Mostrando entradas con la etiqueta Irlanda. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Irlanda. Mostrar todas las entradas

martes, 4 de noviembre de 2025

Cerveza y Ambiciones: House of Guinness (Netflix)



Steven Knight hace rato que anda buscando una familia disfuncional como la de los Shelby en Peaky Blinders. Ahora la ha encontrado en los cuatro vástagos de Sir Benjamín Guinness, el de la famosa cervecería. No tengo problemas con la falta de historicidad del relato, porque han tenido la cortesía de ofrecer un disclaimer indicando que es ficción “inspirada” en personajes reales. Mi problema es Knight, y su amoralidad que se refleja desde sus personajes antipáticos hasta la obsesión con la palabra “F” que sale de boca de hampones, criados y damas de sociedad.

Un Entierro muy Movido

Estamos en Dublín, 1868. El cortejo fúnebre de Sir Benjamin Guinness, dueño de la cervecería más importante del mundo, va a cruzar la ciudad hasta la catedral (protestante por supuesto), pero el populacho tiene otras ideas, o se las imponen un par de agitadores profesionales. Uno es un pastor que cree en la temperancia. O sea no bebe alcohol, pero se mete cocaína. Supongo que para curar la sinusitis, el único uso de la coca en ese tiempo.

El otro grupo lo dirige Patrick Cochrane, leader de la Hermandad Feniana. Su rabia contra el difunto es que era protestante y abusaba de sus empleados. Patrick parece bonachón, sabe que viene la policía y le pide a su gente que no hieran a los caballos porque “todos los caballos son católicos”. Que no te oiga la diosa Epona.



Al parecer los empleados no eran tan desafectos del patrón, porque ya los ha armado Sean Rafferty (James Norton), el capataz de la cervecera ,y juntos marchan a impedir que los revoltosos interrumpan el cortejo. Entretanto, los cuatro hijos y herederos del difunto están reunidos, no muy apenados, ya que cada uno tiene algún problema propio que espera solucione la muerte del padre.

Arthur, el mayor (Anthony Boyle), ha vivido tanto tiempo en Londres que ya no parece irlandés. Su hermano Edward (Louis Partridge , el Lord Tewksbury de Enola Holmes) es ambicioso, tiene planes y se siente capacitado para manejar el negocio. Su hermana Anne, es la voz de la razón de la familia, y Benjamin, el menor, duerme una borrachera en el sofá. Estos son los protagonistas del cuento.

Los Cochrane y sus Planes

Mientras los Guinness, con lujo de hipocresía, entierran al padre y lo homenajean con un baile (deseos del difunto); en los bajos fondos dublinesas, Cochrane prepara otro golpe contra sus enemigos. Esa noche quemarán el cargamento de cerveza que espera en el puerto. Aparece su hermana Ellen, presidenta del Comité de Fenianas, carga cuchillo en la liga y tiene planes más nefastos, pero más coherentes que los de su hermano.



Usará los secretos de los Guinness para destruirlos. Aconseja a su hermano no andar quemando barriles que con eso solo afecta al pueblo que necesita de sus empleos en la cervecera y que goza su pinta de cerveza negra. Está claro que Ellen es más inteligente que  Patrick, pero me desagrada esa premisa de lucha de clases que siempre enarbola Knight y en la que ahora la clase domestica es la destructora de oligarquías.

Como defensora del servicio doméstico digo que no necesitamos de más ejemplos como Parasito que solo sirve para desacreditar un trabajo digno y tremendamente útil. Es el rechazo de quienes no saben de los lazos que se establecen entre amo y sirviente y que superan diferencias de clases. Aunque exagerado, el modelo “Upstairs Downstairs” que Lord Julian Fellowes ha promovido en cine y televisión, no está tan alejado de la realidad.

Lo que es cierto que los Guinness tienen muchos secretos, Ellen Cochrane no ha podido encontrarle ninguno a Arthur. En busca de esa información, Ellen va a entrevistarse con el hampón Bonnie Champion , pero este solo conoce las deudas de Benjamin. Durante esa entrevista, Ellen presencia el incendio de los barriles y es vista por  Rafferty. Yo estaba temerosa de que tuviéramos romance ente el capataz y la feniana, pero Rafferty va a estar ocupado preñando a las mujeres de la Familia Guinness.

                                                 Sean Rafferty

En el segundo episodio presenciamos la lectura del testamento: Edward y Arthur se ocuparán el negocio, a pesar de que la verdadera carrera de Arthur es la política. Para eso está dispuesto a llevar una doble vida e incluso casarse por interés. Benjamin es desheredado por su alcoholismo y por jugador. Huye de sus acreedores, yéndose a Londres a unirse al ejército y también a casarse por interés.

                             Arthur tratando de no parecer gay

Anne es excluida por ser mujer. Se dedicará a la beneficencia y a cuidar de sus achaques mientras expía la única vez que dejó que su carne pecara. En cuanto a Edward, sus planes incluirán expandir su negocio al otro lado del Atlántico y también a hacer un provechose matrimonio del cual descienden hasta hoy los dueños de la cervecera y todos los Guinness que hayan aparecido en las portadas de periódicos o en las crónicas sociales. En cuanto a Ellen,  seguirá con sus planes de recaudar secretos, pero Edward dará vuelta su vida y proyectos de una manera que ella no podría imaginar ni evitar.

Lo Mejor y lo peor de The House of Guinness

Por ese motivo, voy a recomendar esta serie para los fans de Steven Knight. Sin ser aparatosamente exagerada como su último esfuerzo A Thousand Blows, pero sin llegar al pathos profundo de Taboo, cumple con los requisitos que han hecho al director reconocido. Puedo recomendarla para el fandom de Anthony Boyle y James Norton. Aquí interpretan roles vigorosos aunque no muy simpáticos. Para los amantes del género de época les cuento que es una combinación de The Gilded Age y Warrior. El parecido con esta última reside en que los irlandeses no están retratados con mucha justicia.

Ahora que he sido objetiva, puedo decirles que no me gustó. No es por no considerarla histórica. No hubo un escándalo público en el entierro de Sir Benjamín Guinness, pero le quedó divertido a Knight ese episodio. No hay registros de que Arthur Guinness fuese gay, pero su tío y tocayo si lo era. Una licencia legitima y un bono para la diversidad de Netflix. Los americanos estaban bebiendo cerveza desde 1817 y no hay registro de ningún primo Byron, pero , vamos, que ver nuevamente la sonrisa diabólica de Joffrey Baratheon valió la pena.

                           Joffrey cambio la corona por un sombrero hongo

Visualmente la serie es oscura, la recreación de Dublín está hecha con CGI (tal como la Birmingham de Peaky Blinders)  y fue filmada en Liverpool. La banda sonora es totalmente contemporánea salpicada de folk rock y de canciones en gaélico. El vestuario es feo, tan oscuro como la iluminación y no hay personaje que me atraiga,  con el que me identifique o que me arrebate el sueño. El libreto sigue los tropos tan amados por Knight. Un clérigo villano, fenianos bobos peligrosos, enemigos que olvidan sus ideologías en la cama.

En suma,  House of Guinness me aburrió. Parece increíble, pero pasada la batalla del cortejo, la serie me pareció tan poco original, los personajes tan poco atractivos,  que la seguí viendo con bostezos y reticencia. Me alegra saber que muchos espectadores comparten mi sentir. En IMDB me encuentro con adjetivos como “banal” y “aburrida”. El incorregible James Delingpole la calificó en The Spector de “excruciating”. Mas o menos es  lo que encuentro en Rotten Tomatoes donde la batalla de la cerveza obtiene un puntaje más bajo del auditorio que el de IMDB (7, 5 de IMDB y 6,6 en RT).

En Rotten Tomatoes, la crítica le ha dado un alto rating a la serie, algo común con el producto Netflix. Sin embargo, quienes aprueban no parecen ser de sitios muy conocidos y aun los conocidos reconocen que le falta algo.



Miren lo que dice Robert Levin en Newsday: “Casa de Guinness es siempre entretenida, pero presenta una insipidez que es difícil de ignorar”. John Anderson en el Wall Street Journal,  describe a la serie como algo para los que gustan de lo irlandés, lo sexy-violento y con una actitud casual hacia lo histórico,  y  termina con “ te dejará cómodamente atontado”. India Block en the London Standard dice que para gozar esta serie hay que “apagar el cerebro”.

Aun los críticos en nuestra lengua han tenido quejas. En MundoCine, Marta Medina revela dos falencias de la serie:Donde la serie tropieza es en su incapacidad para profundizar en los conflictos sociales de la Irlanda de la época. La tensión entre la familia Guinness, protestante y unionista, y la clase obrera feniana que lucha por la independencia de Irlanda, aparece esbozada de manera muy superficial. A ello se añade una cierta querencia por las subtramas amorosas, articuladas con un aire telenovelesco de sobremesa, que no necesariamente seducirá a todo tipo de público.”

Quienes se han lanzado en picada en contra de la serie han sido los medios irlandeses y con motivo de causa. Knight ha vilipendiado a los Hijos de Erin adjudicándoles todos los estereotipos posibles,  O son brutos o brutales o borrachos, o todo eso. Ya solo falta que los vistan de verde.

                                  A Ellen la vistieron de verde

Anna Marie Hourihan, escribiendo para el Irish Independent acumula “piropos” sobre la Casa de Guinness: llena de clichés, poco realista, aburrida y previsible. Ed Harris en The Irish Times describe el conocimiento de Steven Knight sore la experiencia colonialista de Irlanda bajo los ingleses como “rudimentaria”  y lo acusa de  aglomerar a todos los irlandeses bajo un mismo rotulo, incluyendo a los fenianos a los que ha caracterizado y vestido de “leprechauns ferales”.  En The Irish Examiner, Pat Fitzpatrick resume la poca originalidad de la historia con un “lo hemos visto antes”.

Contenido Violento y Gory: Comenzamos con fenianos, policía y empleados de la Guinness agarrándose de las greñas en medio de Dublín, . En típico humor Knight tenemos a los Fenianos a través de la serie confirmando la reputación de peleones de los irlandeses.

Contenido Sexual y Desnudos: Es Netflix…

Factor Feminista: Cero. Las mujeres de Steven Knight son osadas, transgresoras y furibundas, pero siempre terminan pagando sus pecados y los de sus hombres, sean estos sus amantes o sus hermanos. La verdadera Anne Guinness fue una mujer perseguida y limitada por sus achaques físicos. Aquí han querido empoderarla convirtiéndola en adúltera y no lo han logrado.

                                  Anne enfermiza e infiel.

Factor Diversidad: Por ahí hay algunos actores de color, pero ningún rol importante. (El incorregible Delingpole dijo que había que agradecer que de los cuatro Hermanos Guinness ¡ninguno fuese negro!) La diversidad sexual está representada por dos personajes importantes, pero Knight no es un campeón del wokismo en ese sentido. En cuanto a la enfermedad de Anne es tratada como un aspecto de su debilidad (tal como su adulterio) no como un estudio de como una minusválida lucha por ser relevante en un mundo donde las mujeres sanas ya son vistas como inútiles


martes, 14 de enero de 2025

El Silencio de las Hermanas Price: Say Nothing en Hulu

 


“ The Troubles”  solía ser el apodo de la Guerra de Independencia de Irlanda. Hoy también se usa para describir la guerrilla urbana que asoló el Norte de Irlanda en la segunda mitad del Siglo XX. Basándose en el libro de Patrick Radden Keefe , Hulu y FX han construido una visión a ratos trágica y a ratos cómica de la lucha armada en contra del ocupante inglés. A diferencia de otras obras sobre el tema nos muestra los daños colaterales que provoca el terrorismo y el modo en que lentamente va destruyendo al mismo guerrillero.

Los Infortunios de Irlanda

Si vamos a hablar de historias sangrientas, de reinos robados, de ocupaciones ilegales, y de pueblos oprimidos,  basta ver el ultimo milenio de la historia de Irlanda. En la Antigüedad, la isla estaba lo suficientemente lejana para que no la afectaran invasiones de griegos y romanos y para crear una sólida civilización de reinos o clanes tribales unidos por la herencia celta.

La cosa cambió en el medievo cuando Irlanda fue presa de invasiones vikingas y normandas. Para el siglo XV era vasalla de Los Tudor. Mas o menos se estableció un modus vivendis en el que los reinos seguían siendo semi autónomos, pero el cisma de Enrique VIII al imponer el anglicanismo destrozó toda oportunidad de armonía entre Inglaterra y la Isla Esmeralda.



Irlanda había sido una vez fervientemente pagana para convertirse en ferviente católica y no iba a cambiar. A los ojos de la corona británica, esto era rebeldía y sedición y a la isla le esperaban siglos de represión. Una de las mayores ocurrió en días de la dictadura de Oliver Cromwell quien implantaría el sistema de plantaciones, la importación de ingleses protestantes a Irlanda donde se convertirían en la nueva clase de terratenientes que subyugarían a la población católica.

Para La Hambruna de 1848, los irlandeses (y no solo católicos) se habían levantado en armas en contra del invasor en muchas ocasiones. Todas las revueltas habían fracasado. Entonces se constituyó el primer grupo de guerrilleros urbanos, Los Fenianos. The Fenian Brotherhood se dedicó a la lucha clandestina llegando a expandirse hasta Estados Unidos desde donde realizarían ataques al Canadá. Su especialidad, a fines de siglo, eran los asesinatos y bombas que hicieron estallar en ciudades inglesas como Manchester y Londres.

A comienzos del Siglo XX, la lucha irlandesa por la autonomía se batía en dos frentes: el político en el Parlamento de Londres y el frente del terrorismo ahora continuado por la Fraternidad Revolucionaria Irlandesa que tomaría parte en el Alzamiento de Pascua en plena Gran Guerra. La última gran batalla, que tendría lugar entre 1920 y 1922,  se conocería por el nombre coloquial de “Troubles” (problemas).  En ese entonces la Fraternidad cambió de nombre pasando a ser el Ejército Republicano Irlandés (Irish Republican Army o IRA. ERI en español).



Esta guerra de guerrillas, cruel y colmada de atrocidades por parte de ambos bandos, obtendría la ansiada autonomía. En 1923 nacía el Estado Libre de Irlanda, pero con un precio: seguirían en manos británicas un par de provincias del Norte que incluían las ciudades de Belfast y Londonderry (Derry). Esto se debía a que eran habitadas por una mayoría protestante. El ERI no aceptó esos términos llevando a Eamon De Valera (el primer presidente de Irlanda) a proscribirlo.

El ERI trasladó sus cuarteles y guerra a Irlanda del Norte. Aunque estuvieron activos antes de la Segunda Guerra Mundial, su periodo más agresivo fue durante los segundos “Troubles” que cubrirían casi tres décadas de lucha y que son el trasfondo de No digas nada. Esta guerra clandestina se amparó en los tres principios que han gobernado la lucha armada en contra de Inglaterra por siglos: el apoyo masivo de la población civil; la ejecución de traidores y delatores (los “tout”) y la obligación de los miembros de no revelar nunca información sobre la organización, aun bajo tortura. De eso se trata Say Nothing.



Las Price: ¿Heroínas o Terroristas?

Comenzamos en Belfast en 1972. Una madre de familia es secuestrada delante de sus hijos por un grupo que incluye una mujer. De ahí saltamos a fines del Siglo XX. Otra mujer (Maxime Peake) cuenta su historia a un entrevistador que graba lo narrado. Es un proyecto de la Universidad de Boston y solo saldrá a la luz, cuando la mujer, cuyo nombre es Dolours Price, haya muerto.





De ahí pasamos a un flashback de Dolours en 1969. Es hija de un matrimonio Republicano que ha participado en la guerra perpetua contra el invasor inglés. La tía de Dolours perdió las manos y la vista por estar manejando bombas. Dolours desprecia esa violencia, cree en la resistencia pacífica tipo Gandhi,  y se la inculca a Marian, su hermana menor.

Antes de partir a estudiar en una academia de arte, Dolours y su hermana participan en una marcha multitudinaria de protesta (La Marcha del Puente de Burntollet). Camino a Derry,  son interceptadas por bandas de rufianes protestantes que las agreden. Fieles a su credo, los marchantes no responden a la violencia, pero entran en pánico cuando ven que la policía no detiene a sus agresores. Las Price intentan huir, pero son atrapadas por los protestantes que las golpean salvajemente. Es ahí que Dolours toma conciencia de que la lucha armada es el único camino para una Irlanda Unida.


                   Las Price son atacadas en una marcha pacifica

Para eso, y siempre con su hermana a la zaga, Dolours busca al líder de la lucha armada en Belfast y a su lugarteniente “Dark” apodo de Brendan Hughes (quien también participa en el proyecto de entrevistas). Se sorprende al descubrir que el líder es Gerry Adams a quien conoce como un chico tranquilo y de bajo perfil. la ironía es que cada episodio de Say Nothing acaba con un disclaimer sobre Gerry Adamsex presidente del Sinn Feinnque siempre ha negado haber sido parte del ERI.




Después de una entrevista con Adams, Dolours lo convence de reclutarlas a ella y a Marian. Hasta entonces el ERI usaba a las mujeres como enfermeras, protectoras, mensajeras, y recolectoras de información, pero no como guerrilleras. Las Hermanas Price se hacen famosas por su capacidad de disfrazarse y por un cómico, pero efectivo, asalto a un banco en el que ambas van vestidas de monjas.



Luego que participa en el rescate de un camarada, Dolours pierde el miedo a las armas, pero su promoción no la complace. Debe “escoltar” a gente que está condenada a ser ejecutada. Como Caronte, Dolours los lleva en su barca (en este caso un automóvil) al sitio de ejecución. A veces tendrá que hacerlo con amigos o se verá involucrada en el secuestro de algún Tout como fue el caso de Jean McConville. Aunque no la vemos cometer crímenes de sangre, Dolours se siente culpable. “íNo estoy en esto para matar católicos!” le dice a su hermana que sigue secundándola en todo.

Entretanto, ha llegado a Belfast un nuevo comandante, Frank Kitson (Rory Kinnear) que trae experiencia de combatir a los Mau Mau de Kenia. Esa experiencia consigue hacer mella en la sociedad clandestina del ERI, tanto en sus miembros como en la población que los asiste. A Dolours se le ocurre una idea un poco loca, trasladar las operaciones a Londres, darles a los ingleses donde más les duela.

A Adams le gusta la idea y pone a las Hermanas Price a cargo de la operación. El error consiste en proporcionarles un equipo de chicos casi adolescentes y sin entrenamiento, entre ellos una joven asustadiza y llena de escrúpulos. Aun así Las Price consiguen sobrellevar todos los obstáculos y situar bombas en sitios como Scotland Yard y el tribunal de Old Bailey. El error es dar aviso a la policía, para evacuar los edificios, con mucho adelanto.



La policía tiene tiempo de desmontar varias bombas, solo dos estallan y el grupo de terroristas novatos es arrestado en el aeropuerto. Me detengo ahí. Esto ocurre en el quinto episodio, pero hay mucho que no he contado y los siguientes cinco están llenos de sorpresas y vivencias trágicas y no tanto de Las Hermanas Price.

Familia, Religión y el Espíritu Celta

Aunque se han hecho filmes sobre estos “Troubles” de Irlanda del Norte, ninguno cubre con tato detalle la estructura, acciones y experiencia del ERI y de sus miembros. En esta serie quedan claros los vínculos que han mantenido unidas estas organizaciones o “hermandades”. El ERI es una gran familia, pero el sentido de familia que siempre ha marcado al irlandés, sea en su terruño o en la diáspora, también es evidente.

Gerry Adams arriesga su pellejo, y es arrestado, cuando visita a su esposa ( Megan Cusack de Call the Midwife). El mayor sufrimiento de sus víctimas, los McConville es perder a su madre y ser separados . Donde más patente es el sentido de clan es con Las Price. Ellas vienen de una familia que por cien años ha luchado por la libertad de Irlanda. Son una familia unida por ese vínculo, aunque cada miembro lo viva de manera diferente,  como la madre que no deseaba que sus hijas siguiesen el camino de su hermana horriblemente mutilada por una bomba.



Sin embargo, cuando Dolours y Marian son arrestadas, y aun sufriendo de cáncer, la madre lucha como leona yendo a los medios a exigir que sus hijas sean llevadas a una prisión de mujeres y en Irlanda (“donde han estado todas las mujeres de nuestra familia”). Con ese sentido de tradición se entiende lo unidas que son las Price. La Tía Bidie le inculca a Dolours desde pequeña que siempre debe tratar bien a su hermanita “porque nunca sabes cuando la vas a necesitar”. Y a través de la serie vemos a Las Price apoyarse mutuamente, aun en los peores momentos.

                    Las Price son arrestadas

Curioso es que otros elementos que solemos asociar con la lucha de los irlandeses por su libertad no están tan presentes. Solo vemos dos circunstancias en que se habla el gaélico. Durante el asalto al banco, Dolours nota que la cajera oculta unos billetes. La chica le explica en gaélico que son billetes marcados que pondrían a la asaltante en peligro. En el quinto episodio, Marian sintiéndose al borde de la muerte debido a una huelga de hambre, reza el rosario “in the Irish”.

He leído que los Price no eran muy religiosos y, en general, el catolicismo no forma parte de esta historia. Al parecer esta ola de terrorismo se basó más en nacionalismo que en su fe, pero hay detalles de que la iglesia sigue siendo parte de su ethos. Vemos que las ejecuciones de los touts son acompañadas de un sacerdote que les da la extremaunción. Vemos a Dolours, antes del bombardeo de Londres, diciendo un “ Salve Regina” en la ducha,  y cuando Marian es interrogada por la policía londinense se pone su crucecita en la boca como sacralizando su silencio.

        Dolours reza antes de ir a lanzar bombas

Los irlandeses, que  han contribuido tanto a las letras británicas como a su teatro y cine, son histriones natos, pero este ensemble es magnífico.  Yo no conocía ni a Lola Petticrew y ni a Hazel Doupe,  pero su interpretación de Las Price es “priceless” , no me imagino a las verdaderas sino con sus rostros. Anthony Boyle me venció y convenció. En esta, su tercera actuación este año después de Masters of the Air, Manhunt y Shardlake, ha demostrado tremenda versatilidad.Su retrato de “Dark” Donovan combina humor, un sex appeal pedestre, y mucha humanidad. 




Hasta Rory Kinnear (Penny Dreadful, Ridley Road), como siempre, esta excelente en su rol de Sir Frank Kitson que se revela no como un sádico fanático sino un hombre competente y sensato. Por algo eventualmente se convirtió en el comandante de las fuerzas terrestres del Reino Unido y luego, ayudante de campo de Su Majestad Isabel II. (NOTA: Me acabo de enterar que Sir Frank tenía mamá judía y sefardita lo que puede explicar su creatividad pragmática y sagacidad).



Digna de mencionar la maravillosa dirección de Michael Lennox (Derry Girls) en incluso en dos capítulos más emotivos de Mary Nighy, a la que siempre recordarė como la Princesa de Lamballe de María Antonieta de Coppola. Para el final he dejado a Joshua Zetumer, el creador y escritor de No digas nada. Extraordinario trabajo de alguien que no es ni católico ni irlandés (es judío) y que demuestra el puntilloso trabajo de investigación que Josh  hizo para recrear este mundo donde la violencia se comía con el desayuno.

No es una Apología del Terrorismo

A pesar de lo cautivante de la historia y de los personajes, los críticos temen que Say Nothing pueda acabar siendo un elogió al terrorismo. “¿Sabe Disney lo horribles que eran estas personas (los miembros del ERI)?” pregunta Camilla Long en el Times británico.

En general, la perspectiva es crítica para ambos bandos. El enfocarse en Las Price podría glamurizar el terrorismo, pero Zetumer ha incluido en su argumento periódicas interrupciones a las vidas de las protagonistas con lo que ocurre con la familia de Jean McConville dejó atrás. Si la serie inicia con el secuestro de la madre de familia,  también hay flashbacks a los actos que la convirtieron en sospechosa para el ERI.




Primero, se niega a ocultar armas pertenecientes a los terroristas, no por razones ideológicas sino para no poner en peligro a su familia. Con esa negativa se distancia de sus vecinos. Luego socorre a un soldado ingles herido.  Tras el secuestro y ejecución de la señora McConvilel, el ERI hizo circular el rumor (nunca probado) de que ella era una Tout.

Angustiosas son las escenas de Los McConville después de la desaparición de su madre, como intentan buscar ayuda en su comunidad que los rechaza por ser hijos de una delatora. Llegan los trabajadores sociales que separan a los hermanitos y los envían a orfanatos. Sabemos que esos sitios,  en Irlanda, eran antros de horror. Uno de los chicos McConville declararía años más tarde que fue sistemáticamente abusado física y sexualmente en el orfanato.

Helen, la hija mayor, al llegar a edad adulta,  inició una investigación que es el centro del libro de Patrick Radden Keefe. Tenemos amplia cobertura de las desventuras de Helen (Laura Donnelly de Outlander y The Nevers)en la serie y que junto con el encarcelamiento de Las Price sirve para ilustrar los daños colaterales del terrorismo que ya no es una causa justa cuando afecta a inocentes y a los mismos terroristas.

                 Helen McConville, una vida buscando a su madre

Esta serie me ha encantado porque muestra el lado humano del ERI a la vez que señala la intransigencia británica que nunca ha sabido manejar el problema irlandés. Sin embargo, hoy en día en que el terrorismo sigue causando miedo y dolor en todo el mundo, es bueno observar como este tipo de violencia daña a inocentes y como no se debe idealizar una causa que, más que luchar por la libertad, acaba criminalizando a sus miembros.

La crítica se ha enamorado de la serie,  hasta en Espinoff se la ha alabado. Tiene altos ratings de audiencias (en los 90s) en Rotten Tomatoes e IMDB. La incógnita es porque se la ha despreciado en las nominaciones a premios televisivos. ¿Será porque el wokismo imperante en los medios idolatra el terrorismo y esta serie muestra un rostro poco heroico y muy destructivo de esa lacra?



Lo certifica, como siempre, la crítica de un reino del woke como lo es Salon, donde una Melanie  McFarland, un poco desviada de la realidad,  identifica a Say Nothing como una antítesis de odas al imperialismo tales como Bridgerton y The Crown. Acaba con un mega WTF? al preguntarse si los estadounidenses tendrán el valor de ver esta serie después de haber re-elegido a Donald Trump. ¿Qué tendrá que ver Trump con los Troubles de Belfast?

Contenido violento y Gory: Tenemos tantas y tan tristes imágenes de violencia, desde las pobres Price apaleadas por fuerzas que no respetan su pacifismo hasta la imagen de un hombre que agita un muñón donde antes hubo un brazo cercenado durante los bombardeos de Londres. Sin embargo, lo más sobrecogedor para mi es el episodio en el que Las Price inician una huelga de hambre y son alimentadas a la fuerza. Las huelgas de hambre han sido utilizadas como un arma por los revolucionarios irlandeses a través del siglo XX y muchos mártires de su causa murieron de inanición, pero Las Price fueron las primeras irlandesas en negarse a comer.

                      Ya se había usado esta tortura contra las sufragistas

Mas allá de mi repudio por el terrorismo y por los actos del ERI, el forzar a una persona a comer utilizando la fuerza y la violencia es tortura. En 1975, el Convenio de Tokio la declaró como tal. El equipo médico que por semanas forzó tubos dentro del aparato gástrico de las prisioneras, finalmente se negó a seguir con una práctica que iba en contra de su ética profesional. Vale recordar que Las Price eran jovencitas, Marian solo tenía 19 años. No estaban exigiendo nada imposible de conceder. Únicamente que las sacasen de una prisión de hombres en suelo inglés para llevarlas a una cárcel de mujeres en Irlanda, un derecho que se le concede a cualquier criminal.

                   Dolours rechaza todo alimento

Habían alcanzado a ayunar tres semanas cuando las sometieron a la alimentación forzada por 165 días, Aun después que los médicos se negaron a seguir con el proceso, continuaron su ayuno por casi tres semanas más,  antes de ser trasladada a Belfast. La ordalía no solo las volvió mártires, pero les dejó secuelas físicas y emocionales que las marcarían de por vida. Fueron esas secuelas las que consiguieron, después de siete años de encarcelamiento, que Las Price fueran puestas en libertad en 1980.

                  Dolours y Marian cercanas a la muerte debido a su ayuno.

Ambas sufrían de anorexia nerviosa, lesiones bucales e intestinales más supresión de sus reglas. Fue un milagro que pudiesen tener hijos más tarde. Dolours se casó con el actor Stephen Rea que se hizo famoso como el guerrillero del ERI afligido por remordimientos en la galardonada The Crying Game.

Además, Dolours sufrió de problemas psicológicos, depresión constante, y remordimientos. La rabia que sentía por el curso que habían tomado los arreglos entre el ERI y los ingleses la empujaron al alcoholismo. Acabó su vida con una sobredosis de medicamentos, todos recetados por los médicos. ¿Suicidio o muerte accidental? Nunca se sabrá.



NOTA:  Lo que he contado no califica como Spoiler. Es lo que se puede encontrar en la biografía de Dolours Price en la Wikipedia. La serie incluye datos que no están ahí, algunos cambios basados en interpretaciones del equipo y del libro, entre ellas, la mayor sorpresa de la serie y que está relacionada con el asesinato de Jean McConville.

Contenido Sexual y Desnudos: Un mínimo. A Gerry Adams lo arrestan cuando está en cama con su esposa, y le vemos las nalgas. Lola Petticrew protagoniza una sola escena desnuda, y es necesaria, cuando Dolours se niega a ponerse el uniforme de presidiaria argumentando que es una presa política.



Factor Feminista. Es innegable que la serie es un homenaje a la fortaleza de la mujer irlandesa, sea la que se involucra en la lucha armada (aunque no comparte todos sus métodos) como Las Price hasta la que quiere resguardar,  en vano, a su familia de este clima de violencia como Jean McConville. Existe en todas estas mujeres un sentido de deber, una obligación matriarcal que impresiona. Tal como impresiona la valentía, la determinación y el patriotismo de Dolours y Marian. Solo que nos gustaría que hubiesen utilizado esas admirables virtudes para un esfuerzo más constructivo que andar matando gente.



Factor Diversidad:  El mundo de los primeros episodios de No digas nada está dividido entre irlandeses e ingleses blancos. Se pone más diverso al trasladarse a Londres con un policía negro y el Dr. Mansir, de origen árabe, a cargo de la alimentación forzada de Las Price.