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12 diciembre 2024

MIGUEL HERNÁNDEZ

 Miguel Hernández

Fuente: ElDebate.com

En un panorama informativo salpicado de Siria (parece que en lo que se refiere al exterior sólo podemos dedicarnos a un escenario) y acusaciones corrupción y rifirrafes locales, me ha llamado mucho la atención el artículo que escribe Mario de las Heras en ElDebate.com y que explica “Cuatro razones por las que la izquierda actual rechazaría a Miguel Hernández”. No me gusta que sea noticia un artículo de ficción, el “que pasaría” no deja de ser un ejercicio de imaginación, interesante y útil para elaborar argumentarios y teorías. Pero, en mi opinión, no aporta información. Creo, también, que Don Mario podría aportar muchas más razones para alegar que la izquierda actual rechazaría a la izquierda del pasado, de hecho ya vemos las desavenencias entre los socialistas de hoy y los de la década de los noventa.

Miguel Hernández es un personaje producto de su tiempo y comprometido con una causa, la republicana, y con unas ideas sociales que le hicieron denunciar en un Madrid las fiestas que daba Rafael Alberti con el enemigo a las puertas, “aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta” dijo el poeta. Pese al pasado que tuviese antes de la guerra, fue condenado por su militancia en la izquierda, no cabe duda. No sabemos, ni podemos saber, cual habría sido la evolución de Miguel Hernández si no hubiese fallecido de tuberculosis en la cárcel en 1942. Podemos imaginarla en un ejercicio tan interesante como inútil.

Uno de los pocos fallos que tuvo la Transición, sigue siendo mi opinión, es que las diferentes facciones hicieron militar en sus ideales a diferentes artistas que ya habían fallecido y que no podían opinar ni matizar su postura política. Otros, simplemente, fueron desterrados por no adaptarse a una ideología. Es, por ejemplo, el caso de José María Pemán, de él me dijo un profesor de literatura que tuve que “piensa como piensa, pero qué bien escribe”, y para muestra un botón de discrepancia en pleno año 1970 defendiendo el uso del catalán “El catalán: un vaso de agua clara” . Hoy su figura es la de un facha trasnochado y sumiso al franquismo. También se le ha querido dar un pasado de izquierdas a la Generación del 98, haciendo de Pío Baroja un exiliado y de Unamuno un perseguido. A poco que investiguemos y que leamos no descubriremos a políticos sino a artistas que decidieron entre las diferentes, y también complicadas, opciones que le presentaban los tiempos convulsos en los que vivía la España de la primera mitad del siglo XX. Pocos están dispuestos a disfrutar de la lectura de unos autores que elevaron la calidad de la literatura española al mismo nivel que la del siglo de oro. Una casta política que ha hecho de nuestros mejores artistas del pasado de derechas o de izquierdas y ha obligado a los artistas actuales a destacar más por su militancia que por su obra.

Y, volviendo a Miguel Hernández, de él nos queda lo que escribió,La Elegía a Ramón Sijé se considera la segunda mejor elegía de la lengua española. Las Nanas de la Cebolla, a las que ya dediqué un artículo, escritas desde el sentimiento. Vientos  del pueblo, en mi opinión la mejor definición de España y los españoles. Son sólo una pequeña muestra de su obra. Y ahí está para disfrutarla y para inspirar a otros, no para hacer propaganda de una política que, afortunadamente, fue superada. Podemos unirnos en el gusto de su lectura, en el debate de su obra, pero nunca enfrentarnos por su militancia. El rechazo o afición de la sociedad hacia los artistas puede ser debatido, su obra gustar o no gustar, pero debe considerarse como un patrimonio de todos del que podamos disfrutar nosotros y las próximas generaciones. 


02 abril 2010

EL ARTE DE LA PRUDENCIA

Me he querido tomar un descanso sabático, estar unos cuantos días sin tener nada que hacer. Lo he conseguido a medias, y es que sin hacer nada me aburro y dormir demasiado me resulta una pérdida de tiempo. Si tengo que ver pasar la vida, que sea despierto. Así que no he podido por menos que leer. Entre todo una de las obras que más me ha gustado ha sido “El arte de la prudencia” de Baltasar Gracián.
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Una de las primeras conclusiones a las que he llegado es mi desconocimiento sobre lo escrito en el siglo de oro. Me ha parecido vergonzoso leer anteriormente “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo y la “Utopía” de Tomás Moro antes que esta obra. Y es que si la primera instruye en el arte de la política y la segunda describe la sociedad ideal, “El arte de la prudencia” nos dice como tiene que conducirse uno mismo.
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Y la verdad es que el “Oráculo manual y arte de la prudencia” debería ser el libro de cabecera de políticos y empresarios. Por otra parte está libre de derechos de autor y se puede encontrar gratis en la red. Me permito recomendarles el siguiente enlace:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02493842322571839644424/p0000001.htm#I_0_.
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El autor Baltasar Gracián, (biografía en
http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Graci%C3%A1n
) podemos decir que fue una de las mentes más preclaras del mundo de nuestro siglo de oro y que su obra cumbre, “El criticón” se puede colocar a la altura de “El Quijote” o “La Celestina”. Sólo su carácter de jesuita ha podido impedir en nuestra sociedad el reconocimiento que se merece.
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Con respecto al libro, consiste en una serie de aforismos comentados, en el que podemos decir que lo contrario de prudente es necio y que una vista a nuestro panorama actual nos ayudará a comprobar cuanto hay de prudente y necio en nuestra sociedad.
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Les dejo con unas notas que me parecen de lo más bonito, interesante y edificante del libro:

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4. El saber y el valor alternan grandeza. Porque lo son, hazen inmortales; tanto es uno quanto sabe, y el sabio todo lo puede. Hombre sin noticias, mundo a escuras. Consejo y fuerças, ojos y manos; sin valor es estéril la sabiduría.
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107. No mostrar satisfación de sí. Viva ni descontento, que es poquedad, ni satisfecho, que es necedad. Nace la satisfación en los más de ignorancia y para en una felicidad necia, que, aunque entretiene el gusto, no mantiene el crédito. Como no alcança las superlativas perfecciones en los otros, págase de qualquiera vulgar medianía en sí. Siempre fue útil, a más de cuerdo, el rezelo, o para prevención de que salgan bien las cosas, o para consuelo quando salieren mal; que no se le haze de nuevo el desaire de su suerte al que ya se lo temía. El mismo Homero dormita tal vez, y cae Alexandro de su estado y de su engaño. Dependen las cosas de muchas circunstancias; y la que triunfó en un puesto, y en tal ocasión, en otra se malogra; pero la incorregibilidad de lo necio está en que se convirtió en flor la más vana satisfación, y va brotando siempre su semilla.
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125. No ser libro verde. Señal de tener gastada la fama propria es cuidar de la infamia agena. Querrían algunos con las manchas de los otros dissimular, si no labar, las suyas; o se consuelan, que es el consuelo de los necios. Huéleles mal la voca a éstos, que son los albañares de las inmundicias civiles. En estas materias, el que más escarba, más se enloda. Pocos se escapan de algún achaque original, o al derecho, o al través. No son conocidas las faltas en los poco conocidos. Huiga el atento de ser registro de infamias, que es ser un aborrecido padrón y, aunque vivo, desalmado.
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142. Nunca por tema seguir el peor partido porque el contrario se adelantó y escogió el mejor. Ya comiença vencido, y assí será preciso ceder desairado: Nunca se vengará bien con el mal. Fue astucia del contrario anticiparse a lo mejor, y necedad suya oponérsele tarde con lo peor. Son éstos porfiados de obra más empeñados que los de palabra, quanto va más riesgo del hazer al dezir. Vulgaridad de temáticos, no reparar en la verdad, por contradezir, ni en la utilidad, por litigar. El atento siempre está de parte de la razón, no de la passión, o anticipándose antes o mejorándose después; que si es necio el contrario, por el mismo caso mudará de rumbo, passándose a la contraria parte, con que empeorará de partido. Para echarle de lo mejor es único remedio abraçar lo proprio, que su necedad le hará dexarlo y su tema le será despeño.
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165. Hazer buena guerra. Puédenle obligar al cuerdo a hazerla, pero no mala. Cada uno ha de obrar como quien es, no como le obligan. Es plausible la galantería en la emulación. Hase de pelear no sólo para vencer en el poder, sino en el modo. Vencer a lo ruin no es vitoria, sino rendimiento. Siempre fue superioridad la generosidad. El hombre de bien nunca se vale de armas vedadas, y sonlo las de la amistad acabada para el odio començado, que no se ha de valer de la confiança para la vengança; todo lo que huele a traición inficiona el buen nombre. En personages obligados se estraña más qualquier átomo de vajeza; han de distar mucho la nobleza de la vileza. Préciese de que si la galantería, la generosidad y la fidelidad se perdiessen en el mundo se avían de buscar en su pecho.
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242. Seguir los alcances. Todo se les va a algunos en començar, y nada acaban. Inventan, pero no prosiguen: instabilidad de genio. Nunca consiguen alabança, porque nada prosiguen; todo para en parar. Si bien nace en otros de impaciencia de ánimo, tacha de Españoles, assí como la paciencia es ventaja de los Belgas. Estos acaban las cosas, aquéllos acaban con ellas: hasta vencer la dificultad sudan, y conténtanse con el vencer; no saben llevar al cabo la vitoria; pruevan que pueden, mas no quieren. Pero siempre es defecto, de impossibilidad o liviandad. Si la obra es buena, ¿por qué no se acaba?; y si mala, ¿por qué se començó? Mate, pues, el sagaz la caça, no se le vaya todo en levantarla.
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