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martes, 4 de noviembre de 2025

Cerveza y Ambiciones: House of Guinness (Netflix)



Steven Knight hace rato que anda buscando una familia disfuncional como la de los Shelby en Peaky Blinders. Ahora la ha encontrado en los cuatro vástagos de Sir Benjamín Guinness, el de la famosa cervecería. No tengo problemas con la falta de historicidad del relato, porque han tenido la cortesía de ofrecer un disclaimer indicando que es ficción “inspirada” en personajes reales. Mi problema es Knight, y su amoralidad que se refleja desde sus personajes antipáticos hasta la obsesión con la palabra “F” que sale de boca de hampones, criados y damas de sociedad.

Un Entierro muy Movido

Estamos en Dublín, 1868. El cortejo fúnebre de Sir Benjamin Guinness, dueño de la cervecería más importante del mundo, va a cruzar la ciudad hasta la catedral (protestante por supuesto), pero el populacho tiene otras ideas, o se las imponen un par de agitadores profesionales. Uno es un pastor que cree en la temperancia. O sea no bebe alcohol, pero se mete cocaína. Supongo que para curar la sinusitis, el único uso de la coca en ese tiempo.

El otro grupo lo dirige Patrick Cochrane, leader de la Hermandad Feniana. Su rabia contra el difunto es que era protestante y abusaba de sus empleados. Patrick parece bonachón, sabe que viene la policía y le pide a su gente que no hieran a los caballos porque “todos los caballos son católicos”. Que no te oiga la diosa Epona.



Al parecer los empleados no eran tan desafectos del patrón, porque ya los ha armado Sean Rafferty (James Norton), el capataz de la cervecera ,y juntos marchan a impedir que los revoltosos interrumpan el cortejo. Entretanto, los cuatro hijos y herederos del difunto están reunidos, no muy apenados, ya que cada uno tiene algún problema propio que espera solucione la muerte del padre.

Arthur, el mayor (Anthony Boyle), ha vivido tanto tiempo en Londres que ya no parece irlandés. Su hermano Edward (Louis Partridge , el Lord Tewksbury de Enola Holmes) es ambicioso, tiene planes y se siente capacitado para manejar el negocio. Su hermana Anne, es la voz de la razón de la familia, y Benjamin, el menor, duerme una borrachera en el sofá. Estos son los protagonistas del cuento.

Los Cochrane y sus Planes

Mientras los Guinness, con lujo de hipocresía, entierran al padre y lo homenajean con un baile (deseos del difunto); en los bajos fondos dublinesas, Cochrane prepara otro golpe contra sus enemigos. Esa noche quemarán el cargamento de cerveza que espera en el puerto. Aparece su hermana Ellen, presidenta del Comité de Fenianas, carga cuchillo en la liga y tiene planes más nefastos, pero más coherentes que los de su hermano.



Usará los secretos de los Guinness para destruirlos. Aconseja a su hermano no andar quemando barriles que con eso solo afecta al pueblo que necesita de sus empleos en la cervecera y que goza su pinta de cerveza negra. Está claro que Ellen es más inteligente que  Patrick, pero me desagrada esa premisa de lucha de clases que siempre enarbola Knight y en la que ahora la clase domestica es la destructora de oligarquías.

Como defensora del servicio doméstico digo que no necesitamos de más ejemplos como Parasito que solo sirve para desacreditar un trabajo digno y tremendamente útil. Es el rechazo de quienes no saben de los lazos que se establecen entre amo y sirviente y que superan diferencias de clases. Aunque exagerado, el modelo “Upstairs Downstairs” que Lord Julian Fellowes ha promovido en cine y televisión, no está tan alejado de la realidad.

Lo que es cierto que los Guinness tienen muchos secretos, Ellen Cochrane no ha podido encontrarle ninguno a Arthur. En busca de esa información, Ellen va a entrevistarse con el hampón Bonnie Champion , pero este solo conoce las deudas de Benjamin. Durante esa entrevista, Ellen presencia el incendio de los barriles y es vista por  Rafferty. Yo estaba temerosa de que tuviéramos romance ente el capataz y la feniana, pero Rafferty va a estar ocupado preñando a las mujeres de la Familia Guinness.

                                                 Sean Rafferty

En el segundo episodio presenciamos la lectura del testamento: Edward y Arthur se ocuparán el negocio, a pesar de que la verdadera carrera de Arthur es la política. Para eso está dispuesto a llevar una doble vida e incluso casarse por interés. Benjamin es desheredado por su alcoholismo y por jugador. Huye de sus acreedores, yéndose a Londres a unirse al ejército y también a casarse por interés.

                             Arthur tratando de no parecer gay

Anne es excluida por ser mujer. Se dedicará a la beneficencia y a cuidar de sus achaques mientras expía la única vez que dejó que su carne pecara. En cuanto a Edward, sus planes incluirán expandir su negocio al otro lado del Atlántico y también a hacer un provechose matrimonio del cual descienden hasta hoy los dueños de la cervecera y todos los Guinness que hayan aparecido en las portadas de periódicos o en las crónicas sociales. En cuanto a Ellen,  seguirá con sus planes de recaudar secretos, pero Edward dará vuelta su vida y proyectos de una manera que ella no podría imaginar ni evitar.

Lo Mejor y lo peor de The House of Guinness

Por ese motivo, voy a recomendar esta serie para los fans de Steven Knight. Sin ser aparatosamente exagerada como su último esfuerzo A Thousand Blows, pero sin llegar al pathos profundo de Taboo, cumple con los requisitos que han hecho al director reconocido. Puedo recomendarla para el fandom de Anthony Boyle y James Norton. Aquí interpretan roles vigorosos aunque no muy simpáticos. Para los amantes del género de época les cuento que es una combinación de The Gilded Age y Warrior. El parecido con esta última reside en que los irlandeses no están retratados con mucha justicia.

Ahora que he sido objetiva, puedo decirles que no me gustó. No es por no considerarla histórica. No hubo un escándalo público en el entierro de Sir Benjamín Guinness, pero le quedó divertido a Knight ese episodio. No hay registros de que Arthur Guinness fuese gay, pero su tío y tocayo si lo era. Una licencia legitima y un bono para la diversidad de Netflix. Los americanos estaban bebiendo cerveza desde 1817 y no hay registro de ningún primo Byron, pero , vamos, que ver nuevamente la sonrisa diabólica de Joffrey Baratheon valió la pena.

                           Joffrey cambio la corona por un sombrero hongo

Visualmente la serie es oscura, la recreación de Dublín está hecha con CGI (tal como la Birmingham de Peaky Blinders)  y fue filmada en Liverpool. La banda sonora es totalmente contemporánea salpicada de folk rock y de canciones en gaélico. El vestuario es feo, tan oscuro como la iluminación y no hay personaje que me atraiga,  con el que me identifique o que me arrebate el sueño. El libreto sigue los tropos tan amados por Knight. Un clérigo villano, fenianos bobos peligrosos, enemigos que olvidan sus ideologías en la cama.

En suma,  House of Guinness me aburrió. Parece increíble, pero pasada la batalla del cortejo, la serie me pareció tan poco original, los personajes tan poco atractivos,  que la seguí viendo con bostezos y reticencia. Me alegra saber que muchos espectadores comparten mi sentir. En IMDB me encuentro con adjetivos como “banal” y “aburrida”. El incorregible James Delingpole la calificó en The Spector de “excruciating”. Mas o menos es  lo que encuentro en Rotten Tomatoes donde la batalla de la cerveza obtiene un puntaje más bajo del auditorio que el de IMDB (7, 5 de IMDB y 6,6 en RT).

En Rotten Tomatoes, la crítica le ha dado un alto rating a la serie, algo común con el producto Netflix. Sin embargo, quienes aprueban no parecen ser de sitios muy conocidos y aun los conocidos reconocen que le falta algo.



Miren lo que dice Robert Levin en Newsday: “Casa de Guinness es siempre entretenida, pero presenta una insipidez que es difícil de ignorar”. John Anderson en el Wall Street Journal,  describe a la serie como algo para los que gustan de lo irlandés, lo sexy-violento y con una actitud casual hacia lo histórico,  y  termina con “ te dejará cómodamente atontado”. India Block en the London Standard dice que para gozar esta serie hay que “apagar el cerebro”.

Aun los críticos en nuestra lengua han tenido quejas. En MundoCine, Marta Medina revela dos falencias de la serie:Donde la serie tropieza es en su incapacidad para profundizar en los conflictos sociales de la Irlanda de la época. La tensión entre la familia Guinness, protestante y unionista, y la clase obrera feniana que lucha por la independencia de Irlanda, aparece esbozada de manera muy superficial. A ello se añade una cierta querencia por las subtramas amorosas, articuladas con un aire telenovelesco de sobremesa, que no necesariamente seducirá a todo tipo de público.”

Quienes se han lanzado en picada en contra de la serie han sido los medios irlandeses y con motivo de causa. Knight ha vilipendiado a los Hijos de Erin adjudicándoles todos los estereotipos posibles,  O son brutos o brutales o borrachos, o todo eso. Ya solo falta que los vistan de verde.

                                  A Ellen la vistieron de verde

Anna Marie Hourihan, escribiendo para el Irish Independent acumula “piropos” sobre la Casa de Guinness: llena de clichés, poco realista, aburrida y previsible. Ed Harris en The Irish Times describe el conocimiento de Steven Knight sore la experiencia colonialista de Irlanda bajo los ingleses como “rudimentaria”  y lo acusa de  aglomerar a todos los irlandeses bajo un mismo rotulo, incluyendo a los fenianos a los que ha caracterizado y vestido de “leprechauns ferales”.  En The Irish Examiner, Pat Fitzpatrick resume la poca originalidad de la historia con un “lo hemos visto antes”.

Contenido Violento y Gory: Comenzamos con fenianos, policía y empleados de la Guinness agarrándose de las greñas en medio de Dublín, . En típico humor Knight tenemos a los Fenianos a través de la serie confirmando la reputación de peleones de los irlandeses.

Contenido Sexual y Desnudos: Es Netflix…

Factor Feminista: Cero. Las mujeres de Steven Knight son osadas, transgresoras y furibundas, pero siempre terminan pagando sus pecados y los de sus hombres, sean estos sus amantes o sus hermanos. La verdadera Anne Guinness fue una mujer perseguida y limitada por sus achaques físicos. Aquí han querido empoderarla convirtiéndola en adúltera y no lo han logrado.

                                  Anne enfermiza e infiel.

Factor Diversidad: Por ahí hay algunos actores de color, pero ningún rol importante. (El incorregible Delingpole dijo que había que agradecer que de los cuatro Hermanos Guinness ¡ninguno fuese negro!) La diversidad sexual está representada por dos personajes importantes, pero Knight no es un campeón del wokismo en ese sentido. En cuanto a la enfermedad de Anne es tratada como un aspecto de su debilidad (tal como su adulterio) no como un estudio de como una minusválida lucha por ser relevante en un mundo donde las mujeres sanas ya son vistas como inútiles


jueves, 6 de junio de 2024

Un Detective Tudor: Shardlake en Disney



En medio del banquetazo de series de época que nos hemos dado en esta primavera no podía faltar algún bocado para los Tudormaniacos. Se trata de la adaptación al streaming de los whodunnit históricos de C.J. Samson que tienen como protagonista a un magistrado del siglo XVI al que su cercanía con el poderoso Thomas Cromwell lleva a involucrarse en muchos casos de asesinato.

Hace ya casi una década que se habló de adaptar la serie de Shardlake. Se compraron los derechos de la primera novela Dissolution (2003) y Sir Kenneth Branagh la protagonizaría. Se postergó para no chocar con Wolf Hall que también era un Tudor Drama. Entretanto Sir Kenneth firmó contrato para Wallander y tomarían diez años para que Disney pudiese filmar la novela de Samson.



 Hubo un momento que se pretendió cambiar al personaje principal de jorobado a enano y dárselo a Peter Dinklage. Por suerte,  tal idea no prosperó y el protagónico lo lleva un buen y carismático actor que sufre del mismo problema de espalda que Matthew Shardlake. Su nombre es Arthur Hughes

Estamos en 1536. Han pasado seis meses de la ejecución de Ana Bolena. Enrique VIII y su nueva esposa, Jane Seymour, están esperando el nacimiento del ansiado heredero. Para Thomas Cromwell (Sean Bean) es un momento de triunfos. Por fin ha recibido la venia real para clausurar los monasterios. Todo dentro de un marco legal.

Muerte en la Abadía

Se debe probar, para su clausura, que un monasterio es o un centro de vida depravada o un espacio de acaparamiento ilícito de riquezas. Para eso, Cromwell envía a hombres de confianza a investigar estos claustro. En la abadía benedictiná de San Donato en Scarnsea, Robin Singleton,  el hombre de Cromwell,  es encontrado asesinado brutalmente. Es hora de que Cromwell envíe por otro hombre de confianza, el magistrado Matthew Shardlake.



Maese Shardlake no puede negarse a una orden del Lord Protector, pero, aunque aprueba la clausura de los monasterios no le gustan los métodos utilizados puesto que a veces transgreden la ley. A regañadientes,  Shardlake emprende el viaje hasta Cornualles, pero es un viaje acompañado de molestias.

La primera es que antes de emprender su misión ya Shardlake se ha convertido en doble agente. El Duque de Norfolk le ha ordenado que lo mantenga informado de todos los detalles de su investigación. Los Tudormaniacos sabemos que Norfolk era el líder católico, gran enemigo de Cromwell, pero aquí lo muestran como un ambicioso que quiere parte del botín del clero.

Su Gracia le dice al abogado que no crea lo que Cromwell le ha dicho de repartir el oro confiscado  “entre el pueblo”. Todo irá las arcas del rey y a las de su hombre de confianza. Shardlake no lo pone en duda y la historia ha probado que Norfolk tenía razón.

El otro problema es más difícil de evadir. Cromwell le impone un compañero de viaje al abogado. Jack Barak (Anthony Boyle)es un individuo insoportable,  vanidoso,  mujeriego y que se rumora es sicario de Cromwell. Shardlake intenta evadir esa presencia incomoda argumentando que no necesita asistente. Barak le responde que va como “guardaespaldas”, pero el jorobado sospecha de que se trata de un espía, lo normal si recordamos que  Cromwell instituyó un estado policial en la Inglaterra Tudor.





Shardlake y Barak llegan a la costa de Cornualles al monasterio. Tanto el Abate Fabian como su prior el Hermano Mortimus,  creen que la muerte de Singleton fue accidental. Esa misma noche desapareció del monasterio su reliquia más preciada, la mano del Buen Ladrón. Posiblemente el ratero se encontró con Singleton y lo mató.

Shardlake no se traga esa teoría. El monasterio está alejado del pueblo y rodeado de zona pantanosa, un lugar de difícil acceso para un forastero. Además, Shardlake ha identificado al asesino como un perfecto espadachín que cercenó la cabeza de Singleton con la pericia de un verdugo. En la orden hay dos candidatos. tanto Mortimus como el hermano Edwig (el contador) tienen experiencia con la espada como militares que fueron.

En el monasterio, Shardlake se enfrenta a otro problema. Singleton tenía un asistente el Dr. Goodhap, que desde el asesinato de su patrón se ha encerrado en su cuarto temeroso de ser la próxima víctima. Enojado al saber que debe permanecer en el monasterio hasta el fin de la investigación, Goodhap no aporta mucho a ella. Aparte de cobarde, Goodhap puede ser agente de Norfolk. Al menos de eso lo acusa Barak. Goodhap se burla del petimetre diciendo que Cromwell lo sacó de una alcantarilla.


Un Moro, Un Sodomita y un Cartujo

En la primera noche, Shardlake queda impresionado con lo opípara de la cena monacal rociada de buenos vinos franceses. En la mesa va conociendo a otros habitantes de San Donato como el Hermano Guy, un moro,  que funge de medico con la ayuda de Alice, la única mujer en el monasterio.

Shardlake también identifica al hermano Gabriel el sacristán. Goodhap lo llama “sodomita” enfrente de todos. Inicia una discusión interrumpida por un fraile que usa un habito blanco diferente al oscuro de los benedictinos. Acusa a toda la congregación de ser sodomitas y de cometer todo tipo de pecados. Sigue a esto una diatriba en contra de Cromwell.

                                  El Hermano Gabriel

El abate se agita, todos los comensales se alborotan y sacan a la rastra al rabioso fraile. El compungido abate pide excusas. El Hermano Jerome está loco, es pariente de Jane Seymour por eso están obligados a aceptarlo, aunque ni siquiera es de la orden, “es cartujo” dice el prelado como si fuese una ofensa.

Se Acumulan los Cadáveres

Desde su llegada, que Shardlake se ha interesado en el tímido Simon Whelphy, un novicio un poco torpe al que todos humillan y maltratan. Durante la cena es obligado a pararse en un rincón con un casquete con la letra “M” escrita en el.  Esta especie de orejas de burro es para indicar que él es un “maleficum”, una encarnación del mal. Al final del primer e[episodio, Simon es golpeado en la cabeza y cae en profunda fiebre. Es ahí cuando pide hablar con Matthew Shardlake.



Simon le cuenta que Singleton no ha sido el primer asesinato en la Abadía. Que él intentó advertírselo a “ella”, el joven novicio no puede ser más coherente. A sabiendas que es la única mujer en los alrededores, Shardlake interroga a Alice, pero la enfermera no parece saber nada de lo que ha dicho Simón.



No se llega a saber más, porque Simon enloquece,  huye de la enfermería y se suicida arrojándose de un tejado. El magistrado descubre que antes de su suicidio, Simon recibió varias visitas entre ellas la del cartujo. Shardlake lo interroga y se lleva una sorpresa. Aunque sabemos que Fray Jerome advirtió a Simon de guardar silencio, la conversación se desliga del suicida.

El cartujo lanza su ira en contra de Cromwell quien lo torturó personalmente en la Torre de Londres. Shardlake cae en un obtuso negacionismo y dice que todo eso  es  mentira. Fray Jerome ofrece mostrarle las marcas que el potro ha dejado en su cuerpo. De pronto cambia el tema y comienza a hablar del prisionero de la celda contigua en La Torre: Mark Smeaton.

Los Tudormaniacos sabemos que Smeaton era el joven musico acusado de ser amante de Ana Bolena. Jerome dice que Smeaton lloró al conocer su sentencia de muerte. No por miedo a esta sino porque perdería su alma inmortal al haber confesado (bajo tortura) un falso adulterio que provocaría la muerte de una inocente: Ana Bolena.



Shardlake sigue negándose a creer. El monje le entrega un folio, ahí está la confesión de Smeaton. Barak,  que ha escuchado la confesión, exige que Shardlake destruya ese folio. Teme que Cromwell se entere de que han fracasado en su misión y los castigue.

La situación está peliaguda y Shardlake está en peligro. Sabe que hay una sombra negra que lo vigila, pero cuando intenta enfrentarlo, el encapuchado lo derriba de un empellón y huye. Incluso el medio ambiente está en contra del pobre jorobado. Paseando por el pantano, cae en arenas movedizas y es rescatado por Alice. Pero el mayor problema para el abogado detective lo representa Jack Barak.



El Odioso Jack Barak

Barak es un hombre impulsivo, tosco, obsesivo hasta el punto de la histeria. Parece odiar a la religión católica, pero a ratos es solo un gánster que quiere cumplir con las ordenes de su padrino a costa de la verdad y la justicia. La oportunidad se la da el Dr.  Goodhap que intenta huir sin permiso. Barak lo mata  para hacer creer que fue asesinado por la misma mano que decapitó a Singleton, alguien del monasterio.



Originalmente, Jack Barak aparece más adelante en la serie de novelas de Samson. Decidieron embutirlo aquí y no puede ser más desagradable. Hasta prefiero a Boyle en Manhunt. En cambio Shardlake es un protagonista maravillo. En dos capítulos nos mueve a compasión y respeto, todo gracias a la soberbia actuación de Hughes. Su interpretación de un hombre marcado por un defecto físico es más conmovedora cuando sabemos que el actor entiende lo que vive Shardlake.

Sabemos que es sensible, compasivo y creyente. En su infancia quiso tomar los hábitos, pero la Iglesia lo rechazó debido a su deformidad física. Desde entonces apoya una reforma de una institución que no propaga realmente el mensaje de tolerancia de Cristo.

Por otro lado, el magistrado no comulga con los métodos de su patrón. La ejecución de Ana Bolena, a la que fue obligado a asistir, lo ha dejado consciente de que la reina fue víctima de un complot fraguado por el rey y por Cromwell. Lo vemos empeñado en usar la justicia y la verdad para resolver un crimen precisamente porque son la armas que el Lord Protector, y su sicario Barak desprecian.

Encontré muy simpático que Shardlake le tenga celos a Barak por su éxito con las mujeres. Su soledad y sensibilidad lo hacen añorar una compañía femenina y lo llevan a enamorarse como un colegial de Alice y deseamos que ella le corresponda.



Con la buena combinación de un guion coherente, un elenco competente y un misterio fascinante, ya tendríamos bastante para recomendarla, pero hay que agregar la atmosfera histórica. Desde el vestuario hasta el paseo inicial de Shardlake por las calles de Londres, nos hace sentir que nos movemos en un mundo pretérito.

Otra maravillosa particularidad es que ni la Abadía ni sus alrededores son productos de efectos especiales. Disney ha encontrado su nicho en Europa y ha filmado allá esta serie que esperamos merezca una segunda parte. El monasterio ha sido filmado en el castillo rumano de Hunedoara (donde se filmó The Nun) una inspiración para el Castillo de Drácula y el Castillo Kreuzenstein en Austria.


                                 Castillo Kreuzenstein

Recomiendo la serie por su valor como ficción histórica y por una enmarañada trama. Nunca me imaginé quien era el asesino, y en cuanto a acción, para el tercer episodio ya llevamos cinco cadáveres.

No es la primera vez que tenemos misterios en monasterios, incluso hemos tenido detectives clérigos como el Hermano Cadfael, pero las novelas de Ellis Peters tienen lugar en el medievo tal como la sobrevalorada Nombre de la Rosa de Umberto Eco, pero no recuerdo ningún whodunnit histórico que tuviese lugar durante el reinado de Enrique VIII.

Contenido Violento y Gory: Es una serie detectivesca, hay asesinatos, violencia por doquier, pero es menos gráfica que otras series sobre la Era Tudor.

Contenido Sexual y Desnudos: Barak y Alice se acuestan, pero nada gráfico.

Factor Feminista: Una de las víctimas es mujer, y Alice demuestra lo difícil que es para una mujer trabajar en el mundo de hombres aun cuando se trate de monjes célibes.

Factor Diversidad: Aquí es donde entra lo woke. No pueden acusar a Disney de no integrar actores de color, aun cuando interpretan a personajes blancos. Ya al comienzo vemos que Cromwell tiene un asistente negro. En la Abadía de San Donato el abad, el sacristán y el hermano enfermero son interpretados por actores de origen africano.

                                   El Abate Fabián

El único que se entiende que sea interpretado por alguien de color es el hermano Guy, el enfermero, que se supone es un moro malagueño. Ese personaje se vuelve recurrente en la serie de Shardlake.

Por supuesto que el gran aporte a la diversidad de esta serie es tener un protagonista con un defecto físico que marca a Shardlake y lo hace un detective diferente. Desde el momento en que una transeúnte se persigna al ver al magistrado en la calle que sabemos que, a pesar de su inteligencia y estatus, Shardlake es un paria. Shardlake se puede ver por Hulu/Disney en USA, Disney en España y Star + en América Latina.

martes, 30 de abril de 2024

Sic Semper Tyrannis: El asesinato de Lincon en Manhunt ( Appletv+)

 


Están de moda los shows de detectives. Hay una obsesión con resolver asesinatos incluso en escenarios de época. Y no hay nada tan fascinante como perseguir asesinos,  sobre todo si son magnicidas. Eso está aprovechando esta primavera Appletv+ con su Manhunt, la investigación y cacería del asesino (s) del presidente Abraham Lincoln.

Una Conspiración y un Asesinato

Manhunt está basada en Manhunt the 12-day Chase for Lincoln’s Killer de James L. Swanson . El primer episodio nos describe el final de La Guerra de Secesión, el asesinato del Presidente Abraham Lincoln, perpetrado por el actor John Wilkes Booth,  y otros sucesos ocurridos esa misma noche y que forman parte de una conspiración de los Estados Confederados para apoderarse del gobierno.

                                             Los Lincoln en familia

Fracasada la conspiración y fugado el asesino, la trama se cifra en la investigación del Ministro de Guerra Edwin Stanton (Tobías Menzies de Outlander, Juego de Tronos etc.) por capturar a Booth y sus cómplices. Al mismo tiempo debe batallar contra fuerzas pro-Confederadas en altos puestos gubernamentales que incluyen hasta el nuevo presidente Andrew Johnson. Stanton debe luchar por mantener vivo el sueño de Lincoln de liberar a los esclavos y de darles un puesto digno en la sociedad blanca. Su salud no lo acompaña y hasta su esposa lo abandona.

                                 Los dos Johnson, el real y el ficticio, igualmente chuecos

Confieso no haber visto The Conspirator, el filme de Robert Redford, y aunque cubrimos el gobierno de Lincoln en mi penúltimo año de secundaria,  yo no tenía idea de la magnitud de la conspiración. Debido a mi ignorancia me es fácil aceptar licencias históricas de la miniserie.

No me interesa saber que pierna se rompió Booth al saltar al escenario, ni que oreja le voló su balazo al presidente. Me es fácil aceptar que Edwin Stanton fuese amigo personal de Lincoln (“has sido su esposa durante la guerra” gruñe Mary Lincoln) y que convierta la búsqueda del asesino en algo personal. Aparentemente, Stanton y Lincoln tuvieron muchos desencuentros durante su relación política y no eran tan cercanos para que le llamase “Abe”. De hecho, a Lincoln no le gustaba ese apodo.

Pero vamos, la historia fluye mejor con esa motivación de Stanton de vengar a su mejor amigo. Como tampoco había yo he visto daguerrotipos del caballero no me incomoda que lo interprete Tobias Menzies, más delgado y alto que el verdadero Edwin Stanton y sin la larga barba que caracterizaba al Secretario de Guerra.

  Como que Tobias Menzies no se parece mucho al verdadero Stanton. ¿Verdad?

Las mayores quejas de los puristas han sido por el elenco, principalmente en contra de Hamish Linklatter y su interpretación de “Honest Abe”. Aunque hemos visto a grandes actores, desde Henry Fonda hasta Sir Daniel Day Lewis,  dar vida al presidente mártir, me ha gustado del trabajo de Linkletter,  su caracterización física y la mixtura de cansancio y entusiasmo que imprime a su personaje.



Ha habido quejas de que lo han puesto pusilánime y perdona vidas . Todos los datos que hemos heredado sobre Abraham Lincoln nos lo describe como compasivo, pacifico, ansioso de acabar con la violencia fratricida y de unificar a la nación.

Por último, debemos recordar que la serie se ha basado en un libro y en el punto de vista de su autor. Es por eso que dos personajes ambiguos a los que la historia ha otorgado el beneficio de la duda, Mary Surratt y el Dr. Samuel Mudd,  son retratados aquí como villanos gracias a nuevas pruebas desenterradas que los incriminan.

La historia comienza justo después de la rendición de Los Confederados en Appomatox. Para Lincoln y su gabinete es un triunfo mayor. Por fin el presidente decide relajarse y llevar a su esposa al teatro a ver una comedia, Nuestro Primo Americano. Edwin Stanton va a seguirlo cuando recibe noticias de que William H. Seward, el Secretario de Estado,  ha sido victima de un atentado.

                        Los Lincoln en el Teatro Ford

Cuando los Actores se Vuelven Asesinos

Mientras Stanton va casa del herido, vemos como John Wilkes Booth prepara su atentado con ayuda de gente dentro del mismo teatro. Lo vemos incluso tomándose una copa en el bar con uno de los guardaespaldas del presidente.



Booth se conoce de memoria la pieza, ha actuado en ella. Lo vemos fuera del palco presidencial recitando el parlamento hasta que llega al momento escogido. Irrumpe en el palco,  le dispara al presidente y salta al escenario con su famoso grito de otro celebre magnicida (Junius Bruto) Sic Semper Tyrannis. (¡Así mueran los tiranos!)

                   ¡Así mueran los tiranos!

Se han hecho tantas películas sobre Lincoln, pero poco o casi nada sobre su asesinato. Yo solo me imaginaba a John Wilkes Booth como John Derek (asombroso parecido entre ambos actores) el villano de Prínce of Players, la biopia de su hermano Edwin Booth, el mejor actor de su época.

           John Derek y Sir Richard Burton como Los Hermanos Booth

Siempre vi a JWB como un actor fracasado, envidioso de su hermano,  dominado por delirios de grandeza. Nunca supuse que hubiese una nación, al menos un servicio de inteligencia , apoyándolo. No sabía que era famosísimo, un galán,  y un shock para el público saberlo magnicida. Es como si mañana Ryan Gosling matase a Joseph Biden (G-d forbid!)



Lo inesperado para Booth es romperse una pierna y tener que llegar rengueando a su caballo. De ahí la trama bifurca por dos caminos: la huida de Booth que lo lleva al Sur y la investigación de Stanton que es conjunta (aunque a ratos no lo parezca) con la policía de Washington y el ejército.

Lo fascinante es que siempre se conoció la identidad del asesino. En una época con medios de comunicación en pañales, pre radio, pre filme, pre fotografía,  los retratos a mano y daguerrotipos de John Wilkes Booth circulaban por todos lados, al igual que afiches anunciando sus actuaciones. Era tan famoso que una de las sorpresas del cuento es como lo van reconociendo los muchos que lo ayudarán en su huida.

Booth logró cruzar el puente que separaba el Distrito de Columbia con Maryland porque el guardia era fan. Por eso lo dejó pasar a pesar de que ya había superado el horario de clausura. Swann, el guía mestizo que lleva a Booth y a su compañero David por terreno pantanoso a Virginia admite haber visto al asesino en un escenario en Baltimore.



Yo diría que esta es la mejor parte del relato. Este roadtrip en el que Booth va aumentando en arrogancia y megalomanía y va perdiendo el norte,  y  aun así hay gente que lo auxilia sea por dinero como el guía, por miedo como Mary,  o porque realmente creen en su causa y admiran sus acciones.

Ni Mudd era un Martir, Ni Johnson un Abolicionista

Hay ciertas exageraciones como el mostrar a todos los Confederados confabulados en un movimiento de resistencia contra la rendición de sus fuerzas y que ven en Booth un ejemplo al que hay que proteger.  Diferente es el caso del Dr. Mudd. Se ha descubierto que había dado refugio a agentes confederados antes,  por lo que no es accidental que haya atendido al actor a quien entablilló la pierna. Fin de la imagen de Mudd, el mártir injustamente castigado por ejercer el juramento de Hipócrates.



Mudd era entonces un Rebelde como se les llamaba a los sureños ¿pero era tan mala persona con sus esclavos como nos lo muestra la serie? Durante el juicio de Mudd, Mary testificó que su amo una vez le había disparado en la pierna a su hermano.

                          El Doctor Mudd no era tan inocente

El tema de los esclavos emancipados es prominente en la trama y no solo por el personaje de Mary Simms (Lovie Simone). Edwin Stanton está atrapado entre vengar la muerte de su amigo y presidente (ni hablar de sus conflictos familiares y de salud) y respaldar la visión de una nueva categoría de ciudadanos estadounidenses, el conglomerado afroamericano,

Solo que tiene poca ayuda. Muchos políticos en Washington creen que fue un error (y motivo de su asesinato) de Lincoln darles la libertad a los esclavos. Lo cree hasta Robert Lincoln y ciertamente lo cree el nuevo presidente Andrew Johnson. De Johnson, que muchos piensan (en la serie) que anduvo metido en la conspiración de Booth-Surrat,  Manhunt nos da una visión de un hombre sucio y oportunista que cambia de idea como de calzoncillos y que se va por lo que le conviene a él, no por los ideales por los que se ha peleado una guerra fratricida.

La visión del Norte, al menos la de Washington y Nueva York,  es la de ricachones que velan por su pecunio y son, en el fondo,  simpatizantes del Sur. Es cierto que hubo un complot para incendiar Nueva York, ¿pero es verdad que una de sus causas era atraer el estado a la Confederación?  Nada más significativo que la escena en la cual la policía irrumpe en Wall Street a arrestar especuladores y los encuentra entonado “Dixie”.  Ellos son quienes quieren apoderarse del gobierno

El gran villano del cuento es un personaje pintoresco de la historia estadounidense,  George N.  Sanders de Kentucky (¿pariente del Coronel Sanders creador del Kentucky Fried Chicken?) En la vida real, Sanders había cumplido funciones consulares en Europa donde destacó por su amistad con los revolucionarios de su tiempo,  el italiano Giuseppe Mazzini y el húngaro Lajos Kossuth. Aparte de admirar a revoltosos,  Sanders, creía firmemente en la legalidad del magnicidio de tiranos.



Durante la Guerra de Secesión, y aun residiendo en el Norte, Sanders fue abiertamente pro sureño. Según él,  Abe Lincoln era un tirano que merecía ser asesinado. La investigación de Stanton vinculó a Sanders con el cadre de conspiradores, pero el ex cónsul alcanzó a huir a Europa donde continuaría apoyando revueltas.

La serie nos retrata a Sanders como un epitome de los millonarios de su época, un Robber Baron, que especula en Wall Street, compra periódicos con los que manipula a la opinión pública,  y cree que la justicia es un artículo de compraventa.  ¿Existió Sanders? Si, pero no creo que fuese parecido al Hombre del Saco de la cultura estadounidense contemporánea.

Cuando intenta matar a Edwin Stanton, Sanders suelta un “Podría matar a un hombre a plena luz del día en Wall Street sin que me ocurriera nada”. Ya sabemos de donde salió esa bravata. Ese presentismo afea la serie ya que le quita credibilidad.



Espías Confederados

Otra fascinante premisa, pero que puede ser falsa,  es la importancia del Servicio Secreto Confederado. Falso es creer que era dominado por Judah Benjamin. Tenemos un soldado afroamericano que escupe ese nombre con un odio que va más allá del que merecen esclavistas. Ya siento las voces de Tamika Mallory y Shaun King usando al personaje como mono de ventrílocuo.

Como todos los servicios de inteligencia del mundo el Confederado tenia la obligación de reportarse a solo a tres personas, el Presidente,  el Vicepresidente y el Scretario de Estado. Sucede que el gordito Benjamín era el Secretario de los Estados Confederados. Lo que sí es verdadero es que Montreal era un centro de espionaje Confederado y que la ciudad canadiense estaba llena de simpatizantes de la causa sureña.

                                   Judah T. Benjamin

Otra cosa es hacernos creer que eran los espías confederados a los que había que temerles más que a su ejército. A pesar de los esfuerzos de la serie para colocarlos detrás de la conspiración que costó la vida a Lincoln, la mayoría de los planes del servicio de espionaje sureño fracasaron. Tal como el plan de Lincoln-Stanton para asesinar a Jefferson Davis también fracaso. No conocía este plan  para acabar con el líder Confederado, pero no me molesta ni me hace mirar con desprecio a Honest Abe. Las guerras a veces exigen movidas desperadas y no muy legales ni morales.

Otra falsedad de Manhunt es mostrarnos que Samuel Cox, en su sótano,  tiene instalado un sistema de telégrafo con el que manda despachos a Richmond. También tengo mis dudas sobre lo que le cuenta a Booth que ya todo el Sur conoce y celebra su hazaña. De hecho, Booth no piso ni el sótano ni el salón de Cox quien no lo dejó entrar a su casa. En su diario,  Booth expresa amargura por el magro recibimiento de quien se limita a enviarlo al bosque en busca del misterioso River Ghost, un guía Confederado.





En mi breve investigación he descubierto un par de factores asombrosos. Hay gente que hoy en día todavía creen que Booth hizo bien en matar al “tirano” Lincoln y existe una teoría que muchos abrazan que John Wilkes Booth no murió abatido por el ejército estadounidense en el establo de los Garrett.  Muchos creen que logró huir a Europa donde formó una familia y siguió promoviendo ideas que todavía caracterizan al Sur moderno.



En general, recomiendo Manhunt.  Tiene trama interesante que navega una delicada línea entre la investigación policiaca y las intrigas políticas de Washington. Logra crear una atmosfera de época sobre todo de la tensión que se vive en una nación acabada de salir de una guerra civil.  

Ha sido un muy logrado libreto y producción a cargo de la afro-judía Monica Beletsky quien ya nos diese la mejor (la Tercera)  temporada de Fargo. En su equipo de guionistas ha incluido una diversidad de estilos desde Jan Oxenberg que se especializa en temas lésbicos hasta Ben H. Winters quien fuese el autor de la parodia del género fantástico: Sense and Sensibility and Sea Monsters.

La dirección está mayormente en manos del excelente Carl Franklin, “culpable” de muchas obras conocidas, pero al que siempre agradeceré su estupendo Noir,  El Diablo Viste de Azul. Las actuaciones son impecables, el vestuario adecuado, la escenografía bien constituida. Una lástima que tenga tan poca exposición porque Appletv+ se está convirtiendo en una biblioteca de pequeñas joyas de época.



Contenido Violento o Gory: El asesinato. El enfrentamiento entre soldado afroamericanos y policías blancos enfrente de la casa de Stanton, pero nada Gory

Contenido Sexual o Desnudos: Ninguno

Factor Feminista: Aunque nos habíamos acostumbrado a visualizar a Mrs. Lincoln con el rostro de Mary Tyler Moore o Sally Field, Lilly Taylor llena muy bien los escarpines de la Primera Dama. Se las ha arreglado para mostrarnos todos los matices de Mary Lincoln: su derroche, sus nervios frágiles que pueden haber evidenciado problemas mentales mayores, pero también nos la muestran conmovedora ante la tragedia. Magnifica es esa escena en que suplica a su esposo y a Stanton que no envíe a su hijo al campo de batalla.





Si Mary Lincoln representa a las mujeres blancas divididas por un conflicto fratricida que no han iniciado (Mary le recuerda a Edwin Booth que sus hermanos han servido en el Ejército Confederado), su tocaya de Maryland representa a la afroamericana que necesita de doble emancipación, porque es esclava del color de su piel y de su condición femenina. En cambio, Elizabeth Keckley (Betty Gabriel) es un personaje histórico que merece su propia serie.


Esta mujer de raza mixta nació esclava y soportó una vida de abusos (incluso sexuales) de parte de su familia blanca que eran sus amos. Cuando descubrieron que era una maga de la aguja,  explotaron este talento. Aun así, la joven costurera consiguió suficiente dinero para comprar su libertad y la de su hijo (producto de una violación).



Elizabeth no es solo la primera costurera que la historia americana recuerda de nombre. Es la primera diseñadora de modas tanto de Los Estado Confederados como de los Estados Unidos. Ella vestía a las grandes señoras de Richmond, incluyendo a Varina Davis antes de esta ser Primera Dama del Sur. Elizabeth se trasladó a Washington donde Mary Lincoln solicitó sus servicios. Así la ex esclava se convirtió,  no solo en la modista de la Primera Dama del Norte,  sino también en su amiga, su confidente y hasta su administradora. Merece una miniserie dedicada a su vida y obra.



Factor Diversidad: He preferido dejar a Mary Simms  para esta sección, porque no la veo como un icono feminista, a pesar de representar las injusticias cometidas en contra de los esclavos en los albores de la emancipación. Mary,  que huyó junto a su familia de la casa del infame D. Mudd, es secuestrada ( aun estando en territorio abolicionista)  por órdenes de su amo y llevada de regreso a la esclavitud.



Cuando la conocemos, teóricamente es libre, pero sigue siendo criada sin sueldo. Un día se harta, arroja el mandil a la cara de su amo y se esmera en enseñar a leer a los niños libertos. La verdadera Mary había abandonado a Los Mudd en 1964 y solo reaparecería para testificar en contra de su ex amo. En la serie, en cambio, han creado un estereotipo de los esclavos recientemente liberados. Esto sucede con casi todos los personajes de color de la serie.

Esos son los casos de George Bell, el fiel criado del Secretario Seward que es herido en el atentado en contra de su patrón; del soldado negro, rezumando odio por Judah Benjamin, que irrumpe en las oficinas del vicepresidente Confederado para buscar los códigos de espionaje; y el soldadito mártir que es asesinado por la policía de Washington. Todos ellos no pasan de ser símbolos de una raza abusada y atropellada aun después de su liberación.

Por eso es que mis personajes favoritos son, no los que trascienden la barrera del color que es algo imposible de superar, pero los que logran salir de casilleros impuestos por los blancos. Me refiero obviamente a Elizabeth Keckley, que es una figura histórica, y a Oswell Swann.



Aunque efectivamente Swann guio a Booth y a David, lo han convertido en un personaje fascinante del cual lo único verdadero es su nombre. En la serie,  Swann es mitad negro y mitad nativo, se dedica a contrabandear gente que supuestamente milita en contra de los esclavos, pero él hace hincapié en su raza indígena y en su libre albedrio. No se siente esclavo porque toma sus propias decisiones. Es un personaje interesante, sobre todo porque muestra otro rostro del— para nada monolítico— conglomerado afroamericano, y aun así la serie no lo retrata negativamente.

Recomiendo Manhunt, un bien contado capítulo de la historia de los Estados Unidos.

lunes, 25 de marzo de 2024

Los Ultimos Caballeros del Aire: Masters of the Air en Appletv+

 


Band of Brothers me inspiró tamaña pasión que nunca he podido ver The Pacific. Por la misma razón tenía un poco de miedo de ver Masters of the Air. No compartan mi temor. Spielberg y Hanks han sabido navegar La Era del Woke dándole un broche de oro a su trilogía de la Segunda Guerra Mundial. Los amos del aire combinan esa dulce nostalgia de viejos filmes bélicos con lo mejor de los efectos especiales de siglo XXI.

Como Band of Brothers,  está basada en un libro. En este caso Masters of the Air de Donald L. Miller, y A Wing and a Prayer de Harry Crosby. Como Crosby, todos los personajes de la serie son reales. La acción se enfoca en los quehaceres de las Fortalezas Volantes que pertenecían a la escuadrilla 100th de bombarderos. Los protagonistas son Gale “Buck” Craven (Austin Butler de Elvis) y John “Bucky” Egan (Callum Turner de Fantastic Beasts).



 Si un eje de BOB era la amistad entre dos hombres tan diferentes como Dick Winters (Damian Lewis), un chico de la zona rural de Pensilvania,  y el sofisticado abogado neoyorquino Lew Nixon (Ron Livingston), aquí tenemos algo parecido. El bromance está a cargo del alcohólico, mujeriego, pendenciero y bullicioso Bucky junto a Buck, un universitario serio de Wyoming, con novia formal.



Poco a poco vamos conociendo a otros miembros del escuadrón. Mi favorito es Crosby (Anthony Boyle), no porque me guste el actor sino porque es el más vulnerable (con sus vómitos constantes que interrumpen sus labores de navegador de vuelo). Y ya para el tercer episodio entra mi otro favorito, Robert “Rosie” Rosenthal (Nate Mann), el abogado de Brooklyn que sirvió heroicamente cerrando el hocico a Roald Dahl y a su teoría de que los judíos no podían ser aviadores. Solo lamento que no podamos seguir la carrera de Rosenthal que, acabada la guerra y recibiendo condecoraciones de tres países, volvió a su carrera legal y sirvió como fiscal durante El Juicio de Nuremberg.



Se ha hablado mucho del aura old-fashioned de la serie que recuerda las épicas de Hollywood. Ya uno ve que Dana Andrews interpreta a Buck y Robert Mitchum a Bucky, con John Garfield haciendo de Rosie. La diferencia es que aquí el énfasis es en tragedia,  no en triunfos. Cada misión es más peligrosa que la anterior. Sin incurrir en spoilers, les cuento que en cada hora perdemos aviadores, vemos caer aviones, y saltar en paracaídas a algunos que acaban como prisioneros. Eso hace la serie muy conmovedora.

La razón por la cual hay tanta mortandad la explican los aviadores de la RAF. Tras cuatro años de   ser bombardeados y ver sus ciudades destruidas, los ingleses deciden que las misiones de vuelo serán nocturnas. Al amparo de la noche pueden destruir mejor al enemigo y volver vivos a sus bases. Eso no les parece justo a los americanos que prefieren bombardear de día para tener claro que no están destruyendo casas ni sitios que no ayuden al esfuerzo bélico. Esa ingenuidad y buena intención les costará caro.

Si mi temor era que las escenas terrestres se reducirían a permisos con bailoteo y sexo con chicas de paso, me equivoqué. Hay chicas de paso como la viuda polaca que le da a Bucky una lección sobre los deberes de un aviador aliado, destruir a los nazis y a Alemania. Hay esposas como Jean, la recién casada,  cuyas cartas mantienen alta la moral de Harry Crosby. Y hay novias formales como Marge (Isabel May) a la que Buck es tan fiel que prefiere bailar con su perrito Meatball antes que traicionarla, aunque sea en la pista de baile.





NOTA: Aunque en la serie nos hacen creer que Buck y Marge se conocieron durante la guerra, eran novios desde la infancia.

Ver a Buck con Elsa Dutton en la primera escena, me dio escalofríos. Quería advertirle que ella es jetta, sus hombres mueren,  y la serie jugó con eso haciéndonos creer por casi tres capítulos que Buck había perecido junto a su avión. Bueno, yo sabía (gracias, Wikipedia), que Buck volvió a casa, vivo y entero, y se casó con Marge.



Hay un constante en la trama: los peligros que enfrentan los aviadores por algo los apodaban The Bloody 100th que los lleva a no regresar de sus misiones. Esto tiñe de duelo y melancolía cada episodio, convierte a Masters of the Air en una serie ruda y realista, y explica los controversiales bombardeos de Dresden y Tokio.

La nota optimista es que muchos aviadores sobreviven, aunque se encuentren en terreno peligroso. Sus experiencias nos permiten tener una visión de lo que está pasando en tierra, en la Europa Ocupada. Así conocemos las redes de rescate de aviadores aliados. El peligroso trabajo de las células resistentes (como la célebre “Cometa”) que lleva a Quinn desde los campos de Flandes a la frontera española nos da un retrato más respetuoso y fidedigno de la labor de los movimientos resistentes europeos que las infames falsedades de The New Look.



También tenemos otra visión, la de los alemanes y de cómo trataban a los aviadores. Nos referimos al pueblo llano que no titubeaba en linchar a los Aliados que caían en sus manos. Mas allá de si estaban enojados por los destrozos y perdidas de vida provocadas por los ingleses, y estadounidenses, se olvidaban de quienes había iniciado la guerra y quienes hablan arrasado desde el aire ciudades como Varsovia, Rotterdam y Coventry.

Otra oportunidad que dan estas caídas en paracaídas de los aviadores es la de incluir personajes femeninos como las valientes chicas belgas que llevan a Quinn de Bélgica a Francia. Una lástima que no hayan dedicado más tiempo a esa misión. En cambio, han preferido embutir el personaje de Sandra que solo ha servido para confundir al público. En su biografía de 1993, Crosby insistió que nunca le faltó a su esposa, pero la serie ha preferido meterlo en la cama con esta misteriosa oficial británica que conoció en Oxford.


Tan confusa fue la aparición de Sandra que dejó dudas de que labor desempeña en el ejército. Creo que el episodio 8 nos dejó claro. Sandra es una agente de la OSS que es enviada a conseguir información crucial en Francia . No sé de dónde algunos espectadores se han creído que se trata de una espía alemana.

Es extraordinario lo poco que sabe el público angloparlante sobre el teatro europeo, especialmente sobre la Operación Overlord. ¿No vieron Band of Brothers? ¿O alguna de las quinientas películas que se han hecho sobre el desembarco?  Ni los recapper saben mucho. Por ahí uno hablaba de “Operation Overlay”(¡!!) Es una suerte entonces que se hagan series que informen sobe la mayor guerra del Siglo XX (por suerte todavía no superada). Es importante saber sobre guerras antiguas ya que es la única manera de entender las guerras modernas sobre las que todos parecen querer opinar sin siquiera saber en qué continente se están batiendo.

Por décadas se creyó que los militares de la Europa Occidental y de USA capturados por los alemanes eran mejor tratados que los eslavos y que los prisioneros de campos de concentración. Aunque es verdad que recibían cartas y paquetes de la Cruz Roja y no estaban obligados a desempeñar trabajos forzados, también estaban expuestos a peligros.  Sobre todo, si caían en manos de la Gestapo. Recordemos a Lord Richard Attenborough en The Great Escape y Colin Farrell en Hart’s War.



Bucky y Buck terminan en Stalag III de donde huyeron Roger Bushell (Attenborough) y sus compañeros. Ese “gran escape” fue tan bochornoso para los alemanes que, como nos muestra la serie, el control del campo pasó a mano de las SS lo que se tradujo en peores condiciones aparte de la orden de que todo prisionero que intentaba escapar debía ser pasado por las armas.

Para que no se acuse a la serie de ser únicamente un homenaje a aviadores blancos, el penúltimo episodio incluye al celebre Escuadrón Tuskegee. Mi único reparo es el poquito tiempo que les han dado a quienes, por su valentía y destreza,  fueron parte de este episodio de las hazañas de los últimos Caballeros del Aire.

Esa es la queja que tengo de la serie, el poco tiempo que tenemos para desarrollar eventos y personajes. Bucky y Buck son héroes de pulp magazine, tenemos poca introspección psicológica de ellos y poco trasfondo. Peor es el caso de Robert Rosenthal de quien solo sabemos que es judío, viene de Brooklyn y abogado, ninguno de esos factores desempeña un rol en su vida de aviador. Es como si hubiesen nacido solo para pilotear aviones.



SPOILER : Tal como Buck y Bucky, Rosie tuvo que lanzarse en paracaídas sobre Francia, pero fue rescatado por la Resistencia y pudo regresar a Inglaterra.  Esto ocurrió a fines del ’44. Aparte de ser el más condecorado del escuadrón, Rosie tuvo el privilegio de ser derribado y rescatado en dos ocasiones.

En la serie han cambiado esa historia debido a la cronología. Al no querer relatar las aventuras de los tres protagonistas como ocurriendo en el mismo espacio de tiempo, dejaron el paracaidismo de Robert Rosenthal para su segunda escapada en el ’45,  cuando cayó cerca de la frontera polaca y fue rescatado por los rusos.



Contenido Violento y Gory: Como en Band of Brothers, la serie no se abstiene de mostrarnos horribles heridas de guerra o las situaciones imposibles a las que son expuestos los POW en el Stalag. Para mí la escena más violenta fue esa caminata a través de una aldea hostil donde Bucky y otros pilotos quedan a merced de los furiosos alemanes.



Contenido Sexual y Desnudos: Bucky y la viuda polaca; Crosby y Sandra, nada muy gráfico y no hay desnudos.

Factor Feminista: Aunque es obviamente una serie de varones, se las han arreglado para embutir personajes femeninos sean como “La chica que dejaron atrás”  que se manifiesta por cartas, o las valientes resistentes y agentes secretas (como Sandra). Sin su ayuda, no se hubiese ganado la guerra.

Factor Diversidad: Como muchos,  me quejo del poco espacio que se les ha dado a Los Tuskegee. También me quejo de que el origen judío de Rosenthal no juegue ningún rol ni en el desarrollo de su personaje ni en su interactuación con sus compañeros.  En suma, Masters of the Air sigue el Código Hays de no dar importancia a lo étnico para evitar críticas de racismo,  en vez de seguir El Código Woke de inclusividad forzosa.

Masters of the Air puede verse en todo el mundo via Appletv.