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jueves, 4 de julio de 2024

De Entebbe a Beirut: La Edad de Oro de la Piratería Aérea en la Ficción

 


La entrada anterior fue un preámbulo para explicar el contexto de uno los secuestros aéreos más famosos de los anales de la piratería aérea y que,  a diferencia de 9/11,  tuvo un final feliz. Me refiero al secuestro de un avión de Air France en mayo de1976 y su desvío a Uganda donde fue rescatado por comandos israelíes. Este famoso “Rescate de Entebbe” ha propiciado una media docena de filmes y documentales creando una imagen de la piratería aérea en la cultura popular.

Cuando Israel dijo “Basta”

Estos fueron los hechos:  en julio de 1976, un avión de Air France despegó de Tel Aviv , con una carga de 248 pasajeros y doce tripulantes, con rumbo a Paris. En una parada en Atenas abordaron el avión cuatro secuestradores: dos palestinos y una pareja de comunistas alemanes, Wilfred Bose y Brigitte Kuhlmann (apodada “Halima”). Ya despegado el avión, los terroristas exigieron al piloto cambiar la ruta y aterrizar en Libia.

En Bengasi,  el avión se aprovisionó de combustible y permitió el desembarco de Patricia Martell,  una judía inglesa que estaba embarazada. Aunque Gadafi recibió con besos y abrazos a los terroristas, temía represalias de Israel y USA así que el viaje continuó hasta un sitio donde no existían esos temores: la Uganda del sanguinario caníbal Idi Amin Dada. (Clip de Yaphet Kotto interpretando a Amin)



En el Aeropuerto de Entebbe, cuatro otros terroristas se unieron al grupo,  más un centenar de soldados ugandeses enviados por el dictador. Los secuestradores separaron a los ciudadanos israelíes de otros pasajeros quienes, junto con la tripulación,  fueron puestos en libertad. El capitán del avión se negó a abandonar a los pasajeros israelíes y su tripulación lo secundó.

Los piratas aéreos exigieron la liberación de presos palestinos y árabes,  encarcelados tanto en Israel como en otros países. A la par de las negociaciones,  que no parecían ir a ningún lado, el gobierno de Ytzhak Rabin dio luz verde al General Shomron para preparar una operación de rescate. El proyecto parecía imposible, los rescatistas deberían volar a otro continente, manejarse en un territorio desconocido en un país hostil. Sin embargo, lo lograron y con un mínimo de víctimas.



Apoyados por el gobierno keniata, una semana después del secuestro,  el grupo de comandos liderado por el Brigadier Yonatan Netanyahu (si , de-esos-Netanyahu)  cruzó la frontera entre Kenia y Uganda y llegó a Entebbe al amparo de la noche. Con la excepción de tres pasajeros que murieron durante el tiroteo,  se rescataron 102 rehenes, más los tripulantes. La víctima más triste fue Dora Bloch , una anciana que,  al atragantarse con un hueso de pollo unos días antes,  había tenido que ser llevada al hospital y fue asesinada por la policía ugandesa.



En la incursión de Entebbe murieron soldados ugandeses y terroristas incluyendo a la pareja alemana. En el otro bando solo tres rehenes (más Yoni Netanyahu) perdieron la vida. Los comandos, portando los cadáveres,  dejaron Entebbe y regresaron a Israel sanos y salvos donde fueron recibidos como héroes.

No solo en Israel. Mientras la ONU chillaba sobre la desvergüenza israelí de meterse en territorio ajeno y Kissinger mascullaba en contra de los israelíes usando armas americanas para la escaramuza, el cine y la televisión buscaba capturar la maniobra épica para mostrarla en pantallas de todos los tamaños.



Entebbe en la Pantalla

Antes de la navidad de 1976,  la ABC sacaba Victoria en Entebbe al aire y un año más tarde la NBC ofrecía Raid on Entebbe. No sé cuál era más mala, a pesar de que la última ganaría un Globo de Oro. “Victoria” está completa en inglés, y doblada al español en YT.



Aunque ambas tenían un elenco de figuras famosísimas cometieron el mismo error: se desligaron de las pautas dejadas por Aeropuerto. No se concentraron ni en los rehenes, ni en la tripulación,  ni en los terroristas, con la excepción de Wilfred Bose que fue interpretado por actores taquilleros alemanes como Helmuth Berger y Horst Bucholz .

Tampoco se preocuparon por los comandos. Al menos en la primera,  Yoni Netanyahu era interpretado por Richard Dreyfuss, entonces muy en la mira gracias a Spielberg. En “Raid” el rol recayó en Stephen Macht, tan desconocido entonces como hoy. Más les importó el General Shomron que ni fue parte de la incursión.  Ambos filmes decidieron enfocarse en lo menos importante, el aspecto político. Sir Anthony Hopkins y Sir Peter Finch dieron vida a Ytzhak Rabin.

Lo importante no era el contenido sino la galería de estrellas. En Victoria en Entebbe hasta se trajeron a Kirk Douglas y Dame Elizabeth Taylor para que interpretasen a los compungidos padres de Linda Blair, una rehén. Helen Hayes creyó que se iba a ganar otro premio así que en “Victoria” se montó al avión haciendo el papel de una rehén que murió durante el rescate. En “Raid” la gloria del viejo Hollywood, Sylvia Sidney encarnó a la mártir Dora Bloch.



¡Qué diferencia con Operación Thunderbolt que nos llevaron a ver en nuestra escuela!. Creo que nuestros maestros querían ir a ver la versión israelí de los hechos y descubrieron que les salía más barato si la convertían en excursión escolar. A pesar de llevar yo cuatro años en Nueva York, era mi segunda vez en pisar un cine y me pasé la peli babeando por Assaf Dayan que interpretaba a Muki Betser  (no sé porque le pusieron Shucki en el filme) , mano derecha de Netanyahu. El papel de Yoni lo hizo el célebre musico sefardita Yehoram Gaón. Operation Thnderbolt con subtítulos en inglés está en YT.


 No sé si será necrofilia o nostalgia...
pero como pude olvidarme....
de lo lindo que eras, Assi Dayan Alav-ha-shalom


El valor del filme de Golam-Globus es que se enfoca en dos tramas, una que muestra el entrenamiento del comando y la relación entre los soldados,  y la otra que se dedica exclusivamente a los rehenes. Una vez que ocurre la batida, sabemos exactamente quienes mueren y quienes viven. Conocemos a Dora Bloch,  al viejito de bigote que sobrevivió Auschwitz, a los estudiantes,  y a la directora de cine Nurit Aviv (Gila Almagor).

Interesante el intercambio entre Nurit y su compañero de asiento, un médico alemán, al que ella trata con desprecio. La relación cambia cuando el medico es llamado para atender a Patricia Martell que finge estar a punto de sufrir un aborto espontaneo. El médico sabe que finge, pero igual insiste en la liberación de la mujer que oculta su ciudadanía israelí con un pasaporte británico. (Este incidente trató de ser copiado en Vuelo 601 con nefastos resultados).


              

   El cuento de la embarazada en Vuelo 601

“¿No les hemos hecho [los alemanes] ya bastante daño a esta gente?”, le pregunta el doctor a la temible Halima (Sybil Danning) . Aunque el líder de la operación es Bose (Klaus Kinski) se hace hincapié en la crueldad de “Halima” y su antisemitismo. Cuando ve el numero tatuado en el brazo del sobreviviente de Auschwitz, se dirige a él en el alemán y a gritos,  ( “Schnell! Schnell!”) recordándole lo que quiere olvidar.



La brutalidad de Halima es algo que todos los sobrevivientes corroboraron. Era tal su antisemitismo que, aunque los piratas habían prometido liberar a todo el que no fuese israelí, ella obligó a quedarse a unos judíos ortodoxos canadienses ya que los oyó rezar en hebreo.

Esta imagen de Brigitte Kuhlmann se convirtió en casi un lugar común para describir a las guerrilleras palestinas. Era casi como una visión kiplingnesca de la mujer islámica como más cruel que el hombre. Así retrata Rosamund Pike a Halima en la última e innecesaria versión del Rescate de Entebbe en este siglo.

7 días en Entebbe fue dirigida por el brasileño José Padilla (director de Narcos) y es casi un panegírico de Wilfred Bose (Daniel Bruhl). Brigitte es la gruñona, la cruel, la que toma barbitúricos. Bose es el idealista, el humanista, el que se horroriza ante la segregación de los israelíes de otros pasajeros comparándolos con métodos nazis. Al final se rehúsa a matar a los rehenes y cae heroicamente bajo las balas de los comandos israelíes.



Si bien es cierto que, de acuerdo a los sobrevivientes, Bose era el más amigable de los secuestradores, la película no nos cuenta que en la vida real era un comunista fanático que ya había puesto bombas matando gente inocente. Para colmo,  le inventan que rescata a una anciana sobreviviente de Auschwitz y la envía con los pasajeros “arios” que han sido liberados. Tal personaje nunca abordó el avión.

Para aumentar lo ridículo del filme,  a Padilla se le ocurrió incluir escenas de bailes y música a cargo de la reconocida compañía de ballet de “Bathsheva”. Esto le dio un toque Bollywood, totalmente incongruente, a una película cuya única aportación al género es intentar blanquear al secuestrador. Hasta hoy era el único caso en que se espera sintamos lástima por los piratas aéreos. Ahora se le agrega Vuelo 601.


El Coraje de Una Sobrecargo

En la producción de Netflix,  además de intentar hacer un panegírico de los piratas aéreos, se ha buscado dar rol de heroína a una azafata que poco se parece a la verdadera y que al final,  es un caos hecha mujer dentro de un filme ya caótico. Si se quiere convertir a una sobrecargo en la Juana de Arco de los secuestros aéreos, ahí está Uli Derickson cuya odisea fue retratada por Lindsay Wagner en un telefilme llamado The Taking of Flight 847: The Uli Derickson Story (1987).

Como la película se apega bastante a los hechos reales, este es un recuento de lo sucedido dentro y fuera de pantalla. Ulrike “Uli” Patzelt nació en una familia de Sudeten en la antigua Checoeslovaquia. Acabada la guerra, como le ocurrió a muchos volkdeutsche, Los Patzelt fueron expulsados de su tierra debiendo instalarse en la Alemania del Este. Tal vez estos sucesos traumáticos ayudaron a templar el carácter de la futura aeromoza.

Eventualmente,  Uli viajó a Occidente, se instaló en Usa, entró a trabajar a la TWA y se casó con un piloto . El filme comienza en 1985,  con Uli   que se prepara para un viaje . Su marido le regala un collar, pero está preocupado porque el vuelo cubre muchas ciudades europeas vulnerables a secuestros. A diferencia de Edi en Vuelo 601, Uli parece tener una vida familiar perfecta, con marido, hijo y gato. Su esposo la apoya y su madre se hace cargo de su hijo mientras trabaja.

                                   La verdadera Uli Derickson

El vuelo fatídico era entre el El Cairo y San Diego, con paradas en varias capitales europeas. Tal como ocurrió con el secuestro de Entebbe, los terroristas subieron en Atenas,  aprovechándose de la falta de chequeos de seguridad de la capital griega.  La auxiliar de vuelo descubrió que eran víctimas de un secuestro cuando un terrorista llamado Saiid le dio una patada en el pecho,  estando ya el avión en el aire.

Los secuestradores estaban tan desbordados y confundidos como los del Vuelo 601. El mayor problema era el idioma. Un compañero que era angloparlante se retrasó, perdió el vuelo y fue arrestado por la policía griega. Por suerte, “Castro” el otro secuestrador (más tarde se descubriría que él y Said eran chiitas y miembros de Hezbolla) hablaba alemán. Eso convertiría a Uli, la otra germanoparlante en el vuelo, en el principal vinculo de comunicación con los terroristas.

Estábamos en la época de la Primera Guerra del Líbano, y el mayor odio de los piratas aéreos iba dirigido los aliados de las falanges cristianas libanesas, o sea los estadounidenses (Marines) y los israelíes. El avión fue desviado a Beirut, donde hicieron sus demandas, la liberación de presos de Kuwait que habían volado la embajada estadounidense en ese país, más de 70 chiitas en cárceles israelíes, el retiro de tropas extranjeras del Líbano y condena internacional a Israel.



Fue Uli quien convenció a Castro de dejar libres a las mujeres y los niños en Beirut argumentando que así el avión estaría más liviano. Las autoridades libanesas exigieron que el avión con los demás rehenes se marchase. Fueron a Argelia donde cargaron más gasolina. Los argelinos aprovechadores exigieron pago, los secuestradores no tenían dinero y fue Uli quien prestó su tarjeta de crédito para costear el combustible.

Tanto telefilme como declaraciones de la vida real coinciden en que los aeropiratas estaban desorientados e históricos y eso los hacia más violentos. Golpeaban sin piedad a pasajeros y miembros de la tripulación, solo mostraban cierto respeto por Uli. En el filme Saidi es una especie de Hulk, pero Castro está notoriamente traumatizado por lo ocurrido en el Líbano. Su única compasión la reserva para una pasajera embarazada.

Su mayor odio es por los americanos, sobre todo cuando descubre que varios pasajeros son empleados del gobierno estadounidense. A quien peor tratan es a Robert Stethem, un joven buzo de la marina useña. En su retorno de Argelia a Beirut, Castro lo golpea bárbaramente, y lo mata de un tiro,  lanzándolo por la escotilla.  Aunque anteriormente en otro secuestro, un piloto fue baleado al creer el pirata aéreo que pretendía escapar, esta fue la primera vez que se ejecutaba un prisionero (Vuelo 601 parodia este suceso).  El hecho añadió más terror al viaje e hizo más importante la labor de Uli.



En Beirut se unieron más terroristas al grupo, por lo que hubo un amago de organización. Los israelíes iban a ceder en las propuestas así que se liberaron a casi todos los rehenes incluyendo a la valiente Uli. Solo quedaron en cárceles chiitas, 49 secuestrados con apellidos judíos (Uli había tomado la precaución de esconder los pasaportes para que no se supiera quienes eran israelíes) que serían liberados en conjunción con los chiitas que liberaría Israel, unas semanas más tarde.

La importancia de este filme fue recalcar el rol de la aeromoza en una situación límite como lo es un secuestro. Es algo que se quiso hacer en Vuelo 601 una intención que fracasó totalmente y que acabó ofendiendo a las verdadera “cabineras” de ese vuelo.

Otro detalle que, si hermana los secuestros de Uli Derickson y el colombiano es mostrar a una pareja de secuestradores confundidos, al borde de la histeria,  y como esto los hace peligrosos. En el caso del vuelo de la TWA, el que Ali perdiese el vuelo privando a sus compañeros de un intérprete y el que no les permitiesen desembarcar en el Líbano descompaginó sus planes y los enloqueció.

Más o menos lo mismo que ocurre con los futbolistas paraguayos en la producción de Netflix que se hacen pasar por revolucionarios, pero en realidad son vulgares delincuentes que comienzan a perder el Norte cuando ven que no les van a dar el dinero que desean y que ningún país quiere darles asilo. De eso hablaremos la próxima semana.

El Glamur de Ser Aeromoza

Antes quería comentar el rol de la sobrecargo en esta ficción. Contrasta la diferencia entre valientes aeromozas ficticias como Jacqueline Bisset en Aeropuerto y reales como Uli Derickson,  con las bufonescas y patéticas “cabineras” de Vuelo 601.  El contraste es más fuerte puesto que en la vida real se ha hablado de la presencia de ánimo y coraje—fundamentales para el bienestar de los pasajeros secuestrados— de Edilma y Maria Eugenia.

En cambio, la miniserie nos las muestra como un par de histéricas (violenta en el caso de Edi) que motivadas por su propia baja autoestima se vuelven cómplices de los secuestradores quienes no hacen más que maltratarlas física y verbalmente. Una explicación es que ambas están descontentas con su trabajo y con sus jefes.

Hace unos días comentaba con alguien en YT que Vuelo 601 perdió la oportunidad de enseñarnos como era la vida de una auxiliar de vuelo en esa época. En su reemplazo nos brindan un retrato tan incoherente y contradictorio como todo en ese libreto de pacotilla.

Por un lado, nos muestran que una línea aérea local tiene exigencias a nivel de gran aerolínea. Vemos como la supervisora Manchola humilla a las aeromozas que no cumplen con el peso indicado y las llama “gordas”. Con Barbara es peor:  “esa cara de india no se la quita nadie”. No contratan casadas ni con hijos. Sin embargo, aun sabiendo que Edi es madre de familia, Manchola no la despide sino cuando su subalterna le rebasa la paciencia con su irresponsabilidad y excusas inexcusables.



Todo da la impresión de que es un empleo con muchas exigencias por lo que debe ser muy exclusivo. Barbara se lo resume a la “nuevona” contándole que Julio Iglesias le hizo requiebros amorosos “pero yo este uniforme no me lo quito por cualquiera”. Y agrega que ese uniforme da poder,  que pone a los hombres de rodillas. Pero al rato vemos a Bárbara mendigándole amor a un piloto casado (Cameo de Rafael Novoa). Es una relación degradante que carece del glamour y romanticismo del romance Dean Martin-Jacqueline Bisett en Aeropuerto.





Esa es la contradicción, el que la serie pretenda desenmascarar la profesión de azafata. Ulises le dice a Barbara que no es más que “una chacha” (una sirvienta); una azafata se lamenta con Pirateque de que “nos pagan una miseria”. Y hay mucha queja de que tienen que aguantar abusos de sus pasajeros y siempre con una sonrisa.

Hay muchos empleos importantes y bien pagados (el mío de bibliotecaria de referencia, por ejemplo) que exigen eterna sonrisa y calma en medio de las peores crisis. Cuando Trippe creó las reglas para ser la aeromoza perfecta de Panam, se incluyeron esas cláusulas: serenidad y sonrisa eterna. La serie colombiana ha tratado de copiar el modelo de las empleadas de Juan Trippe (hasta el caminar con la manito en el aire) sin reparar en dos cosas .




Trabajar para Panam,  Lufthansa o Air France era un trabajo distinguido, abierto para “niñas bien” que no querían ir a la universidad.  Aparte de ofrecer glamur y aventuras, el empleo exigía que las chicas no solo fuesen guapas y distinguidas sino también expertas en una cantidad de artes desde primeros auxilios hasta la coctelería, desde la diplomacia (la eterna sonrisa) hasta el dominio de varios idiomas. Para ser auxiliar de vuelo había que ir a escuelas especiales que ni Bárbara ni Edi han pisado en su vida, ni parecen ellas poseer las virtudes de una verdadera sobrecargo de entonces o de hoy. Obviamente, porque en una aerolínea local las exigencias eran mucho menores.

En entrevistas posteriores al secuestro, la misma Edi ha agradecido a SAM que la empleó,  aun a sabiendas que era madre soltera de cinco críos. Es que Edilma Pérez, quien se había casado a los catorce años, era divorciada y carecía de estudios superiores. Una ironía es que el pirata Eusebio Borja había cursado estudios de medicina, por lo que era más preparado que ella.

Nuevamente Netflix mete la pezuña en la realidad,  para crear una sarta de falsedades que insulta a las mujeres que vivieron el verdadero secuestro y a la profesión de azafata. Vamos a ver que otras torpezas, mentiras y desvergüenzas nos ofrece esta serie anárquica, patrañera y vejatoria.

jueves, 7 de julio de 2022

En el Payis de Traka-Traka: La anti historia dentro de The Beauty Queen of Jerusalem

 




La Reina de Belleza no es bella;   no pertenece al género de ficción histórica porque en ella se omite la historia o se presenta una versión alternativa;  y un cuento en donde los judíos son los malos y los sefarditas son peores,  ya bordea en el antisemitismo. Esta serie no tiene lugar ni en Israel, ni en Palestina, ni en Tierra Santa. Es una fábula sin propósito que transcurre en lo que los antiguos sefarditas llamaban el Payis de Traka-Traka, un lugar tan lejano en el tiempo que es imposible que haya existido.

NOTA: El propósito de esta reseña no es ni recomendar ni impedir que vean la serie. Como siempre intento revisar las fallas en el contenido histórico , dar un poco de trasfondo para que se entienda lo que pasa,  y buscar una explicación cuando el producto es mediocre o negativo. En este caso ambos adjetivos son aplicables.

Me he esperado hasta julio para reseñar una serie cuyos primeros diez capítulos han estado disponible en Netflix desde mayo. Una razón era acercarme a los otros próximos diez episodios que Netflix planea subir en un par de semanas. La otra razón es que no sabía cómo venderla. Me es difícil encontrarle virtudes a una historia que no es histórica, que no presenta personajes judíos positivos y que reafirma el bulo de que las madres y las hijas deben llevarse mal.



Sin embargo, está basada en una novela que ha gustado mucho,  tanto en Israel como en el extranjero donde ya se la ha traducido al inglés, al francés y al italiano. Aun así, hay dos constante en las críticas de lectores: personajes antipáticos (sobre todo la protagonista) y muy buen contenido histórico. Esta última aseveración no se aplica a la serie. Por lo que he leído de la novela de Sarit Yishai-Levy es más apegada a la historia que la adaptación.

La serie ocurre en una Jerusalén de mentiritas, así como fabricada, igualita a las miniaturas que sirven de paisaje puesto que al ser filmada en pandemia no se pudieron utilizar grandes espacios. Las escenas de Jerusalén se filmaron en la ciudad mística de Safed. Es ahí donde Gabriel Ermosa es obligado a casarse con su criada Rosa y ahí donde nace el amor de su vida, su primogénita Luna quien supuestamente viene al mundo en una pacifica noche de 1920.



Sucede que, en 1920, Jerusalén estaba bajo fuego. Los ingleses habían establecido el Mandato de Palestina, que convirtió a Tierra Santa en otra posesión colonial británica. El problema era decidir quién se haría cargo de estas tierras bíblicas. A pesar que la Declaración de Balfour y la de San Remo dictaminaban que Tierra Santa debía ser un Estado Judío, los británicos no querían enajenar a los árabes de la región, pero tampoco a los judíos quesegún una vieja falacia dominaban la opinión pública mundial.

En 1920, bajo el “reinado” de un  comisionado ingles que comandaba las fuerzas militares, la policía y todo un estrato burocrático anglo, se estableció La Agencia Judía de Palestina que era una especie de sub-gobierno judío. La Agencia funcionaba con cierta autonomía en los asuntos del Yishuv (la comunidad judía del Mandato). Esto no sentó bien a los árabes palestinos quienes optaron por la violencia.

El Pogromo de Nebi Musa

En 1920,   la violencia entre los pueblos semitas se traslada desde la frontera con Siria hasta Jerusalén. Lo que inicia como una trifulca callejera dentro de una manifestación religiosa (la peregrinación anual a la tumba de Moisés) de nacionalistas árabes,  acaba en una orgia de muertes, violaciones, saqueos e incendios intencionados.



Los ingleses imponen la ley marcial y un toque de queda en toda Jerusalén.  Los árabes no les hacen caso y los ingleses abandonan el barrio de Mea Shearim donde quedan solo los judíos pobres y ortodoxos que no saben ni pueden protegerse. Es entonces que Zev Jabotinski, el líder del Partido Revisionista ( la derecha sionista),   llega liderando un grupo armado. Los ingleses arrestarán a 19 miembros de ese grupo+Jabotinsky. El resultado final son 5 judíos muertos, 216 heridos; 4 árabes muertos, 93 heridos; 7 policías ingleses heridos. Lo extraordinario es que ninguno de estos sucesos trágicos afecta a los Ermoza,  a pesar de ellos vivir en Jerusalén

No voy a detenerme a comentar todos los actos de violencia que se cometen en contra de la población judía entre 1921 y 1936 en que los árabes protagonizan un levantamiento en contra de los ingleses. Solo voy a mencionar tres hechos puntuales: a partir del incidente de Nabi Musa, Jabotinsky funda una organización paramilitar cuyo mayor propósito es el de proteger a los judíos de la violencia árabe tanto en zonas urbanas como rurales, principalmente en los kibbutzim. Es después de los incidentes de Jaffa de 1921, que la rama izquierda del sionismo crea una organización clandestina parecida conocida como Haganá.  El grupo de Jabotinsky se une a la Haganá e intentan proteger a la población judía de los próximos ataques.

Una ironía es que en Beauty Queen solo se menciona uno de estos ataques, el de 1929. Como siempre la serie no nos provee de contexto, pero en la radio las Ermosa escuchan que lo que provocará la hidrofobia árabe, el saqueo de su casa y la violación de Rosa,   se debe  “a la provocación de los judíos en el Muro de los Lamentos”. WTF?  ¿Quién es dueño de esa radio?  ¿El Muftí?

                             ¿De dónde salieron estos arabes violentos? 

Vamos por parte, El Muro de los Lamentos es la única construcción que permanece en pie del antiguo Templo de Salomón destruido por los romanos en el primer siglo de la Era Cristiana. Desde entonces (aunque no lo llamamos de Los Lamentos sino Kotel o Muro Occidental) los judíos rezan ahí.  Los musulmanes creen que, en su Viaje Nocturno de La Meca a Jerusalén, Mahoma ató a su caballo alado,  Al Buraq,  al muro para luego subir el Monte del Templo y ascender al Cielo. Debido a esa creencia, en el Siglo VII, el Califa Omar construyó en la punta del monte la mezquita Al-Aqsa.

                              Mahoma montado en Al-Buraq

La Masacre de 1929

A pesar de ser parte de un recinto sagrado para el Islam, ningún pueblo que hubiese tenido soberanía sobre Tierra Santa, ni cristiano ni musulmán,  les había negado a los judíos el derecho a rezar ahí. Eso cambió durante este fervor nacionalista que a fines de los Años 20 era azuzado por el Muftí quien incluso propagó el rumor (en octavillas repartidas entre la población árabe) que los sionistas planeaban destruir la Mezquita.

Hay que entender algo. Los sionistas no eran religiosos, los de izquierda eran ateos. Quienes rezaban a diario eran ortodoxos, jasídicos, anti sionistas. Ahí vemos el antisemitismo de esa primera oleada de los que hoy se llaman palestinos. Cuando marchaban en la peregrinación/manifestación de Nebi Musa gritaban “Los judíos (ojo,  no los sionistas) son nuestros perros”.

De esa forma comenzaron a hostigar a los que rezaban en el Kotel. Hacían circular entre ellos burros que defecaban en el paso de los devotos, les lanzaban agua desde las ventanas, hacían que los muecines cercanos hiciesen su invocación a plegarias lo más fuerte posible para ahogar las de los judíos.

A los Revisionistas no les pareció bien que se acosara a pobre gente indefensa y enviaron trecientos militantes a vigilar el área. Los árabes mandaron mil, hubo un enfrentamiento que duró varios días y se trasladó como siempre a los barrios judíos, sobre todo a los de los pobres y religiosos (en Israel siempre han sido sinónimo). Como nos mostró la serie hubo saqueos, incendios y violaciones. La violencia se extendió hasta Hebrón y Safed (hoy Tzfat) convirtiéndose en masacre. Allí estuvo más que nada dirigida en contra de yeshivás y sus estudiantes, nuevamente demostrando que era judeofobia,  no anti sionismo.



Los ingleses se vieron superados, pidieron refuerzos a Jordania (también colonia británica). Al final comenzaron a reclutar a los combatientes judíos porque ya no tenían fuerzas que los defendiesen a ellos. Si no fuera por la Haganá, las cifras hubiesen sido más altas. El conteo de cadáveres fue así:  133 judíos muertos, 116 árabes de los cuales más de 90 fueron abatidos por soldados y policías ingleses.



 Esto es importante para ver la desinformación argumental de la serie. Ni el Irgún  (que se separaría de la Haganá en 1931) ni la Haganá estaban en contra de los ingleses, puesto que todavía se creía que cumplirían con sus promesas. El cambió ocurrirá en la siguiente década y por un doble motivo: la subida al poder de los nazis en Alemania y la subida al poder de Amin Al Husseini quien es nombrado Muftí de Jerusalén. El puesto en manos de este siniestro individuo deja de ser el de un guía espiritual y pasa a ser un cargo político. Como mencioné, aun antes de ser nombrado Muftí,  Amin era quien apañaba todos los grandes brotes de violencia antijudía en Tierra Santa.

                                 El Mufti de Jerusalén

Los ingleses viendo a la población árabe tan galvanizada comenzaron a asustarse. El que en Alemania Hitler creaba leyes antisemitas sin que Europa protestase, les hizo notar que los judíos no eran tan poderosos como pensaban. Esto los hizo prestar un poco más de atención a la peticiones de los lidere árabes, pero no era suficiente. La depresión económica, el auge del nazismo, el antisemitismo de los países del Este de Europa habían provocado una inmigración masiva de judíos a Palestina. Estas bocas extras hacían tambalear la frágil economía del Mandato. Quienes más sufrían eran los árabes,  sobre todo el campesinado.

La Revuelta Árabe de 1936

En 1936, el terreno es fértil para una rebelión provocada por el Muftí apoyado por marcos del Tercer Reich. Se declara una huelga general de trabajadores árabes. Aunque esta acaba pronto, es una señal para una terrible revuelta que devendrá en ataques constantes de parte de la población árabe a ingleses y judíos. La Haganá y el Irgún deponen sus rencillas y ejecutan actos de retaliación a la par de apoyar a los ingleses.

                          Asutada por la violencia de la Revuelta Arabe, una familia judía abandona Jaffa

Los ingleses salen vencedores, tras tres años de actividades terroristas que reprimen con gran crueldad. Todo lo que se ha aprendido a asociar al conflicto israelí-palestino de hoy es inventado en esa época por las fuerzas de ocupación: desde escudos humanos hasta refinadas torturas. Hay actos revanchistas judíos,  y masacres de aldeas perpetradas solamente por las fuerzas británicas que llegan a usar a la Real Fuerza Aérea para bombardear zonas de guerrillas. Incluso los ingleses crean campos de concentración en donde se encerrará a nueve mil disidentes árabes.

               Un tanque inglés se escuda tras prisioneros árabes

La revuelta es apagada en 1939. El Muftí huye a Berlín a beber limonada con el Tío Adolf, pero la sociedad palestina ha quedado resquebrajada, empobrecida y llena de amargura, no solo a nivel del campesinado sino de la clase media, los comerciantes y los intelectuales.

                  Amigable tertulia entre el Mufti y Hitler

Los ingleses reaccionan con la chuecura de siempre. En vez de agradecer el apoyo judío publican en 1939,  el Libro Blanco, un documento que establece una inmensa e inmediata reducción de la inmigración judía, justo en un momento en que una visa es cosa de vida o muerte para los judíos europeos; se estipula un cese de venta de tierras en lo que es hoy Israel a judíos; y se afirma una promesa de acabar el Mandato en diez años dejándolo en manos árabes puesto que son la mayoría.

Nadie queda contento con este documento, ni los árabes. Del Libro Blanco se deriva únicamente una obvia animadversión contra los judíos que había comenzado incluso durante la Revuelta Árabe. En la serie, Victoria (en 1937) le recuerda a la protagonista que los ingleses ejecutan judíos. Una de las muchas falsedades anacrónicas de la obra.

Solo hubo una ejecución que precedió a la Revuelta. En 1936, los ingleses ejecutaron a Mordechai Schwartz,  un judío checo que había matado a un colega policía durante una discusión. El caso no tuvo realmente implicaciones políticas,  y Schwartz hizo un llamado de que no se le considerase un mártir del sionismo puesto que lo hecho era algo personal.

                           El policia Mordechai Schwartz

Sin embargo, en 1938, los ingleses llevaron a la horca a Shmuel ben Yosef, un joven judío ucraniano. Como miembro del Irgún, Shmuel participó en un raid retaliativo en contra de un bus lleno de árabes. Sorprendió la dura sentencia, puesto que no hubo víctimas fatales. La desvergonzada repuesta inglesa fue que al haber recientemente aplicado la pena de muerte a un árabe, debían ahora matar un judío para que vieran al invasor como ‘justo”.

Este comportamiento afectó gravemente las relaciones entre judíos y británicos. El Irgún volvió a convertirse en una fuerza antagónica, a pesar de que hicieron una tregua durante la guerra en que muchos irgunistas se unieron al ejército británico, al igual que casi toda la Haganá. El ala más extremista del Irgún se separó en 1940, convirtiéndose en la Lehi o Stern Gang como la llamaron los ingleses. En 1944, el Irgún volvió a declarar la guerra a la ocupación británica lo que llevó a una serie de ataques terroristas muy violentos e innecesarios que acabarían solo con la partida de los ingleses en 1948.

En una Jerusalén Inventada

La tremenda ironía es que ninguno de estos sucesos, que afectaron a toda la población del Mandato (británicos, judíos, árabes, ect.)  aparece en La Reina de Belleza… No hay mención de la Revuelta Árabe, ni de la situación en Europa. En esta Jerusalén inventada, priman los sefarditas como los Ermosa. Los judíos religiosos están apiñados en Mea Shearin dándole de comer a los mendigos. Como mencioné en otra nota, no hay rastros de la población árabe con la excepción del fiel Mustafá.

              Rochel dándole de comer a los mendigos

La gran ironía es que la judería más visible en la Jerusalén de entonces eran los sionistas askenazis que en esta serie no aparecen sino en una foto de Ben Gurion con Gabriel. Efraín menciona la Histadrut a la que pertenece Gabriel y a la que su cuñado tilda de comunista. La Histadrut,  todavía en existencia,  es la central más antigua de sindicatos obreros de Israel, habiendo sido fundada por el Yishuv central en 1920. ¿Ahora por qué un tendero como Gabriel iba a pertenecer a un colectivo obrero?

No llegamos a saberlo porque de pronto a partir de los últimos capítulos, Gabriel se ha vuelto un ardiente sionista, socialista y admirador de la Haganá. No se entiende, puesto que lo único bueno que parecen hacer los invisibles sionistas es estar en contra del Irgún (WTF?) No se explica este cambio que solo sirve para hacer parecer a los ingleses (un poder colonialista)  más adorables y glamorosos. ¿Quién quiere echarlos?  Solo los descerebrados fanáticos del Irgún como Efraín.  Cuando arrestan a Luna en el capítulo 4, súbitamente a Gabriel se le ocurre gritarle a James: “¡Uds. (los británicos) no tienen nada que hacer aquí!” Este repentino anti-colonialismo no dura mucho como nada en la vida de Gabriel que para ser el protagonista no es más que un fantoche.



Pero más allá de los personajes indefinidos de este relato, están los datos históricos que desmienten las posibilidades de los hechos retratados por la serie de Netflix. Ya no es cuestión de decir esto “no es un documental” o hablar de licencias históricas. Esta Jerusalén no se parece en nada la de 1937 donde el Irgún era aliado y no enemigo de los ocupantes, donde ocupantes británicos y judíos hacían frente común en contra de las guerrillas árabes, y donde los ingleses como gente en pie de guerra no andaba dando fiestecitas donde sus enemigos podían plantarles bombas ( y vaya la de bombas que les plantaron los árabes) .

La Jerusalén que nos describe la serie es la de la insurgencia (1944-1947). Si querían tener de villanos al Irgún y la Lehi bien pudieron cambiar la fecha del nacimiento de Luna para coincidir con el auge de ambos grupos a fines de los 40. No es que yo esté de parte de grupos terroristas. La Lehi principalmente albergaba dementes que en un momento quisieron aliarse con Hitler y en otro con Stalin. Mi ira va dirigida hacia la glorificación de un ejército de ocupación retorcido, deshonesto y brutal. El famoso CID se caracterizó por su crueldad y por sus torturas nefastas.

Me dan ganas de mandarlos a leer el Éxodo de Leon Uris. Ya sé que no es una lectura imparcial con su ángulo partisano pro-judio, pero no miente en los hechos históricos y menos en su detallada cronología. En otro caso pueden leerse Jerusalem Interlude de Bodie Thoene que narra el tristísimo romance-matrimonio entre una chica palestina y un chico judío en el marco de la Revuelta Árabe. Tal vez no parezca objetiva, pero es mucho más fidedigna que ese circo de La Reina.




Dicen que The Beauty Queen ha tenido mucho éxito en Israel. Será porque como dice este articulo de The Jewish Chronicle les recuerda las telenovelas brasileñas. Yo le tengo mucho respeto a las series de época del Brasil. Mi telenovela favorita de todos los tiempos es una de ellas: Xica da Silva. Pero entiendo lo que quiere decir Josh Howie. En Israel el público que ve tele/hace streaming disfruta de historias melodramáticas que son más customer que ficción histórica.

 En Turquía,  Club Estambul  y Pera Palas han sido cuestionadas tanto por público como por críticos por no ser  fieles a hechos reales. Lo mismo en la Republica Checa con Bohema. En Israel, en cambio, prefieren ver versiones rosáceas del pasado donde no hay palestinos, donde todos los males son provocados por una derecha extremista y donde los ingleses son víctimas incidentales. Lo próximo es que veremos una miniserie negacionista donde en Los Treintas, nazis y judíos viven en armonía en Alemania.

Mi mayor desilusión ha sido la calamitosa descripción de una familia sefardita. Aparte de ponernos como unos psicópatas capaces de cometer todo tipo de pecados,  la serie relega nuestra cultura a brujerías (de las que hablaré en otro blog) y a algunas frases en Ladino. ¡Qué poco favor nos hacen! Da vergüenza que series turcas y serbias sean las que rescaten la rica herencia judeoespañola. Una cultura que en gran parte se perdió en el Holocausto y ahora nuevamente perece ahogada por la ignorancia y secularismo que no esperaba viniese de Haaretz Israel.



He preparado una mini bibliografía de lo que pueden consultar para cotejar lo dicho por mi o explorar más los temas. Obvio que me he informado en otras fuentes:  artículos online; Wikipedia, etc., pero busqué algunos libros que fuesen menos partisanos y más amenos,  por si desean consultarlos.

Gilbert, Sir Martin: Israel. 1998. Aunque no tan puntual como su Jerusalem in the Twentieth Century que perdí en mi catástrofe del exilio, es un buen comienzo para la historia de la región. Sir Martin no solo es bastante imparcial, además tiene acceso a todo tipo de fuentes sobre el periodo, tanto judías como británicas y palestinas.



Sebag Montefiore, Simon. Jerusalem, Biography of a City.  2011. Aunque ando enojada con SMS por sus errores culposos en su estudio de los últimos Romanov, decidí incluirlo porque su exploración de la historia de Jerusalén es lectura obligatoria en el tema y porque al menos quería una voz sefardita en este cuento ( desciende  de Sir Moses Montefiore el más grande sefardita de su tiempo,  y también de Los Carvajales de La Nueva España).



Segev, Tom: One Palestine Complete: Es la obra máxima sobre el periodo, la más completa y tal vez la más honesta. Radical de izquierdas, Segev se las arregla para ser objetivo y no caer en partidarismos. Algo que me gusta es que muestra la cultura de lo que hoy se llama palestinos. Las grandes familias árabes que dominaban la escena política hasta la llegada de los ingleses, los nacionalistas reflejados por un personaje, Khalil Al-Sakakini,  cuyas memorias son referidas contantemente en este libro. Benditos quienes lo salvaron de la hecatombe de mi biblioteca.



Sherman A.J. Mandate Days: Otro libro que perdí, pero que ni hermano me ha regalado al verme tan incomoda con el retrato de los oficiales británico que salen en la serie (y no así en la novela). El libro de Sherman es una compilación de fuentes primarias (cartas, diarios de vida, ect,) de ingleses que tuvieron que instalarse en lo que hoy es Israel durante el Mandato. Dos factores sobresalen. El primero es el esfuerzo de tratar a la tierra ocupada como si fuese otra colonia del Imperio (no lo era) y de establecer (como en la India y otras posesiones)  una semblanza de sociedad inglesa y evitar el temido Going Native que era como se describía a los europeos que adoptaban el estilo de vida autóctono.



Para eso, crearon los famosos clubes donde los ingleses (fuesen funcionarios o militares)  y sus esposas no olvidasen costumbres ni moral británicas. Incluso practicaban deportes ingleses como el tenis y las cacerías, persiguiendo chacales en vez de zorros. Las clases más altas solo se codeaban entre ellos. No había amistades con los nativos, menos la gente del Yishuv. Si acaso preferían frecuentar grandes mansiones como la de Katy Antonious, egipcia,  cristiana y viuda de un reconocido intelectual y nacionalista palestino. Katy,  quien sería la anfitriona más famosa del Mandato,  sostuvo un intenso affaire con Sir Evelyn Barker,  el ultimo comandante militar de la Palestina.

                                Katy Antonious

En los Años 20,  antes de su fallecimiento,  una judía la que los ingleses frecuentaban era la inglesa Annie Landau,  directora de la Evelina de Rothschild,  la escuela elite para señoritas judías (donde nunca hubiesen admitido a Luna). Annie ofrecía tés bailables donde lo mejor de la sociedad del Mandato podía reunirse.

                        Annie Landau

Según el material compilado por Sherman, las familias inglesas no tenían ganas de juntarse con “los nativos”. Había cierto respeto por los árabes sobre todo las clases altas e intelectuales, que coincidía  con un  profundo desprecio por los judíos. Eran las memsahibs inglesas quienes más expresaban un antisemitismo propio de su clase y origen.  Incluso los jóvenes soldados,  que en la serie parecen enloquecer por las judías,  expresaban en cartas que encontraban más guapas a las chicas árabes.

Hubo un intento de promover relaciones entre ambos grupos por parte del Yishuv, pero  según los historiadores israelís Tom Segev y Motti Golani,   era para espiar al enemigo. Las chicas eran agentes infiltradas de la Haganá y tenían ordenes de a) no acostarse con los ingleses y b) de sostener relaciones breves.

Obviamente no todas las judías que se acercaban a los ingleses eran agentes sionistas. Hubo romances, hubo incluso hasta un centenar de matrimonios,  y hubo prostitución durante el Mandato. El “club” que muestran en la serie ( no aparece en el libro) es el famoso Casino que además de bar y salón de baile tenía instalada una casa de citas en el segundo piso.

Las relaciones entre ingleses y judías eran muy mal miradas, atraían la deshonra sobre la familia de ellas y el rechazo de la sociedad. En el libro, Gabriel prohíbe a su mujer amistad con Victoria y Matilda Franco no vaya a ser que de un mal ejemplo. Los Franco intentan ocultar el comportamiento de su hija y aunque se cree que Efraín la mató, todo ocurre en un marco de clandestinidad y de vergüenza. Así que todo este episodio de la amistad entre Matilda y Luna, la obsesión de Luna de tener amores con un inglés, y su participación en el atentado del Irgún en contra del club no solo no ocurre en el libro, hubiese sido difícil que hubiese tenido lugar en la realidad.

                          Victoria Franco y su romance con Efraín

Aunque he incluido (e incluiré en notas futuras) enlaces a artículos pertinentes, he querido agregar a la bibliografía dos  que destacan sobre los escritos besaculines y los ni chicha ni limonada con los que han tratado de homenajear una serie que ni Netflix quiere promover.

Fox, Mira. May 10th, 2022. “Can a new Israeli Netflix Historical Drama succeed if it flunks history?”  Forward. 

Mira Fox es una de las pocas columnistas del Forward cuya pluma respeto y disfruto. Vuelve a dar en el blanco con su interrogante puede llamarse drama histórico a algo que reprobó esa asignatura? Se refiere puntualmente a la ausencia de contexto histórico (no hay mención a la persecución nazi, ni a los kibbutzim, ecr.) y al poco desarrollo de los personajes debido a que la trama avanza a una inexplicable velocidad. Mira no notó que esta aceleración argumental se debe a los disparatados malabarismos cronológicos.

Es la Señora Fox quien identifica el problema más grave, el vender la serie como un recuento histórico puede “ser peligroso para una audiencia estadounidense que tiene poco conocimiento de los eventos reales”. Yo añadiría que es extremadamente peligroso en un momento en que el antisemitismo demócrata se disfraza de anti sionismo y que los judíos en suelo americano se sienten divididos en lo que respecta a apoyar o no al estado de Israel.  Me ha gustado mucho el articulo a pesar del aguijón que le clava a  Éxodo en el párrafo final. Con todo su melodramático sionismo, comparada con  The Beauty Queen of Jerusalem, la novela de Leon Uris es una enciclopedia de contenido histórico y político,



Oren,  Michael. 5 de Agosto, 2021.  “The problem with the Beauty Queen of Jerusalem”.  Tablet. Miembro del Knesset (el parlamento israelí)  y ex embajador de Israel en USA, Michael Oren escribió este contundente artículo, cuando la adaptación de la novela de Sarit Yishai-Levy todavía no llegaba a pueblos de ultramar. Después de dar un enjundioso recuento de la historia de Israel que yo he pretendido contar en esta nota, muestra lo peor de la serie ya que como Mira Fox ve el peligro de presentar una historia descontextualizada y distorsionada donde los únicos villanos son los judíos y donde los árabes o son decadentes fumadores de hashish o dóciles muleteros.

Me sorprendió gratamente encontrar un eco de mis ansiedades y quejas tan ben expresadas, pero me alarmó que un señor diplomático y político como el Embajador Oren se diese la molestia de reseñar una serie de televisión. Eso demuestra la gravedad de los errores de un programa que reitero, no ha tenido promoción por parte de Netflix y aun así ha dejado insatisfechos a sus escasos espectadores..

Lo noto en los comentarios de notas que pretenden crear algún tipo de hype alrededor de la serie, la mayoría son lapidarios. De cuatro en Rotten Tomatoes tres son negativos,  de los seis en TellTale TV cinco son quejas y muchos dicen que les resultó tan desagradable que no la pudieron terminar. A ver quienes van a seguir viendo la próxima entrega de diez capítulos. El detalle más significativo fue que a la semana de estar en pantalla en IMD tenía un score de 7,4 muy inferior a Shtisel con su 8,4. Bueno a fines de mayo,  la Reina de Belleza bajó a 7,2. Ahora está en 7,1. Es una lástima que se haya gastado tanto dinero en fabricar un cuento que acaba ofendiendo tanto a la historia como a los personajes que la vivieron.