Mostrando entradas con la etiqueta Sandra Oh. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sandra Oh. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de mayo de 2018

Faux Feminismo y Misandria Solapada en Killing Eve



En Vulture ,la semana pasada,  Inkoo Kang elevaba un par de preguntas sobre “Killing Eve” el nuevo show feminista de BBC America. ¿De qué se trata esta serie? ¿Cuál es su mensaje? La inquietud deriva de que  de ser una especie de “ Silencio de los Inocentes” femenino/feminista, la serie ha caído en  mensajes cruzados colmados de tropes del faux-feminismo. Lo único claro es  la triste realidad de que,  como le ocurre a  la heroína, un marido perfecto puede aburrir tanto que Eve  (Sandra Oh) prefiera irse a cazar asesinas en serie antes que tener sexo con el noble Niko Polaris (Owen McDonnell).  

Por más que la teleaudiencia admire a las esposas imperfectas y a las protagonistas asesinas, " Killing Eve” está convirtiendo a Eve (Sandra Oh) en una arpía. En el caso de Villanelle (Jodie Comer)todavía no han demostrado como su violencia difiere de la agresividad machista. En suma,  es incomprensible que Eve esté chata de un marido que es como la versión masculina de una Stepford Wife o de que la violencia de Villanelle vaya dirigida hacia hombres buenos, y mujeres entre las que incluye ex- amantes, niñas y ancianas.

“Killing Eve” ofrece el atractivo de  ver a dos mujeres perseguirse mutuamente y de observar como la representante de la ley (ergo El Bien) comienza a mimetizarse con la villana hasta el punto de que lo que debería ser una lucha muerte pasa a ser una especie de romance. Todo esto es válido y original, pero me incomoda que  a costa de esta novedad se propaguen nuevas ideas seudo feministas que bordean en la misandria y en la misoginia."

No he leído los relatos de Luke Jennings que han inspirado la serie, pero los lectores me dicen que el original está lejos de ser una obra feminista, que más bien corresponde a un tipo de thriller “para chicos” en donde la novedad reside en que el detective ahora es hembra; que aunque Villanelle es canónicamente bisexual no existen atisbos de una atracción lésbica por parte de Eve hacía su presa; y el tener muchos capítulos descritos desde la perspectiva de la villana, la hace menos confusa y más cercana al lector.

La productora/guionista Phoebe Waller-Bridge debe tener sus motivos para haber efectuado esos cambios, tal como los tuvo para subirle la edad a la heroína. Otra modificación  fue cambiarles el sexo a dos personajes. Es la moda, no me molesta, también quiero ver a Natalie Dormer interpretando al Profesor Moriarty en “Elementary”.  Que Elena (Kirby Howell-Baptiste), la asistente de Eve sea mujer ayuda a crear un lazo intimo entre ambas. Que la nueva jefa de la protagonista  sea ahora Carolyn Marsten ( interpretada por Fiona Shaw) ayuda a que Eve se sienta más a sus anchas con ella, aparte de que ciertas cosas que dice la ex tía Petunia de Harry Potter suenan mejor viniendo de la boca de una mujer.

Lo que no acaba de convencerme son los motivos para cambiarle de sexo a los personajes. Todos nacen de la traicionera paridad. No se podía tener tantos hombres alrededor de Eve, y menos mostrarla como apoyándose en la compañía masculina. Si Elena y Marsten hubiesen sido varones, Eve sería la única mujer en el equipo, eso no es feminista (y quita empleo a actrices necesitadas de trabajo). Además era innecesario puesto que Eve ya tenía un equipo de apoyo masculino  compuesto por su marido Niko   y por Dom, el traductor.

Pero a Dom se lo quitaron en el primer episodio, después de acusar a Eve de poner en peligro a un menor. Para colmo,  el otro apoyo masculino de Eve, su gran amigo y jefe degradado-a-empleado, Bill (David Haig) , fue asesinado por Villanelle en el tercer episodio. Y en el cuarto, Eve transida de dolor por la muerte de Bill, finalmente azota en la cara a Niko con su desprecio por él y por su amor que la sofoca porque no puede corresponderle.

Si tuviéramos  un show basado en una novela donde los personajes canónicamente son mujeres y les cambiáramos el sexo, y luego fuéramos matando a otros personajes femeninos la acusaríamos inmediatamente de misoginia¿ o no? Villanelle solo ha matado a cuatro mujeres, comparado con sus nueve victimas masculinas. De las asesinadas,  dos fueron por encargo, otra murió por interponerse en su camino (la enfermera de una de las victima) y pensándolo bien, el asesinato de Nadya(Olivia Ross)  también correspondió a sacar del camino un estorbo, porque ella esperaba de Villanelle el mismo tipo de amor que Eve es incapaz de darle a su pareja.

El asesinato de Bill fue doloroso e inesperado, a pesar de que el capítulo estuvo salpicado de alusiones encaminadas al desenlace fatal—“Papito se va a morir” le canturrea Bill a su bebita antes de partir a  Berlín a su cita con la Muerte. Desde el momento en que Eve le dice con cierta petulancia a  Carolyn que su admiración por los métodos de Villanelle la hacen ser insensible a las muertes que esta provoca, (“mientras no me mate a mí, francamente no es de mi incumbencia”)   que estábamos esperando que el asesinato de alguien cercano hiciese que a la espía le importase la brutalidad de su contrincante. Aunque solo por eso fuese necesaria la muerte de Bill, hubiese preferido que mataran a otra persona, incluso a Niko (aunque estoy casi 80% segura que lo van a matar muy pronto).

Hasta la muerte de Bill, Villanelle había matado (conscientemente) a villanos. Matar a Bill fue empeorar un mundo donde los hombres buenos no abundan. Pero son los hombres buenos los que son prescindibles en esta historia. Para tratar de centrar a Villanelle, Konstantin (Kim Bodnia)  le aconseja que haga algo “normal”.  Eso significa para la asesina tener novio, salir con él a pasear por París, compartir helados, contarle de sus problemas em su trabajo ficticio.

Villanelle acaba de matar un hombre en Bulgaria quien antes de ser ultimado le puso un ojo en tinta a su agresora. La sicaria llega a su edificio parisino y se encuentra al vecino buscando el control remoto en la basura (ya con eso se me hizo simpático ). “¡Madre de D-s ¡”exclama Sebastián (que es español) apenas ve el ojo en compota  de su vecina. No puede creer que alguien pueda golpear a alguien tan linda y delicada.

Al rato, golpean a la puerta del departamento de Villanelle. Es Sebastián con una botella de solución de árnica, que es muy buena para los moretones. La sicaria le echa una mirada, lo ve guapetón, y le pregunta qué planea hacer esa tarde. La respuesta es encantadora,  “planeo deshacer los planes que ya tenía”. Así comienza un romance.

Sebastián es atento, paciente, comprensivo. Cuando hacen el amor no solo le permite estar arriba sino que se preocupa de que las movidas frenéticas de Villanelle puedan hacerlo acabar antes de darle un orgasmo. Villanelle abre más que nunca sus ojos reptilicos y le anuncia que ya ha llegado al clímax. Mi única queja de Sebastián es que no sepa reconocer los detalles físicos de una mujer que acaba de tener un orgasmo. Como ya sabemos,  Villanelle solo experimenta placer sexual cuando mata a alguien

Sebastián se siente protector de quien cree es víctima de un golpeador. Cuando encuentra a Villanelle discutiendo con Konstantin, se encacha como gallito y eso que el ruso podría matarlo con dos dedos. “Nunca te haré daño “le asegura a Villanelle. Me da lastima que las recappers se rían de este personaje, que se burlen de su caballerosidad y actitud protectora. No entiendo por qué es cómico  que un hombre muestre compasión por una mujer golpeada o quiera satisfacerla sexualmente o le importe que la  jefa no la trate bien. El pobre Sebastián solo consiguió la burla de los críticos que le desearon la muerte. Esta le llegó tras oler un perfume envenenado con el que Villanelle había acabado con una víctima.

Ya tenemos dos hombres buenos muertos en el show y todavía falta hablar de Niko Polastri, que para todos los efectos es el gran perdederor en este cuento de mujeres que parece que no aman a los hombres, especialmente si son buenos. Cuando no está enseñando matemáticas o jugando bridge con sus amigos, Niko  le está cocinando a su esposa(hasta le prepara la colación que la muy ingrata le regala a Bill), consolándola por sus pesadillas, perdonándola que no quiera hacer el amor,  y escuchando todos los disparates que Eve quiera contar o sobre sus teorías criminológicas o el modo en que le gustaría matar a Niko (asfixiarlo, hacerlo picadillo, llevarlo en una caja a un restaurant y despacharlo vía inodoro público).

Antes de que Marsten reclutara a Eve, ya Niko le reconocía su talento (“deberías ser espía”). Fue refrescante que Eve confiara en su marido sobre su nuevo empleo. Me temía otra racha incomoda de lo que consumí en “The Bletchey Circle”cuando Susan (Anna Maxwell Smith) le ocultaba a su marido (cariñoso y comprensivo para la época) no solo su pasado  de decodificadora en el Servicio Secreto y su presente de detective amateur, pero también que el criminal que perseguía ponía en peligro la vida de Timothy  y de sus hijos. Cada vez que recuerdo a Susan  cuando Timothy  exigía una explicación, poniendo cara de estreñida y sonriéndole a la pared,  me nace el fastidio por Maxwell Martin.

Ni Niko exige explicaciones ni Eve lo ofende negándoselas, pero (y esto lo entiendo)  les baja el color a los riesgos de su trabajo y le oculta la existencia de Villanelle. Después del funeral de Bill, y de prepararle un estofado a su señora, Niko la enfrenta gentil como siempre. Él sabe que Bill no murió asaltado en un callejón berlinés; sabe que lo que hace Eve es peligroso; teme por ella; pero también sabe que para Eve ese trabajo lo es todo.

Eve toma una actitud agresiva. Le dice que entiende que para Niko ella lo sea todo, pero que eso significa que él es tan poquita cosa que solo la tiene a ella. La devoción masculina que una vez fue fantasía femenina y motivo de alegría para una mujer, ahora es causa de rechazo. Para Eve,  el amor de su marido solo es señal de fracaso de Niko,  Ella en cambio se ha encontrado este mundo excitante que le permite acercarse a una mujer tan sexi que mata por placer. Discúlpenme, pero esto es aberrante. Yo que Niko le hubiera dicho,” tu eres mi todo, tal como tu trabajo se ha vuelto tu todo, somos un par de losers”.

Eve no le cuenta su marido sobre Villanelle, ni siquiera cuando descubre que la asesina sabe donde viven. Solamente le grita que se largue. Esto es lo bueno de ver series contemporáneas, aprendes a reconocer   clichés. Como acabo de ver “McMafia ”sé que este es el hábito de los hombres cuando creen a sus parejas en peligro. En vez de tratarlos como seres pensantes, les buscan  gresca y luego los corren de la casa. Eso hizo Alex con Rebecca con trágicos resultados.

Sin embargo, Eve no se molesta en avisarle a Niko que él está ahora en la zona de riesgo. Cuando Kenny,  el Hacker le recuerda ese hecho, Eve responde petulante que no pudo evitarlo, su dirección estaba en la maleta robada. Hay algo que no entiendo en Eve, normalmente una mujer querendona y compasiva. No le importa correr riesgos, pero también arrastra a los demás a compartir el peligro. No aprendió de lo que pudo ocurrirle a Dom la noche en que Villanelle perpetró la masacre del hospital. 

Se supone que está destrozada por haber obligado a Bill a hacer un viaje que acabó con él en el cementerio. Y aun así , no se molesta en contarle al marido que una asesina los acecha, luego arrastra a Elena a  una búsqueda por Frank, que ya saben es un truhan al servicio de los jefes de Villanelle.
Kaytl Burt en Den of Geek  alaba la decisión de Waller-Bridges de masculinizar a Eve porque a  los héroes no les importa en cuantos líos meten a los seres cercanos. Primero, que tal acusación es debatible. Segundo, ¿en qué mejora Eve como personaje el que adopte roles masculinos negativos? 

En este otro artículo   para Den of Geek  , y hablando de la relación Niko-Eve, Burt comenta que la agente actúa como todos los proveedores económicos con sus parejas. No sé si Eve es la breadwinner en esa casa, cuando la despidieron, no se habló en su hogar de que su sueldo fuera necesario.

 Tampoco Niko es Mr. Mom tiempo completo. Un maestro tiene un horario bastante ocupado, y este todavía se las arregla para jugar bridge con sus amigos y para limpiar la casa y cocinarle a la esposa. Es el rey del multitasking, y aun así Eve lo menosprecia y lo trata como si fuera totalmente dispensable. En lo que si estoy de acuerdo es que Niko es quien lucha por esa relación y quien da y da (parafraseando a San Pablo)  “hasta que duele” y Eve es la que recibe todo. A ver quien va a cocinarle cuando maten a al Profesor Polastri.

Se le agradece al show que mientras Eve pone caras de exasperación ante las atenciones del marido (cuyo gran defecto es que no le da el gusto a la pareja de descargar su ira en el) tienen a Villanelle castigada por sus superiores y a merced de Mr. Macho.  Diego, el peor sicario de la historia,  nos recuerda los méritos de hombres como Bill, Sebastián y Niko. ¿De qué vale un show feminista que repudia a hombres admirables como pareja?  Y si vamos por Villanelle, no solo es la pareja menos recomendable, sino que además demuestra una acertada misoginia, sobre todo hacia el tipo de mujer que el movimiento feminista moderno rechaza.

La serie comienza con Villanelle en una heladería en Viena. La asesina alza los ojos de su copa de helado y se encuentra con una niñita que la observa.  Conozco esa mirada. A los nueve años yo también me comía con los ojos a mujeres mayores,  sofisticadas y atractivas, soñando con ser como ellas. Villanelle hace contacto visual con su admiradora. Avergonzada,  la niña desvía la mirada y la fija en el heladero. Es un joven feo, granujiento con dientes chuecos, pero le sonríe. La niña le devuelve la sonrisa.

 Es un intercambio inocente, no se trata de un juego pedófilo. Al hombre le gustan las mujeres como Villanelle. Esta lo ignora y le sonríe a la niña. Contenta de tener la aprobación de su ídolo la pequeña le sonríe. Villanelle se levanta, paga por su helado, se acerca a su pequeña fan …y le lanza el helado en el vestido.

Este gesto agresivo de la villana se convierte en una lección del faux feminismo actual. Primero, la escena refleja los celos posesivos de Villanelle. No soporta que sus hinchas, amantes y amantes potenciales se interesen en otros. Tal como mata a Diego que la separa de Nadya, y a Bill que es querido por Eve, castiga a la niñita que se atreve a sonreírle a un feo cuando tiene delante a la narcisista sicaria.

También Villanelle castiga a la niña por,  a tan corta edad, comenzar a interesarse en un hombre que ya debería ver como un enemigo. Finalmente,  Villanelle expresa su fastidio por las criaturas y confirma que no sufre de sentimientos maternales. A lo largo de cuatro capítulos hemos visto a Villanelle agredir a una niña, usar un niñito para matar al abuelo,  y amenazar a la hijita de Konstantin. Si pensamos que el faux feminismo repudia la maternidad y la creencia de que las mujeres tenemos/debemos poseer sentimientos maternales, entonces Villanelle es feminista (o la versión Fake).

Pasemos a otro grupo que tanto el feminismo como Villanelle desprecian: mujeres de la Tercera Edad. Al llegar a su apartamento en Paris, Villanelle descubre que no puede subir porque la encargada de la limpieza está bajando la escalera con sendas bolsas de basura en cada mano. Además de bloquear el paso, la mujeranciana, cansada con los pies hinchadoses muy lenta. La impaciente sicaria comienza a azuzarla de manera burlona como si se dirigiera a un perro:  “Allez Allez, vite!” En ningún momento ofrece ayudarla, ni siquiera cuando la anciana pasa por su lado y logra abrir la puerta con esfuerzo. Ahí la burlona Villanelle le pregunta si necesita ayuda y recibe una merecida grosería por respuesta.

Lo extraño es que unos minutos antes, en el vagón del metro, Villanelle le ha recogido un papel que se le ha caído a un hombre joven que obviamente puede recogerlo solito. La falta de cortesía y compasión de Villanelle nace de su desprecio por la mujer de la limpieza por la vejez,  debilidad, tal vez la fealdad de esta. Para alguien para quien la vida humana  vale hongo, quizás preferiría deshacerse de todos los viejos inútiles. La desestima por la vejez es una característica de la progresía moderna , y el feminismo no está exento de esa actitud de desdén por lo decrépito y lo arcaico aunque esto vaya encerrado en un cuerpo humano.

Y si hablamos de mujeres caducas también debemos hablar de una reacción contraria a las feministas de antaño. Ya se ha notado en las MeToo un desaire y oposición a las ideas presentadas por generaciones anteriores de feministas. A pesar de que iconos como Gloria Steinem pretendan abrazar a esta nueva ola, lo común es la desaprobación para un grupo que se cree traicionó las ideas bases del movimiento (cierto) y que nunca lograron nada (falso).  En la serie vemos como Villanelle goza matando a una famosa perfumista que también ha sido bastión del feminismo.

Curiosamente,  fue el único asesinato que me ha provocado cierto interés. Konstantin, preocupado por el estado de ánimo de la asesina, quiere quitarle el contrato de las manos, pero Villanelle hace los pucheros de costumbre: ‘tiene asma y tu sabes que me encanta verlos ahogándose”. Creo que todos los que sufrimos de enfermedades respiratorias, quisimos en ese momento romperle los dientes a la burlona con un bate de beisbol.

El crimen ocurre en un elegante hotel parisino donde se homenajea a la víctima. La presentan como Madame de Mann, dueña de un emporio de cosméticos, una mujer que ha luchado por los derechos y los avances de su género, La mujer elegantísima apenas sonríe, se ve fría, aburrida y está rodeada de un cinturón de seguridad. ¿Por qué habría de tener enemigos? Villanelle, que va disfrazada de camarera,  logra acercársele a su presa en el baño. Su excusa al guardia es fantástica,  “Madame, necesita un tampón”. 

A solas , Villanelle pone en acción su mejor acto de fangirl. Desde jovencita ha admirado a Madame de Mann. Su ídolo la ha empujado a la fabricación de aromas. Solo quiere que huela su producto. Aunque es obvio que se siente complacida por la admiración,  la perfumista adopta una actitud despectiva y condescendiente y tras cien remilgos acepta oler el perfume.  “Me huele a nada” dice arrogantemente y son sus ultimas palabras. 

Villanelle observa arrobada la larga agonía (creo que es un cuarto de hora lo que debe durar un fallo respiratorio para ser fatal) . Así observa la muerte de quien ha utilizado el feminismo para beneficio propio y que ahora se esmera en crear una barrera que la separe de quienes en su día,  juró proteger y dijo representar.

Nos queda claro entonces que al margen de su participación en el argumento, Villanelle encarna a un medio neutralizador de los obstáculos o enemigos que el feminismo radical enfrenta hoy en día: hombres protectores, niñas precoces en su interés por el sexo opuesto; feministas traidoras,  y ancianas inútiles. Para ser honestos, Villanelle no mata viejas, ni niños (mientras no la molesten), pero si es cierto que le gusta matar mujeres incluso las que se enamoran en ella. En el cuarto capitulo la desobediente Villanelle termina siendo la ultima carreta de un carro tirado por Diego (del que ya hablé) y su novia Nadya, que resulta ser ex amante de nuestra villana.

A juzgar por los golpes y recriminaciones que Nadya propina a Villanelle no fue una buena relación. Pero tampoco lo es ser pareja del machista Diego. Villanelle convence a Nadya que ella merece algo mejor que Diego. Nadya lo mata, confiesa que su relación era degradante y se prepara para ser eternamente feliz junto a Villanelle que la recompensa, pasándole encima con su carro hasta matarla. En el mundo de la psicópata solo cabe una persona. Por eso temo que sucederá si Phoebe Waller decide llevar a Eve a los brazos de Villanelle. Digamos que la sicaria les da un mal nombre a las relaciones lésbicas.

A partir del segundo capítulo, ya Inkoo Kang  en Vulture expresaba las interrogantes y expectativas de muchos espectadores. Se refería al show, como “ un poco misantrópico”, decía que Eve no le caía tan bien por expresar poca preocupación por la vida humana,  y esperaba que la serie pronto le diera alguna dimensión a la sociopatía de Villanelle. Dos episodios más tarde, sus expectativas están en el tiesto de la basura.

En mi entrada anterior hablé del modo objecionable de vender la serie . De la falsedad de decir que solo en la Era de MeToo se podía dar algo como “Killing Eve”. Si “Killing Eve” realmente representa al MeToo entonces le da una pésima imagen al movimiento con este elogio a la irresponsabilidad femenina y al comportamiento hostil de las mujeres. Parecería que las mituteras fueran amargadas antisociales que odian al genero humano. ¿Lo son?


jueves, 3 de mayo de 2018

La publicidad engañosa detrás de Killing Eve



La publicidad engañosa, está provocando la ira del consumidor. Aquí, en USA,  ya se han hecho algunas demandas legales incluso por falsa información respecto a formas de entretenimiento. En la era de MeToo, la BBC America intenta comprar audiencia con  "Killing Eve”, vendiéndonos el show como un “programa hecho "por mujeres y para mujeres” y  como una serie “única” por darle protagonismo  a La Mala,  (¿Eso es novedad?  Cersei anyone?). 

Como vemos en el video de abajo, la serie intenta convencernos de que solo pudo hacerse en esta era y con eso no solo miente sino que tambien menosprecia a  todas las predecesoras de Eve y Villanelle y a todos los shows que desde los 80s  están enfocandose en protagonistas feneninas y en el enpoderamiento de la mujer. Voy a dejar a un lado "Downton Abbey"por un ratito,  para probar mi tesis.




Mi segundo intento de engancharme con una serie que transcurra en tiempos modernos me llevó al thriller “Killing Eve”. Desde que salió de “Grey’s Anatomy” que he estado esperando ver a Sandra Oh en un rol donde exprese su talento “y ahora no me defrauda ni como personaje ni como actriz. 

Eve Polastri (Oh) es inglesa, se crió en Connecticut, vive en Inglaterra, está casada con un maestro de matemáticas polaco y trabaja para MI5. A  sus cuarenta y tantos años,  la inquieta mujer es consciente de que su trabajo de escritorio no satisface sus ansias de aventuras. Para contrarrestar  su hastío con su empleo (y quizás con su matrimonio),  Eve comienza a recolectar información sobre una serie de asesinatos ocurridos en diferentes capitales europeas. Eve está segura de que todos han sido cometidos por la misma persona: una mujer

Un sábado, sacan a Eve de su cama, y a pesar de su inmensa curda,  la hacen ir a una reunión de emergencia en su trabajo. Además de Bill (David Haig) y Frank (Darren Boyd) , sus jefes inmediatos, está presente la legendaria Carolyn Marsten (Fiona Shaw, la Tía Petunia de Harry Potter), jefa de la sección rusa de MI6. Carolyn les informa que un importante político (y tratante de blancas) ruso ha sido asesinado en Viena. Lo llamativo es el  modus operandis del asesino. La víctima recibió un golpe letal que le cortó una arteria en el muslo, y cayó muerto desangrado sin siquiera saber como o quien lo había atacado. La única testigo es Kasia, su novia polaca que ha sido llevada a Londres para ser interrogada.
La legendaria Carolyn Marsten

Envalentonada, Eve  le dice a Marsten que se trata de una asesina. Nadie le hace caso. Kasia,  bajo los efectos de una sobredosis de heroína,  no puede ayudarlos y ni los traductores la pueden entender. Eve graba  a la polaca y les lleva la grabación a su marido y a un amigo de este, un experto en jerga de adolescentes polacos.. Ellos le certifican que la asesina es hembra.

Aun así, los jefes de Eve insisten que las cámaras del lugar de los hechos muestran que el atacante es hombre. Eve consigue que su jefe inmediato,  Bill investigue si eso es cierto. Bill descubre que no había cámaras en la escena del crimen, le encarga a Eve la vigilancia de Kasia, ahora en el hospital. Pero mientras Eve está en el baño, la asesina despacha a la enfermera, a dos policías y a la drogada Kasia.
La masacre del hospital

Eve es despedida, Bill en un acto de solidaridad también consigue que lo despidan, todo parece indicar que aquí acaba la investigación. Pero unos días mas tarde,  Eve recibe la visita de Carolyn Marsten quien, en el almacén de la esquina,  la contrata semi oficialmente. Efectivamente, los crímenes han sido cometidos por la misma mujer, pero hay fuerzas poderosas que impiden la investigación. 
El equipo de Eve

Eve tendrá que trabajar clandestinamente desde un cuchitril que pasa por oficina (hay que traer papel higiénico de la casa si quieren usar el baño). Eve está encantada. Contrata a Bill y a Elena (Kirby Howell-Baptiste),  su antigua asistente. Junto a Kerry (Sean Delaney) , un hacker experto,  formará un equipo encargado de encontrar a la asesina, a quien Eve conoció fugazmente en el baño del hospital.

Sandra Oh es totalmente brillante como la atolondrada Eve, el tipo de mujer que interrumpe las reuniones  metiendo ruido con la bolsa de su desayuno, la que se tropieza con las mesas, pierde equipajes y llega tarde al trabajo. Le gusta comer, beberse un gin tonic al desayuno,  y hacer karaoke. No es deportista, no esta en forma, nada en ella presagia un James Bond con faldas. Y es mujer de faldas,  y de maquillaje que se aplica en la calle antes de una reunión con la jefa y que se quita en la cama, lanzando  los algodones sucios al suelo.

En cuanto a su faceta de Mata Hari,  hablamos de una mujer que cuando tiene que ir a seducir a un individuo que posee información que le interesa, se queja de que tiene que afeitarse los sobacos, quitarse el brassiere y solo consigue verse  glamorosa, cuando la asesina,  que anda tras sus pasos, le proporciona el cinturón adecuado.

Hora de hablar de la asesina, cuyo alias es Villanelle,  tal como el exótico perfume dieciochesco que usaba Madame Dubarry. A sus veinticinco años,  es lo opuesto a Eve. Monta motocicleta, maneja todo tipo de armas, escala canaletas como rata de alcantarilla, es tan flexible que puede ocultarse dentro de un maletín, es capaz de comerse una bruschetta chorreando aceite de oliva sin mancharse la blusa, y adora la buena ropa y las cosas finas (hasta tiene una botella de champaña en su tocador). 

 Aunque es tan sicaria como Rosario Tijeras, le gana a la colombiana en su sociopatía. No tiene sentimientos, ni emociones, gusta de las bromas pesadas, nunca habla en serio,  y tiene orgasmos cada vez que mata a alguien. En cuatro episodios ha matado a trece personas, incluyendo la muerte accidental de un amante (y la de una ex perpetrada con alevosía)  más varios asesinatos para los que no había sido contratada.

Su psicopatología la hace ser descuidada, exhibicionista en su violencia y por lo tanto peligrosa. Eso lo nota su jefe inmediato, Konstantin (Kim Bodnia), quien trata de sacarla de circulación, pero Villanelle se maneja sola. Lo único que sabemos que puede alterarla es el recuerdo de una mujer (tal vez una examante, puesto que Villanelle es bisexual) llamada Anna que tenía el cabello como Eve.

Cuando Villanelle descubre que Eve anda tras sus pasos se obsesiona totalmente con ella. Escucha las conversaciones de Eve y su esposo, le roba la maleta (se horroriza ante el mal gusto de la agente) y viste con sus ropas a una mujer madura a la que hace su amante. Lo mas peligroso para los jefes de la sicaria es que Villanelle deja su nombre en la escena del crimen. Solo que el nombre con el que se identifica es “Eve Polastri”.

Basada en la novela Code Name Villanelle de Luke Jennings, la historia ha sufrido varios cambios en la adaptación. Uno de los cuales es que le han subido una década en años a la protagonista. Como Eve, en el libro no es étnica, el personaje en la serie exige nuestra color blindness para creernos que el perfil de Kwan Yin, y los ojos almendrados,  de Oh  son totalmente caucásicos.

En la novela, desde el comienzo,  sabemos que Villanelle se llama Oksana, que es hija de un capo de mafia ruso,  que aun así ha logrado convertirse en una poliglota consumada y la mejor alumna de su universidad. Las cosas cambian cuando Oksana se encuentra con el asesino de su padre. Su venganza acaba con ella en la cárcel. Ahí la visita el misterioso Konstantin quien le ofrece dos alternativas:  podrirse en una prisión en Los Urales o aceptar convertirse en la nueva Femme Nikita al servicio de una misteriosa asociación . Oksana convertida en Villanelle, y tras un periodo de adiestramiento en el equivalente a la Casa Blanco y Negro,  se convierte en una asesina de muchos nombres y pelucas. Hasta ahora nada de esto aparece en la serie.

“Killing Eve” me entretiene, me encantan sus escenarios que alternan entre lo mejor de las capitales europeas, con bajos fondos,  y espacios domésticos que nos permiten contrastar los diferentes estilos de vida de Eve y de  la mujer a quien persigue. Me interesa saber quienes son los jefes de Villanelle y a que obedece su Lista Negra. No, no creo como dijo Bill (tenia que ser en serie de la BBC) que se trata de la Mossad. Y por supuesto es un placer ver a Sandra Oh lejos de su eficiente y super segura Christina Yang. Pero tengo que confesar que no soporto a Villanelle .

Puede que Jodi Comer me haya dejado traumatizada con su repelente interpretación de “La Princesa Blanca”. Me dicen que ha hecho cosas mejores como “Thirteen”, pero para mí es la misma persona solo que ahora es más desquiciada, excedida, y caricaturesca. Tampoco la encuentro bonita así que ni siquiera puedo envidiarla (Eve la describe como dotada de ojos de gato. Y solo le veo ojos de camaleón).

No es por su bisexualidad que me molesta . Si fuera por esas, no querría a personajes como Eleanor Guthrie, Lisbeth Salander y Callie Torres. Tampoco porque sea un asesina. Me encantan las historias de sicarios y no he escrito novela en la que la heroína no mate al menos a un par de personajes.  Tal vez como Phoebe Waller-Bridges, la productora de “Killing Eve” , yo también encuentre empoderamiento en una mujer que puede defenderse o que destruye a los malos, ¿pero matar porque me da un orgasmo como parece hacerlo Villanelle? Ya parece Freddy Kruger.


Mi problema con Villanelle es que no es interesante ni original. Para mi es solo una destornillada que aburre. Carece del código moral de Lisbeth Salander, de la refinada erudición de Hannibal Lecter,  no  es trágicamente humana como Dexter. Ni siquiera es ingeniosa y monina como la Gogo Yubari de Tarentino, y a diferencia de Gogo, Villanelle es la protagonista, ocupa mucho tiempo de pantalla.

La gracia de Dexter era que parecía normal ante los ojos de los demás, Hannibal Lecter engaña al mundo con su faceta de cortés  e instruido médico, pero  Villanelle no pasa de ser siempre una zafada burlesca sin vida interior, sin historia, sin interés , que mata porque la mandan(o sea no hay tanta independencia en ella)  y por que le gusta. Es un cruce entre Bellatrix Lestrange y Dolores Umbridge. De hecho el vestidito rosado con el que fue a la evaluación psiquiátrica era definitivamente lo que se pondría Umbridge si fuera más joven.


La BBC ha vendido “Killing Eve” como si fuera la quinta maravilla del mundo, como una historia única y original. Tan seguros están que su fake publicity atrapa a incautos que antes de lanzarla al aire ya ofrecen segunda temporada. Han lanzado el anzuelo con el cebo mas apetitoso y de moda. 

La venden como una historia “feminista”(Duh?) hecha para mujeres por mujeres. Una historia en la que la protagonista admira a la villana a la que debe despreciar. Una historia donde el glamur y el protagonismo lo posee la antagonista. Y todo lo venden como primera vez que se ve en televisión. ¿Y quienes caen en esa trampa? Pues los muy jóvenes que creen que el mundo y su cultura nacieron junto con ellos. Esta vieja que lo ha visto casi todo,  bosteza.

La publicidad hasta delira ante el punzón de cabello que Villanelle usa para matar a un capo di mafia. Hey , ¿nunca vieron a Assumpta Serna en el “Matador” de Almodóvar? Y eso fue en 1986. Pero Villanelle(  y Luke Jennings tenía conciencia de eso)  está inspirada en un tipo de personaje común de tebeos (aunque también lo vi en formato de fotonovela). 
De "Matador"a "Killing Eve", el punzón de cabello como arma fatal

Hecho en su mayoría en Europa, este tipo de historietas era, sin llegar a la pornografía, pariente de las revistas de caballeros. Su atracción residía en las  sexys y amorales villanas que usaban como uniformes,  ajustados trajes negros (los cat suites, ) tipo Gatubela con prominentes escotes o micro minis con botas de charol, arriba de la rodilla, y ceñidas como condones.




















Villanelle usa un vestuario bastante abigarrado en el que fusiona elementos tan dispares que esta destinado a sentar modas, tal como lo hizo el guardarropa de Carrie Bradshaw,  Villanelle es sexi de una manera diferente a sus predecesoras, porque su sensualidad va dirigida hacia su propio sexo,  no está ahí para satisfacer a machos libidinosos, aunque estos corren tanto detrás de la asesina como de la despistada Eve.

The Guardian ha definido “Killing Eve “como un show “dominado por mujeres”. Nada mas porque las protas son hembras y porque está producida por Phoebe Waller-Bridge (“Fleabag”) . Uh? Ni “Girls ”que tenía cuatro protagonistas mujeres, que nació de la mente de Lena Dunham,  y que seguía una franca línea de feminismo radical,  recibió tanto bombo y platillo.
"Girls" era más feminista que "Killing Eve"

 Parece que nadie piensa en otras premisas femeninas/ feministas hechas por mujeres y para mujeres como “30 Rock”, “Orange is the New Black”, “Jane,  the Virgin”,” Jessica Jones” y todo lo de Shonda Rhimes. ¿Nunca oyeron hablar de “The Gilmore Girls”?  ¿O de famosas series de los 80s como “The Golden Girls”,  ”Designing Women" y el clásico juvenil  "The Facts of Life"? 

Series para mujeres de todas las edades han existido desde los 80s

En Elle, Estelle Tang casi lanza grititos de admiración porque no da crédito: “ ¿Un show con dos mujeres protagonistas.? No en esta vida” Ayayay! ¿Que nunca ha oído de “Cagney&Lacey” o “Scott&Bailey”?  Yendo hacía la prehistoria, "Charlie's Angels"tenia tres heroínas con igual peso (en kilos y en créditos) ;"Sex and the City"  tenía cuatro protagonistas hembras; "Desperate Housewives" tenía cinco protagonistas femeninas, lo mismo "Pretty Little Liars". ¡Señoras, vean mas television, antes de hablar!
Lo mismo puede decirse de series con más de una protagonista femenina

En cuanto a la admiración por la novedad de dar un rol protagónico a una mujer que mata por matar o del cantito “necesitamos más villanas”,  no sé en qué mundo viven. Tal vez deberían ver más series de época como yo que el año pasado estuve saturada de villanas enroles importantes. O ver fantasías donde encontrarán villanas que se comen a Villanelle (y no sexualmente ) con sirope de maple para el desayuno. Hablo de Cersei, Melisandre, las Nightcomers de “Penny Dreadful”, la Geillis de “Outlander” y las villanas redimidas e irredimibles de "Once Upon a Time”.
Villanas que superan a las heroínas

Por el bien de tanta gente que se siente traicionada cuando las fake publicity las empuja a gastar tiempo y dinero en entretenimiento que no cumple sus expectativas, deberían enfatizar lo que la serie realmente presenta y que puede ampliar la audiencia. “Killing Eve” es original porque, ( y no he podido encontrar precedente aunque tiene toques de “Black Widow” y “Single White Female")  es  el reverso en géneros de un trope de policía vs archicriminal;  porque la bisexualidad de Villanelle  viene a llenar un vacío de protagonistas miembros del colectivo LGTB; y  porque Eve, aunque quiera matar a Villanelle,  también se siente atraída por ella.

Hasta podrían vender la serie como el primer show en tener una protagonista de origen asiático…pero la Eve Polastri del libro y serie es caucásica. Es lo malo de la publicidad engañosa, que termina perdiendo grandes oportunidades de vender un producto por sus cualidades reales y con eso pierde teleaudiencia. Aqui les dejo un video en el que las mujeres de "Killing Eve"intentan vender la serie como un ejemplo de paridad y de diversidad. Diversidad? Eve se supone que es blanca y solo hay un personaje de color en toda la serie. En cuanto a paridad, ¿de que vale una serie con mujeres más negativas que las de "Girls"? De eso hablaremos la próxima semana si D-s quiere.



martes, 7 de octubre de 2014

¿Es hora de decirle adiós a Grey’s Anatomy?


Las series médicas se caracterizan por su longevidad. “ER” llegó a durar 20 temporadas y “M.A.S.H” estuvo en pantalla (sin contar sus reposiciones) por más de una década. “Grey’s Anatomy” iba por ese mismo camino, pero a juzgar por el inicio de su onceava temporada la serie de Shonda Rhodes anda necesitando que la pongan a pastar.

Me acerqué con mucha trepidación al primer episodio de temporada. Sabía que la partida de Cristina Yang iba a dejar un gigantesco cráter en la trama. Ya me había sido bastante difícil sobrevivir a la doble despedida de Lexi y Mark Sloane hace dos años, pero ahora se trataba de algo diferente.

Aparte de ser uno de las pioneras de la serie, Christina Yang ha sido una de las creaciones dramáticas más fascinantes de la televisión de este siglo. Su ausencia se iba a notar en extremo e iba a afectar el interés que suscitara el show en su audiencia. Por eso se esperaba que Shonda Rimes pusiese especial cuidado en este inicio de temporada para asegurar al fandom que Grey´s Anatomy seguiría brindando la calidad y emotividad que la han caracterizado.


No se si se debió a que la Señora Rimes estuvo muy ocupada con “Scandal” y con su nuevo show “How to Get Away with Murder”, pero nada de lo esperado se materializó en pantalla. La falta de Christina Yang es cada vez mas patente y no únicamente por la patética soledad de Owen que ha convertido el hospital en su hogar, incapaz de rehacer su vida sin su ex esposa.


Los intentos por llenar los zapatos de Yang han sido un total fracaso. Amelia Sheppard es un personaje  fastidioso. Maggie Pierce es adorable, pero no da la talla. Va a terminar siendo una Arizona o April Kepner, nunca alcanzará la estratosfera ocupada por Yang.

Antes de iniciar la temporada, Shonda Rimes declaró que este sería el año de Meredith, que ella seria el foco central de la historia. Aunque La Da. Grey puede ser una criatura encantadora, es difícil desemparejarla de Yang. Se hubiera necesitado  dotarla de subtramas más solidas, y profundas para atrapar al público. Saber si sobrevivirá su matrimonio al sacrificio de Derek, la coloca a la altura de Miranda Bailey quien ha vivido dilemas parecidos. Saber si aceptará a su nueva hermana, nos remonta a los días en que conoció a Lexi. La falencia de este onceavo guion es que no nos presenta nada nuevo por lo tanto es previsible, ergo aburrido.

Incluso cuando ocurrió lo imprevisto como el que, al final del segundo episodio, Maggie revelara su parentesco y Meredith la rechazara, acabo siendo una movida torpe que arruinó lo único que podía añadirle misterio a ese cuento. Lo ideal hubiera sido que Meredith hubiese construido una relación de odio-admiración por el reemplazo de Christina y que de pronto recordará lo que su mente ha bloqueado por 28 años, el embarazo de su madre.


Eso quedó evidente en lo único bueno de estos dos capítulos, el flashback con el que inicia la temporada. Grey recuerda su estadía en Boston cuando contaba cinco años, y como su madre, inexplicablemente, cae al hospital (yo pensé que era otro de esos intentos de suicidio de la manipuladora y lunática Ellis). Cuando Ellis grita “¡No quiero verla!”, no se refiere a Mer como creí al comienzo, sino a la recién nacida Maggie.


Ahora que La Dra. Grey ya sabe quien es Maggie y no le importa tener una hermana, ese ángulo pierde interés, como tampoco puede ya aprovecharse el que Amelia sepa que Richard tiene una hija, una de las pocas posibilidades para que “La Pastora” jugara algún rol significativo en este cuento.
Tengo que reconocer que desde el accidente de aviación, el personaje de Ellen Pompeo se ha vuelto  insubstancial. Su embarazo alternó entre lo trivial y lo irritante, y ahora sin Christina es evidente que no tiene mucho espacio para crecer, menos aun si la vuelven una mocosa malcriada e inmadura.


Aparte de su inexcusable actitud hacia Maggie (aun antes de saberla su hermana), esté el modo desconsiderado con que Mer expulsa a Wilson de su cama. Es cierto que Christina también se metía en la cama de los Sheppard, pero nunca corrió a Derek de su propia alcoba. Con lo hecho, Meredith demuestra egoísmo e irrespeto tanto por Karev como por Jo. Y ya vimos, después de la demanda de Leah,  que no se puede ningunear a los internos. Grey es un buen personaje, pero si no se le da una historia de alto nivel, se vuelve una mujer insoportable y ahora no están presentes la cordura sarcástica y el humor toxico de Christina que le hacían el peso a los defectos de su “persona”.

La debilidad de la protagonista  y lo predecible del guion no son las únicas grietas en esta serie que ya viene arrastrando una decima temporada bastante floja. La grieta más grande se debe a que el peso del argumento lo lleva un clan de personajes protagónicos que pierde resonancia y va en disminución constante. April y Jackson apenas han aparecido en estos dos capítulos, Amanda Bailey se volvió un personaje de relleno, y las trifulcas domesticas de Arizona y Callie dan sueño.

¿Que pasó con todos estos individuos que alguna vez tuvieron historias potentes y nos hicieron quererlos? ¿Qué pasó con una serie que solía traer gente que fascinaba tanto por su destreza medica como por el modo en que jugaba con su vida personal? Parece que lo mejor de “Grey’s Anatomy”  está en Europa  o en el cementerio.

Desde sus inicios “Anatomía de Grey” ha ido perdiendo figuras claves: Burke, George, Izzy.  Pero Lexi más que suplió  la partida de Katherine Heigl, tal como Owen hizo lo suyo al llenar el vacio dejado por Burke. Sin embargo, no se ha podido sustituir a Mark Sloane, y Jackson y April son un relevo mediocre de George y Lexi.

“Grey’s Anatomy” siempre se apoyó  en la interactuación entre la un equipo de médicos profesionales y un alumnado de internos confundidos y problemáticos. Ahora se produjo un desequilibrio.  La última camada de internos fue victima de una curiosa masacre. Yang se llevó al único varón, a Brooks la mataron y a Leah la despidieron. Queda Stephanie, bastante aburridita la pobre, y Jo que se ha convertido en la esperanza de la serie porque la hacen participar en todos los conflictos de esta temporada. Eso reafirma mi impresión de ausencia de figuras importantes, sobre todo varones, lo que limita las oportunidades románticas de la serie.
Jo y Maggie


Como si no sobraran las féminas en batas médicas, este año nos traen a Maggie y Amelia. Puesto que “Grey’s Anatomy” siempre se salva acudiendo al gancho romántico van a necesitar un par de candidatos para estas doctoras. Mi consejo es que no las emparejen con ninguno de los médicos “comprometidos”, ya cansan los triángulos. Me gustaría que Maggie tuviera algo con Owen, y que Amelia se acercara a Richard que viene de salvarse de las garras de la Matriarca  Avery. Pero no creo que lo hagan.

Amelia y Maggie

Todo indica que la historia ha superado su apogeo, que seguirá utilizando formulas ya abusadas en el pasado, y jugando con lo previsible. Está claro que el único camino  de “Grey´s Anatomy” es despedirse con dignidad ya que no tiene nada más que ofrecernos.

domingo, 30 de marzo de 2014

Grey´s Anatomy: ¿Drama médico o Soap-Opera?


Anoche, al acabar de ver el decimoquinto capítulo de la decima temporada de “Anatomía de Grey” tuve una sensación de plenitud como la de quien se ha comido un T-Bone Steak (algo que no he probado desde que salí de USA en 1996).No es la sensación que experimento al terminar de ver episodios de otras series de televisión con mayor superioridad escenográfica, actoral o profundidad argumental. Es la comodidad y serenidad de ver algo tan cotidiano como esos viejos culebrones que siempre me dejaban satisfecha, Es que a pesar de caer bajo el rubro de “drama médico”, la serie de Shonda Rhimes es una  telenovela donde el romance, el sexo y las relaciones de pareja trascienden el tema médico.

Detesto a los médicos, pero adoro las series que tratan el mundo de la medicina (tal vez porque los galenos de ficción son tan diferentes a los de la vida real). Desde mi infancia que me he tragado dramas médicos desde el “Dr. Kildare” hasta “Scrubs”. He visto todo tipo de  doctores desde Marcus Welby hasta House. He visto soap-operas médicas (“General Hospital”), a oficiales practicar la medicina en teatro bélico (“MASH”, “China Beach”) y hasta las aventuras de una mujer que ejerce la medicina en el Lejano Oeste (“Dr. Quinn”).

Un día de estos voy a hace una nota sobre los dramas médicos, pero el caso es que “Grey´s Anatomy” es diferente a todos, porque a pesar de ser considerado “feminista”, este show contradice  las normas del Test Bechdel. En El Grey Sloan Memorial Hospital (antes Seattle Grace Hospital) las doctoras se la pasan hablando de su vida romántica, y esto se aplica hasta a un matrimonio  gay como el formado por Callie Torres (Sara Ramírez) y Arizona Robbins (Jessica Capshaw).

Arizona y Callie tienen una discusión marital en horas de trabajo (hollywoodreporter.com)


Aunque “ER” fue la que implantó ese estilo con el personal médico teniendo sexo en baños y closets del hospital, “Anatomía de Grey” lo ha superado llevando la obsesión del romance hasta el punto de que los affaires íntimos de los cirujanos se ventilan por todos los rincones del plantel, hasta en la sala de operaciones. El colmo llegó esta temporada cuando Miranda Bailey (Chandra Wilson) quiere que su marido, el interno Ben (Jasón George), la ayude enterarse de más comadreos sobre la vida sentimental de sus colegas.

¿Sería porque “ER” trataba sobre el acontecer cotidiano de un hospital de Chicago que los asuntos clínicos estaban al mismo nivel que los conflictos personales de los protagonistas? ¿Sería que en “ER” se enfocaba a todo el personal desde cirujanos hasta enfermeras, desde pacientes hasta barrenderos, por eso siempre se sabía que estábamos viendo un programa sobre medicina? ¿Sera que Grey´s Anatomy que solo se enfoca en un equipo de cirugía, necesita mantener el nivel de interés abocándose siempre a lo romántico hasta el punto que una operación sea  un mero paréntesis entre peleas y reconciliaciones entre amantes?



“Grey´s Anatomy” lleva diez temporadas al aire. Un record en una serie, pero su éxito y longevidad pueden deberse a que sus fans la siguen como si fuera una “soap opera” (el equivalente Anglo de nuestras telenovelas). Al menos, este año yo siento que la sigo con la misma avidez que diariamente me llevaba en mi adolescencia y primeros años de universidad a colgarme del capitulo diario de “General Hospital”.

Soy consiente que “Grey’s Anatomy” no es un gran show, que su feminismo muchas veces patina dando paso a anticuados sentimentalismos, y que en la vida real preferiría caer en manos del Maestre Qyburn antes que las de estos médicos calentones e irresponsables. Sin embargo, la serie supera esos bemoles con personajes fantásticos y tremendamente queribles.

Yang y Grey (Sky.com)


Aunque a veces quisiera arrastrarlas de las greñas, admiro a Christina Yang (Sandra Oh) y respeto a Meredith Grey (Ellen Pompeo). La camaradería de ese par es  sagrada, porque es la única amistad femenina real en una serie de televisión actual.  Y  la misma serie que nos enseña que si puede haber amistad entre mujeres, nos presenta a la pareja más linda de lesbianas de la televisión. Me corrijo, si me gustaría tener a Callie y a Arizona de médicos de cabecera.

En el área de romance, tampoco me puedo quejar. “Anatomía de Grey” me ha obsequiado con fenomenales historias de amor comenzando por los protagonistas Meredith  y su marido Derek Sheppard  (Patrick Dempsey) que por una década han permanecido fieles a su amor, a pesar de los inevitables obstáculos.
(examiner.com)


En cuanto a Cristina, aunque me enamoré con ella de Owen Hunt (Kevin McKidd), no olvido que su gran amor se llamó Preston Burke (Isaiah Washington). Un estúpido comentario homófobo de  Washington acabó con su personaje del Dr. Burke y con su relación con su interna Cristina. Me gustó que por un largo tiempo Yang permaneciese célibe y que, incluso ya enamorada de Hunt, dilatara la consumación física de su pasión. Fue ultra romántico.

(fanpop.com)


Lamentablemente, las expectativas de Yang y el Mayor Hunt no eran las mismas lo que acabó con el matrimonio. Es evidente que se quieren, pero hay obstáculos que no pueden superar. En el antepenúltimo episodio, Cristina y Meredith comparten una de sus famosas “noches de chicas” en la que la conversación de las doctoras no pasa ningún Test Bechdel, los hombres son el tema principal.

Cristina está deprimida porque ve que Owen ha encontrado otra pareja. Emma puede darle a su ex todo lo que Yang le negó (hijos y cenefas en las cortinas). Cristina termina la noche borracha en la casa rodante de Hunt donde hacen el amor. Pero los shiperos del par no nos hacemos ilusiones. Ya tenemos noticias de que esta será la última temporada de Sandra Oh en la serie. Recientemente  un spoiler atenuó la tristeza
provocada por la partida de mi personaje favorito. Isaiah Washington regresa a Seattle. Aparentemente, Preston Burke volverá a la vida de la cardiocirujana a demostrarle que nunca salió de ella.

Burke consuela a Yang por la pérdida de su bebé (grey´sanatomy.wikia.com)


Hasta para decirle adiós a personajes, “Grey´s Anatomy” es romántica, y lo demostró cuando Eric Dane y Chyler Leigh dejaron la serie en el 2012. Después de un aparatoso accidente de aviación, Lexi Grey (Leigh) muere casi en brazos de Mark Sloan (Dane) jurando que nunca ha dejado de amarlo. Semanas más tarde, Mark fallece debido a complicaciones causadas por el accidente. A los shiperos creyentes nos quedó el consuelo de imaginarlos juntos en el Mas Allá.



Pero volvamos al factor “culebrón” que es más que ejemplarizado por el personaje de la doctora April Kepner (Sarah Drew). Considerada uno de los personajes más odiados de la televisión,  y merecedora de ser incluida en la lista la de Peores Personajes de la TV, April no es tan infame como la pintan. Lo que sucede es que  está descolocada. Ella era la heroína de telenovela por excelencia. Buena, dulce, religiosa y virgen a la noble edad de 28 años. Cuando April perdió su virginidad fue con el Príncipe Azul de Seattle Grace, su amigo y confidente Jackson Avery (Jesse Williams). Como en toda trama telenovela, April quedaba embarazada. Jackson galantemente le ofrecía matrimonio. Solo que cuando La Dra. Kepner descubrió que todo fue una falsa alarma tuvo una reacción de alivio que ofendió a su amante (que en el fondo estaba enamorado de ella). Truene total de la pareja.

(fanpop.com)


Pronto April y Jackson están buscando nuevas parejas. El se involucra con la interna Stephanie (Jerrika Hinton), y ella con el paramédico Matthew (Justin Bruenick). Siguiendo con la moral telenovelera, Jackson puede tener sexo que quiera, pero el romance de su ex debe se totalmente casto. Incluso Matthew la rechaza inicialmente al saber que no es virgen.

El mismo día en que Matthew le pide matrimonio, April le confiesa a Jackson que no ha dejado de amarlo, él la manda a freír monos a Acapulco. Sin embargo, el día de a boda de April y Matthew, a pesar de estar acompañado por Stephanie, el Dr. Avery se pone de pie y decide “no callar para siempre”.


Pasada la primera sorpresa, y aprovechándose de estupor de los invitados, la novia huye con su ex y no se detienen sino hasta llegar a Lake Tahoe donde se casan. Y tenemos ahí dos recursos típicos de culebrón: la boda interrumpida y la novia fugitiva. Este lunes tendremos otro lugar común de telenovelas, Catherine, la dominante suegra de April, la acusará de ser una caza-fortunas. Ohh, ya me estoy comiendo las uñas. Ahora solo falta que el abuelito de Jackson mató al abuelito de Kepner y que ella se casó solo para vengarse de los Avery. En ese caso sería "Revenge", otro buen ejemplo de serie-culebrón.
(tumblr.com)

La audiencia adulta y sofisticada podrá despreciar a April, pero yo, la telenovelera, la quiero como quise a las heroínas de telenovela de mi infancia. Y de pronto me siento que tengo trece años de nuevo y estoy esperando ver el vestido de novia de “Muchacha Italiana Viene a Casarse” o que estoy pendiente del nacimiento de la nieta de “Simplemente María”. Ahora entiendo por qué soy adicta a “Grey´s Anatomy” y nunca la he abandonado.

Lo extraordinario, es que esta temporada el mismo personal del Grey Sloane Memorial ha descubierto lo peligroso que es convertir el lugar de trabajo en espacio para escarceos románticos. Esa costumbre de los médicos jefes de involucrarse sexualmente con los residentes es una bomba de tiempo que finalmente estalla.

Tanto Stephanie, como Shane (Gaius Charles), y Leah (Tessa Ferrer) se sienten utilizados y despreciados por los mandamases. No así Jo (Camila Luddington) que cada vez avanza mas en su relación con su mentor Alex Karev (Justin Chambers).  Leah pone una denuncia ante Recursos Humanos en la que acusa no a Arizona, sino a Callie de crearle una atmosfera hostil por estar celosa de su breve interludio con la Dra. Robbins.



Hunt, presidiendo a la junta directiva, toma medidas draconianas: se prohíbe toda fraternización romántica o sexual entre jefes y subalternos, a menos que estén ya casados (caso Ben-Miranda). Owen pone a Richard Webber (James Pickens) de “policía de calzones”. El pobre Jefe encuentra en un cuarto de medicinas a Los Avery (semi desnudos) y a Jo y Karev. Se ve obligados a acusarlos. Los Avery se libran de castigo anunciando que están casados, pero Jo y Alex son sancionados.

Furioso Karev les grita a los miembros de la junta que son unos hipócritas. Todos los presentes han tenido sexo y hasta se han casado con gente que conocieron en el hospital. Todo Seattle Grace fue construido sobre relaciones ilícitas (una alusión al legendario amorío del Chief Webber y la madre de Meredith).


Aparte de dar en el clavo, el discurso de Alex encierra la confirmación de  que en “Grey’s Anatomy” sexo y romance son tan trascendentales (mas que en otros dramas médicos) y explica el motivo por el cual  la serie de Shonda Grimes huele tanto a culebrón. Grey´s Anatomy puede verse por el canal SONY del cable latino todos los lunes, con repetición el sábado.