibieza, indiferencia, decepción.

La muerte del león ('león' tiene en el mundo anglosajón la acepción coloquial de celebridad, o algo así) relata la relación entre un joven periodista y un escritor admirado aunque todavía algo lejos del éxito. Al primero se le ha encomendado entrevistar al autor, pero le es vetada su intención de hacer un reportaje de corte más personal que literario. El joven, presa de la admiración por el artista, se dedicará a intentar protegerle y preservar sus valores y su personalidad cuando se da cuenta de que hay gente que intenta convertirle en un personaje de la vida social, el típico famosillo que da lustre a fiestas y reuniones. De alguna manera, es la disociación entre lo público y lo privado, el escritor y la persona que está detrás.

Todo esto que he contado, que es un poco lo que da de sí esta novela corta, le lleva a James bastantes páginas, en las que hace gala de una prosa alambicada con la que intenta a cada paso profundizar en la psicología de los personajes, más en sus reflexiones que en sus acciones, que son más bien pocas, y obliga al lector a pararse en cada frase para entender y relacionar. No creo que James sea de esos autores que escriben para sí mismos, lo que suele ser motivo de ilegibilidad, pero al igual que el escritor, el artista en sentido amplio, tiene todo el derecho a esperar un esfuerzo de su público, éste tiene el mismo derecho a negarse a hacerlo. Queda por tanto ahí el aviso de que, si no nos apetece mucho entrar en ese juego, la lectura, al menos a la vista del libro al que me refiero, puede resultar poco o nada gratificante.

El ejemplar que manejo se completa con El rincón feliz, un relato que parece menor aunque a mí me ha resultado más atrayente. Con algunos tintes góticos, James presenta a un individuo que visita periódicamente la vieja casa familiar hasta que empieza a sospechar que aloja una extraña presencia. Sombras inexplicables, sonidos sutiles y puertas que se dejaron cerradas y aparecen abiertas dan paso a un crescendo de terror psicológico en el que se reúnen tenues recuerdos con una confusa sensación de desdoblamiento de personalidad. 

Todo lo cual tiene a su vez origen en la experiencia del propio James, norteamericano afincado en Europa y más adelante nacionalizado británico, que traslada al personaje la experiencia dual de dos mundos que considera muy diferentes. Cuando su protagonista regresa a Nueva York, se plantea la clásica duda sobre lo no vivido: qué hubiera sido de no haber emigrado, o bien de no haber regresado. Incluso si al abandonar una tierra (podríamos incluir cualquier otra circunstancia, el fin de una relación, por ejemplo) algo de nosotros permanece en el lugar de origen, ese reflejo de lo que quedó quizá en la casa familiar. Todo bajo una atmósfera bien conseguida cuando el autor se despoja, aunque sea parcialmente, del lenguaje moroso y algo barroco que tanto pesa en el relato anterior. Seguramente es por este camino por el que James consiguió evitar esa desconexión con el lector que he creído detectar en el primero de los relatos, y así parece que se aprecia en algunas de sus otras obras reseñadas en este blog, y que se pueden consultar aquí abajo.

Todas las reseñas sobre Henry James en ULAD: aquí


domingo, 6 de abril de 2025

Rachel Cusk: Un trabajo para toda la vida

Idioma original: inglés.
Título original: A Life's Work.
Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
Año de publicación: 2001-2007.
Valoración: se deja leer


Rachel Cusk escribió Un trabajo para toda la vida en el 2001. Quiero suponer que, entonces, era una escritora con poca repercusión y que necesitó, de alguna manera, compartir sus experiencias. Siguiendo con las suposiciones, cuando alguna de su obra posterior (alguna reseñada aquí) obtiene un reconocimiento más o menos generalizado (dentro de este liliputiense mundillo), se opera el consabido proceso de progresiva curiosidad del público por la obra anterior, la recuperación – previas cuestiones legales o burocráticas – de ésta, etc. Cuestión esta que es una cierta especialidad de Libros del Asteroide, notable editorial que suele presentar autores poco conocidos (actuales y no tanto) . En el marco de este proceder, recuperar esta obra más de dos décadas después de su primera publicación responde a esta lógica. Lo que no me ha cuadrado tanto es que la autora incorporara, ya en 2007, dos textos introductorios, que en esta edición se han incluido.

Porque estas dos introducciones desvirtúan la obra, parecen pretender justificarla y casi excusarse por su contenido, y hasta cierto punto condicionan su lectura, como si la autora renegara parcialmente de su escrito original, o necesitase explicar sus intenciones ante eventuales malas interpretaciones. Que parece ser que las hubo, en su momento. No había que esperar a que Elon Musk se hiciera con Twitter para destapar el odio, al parecer. Lo siento, pero mi opinión es que esto ni era necesario en 2007, y en 2025 ya es francamente prescindible.

Básicamente, Un trabajo para toda la vida es como un dietario algo desordenado de experiencias y reflexiones relacionadas tanto con las últimas fases del embarazo como con el parto y los primeros años de cuidado del niño. Está escrito, por lo tanto, en una obstinada primera persona, que es como suelen escribirse estos libros. Pero es que esas sensaciones que se manifiestan, desde las consecuencias físicas, inevitables, hasta el proceso mental, que me temo que también depara muchos lugares comunes, no me han aportado novedad alguna sobre lo que es una sensación universalmente experimentada y universalmente aceptada. Bueno: quizás no tan universalmente. No tantas madres desempeñan una profesión o una situación económica como la de Cusk, que les puede permitir disponer de canguros y cuidadoras (algo tendencioso, por cierto, el episodio del incidente con la cuidadora española). Entonces si esa percepción de la situación personal ocasiona esas sensaciones, si esa reflexión induce a sentimientos poco convencionales – el rechazo, el hastío, el agobio –pero esas circunstancias no los convierten en reprobables, sino en manifiestamente lógicos, Cusk inunda su corriente de conciencia de tópicos que, a pesar de su honestidad y sinceridad, parecen extraídos de una versión algo erudita y desganada de un diario de Bridget Jones, madre. Todo lo cual reduce el atractivo del texto.

Otros libros de Rachel Cusk reseñados en ULAD: aquí

miércoles, 19 de febrero de 2025

Kyoichi Katayama: Un grito de amor desde el centro del mundo

 Idioma original: Japonés

Título original: Sekai no chushin de, ai wo sakebu (世界の中心で、愛をさけぶ)

Traducción: Lourdes Porta Fuentes

Año de publicación: 2001

Valoración: Se deja leer

And what sort of story shall we hear? Ah, it will be a familiar story, a story that is so very, very old, and yet it is so new. It is the old, old story of love. Samuel Johnson.

Que nadie se engañe: un bestseller es un bestseller aquí y en China (o en Japón), aunque se presente en una edición que intente hacerlo pasar por un exponente de la nueva narrativa japonesa “murakamiana”. Y, por supuesto, no podía faltar en la portada una chica japonesa misteriosa y muy kawaii, lo cual resulta engañoso. Si la editorial fuese honesta con el tipo de libro que está vendiendo, debería poner en la portada a dos jóvenes abrazados: él con una chaqueta de football americano, ella vestida de porrista y el título en cursivas.

Dos jóvenes brillantes, cada uno a su manera, se enamoran; uno de ellos muere y el otro queda solo, aferrado a la esperanza de un amor eterno que supera cualquier barrera, incluso la muerte. Solo faltaría que su primer beso fuese mientras representan Romeo y Julieta en la obra de la preparatoria. ¿Qué? ¿En serio? Pues sí, tal escena existe en este libro. Al llegar a ese punto estuve a nada de abandonarlo, pero, haciendo de tripas corazón, continué.

La novela está plagada de clichés propios del romance juvenil. Para no desentonar, los describiré como suelen hacerlo los autores del género: Friends to lovers, Opposites attract, Soul mates, Emotional scars... Con esto espero que se hagan una idea clara de lo que encontrarán en el libro, para bien o para mal.

Sin embargo, no todo puede ser fruto de la casualidad. Algo tuvo que conectar con millones de lectores, principalmente en Japón (aunque se ha traducido a numerosos idiomas). ¿A quién no le gusta, de vez en cuando, soltar unas lágrimas mientras come helado junto a la ventana en un día lluvioso? (Tal vez ya se dieron cuenta de que estoy usando clichés también en esta reseña). Además, es una lectura entretenida que, si bien es bastante predecible, ofrece pasajes conmovedores cuando no se fuerza demasiado el drama.

Ésta puede ser una novela repleta de tópicos y recursos sentimentales que hemos visto muchas veces, pero también demuestra que, incluso en las historias más típicas, hay espacio para la emoción genuina (hay que buscarla). Si se lee sin pretensiones, puede brindar un momento para conmovernos y darnos un respiro del aburrimiento de la vida cotidiana.




viernes, 17 de enero de 2025

Ali Smith: Biblioteca pública

Idioma original: inglés
Título original: Public library
Traducción: Dolors Udina en catalán para Raig Verd y Magdalena Palmer en castellano para Nórdica
Año de publicación: 2015
Valoración: se deja leer

Desde que la conocí hace unos años a través de su cuarteto estacional (gran tetralogía, por cierto), Ali Smith siempre me ha despertado admiración por la gran capacidad que tiene de hilvanar temas actuales que nos afectan como sociedad (con grandes dosis de crítica y denuncia) con relatos protagonizados por protagonistas a los que, gracias a su estilo narrativo, se les coge cariño.

En este caso, la obra que nos ofrece la escritora escocesa es muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, pues se trata de un libro de relatos cortos que más bien son una serie de reflexiones en torno al arte en sus diferentes ámbitos y disciplinas. Y, justamente por este cambio de registro tan marcado y por ser relatos con poca relación entre ellos, su lectura se me ha hecho algo cuesta arriba pues se trata de un libro algo extraño debido a que, a pesar de que supuestamente trata sobre las bibliotecas, solo lo hace en algunas páginas intercaladas y en textos de corta extensión ubicados entre los relatos de la autora que poco o nada tienen que ver con las librerías (aunque sí con las palabras y los libros). Por ello, me cuesta horrores definir este libro porque parece apuntar a una cosa, aunque el resultado es totalmente diferente y en pocos de esos relatos encuentro el talento de Smith que sí vi en sus otras obras. Por contra, las páginas que abren cada relato sí están dedicadas a las bibliotecas y que provienen de conversaciones o anécdotas de la autora sí consiguen transmitir esa pasión por esos templos de cultura que son el gérmen y origen de gran parte de nuestras vidas (reales o imaginadas); son textos basados en conversaciones con amigos, en historias narradas y en otras fuentes de conocimiento que sirven a la autora para, supuestamente a partir de ellos, escribir un relato relacionado aunque desgraciadamente, en este caso, no consigue su propósito y el libro no deja de ser poco más que un conjunto de breves textos inconexos con el añadido de, por su corta extensión, carecen de personajes bien definidos con los que sentirse identificados o empatizar con lo que les sucede; no hay extensión para tal propósito y este hecho provoca que uno vaya perdiendo interés a medida que avanza. Por ello, el principal problema de este libro es, justa y sorprendentemente, la parte de narrativa, pues no he encontrado muchos relatos en el libro que sobresalgan ni despierten mi interés. 

De esta manera, a pesar de tener un título claramente dedicado a las bibliotecas y su gran (e impagable) valor no únicamente por dar acceso para todo el mundo a la cultura y, por tanto, a la reflexión, sino también como espacio de integración, de acogida y de imbricación de la comunidad, el libro no trata especialmente sobre ello aunque sí ofrece en ocasiones interesantes reflexiones acerca de la importancia de las lenguas habladas, la voz y las entonaciones porque, desgraciadamente, «hoy en día todo es imagen y tengo la sensación de que cada vez nos alejamos más de las voces humanas». 

En cualquier caso, me quedo con una de las reflexiones de Ali Smith en la que indica que «lo más importante respecto a la idea de una biblioteca pública es que es el único lugar donde se puede ir, un espacio libre, un espacio democrático al cual puede ir cualquier persona y estar allí con otra gente, y no hace falta tener dinero». Y creo que es justamente por eso, que muchos las consideramos nuestro segundo hogar.

jueves, 19 de diciembre de 2024

David Seltzer: La profecía

Idioma original: Inglés
Título original: The Omen
Traducción: Antonio Bonnano
Año de publicación: 1977
Valoración: Se deja leer

La mayoría de amantes del género de terror conocen la película La profecía de 1976. Pero pocos saben que al año siguiente de que este clásico dirigido por Richard Donner se estrenara se publicó también una novelización del mismo que en su momento fue igual de exitosa.

Tanto la película como la novela tienen ideas sumamente interesantes; lamentablemente, no acaban de exprimirlas del todo. Aun así, entretienen de lo lindo, y debieron generar dinero, porque la historia del Anticristo se convirtió en una pentalogía literaria y una potente franquicia cinematográfica.

Centrémonos en el libro. El argumento de La profecía es simple pero efectivo, tan fácil de leer como de olvidar. Robert y Katherine Thorn pierden a su hijo en un hospital de Italia. Un sacerdote ofrece a Robert el bebé recién nacido de una madre que ha muerto al dar a luz, y éste acepta sin decirle nada a su mujer de la suplantación. El matrimonio norteamericano afincado en Inglaterra (Robert ejerce de diplomático) experimenta algunos años de felicidad. Sin embargo, cosas extrañas comienzan a suceder alrededor del pequeño Damien: sus pavor hacia las iglesias, el suicidio de su cuidadora, la aparición de una nueva niñera, una accidentada visita al zoo, etc...

Aunque La profecía tiene escenas terroríficas y elementos del subgénero del horror religioso, más bien podría considerse un "thriller". Uno en el que Robert debe descubrir la verdadera naturaleza de Damien e investigar una conspiración satánica que pretende hacer que el Anticristo acceda a su fortuna y obtenga su influencia política.

La profecía es el debut narrativo de David Seltzer. El bagaje como guionista de cine y televisión del autor se ve reflejado en una prosa funcional pero literariamente acartonada, una tendencia a la sobreexplicación mediante descripciones innecesariamente largas, una falta de sutileza a la hora de revelar cierta información y una introducción tosca de determinados elementos relevantes para la historia.

Para que veáis a qué me refiero con que la prosa tiende a la sobreexplicación, dejad que os muestre un pasaje de la página 263 en el que el ritmo frenético que debería permear la escena queda comprometido por culpa de la minuciosa exposición de la acción: «La cabeza de aquella bestia se acercaba cada vez más a Thorn. Adosado contra el respaldo del asiento, Thorn veía ya los dientes del perro a escasos centímetros de su rostro, lanzando rabiosos mordiscos al aire, cuando los dedos, hundidos en el bolsillo de la chaqueta,  encontraron uno de los estiletes. Sacó la mano, armado con el estilete, la levantó por encima de la cabeza y clavó el arma firme y directamente entre los juntos ojos del animal. La afilada hoja se hundió hasta la empuñadura.»

Con la falta de sutileza de Seltzer me refiero a que no logra de forma convincente que dudemos sobre la verdadera naturaleza de Damien en ningún momento, pese a que parece que el escritor intenta en vano sembrar la duda sobre si realmente hay algo sobrenatural o no en él en un par de ocasiones. Aunque admito que me sorprendió gratamente cómo el autor deja sin aclarar qué sucede con los Horton, el matrimonio de sirvientes de la mansión Thorn, de modo que queda en manos del lector deducir si han renunciado voluntariamente a su empleo o si la señora Baylock los ha matado.

Asimismo, reprocho a Seltzer que infiera detalles que le convienen de manera artificiosa. Esto queda plasmado en cómo anticipa el carácter inquisitorial del pensamiento de Thorn a través de dos especulaciones algo gratuitas, o cómo introduce abruptamente en el clímax que una bombilla cuelga del techo «suspendida por un cable muy gastado» en la escalera de servicio de la mansión porque más adelante le dará uso.

A mi juicio, la novela presenta algunos cambios que mejoran a la película. Es cierto que Damien se siente menos intimidante que su contraparte fílmica, pero eso es un acierto, dada su edad. Asimismo, la señora Baylock, antagonista de esta primera entrega, es mucho más amenazadora y siniestra en la versión de papel. Y determinadas escenas (como la visita de Katherine y su hijo al zoo) superan con creces a sus equivalentes cinematográficas.

Los defectos que le encuentro a la novela son, en general, compartidos con la película. Por ejemplo, el que la conspiración satánica se sienta tan pequeña (por lo contrario, Ira Levin sí que lograba escalarla correctamente en Rosenary's baby); en ningún momento creemos que Damien esté eficazmente protegido, por mucha señora Baylock y mucho perro que lo rodeen. También hay algún defecto exclusivo del libro: la ya mentada prosa regulera de Seltzer (obviamente) y las tediosas disertaciones teológicas y geopolíticas que pretenden justificar el advenimiento del Anticristo.

Los personajes de la novela son bastante planos, e incluso me atrevería a decir que se sienten desaprovechados (sobre todo en el caso de Haber Jennings, fotógrafo que se acaba aliando con Robert). Sea como fuere, cumplen con su cometido, pues son creíbles y resulta fácil empatizar con ellos: Robert es un hombre fuerte y resolutivo abrumado por la situación; Katherine, un personaje trágico; Jennings ayuda a que la historia progrese; la señora Baylock, con su manipulación, insolencia y aspecto grotesco (sobre todo después de maquillarse como una obscena prostituta) protagoniza algunas de mejores escenas del conjunto.

Resumiendo: la novelización de La profecía no aportará gran cosa a quienes hayan visto la película. Sin embargo, recomiendo a aquéllos incondicionales del clásico cinematográfico que le echen un vistazo al libro, porque se toma licencias argumentales bastante interesantes que incluso mejoran el material original. Por lo demás, no deja de ser una obra tan entretenida como simple y olvidable, cuya factura pedestre juega en contra de sus buenas ideas e intenciones. 

martes, 27 de agosto de 2024

Eva Piquer: Aterratge

Idioma original: catalán
Título original: Aterratge
Traducción: sin traducción al castellano
Año de publicación: 2023
Valoración: se deja leer


Poco conocimiento tenía de Eva Piquer como escritora, aunque sí que la conocía por sus artículos en medios periodísticos y culturales y por ser alguien con un bagaje como lectora muy amplio y rico. Así que esta reciente publicación, después de veinte años desde su última novela, me despertó el interés para ver cómo se desenvolvía como escritora de narrativa y más aún después de un parón de veinte años. Lamentablemente el resultado es bastante desigual.
 
Empieza el relato donde la narradora en primera persona nos indica que fue a Islandia con tres desconocidos, uno de los cuales un fotógrafo que quería fotografiar el fuselaje de un avión que aterrizó de emergencia sobre la isla hacía cuarenta y seis años y que desde entonces sigue permaneciendo en el mismo lugar. Esa historia la animó para viajar a la isla y conocer los detalles del accidente, así como para huir de su realidad, una realidad marcada por la reciente defunción de su marido y que sigue teniendo muy presente. De esta manera, la autora sitúa la historia en 2020, tres años después de ese hecho trágico en su vida que describe afirmando que «hacía tres años que los aullidos del horror me perforaban los tímpanos y me invadía en silencio una urgencia de mal confesar: cuando antes toques fondo, antes remontarás». Pero justo cuando parecía que empezaba a remontar, aparece la pandemia que lo cambia y lo encierra todo, recluyéndola en su soledad y en su pequeño hogar. Por ello, ya pocos años después, decide emprender este viaje y contacta con el piloto que sufrió ese accidente para ver los restos del avión, pues la protagonista, intrigada por esa historia, quiere escribir sobre él, aunque el piloto se niega a que alteren los hechos, a que los ficcionen, con lo que le pone una condición para quiere escribir esa historia: «no sé qué pretendes escribir pero me niego a ser un personaje de novela con una personalidad imaginada. Te podría contar cómo fue todo si lo escribieras tal cual, sin ficcionarlo».
 
Con este pretexto, la autora entremezcla fragmentos del pasado en las que el piloto relata el viaje y aterrizaje forzoso del avión con su propia experiencia y el duelo (sobre)vivido, estableciendo paralelismos no siempre conseguidos. De este modo, sus reflexiones y pinceladas en torno a la vida y la muerte se simultanean con el relato del aviador, así como también el de su propio viaje para encontrarse con el avión. Tres relatos entremezclados que tienen su propia historia por separado y que desafortunadamente se pueden leer de manera aislada a pesar del intento de la autora por entretejer las historias. Ese esfuerzo es evidente y se nota en exceso cuando la autora utiliza expresiones como «poner el piloto automático» (al referirse a su día a día), cuando habla de cómo conseguir «mantener el rumbo» o incluso hablando de «turbulencias» vitales lo cual, aunque no deja de tener evidente paralelismo, quizá es algo forzado.
 
La parte positiva de la novela es que la prosa fluye de manera rápida y el libro se lee de un tirón a pesar de que la historia del piloto no suscita interés, pues no se puede empatizar con un piloto del que apenas se nos cuenta nada a nivel personal y que no narra nada diferente de otras historias sobre catástrofes aéreas sucedidas (me viene a la cabeza «¡Viven!», de Piers Paul Read) donde sí hay un buen retrato a nivel de personajes. Una historia de catástrofes solo se sostiene si el libro se centra en ella y especialmente en el impacto en las vidas de los que lo sufren más que del trayecto en sí; en este caso no es así, pues parece que el accidente del avión sirve únicamente como un canal para establecer paralelismos que no acaban de funcionar pues el lector se percata enseguida de que se trata meramente de un vehículo a través del cual explicar una historia personal (en gran medida basada en su propia vida) y que la autora ha querido plasmar en un libro de ficción en una suerte de catarsis. Incluso la propia autora parece reconocer el poco impacto de la historia del piloto al afirmar que «si le tuviera confianza, le diría que echo en falta detalles de la vivencia humana del aterrizaje (…) como si no fuera él el piloto del avión estrellado», confirmando así las sensaciones de la distancia emocional hacia la historia narrada.
 
Otro aspecto negativo que le encuentro al libro es que la autora hace referencia y menciona de forma frecuente a autores y libros que destaca y parafrasea en un claro homenaje y demostración de su bagaje literario, pero que aparecen en el texto como pinceladas in media res. Con el propósito aparente de dar cierta profundidad al texto, la autora utiliza citas de otros autores y libros leídos para a partir de ahí lanzar algunas reflexiones (aunque de manera fragmentada) y, a pesar de que tratan sobre de la vida y la muerte, no hay más continuidad con la historia que la de proporcionar una serie de aforismos y razonamientos en torno a ese mismo tema. Este recurso, que cada vez utiliza más a medida que el libro avanza, no aporta mucho a la historia, en todo caso sirve para conocer el estado de ánimo de la autora y hacernos partícipes de lo que piensa, pero es un recurso difícil de utilizar con éxito si se quiere entrelazar bien con la historia contada y es algo solo al alcance de unos pocos (mencionaría Gornick, Hardwick o Lispector). Por el contrario, y afortunadamente, la historia sobre el piloto sí mejora a medida que avanza la narración cuando deja de lado el propio accidente y conocemos algo más de su manera de ser y su vida, aunque quizás ya es algo tarde para ello pues la desconexión con esa parte del relato ya se ha producido páginas atrás.
 
Por todo ello, se trata de un libro que se lee de una sentada pero que, a excepción de algunos pasajes concretos, no termina de funcionar y siguiendo los mismos paralelismos utilizados por la autora, podría afirmar que acaba aterrizando en el poso lector con también algunas dificultades.


viernes, 23 de agosto de 2024

Emilia Pardo Bazán: Insolación

Idioma original: Español  
Año de publicación: 1889
Valoración: Se deja leer

Insolación es una novela breve cuya publicación provocó un verdadero escándalo. Trata sobre doña Asís, una joven viuda, hermosa y adinerada, que es seducida por un apuesto gaditano. 

Emilia Pardo Bazán, siempre contestataria, denunció en estas páginas a la hipócrita sociedad de su época, la cual favorecía al varón y practicaba una doble moral sexual. La escritora se mete, incluso, con aquellos hombres progresistas que solamente apoyaban la causa feminista de palabra.   

La faceta crítica de esta obra es, quizá, su mejor aspecto. Está bien expuesta, pues no resulta panfletaria; además, ha sido integrada en la historia a través del argumento y de las reflexiones de la protagonista y de su amigo Pardo. Sin embargo, una intencionalidad lograda no salva al conjunto. Y, dicho sea de paso, me hubiera gustado que Bazán la abordara sin tantos rodeos.

A fin de cuentas, muchas escenas podrían haberse condensado. O, puestos a respetar su extensión original, podrían haberse enfocado en dar una mayor caracterización de los personajes. La prosa de Bazán tampoco se libra de una reprimenda: es demasiado espesa, sobre todo para estándares contemporáneos. Vale que exhibe un dominio del lenguaje excepcional, vale que está salpicada de enjundiosas reflexiones y bellas metáforas, vale que es una gozada la polifonía que logra plasmar (respeta dialectos o registros de clase varios), pero es innegable que este acabado marcadamente decimonónico se antoja un tanto caduco en la actualidad (puede que ya lo fuera en su época). Insisto: una intencionalidad lograda no salva al conjunto. 


También de Emilia Pardo Bazán en ULAD: Aquí